El 5 de febrero Lectura Bíblica Diaria
El 5 de febrero Lectura Bíblica Diaria:
2 Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso, y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová. Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová. Cuando ofrecieres ofrenda cocida en horno, será de tortas de flor de harina sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite. Mas si ofrecieres ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite, la cual partirás en piezas, y echarás sobre ella aceite; es ofrenda. Si ofrecieres ofrenda cocida en cazuela, se hará de flor de harina con aceite. Y traerás a Jehová la ofrenda que se hará de estas cosas, y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará al altar. Y tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehová. Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová. Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová. Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato. Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal. Si ofrecieres a Jehová ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas verdes, y el grano desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus primicias. Y pondrás sobre ella aceite, y pondrás sobre ella incienso; es ofrenda. Y el sacerdote hará arder el memorial de él, parte del grano desmenuzado y del aceite, con todo el incienso; es ofrenda encendida para Jehová. 3 Si su ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de Jehová. Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor. Luego ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas, y los dos riñones y la grosura que está sobre ellos, y sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de los intestinos que está sobre el hígado. Y los hijos de Aarón harán arder esto en el altar, sobre el holocausto que estará sobre la leña que habrá encima del fuego; es ofrenda de olor grato para Jehová. Mas si de ovejas fuere su ofrenda para sacrificio de paz a Jehová, sea macho o hembra, la ofrecerá sin defecto. Si ofreciere cordero por su ofrenda, lo ofrecerá delante de Jehová. Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y después la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor. Y del sacrificio de paz ofrecerá por ofrenda encendida a Jehová la grosura, la cola entera, la cual quitará a raíz del espinazo, la grosura que cubre todos los intestinos, y toda la que está sobre las entrañas. Asimismo los dos riñones y la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado. Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda encendida para Jehová. Si fuere cabra su ofrenda, la ofrecerá delante de Jehová. Pondrá su mano sobre la cabeza de ella, y la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor. Después ofrecerá de ella su ofrenda encendida a Jehová; la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado. Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda que se quema en olor grato a Jehová; toda la grosura es de Jehová. Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis. 4 Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas; si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová. Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión; y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario. Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová; y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión. Y tomará del becerro para la expiación toda su grosura, la que cubre los intestinos, y la que está sobre las entrañas, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado, de la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar del holocausto. Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol, en fin, todo el becerro sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; en donde se echan las cenizas será quemado. Si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables; luego que llegue a ser conocido el pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por expiación, y lo traerán delante del tabernáculo de reunión. Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová, y en presencia de Jehová degollarán aquel becerro. Y el sacerdote ungido meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de reunión, y mojará el sacerdote su dedo en la misma sangre, y rociará siete veces delante de Jehová hacia el velo. Y de aquella sangre pondrá sobre los cuernos del altar que está delante de Jehová en el tabernáculo de reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión. Y le quitará toda la grosura y la hará arder sobre el altar. Y hará de aquel becerro como hizo con el becerro de la expiación; lo mismo hará de él; así hará el sacerdote expiación por ellos, y obtendrán perdón. Y sacará el becerro fuera del campamento, y lo quemará como quemó el primer becerro; expiación es por la congregación. Cuando pecare un jefe, e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare; luego que conociere su pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío sin defecto. Y pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Jehová; es expiación. Y con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto, y quemará toda su grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de paz; así el sacerdote hará por él la expiación de su pecado, y tendrá perdón. Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto. Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado. Y si por su ofrenda por el pecado trajere cordero, hembra sin defecto traerá. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de expiación, y la degollará por expiación en el lugar donde se degüella el holocausto. Después con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio de paz, y el sacerdote la hará arder en el altar sobre la ofrenda encendida a Jehová; y le hará el sacerdote expiación de su pecado que habrá cometido, y será perdonado.
SALMO 2:
¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su ungido. Y dicen: "¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!" El rey de los cielos se ríe; el Señor se burla de ellos. En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice: "He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte." Yo proclamaré el decreto del Señor: "Tú eres mi hijo", me ha dicho; "hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra! Las gobernarás con puño de hierro; las harás pedazos como a vasijas de barro." Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor; con temblor ríndanle alabanza. Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!
PROVERBIOS 27:
No te jactes del día de mañana, porque no sabes lo que el día traerá. No te jactes de ti mismo; que sean otros los que te alaben. Pesada es la piedra, pesada es la arena, pero más pesada es la ira del necio. Cruel es la furia, y arrolladora la ira, pero ¿quién puede enfrentarse a la envidia? Más vale ser reprendido con franqueza que ser amado en secreto. Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa. Al que no tiene hambre, hasta la miel lo empalaga; al hambriento, hasta lo amargo le es dulce. Como ave que vaga lejos del nido es el hombre que vaga lejos del hogar. El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo. No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre.No vayas a la casa de tu hermano cuando tengas un problema.Más vale vecino cercano que hermano distante. Hijo mío, sé sabio y alegra mi corazón; así podré responder a los que me desprecian. El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. Toma la prenda del que salga fiador por un extraño; reténla en garantía si la entrega por la mujer ajena. El mejor saludo se juzga una impertinencia cuando se da a gritos y de madrugada. Gotera constante en un día lluvioso es la mujer que siempre pelea. Quien la domine, podrá dominar el viento y retener aceite en la mano. El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre. El que cuida de la higuera comerá de sus higos, y el que vela por su amo recibirá honores. En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona. El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos. En el crisol se prueba la plata; en el horno se prueba el oro; ante las alabanzas, el hombre. Aunque al necio lo muelas y lo remuelas, y lo machaques como al grano, no le quitarás la necedad. Asegúrate de saber cómo están tus rebaños; cuida mucho de tus ovejas; pues las riquezas no son eternas ni la fortuna está siempre segura. Cuando se limpien los campos y brote el verdor, y en los montes se recoja la hierba, las ovejas te darán para el vestido, y las cabras para comprar un campo; tendrás leche de cabra en abundancia para que se alimenten tú y tu familia, y toda tu servidumbre.
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor de Jimmy Swaggart:
FILIPENSES
POR tanto, si hay alguna consolación en Cristo (debiera traducirse, “ya que hay consuelo [aliento] en Cristo”), si algún refrigerio de amor (tener el tipo de amor de Dios), si alguna comunión del Espíritu (se refiere a un interés común y una participación mutua y activa en los asuntos de Dios, en los cuales el Creyente y el Espíritu Santo son copartícipes), si algún afecto verdadero y misericordias (ser bondadoso y tener compasión), 2 Cumplid mi gozo (el Crecimiento Espiritual de los Filipenses será su gozo), que sintáis lo mismo (unidad de mente y de corazón), teniendo el mismo amor (el tipo de Amor de Dios), unánimes, sintiendo una misma cosa. (Si la Cruz de Cristo es el Objeto de tal Fe, éstas se realizarán.) 3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria (tomar partido); antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros (lo que es el resultado de un punto de vista correcto de la Cruz). 4 No mirando cada uno por sus propios intereses (quiere decir, considerar solamente sus propias cuestiones), sino cada cual también por los de los demás (un interés en los asuntos de los demás). 5 Haya, pues, en vosotros este sentir (Cristo voluntariamente se despojó de Sus derechos divinos) que hubo también en Cristo Jesús (describe a Cristo como el ejemplo supremo): 6 El Cual, siendo en forma de Dios (se refiere a la Deidad, lo que Cristo siempre era), no tuvo por robo el ser igual a Dios (la igualdad con Dios se refiere aquí a la coparticipación del Señor con los otros miembros de la Trinidad en la expresión de la Esencia Divina): 7 Sin embargo, Se Vació de Sí Mismo (en lugar de imponer Sus Derechos a la expresión de la Esencia de la Deidad, nuestro Señor se despojó de Sus Derechos a esa expresión), tomando forma de siervo (esclavo voluntario), hecho semejante a los hombres (presenta al Señor que entraba en un estado nuevo de Ser cuando Él se hizo Hombre; pero al hacerse Hombre de ningún modo Le excluyó de Su Posición de Deidad; aunque fue Hombre, Él se despojó de la “expresión” de la Deidad, pero Él jamás perdió la “posesión” de Su Deidad):8 Y hallado en la condición como hombre (denota a Cristo según los hombres), se humilló a Sí Mismo (Él se redujo a lo más bajo, pero de buena voluntad), hecho obediente hasta la muerte (no quiere decir que Él se hizo obediente hasta la muerte; Él siempre fue El Maestro de la Muerte; sino que, Él se sujetó a la muerte), y muerte de la Cruz. (Demuestra el carácter de Su Muerte como una de desgracia y degradación, lo que fue necesario para que los hombres fueran redimidos. Este tipo único de muerte pudo pagar la deuda terrible del pecado, y lo hizo en totalidad.) 9 Por lo cual Dios también Le ensalzó a lo sumo (a un lugar de Majestad suprema; Jesús siempre ha sido el Creador, pero también Él es ahora el Salvador), y Le dio un Nombre que es sobre todo nombre (en efecto dice, “El Nombre,” refiriéndose a un Nombre y un Título específico; aquel Nombre, como el Versículo 11 lo expresa, es "el Señor"): 10 Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla (en la esfera del Nombre, lo cual se refiere a todo lo que implica; todo es resultado de la Cruz, el precio pagado, y por consiguiente la Redención proporcionada) de los que están en los Cielos, y en la Tierra, y debajo de la Tierra (toda la Creación dará homenaje, ya sean seres animados o inanimados); 11 Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor (proclama "el Señor" como el “Nombre” del Versículo 9; significa "el Maestro" de todo, nuevamente, lo que fue hecho posible por la Cruz), a la Gloria de Dios el Padre. (El reconocimiento de la Gloria de Cristo es el reconocimiento de la Gloria del Padre.)
LUMINARES
12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido (los alaba por su obediencia constante), no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia (seguían obedeciendo el Evangelio, aunque Pablo no estuviera personalmente presente entre ellos), ocupaos en vuestra Salvación con temor y temblor. (Se refiere a continuar hacia la madurez, hacia la conclusión final de asemejarse a Cristo.)13 Porque Dios es el que en vosotros obra (la Divina capacitación) así el querer como el hacer por Su buena Voluntad. (Se refiere al Espíritu Santo, Quien fortalece al Santo, haciéndolo no sólo dispuesto, sino también activamente deseoso de hacer la dulce Voluntad de Dios.)14 Haced todo sin murmuraciones (refunfuños de descontentamiento) y contiendas (dudando de la Palabra de Dios, lo que es provocado por "las murmuraciones"): 15 Para que seáis (pueden llegar a ser) irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin culpa, en medio de una generación maligna y perversa (lo que el Espíritu Santo espera de nosotros), entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo (los Santos deben ser luminares, lo que se puede lograr sólo cuando manifiesta Fe constante en la Cruz); 16 Reteniendo la Palabra de Vida (sujetándose a Ella para poder ofrecerla); para que yo pueda gloriarme en el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia), que no he corrido en vano, ni trabajado en vano (no sea que el Evangelio se haya desperdiciado en estas personas; desgraciadamente, se desperdicia en muchas personas, y a veces en la mayoría). 17 Y aun si soy derramado en libación sobre el Sacrificio y servicio de vuestra Fe (me ofreceré por ustedes), me gozo, y brindo por todos vosotros. (El gozo está en su Fe colocada correctamente en la Cruz de Cristo.) 18 Y asimismo gozaos también vosotros, y regocijaos conmigo.
UN ELOGIO 19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros dentro de poco a Timoteo (era un discípulo de Pablo), para que yo también esté de buen ánimo, al saber del estado de vosotros. (El Apóstol quería información actualizada acerca de la Iglesia en Filipos.) 20 Porque a ninguno tengo del mismo sentir (el Apóstol está diciendo que la mayoría de los Predicadores tenían objetivos incorrectos), y que con sincera afición tiene cuidado del estado vuestro (se refiere a un corazón que tiene en mente una cosa, que es hacer la Voluntad de Dios). 21 Porque todos buscan lo suyo propio (no significa que no había Predicador legítimo en Roma, sino que no había nadie con la capacidad que él requería), no lo que es de Cristo Jesús (nuevamente corresponde a la Voluntad de Dios en todos los asuntos). 22 Pero la experiencia de él habéis conocido (el carácter de Timoteo ha superado la prueba, y fue aprobado), que, como un hijo con el padre, ha servido conmigo en el Evangelio (en el Griego original dice, “como un hijo a un padre”). 23 Así que a éste espero enviaros, luego (se refiere a un retraso, pero se espera que no demorará mucho) que yo viere cómo van mis asuntos. (Tan pronto supiera acerca de su situación, con respecto a su liberación o encarcelamiento, enviaría a Timoteo.) 24 Y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros. (Parece que esta esperanza fue satisfecha, ya que Pablo fue liberado poco tiempo después.) 25 Mas tuve por cosa necesaria enviaros a Epafrodito (presenta al Hermano que llevó la Ofrenda de Amor de los Filipenses a Pablo en Roma), mi Hermano, y colaborador, y compañero de milicia, y vuestro mensajero (elogios dados por Pablo, sin embargo, sancionados por el Espíritu Santo), y ministrador de mis necesidades. (El Apóstol tenía en gran estima el servicio de Epafrodito.) 26 Porque tenía gran deseo de ver a todos vosotros, y gravemente se angustió (debido a su enfermedad), porque habíais oído que había enfermado. (Indica que Epafrodito ya había mejorado.) 27 Pues en verdad estuvo enfermo a la muerte (casi muere): mas Dios tuvo misericordia de él (expresa la manera cómo todo se recibe de Dios — todo por la Misericordia de Dios); y no solamente de él, sino aun de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. (Indica el hecho de que si el hombre se hubiera muerto, hubiera sido una gran pérdida para el Apóstol y para la Obra de Dios.) 28 Así que le envío más pronto (Pablo tiene la esperanza de enviar a Epafrodito para Filipos muy pronto), para que viéndole, os volváis a gozar (recuperación o sanidad de este hombre), y yo esté con menos tristeza (la tristeza de Pablo ha sido mitigada).29 Recibidle pues en el Señor con todo gozo (parece que hubo un problema en la Iglesia en Filipos con respecto a Epafrodito, pero el hombre ya le había probado digno de confianza a Pablo, por lo tanto, el Apóstol podía recomendarle con toda confianza); y tened en estima a los tales (dé el honor a quien merece el honor, y Epafrodito debe ser estimado en honor): 30 Porque por la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, poniendo su vida (parece que él se enfermó debido al exceso de trabajo), para suplir vuestra falta de servicio en mí. (Se refiere desde luego a algo que los Filipenses no podían hacer debido a las circunstancias, pero lo que Epafrodito hizo de parte de ellos.)
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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