05 June 2022

El 5 de junio Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre 

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1



El 5 de junio Lectura Bíblica Diaria:


Isaías 3-5:
3 Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua; el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano; el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador. Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores. Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble. Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina; él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo. Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad. La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí. Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado. Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos. Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas. ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas. Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, los anillos, y los joyeles de las narices, las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura. Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra. Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra. 4 Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio. En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero. 5 Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor. ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas. Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa. ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos. Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba. Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos. Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia. Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos. ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida. Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente. No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias. Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará. Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.

Salmo 23: Salmo de David.
Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.


Proverbios 17:
Mejor es un bocado seco, y en paz, Que casa de contiendas llena de provisiones. El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra,
Y con los hermanos compartirá la herencia. El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; Pero Jehová prueba los corazones. El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha la lengua detractora. El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor; Y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo. Corona de los viejos son los nietos, Y la honra de los hijos, sus padres. No conviene al necio la altilocuencia; ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica; Adondequiera que se vuelve, halla prosperidad. El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo. La reprensión aprovecha al entendido, Más que cien azotes al necio. El rebelde no busca sino el mal, Y mensajero cruel será enviado contra él. Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros, Que con un fatuo en su necedad. El que da mal por bien, No se apartará el mal de su casa. El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; Deja, pues, la contienda, antes que se enrede. El que justifica al impío, y el que condena al justo, Ambos son igualmente abominación a Jehová. ¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría, No teniendo entendimiento? En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia. El hombre falto de entendimiento presta fianzas,
Y sale por fiador en presencia de su amigo. El que ama la disputa, ama la transgresión; Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina. El perverso de corazón nunca hallará el bien, Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal. El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra;
Y el padre del necio no se alegrará. El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos. El impío toma soborno del seno Para pervertir las sendas de la justicia. En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra. El hijo necio es pesadumbre de su padre, Y amargura a la que lo dio a luz. Ciertamente no es bueno condenar al justo, Ni herir a los nobles que hacen lo recto. El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido.

 
El Libro de II Timoteo Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A
TIMOTEO


CAPÍTULO 1
(66 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO, Apóstol de Jesucristo por la Voluntad de Dios (la Oficina del Apóstol lleva consigo el liderazgo de la Iglesia, y lleva un Mensaje especial dado al Apóstol, lo cual en el caso de Pablo era la Gracia), según la Promesa de la Vida que es en Cristo Jesús (la Vida, y más en particular la Vida Eterna se encuentra sólo en Cristo Jesús, y viene por medio de la Cruz),
2 A Timoteo, amado hijo: Gracia, Misericordia, y Paz, de Dios el Padre y de Jesucristo nuestro Señor (todo hecho posible por la Cruz).
TIMOTEO
3 Doy gracias a Dios, Al Cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia (en efecto, dice que él procuraba agradar a Dios aun cuando perseguía la Iglesia por ignorancia), de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día (en esto vemos la profundidad de la vida de oración de este hombre);
4 Deseando verte (Pablo estaba en la prisión en Roma cuando escribió esta Epístola, su última), acordándome de tus lágrimas (era posible que Timoteo estaba presente cuando Pablo fue detenido la segunda vez, y transportado a Roma para su encarcelamiento final), para ser lleno de gozo (al darse cuenta que sólo tenía poco tiempo, él quería ver a Timoteo);
5 Trayendo a la memoria la Fe no fingida que hay en ti (él se acuerda cuando conoció por primera vez a Timoteo e invitó al joven a unirse a su equipo Evangelístico [Hch. 16:1-3]), la cual residió primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también (expresa aquí una herencia extraordinaria).
EL MANDATO
6 Por lo cual te aconsejo que despiertes el Don de Dios (la totalidad del Llamado de Dios en la vida de Timoteo), que está en ti por la imposición de mis manos. (No significa que Pablo otorgaba este Don al joven Timoteo, sino que verificaba lo que sabía que ya estaba allí.)
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor (se refiere a una disposición de la mente; el Apóstol le está diciendo al joven Evangelista que no debe temer); sino el de poder (pudiera ser dicho, "el espíritu de poder," porque tal viene del Espíritu Santo), y de amor (de nuevo, dado por el Espíritu Santo), y de templanza (un "espíritu de dominio propio," todo hecho posible por el Espíritu Santo, Quien exige que siempre guardemos nuestra Fe en la Cruz [Rom. 8:1-2, 11, 13]).
8 Por tanto no te avergüences del Testimonio de nuestro Señor (los Cristianos, en vez de estar avergonzados de su "profesión de Fe," deben ante el mundo demostrar intrépidamente que sus Esperanzas y sus Promesas son su Tesoro más precioso), ni de mí, preso Suyo (aunque Pablo estaba preso en una celda Romana, de ninguna manera, él se consideraba un preso de Nerón, sino más bien del Señor): antes sé participante de los padecimientos en compañía con las aflicciones del Evangelio según el Poder de Dios (en efecto, quiere decir esperar su turno en sufrir, lo que siempre será acompañado por el Poder de Dios, lo cual nos da la Gracia para soportar la prueba);
9 Quien nos salvó (por lo que Él hizo en la Cruz), y nos llamó con Vocación Santa (nosotros no Lo llamamos sino que Él nos Llamó), no conforme a nuestras obras (la Salvación es por Gracia por medio de la Fe, no por obras [Ef. 2:8-9]), mas según el Designio Suyo y Gracia (se refiere al motivo y al medio), la cual nos es dada en Cristo Jesús (por lo que Él hizo en la Cruz) antes de los tiempos de los siglos (la Cruz de Cristo es la primera Doctrina Bíblica, en efecto, "predeterminada antes de la fundación del mundo" [I Ped. 1:18-20]; por consiguiente, toda Doctrina Verdadera está edificada sobre el Fundamento de la Cruz, de otro modo no es verdadera),
10 Mas ahora es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo (todo está liado en Jesús y lo que Él hizo en la Cruz), El Cual quitó la muerte (la paga del pecado es muerte [Rom. 6:23], por eso cuando Jesús expió todo el pecado en la Cruz, esto quitó el medio de la muerte, es decir, la "muerte espiritual"), y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio (el Evangelio es la Cruz, la cual hizo posible la "vida y la inmortalidad," y verá su realización total en la Resurrección venidera):
11 Del cual yo soy ordenado por Dios para ser Predicador (para Predicar el Evangelio), y Apóstol (de la Gracia), y Maestro de los Gentiles. (Aunque el Apóstol también predicaba a los Judíos, su empuje principal era siempre hacia los Gentiles, cuya Salvación hizo posible la Cruz.)
12 Por lo cual asimismo (establecer la Iglesia) padezco esto (encarcelamiento, etc.): mas no me avergüenzo (declara el hecho de que algunos estaban avergonzados de Pablo, en cuanto a su encarcelamiento): porque yo sé a Quien he creído (se refiere al Señor Jesucristo), y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. (Se refiere al alma y todos sus intereses inmortales.)
13 Retén la forma de las sanas palabras (forma la Doctrina correcta, que es "Jesucristo y Él Crucificado") que de mi oíste (se refiere al hecho de que el Señor le dio a Pablo el significado y el entendimiento del Nuevo Convenio, que es la Cruz [Gál. 1:11-12]), en la Fe y Amor que es en Cristo Jesús. (Cada vez que Pablo usa la frase, "en Cristo Jesús" o uno de sus derivados, sin excepción, se está refiriendo a lo que Cristo hizo en la Cruz.)
14 Guarda el buen depósito (expresa en palabras tan simples la única cosa más importante en el mundo, el Evangelio de Jesucristo) por el Espíritu Santo (tiene la ayuda del Espíritu Santo con respecto a la pureza del Mensaje) que habita en nosotros. (¡Él está constantemente presente y, por lo tanto, constantemente disponible!)
15 Ya sabes esto, que me han abandonado todos los que están en Asia (uno de los procesos más dolorosos que Pablo tuvo que soportar en la agonía de su último testimonio para su Señor era el conocimiento de que su nombre y enseñanza no fueron valorados con honor en algunas de estas Iglesias Asiáticas que él amaba tanto; esta reincidencia era un rechazo de la Cruz); de los cuales son Figelo y Hermógenes. (¡Qué tristeza que estos dos serían incluidos en los Sagrados Textos, no en la esfera de   fidelidad, sino más bien en la de "deslealtad"!)
ONESÍFORO
16 Que el Señor tenga Misericordia de la casa de Onesíforo (de la terminología, al parecer este hombre había muerto no hace mucho); que muchas veces me dio refrigerio, y no se avergonzó de mi cadena (otra vez, parece que muchos Creyentes estaban, de hecho, avergonzados de Pablo y su situación, pero no fue así con Onesíforo):
17 Antes, estando él en Roma, me buscó solícitamente, y me halló. (Este hombre, tan amable hacia el gran Apóstol, estará entre aquéllos en el Juicio final a quien el Salvador le dirá, "Yo estuve en la prisión, y Me visitaste" [Mat. 25:36].)
18 El Señor permita que halle Misericordia junto al Señor en aquel día (se refiere al "Tribunal de Cristo," que comenzará después del Arrebatamiento de la Iglesia; sólo los Creyentes estarán allí; además, no habrá indicio de pecado, ya que fue lidiado en el Calvario, sino nuestros motivos, etc.): y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor. (Parece que este hombre fue siempre de ayuda a Pablo. Por lo tanto, su nombre será declarado para siempre en las páginas de Las Sagradas Escrituras.)


Primera Corintios Capítulo 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.

Romanos 8:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

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