05 May 2024

El 6 de mayo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

El 6 de mayo Lectura Bíblica Diaria:

1 Crónicas 27 a 29: 
27 Estos son los principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de centenas, y oficiales que servían al rey en todos los negocios de las divisiones que entraban y salían cada mes durante todo el año, siendo cada división de veinticuatro mil. Sobre la primera división del primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel; y había en su división veinticuatro mil. De los hijos de Fares, él fue jefe de todos los capitanes de las compañías del primer mes. Sobre la división del segundo mes estaba Dodai ahohíta; y Miclot era jefe en su división, en la que también había veinticuatro mil. El jefe de la tercera división para el tercer mes era Benaía, hijo del sumo sacerdote Joiada; y en su división había veinticuatro mil. Este Benaía era valiente entre los treinta y sobre los treinta; y en su división estaba Amisabad su hijo. El cuarto jefe para el cuarto mes era Asael hermano de Joab, y después de él Zebadías su hijo; y en su división había veinticuatro mil. El quinto jefe para el quinto mes era Samhut izraíta; y en su división había veinticuatro mil. El sexto para el sexto mes era Ira hijo de Iques, de Tecoa; y en su división veinticuatro mil. El séptimo para el séptimo mes era Heles pelonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil. El octavo para el octavo mes era Sibecai husatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil. El noveno para el noveno mes era Abiezer anatotita, de los benjamitas; y en su división veinticuatro mil. El décimo para el décimo mes era Maharai netofatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil. El undécimo para el undécimo mes era Benaía piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil. El duodécimo para el duodécimo mes era Heldai netofatita, de Otoniel; y en su división veinticuatro mil. Asimismo sobre las tribus de Israel: el jefe de los rubenitas era Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías, hijo de Maaca. De los levitas, Hasabías hijo de Kemuel; de los de Aarón, Sadoc. De Judá, Eliú, uno de los hermanos de David; de los de Isacar, Omri hijo de Micael. De los de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías; de los de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel. De los hijos de Efraín, Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías. De la otra media tribu de Manasés, en Galaad, Iddo hijo de Zacarías; de los de Benjamín, Jaasiel hijo de Abner. Y de Dan, Azareel hijo de Jeroham. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel. Y no tomó David el número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto Jehová había dicho que él multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. Joab hijo de Sarvia había comenzado a contar; pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre Israel, y así el número no fue puesto en el registro de las crónicas del rey David. Azmavet hijo de Adiel tenía a su cargo los tesoros del rey; y Jonatán hijo de Uzías los tesoros de los campos, de las ciudades, de las aldeas y de las torres. Y de los que trabajaban en la labranza de las tierras, Ezri hijo de Quelub. De las viñas, Simei ramatita; y del fruto de las viñas para las bodegas, Zabdi sifmita. De los olivares e higuerales de la Sefela, Baal-hanán gederita; y de los almacenes del aceite, Joás. Del ganado que pastaba en Sarón, Sitrai saronita; y del ganado que estaba en los valles, Safat hijo de Adlai. De los camellos, Obil ismaelita; de las asnas, Jehedías meronotita; y de las ovejas, Jaziz agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del rey David. Y Jonatán tío de David era consejero, varón prudente y escriba; y Jehiel hijo de Hacmoni estaba con los hijos del rey. También Ahitofel era consejero del rey, y Husai arquita amigo del rey. Después de Ahitofel estaba Joiada hijo de Benaía, y Abiatar. Y Joab era el general del ejército del rey. 28 Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, y los oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres. Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre. Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel. Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel. Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre. Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día. Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla. Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio. Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las cámaras alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas. También para los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del ministerio de la casa de Jehová, y para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová. Y dio oro en peso para las cosas de oro, para todos los utensilios de cada servicio, y plata en peso para todas las cosas de plata, para todos los utensilios de cada servicio. Oro en peso para los candeleros de oro, y para sus lámparas; en peso el oro para cada candelero y sus lámparas; y para los candeleros de plata, plata en peso para cada candelero y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelero. Asimismo dio oro en peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las mesas de plata. También oro puro para los garfios, para los lebrillos, para las copas y para las tazas de oro; para cada taza por peso; y para las tazas de plata, por peso para cada taza. Además, oro puro en peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová. Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño. Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes. 29 Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios. Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios: tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas; oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová? Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente. Y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. Y todo el que tenía piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita. Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente. Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente. Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti. Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos. Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey. Y sacrificaron víctimas a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo Israel. Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote. Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel. Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón. Y Jehová engrandeció en extremo a Salomón a ojos de todo Israel, y le dio tal gloria en su reino, cual ningún rey la tuvo antes de él en Israel. Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel. El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén. Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo. Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente, con todo lo relativo a su reinado, y su poder, y los tiempos que pasaron sobre él, y sobre Israel y sobre todos los reinos de aquellas tierras. 

Salmo 94:
Señor, Dios de las venganzas; Dios de las venganzas, ¡manifiéstate! Levántate, Juez de la tierra, y dales su merecido a los soberbios. ¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo habrán de ufanarse los impíos? Todos esos malhechores son unos fanfarrones; a borbotones escupen su arrogancia. A tu pueblo, Señor, lo pisotean; ¡oprimen a tu herencia! Matan a las viudas y a los extranjeros; a los huérfanos los asesinan. Y hasta dicen: "El Señor no ve; el Dios de Jacob no se da cuenta." Entiendan esto, gente necia; ¿cuándo, insensatos, lo van a comprender? ¿Acaso no oirá el que nos puso las orejas, ni podrá ver el que nos formó los ojos? ¿Y no habrá de castigar el que corrige a las naciones e instruye en el saber a todo el mundo? El Señor conoce los pensamientos humanos, y sabe que son absurdos. Dichoso aquel a quien tú, Señor, corriges; aquel a quien instruyes en tu ley, para que enfrente tranquilo los días de aflicción mientras al impío se le cava una fosa. El Señor no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono. El juicio volverá a basarse en la justicia, y todos los rectos de corazón lo seguirán. ¿Quién se levantó a defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte   contra los malhechores? Si el Señor no me hubiera brindado su ayuda, muy pronto me habría quedado en mortal silencio. No bien decía: "Mis pies resbalan", cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda. Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría. ¿Podrías ser amigo de reyes corruptos que por decreto fraguan la maldad, que conspiran contra la gente honrada y condenan a muerte al inocente? Pero el Señor es mi protector, es mi Dios y la roca en que me refugio. Él les hará pagar por sus pecados y los destruirá por su maldad; ¡el Señor nuestro Dios los destruirá!

Proverbios 25:
Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes como alto es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la plata, y de allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia del rey al malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille ante gente importante. Lo que has visto con tus ojos no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu  prójimo te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que te oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada. Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca son las buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, contaminado pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien comer mucha miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.


El Libro de Mateo Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO
 
CAPÍTULO 6
(31 d.C.)
LA ENSEÑANZA DE JESÚS
SOBRE LA LIMOSNA
 
CUIDADO (un asunto muy serio) que no hagáis vuestra Justicia (limosnas) delante de los hombres, para ser vistos de ellos (¿cuál es el motivo de nuestra limosna?): de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los Cielos.
2 Cuando, pues, des limosna (en este caso, dar, y aquí demuestra la necesidad de dar), no hagas tocar trompeta delante de ti (no haga un espectáculo), como hacen los hipócritas en las Sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres (ser visto de los hombres). De cierto os digo, Que ya tienen su recompensa (Dios no recompensará tal, ni en la Tierra ni en el Cielo).
3 Mas cuando tú des limosna (la Justicia, y una vez más, proclama la necesidad de dar), no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha (precisamente no tuvo la intención de que Su declaración fuera tomada literalmente, sino más bien para señalar la intención del corazón):
4 Para que sea tu limosna en secreto (simplemente significa que esto se hace de corazón al Señor, y no para la alabanza de los hombres): y tu Padre que ve en secreto, Él te recompensará en público (tanto en la Tierra como cuando usted esté en el Cielo).
LA ENSEÑANZA DE JESÚS
SOBRE LA ORACIÓN
5 Y cuando ores (la necesidad de la oración), no seas como los hipócritas: porque ellos aman el orar en las Sinagogas y en las esquinas de las calles de pie, para ser vistos de los hombres (ellos lo hacen para ser ostentosos). De cierto os digo, Que ya tienen su recompensa (quiere decir que no habrá recompensa alguna de parte de Dios en ninguna capacidad).
6 Mas tú (Creyente sincero), cuando ores, entra en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará en público (la palabra "cámara" no debe ser tomada literalmente, pero significa que nuestra oración no debe ser hecha para una apariencia ostentosa; si hacemos los intereses de Dios nuestro propio interés, somos asegurados que Él hará nuestro interés el Suyo Propio).
7 Y orando, no uséis repeticiones vanas, como los Gentiles (repetición de ciertas frases repetidas veces, hasta cientos de veces): los cuales piensan que por su palabrería serán oídos (ellos no serán oídos por Dios).
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos: porque vuestro Padre (El Padre Celestial) sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros Le pidáis (Él es omnisciente, quiere decir que Él sabe todas las cosas, el pasado, el presente y el futuro).
LA ORACIÓN MODELO
9 Vosotros pues oraréis así (precisamente para ser de contraste total a la práctica pagana; también, debe ser rogado con completa confianza, que el Padre Celestial oirá y contestará según Su Voluntad): Padre nuestro (nuestra oración debe ser dirigida hacia nuestro Padre Celestial, y no hacia Cristo ni al Espíritu Santo) Que estás en los Cielos, Santificado sea Tu Nombre (reverenciamos Su Nombre).
10 Venga Tu Reino (sucederá definitivamente en la Segunda Venida). Sea hecha Tu Voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra (la Voluntad de Dios es de suma importancia; será realizada en la Tierra, dándose inicio con la Edad del Reino).
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano (tenemos que fijarnos en el Señor por el sustento, tanto natural como espiritual).
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (la palabra "deudas" aquí se refiere a "transgresiones" y "pecados"; el perdón Suyo para nosotros está basado en el hecho de que primero nosotros perdonamos a los demás).
13 Y no nos metas (debido a la confianza en sí mismo) en tentación (ayúdanos a no ser conducidos a la tentación — la idea es, en mi auto-confianza, en mí mismo, que proviene de la carne y no del Espíritu; ¡por favor no permita que yo sea conducido a la tentación, porque fallaré seguramente!), mas líbranos (la trampa es más fuerte de lo que el hombre puede soportar; sólo Dios puede librarnos; Él lo hace por el Poder del Espíritu Santo, según nuestra Fe en Cristo y la Cruz [Rom. 8:1-2, 11]) del mal (del Maligno, Satanás mismo): porque Tuyo es el Reino (esta Tierra pertenece al Señor y no a Satanás; él es un usurpador), y el Poder (Dios tiene el Poder para librar, que Él lo hace, como fue dicho antes, por medio de la Cruz), y la Gloria (la Gloria pertenece a Dios, y no a Satanás), por todos los siglos (nunca cambiará esto). Amén (esta Palabra expresa una ratificación solemne; en la Mente de Dios, el fracaso y la destrucción de Satanás y, por lo tanto, todo el mal en el mundo, es una conclusión inevitable).
14 Porque si perdonáis a los hombres (tiene que ser la clase de perdón que Dios da) sus ofensas (pecados grandes), os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial (el perdón descansa totalmente en la Obra Expiatoria de Cristo; es un acto de la pura Gracia):
15 Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (si queremos que Dios nos perdone, al mismo tiempo tenemos que perdonar a los demás; si no, Su perdón hacia nosotros está retenido; por consiguiente, tal persona se arriesga al peligro de perder su alma).
LA ENSEÑANZA DE JESÚS
SOBRE EL AYUNO
16 Y cuando ayunéis (no es un tiempo fijo), no seáis como los hipócritas, austeros: porque ellos demudan sus rostros, para parecer a los hombres que ayunan. De cierto os digo, Que ya tienen su recompensa (mucho en la esfera religiosa cae en esta categoría; lo hacen para "apantallar" ya sea el ayuno o la ofrenda, etc.; el Señor nunca lo recompensará).
17 Mas tú (se refiere a aquéllos que son realmente los Hijos de Dios), cuando ayunes, unge tu cabeza, y lava tu rostro ("ungir" y "lavar" eran realmente símbolos de la alegría; era todo lo opuesto de un semblante triste);
18 Para no parecer a los hombres que ayunas (no debe haber apariencia alguna del ayuno), sino a tu Padre (Padre Celestial) que está en secreto, y tu Padre, que ve en secreto, te recompensará (bendecirá) en público (la implicación es que Dios no era "el Padre" de los Fariseos, y no será "el Padre" de quienes siguen el ejemplo de ellos).
TESOROS EN EL CIELO
19 No os hagáis tesoros en la Tierra (todo en la Tierra es temporal), donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan (si el ojo está fijado en los tesoros en la Tierra, entonces la vida y carácter del Creyente estarán sumergidos en la  oscuridad moral):
20 Mas haceos tesoros en el Cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan:
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón (el objetivo de un hombre determina su carácter; si aquel objetivo no es sencillo y hacia el Cielo sino terrenal y vacilante, todas las facultades y principios de su naturaleza se convertirán en una masa de oscuridad; es imposible dar una lealtad dividida).
LA LÁMPARA
22 La lámpara del cuerpo es el ojo (una figura retórica; Él dice, en efecto, que la Luz del alma es el espíritu): así que, si tu ojo fuere indiviso (el espíritu del hombre debe tener sólo un objetivo, y esto es Glorificar a Dios), todo tu cuerpo estará lleno de Luz (si el espíritu del hombre es único en su devoción a Dios [en el sentido de no estar dividido] entonces toda el alma será llena de la Luz).
23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad (si el espíritu es malo, el alma entera será llena de la oscuridad). Así que, si la luz que en ti hay es oscuridad (no corresponde a la luz, sino más bien luz pervertida), ¡cuán grande será la misma oscuridad! (El estado último está peor que si no hubiera luz alguna en absoluto.)
24 Ninguno puede servir a dos señores: porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o se apegará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón (es simplemente, pronunciado como, una imposibilidad; es devoción total a Dios, o al final será devoción total al mundo; la palabra, "mammón," ["riquezas"], es derivado de la palabra Babilónica "Mimma," que quiere decir "cualquier cosa").
CONTRA EL AFÁN Y
LA ANSIEDAD
25 Por tanto os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir (no se preocupe de estas cosas). ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (La vida es más que las cosas, y el cuerpo físico es más que la ropa con que nos vestimos.)
26 Mirad las aves del Cielo: que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? (Las aves del aire son una de las partes más pequeñas de la gran Creación de Dios. Si el Señor ha provisto para ellas, seguramente, Él ha provisto todo lo que Sus Hijos requieren.)
27 Mas ¿quién de vosotros podrá, por ansioso que esté (preocupado, angustiado y afligido), añadir a su estatura un codo? (Lo que va a pasar no puede ser impedido por la preocupación; y si no pasa, no hay nada de que preocuparse. Para Sus Hijos, el Señor siempre aprovisiona con lo esencial.)
28 Y por (en cuanto al) el vestido (la ropa) ¿por qué andáis ansiosos (preocupados)? Aprended de los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan (el hombre cultiva el lino [trabajo duro] la mujer lo teje; la declaración precisamente tiene la intención de proclamar el hecho de que la belleza del lirio no tiene nada que ver con su esfuerzo, sino que está provisto completamente por el Creador):
29 Mas os digo, Que ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de ellos (se dice que los lirios de Israel tenían un colorante de brillante, y sobre todo el Lirio Huleh de color púrpura y blanco encontrado en Nazaret).
30 Y si (puesto que) la hierba del campo (precisamente tiene la intención de representar la garantía de Dios) que hoy es, y mañana es echada al horno (demuestra cuan insignificante es esta parte de Su Creación, y aún así, cuánto cuidado Él se dedica en ello), Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Nos dice aquí el motivo de nuestra carencia; es la "poca fe"; porque Dios es Fiel, se puede confiar en Él completamente para llevar a cabo Sus compromisos que nos ha hecho en Cristo [I Cor. 1:9; 10:13; II Cor. 1:18; I Tes. 5:24; II Tes. 3:3; etc.].)
31 No os ponéis ansiosos (no se preocupe) pues, diciendo, ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos? (El Texto Griego realmente significa que hasta un pensamiento ansioso está prohibido. Tal ansiedad demuestra una desconfianza del Señor.)
32 (Porque los Gentiles buscan todas estas cosas:) (los Gentiles no tenían parte alguna en el Convenio de Dios con Israel; por lo tanto, ellos no tenían arte ni parte en la economía de Dios, y, básicamente, tuvieron que defenderse) que vuestro Padre Celestial sabe que de todas estas cosas tenéis necesidad (la frase precisamente tiene la intención de expresar el contraste entre aquéllos que no conocen al Señor y aquéllos que sí lo conocen; si vivimos para Él, mientras que siempre busquemos Su Voluntad, tenemos la garantía de Su Palabra, que Él suplirá cada necesidad nuestra; ¿Qué le parece? ¿Es la Palabra de Dios bastante buena? ¡Pienso que sí!).
33 Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su Justicia (da "la condición" para las Bendiciones de Dios; Sus intereses deben ser "primeros"), y todas estas cosas os serán añadidas (es la "garantía" de la Provisión de Dios).
34 Así que, no os ponéis ansiosos por el día de mañana (no se preocupe del futuro): que el día de mañana traerá su propio afán (precisamente tiene la intención de referirse al Versículo 27). Basta al día su mal (significa que nosotros debemos tratar las dificultades diarias con Fe, y tener Fe en el futuro que las dificultades presentes no se convertirán en dificultades aún más grandes; tenemos la seguridad de Dios que ellas no van a empeorarse, es decir, si lo creemos realmente).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espírit|u intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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