El 8 de agosto Lectura Bíblica Diaria
Sonidos del aire libre
Ezequiel 26-28:
26
Aconteció en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra
Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de las
naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella desierta; por tanto, así
ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré
subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas. Y
demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella
hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa. Tendedero de redes será
en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será
saqueada por las naciones. Y sus hijas que están en el campo serán
muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová. Porque así ha dicho Jehová
el Señor: He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor
rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y
tropas y mucho pueblo. Matará a espada a tus hijas que están en el
campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti
baluarte, y escudo afirmará contra ti. Y pondrá contra ti arietes,
contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas. Por la multitud de
sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su
caballería y de las ruedas y de los carros, temblarán tus muros, cuando
entre por tus puertas como por portillos de ciudad destruida. Con los
cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo matará a
filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra. Y robarán tus
riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas
preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en
medio de las aguas. Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se
oirá más el son de tus cítaras. Y te pondré como una peña lisa;
tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová
he hablado, dice Jehová el Señor. Así ha dicho Jehová el Señor a Tiro:
¿No se estremecerán las costas al estruendo de tu caída, cuando griten
los heridos, cuando se haga la matanza en medio de ti? Entonces todos
los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus
mantos, y desnudarán sus ropas bordadas; de espanto se vestirán, se
sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos
sobre ti. Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste
tú, poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en
el mar, ella y sus habitantes, que infundían terror a todos los que la
rodeaban? Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las
islas que están en el mar se espantarán a causa de tu fin. Porque así
ha dicho Jehová el Señor: Yo te convertiré en ciudad asolada, como las
ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el abismo, y las muchas
aguas te cubrirán. Y te haré descender con los que descienden al
sepulcro, con los pueblos de otros siglos, y te pondré en las
profundidades de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que
descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y daré gloria
en la tierra de los vivientes. Te convertiré en espanto, y dejarás de
ser; serás buscada, y nunca más serás hallada, dice Jehová el Señor. 27
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, levanta
endechas sobre Tiro. Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del
mar, la que trafica con los pueblos de muchas costas: Así ha dicho
Jehová el Señor: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura. En el
corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron
completaron tu belleza. De hayas del monte Senir te fabricaron todo el
maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil. De encinas
de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas de Quitim,
incrustados de marfil. De lino fino bordado de Egipto era tu cortina,
para que te sirviese de vela; de azul y púrpura de las costas de Elisa
era tu pabellón. Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros;
tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos. Los
ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas;
todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti para
negociar, para participar de tus negocios. Persas y los de Lud y Fut
fueron en tu ejército tus hombres de guerra; escudos y yelmos colgaron
en ti; ellos te dieron tu esplendor. Y los hijos de Arvad con tu
ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los gamadeos en tus
torres; sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos
completaron tu hermosura. Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de
todas tus riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus
ferias. Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo; con hombres y
con utensilios de bronce comerciaban en tus ferias. Los de la casa de
Togarma, con caballos y corceles de guerra y mulos, comerciaban en tu
mercado. Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas costas tomaban
mercadería de tu mano; colmillos de marfil y ébano te dieron por sus
pagos. Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con
perlas, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes venía a
tus ferias. Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos
de Minit y Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados.
Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la abundancia
de toda riqueza; con vino de Helbón y lana blanca negociaban. Asimismo
Dan y el errante Javán vinieron a tus ferias, para negociar en tu
mercado con hierro labrado, mirra destilada y caña aromática. Dedán
comerciaba contigo en paños preciosos para carros. Arabia y todos los
príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y carneros y machos
cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes. Los mercaderes de Sabá y
de Raama fueron también tus mercaderes; con lo principal de toda
especiería, y toda piedra preciosa, y oro, vinieron a tus ferias. Harán,
Cane, Edén, y los mercaderes de Sabá, de Asiria y de Quilmad,
contrataban contigo. Estos mercaderes tuyos negociaban contigo en varias
cosas; en mantos de azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas,
enlazadas con cordones, y en madera de cedro. Las naves de Tarsis eran
como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser
opulenta, te multiplicaste en gran manera en medio de los mares. En
muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en
medio de los mares. Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus
remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus negocios, y
todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en
medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída.
Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las costas.
Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros y todos los
pilotos del mar se quedarán en tierra, y harán oír su voz sobre ti, y
gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán
en ceniza. Se raerán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y
endecharán por ti endechas amargas, con amargura del alma. Y levantarán
sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti, diciendo:
¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del mar? Cuando tus
mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes
de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu
comercio. En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo
profundo de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de
ti. Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre ti, y sus
reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros. Los mercaderes en los
pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto, y para siempre
dejarás de ser. 28 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de
hombre, dí al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto
se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios
estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has
puesto tu corazón como corazón de Dios; he aquí que tú eres más sabio
que Daniel; no hay secreto que te sea oculto. Con tu sabiduría y con tu
prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus
tesoros. Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has
multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu
corazón. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu
corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti
extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas
contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor. Al
sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren
en medio de los mares. ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo
soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. De
muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he
hablado, dice Jehová el Señor. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha
dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de
sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios
estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina,
topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo,
esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron
preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande,
protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en
medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus
caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.
A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad,
y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de
entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu
corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu
esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré
para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad
de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de
en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la
tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron
de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para
siempre dejarás de ser. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de
hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella, y dirás: Así
ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Sidón, y en
medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga en
ella juicios, y en ella me santifique. Enviaré a ella pestilencia y
sangre en sus calles, y caerán muertos en medio de ella, con espada
contra ella por todos lados; y sabrán que yo soy Jehová. Y nunca más
será a la casa de Israel espina desgarradora, ni aguijón que le dé
dolor, en medio de cuantos la rodean y la menosprecian; y sabrán que yo
soy Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: Cuando recoja a la casa de
Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me
santificaré en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su
tierra, la cual di a mi siervo Jacob. Y habitarán en ella seguros, y
edificarán casas, y plantarán viñas, y vivirán confiadamente, cuando yo
haga juicios en todos los que los despojan en sus alrededores; y sabrán
que yo soy Jehová su Dios.
Salmo 37:
Proverbios 25:
Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes como alto es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la plata, y de allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia del rey al malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille ante gente importante. no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que te oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada. Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca son las buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, contaminado pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien comer mucha miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.
El Libro de Los Hechos Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES
(41 d.C.)
LA CUESTIÓN GENTIL
Y OYERON los Apóstoles y los hermanos que estaban en Judea (se refiere a los Once además de Pedro, y también a otros), que también los Gentiles habían recibido la Palabra de Dios (corre rápido esta clase de noticias).
2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén (presenta un tiempo de gran significado), contendían contra él (esto significa, por lo menos en el comienzo, que ellos no aceptaban la explicación de Pedro, les parecía que él era inmundo por asociarse con los Gentiles) los que eran de la Circuncisión (Creyentes Judíos),
3 Diciendo, ¿Por qué has entrado a hombres incircuncisos (los Gentiles), y has comido con ellos? (No hay nada en la Ley de Moisés que prohíbe comer con los Gentiles; esto fue añadido por los hombres, no por Dios.)
LA DEFENSA DE PEDRO
4 Entonces comenzando Pedro (expone que el Apóstol era muy paciente, y es por una causa; hay que acordarse de que el Señor había sido paciente con él), les declaró por orden lo pasado, diciendo (lo describe tomando poco a poco el episodio entero),
5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando: y vi en rapto de entendimiento una Visión, un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del Cielo, y venía hasta mí (declara lo que vio, y de que sabía lo que estaba destinado para él):
6 En el cual cuando puse los ojos, consideré y vi animales terrestres de cuatro pies, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
7 Y oí una Voz que me decía, Levántate, Pedro; mata y come (no era una sugerencia, sino más bien un Mandato; por lo tanto, tenía la intención de que se obedeciera).
8 Y dije, Señor, no: porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
9 Entonces la Voz me respondió del Cielo por segunda vez (él no vio una forma, sino que sólo oyó una Voz), Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
10 Y esto fue hecho por tres veces: y volvió todo a ser tomado arriba en el Cielo.
LOS GENTILES Y EL EVANGELIO
11 Y, he aquí, luego sobrevinieron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí de Cesarea.
12 Y el Espíritu (el Espíritu Santo) me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y vinieron también conmigo estos seis Hermanos (él ahora deduce cuántos fueron con él), y entramos en casa de un varón (la casa de Cornelio):
13 El cual nos contó cómo había visto un Ángel en su casa, que se paró, y le dijo, Envía a Jope, y haz venir a un Simón que tiene por sobrenombre Pedro (todo esto revela que Dios obra por medio de los hombres);
14 El cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa (expresa inequívocamente que ellos no fueron salvos antes de que Pedro viniera y predicara el Evangelio, aunque Cornelio había realizado muchas buenas obras).
15 Y apenas comencé a hablar (había avanzado un poco con el Mensaje), cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio (habla de Cornelio y su casa de que fueron Bautizados con el Espíritu, exactamente como los Apóstoles y los otros durante el Día de Pentecostés).
16 Entonces me acordé de la Palabra del Señor, como dijo (pertenece a algo que Pedro no había mencionado en el acontecimiento actual), Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis Bautizados con el Espíritu Santo (Hch. 1:5; Mat. 3:11).
17 Así que, si Dios les dio (a los Gentiles) el mismo Don (la Salvación y el Bautismo del Espíritu Santo) también como a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo (el requisito); ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? (No ir sería desobedecer a Dios.)
18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios (no sólo reprimieron sus propios pensamientos de oposición, sino que también glorificaron a Dios por lo que había obrado), diciendo, De manera que también a los Gentiles ha dado Dios Arrepentimiento para Vida (expone claramente que les dieron esa “Vida” estrictamente por la Fe, la cual no se incluyó nada de los rituales y Ceremonias del Judaísmo).
ANTIOQUÍA
19 Y los que habían sido esparcidos por causa de la tribulación que sobrevino en tiempo de Esteban (tiene que ver con lo que pasó en Hechos, cap. 8, hace unos seis o siete años antes), anduvieron hasta Fenicia (el Líbano), y Cipro, y Antioquía (una ciudad en Siria), no hablando a nadie la Palabra, sino sólo a los Judíos (pertenecía básicamente a la proclamación de Jesús como el Mesías de Israel y el Salvador del mundo, y de que Él había resucitado de entre los muertos).
20 Y de ellos había unos varones Ciprios y Cirenences (insinúa que eran los que habían llegado tarde a Antioquía), los cuales cuando entraron en Antioquía, hablaron a los Griegos (corresponde a los Gentiles, no a los Judíos que hablaban el Griego como algunos afirman), anunciando el Evangelio del Señor Jesús (indica que los Judíos que les predicaron no exigían que ellos también guardasen la Ley de Moisés).
21 Y la Mano del Señor era con ellos (significa que Dios se complació de que se predicaba el Evangelio a estos Gentiles): y creyendo, gran número se convirtió al Señor (entregaron sus corazones y vidas al Señor Jesucristo).
22 Y llegó la fama de estas cosas a oídos de la Iglesia que estaba en Jerusalén (que era entonces la Sede de la Iglesia; estas “noticias” eran las buenas nuevas): y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía (¡Bernabé era un hombre recto!; por lo tanto, fueron guiados por el Espíritu para enviarlo allí).
23 El cual, cuando llegó, y vio la gracia de Dios (se refiere a que Bernabé vio las vidas cambiadas de estos Gentiles), se regocijó; y exhortó a todos a que permaneciesen en su firme propósito de corazón, fieles al Señor (sea guiado por el Espíritu Santo).
24 Porque era varón bueno (esto es lo que dijo el Espíritu Santo), y lleno del Espíritu Santo y de Fe (describe a Bernabé de la misma manera que a Esteban [Hch. 6:5]): y muchas personas fueron agregadas al Señor (muchos Judíos y los Gentiles venían a Cristo).
25 Después partió Bernabé a Tarso a buscar a Saulo (es uno de los Versículos más importantes en la totalidad de la Palabra de Dios; el Espíritu Santo lo guió a hacer esto; también, el Texto implica que él tuvo un poco de dificultad en la búsqueda de Pablo; fue cerca del año 43 d.C., unos diez años después de la Crucifixión):
26 Y hallado, le trajo a Antioquía. Y reuniéndose todo un año allí con la Iglesia, y enseñaron a mucha gente (podría haber señalado el comienzo de la enseñanza del Nuevo Convenio como Cristo se la dio a Pablo). Y los Discípulos fueron llamados Cristianos primeramente en Antioquía (del mundo exterior, recibieron el nombre de “Cristianos,” como seguidores de Cristo, y lo aceptaron [Hch. 26:28; I Ped. 4:16]).
27 Y en aquellos días descendieron de Jerusalén Profetas a Antioquía (es probable que se refiera al final del año que pasó Pablo y Bernabé en Antioquía).
28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo (se refiere a Agabo que da una Declaración Profética, como también lo hizo en Hch. 21:10), daba a entender por el Espíritu, que había de haber una gran hambre en toda la Tierra habitada (el mundo conocido de aquel día): la cual hubo en tiempo de Claudio (el Espíritu Santo los informó de esto por algun motivo, como lo veremos).
29 Entonces los Discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar una colaboración de socorro a los hermanos que habitaban en Judea (había ya gran privación en Jerusalén debido a millares de Creyentes excomulgados de la Sinagoga, y ahora esta sequía añadía más tensión, como era obvio):
30 Lo cual asimismo hicieron, enviándolo a los Ancianos por mano de Bernabé y de Saulo (llevaron la ofrenda a Jerusalén).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Labels: Biblia, Buenas Nuevas, Creyente, Cristianismo, Cruz, Dios, Fe, Iglesia, Jesucristo, Jesús, Lectura Biblica, Lectura Biblica de hoy, Lectura Biblica Diaria, Lectura del día, Lectura Diaria, Mensaje de la Cruz
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home