El 13 de Abril Lectura Bíblica Diaria
El 13 de Abril Lectura Bíblica Diaria:
Zacarías 14 a Malaquías 2:
"¡Jerusalén! Viene un día para el Señor cuando tus despojos serán repartidos en tus propias calles. Movilizaré a todas las naciones para que peleen contra ti. Te conquistarán, saquearán tus casas y violarán a tus mujeres. La mitad de tus habitantes irá al exilio, pero el resto del pueblo se quedará contigo. Entonces saldrá el Señor y peleará contra aquellas naciones, como cuando pelea en el día de la batalla. "En aquel día pondrá el Señor sus pies en el monte de los Olivos, que se encuentra al este de Jerusalén, y el monte de los Olivos se partirá en dos de este a oeste, y formará un gran valle, con una mitad del monte desplazándose al norte y la otra mitad al sur. Ustedes huirán por el valle de mi monte, porque se extenderá hasta Asal. Huirán como huyeron del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el Señor mi Dios, acompañado de todos sus fieles. "En aquel día no habrá luz, ni hará frío. Será un día excepcional, que sólo el Señor conoce: no tendrá día ni noche, pues cuando llegue la noche, seguirá alumbrando la luz. "En aquel día fluirá agua viva desde Jerusalén, tanto en verano como en invierno. Y una mitad correrá hacia el Mar Muerto, y la otra hacia el mar Mediterráneo. El Señor reinará sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será el único Dios, y su nombre será el único nombre. "Desde Gueba hasta Rimón, al sur de Jerusalén, todo el país se volverá un desierto. Pero Jerusalén se levantará y permanecerá en su lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el sitio de la puerta Primera, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Jananel hasta los lagares del rey. Jerusalén volverá a ser habitada, tendrá tranquilidad, y nunca más será destruida. "Ésta es la plaga con la que el Señor herirá a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: Se les pudrirá la carne en vida, se les pudrirán los ojos en las cuencas, y se les pudrirá la lengua en la boca. En aquel día el Señor los llenará de pánico. Cada uno levantará la mano contra el otro, y se atacarán entre sí. También Judá peleará en Jerusalén, y se recogerán las riquezas de todas las naciones vecinas, y grandes cantidades de oro y plata y de ropa. Una plaga semejante herirá también a caballos y mulos, camellos y asnos, y a todo animal que esté en aquellos campamentos. "Entonces los sobrevivientes de todas las naciones que atacaron a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, al Señor Todopoderoso, y para celebrar la fiesta de las Enramadas. Si alguno de los pueblos de la tierra no sube a Jerusalén para adorar al Rey, al Señor Todopoderoso, tampoco recibirá lluvia. Y si el pueblo egipcio no sube ni participa, tampoco recibirá lluvia. El Señor enviará una plaga para castigar a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Enramadas. ¡Así será castigado Egipto, y todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Enramadas! "En aquel día los cascabeles de los caballos llevarán esta inscripción: Consagrado al Señor. Las ollas de cocina del templo del Señor serán como los tazones sagrados que están frente al altar del sacrificio. Toda olla de Jerusalén y de Judá será consagrada al Señor Todopoderoso, y todo el que vaya a sacrificar tomará algunas de esas ollas y cocinará en ellas. En aquel día no habrá más mercaderes en el templo del Señor Todopoderoso."
Malaquías 1 y 2: Esta profecía es la palabra del Señor dirigida a Israel por medio de Malaquías. "Yo los he amado", dice el Señor. " ¿Y cómo nos has amado?, replican ustedes. "¿No era Esaú hermano de Jacob? Sin embargo, amé a Jacob pero aborrecí a Esaú, y convertí sus montañas en desolación y entregué su heredad a los chacales del desierto." Edom dice: "Aunque nos han hecho pedazos, reconstruiremos sobre las ruinas." Pero el Señor Todopoderoso dice: "Ustedes podrán reconstruir, pero yo derribaré. Serán llamados territorio malvado, pueblo contra el cual siempre estará indignado el Señor. Ustedes lo verán con sus propios ojos y dirán: ¡Se ha engrandecido el Señor aun más allá de las fronteras de Israel! "El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi nombre. "Y encima preguntan: ¿En qué hemos despreciado tu nombre? "Pues en que ustedes traen a mi altar alimento mancillado. "Y todavía preguntan: ¿En qué te hemos mancillado? "Pues en que tienen la mesa del Señor como algo despreciable. Ustedes traen animales ciegos para el sacrificio, y piensan que no tiene nada de malo; sacrifican animales cojos o enfermos, y piensan que no tiene nada de malo. ¿Por qué no tratan de ofrecérselos a su gobernante? ¿Creen que estaría él contento con ustedes? ¿Se ganarían su favor? dice el Señor Todopoderoso. "Ahora pues, traten de apaciguar a Dios para que se apiade de nosotros. ¿Creen que con esta clase de ofrendas se van a ganar su favor? dice el Señor Todopoderoso. ¡Cómo quisiera que alguno de ustedes clausurara el templo, para que no encendieran en vano el fuego de mi altar! No estoy nada contento con ustedes dice el Señor Todopoderoso, y no voy a aceptar ni una sola ofrenda de sus manos. Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones dice el Señor Todopoderoso. Pero ustedes lo profanan cuando dicen que la mesa del Señor está mancillada y que su alimento es despreciable. Y exclaman: ¡Qué hastío! Y me tratan con desdén dice el Señor Todopoderoso. ¿Y creen que voy a aceptar de sus manos los animales lesionados, cojos o enfermos que ustedes me traen como sacrificio? dice el Señor. "¡Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado! Porque yo soy el gran rey dice el Señor Todopoderoso, y temido es mi nombre entre las naciones. "Ahora, pues, este mandato es para ustedes, los sacerdotes. Si no me hacen caso ni se deciden a honrar mi nombre dice el Señor Todopoderoso, les enviaré una maldición, y maldeciré sus bendiciones. Ya las he maldecido, porque ustedes no se han decidido a honrarme. "Por esto, voy a reprender a sus descendientes. Les arrojaré a la cara los desperdicios de los sacrificios de sus fiestas, y los barreré junto con ellos. Entonces sabrán que les he dado este mandato, a fin de que continúe mi *pacto con Leví dice el Señor Todopoderoso. Mi pacto con él era de vida y paz, y se las di; era también de temor, y él me temió, y mostró ante mí profunda reverencia. En su boca había instrucción fidedigna; en sus labios no se encontraba perversidad. En paz y rectitud caminó conmigo, y apartó del pecado a muchos. "Los labios de un sacerdote atesoran sabiduría, y de su boca los hombres buscan instrucción, porque es mensajero del Señor Todopoderoso. Pero ustedes se han desviado del camino y mediante su instrucción han hecho tropezar a muchos; ustedes han arruinado el pacto con Leví dice el Señor Todopoderoso. Por mi parte, yo he hecho que ustedes sean despreciables y viles ante todo el pueblo, porque no han guardado mis caminos sino que han mostrado parcialidad en cuestiones de la ley." ¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos creó un solo Dios? ¿Por qué, pues, profanamos el pacto de nuestros antepasados al traicionarnos unos a otros? Judá ha sido traicionero. En Israel y en Jerusalén se ha cometido algo detestable: al casarse Judá con la hija de un dios extraño, ha profanado el santuario que el Señor ama. En cuanto al hombre que haga eso, quienquiera que sea, que el Señor Todopoderoso lo excluya de los campamentos de Jacob, aun cuando le lleve ofrendas. Otra cosa que ustedes hacen es inundar de lágrimas el altar del Señor; lloran y se lamentan porque él ya no presta atención a sus ofrendas ni las acepta de sus manos con agrado. Y todavía preguntan por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto. ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuídense ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud. "Yo aborrezco el divorcio dice el Señor, Dios de Israel, y al que cubre de violencia sus vestiduras", dice el Señor Todopoderoso. Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros. Ustedes han cansado al Señor con sus palabras. Y encima preguntan: "¿En qué lo hemos cansado?" En que dicen: "Todo el que hace lo malo agrada al Señor, y él se complace con ellos"; y murmuran: "¿Dónde está el Dios de justicia?"
Salmo 121:
A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
Proverbios 25:
Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes como alto es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la plata, y de allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia del rey al malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille ante gente importante. no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que te oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada. Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca son las buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, contaminado pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien comer mucha miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.
El Libro de Primera de Corintios Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
CORINTIOS
CAPÍTULO 11
(59 d.C.)
ADMONICIÓN
SED seguidores (imitadores) de mi ejemplo, así como yo de Cristo. (Los que imitan a Cristo tienen el derecho de pedir a los demás que les imiten.)
2 Y os alabo, Hermanos, que en todo os acordáis de mí (Pablo estaba dando gracias a los Corintios por haber pedido su Consejo), y retenéis las Instrucciones mías, de la manera que os enseñé (el Cuerpo entero de la Verdad del Evangelio).
3 Mas quiero que sepáis, que Cristo es la Cabeza de todo varón (se refiere a la autoridad); y el varón es la Cabeza de la mujer (pertenece al modelo creador); y Dios la Cabeza de Cristo (se refiere a dos personas separadas y distintas [I Tim. 2:5]).
REGULACIONES
4 Todo varón que ora o Profetiza (se refiere al Don de la Profecía o de la Predicación [I Cor. 12:10]) cubierta la cabeza, afrenta su Cabeza (deshonra a Cristo; describe una cubierta de otra manera que Cristo).
5 Mas toda mujer que ora o Profetiza (las mujeres oraron y Predicaron en la Iglesia, o por dondequiera) no cubierta su cabeza, afrenta su Cabeza (describe el hecho de que, debido al modelo de la Creación, la mujer debe tener cabello largo, por lo menos más largo que el del hombre): porque lo mismo eso sería como si se hubiera rapado la cabeza. (Algunas mujeres en esa época se hacían afeitar sus cabezas como castigo de prostitución o de adulterio. El Apóstol está diciendo que las mujeres Cristianas no deben insistir por sus derechos hasta llegar al extremo en que llegan a parecerse como lo peor del mundo.)
6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que se corte todo el cabello (en efecto, dice, "si la mujer quiere llevar el pelo corto como un hombre, ¿por qué no ir hasta el final y raparse?"): y si es deshonroso a la mujer cortarse o raerse el cabello, que se cubra. (Si ella no quiere parecer como adúltera, permítale que se cubra, es decir, "tener cabello largo.")
7 Porque el varón no ha de cubrir la cabeza (durante la oración o la Predicación), porque es Imagen y Gloria de Dios: mas la mujer es Gloria del varón. (Se refiere al hecho de que Eva no era "la Imagen y Gloria de Dios" en el mismo sentido que Adán.)
8 Porque el varón no es de la mujer (Adán en ninguna manera fue derivado de la mujer); sino la mujer del varón. (En realidad, la mujer fue derivada del hombre por el Poder de Dios.)
9 Porque tampoco el varón fue creado por causa de la mujer; sino la mujer por causa del varón. (Probablemente debiera traducirse, "porque también el hombre no fue creado a causa de la mujer; al contrario, la mujer a causa del hombre.")
10 Por lo cual (de nuevo se refiere al modelo creador de que "la mujer es para el hombre"), la mujer debe tener señal de potestad sobre su cabeza (cabello largo, es decir, "autoridad"), por causa de los Ángeles. (Tiene que ver con la sumisión de ella al Plan de Dios como un recuerdo constante a los Ángeles caídos, quienes se rebelaron contra el Plan de Dios y la Revolución encabezada por Lucifer, lo que sucedió mucho antes de Adán.)
11 Mas ni el varón sin la mujer (necesita la mujer), ni la mujer sin el varón (la mujer también necesita al hombre), en el Señor. (Ésta es la manera que el Señor creó el modelo original, y exige que se continúe.)
12 Porque como la mujer es del varón (Eva fue creada originariamente de Adán [Gén. 2:21-22]), así también el varón es por la mujer (por medio del nacimiento natural); empero todo de Dios. (Todo está en equilibrio, que significa que el hombre no es más importante que la mujer, ni la mujer más que el hombre.)
13 Juzgad vosotros mismos (se refiere al sentido común): ¿es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (No se refiere tanto a un sombrero como al cabello largo, o por lo menos al cabello que es más largo que el del hombre.)
14 La misma naturaleza ¿no os enseña que para el hombre es deshonra tener cabello largo? (Un hombre que lleva el cabello largo, en realidad no está de acuerdo con la naturaleza del hombre.)
15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso (es una manera de decir que tal manifiesta la sumisión voluntaria de la mujer a la Voluntad de Dios): porque en lugar de velo le es dado el cabello. (Señala a la idea de que el hombre es la cabeza o la cubierta de protección de la mujer bajo Cristo.)
16 Con todo eso, si alguno parece ser contencioso (se refiere tanto a los hombres como a las mujeres, quienes insistían en no comportarse bien), nosotros no tenemos tal costumbre (no tenemos costumbre aparte de lo que he dicho), ni las Iglesias de Dios. (Lo que he dicho está cumpliéndose en todas las otras Iglesias.)
DIVISIONES
17 Esto empero os denuncio, que no alabo (lo que él está por decir), que no por mejor sino por peor os juntáis. (Se refiere a los Cultos de la Iglesia. Se dirigían los cultos de manera que no daban Gloria a Dios.)
18 Porque lo primero, cuando os juntáis en la Iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones (estas "divisiones" no surgieron debido a la Doctrina, por lo menos en ese momento, sino de conceptos sociológicos); y en parte lo creo. (Él detestaba creer en lo peor, aunque el Testimonio fuera bueno.)
19 Porque preciso es que haya entre vosotros aun herejías (es una diferencia de la Palabra de Dios), para que los que son probados se manifiesten entre vosotros. (Aquéllos que eran prósperos, estaban afirmando que ellos eran "aprobados." ¿No le suena?)
LA CENA DEL SEÑOR
20 Cuando pues os juntáis en uno (la Asamblea de Creyentes), esto no es comer la Cena del Señor. (Tiene referencia al hecho de que ellos probablemente así la llamaron, pero por la manera en que aconteció no fue reconocido así por el Espíritu Santo.)
21 Porque cada uno toma antes para comer su propia cena (algunos traían cenas espléndidas): y el uno tiene hambre (algunos eran esclavos, y no tenían nada que traer), y el otro está embriagado (quiere decir borracho).
22 ¿Pues qué? (Demuestra la indignación del Apóstol.) ¿No tenéis casas en que comáis y bebáis? (Fue dirigido hacia los ricos.) ¿O menospreciáis la Iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? (Los más pobres eran avergonzados por su pobreza en medio de la abundancia, de la cual poco o nada le ofrecieron a ellos.) ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo. (Parece que él se pregunta, "¿se da cuenta esta gente de lo que está haciendo?")
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado (las instrucciones que él está por dar concerniente a la Cena del Señor), Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan (se recuerda de la ocasión sagrada):
24 Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo, Tomad, comed (lo notable de esto es la interpretación que nuestro Señor da): esto es Mi Cuerpo que por vosotros es partido (tiene la intención de simbolizar la Muerte de Cristo en la Cruz): haced esto en memoria de Mí. (Expone al Creyente, en efecto, participando del Sacrificio por Fe. En breve, este es el significado del Nuevo Pacto.)
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo, Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi Sangre (el Nuevo Pacto será ratificado por el derramamiento de la Propia Sangre de Jesús, la cual satisfacerá para siempre la deuda del pecado): haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de Mí (jamás olvidar lo que Él hizo por nosotros, refiriendo a la Cruz).
26 Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa (gestos simbólicos), la muerte del Señor anunciáis hasta que venga. (Tiene la intención de proclamar no solamente el Sacrificio Expiatorio que es necesario para nuestra Salvación, sino además la causa actual de nuestra victoria continua en la vida.)
27 De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente (nos dice enfáticamente que esto se puede hacer, y se hace constantemente, me temo que es cierto), será culpado del Cuerpo y de la Sangre del Señor (en peligro de Juicio, sujeto a Juicio).
28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo (examina su Fe en relación a lo que es su objeto real), y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa (después de un examen cuidadoso).
29 Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí (no necesariamente quiere decir la pérdida del alma, sino más bien castigos temporales, los cuales pueden llegar a ser mucho más serios), no discerniendo el Cuerpo del Señor. (No discernir apropiadamente la Cruz se refiere a una falta de entendimiento con respecto a la Cruz. Todo eso nos dice que cada cosa que tenemos del Señor, nos viene a nosotros exclusivamente por medio de la Cruz de Cristo. Si no entendemos esto, no estamos "discerniendo el Cuerpo del Señor" correctamente.)
30 Por lo cual (al no discernir el Cuerpo del Señor correctamente) hay muchos (un número considerable) enfermos y debilitados entre vosotros (la causa de mucha enfermedad entre los Cristianos), y muchos duermen. (Quiere decir que muchos Cristianos mueren antes de tiempo. No pierden sus almas, pero acortan la duración de sus vidas. No obstante, nos demuestra, y yo así lo creo seriamente, cuan importante es entender la Cruz correctamente.)
31 Que si nos examinásemos a nosotros mismos (tenemos que examinarnos constantemente, para ver si nuestra Fe está apropiadamente en la Cruz de Cristo), cierto no seríamos juzgados (con la enfermedad y aun con la muerte prematura).
32 Mas siendo juzgados (por el Señor, porque rehusamos juzgarnos a nosotros mismos), somos castigados del Señor (la disciplina Divina), para que no seamos condenados con el mundo (perder nuestra alma).
33 Así que, Hermanos míos, cuando os juntáis a comer, esperaos unos a otros. (Todos deben compartir, y compartir por igual.)
34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa (los ricos deben preparar sus comidas suntuosas en la casa, pero no en el contexto de la asamblea reunida en donde algunos "no tienen nada"); porque no os juntéis para juicio. (Se refiere a esta "fiesta de amor" convirtiéndose en un perjuicio en lugar de una Bendición. Yo creo, que de seguro le hicieron caso a la admonición de Pablo después de esa advertencia.) Las demás cosas ordenaré cuando llegare (probablemente se necesitaba dar otras instrucciones).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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