02 August 2022

El 2 de agosto LECTURA BÍBLICA DIARIA

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 2 de agosto LECTURA BÍBLICA DIARIA:

Daniel 6-8:
6 Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino. Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios. Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive! Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición. Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición. Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle. Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase. Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios. Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos. Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones. Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa. 7 En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre. Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne. Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio. Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo. Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre. Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino. Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán. Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón. 8 En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes. Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai. Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después. Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía. Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos. Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder. Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa. Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó. Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión. Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin. Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin. En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia. El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero. Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él. Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana. La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días. Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía.

Salmo 81:
Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob! ¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa! Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta. Éste es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob. Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto. Escucho un idioma que no entiendo: "Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto. En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah. "Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré. "Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera. "Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos, ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios! Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados. Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría."



Proverbios 13:
La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al pecador. Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene. Con su riqueza el rico pone a salvo su vida, pero al pobre no hay ni quien lo amenace. La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como lámpara apagada. El orgullo sólo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida. Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa. La enseñanza de los sabios es fuente de vida, y libera de los lazos de la muerte. El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no cambia. El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad. El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable aporta la solución. El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores. El deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justos. En el campo del pobre hay abundante comida, pero ésta se pierde donde hay injusticia. No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo. El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.




El Libro de Apocalipsis Capítulo 17 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


EL APOCALIPSIS
DE SAN JUAN




CAPÍTULO 17
(96 d.C.)
LA GRAN RAMERA




Y VINO uno de los siete Ángeles que tenían las siete Copas, y habló conmigo (probablemente es el séptimo Ángel; sin embargo, no tenemos en realidad ninguna forma de saberlo), diciéndome, Ven acá, y te mostraré la condenación de la gran ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas (la "gran ramera" se atribuye a todas las religiones del mundo ideadas siempre por los hombres como sustituto de "Jesucristo y Él Crucificado"; el Camino de Dios es Cristo y Él Solo Crucificado; también, "muchas aguas" es símbolo de multitudes de personas [v. 15]):
2 Con la cual (la gran ramera, es decir, toda clase de religiones) han fornicado (a partir del principio mismo, la mayoría de las naciones han sido gobernadas por alguna clase de religión) los reyes de la Tierra (todas las religiones ideadas por los hombres y hasta las partes del Cristianismo que han sido corrompidas, el Señor las clasifica como "fornicación espiritual"), y los que moran en la Tierra se han embriagado con el vino de su fornicación (indica la adicción de la religión; la religión es el narcótico más poderoso que existe [Rom. 7:1-4]).
3 Y él (el Ángel) me llevó (Juan) en Espíritu (una visión) al desierto (todo esfuerzo religioso que intenta tomar el lugar de la Cruz es un desierto espiritual): y vi una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata (la mujer es la religión organizada; eso quiere decir que cualquier religión o forma de religión que afirma tener un camino de Salvación o victoria además de la Cruz; el "color escarlata" indica la sangre y corresponde a la gran persecución) llena de nombres de blasfemia (se refiere a esta "mujer" que se opone al Plan de Dios en toda su capacidad) y que tenía siete cabezas y diez cuernos. (Corresponde a la bestia de color escarlata, no a la mujer. "Las siete cabezas" representan a los siete Imperios que persiguieron a Israel en el pasado, es la última persecución aún por venir. Éstos son "Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persa, Grecia y Roma." "Los diez cuernos" representan a las diez naciones que surgirán del antiguo territorio del Imperio Romano y perseguirán a Israel, y son aún por venir. Estas diez naciones componen la séptima cabeza. El Imperio Romano que componía la sexta cabeza, era el último de los Imperios que persiguieron a Israel antes de su destrucción como Nación en el año 70 d.C. Cuando surja el reino de los diez cuernos, lo cual será pronto, perseguirá a Israel también.)
4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata (todo esto corresponde a Israel, pero que se transfiere al período siguiente de la Edad de Iglesia; la "púrpura" representa el dominio de estas religiones sobre las naciones, y el "color de escarlata" que representa la persecución de Israel), y dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas (estas religiones siempre eran muy ricas; un ejemplo es el Islam, que controla aproximadamente el 60% de las reservas del petróleo del mundo), teniendo un cáliz de oro en su mano (todas estas religiones tienen una atracción, simbolizada por la copa que es de oro) lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación (explica lo que contiene esta taza, a pesar de su atracción externa):
5 Y en su frente un nombre escrito (la "frente" simboliza el hecho de que todas estas religiones son ideadas por el hombre y no por Dios), MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE (la palabra "misterio" separa la Babilonia espiritual de la Babilonia literal; es "grande en los ojos del mundo pero no en los Ojos de Dios"), LA MADRE DE LAS FORNICACIONES Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. (Declara el contenido mismo de esta "copa de  oro," aunque parezca espléndida en lo exterior. Si no es "Jesucristo y Él Crucificado," entonces es designado por el Señor como "rameras y abominaciones." Desgraciadamente, esto incluye también a la mayoría del Cristianismo moderno.)
6 Y vi la mujer embriagada de la sangre de los Santos (se refiere a estos Imperios y sus religiones falsas, que persiguieron a Israel durante la época del Antiguo Testamento, realmente hasta la época de Cristo), y de la sangre de los mártires de Jesús (señala a los millones en la Edad de Iglesia quienes dieron sus vidas por la Causa de Cristo; el Imperio Romano comenzó estas persecuciones de Cristianos y después lo siguió la Iglesia Católica): y cuando la vi, quedé maravillado de grande admiración (Juan está asombrado de ver todo esto).
7 Y el Ángel me dijo, ¿Por qué te maravillas? (El Ángel sabía que Juan se maravillaría de la escena que se desplegó delante de sus ojos y necesitaría una explicación.) Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos.
8 La bestia que has visto, fue (representa a un Ángel caído que ayudó a los líderes de estos Imperios del pasado en sus esfuerzos para destruir a Israel), y no es (no fue activo durante la época de Juan); y ha de subir del abismo (este poderoso Ángel caído fue confinado al abismo hace unos 2.300 años y aún permanece allí, pero pronto será libertado para ayudar al Anticristo), y ha de ir a perdición (quiere decir que después de su aventura de ayudar al Anticristo en la Tierra, él será consignado al Lago de Fuego [20:10]): y los moradores de la Tierra, cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida desde la fundación del mundo (expresa el hecho de que toda la gente que no es salva en la Tierra durante la Gran Tribulación estará asustada y asombrada cuando observen al Anticristo, que hará cosas que ningún otro hombre haya hecho jamás; será porque este Ángel caído le ayuda, pero del cual él no está consciente), se maravillarán viendo la bestia que era y no es (no estaba obrando durante la época de Juan), aunque es (será libertado del abismo para ayudar al Anticristo).
9 Y aquí hay mente que tiene sabiduría (es la mente que conoce y cree la Palabra de Dios). Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se asienta la mujer (representa a estos siete Imperios que fueron controlados por las religiones falsas, es decir, los "espíritus inmundos").
10 Y son siete reyes (realmente se refiere a las "siete cabezas," refiriéndose a los líderes de estos Imperios, quienesquiera ellos pudieran haber sido): los cinco son caídos (cinco de los Imperios cayeron durante la época de Juan; éstos son Egipto, Asiria, Babilonia, la Medo-Persa y Grecia), el uno es (se refiere al Imperio Romano, que  estaba en existencia en la época de Juan y, por lo tanto, pudiera referirse en el presente), el otro aún no es venido (se refiere a la confederación de las diez naciones simbolizada por los diez cuernos, que en la época de Juan todavía no había venido y, de hecho, aún no han venido); y cuando viniere, es necesario que dure breve tiempo. (Los "diez cuernos" serán la séptima cabeza y se refieren a las diez naciones que surgirán dentro de poco y perseguirán a Israel, que ocurrirá probablemente en la primera mitad de la Gran Tribulación, un período de unos tres años y medio.)
11 Y la bestia (Ángel caído) que era, y no es, es también el octavo (este Ángel caído ayudará al Anticristo y se dirigirá al octavo Imperio para perseguir a Israel), y es de los  siete (se refiere al hecho de que él ayudó a todos los Imperios del pasado, con excepción de Roma, en sus esfuerzos para perseguir a Israel; pero este Ángel caído dio la mayor ayuda a Alejandro Magno, quien encabezaba el Imperio Griego; sabemos esto porque Juan, en su Visión dijo, "y la bestia que vi era un leopardo," aquel animal es uno de los símbolos de la antigua Grecia [Apoc. 13:2; Dan. 7:6]), y va a perdición (se refiere al hecho de que independientemente de su poder y proyectos, el Infierno Eterno será lo merecido para este Príncipe Satánico; lo mismo se aplica para Satanás, el Anticristo, el Falso Profeta, cada Ángel caído, cada espíritu demoníaco, y, de hecho, todos los que no son redimidos quienes hayan vivido).
12 Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes (Dan. 7:7), que aún no han recibido reino (se refiere a la época de Juan); mas tomarán potencia por una hora como reyes con la bestia. (Estas diez naciones ascenderán al poder antes del Anticristo, componiendo así la séptima cabeza. Luego el Anticristo ocupará el poder de estas naciones, lo cual fue descrito por Daniel como el "pequeño cuerno" [Dan. 7:8]. "Una hora" se refiere "al lapso breve" que esta confederación de diez reyes y el Anticristo mantendrán unido. Durará unos tres años y medio y será destruido en la Segunda Venida de Cristo [Dan. 2:34-35].)
13 Estos tienen un consejo (esta confederación de diez naciones que componen la séptima cabeza, estarán de acuerdo con respecto a aliarse con el Anticristo porque no tienen el poder de lograr oponerse a él), y darán su potencia y autoridad a la bestia (se refiere al Anticristo que viene ya al pleno poder y compone el octavo reino como está descrito en el Versículo 11).
14 Ellos pelearán contra el Cordero (corresponde al Anticristo que ataca a Israel con respecto a la Batalla de Armagedón; Satanás odia a Israel por diversos motivos, pero sobre todo por causa de Jesús; por lo tanto, para atacar a Israel debe atacar al Cordero), y el Cordero los vencerá (relacionado a la Segunda Venida y también al hecho de que Jesús es digno de administrar Juicio y Justicia debido a lo que Él hizo en la Cruz): porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes (proclama el hecho de que este "Cordero" es el "Rey" de todos y "Señor" de todos, y todo a causa de la Cruz): y los que están con Él son llamados, y elegidos, y fieles. (Todo Santo de Dios que haya vivido, tanto Judíos como Gentiles, volverán con Cristo en la Segunda Venida.)
15 Y él (el Ángel) me dice (Juan), Las aguas que has visto (se remonta al Versículo 1 y presenta la palabra "aguas" empleada como un simbolismo) donde la ramera se sienta (si no es Jesucristo y Él Crucificado [I Cor. 1:23; 2:2], entonces Dios le atribuye como "la Gran Ramera" [I Cor. 1:23; 2:2]), son pueblos, y muchedumbres, y naciones, y lenguas. (Incluye la totalidad del mundo y nos dice que mil millones han muerto y terminaron en el Infierno a consecuencia de seguir las religiones falsas.)
16 Y los diez cuernos que viste en la bestia (corresponde a la confederación de diez naciones, que compondrán la séptima cabeza), éstos aborrecerán a la ramera (al menos algunos, si no todos, de la confederación de diez naciones provendrán del Medio Oriente; Islam gobierna esta región del mundo y es un dominio que casi ha destruido a estos países; la sugerencia es que la religión de Islam será degradada por esta confederación), y la harán desolada y desnuda, y comerán sus carnes, y la quemarán con fuego. (Explica el hecho de que las diez naciones bajo el Anticristo instituirán y realizarán una campaña de eliminación de la religión del Islam, y, de hecho, cualquier otra religión en su esfera. Todas estas religiones serán sustituidas por la "adoración de la bestia.")
17 Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que a Él le place (aunque las diez naciones tienen su propia agenda, Dios lo usará para efectuar Su Voluntad), y el ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia (los diez líderes de estas naciones darán su autoridad a la bestia, es decir, "el Anticristo"), hasta que sean cumplidas las Palabras de Dios. (Durará "hasta" que haya concluido la Gran Tribulación que será en la Batalla de Armagedón en la cual estas naciones serán aniquiladas totalmente [Dan. 2:34-35].)
18 Y la mujer que has visto es la grande ciudad (la reconstrucción de Babilonia representada en Apoc., cap. 18), que tiene reino sobre los reyes de la Tierra. (La Babilonia reconstruida no solamente será uno de los centros comerciales del mundo, sino también el centro religioso. El Anticristo habrá sustituido el Islam y otras religiones consigo mismo como el que ha de ser adorado. Todo empezó en Babilonia y todo terminará allí [Gén. 11:1-9; Apoc. 18:10].)




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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