27 February 2023

El 27 de febrero Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz-capítulo-1




El 27 de febrero Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 56-58:
56 Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal. Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados. Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente. 57 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio. Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste. ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán. Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos. 58 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.

Salmo 76:
Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel. En Salén se halla su santuario; en Sión está su morada. Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah. Estás rodeado de esplendor; eres más imponente que las montañas eternas. Los valientes yacen ahora despojados; han caído en el sopor de la muerte. volverá a levantar sus manos. Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles. Tú, y sólo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo? Desde el cielo diste a conocer tu veredicto; la tierra, temerosa, guardó silencio cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a los pobres de la tierra. Selah. La furia de Edom se vuelve tu alabanza; lo que aún queda de Jamat se vuelve tu corona. Hagan votos al Señor su Dios, y cúmplanlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible, al que acaba con el valor de los gobernantes, ¡al que es temido por los reyes de la tierra!



Proverbios 10:
Proverbios de Salomón: El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre. Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte. El Señor no deja sin comer al justo, pero frustra la avidez de los malvados. Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas. El hijo prevenido se abastece en el verano, pero el sinvergüenza duerme en tiempo de cosecha. El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del malvado encubre violencia. La memoria de los justos es una bendición, pero la fama de los malvados será pasto de los gusanos. El de sabio corazón acata las órdenes, pero el necio y rezongón va camino al desastre. Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto. Quien guiña el ojo con malicia provoca pesar; el necio y rezongón va camino al desastre. Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca del malvado encubre violencia. El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas. En los labios del prudente hay sabiduría; en la espalda del falto de juicio, sólo garrotazos. El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente. La riqueza del rico es su baluarte; la pobreza del pobre es su ruina. El salario del justo es la vida; la ganancia del malvado es el pecado. El que atiende a la corrección va camino a la vida; el que la rechaza se pierde. El de labios mentirosos disimula su odio, y el que propaga calumnias es un necio. El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua. Plata refinada es la lengua del justo; el corazón del malvado no vale nada. Los labios del justo orientan a muchos; los  necios mueren por falta de juicio. La bendición del Señor trae riquezas, y nada se gana con preocuparse. El necio se divierte con su mala conducta, pero el sabio se recrea con la sabiduría. Lo que el malvado teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe. Pasa la tormenta y desaparece el malvado, pero el justo permanece firme para siempre. Como vinagre a los dientes y humo a los ojos es el perezoso para quienes lo emplean. El temor del Señor prolonga la vida, pero los años del malvado se acortan. El futuro de los justos es halagüeño; la esperanza de los malvados se desvanece. El camino del Señor es refugio de los justos y ruina de los malhechores. Los justos no tropezarán jamás; los malvados no habitarán la tierra. La boca del justo profiere sabiduría, pero la lengua perversa será cercenada. Los labios del justo destilan bondad; de la boca del malvado brota perversidad.




El Libro de Los Hechos Capítulo 8 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 8
(34 d.C.)
SAULO
Y SAULO (Pablo) consentía en su muerte (quiere decir que expresó una fuerte aprobación del apedreamiento de Esteban). Y en aquel día se hizo una grande persecución en la Iglesia que estaba en Jerusalén (la Iglesia, por lo que sabemos, fue luego confinada a Jerusalén); y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria (la persecución facilitaba en llevar el Evangelio a estas regiones particulares; por lo tanto, le salió el tiro por la culata al plan de Satanás), salvo los Apóstoles (se quedaron en Jerusalén, sin duda alguna por la orden del Espíritu Santo; ya que si los Apóstoles se hubieran marchado en aquel entonces podría haber destruido la Iglesia principiante).
2 Y llevaron a enterrar a Esteban varones piadosos (revela la gran estimación que le tuvieron a este hombre, ¡y con mucha razón!), e hicieron gran llanto sobre él (qué diferencia entre su muerte y la de Ananías y Safira).
3 Entonces Saulo asolaba la Iglesia (al parecer él era el líder de esta persecución), entrando por las casas (refiriéndose a las casas donde él sabía que habían seguidores de Cristo), y trayendo hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel (él no escatimaba edad o género, sino que los llevaba a fuerza delante de los magistrados).
4 Mas los que fueron esparcidos (se refiere al resultado de la persecución), iban por todas partes anunciando la Palabra (como se dijo, la persecución fracasó; ¡en vez de detener "la Palabra" más bien se dispersó "la Palabra!"; Satanás teme la Predicación del Evangelio mediante la Unción del Espíritu Santo, pero no tiene ninguna controversia con ritualismo o con filantropía).
FELIPE
5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria (debiera haberse traducido, "una ciudad de Samaria," que probablemente era "Siquem"; éste era Felipe de Hch. 6:5), les predicaba a Cristo (se refiere a él que proclamaba a Jesús como el Mesías, Dios manifestado en la carne, y resucitado de entre los muertos; él no comprendía mucho sobre la Cruz en aquel tiempo; ese mensaje aguardaba hasta la conversión de Pablo).
6 Y las gentes escuchaban atentamente unánimes las cosas que decía Felipe (proclama una gran aceptación del Evangelio), oyendo y viendo las señales que hacía (verificaba el Mensaje que él predicaba).
7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces (el Nombre de Jesús fue usado para expulsar a los demonios): y muchos paralíticos y cojos eran sanados.
8 Así que había gran gozo en aquella ciudad (cuando se acepta el Mensaje de Cristo, esto siempre trae "gran gozo").
EL HECHICERO
9 Y había un hombre llamado Simón, el cual había practicado la brujería en aquella ciudad (pertenecía a la práctica de los ritos del arte de los Reyes Magos; es de Satanás), y había engañado la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande (parece que ellos creyeron sus afirmaciones):
10 Al cual oían todos atentamente desde el más pequeño hasta el más grande (expresa que todos fueron engañados por su hechicería), diciendo, Este es el gran poder de Dios (atribuyeron su magia y trucos por el Poder de Dios, cuando en realidad eran de Satanás; muchos en la Iglesia moderna que afirman tener el Poder de Dios caen en la misma categoría).
11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había embrujado mucho tiempo (la palabra "embrujado" se refiere a que la persona o las personas están privadas de poder pensar u organizar correctamente sus pensamientos).
12 Mas cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el Evangelio del Reino de Dios (ellos encontraron ahora un Poder que era mayor que los poderes de las tinieblas) y el Nombre de Jesucristo (la Salvación está en aquel Nombre y a lo que esto se refiere, es a la Cruz; el mismo Nombre "Jesús" significa el "Salvador"), se bautizaban hombres y mujeres (fueron bautizados en agua después de ser salvos, no bautizados para poder ser salvos).
13 El mismo Simón creyó también entonces (toda evidencia indica que Simón genuinamente entregó su corazón y vida al Señor Jesús; se usó la palabra "creyó" exactamente como está en el Versículo anterior, que significa Salvación [Jn. 3:16; Rom. 10:9-13]): y bautizándose (claramente nos informa que Felipe vio muchas pruebas de Arrepentimiento y Fe en Cristo y él bautizó a Simón exactamente como lo hizo con los demás), se llegó a Felipe, y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito (él miraba con cuidado lo que Felipe hacía, y observó que no   implicaba engaño ni truco).
EL ESPÍRITU SANTO
14 Y los Apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la Palabra de Dios (muchos habían sido salvos), les enviaron a Pedro y a Juan (por el motivo que veremos):
15 Los cuales venidos, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo (era su propósito de haber venido, y demuestra la importancia de ser Bautizado con el Espíritu para los Creyentes):
16 (Porque aún (el Espíritu Santo) no había descendido sobre ninguno de ellos (es claro que Felipe predicó la Salvación fuertemente, pero no predicó el Bautismo con el Espíritu Santo): mas solamente eran bautizados en el Nombre de Jesús.) (Tiene la intención de deducir que fueron bautizados en agua, pero no en el Bautismo con el Espíritu.)
17 Entonces les impusieron las manos (presenta una de las formas en que los Creyentes pueden ser Bautizados con el Espíritu, pero esto no es necesario para poder ser llenos [Hch. 2:4; 10:44-48]), y recibieron el Espíritu Santo (no da más información, pero sabemos de Hechos 2:4; 10:44-48; 19:1-7 que ellos también hablaron con lenguas).
LA PROPUESTA PECAMINOSA
18 Y cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los Apóstoles se daba el Espíritu Santo (¿qué es lo que vio? vio y oyó que ellos hablaban en lenguas), les ofreció dinero (no hubiera ofrecido dinero sólo por la imposición de las manos),
19 Diciendo, Dadme también a mí esta potestad, que a cualquiera que pusiere las manos encima, reciba el Espíritu Santo (el dinero no puede comprar estos Dones, y en realidad, ni cualquier otra cosa de Dios).
20 Entonces Pedro le dijo, Tu dinero perezca contigo, que piensas que el Don de Dios se gane por dinero (todo Predicador debe tener mucho cuidado de que el dinero no sea parte de la ecuación; Dios no tiene nada en venta; todo lo que Él tiene es "un Regalo" [Jn. 3:16]).
21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto (la palabra "asunto" en el Griego, como se usa aquí, es "Logos," y significa "una palabra o discurso"; Pedro se refiere a estos Creyentes que hablan en otras lenguas): porque tu corazón no es recto Delante de Dios (la obstinación es la causa del corazón maligno).
22 Arrepiéntete pues de esta tu maldad (revela lo maligno del pecado, no obstante, se les ofrece esperanza), y ruega a Dios, si quizás te será perdonado el pensamiento de tu corazón (nos dice que Dios Solo puede remediar esta situación, y Él siempre lo hará con tal que sea con un Arrepentimiento apropiado que diga que Él tiene razón y yo estoy equivocado).
23 Porque en hiel de amargura (se refiere al Espíritu Santo al informar a Pedro de la causa exacta, y no solamente de los síntomas) y en prisión de maldad (condición de extrema maldad) veo que estás (una esclavitud de avaricia por el dinero, poder y control de otros hombres).
24 Respondiendo entonces Simón, dijo, Rogad vosotros por mí al Señor (indica una actitud correcta de parte de Simón), que ninguna cosa de éstas que habéis dicho, venga sobre mí (le hace referencia de la posibilidad de perecer si permaneciera en esa dirección).
25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la Palabra de Dios (sin duda, vieron allí una Iglesia establecida), se volvieron a Jerusalén, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaron el Evangelio (en el camino a Jerusalén, predicaron en muchas ciudades y pueblos, es probable que se tomaron varias semanas para hacer eso).
FELIPE
26 Empero el Ángel del Señor habló a Felipe (otra misión solamente para Felipe, en vez de regresar a Jerusalén con Pedro y Juan), diciendo, Levántate y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto (es posible que se refirió al camino que condujo a Gaza del Antiguo Testamento, que fue destruida en el año 93 a.C.).
27 Entonces él se levantó, y fue (la distancia de unos ciento cincuenta kilómetros [cien millas]; él inmediatamente obedeció): y, he aquí, un Etíope, Eunuco, gobernador de Candace, Reina de los Etíopes (claramente presenta a un Gentil que era un prosélito al Convenio de Israel), el cual era puesto sobre todos sus tesoros (él era el tesorero de aquel país Africano), y había venido a adorar a Jerusalén (podría referirse a la Fiesta de los Tabernáculos, que se llevaba a cabo en el mes de Octubre; Eusebio dice, "Él era el primer Gentil, por lo menos en la Iglesia Primitiva, que se convirtió a Cristo."),
28 Se volvía (regresando a Etiopía) sentado en su carro, y leyendo el Profeta Isaías (lo más probable es que se refirió a una versión del Griego).
29 Y el Espíritu (el Espíritu Santo) dijo a Felipe (el Espíritu Santo guiará y dirigirá a todos los que desean esa relación), Llégate, y júntate a este carro.
30 Y acudiendo Felipe (es probable que el conductor se había detenido para darle agua a los caballos), le oyó que leía el Profeta Isaías (quiere decir que leía en voz alta), y dijo, Mas ¿entiendes lo que lees? (Es posible que se hizo esta pregunta porque el Espíritu Santo le dijo que le preguntara eso.)
31 Y dijo, ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? (¡Es por eso que es de gran importancia que el Predicador sea llamado por Dios!) Y rogó a Felipe que subiese, y se sentase con él (quiso que Felipe le explicara La Escritura).
32 Y el lugar de La Escritura que leía, era éste (también presenta una orquestación que el Espíritu Santo llevó a cabo), Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que le trasquila, así no abrió Su Boca (se refiere a la Cruz y la manera cómo nuestro Señor aborda este Sacrificio):
33 En Su humillación Su juicio fue quitado (quiere decir que se suspendió toda justicia con respecto al proceso y Crucifixión de Cristo): Mas Su generación, ¿quién la contará? (Significa que el Sanedrín Judío intentó borrar Su Memoria, pero no lo lograron.) Porque es quitada de la Tierra Su vida (a pesar de sus malas intenciones, el Plan de Dios se llevó a cabo hasta cumplirse totalmente).
34 Y respondiendo el Eunuco a Felipe, dijo, te ruego ¿de quién el Profeta dice esto? (Presenta, como se hará obvio, un corazón sediento para Dios.) ¿De sí mismo, o de otra persona? (Presenta la pregunta correcta, a la que Felipe iba a contestar.)
35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el Evangelio de Jesús (se refiere a Isa. 53:7-8; le explica al Etíope que el Profeta Isaías habla de Jesús).
36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua (viajando a una poca distancia, Felipe le explicaba todo esto durante este tiempo, llegaron a un lugar donde había agua; evidentemente, Felipe le había explicado que el Bautismo en Agua era la señal externa de que Jesús había sido aceptado en el corazón): y dijo el Eunuco, he aquí, agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? (Él había aceptado a Cristo, y ahora tenía muchas ganas de obedecer al Señor en el Bautismo en Agua.)
37 Y Felipe dijo, Si crees de todo corazón, bien puedes (presenta el único requisito Bíblico para la Salvación). Y respondiendo, dijo, Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios (¡esto muestra que Felipe había explicado muy bien el Programa del Evangelio a este hombre!).
38 Y mandó (el Etíope) parar el carro: y descendieron ambos al agua, Felipe y el Eunuco (esto nos dice que el Bautismo en Agua es por inmersión, y no por la mera aspersión como enseñan algunos); y (Felipe) le bautizó.
39 Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe (quiere decir exactamente lo que esto dice), y no le vio más el eunuco (ha de haber sido una experiencia extraordinaria): y (el Etíope) se fue por su camino gozoso (su viaje valió la pena).
40 Felipe empero se halló en Azoto (era el Azoto antiguo, situado en el Mediterráneo): y pasando, anunciaba el Evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea (unos noventa kilómetros [sesenta millas] al norte de Azoto).



1 Corintios 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.



Hebreos 10:35-12:4:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e   incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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