09 April 2010

El 9 de Abril Lectura Bíblica Diaria


El 9 de Abril Lectura Bíblica Diaria:

Zacarías 2 a 4:
Alcé la vista, ¡y vi ante mí un hombre que tenía en la mano un cordel de medir! Le pregunté: "¿A dónde vas?" Y él me respondió: "Voy a medir a Jerusalén. Quiero ver cuánto mide de ancho y cuánto de largo." Ya salía el ángel que hablaba conmigo cuando otro ángel vino a su encuentro y le dijo: "Corre a decirle a ese joven: "Tanta gente habrá en Jerusalén, y tanto ganado, que Jerusalén llegará a ser una ciudad sin muros. En torno suyo afirma el Señor seré un muro de fuego, y dentro de ella seré su gloria. "¡Salgan, salgan! ¡Huyan del país del norte! afirma el Señor. "¡Fui yo quien los dispersó a ustedes por los cuatro vientos del cielo! afirma el Señor. "Sión, tú que habitas en Babilonia, ¡sal de allí; escápate!" Porque así dice el Señor Todopoderoso, cuya gloria me envió contra las naciones que los saquearon a ustedes: "La nación que toca a mi pueblo, me toca la niña de los ojos. Yo agitaré mi mano contra esa nación, y sus propios esclavos la saquearán. "Así sabrán que me ha enviado el Señor Todopoderoso. "¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Yo vengo a habitar en medio de ti! afirma el Señor. "En aquel día, muchas naciones se unirán al Señor. Ellas serán mi pueblo, y yo habitaré entre ellas. "Así sabrán que el Señor Todopoderoso es quien me ha enviado a ustedes. El Señor tomará posesión de Judá, su porción en tierra santa, y de nuevo escogerá a Jerusalén. ¡Que todo el mundo guarde silencio ante el Señor, que ya avanza desde su santa morada!" Entonces me mostró a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor, y a Satanás, que estaba a su mano derecha como parte acusadora. El ángel del Señor le dijo a Satanás: "¡Que te reprenda el Señor, que ha escogido a Jerusalén! ¡Que el Señor te reprenda, Satanás! ¿Acaso no es este hombre un tizón rescatado del fuego?" Josué estaba vestido con ropas sucias en presencia del ángel. Así que el ángel les dijo a los que estaban allí, dispuestos a servirle: "¡Quítenle las ropas sucias!" Y a Josué le dijo: "Como puedes ver, ya te he liberado de tu culpa, y ahora voy a vestirte con ropas espléndidas." Entonces dije yo: "¡Pónganle también un turbante limpio en la cabeza!" Y le pusieron en la cabeza un turbante limpio, y lo vistieron, mientras el ángel del Señor permanecía de pie. Luego el ángel del Señor le hizo esta advertencia a Josué: "Así dice el Señor Todopoderoso: "Si andas en mis *caminos y me cumples como sacerdote, entonces gobernarás mi templo y te harás cargo de mis atrios. ¡Yo te concederé un lugar entre estos que están aquí! "Escucha, Josué, sumo sacerdote, y que lo oigan tus compañeros, que se sientan en tu presencia y que son un buen presagio: Estoy por traer a mi siervo, estoy por traer al Renuevo. ¡Mira, Josué, la piedra que ante ti he puesto! Hay en ella siete ojos, y en ella pondré una inscripción. ¡En un solo día borraré el pecado de esta tierra! afirma el Señor Todopoderoso. "En aquel día, cada uno de ustedes invitará a su vecino a sentarse debajo de su vid y de su higuera, afirma el Señor Todopoderoso. " Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como a quien se despierta de su sueño. Y me preguntó: "¿Qué es lo que ves?" Yo le respondí: "Veo un candelabro de oro macizo, con un recipiente en la parte superior. Encima del candelabro hay siete lámparas, con siete tubos para las mismas. Hay también junto a él dos olivos, uno a la derecha del recipiente, y el otro a la izquierda." Le pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué significa todo esto, mi señor?" Y el ángel me respondió: "¿Acaso no sabes lo que significa?" Tuve que admitir que no lo sabía. Así que el ángel me dijo: "Ésta es la palabra del Señor para Zorobabel: " No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu dice el Señor Todopoderoso. ¿Quién te crees tú, gigantesca montaña? ¡Ante Zorobabel sólo eres una llanura! entre gritos de alabanza a su belleza." Entonces vino a mí la palabra del Señor: "Zorobabel ha puesto los cimientos de este templo, y él mismo terminará de construirlo. ¡Así sabrán que me ha enviado a ustedes el Señor Todopoderoso! Cuando vean la plomada en las manos de Zorobabel, se alegrarán los que menospreciaron los días de los modestos comienzos. ¡Éstos son los siete ojos del Señor, que recorren toda la tierra!" Entonces le pregunté al ángel: "¿Qué significan estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?" Y también le pregunté: "¿Qué significan estas dos ramas de olivo junto a los dos tubos de oro, por los que fluye el aceite dorado?" El ángel me respondió: "¿Acaso no sabes lo que significan?" Y yo tuve que admitir que no lo sabía. Así que el ángel me explicó: "Éstos son los dos ungidos que están al servicio del Señor de toda la tierra."


Salmo 118:
Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. Que proclame el pueblo de Israel: "Su gran amor perdura para siempre." Que proclamen los descendientes de Aarón: "Su gran amor perdura para siempre." Que proclamen los que temen al Señor: "Su gran amor perdura para siempre." Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad. El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? El Señor está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian! Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos. Todas las naciones me rodearon, pero en el nombre del Señor las aniquilé. Me rodearon por completo, pero en el nombre del Señor las aniquilé. Me rodearon como avispas, pero se consumieron como zarzas en el fuego. ¡En el nombre del Señor las aniquilé! Me empujaron con violencia para que cayera, pero el Señor me ayudó. El Señor es mi fuerza y mi canto; ¡él es mi salvación! Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos: "¡La diestra del Señor realiza proezas! ¡La diestra del Señor es exaltada! ¡La diestra del Señor realiza proezas!" No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor. El Señor me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte. Ábranme las puertas de la justicia para que entre yo a dar gracias al Señor. Son las puertas del Señor, por las que entran los justos. ¡Te daré gracias porque me respondiste, porque eres mi salvación! La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular. Esto ha sido obra del Señor, y nos deja maravillados. Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él. Señor, ¡danos la salvación! Señor, ¡concédenos la victoria! Bendito el que viene en el nombre del Señor. Desde la casa del Señor los bendecimos. El Señor es Dios y nos ilumina. Únanse a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar. Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto. Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


Proverbios 21:
En las manos del Señor el corazón del rey es como un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los corazones. Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios. Los ojos altivos, el corazón orgulloso y la lámpara de los malvados son pecado. Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso! La fortuna amasada por la lengua embustera se esfuma como la niebla y es mortal como una trampa. La violencia de los malvados los destruirá, porque se niegan a practicar la justicia. Torcido es el camino del culpable, pero recta la conducta del hombre honrado. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. El malvado sólo piensa en el mal; jamás se compadece de su prójimo. Cuando se castiga al insolente, aprende el inexperto; cuando se instruye al sabio, el inexperto adquiere conocimiento. El justo se fija en la casa del malvado, y ve cuando éste acaba en la ruina. Quien cierra sus oídos al clamor del pobre, llorará también sin que nadie le responda. El regalo secreto apacigua el enojo; el obsequio discreto calma la ira violenta. Cuando se hace justicia, se alegra el justo y tiembla el malhechor. Quien se aparta de la senda del discernimiento irá a parar entre los muertos. El que ama el placer se quedará en la pobreza; el que ama el vino y los perfumes jamás será rico. El malvado pagará por el justo, y el traidor por el hombre intachable. Más vale habitar en el desierto que con mujer pendenciera y de mal genio. En casa del sabio abundan las riquezas y el perfume, pero el necio todo lo despilfarra. El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra. El sabio conquista la ciudad de los valientes y derriba el baluarte en que ellos confiaban. El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias. Orgulloso y arrogante, y famoso por insolente, es quien se comporta con desmedida soberbia. La codicia del perezoso lo lleva a la muerte, porque sus manos se niegan a trabajar; todo el día se lo pasa codiciando, pero el justo da con generosidad. El sacrificio de los malvados es detestable, y más aún cuando se ofrece con mala intención. El testigo falso perecerá, y quien le haga caso será destruido para siempre. El malvado es inflexible en sus decisiones; el justo examina su propia conducta. De nada sirven ante el Señor la sabiduría, la inteligencia y el consejo. Se alista al caballo para el día de la batalla, pero la victoria depende del Señor.


El Libro de Primera de Corintios Capítulo 7 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS


CAPÍTULO 7
(59 d.C.)
LOS CRISTIANOS SOLTEROS


EN CUANTO a las cosas de que me escribisteis (el Apóstol se dirigirá ahora a los asuntos de los cuales le preguntaron en una carta; los Capítulos anteriores trató sobre lo que le habían dicho): bien es al hombre no tocar mujer (no es incorrecto que un hombre no se case, si es lo que el Señor desea para la vida personal de este hombre).
2 Mas a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido (es una regla, no solamente un permiso).
LOS CRISTIANOS CASADOS
3 El marido pague a la mujer la debida benevolencia (se refiere al marido que ha de respetar las necesidades sexuales de su esposa, y en consecuencia suplirlas; por supuesto, hablamos de las necesidades legítimas): y asimismo la mujer al marido (proclama el mismo deber impuesto sobre la esposa en cuanto al marido).
4 La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido: e igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer (se refiere al hecho de que el marido y la esposa se pertenecen el uno a la otra, queriendo decir que ninguno tiene el derecho de rechazar las demandas normales).
5 No os defraudéis el uno al otro (parece que algunas parejas casadas en aquella época se abstenían de la actividad sexual, ellos erróneamente pensaban que les permitía vivir una vida más espiritual; ¡el hombre quiere ir de un extremo al otro!), a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración (no es obligatorio, sino que fue dado como sugerencia); y volved a juntaros en uno, porque no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia (el Creyente no necesariamente se coloca en una represión de autotormento más allá de lo que Dios exige).
6 Mas esto digo por concesión, no por Mandamiento. (El Espíritu Santo, por Pablo, deja los detalles de vida, ya sea célibe o casado, a las conciencias individuales, sin embargo, con sabiduría y con gran caridad dadivosa. Él los emanciparía de restricciones humanas ilícitas.)
LOS SOLTEROS
7 Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo (no fue dicho por Pablo para denigrar el matrimonio como algunos han afirmado; en efecto, él estaba diciendo que deseaba ya la Resurrección Venidera, para que todos fueran como él). No obstante cada uno tiene su propio Don de Dios, uno a la verdad así, y otro así (se refiere a diferentes tipos de Ministerio).
8 Digo pues a los solteros y a las viudas (naturalmente dio un consejo en contestación a la pregunta), que es bueno para ellos si se quedaren como yo (se explicó en el Versículo 26, donde él dice, "de la presente angustia," se refiere a la hostilidad de Roma).
9 Y si no tienen don de continencia, cásense (se refiere al apetito sexual): que mejor es casarse que quemarse (se refiere a debida a con la pasión).
REGULACIONES
10 Mas a los que están juntos en matrimonio, les ordeno, no yo, sino el Señor (quiere decir que no es solamente el permiso como lo era en el Versículo 6, sino más bien un Mandamiento), Que la mujer no se separe del marido (la separación por motivos que no eran Bíblicos; en otras palabras, el marido inconverso no le dio a la esposa el derecho de divorciarse por esos motivos):
11 Y si se separare, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido (se refiere a obtener un divorcio o Pablo no le hubiera prohibido que permaneciera sola, no volver a casarse a menos que fuera con su antiguo marido): y que el marido no despida a su mujer (al igual que a la esposa le prohibe al marido; el Espíritu Santo, por medio del Apóstol, le da a las mujeres los mismos derechos que a los hombres).
12 Y a los demás yo digo, no el Señor (¡No significa que no es inspirado! El Apóstol nada más está diciendo que Jesús no dio instrucciones acerca de qué hacer con matrimonios mixtos, es decir, "Creyentes e incrédulos"): si algún hermano tiene mujer incrédula (no es Cristiana), y ella consiente en habitar con él, no la despida (tal situación no proporciona motivos de divorcio).
13 Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente en habitar con ella, no lo deje (igual que el Versículo anterior).
14 Porque el marido incrédulo es Santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido (el Creyente, en virtud de ser una sola carne con su cónyuge incrédulo o incrédula, no se considera que está viviendo en una relación ilegal; "Santificado" significa que Dios considera Cristiano el hogar y el matrimonio, sin importar que el uno o la otra sea incrédulo): pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; no obstante ahora son Santos (el Señor lo considera nacido en un hogar Cristiano, a pesar de que la Madre o el Padre es incrédulo).
15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese (se refiere al abandono, y el único propósito del abandono es por la Causa de Cristo). Que no es el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso (nada podía el Creyente hacer para impedir que se marchara el cónyuge incrédulo, y en este caso, el Creyente está libre de volver a casarse): antes bien, Dios nos llamó a la paz. (La esposa o el marido incrédulo que no quiere seguir en el matrimonio destruye la paz creando una situación insostenible.)
16 Porque ¿de dónde sabes, Oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, Oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? (Se debe hacer todo lo posible para seguir en el matrimonio, creyendo que con el tiempo el cónyuge incrédulo vendrá al Señor, lo que podría ser su única oportunidad.)
17 Empero cada uno como el Señor le repartió (se refiere a la regla de que las circunstancias de nuestras vidas son reguladas por la Providencia de Dios, y no deben ser cambiadas arbitrariamente por nuestro propio capricho), y como Dios llamó a cada uno, así ande (el Señor asigna nuestro camino, por lo tanto, no intente cambiar la posición a menos que vea que está equivocado, o no haya nada que usted pueda hacer en cuanto al cambio). Y así enseño en todas las Iglesias (estas instrucciones son aplicables a los Creyentes en todas partes y para siempre).
18 ¿Es llamado alguno Circuncidado? (los Judíos) quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircunciso? (los Gentiles) que no se Circuncide.
19 La Circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es (Pablo dice que Cristo ha cumplido toda la antigua Ley Levítica, por eso ya no es obligatoria), sino la observancia de los Mandamientos de Dios. (Estos Mandamientos se encuentran en Mat. 22:36-40. Solamente se pueden guardar cuando el Creyente entienda que todo el poder y la fuerza vienen a través de la Cruz, lo que siempre debe ser el Objeto de nuestra Fe. Por lo tanto, da libertad de acción al Espíritu Santo para que obre en nuestras vidas, ayudándonos a hacer lo que tiene que hacerse.)
20 Cada uno en la vocación en que fue llamado, en ella se quede. (La condición o posición en que la persona se encuentra cuando acepta a Cristo, respetando posiciones o ciertos empleos que son honorables.)
21 ¿Eres llamado siendo siervo? no te preocupes (se refiere a un esclavo; el Espíritu Santo puede hacer Su Morada en el corazón de un esclavo como lo puede hacer en cualquiera otra persona): mas también si puedes hacerte libre, procúralo más bien (la libertad como preferencia, si es que se puede obtener; de otro modo, sirva a Dios como un esclavo; los esclavos eran la mayoría de la población en esa época).
22 Porque el que en el Señor es llamado, siendo siervo (esclavo), liberto es del Señor (en el Señor tal persona es libre, a pesar de su posición en la vida; es todo lo que realmente importa): asimismo también el que es llamado, siendo libre, siervo es de Cristo (una persona que no es un esclavo se hace un Esclavo Voluntario de Cristo).
23 Por precio sois comprados (el precio de rescate era la Preciosa Sangre Derramada de Jesús en la Cruz del Calvario); no os hagáis siervos de los hombres. (La Liberación por Jesucristo no sólo nos libera del pecado, sino también del temor del hombre y lo que el hombre puede hacernos.)
24 Cada uno, Hermanos, en lo que es llamado, en esto se quede para con Dios. (La tercera vez que Pablo dice esto [vv. 17, 20]; el Espíritu Santo nos coloca al mismo nivel en el Cristianismo.)
VÍRGENES
25 No obstante de las vírgenes no tengo Mandamiento del Señor (el Antiguo Testamento o el Señor en Su Ministerio terrenal no dijo nada acerca de esta cuestión; aún así lo que Él dirá ahora es sin duda alguna inspirado por Dios); mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. (Pablo parece implicar aquí que él había sido célibe toda su vida, y el Señor le había dado la Gracia respecto al apetito sexual.)
26 Tengo, pues, esto por bueno en vista de la presente angustia (persecución por Roma), que bueno es al hombre estarse así. (Él se refiere principalmente a los Predicadores y las adversidades que ellos se encontrarían con respecto a "la presente angustia" si tuvieran una familia.)
27 ¿Estás ligado a mujer? no procures soltarte (como se mencionó, él se refiere principalmente a los Predicadores). ¿Estáis suelto de mujer? no busques casarte. (En otras palabras, si usted no está casado, lo mejor sería que se quedara así. Pero entienda que Pablo se refería sólo de esa época en concreto, lo que también tendría que ver con cierto porvenir.)
28 Mas también si tomares mujer, no pecaste (se refiere a los hombres cuyas mujeres los habían abandonado debido a su aceptación de Cristo y la Predicación del Evangelio; no es pecado volver a casarse para aquel hombre [o mujer]); y si la doncella se casare, no pecó (se refiere a las señoritas que tenían en mente seguir solteras por el resto de sus vidas, pero luego resulta que se enamoran de un joven, etc.). Pero aflicción de carne tendrán los tales ("la presente angustia," es decir, "la persecución"): mas yo os dejo. (¡Si él puede, quiere salvarlos de ciertos problemas!)
CRISTIANOS CASADOS
29 Esto empero digo, Hermanos, que el tiempo es corto (hay que aprovechar el tiempo que tenemos y no agobiarnos sin necesidad, de ese modo, haciendo difícil nuestra vida para el Señor): lo que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que no las tienen (los Cristianos han de estar relajados en cuanto al interés terrenal; el Señor debe ser primero en todo);
30 Y los que lloran, como los que no lloran (todo lo terrenal es pasajero; ¡hay que recordar esto!); y los que se regocijan, como los que no se regocijan; y los que compran, como los que no poseen;
31 Y los que usan de este mundo, como los que no lo usan plenamente (sólo estamos de paso): porque la apariencia de este mundo se pasa (es como un vapor que se esfuma, por eso, los Cristianos no debieran aferrarse en ello).
LAS RESPONSABILIDADES
32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja (no hay que estar agobiados de preocupación). El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor (se refiere otra vez a los Predicadores del Evangelio, y sobre todo considerando "la presente angustia"):
33 Empero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer. (De nuevo, "la angustia presente" concernía lo que Nerón estuvo a punto de hacer, lo que resultaría en que muchos Cristianos perderían sus vidas.)
34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella (concierne sólo la manera de disponibilidad por el Señor). La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser Santa así en el cuerpo como en el espíritu (Pablo no le está hablando a todas las mujeres Cristianas, sólo a aquéllas que son llamadas al Ministerio, y más expresamente sólo a aquéllas para las cuales sería la Voluntad de Dios): mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar a su marido. (¡Realmente quiere decir que su interés está dividido entre el Señor y su marido, mientras que la de una mujer soltera es sólo del Señor, o al menos se supone que deba ser así!)
35 Esto empero digo para vuestro provecho; no para echaros lazo (sus palabras no son obligatorias, pero tienen la intención de servir como consejos e instrucción; toda persona debe buscar al Señor con respecto a su propia vida y Ministerio), sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os lleguéis al Señor (cual sea la Voluntad del Señor en cada caso individual).
36 Mas si a alguno parece que no está obrando correctamente con su hija virgen (no se refiere a una novia como lo indica aquí, sino más bien el Padre de esta doncella), que pase ya de edad (se consideraba que tenía veinte años en ese momento; por eso, debían ya permitirle que tomara su propia decisión con respecto al matrimonio, etc.), y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca (por ser ya su hija una adulta, ella tiene la libertad de tomar sus propias decisiones, y el Padre ya no es el responsable): cásese.
37 Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad (la hija no desea casarse; por lo tanto, el Padre podía seguir dedicándose a ella), sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija virgen, bien hace (le concierne al Padre la dedicación de ella al Señor, lo cual es también el deseo de ella, con el entendimiento que él la mantendría por toda su vida).
38 Así que el que la da en casamiento, bien hace (si es lo que ella quiere); y el que no la da en casamiento, hace mejor (no tiene la intención de declarar que es mejor moralmente, sino más bien "mejor con relación a la Obra de Dios").
VIUDAS CRISTIANAS
39 La mujer casada está atada a la ley mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es, cásese con quien quisiere; con tal que sea en el Señor (casarse con otro Cristiano).
40 Empero más venturosa será si se quedare así, según mi consejo (permanece soltera): y pienso que también yo tengo Espíritu de Dios (pone el consejo de Pablo fuera de la esfera del juicio humano y dentro de la esfera del Divino).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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