22 December 2014

El 22 de diciembre Lectura Bíblica Diaria



Montañas Santa Rita, Arizona
El 22 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:

Génesis 6 a 8: (Véase Biblia de Estudio del Expositor después de esta porción:)

Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon. Pero el Señor dijo: "Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años." Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra. Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón. Entonces dijo: "Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me arrepiento de haberlos creado!" Pero Noé contaba con el favor del Señor. Ésta es la historia de Noé. Noé era un hombre justo y honrado entre su gente. Siempre anduvo fielmente con Dios. Tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Pero Dios vio que la tierra estaba corrompida y llena de violencia. Al ver Dios tanta corrupción en la tierra, y tanta perversión en la gente, le dijo a Noé: "He decidido acabar con toda la gente, pues por causa de ella la tierra está llena de violencia. Así que voy a destruir a la gente junto con la tierra. Constrúyete un arca de madera resinosa, hazle compartimentos, y cúbrela con brea por dentro y por fuera. Dale las siguientes medidas: ciento cuarenta metros de largo, veintitrés de ancho y catorce de alto. Hazla de tres pisos, con una abertura a medio metro del techo y con una puerta en uno de sus costados. Porque voy a enviar un diluvio sobre la tierra, para destruir a todos los seres vivientes bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra morirá. Pero contigo estableceré mi pacto, y entrarán en el arca tú y tus hijos, tu esposa y tus nueras. Haz que entre en el arca una pareja de todos los seres vivientes, es decir, un macho y una hembra de cada especie, para que sobrevivan contigo. Contigo entrará también una pareja de cada especie de aves, de ganado y de reptiles, para que puedan sobrevivir. Recoge además toda clase de alimento, y almacénalo, para que a ti y a ellos les sirva de comida." Y Noé hizo todo según lo que Dios le había mandado. El Señor le dijo a Noé: "Entra en el arca con toda tu familia, porque tú eres el único hombre justo que he encontrado en esta generación. De todos los animales puros, lleva siete machos y siete hembras; pero de los impuros, sólo un macho y una hembra. Lleva también siete machos y siete hembras de las aves del cielo, para conservar su especie sobre la tierra. Porque dentro de siete días haré que llueva sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y así borraré de la faz de la tierra a todo ser viviente que hice." Noé hizo todo de acuerdo con lo que el Señor le había mandado. Tenía Noé seiscientos años de edad cuando las aguas del diluvio inundaron la tierra. Entonces entró en el arca junto con sus hijos, su esposa y sus nueras, para salvarse de las aguas del diluvio. De los animales puros e impuros, de las aves y de todos los seres que se arrastran por el suelo, entraron con Noé por parejas, el macho y su hembra, tal como Dios se lo había mandado. Al cabo de los siete días, las aguas del diluvio comenzaron a caer sobre la tierra. Cuando Noé tenía seiscientos años, precisamente en el día diecisiete del mes segundo, se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo. Cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra. Ese mismo día entraron en el arca Noé, sus hijos Sem, Cam y Jafet, su esposa y sus tres nueras. Junto con ellos entró toda clase de animales salvajes y domésticos, de animales que se arrastran por el suelo, y de aves. Así entraron en el arca con Noé parejas de todos los seres vivientes; entraron un macho y una hembra de cada especie, tal como Dios se lo había mandado a Noé. Luego el Señor cerró la puerta del arca. El diluvio cayó sobre la tierra durante cuarenta días. Cuando crecieron las aguas, elevaron el arca por encima de la tierra. Las aguas crecían y aumentaban cada vez más, pero el arca se mantenía a flote sobre ellas. Tanto crecieron las aguas, que cubrieron las montañas más altas que hay debajo de los cielos. El nivel del agua subió más de siete metros por encima de las montañas. Así murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales salvajes y domésticos, todo tipo de animal que se arrastraba por el suelo, y todo ser humano. Pereció todo ser que habitaba la tierra firme y tenía aliento de vida. Dios borró de la faz de la tierra a todo ser viviente, desde los seres humanos hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la faz de la tierra. Sólo quedaron Noé y los que estaban con él en el arca. Y la tierra quedó inundada ciento cincuenta días. Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra, y las aguas comenzaron a bajar. Se cerraron las fuentes del mar profundo y las compuertas del cielo, y dejó de llover. Poco a poco las aguas se fueron retirando de la tierra. Al cabo de ciento cincuenta días las aguas habían disminuido. El día diecisiete del mes séptimo el arca se detuvo sobre las montañas de Ararat, y las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas. Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro, esperando a que se secara la tierra. Luego soltó una paloma, para ver si las aguas que cubrían la tierra ya se habían retirado. Pero la paloma no encontró un lugar donde posarse, y volvió al arca porque las aguas aún cubrían la tierra. Noé extendió la mano, tomó la paloma y la metió consigo en el arca. Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma fuera del arca. Caía la noche cuando la paloma regresó, trayendo en su pico una ramita de olivo recién cortada. Así Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado hasta dejar la tierra al descubierto. Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó. Noé tenía seiscientos un años cuando las aguas se secaron. El primer día del primer mes de ese año, Noé quitó la cubierta del arca y vio que la tierra estaba seca. Para el día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya completamente seca. Entonces Dios le dijo a Noé: "Sal del arca junto con tus hijos, tu esposa y tus nueras. Saca también a todos los seres vivientes que están contigo: las aves, el ganado y todos los animales que se arrastran por el suelo. ¡Que sean fecundos! ¡Que se multipliquen y llenen la tierra!" Salieron, pues, del arca Noé y sus hijos, su esposa y sus nueras. Salieron también todos los animales: el ganado, las aves, y todos los reptiles que se mueven sobre la tierra, cada uno según su especie. Luego Noé construyó un altar al Señor, y sobre ese altar ofreció como *holocausto animales puros y aves puras. Cuando el Señor percibió el grato aroma, se dijo a sí mismo: "Aunque las intenciones del ser humano son perversas desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya. Tampoco volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo. "Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches." 

Biblia de Estudio del Expositor


CAPÍTULO 6
(2448 a.C.)
LA MALDAD DE LA HUMANIDAD

     1 y ACONTECIÓ que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas (es probable que los acontecimientos de este Capítulo comenzaron aproximadamente durante la época de Enoc, que fue alrededor de mil años antes del diluvio. Había, sin duda, varios millones de personas sobre la faz de la Tierra en aquel entonces. El Versículo 1 no insinúa que hubieron más nacimientos de niñas que de varones, sino más bien intenta establecer la narración de lo que está por exponerse),
      2 Viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas; se tomaron mujeres de entre todas aquellas que escogieron (los «hijos de Dios» aquí se refiere a los ángeles caídos, que compartieron la suerte de Lucifer, quien encabezó un levantamiento contra Dios en un momento en la eternidad pasada; para estropear el linaje humano por medio del cual finalmente el Mesías vendría, ellos intentarían corromper ese linaje, y al casarse con las «hijas de los hombres,» que por consiguiente produciría una raza impura, por así decirlo, de la cual por lo menos algunos de esta prole resultaron ser «gigantes»; de todos modos, todos los que nacieron de dicha unión estaban manchados; el término «hijos de Dios» en el Antiguo Testamento, por lo menos como se emplea aquí, nunca se usa para referirse a seres humanos, sino siempre para referirse a los ángeles, ya sean justos o caídos [Job 1:6; 2:1]; en su breve Epístola, Judas menciona a estos «ángeles.» Él dijo que «no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia habitación»; luego dice cual fue su pecado: «fueron en pos de la carne extraña contra la naturaleza.» Tocante a esto, Judas también dice que Dios «los ha reservado bajo oscuridad, en prisiones eternas, hasta el juicio del gran día» [Judas, vv. 6-7]).

LA ADVERTENCIA DE DIOS

      3 Y dijo el SEÑOR:  No contenderá Mi Espíritu (el Espíritu Santo) con el hombre para siempre (aquí el SEÑOR está hablando del varón, Adán, y no de la humanidad en general), porque ciertamente él es carne (se refiere a que aunque el primer hombre fue personalmente creado por Dios, todavía era carne, y debido a la Caída finalmente tendría que morir); sin embargo serán sus días ciento veinte años (a partir del tiempo de esta declaración, se le concedería a Adán 120 años para arrepentirse; no hay prueba de tal; muchos creen que estos 120 años se refieren al plazo máximo para arrepentirse antes del diluvio; sin embargo, no tiene nada que ver con el diluvio, como se demostrará más adelante).
      4 Había gigantes en la Tierra en aquellos días (como resultado de la unión de los ángeles caídos y las «hijas de los hombres»); y también después («aquellos días» se refiere a la época anterior al diluvio, entre tanto que «y también después» se refiere al tiempo posterior al diluvio; de hecho, Goliat, al que David mató, era uno de esos ejemplos) que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.  Éstos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre (estos términos, «valientes, varones de renombre» refutan la hipótesis de que estos términos se refieren simplemente al linaje de Set y al linaje de Caín).
      5 Y vio el SEÑOR que la maldad de los hombres era mucha en la Tierra (estos «varones de renombre,» los gigantes, creaban más y más formas de maldad), y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (Debido a esta infestación, el mal comenzó con el proceso mismo del pensamiento, e incorporó a todos los seres humanos; era una acción continua del mal que nunca se aplacaba, y continuó degradándose más).
      6 Y se arrepintió el SEÑOR de haber hecho al hombre en la Tierra (Dios no cambia con respecto a Su Naturaleza; sin embargo, el que el SEÑOR se arrepiente muestra la verdad de que Dios, en conformidad con Su Inmutabilidad, asume una posición de cambio con respecto al hombre cambiado), y Le dolió en Su corazón (no es simplemente una declaración antropomorfa, como algunos lo afirman, sino una declaración verdadera referente a la Naturaleza de Dios; ¡el pecado contrista al SEÑOR!).
      7 Y dijo el SEÑOR:  Raeré de sobre la faz de la Tierra a los hombres que he creado (la maldad del hombre había llegado a ser tan grande, que si Dios no hubiera hecho esto, finalmente el hombre se habría destruido, aunque habría tomado mucho más tiempo. El pecado tiene que ser juzgado e inevitablemente será juzgado); desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; porque Me arrepiento de haberlos hecho (el reino animal se hizo para el hombre, y si el hombre es destruído, no hay más propósito ni motivo para el reino animal; por lo tanto también debe ser destruido).

NOÉ Y EL ARCA

      8 Pero Noé halló Gracia en los ojos del SEÑOR (esta es la primera vez que La Gracia se menciona en la Biblia. La Gracia se refiere a la Bondad de Dios otorgada al hombre que no la merece).
      9 Estas son las generaciones de Noé (el Espíritu Santo destaca esto, porque el linaje de Noé y su familia era perfecto, pues no se había corrompido por la unión de ángeles caídos y mujeres):  Noé fue varón justo, y perfecto en sus generaciones (Noé fue justificado ante Dios por Fe en la Simiente Prometida; porque más tarde Pablo dijo que él era heredero de la Justicia que es por la Fe,[Heb. 11:7]), y caminó Noé con Dios (fue el único hombre sobre la faz de la Tierra en esta época del cual se puede decir esto).
    10 Y engendró Noé tres hijos:  Sem, Cam y Jafet (aprendemos del último Versículo del Capítulo anterior que estos hijos no le nacieron a Noé sino hasta que tenía unos «500 años»).
    11 Y se corrompió la Tierra delante de Dios, y estaba la Tierra llena de violencia (significa que todos eran corruptos en lo que respecta el linaje que resultó de la unión de ángeles caídos y mujeres).
    12 Y miró Dios la Tierra, y he aquí que estaba corrompida («Miró Dios» denota una observación especial, como si Él inició una búsqueda sobre su verdadera condición [Sal. 14:2; 33:13-14]; porque toda carne había corrompido su camino sobre la Tierra (el linaje de la raza entera, estaba estropeado debido a la unión de ángeles caídos y mujeres. Este fue el plan de Satanás para evitar que el Redentor viniera al mundo, lo que podría lograrse con un linaje incorrupto. Aparte de Noé y su familia, toda la raza humana estaba contaminada).
    13 Y dijo Dios a Noé:  El fin de toda carne ha venido delante de Mí (el SEÑOR había mirado a fondo la situación); porque la Tierra está llena de violencia a causa de ellos (el Hebreo dice: «Porque la Tierra estaba llena de violencia que emanaba de sí mismos»; la idea es, que entendían lo que hacían, y por eso desafiaron a Dios para que los detuviera); y he aquí, voy a destruirlos juntamente con la Tierra (¡Dios no tuvo otra opción! de no ser por Noé, la raza humana hubiera dejado de existir y este mundo hubiera vuelto a un estado «desolado y vacío, y las tinieblas...sobre la faz del abismo» [Gén. 1:2]).
    14 Hazte un Arca de madera de gofer (el Arca era un Tipo de Cristo); harás aposentos en el Arca y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.
    15 Y de esta manera la harás:  de trescientos codos la longitud del Arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura (usando 44.72 centímetros [18 pulgadas] al codo, sería de 137.16 metros [450 pies] de largo, 22.86 metros [75 pies] de ancho y 13.72 metros [45 pies] de alto).
    16 Una ventana harás al Arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del Arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero (las palabras Hebreas traducidas «ventana» y «puerta» tienen un significado distinto de lo que aparentan; por ejemplo, la palabra «ventana» obviamente era un medio, no sólo para iluminar el Arca, sino también para ventilarla; posiblemente era un espacio abierto cerca de 44.72 centímetros [18 pulgadas] de alto, con un larguero a todo el derredor del Arca, facilitando suficiente provisión de aire, y era protegido por el alero que salía del techo; además, se cree posible que la «puerta» se extendía a los tres pisos o plantas. El Arca probablemente hubiera desplazado unas 30.000 toneladas o más de agua; por consiguiente, era una embarcación enorme).
    17 Y Yo, he aquí que Yo traigo un diluvio de aguas sobre la Tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la Tierra morirá (se refiere a todas esas cosas, con excepción de los peces en la mar [v. 20]).
    18 Pero estableceré Mi Pacto contigo (es la primera vez que la palabra «Pacto» aparece en la Biblia. Se refiere al Pacto de la Simiente Prometida [Gén. 3:15]); y entrarás en el Arca, tú, y tus hijos, y tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo (esto indica el hecho de que toda su familia fue salva).
    19 Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el Arca, para conservarles la vida contigo; macho y hembra serán (los Científicos declaran que las especies distintas de animales cuadrúpedos son unas 250; si se duplica este número, y una cierta proporción multiplicada por 7 por los animales limpios, y si se le añade y se le asigna un tercio de metro cúbico [12 pies cúbicos] a cada animal y a cada ave, el número total de metros cúbicos utilizados sumaría a casi 28,217 metros cúbicos [un millón de pies cúbicos], quedando unos 56,634 metros cúbicos [dos millones de pies cúbicos] para las provisiones; debe ser obvio que hubo abundancia de espacio en el Arca para sus habitantes).
    20 De las aves según su especie, y del ganado según su especie, de todo reptil de la Tierra según su especie, dos de cada especie vendrán a ti, para que les conserves la vida (creo que es obvio, que la frase, «entrarán contigo», es que el Espíritu del SEÑOR ocasionó que estos animales y aves vinieran y entraran con Noé).
    21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo; para que te sirva de alimento a ti y a ellos (sin saber cuánto tiempo las aguas del diluvio permanecerían en la Tierra, al parecer Noé llenó la nave hasta estar repleta de provisiones).
    22 Y así lo hizo Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó (¡no hay nada más sobresaliente que se pueda decir de cualquier hombre!).

CAPÍTULO 7
(2349 a.C.)
EL MANDATO DE DIOS
PARA ENTRAR AL ARCA

     1 y EL SEÑOR dijo a Noé:  Ven tú y toda tu casa y entra al Arca (la Epístola a los Hebreos dice que Noé preparó el Arca porque creyó la advertencia Divina; además, las palabras cuando Jehová dijo:  «Ven tú», como las empleó el SEÑOR, indica el hecho de que Dios es el Primero en el Arca; si Él hubiera estado afuera, habría dicho, «¡Entra al Arca!»); porque a ti he visto justo delante de Mí en esta generación (esto se refiere a la Fe de Noé en el Redentor venidero, porque es la única Fe que Dios reconoce; Pablo escribió de él: «Y fue hecho heredero de la Justicia que es por la Fe» [Heb. 11:7]; la Fe de la cual se refiere aquí habla de Cristo y lo que Él haría en la Cruz; Noé solo tenía un vislumbre de esa época venidera, pero, tan vago como fuera, él puso su pasado, presente y futuro en la Promesa de Dios que enviaría la «Simiente»).
      2 De todo animal limpio te tomarás de siete en siete, macho y su hembra; pero de los animales que no son limpios, dos, macho y su hembra.
      3 También de las aves de los cielos de siete en siete, macho y hembra; para conservar viva la simiente sobre la faz de toda la Tierra (esto no se refiere a la Ley Levítica, que no sería dada por otros 900 años; probablemente los animales limpios mencionados procedían de aquellos de la época de Adán y Abel, como se habían ofrecido en sacrificio; y así, se hizo provisión para el sacrificio de Noé cuando las aguas bajaran y él saliera del Arca).
      4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la Tierra cuarenta días y cuarenta noches (el mandato de entrar al Arca fue dado una semana antes de que empezasen las lluvias — lluvia tal como el mundo jamás había visto); y raeré toda sustancia viviente que Yo hice de sobre la faz de la Tierra.
      5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó el SEÑOR (esta es la segunda vez que el Espíritu Santo por medio de Moisés habla de la obediencia de Noé).

EL PRINCIPIO DEL DILUVIO

      6 Y era Noé de seiscientos años, cuando el diluvio de las aguas vino sobre la Tierra (este Versículo verifica que los 120 años de Génesis 6:3 no tenían nada que ver con el límite de tiempo hasta el diluvio; de hecho, la Biblia no dice cuánto tiempo transcurrió desde que se le advirtió al pueblo; el número seis es por lo general un símbolo Bíblico de sufrimiento; en el Apocalipsis, el sexto sello, la sexta trompeta y la sexta copa introducen períodos críticos de aflicción).
      7 Y entró Noé, y sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos con él al Arca, a causa de las aguas del diluvio (en cuanto a esta época, Pablo dice en Hebreos 11:7 que actuaron «movidos por el temor e impulsados por la fe»).
      8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la Tierra.
      9 De dos en dos entraron a Noé en el Arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé (únicamente el poder Divino logró la entrada oportuna y ordenada de las criaturas a esta enorme nave).
    10 Y sucedió que después de siete días las aguas del diluvio fueron sobre la Tierra (lo que Noé había predicado por varios años ya era una realidad).
    11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas (el agua venía de arriba y de abajo; además, algunos Científicos creen, y con toda razón, que las aguas vinieron de la Tierra con tanta fuerza, que sólo se habría requerido unos pocos días para abrir el Gran Cañón y otras cosas semejantes).
    12 Y hubo lluvia sobre la Tierra cuarenta días y cuarenta noches (la traducción literal en Hebreo es, «Y hubo lluvia violenta»).
    13 En este mismo día entró Noé, y Sem, y Cam y Jafet, hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos con él en el Arca (el día que empezaron las lluvias Noé y su familia entraron al Arca).
    14 Ellos y todos los animales salvajes según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la Tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro, toda especie de aves.
    15 Y vinieron a Noé al Arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida (el SEÑOR motivó a estos animales a entrar al Arca).
    16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; Y el SEÑOR le cerró la puerta (en este Versículo se presenta claramente el contraste entre los dos nombres de la Deidad se presenta aquí más lucidamente; solo en este Versículo, se usa tanto «Dios» como el «SEÑOR». «Elojím» es Quien ordena a Noé en cuanto a los animales; es «Jehová», el Dios de los Pactos, Quien asegura su protección al cerrar tras Él la puerta del Arca. Nada puede expresar más plenamente la seguridad perfecta del Creyente en Cristo que aquellas palabras: «Jehová le cerró la puerta»).
    17 Y fue el diluvio cuarenta días sobre la Tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el Arca, y se elevó sobre la Tierra (donde fuese que Noé construyó el Arca, llegaron las aguas del diluvio, y comenzó a flotar).
    18 Y prevalecieron las aguas, y crecieron en gran manera sobre la Tierra; y flotaba el Arca sobre la faz de las aguas (probablemente se refiere a que los mofadores se jactaban de que las aguas bajarían y nunca llegarían a un punto extremo; sin embargo las aguas subieron y prevalecieron).
    19 Y las aguas prevalecieron mucho en extremo sobre la Tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos (aquéllos que habitaban en las cumbres de las montañas más elevadas perecieron igualmente como los que vivían en los valles más profundos; no hubo diferencia; muchos de los que viven en la cumbre de la moralidad se sienten seguros del juicio de fuego que está por venir, y sienten lástima de los que viven en las profundidades del vicio; pero sin Cristo, todos pereceremos).
    20 Quince codos en alto (sobre las montañas más altas) prevalecieron las aguas; y fueron cubiertos los montes (muchos Eruditos creen que antes del diluvio la montaña más alta del mundo era de aproximadamente 3.048 metros [10.000 pies] o menos, de altura; «el romperse del gran abismo» cambió mucha de la topografía del mundo, creando enormes cañones y, a la vez, enormes montañas).
    21 Y murió toda carne que se mueve sobre la Tierra, así de aves como de ganado, y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la Tierra, y todo hombre (los peces no fueron destruidos).
    22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, de todo lo que había en la tierra, murió (ni una ola de ese juicio alcanzó a Noé; él estaba absolutamente a salvo; Noé no podía perecer porque el Arca no podía perecer; el Arca no podía perecer porque Jehová estaba en el Arca; en efecto, el Arca era Cristo; por lo tanto, Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo).
    23 Así fue destruida toda sustancia que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la Tierra; y quedó solamente Noé, y lo que con él estaba en el Arca (sólo los que están «en Cristo» son salvos. No hay excepción [Jn. 3:16]).
    24 Y prevalecieron las aguas sobre la Tierra ciento cincuenta días.

CAPÍTULO 8
(2348 a.C.)
LAS AGUAS RETROCEDEN

      1 y SE acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las criaturas salvajes que estaban con él en el Arca (la idea, tal como se indica aquí, de que Dios se acordó, no significa que Dios se había olvidado o que podía olvidarse; simplemente significa que ahora prestará Su atención a lo que se trata en el momento, ya sea juicio o bendición); e hizo pasar Dios un viento sobre la Tierra, y disminuyeron las aguas (con respecto a esto, Mackintosh dice: «Bien, se cree que Enoc es una figura de la Iglesia que será quitada antes de que el mal humano alcance su punto culminante, y antes de que el Juicio Divino caiga sobre ella; Noé, en cambio, es una figura del remanente de Israel, que pasará por las aguas profundas de la aflicción y del fuego de juicio, y será conducido al disfrute pleno del gozo Milenario, en virtud del Pacto perpetuo de Dios»).
      2 Se cerraron las fuentes del abismo, y las ventanas de los cielos; y la lluvia de los cielos cesó (las dos palabras en este Versículo, «fuentes» y «ventanas», nos declaran la terrible intensidad del diluvio; fue probablemente de tal magnitud que literalmente cambió gran parte de la estructura de este mundo).
      3 Y poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la Tierra; y decrecieron las aguas al cabo de ciento cincuenta días (mientras al SEÑOR Le tomó sólo un día para maniobrar cuando ordenó que las aguas cubrieran la Tierra durante la creación [Gén. 1:6-8], tomó mucho más tiempo para el diluvio en la época de Noé; mientras que el pecado fue lo que causó los dos diluvios, el primero fue por la rebelión de los Ángeles y el segundo por la rebelión de los hombres. Esto muestra que la rebelión provocada por los hombres requiere mucho más atención del SEÑOR; ¿y por qué? Dios le dio más dominio a Adán, es decir, a la humanidad, que a la creación Angelical).
      4 Y se posó el Arca en el mes séptimo, a diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat (observe los siguientes hechos notables:  «En el día diecisiete de Abib (Abril) el Arca reposó sobre el Monte Ararat; en el día diecisiete de Abib los Israelitas cruzaron el Mar Rojo; en el día diecisiete de Abib, Cristo, nuestro SEÑOR, resucitó de entre los muertos»).
      5 Y las aguas siguieron disminuyendo hasta el mes décimo. En el décimo, el primer día del mes, se vieron las cumbres de las montañas (desde el tiempo que el Arca halló un lugar de descanso sobre el Monte Ararat hasta que se vieron las montañas, pasaron tres meses).
      6 Y sucedió que, al cabo de cuarenta días, abrió Noé la ventana del Arca que había hecho (Noé y Dios habían habitado juntos en el Arca por un año solar completo, es decir, desde el decimoséptimo día del segundo mes hasta el vigésimo séptimo día del mes correspondiente del año siguiente — trescientos sesenta y cinco días),
      7 Y envió al cuervo, el cual salió, y estuvo volando de un lado a otro hasta que las aguas se secaron de sobre la tierra (el cuervo voló y no regresó).
      8 Envió también de sí a la paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra;
      9 Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y se volvió a él al Arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la Tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el Arca. (Mientras que eran visibles las cumbres de ciertas montañas, aún, todavía era un lugar de muerte en vez de vida; la paloma no encontraba descanso en dicho espacio, buscando un lugar limpio, por lo que regresa al Arca.)
    10 Y esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del Arca.
    11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; Y he aquí que traía en su pico una hoja de oliva; entonces Noé se dio cuenta de que las aguas se habían retirado de sobre la Tierra.
    12 Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él (la paloma no regresó, porque esta vez, sin duda, encontró un buen lugar de descanso, lo que significa que las aguas habían bajado).
    13 Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé (la edad de Noé), en el mes primero, el día primero del mes, se secaron las aguas sobre la Tierra  y quitó Noé la cubierta del Arca y miró, y he aquí, estaba seca la faz de la tierra (esto se refiere solamente a su superficie. Habría unos 57 ó 58 días más, según el siguiente Versículo, para completar un año solar de 365 días, desde el momento en que comenzó el diluvio hasta que estuvo suficientemente seco).
    14 Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la Tierra.

SALIDA DEL ARCA

    15 Y habló Dios a Noé diciendo (de esta breve Escritura se entiende que Noé esperó en el SEÑOR; no hizo nada precipitadamente):
    16 Sal del Arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo (al estar en el Arca con Noé, le dijo: «Sal del Arca»).
    17 Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de animales y de todo reptil que se arrastra sobre la Tierra; sacarás contigo; y vayan por la Tierra, y fructifiquen, y multiplíquense sobre la Tierra (declara el hecho de que el diluvio fue universal).
    18 Entonces salió Noé, y sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos con él.
    19 Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la Tierra según sus especies, salieron del Arca (la idea es, que los animales no salieran del Arca en confusión, o al azar, sino en forma ordenada, cada uno clasificándose en su propia especie).

EL SACRIFICIO DE NOÉ

    20 Y edificó Noé un Altar al SEÑOR y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció Holocausto en el Altar (la civilización, que surgió de los hijos de Noé, tiene su fundamento en la Cruz de Cristo, es decir, «el Altar»).
    21 Y percibió el SEÑOR olor grato (el quemar del Sacrificio fue grato al SEÑOR, porque hablaba del Redentor venidero, Quien levantaría al hombre del cenagal de maldad); y dijo el SEÑOR en Su Corazón:  No volveré más a maldecir la Tierra a causa del hombre (la «maldición» de la cual Dios habla aquí se refiere al hecho de que Él no volverá a destruir la Tierra otra vez con un diluvio); porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo viviente, como he hecho (significa que Dios tomará en cuenta los resultados de la Caída, de los cuales en ese momento el hombre no tiene ningún control; no obstante, hay un remedio, que es el Altar, es decir, «la Cruz»).
    22 Mientras la Tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, no cesarán (esta Promesa aquí es que las temporadas del año seguirán por siempre, igualmente como la Tierra).
 





Salmo 73:
En verdad, ¡cuán bueno es Dios con Israel, con los puros de corazón! Yo estuve a punto de caer, y poco me faltó para que resbalara. Sentí envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de esos malvados. Ellos no tienen ningún problema; su cuerpo está fuerte y saludable. Libres están de los afanes de todos; no les afectan los infortunios humanos. Por eso lucen su orgullo como un collar, y hacen gala de su violencia. ¡Están que revientan de malicia, y hasta se les ven sus malas intenciones! Son burlones, hablan con doblez, y arrogantes oprimen y amenazan. Con la boca increpan al cielo, con la lengua dominan la tierra. Por eso la gente acude a ellos y cree todo lo que afirman. Hasta dicen: "¿Cómo puede Dios saberlo? ¿Acaso el Altísimo tiene entendimiento?" Así son los impíos; sin afanarse, aumentan sus riquezas. En verdad, ¿de qué me sirve mantener mi corazón limpio y mis manos lavadas en la inocencia, si todo el día me golpean y de mañana me castigan? Si hubiera dicho: "Voy a hablar como ellos", habría traicionado a tu linaje. Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será el destino de los malvados: En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo, y los empujas a su propia destrucción. ¡En un instante serán destruidos, totalmente consumidos por el terror! Como quien despierta de un sueño, así, Señor, cuando tú te levantes, desecharás su falsa apariencia. Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia! Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna. Perecerán los que se alejen de ti; tú destruyes a los que te son infieles. Para mí el bien es estar cerca de Dios. para contar todas sus obras.

Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: "Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. "Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. "¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? "Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. "Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. "No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. "Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. "La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: Dame, dame. "Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. "Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. "Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. "Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: Nada malo he cometido. "Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. "Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. "Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. "Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando."
El Libro de Primera Corintios Capítulo 3 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
CAPÍTULO 3
(59 d.C.)
LA CONDICIÓN CARNAL
DE manera que yo, Hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales (una reprensión solemne; eran carnales porque habían cambiado su Fe en la Cruz por otras cosas), como a niños en Cristo. (Bastante irónico, se dice de las personas que se consideran gigantes espirituales.)
2 Os di a beber leche, y no vianda (debido a su carnalidad): porque hasta ahora no podíais, ni aún podéis ahora. (Eran todavía inmaduros en lo espiritual. Cesó su crecimiento espiritual.)
3 Porque todavía sois carnales (en la versión breve, la carnalidad es la colocación de la fe en algo que no es la Cruz; en otras palabras, hace nulo la Cruz de Cristo [1:17]): pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? (Actuaban y hablaban del mismo modo como actúan y hablan los hombres del mundo; en otras palabras, como el inconverso.)
4 Porque diciendo el uno, Yo cierto soy de Pablo; y el otro, Yo de Apolos; ¿no sois carnales? (Es el espíritu sectario, que ha destrozado a tantas Iglesias.)
COLABORADORES
5 ¿Qué pues es Pablo y qué es Apolos (la idea es que estos hombres, aunque muy usados por Dios, eran solamente hombres), sino Ministros por los cuales habéis creído (mejor traducido, “Mediante los cuales ustedes creyeron”), y eso según que a cada uno ha concedido el Señor? (Cualesquiera que sean los Dones que cada Predicador tenía, éstos fueron dados por el Señor, y no eran resultado de sus propias capacidades o méritos.)
6 Yo planté (se refiere a Pablo que fue de por sí el fundador de la Iglesia bajo Cristo), Apolos regó (el fortalecimiento de la Fe de las Iglesias indecisas); mas Dios ha dado el crecimiento (a las almas y su Crecimiento Espiritual).
7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega (el plantador y el regador no son nada en comparación al Señor); sino Dios Que da el crecimiento. (El hombre por su propia habilidad no puede causar el crecimiento, no importa cuánto él planta o riega, hablando en lo espiritual.)
8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa (significa literalmente en el Griego, “una cosa”): aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. (Pablo no dijo, “según su propio éxito,” sino más bien “labor.” Dios no nos ha llamado para tener éxito, sino que nos ha llamado para que seamos Fieles.)
9 Porque nosotros colaboradores somos de Dios (la Labor en la cosecha): vosotros labranza de Dios sois (el campo de Dios, la tierra cultivada de Dios), edificio de Dios sois (la Viña).
10 Conforme a la Gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto (en esencia, Pablo, bajo Cristo, fundó la Iglesia) puse el fundamento (Jesucristo y Él Crucificado), y otro edifica encima (todos los Predicadores siguientes a partir de aquel entonces, hasta este mismo momento, y han edificado sobre este Fundamento). Empero cada uno vea como sobreedifica. (Todos deben Predicar la misma Doctrina que Pablo Predicó, en esencia, “Jesucristo y Él Crucificado.”)
EL FUNDAMENTO
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto (algo que no es la Cruz es otro fundamento y, por lo tanto, es inaceptable al Señor), el cual es Jesucristo (Quien Él es, la manifestación de Dios en la carne, y Lo que Él hizo, la Redención por medio de la Cruz).
12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas (Pablo usa símbolos; los primeros tres son materiales que resistirán la prueba de fuego, simbólico de la Palabra de Dios que es el Estándar), madera, heno, hojarasca (no resistirá la prueba de fuego);
13 La obra de cada uno será manifestada (en el Tribunal de Cristo): porque el día la declarará (el tiempo del Tribunal de Cristo), porque por el fuego será manifestada (el fuego de la Palabra de Dios); y la obra de cada uno cual sea, el fuego hará la prueba. (“Fuego” en el Griego es “puri,” y se refiere a la habilidad de Cristo, Quien será el Juez y Quien ve a través de todo lo que hacemos [Apoc. 2:18]. ¡Él Solo conoce nuestros mismos motivos!)
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó (suponiendo que es cierto), recibirá recompensa (lo que será eterno, aunque no nos diga lo que será).
15 Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida (la pérdida de recompensa, pero no de la Salvación): él empero será salvo; mas así como por fuego. (En realidad, significa que la persona es salva “a pesar del fuego.” Aunque el fuego de la Palabra de Dios sin duda alguna quemará las obras impropias, no tocará nuestra Salvación, que está en Cristo y la Cruz.)
EL TEMPLO
16 ¿No sabéis que sois Templo de Dios (donde permanece el Espíritu Santo), y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (Hace del Creyente Nacido de Nuevo Su vivienda permanente.)
17 Si alguno violare el Templo de Dios (nuestros cuerpos físicos deben ser un Sacrificio vivo, lo que significa que permanecemos Santos al hacer siempre la Cruz el Objeto de nuestra Fe [Rom. 12:1]), Dios destruirá al tal (al no desempeñar en el Orden Prescrito de Dios [la Cruz], deja al Creyente expuesto a Satanás, que causará por último la destrucción); porque el Templo de Dios, el cual sois vosotros, Santo es. (Somos “Santos” en virtud de estar “en Cristo.” Permanecemos Santos por la Obra del Espíritu Santo, Quien exige que nuestra Fe siempre esté en la Cruz, lo cual ha hecho todo esto posible.)
18 Nadie se engañe a sí mismo (lo que es posible, o la amonestación no se hubiera dado). Si alguno entre vosotros parece ser sabio en este siglo (no tiene la intención de denigrar la educación, sino más bien para describir la Verdad de que no puede tener un encuentro con Dios y Sus Caminos por medio de la sabiduría de este mundo, es decir, la educación superior, etc.), hágase simple (permita a la persona aceptar al Señor como su Salvador, y luego ir a la Palabra de Dios para instruirse en el Señor, lo que el mundo piensa que es una tontería), para ser sabio (tiene que ver con la sabiduría Verdadera).
19 Porque la sabiduría de este mundo es necedad para con Dios (porque está todo equivocado). Pues escrito está (Job 5:13), El Que prende a los sabios en la astucia de ellos. (Dios procurará que estas personas caigan en la trampa que ellos preparan para otras personas.)
20 Y otra vez (Sal. 94:11), El Señor conoce los pensamientos de los sabios (los sabios mundanos), que son vanos (naderías vacías).
21 Así que ninguno se gloríe en los hombres (sino más bien en el Señor). Porque todo es vuestro (todo lo que Dios da está disponible a cada uno de los Creyentes, siempre que sea la Voluntad de Dios; Dios no hace acepción de personas);
22 Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir (el Señor Gobierna todo); todo es vuestro (nada nos puede acontecer, a menos que el Señor dirija la acción);
23 Y vosotros de Cristo (somos comprados por un precio, la Cruz); y Cristo de Dios (se refiere a lo que Cristo ha hecho para Redimir a la humanidad mediante la Cruz, lo que era el Plan de Dios [I Ped. 1:18-20]).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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