28 July 2022

El 28 de julio Lectura Bíblica Diaria:

Sonidos del aire libre

 Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 28 de julio Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 39-41:
39 Tú pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal. Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel; y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha. Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran con seguridad en las costas; y sabrán que yo soy Jehová. Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel. He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado. Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años. No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino quemarán las armas en el fuego; y despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron, dice Jehová el Señor. En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog. Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento. Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog. Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra. Y tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Dí a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes a mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre. Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la tierra; de carneros, de corderos, de machos cabríos, de bueyes y de toros, engordados todos en Basán. Comeréis grosura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaros de sangre de las víctimas que para vosotros sacrifiqué. Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes fuertes y de todos los hombres de guerra, dice Jehová el Señor. Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse. Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios. Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada. Conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con ellos, y de ellos escondí mi rostro. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre. Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los espante; cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor. 40 En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me llevó allá. En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur. Me llevó allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir; y él estaba a la puerta. Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel. Y he aquí un muro fuera de la casa; y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis codos de a codo y palmo menor; y midió el espesor del muro, de una caña, y la altura, de otra caña. Después vino a la puerta que mira hacia el oriente, y subió por sus gradas, y midió un poste de la puerta, de una caña de ancho, y el otro poste, de otra caña de ancho. Y cada cámara tenía una caña de largo, y una caña de ancho; y entre las cámaras había cinco codos de ancho; y cada poste de la puerta junto a la entrada de la puerta por dentro, una caña. Midió asimismo la entrada de la puerta por dentro, una caña. Midió luego la entrada del portal, de ocho codos, y sus postes de dos codos; y la puerta del portal estaba por el lado de adentro. Y la puerta oriental tenía tres cámaras a cada lado, las tres de una medida; también de una medida los portales a cada lado. Midió el ancho de la entrada de la puerta, de diez codos, y la longitud del portal, de trece codos. El espacio delante de las cámaras era de un codo a un lado, y de otro codo al otro lado; y cada cámara tenía seis codos por un lado, y seis codos por el otro. Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de ancho, puerta contra puerta. Y midió los postes, de sesenta codos, cada poste del atrio y del portal todo en derredor. Y desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente de la entrada de la puerta interior, cincuenta codos. Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores; y las ventanas estaban alrededor por dentro; y en cada poste había palmeras. Me llevó luego al atrio exterior, y he aquí había cámaras, y estaba enlosado todo en derredor; treinta cámaras había alrededor en aquel atrio. El enlosado a los lados de las puertas, en proporción a la longitud de los portales, era el enlosado más bajo. Y midió la anchura desde el frente de la puerta de abajo hasta el frente del atrio interior por fuera, de cien codos hacia el oriente y el norte. Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura. Sus cámaras eran tres de un lado, y tres del otro; y sus postes y sus arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta codos de longitud, y veinticinco de ancho. Y sus ventanas y sus arcos y sus palmeras eran conforme a la medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y se subía a ella por siete gradas, y delante de ellas estaban sus arcos. La puerta del atrio interior estaba enfrente de la puerta hacia el norte, y así al oriente; y midió de puerta a puerta, cien codos. Me llevó después hacia el sur, y he aquí una puerta hacia el sur; y midió sus portales y sus arcos conforme a estas medidas. Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las otras ventanas; la longitud era de cincuenta codos, y el ancho de veinticinco codos. Sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y tenía palmeras, una de un lado, y otra del otro lado, en sus postes. Había también puerta hacia el sur del atrio interior; y midió de puerta a puerta hacia el sur cien codos. Me llevó después en el atrio de adentro a la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a estas medidas. Sus cámaras y sus postes y sus arcos eran conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho. Los arcos alrededor eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de ancho. Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus postes; y sus gradas eran de ocho peldaños. Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme a estas medidas. Eran sus cámaras y sus postes y sus arcos conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos. Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños. Me llevó luego a la puerta del norte, y midió conforme a estas medidas; sus cámaras, sus postes, sus arcos y sus ventanas alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho. Sus postes caían afuera al atrio, con palmeras a cada uno de sus postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños. Y había allí una cámara, y su puerta con postes de portales; allí lavarán el holocausto. Y en la entrada de la puerta había dos mesas a un lado, y otras dos al otro, para degollar sobre ellas el holocausto y la expiación y el sacrificio por el pecado. A un lado, por fuera de las gradas, a la entrada de la puerta del norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba a la entrada de la puerta, dos mesas. Cuatro mesas a un lado, y cuatro mesas al otro lado, junto a la puerta; ocho mesas, sobre las cuales degollarán las víctimas. Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra labrada, de un codo y medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de un codo de altura; sobre éstas pondrán los utensilios con que degollarán el holocausto y el sacrificio. Y adentro, ganchos, de un palmo menor, dispuestos en derredor; y sobre las mesas la carne de las víctimas. Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el sur; una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte. Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el sur es de los sacerdotes que hacen la guardia del templo. Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes que hacen la guardia del altar; estos son los hijos de Sadoc, los cuales son llamados de los hijos de Leví para ministrar a Jehová. Y midió el atrio, cien codos de longitud, y cien codos de anchura; era cuadrado; y el altar estaba delante de la casa. Y me llevó al pórtico del templo, y midió cada poste del pórtico, cinco codos de un lado, y cinco codos de otro; y la anchura de la puerta tres codos de un lado, y tres codos de otro. La longitud del pórtico, veinte codos, y el ancho once codos, al cual subían por gradas; y había columnas junto a los postes, una de un lado, y otra de otro. 41 Me introdujo luego en el templo, y midió los postes, siendo el ancho seis codos de un lado, y seis codos de otro, que era el ancho del tabernáculo. El ancho de la puerta era de diez codos, y los lados de la puerta, de cinco codos de un lado, y cinco del otro. Y midió su longitud, de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos. Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta, de dos codos; y la puerta, de seis codos; y la anchura de la entrada, de siete codos. Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos, delante del templo; y me dijo: Este es el lugar santísimo. Después midió el muro de la casa, de seis codos; y de cuatro codos la anchura de las cámaras, en torno de la casa alrededor. Las cámaras laterales estaban sobrepuestas unas a otras, treinta en cada uno de los tres pisos; y entraban modillones en la pared de la casa alrededor, sobre los que estribasen las cámaras, para que no estribasen en la pared de la casa. Y había mayor anchura en las cámaras de más arriba; la escalera de caracol de la casa subía muy alto alrededor por dentro de la casa; por tanto, la casa tenía más anchura arriba. Del piso inferior se podía subir al de en medio, y de éste al superior. Y miré la altura de la casa alrededor; los cimientos de las cámaras eran de una caña entera de seis codos largos. El ancho de la pared de afuera de las cámaras era de cinco codos, igual al espacio que quedaba de las cámaras de la casa por dentro. Y entre las cámaras había anchura de veinte codos por todos lados alrededor de la casa. La puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba, una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el sur; y el ancho del espacio que quedaba era de cinco codos por todo alrededor. Y el edificio que estaba delante del espacio abierto al lado del occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos de grueso alrededor, y noventa codos de largo. Luego midió la casa, cien codos de largo; y el espacio abierto y el edificio y sus paredes, de cien codos de longitud. Y el ancho del frente de la casa y del espacio abierto al oriente era de cien codos. Y midió la longitud del edificio que estaba delante del espacio abierto que había detrás de él, y las cámaras de uno y otro lado, cien codos; y el templo de dentro, y los portales del atrio. Los umbrales y las ventanas estrechas y las cámaras alrededor de los tres pisos estaba todo cubierto de madera desde el suelo hasta las ventanas; y las ventanas también cubiertas. Por encima de la puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera de ella, y por toda la pared en derredor por dentro y por fuera, tomó medidas. Y estaba labrada con querubines y palmeras, entre querubín y querubín una palmera; y cada querubín tenía dos rostros; un rostro de hombre hacia la palmera del un lado, y un rostro de león hacia la palmera del otro lado, por toda la casa alrededor. Desde el suelo hasta encima de la puerta había querubines labrados y palmeras, por toda la pared del templo. Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario era como el otro frente. La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, su superficie y sus paredes eran de madera. Y me dijo: Esta es la mesa que está delante de Jehová. El templo y el santuario tenían dos puertas. Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una puerta, y otras dos en la otra. En las puertas del templo había labrados de querubines y palmeras, así como los que había en las paredes; y en la fachada del atrio al exterior había un portal de madera. Y había ventanas estrechas, y palmeras de uno y otro lado a los lados del pórtico; así eran las cámaras de la casa y los umbrales.

Salmo 76:
Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel. En Salén se halla su santuario; en Sión está su morada. Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah. Estás rodeado de esplendor; eres más imponente que las montañas eternas. Los valientes yacen ahora despojados; han caído en el sopor de la muerte. volverá a levantar sus manos. Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles. Tú, y sólo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo? Desde el cielo diste a conocer tu veredicto; la tierra, temerosa, guardó silencio cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a los pobres de la tierra. Selah. La furia de Edom se vuelve tu alabanza; lo que aún queda de Jamat se vuelve tu corona. Hagan votos al Señor su Dios, y cúmplanlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible, al que acaba con el valor de los gobernantes, ¡al que es temido por los reyes de la tierra!




Proverbios 8:
¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia? Toma su puesto en las alturas, a la vera del camino y en las encrucijadas. Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita a voz en cuello: "A ustedes los hombres, los estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad. Ustedes los *inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento! Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán con justicia. Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira. Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez. Son claras para los entendidos, e irreprochables para los sabios. Opten por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado. Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara. "Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra. A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos. Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada. Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia, enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros. "El Señor me dio la vida como primicia de sus obras, mucho antes de sus obras de antaño. Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo. No existían los grandes mares cuando yo nací; no había entonces manantiales de abundantes aguas. Nací antes que fueran formadas las colinas, antes que se cimentaran las montañas, antes que él creara la tierra y sus paisajes y el polvo primordial con que hizo el mundo. Cuando Dios cimentó la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas, allí estaba yo presente. Cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes del mar profundo; cuando señaló los límites del mar, para que las aguas obedecieran su mandato; cuando plantó los fundamentos de la tierra, allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba! "Y ahora, hijos míos, escúchenme: *dichosos los que van por mis caminos. Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden. Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa. En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor. Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte."





El Libro de Apocalipsis Capítulo 12 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


EL APOCALIPSIS
DE SAN JUAN




CAPÍTULO 12
(96 d.C.)
LA MUJER VESTIDA DEL SOL




Y UNA grande señal apareció en el Cielo (debiera traducirse, "una gran señal en el Cielo"); una mujer vestida del Sol (se refiere a Israel Nacional teniendo el "Sol" como símbolo de su Gloria), y la luna debajo de sus pies (expresa dominio, de ahí, la mención de sus pies), y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (el dominio recobrado e Israel restaurado):
2 Y estando encinta (los 144.000 Judíos que serán salvos en la primera mitad de la Gran Tribulación [Apoc., cap. 7]), clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por dar a luz. (Corresponde al embarazo espiritual y las agonías de parto que tipifican en lo físico lo que ocurrirá en lo espiritual [Isa. 66:7-8].)
EL GRAN DRAGÓN ROJO
3 Y fue vista otra maravilla en el Cielo (debiera traducirse, "otra señal"); y he aquí, un gran dragón rojo (denota a Satanás y su propósito cruel, tipificado por el color "rojo"), que tenía siete cabezas (se refiere a los Imperios que persiguieron a Israel, aun hasta los días de Juan; cuyos Imperios eran Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persa, Grecia y Roma) y diez cuernos (el Anticristo gobernará diez naciones en los últimos días y éstas  perseguirán a Israel; en efecto, la séptima cabeza es aquellos "diez cuernos"; Daniel nos dice que estos "diez cuernos" que representan las diez naciones estarán en el antiguo territorio del Imperio Romano, lo cual se refiere al Medio Oriente y regiones de Europa [Dan. 7:7]), y en sus cabezas siete diademas (representa el hecho de que Satanás controlaba estos reinos particulares).
EL HIJO VARÓN
4 Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del Cielo (se remonta a la rebelión original de Lucifer contra Dios; esa vez, un tercio de los Ángeles compartieron la suerte de él; sabemos que estas "estrellas" representan a Ángeles, porque así nos lo dice el Versículo 9), y las echó en Tierra (nos lo dice más claro en los Versículos 7-9): y el dragón se paró delante de la mujer que estaba por dar a luz (no corresponde al nacimiento de Cristo como muchos lo afirman, sino más bien el hijo varón que es los 144.000 Judíos que entregarán sus corazones a Cristo [cap. 7]), a fin de devorar a su hijo cuando hubiese nacido. (Corresponde al hecho de que el Anticristo odiará a estos Judíos que han venido a Cristo. Ocurrirá en la primera mitad de la Gran Tribulación, y puede ser la razón por la cual el Anticristo se volverá en contra de Israel en ese entonces.)
5 Y ella (Israel) dio a luz un hijo varón (como se expresó, son los 144.000 Judíos que vendrán a Cristo durante la primera mitad de la Gran Tribulación [cap. 7]; no se sabe exactamente cómo se llevará a cabo), el cual había de regir todas las gentes con vara de hierro (Israel, bajo Cristo, sin duda alguna, representará esta función en el Reinado Milenario venidero): y su hijo fue arrebatado para Dios y a Su Trono. (Se refiere al Arrebatamiento de los 144.000, que ocurrirá en aproximadamente el punto medio de la Gran Tribulación.)
6 Y la mujer huyó al desierto (la "mujer" es Israel Nacional; en el punto medio de la Gran Tribulación, el Anticristo se volverá en contra de Israel y la derrotará, y miles de Judíos huirán al desierto), donde tiene lugar preparado de Dios (este lugar es en realidad la antigua Petra, situada en Jordania [Isa. 16:1-5]), para que allí ellos la mantengan mil doscientos y sesenta días. ("Ellos" que se menciona aquí, aunque parezca extraño, se refiere a los Árabes de Jordania. Los 1.260 días constituyen casi toda la última mitad de la Gran Tribulación. A propósito, ahora mismo Petra está deshabitada, en espera de la llegada de Israel.)
MIGUEL
7 Y fue hecha una grande batalla en el Cielo (corresponde al "Misterio de Dios" que ya se dará por terminado [10:7]): Miguel y sus Ángeles combatieron contra el dragón; y luchaban el dragón y sus Ángeles (Satanás y todos los Ángeles que lo siguieron serán arrojados del Cielo, lo cual ocurrirá en el punto medio de la Gran Tribulación; por qué el Señor ha permitido que Satanás y sus secuaces permanezcan en el Cielo todo este tiempo, no nos lo dice; es un "Misterio," pero ya se dará por terminado),
8 Y no prevalecieron (Satanás será derrotado en ese entonces; a propósito, no es Satanás que instiga esta guerra, sino más bien el Arcángel Miguel por Directiva de Dios); ni su lugar fue más hallado en el Cielo (se une con el final del Libro de Apocalipsis, donde el Maligno ya no tiene lugar en la Tierra, sino más bien va al lugar de tormento para siempre [20:10]).
9 Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo, y Satanás (se refiere como "el Gran Dragón" debido a su tendencia de "robar, matar y destruir" [Jn. 10:10]; él es la "serpiente antigua" porque en su primera aparición en la   Biblia, él se transformó en una serpiente; por lo tanto, él es lo que la maldición provocó que la serpiente fuera astuta y traidora), el cual engaña a todo el mundo (el engaño es su arma principal; él engaña y él mismo es engañado): fue arrojado en Tierra, y sus Ángeles fueron arrojados con él (pronuncia el principio del fin de este monstruo perverso).
LOS VENCEDORES
10 Y oí una grande voz en el Cielo que decía (presenta a los que se visten en vestiduras blancas de Apoc. 6:10-11), Ahora ha venido la Salvación, y el Poder, y el Reino de nuestro Dios (el triunfo de Cristo), y la autoridad de Su Cristo (se refiere al hecho de que Cristo gobernará este mundo, no Satanás): porque el acusador de nuestros Hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. (Satanás o uno de sus ángeles caídos están delante del Trono de Dios, acusando a los Hermanos constantemente [Job, Capítulos 1-2].)
11 Y ellos le han vencido por la Sangre del Cordero (el poder de vencer y apoderarse del Reino de Satanás se encuentra exclusivamente en la Sangre del Sacrificio del Hijo de Dios y nuestra Fe en aquella Obra Terminada [Rom. 6:3-5, 11, 14]), y por la palabra de su testimonio (el "testimonio" debe pertenecer al hecho de que el Objeto de nuestra Fe es la Cruz y exclusivamente la Cruz, que luego le da libertad de acción al Espíritu Santo para obrar en nuestras vidas); y no han amado sus vidas hasta la muerte. (Se refiere al hecho de que el Creyente no debe cambiar su testimonio con respecto a la Cruz a otra cosa, aunque signifique la muerte.)
12 Por lo cual alegraos, Cielos, y los que moráis en ellos. (El Cielo se regocija porque Satanás no tiene más acceso a esos portales.) ¡Ay de los moradores de la Tierra y del Mar! porque el Diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira (el "Ay" que se menciona aquí es el tercer y último Ay, y pertenece a Satanás cuando es arrojado del Cielo a esta Tierra; lo cual le causará gran ira), sabiendo que tiene poco tiempo (a fin de realizar su plan; ¡se da cuenta que está condenado!).
LA PERSECUCIÓN
13 Y cuando vio el dragón que él había sido arrojado a la Tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. (Sucederá, como se mencionó, cuando el Anticristo romperá su Convenio de siete años con Israel, atacando y derrotándola [Dan. 9:27].)
14 Y fueron dadas a la mujer dos alas de grande águila, para que de la presencia de la serpiente volase al desierto, a su lugar (el Señor ayudará a Israel en ese entonces y la defenderá; como se mencionó, se refiere a Petra, que está situada en la nueva Jordania), donde es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo (se refiere a tres años y medio, la última mitad de la Gran Tribulación; el Anticristo trasladará sus ejércitos a otro lugar con la intención de tratar con este remanente poco más tarde [Dan. 11:44]).
15 Y la serpiente echó de su boca tras la mujer agua como un río (se refiere al ejército del Anticristo, que acaba de derrotar a Israel y ya está resuelto a destruirla por completo), a fin de hacer que fuese arrastrada por la corriente. (El hombre de pecado tiene toda la intención de destruir a Israel en ese entonces, pero el Señor intervendrá para impedirlo, como lo declara el siguiente Versículo.)
16 Y la Tierra ayudó a la mujer (probablemente se refiere al Señor que envía un terremoto), y la Tierra abrió su boca, y se tragó el río que había echado el dragón de su boca. (Se refiere a la acción que ayuda a la mujer [Israel] herir al dragón. Como se expresó, ¡es probable que sea un terremoto!)
17 Entonces el dragón fue airado contra la mujer (nuevamente Israel ha escapado de las garras de Satanás); y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella (después del Arrebatamiento de los 144.000 Judíos, y su Testimonio que todavía se oye en Israel, sin duda, muchos otros Judíos aceptarán a Cristo en ese momento y completarán el "Remanente"), los cuales guardan los Mandamientos de Dios, y tienen el Testimonio de Jesucristo. (Como ya se expresó, se refiere al hecho de que este Remanente de Judíos ya habrá aceptado a Cristo, lo que desde luego, encolerizará a Satanás.)




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;   herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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