El 4 de junio Lectura Bíblica Diaria
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
¡Oh, si tú fueras como un hermano mío
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían. Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas. Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace. Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera. ¿Quién es ésta que sube del desierto,
Recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te desperté;
Allí tuvo tu madre dolores,
Allí tuvo dolores la que te dio a luz. Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían. Tenemos una pequeña hermana,
Que no tiene pechos;
¿Qué haremos a nuestra hermana
Cuando de ella se hablare? Si ella es muro,
Edificaremos sobre él un palacio de plata;
Si fuere puerta,
La guarneceremos con tablas de cedro. Yo soy muro, y mis pechos como torres,
Desde que fui en sus ojos como la que halla paz. Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
La cual entregó a guardas,
Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto. Mi viña, que es mía, está delante de mí;
Las mil serán tuyas, oh Salomón,
Y doscientas para los que guardan su fruto. Oh, tú que habitas en los huertos,
Los compañeros escuchan tu voz;
Házmela oír. Apresúrate, amado mío,
Y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
Sobre las montañas de los aromas.
Isaías 1-2:
Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra. Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague. 2 Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová. Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día. Y quitará totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra. Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra. Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
Salmo 22:
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían. Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas. Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace. Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera. ¿Quién es ésta que sube del desierto,
Recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te desperté;
Allí tuvo tu madre dolores,
Allí tuvo dolores la que te dio a luz. Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían. Tenemos una pequeña hermana,
Que no tiene pechos;
¿Qué haremos a nuestra hermana
Cuando de ella se hablare? Si ella es muro,
Edificaremos sobre él un palacio de plata;
Si fuere puerta,
La guarneceremos con tablas de cedro. Yo soy muro, y mis pechos como torres,
Desde que fui en sus ojos como la que halla paz. Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
La cual entregó a guardas,
Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto. Mi viña, que es mía, está delante de mí;
Las mil serán tuyas, oh Salomón,
Y doscientas para los que guardan su fruto. Oh, tú que habitas en los huertos,
Los compañeros escuchan tu voz;
Házmela oír. Apresúrate, amado mío,
Y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
Sobre las montañas de los aromas.
Isaías 1-2:
Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra. Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague. 2 Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová. Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día. Y quitará totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra. Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra. Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
Salmo 22:
Al
músico principal; sobre Ajelet-sahar. Salmo de David.Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y
de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y
de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía. Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude. Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca. Como león rapaz y rugiente. He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma,
Del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré. Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros,descendencia toda de Israel. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó. De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen. Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre. Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma. La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
Proverbios 16:
El hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Toda obra del Señor tiene un propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre! El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes. Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal. Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia. Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia. El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. La sentencia está en labios del rey; en el veredicto que emite no hay error. Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya. El rey detesta las malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia. El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad. La ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla. El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata. El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va. Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! Al sabio de corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el saber. Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de los necios es su propia necedad. El sabio de corazón controla su boca; con sus labios promueve el saber. Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula. El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego devorador. El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal camino. El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los labios ya lo ha cometido. Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia. Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.
El Libro de I Timoteo Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A
TIMOTEO
CAPÍTULO 6
(65 d.C.)
LOS SIERVOS
QUE todos los siervos (esclavos) que están debajo del yugo de servidumbre (el yugo de esclavitud), tengan a sus señores por dignos de toda honra (en la época de Pablo, los esclavos eran comunes, posiblemente integraban a la mayoría de la población; independientemente de que el amo sea bueno o malo, los esclavos Cristianos debían laborar y hacer su trabajo tal como si lo hicieran para el Señor Mismo, y no para los hombres), para que no sea blasfemado el Nombre del Señor y la Doctrina. (Todo lo que el esclavo hacía, y todo lo que nosotros hacemos, debe hacerse teniendo en mente que Cristo está presente.)
LOS MAESTROS
2 Y los que tienen amos fieles, no los tengan en menos, por ser Hermanos (porque son iguales en Cristo; no quiere decir que el esclavo no debe tener en cuenta a su amo Cristiano); antes sírvanles mejor (literalmente quiere decir en el Griego, "es todavía más esclavo para ellos"), por cuanto son fieles y amados, y partícipes del beneficio. (Se refiere al hecho de que si un esclavo Cristiano había de mostrar obediencia y favor a un amo que no fuera Creyente, del mismo modo debieran hacerlo, ¡cuánto más debieran demostrar lo mismo a un Amo que ya es un Creyente y, por lo tanto, muy amado del Señor!) Esto enseña y exhorta (sugiere la delicadeza del asunto).
EL DINERO
3 Si alguno enseña otra cosa (indica el hecho de que algunos estaban enseñando lo contrario a la enseñanza de Pablo), y no asiente a sanas Palabras de nuestro Señor Jesucristo (Luc. 20:25; Mat. 5:44; 11:28-30), y a la Doctrina que es conforme a la Piedad (se refiere a la enseñanza acerca de la actitud apropiada del individuo hacia Dios);
4 Es un orgulloso (el falso maestro), y no sabe nada (a pesar de sus afirmaciones), y enloquece acerca de cuestiones y contiendas de palabras (la discusión inútil que ha destruido a Iglesias enteras, y hasta a denominaciones enteras), de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas (declara los resultados de estas preguntas inútiles presentadas por los falsos maestros),
5 Disputas perversas de hombres corruptos de entendimiento (debiera traducirse, "de hombres corrompidos en sus mentes"), y privados de la Verdad (se refiere al hecho de que una vez ellos habían poseído la Verdad, lo cual es la Cruz, pero que se habían desviado a otras cosas), que tienen la Piedad por fuente de ganancia (debiera traducirse, "suponiendo que la Piedad sea una manera o fuente de ganancia"): apártate de los tales (no tengan ningún trato con estos Predicadores).
6 Empero gran ganancia (ganancia verdadera) es la Piedad con contentamiento (contentos con lo que tenemos, lo que significa que estamos agradecidos a Dios por lo que tenemos).
7 Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. (Se refiere a las posesiones mundanas. La única cosa que una persona puede mantener es su Fe, si es Fe verdadera, que se refiere a la Fe en Cristo y la Cruz.)
8 Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, seamos contentos con esto. (El Señor nunca puede bendecir la codicia de un avaro.)
9 Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas (se refiere al sacrificio del principio), que hunden a los hombres en perdición y muerte. (Se refiere al destrozo y la ruina de la mente y el cuerpo, pero más en particular a la ruina horrible del alma eterna.)
10 Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males (no hay ningún mal concebible que le puede suceder a los hijos e hijas de los hombres, lo que no pudiera ser resultado de la codicia — el amor al oro y a las riquezas): el cual codiciando algunos, se descaminaron de la Fe (se refiere a los Creyentes que han perdido de vista la Fe Verdadera, la cual es la Cruz, y se han aventurado en una fe falsa, intentando de usarla para ganar mucho dinero), y fueron traspasados de muchos dolores. (El resultado final de dirigirse en esa dirección; ¡Qué quede claro que la Palabra de Dios es Verdadera, y lo que dice se llevará a cabo con toda seguridad!)
LA FE
11 Mas tú, Oh hombre de Dios, huye de estas cosas (el Espíritu Santo está claro inequívocamente en Su Mandato; podemos seguir al Señor, o podemos seguir otras cosas; ¡No podemos seguir a ambos!); y sigue la Justicia, la Piedad, la Fe, la Caridad (Amor), la Paciencia, la Mansedumbre. (En cierto modo, es el Fruto del Espíritu, o al menos lo que el Espíritu Solo puede causar en nuestras vidas, lo que Él hace por la Cruz que siempre es el Objeto de nuestra Fe.)
12 Pelea la buena batalla de la Fe (en esencia, es la única lucha que estamos llamados a participar; todo ataque por Satanás contra el Creyente, independientemente de su forma, tiene el propósito de destruir o debilitar nuestra Fe seriamente; él quiere quitar nuestra Fe en la Cruz a otras cosas), echa mano de la Vida Eterna (hacemos esto al comprender que toda la Vida viene de Cristo, y el medio es la Cruz), a la cual asimismo eres Llamado (Llamado para seguir a Cristo), habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos. (No se refiere a una ocasión particular, sino a toda su vida para Cristo.)
13 Te mando delante de Dios (en esencia, el cargo está por pasar pronto a este Predicador joven), que da vida (hace vivir) a todas las cosas (presenta a Cristo como el Preservador en vez del Creador), y de Jesucristo ("Te encargo ante Cristo"), que testificó la buena profesión frente a Poncio Pilato (la confesión de Cristo era la confesión modelo para todos los mártires, en tanto que esta era una confesión resuelta de la Verdad, a pesar de tener la sentencia de muerte ante Sus Ojos);
14 Que guardes el Mandamiento sin mancha ni reproche (el Evangelio de Cristo y Él Crucificado de ninguna manera debe estar comprometido), hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo (la declaración se refiere al Arrebatamiento y a la Segunda Venida):
15 La cual a Su tiempo (un período contundente, predeterminado de Dios) mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores (la Segunda Venida; se refiere al hecho de que no habrá absolutamente duda alguna en cuanto a la identidad de Aquél que se aparecerá);
16 Quien sólo tiene inmortalidad (en cierto modo, dice que Dios es la Fuente de toda inmortalidad), que habita en Luz inaccesible (la Persona de Dios está totalmente oculta por Su Morada, la cual es Luz; y esta Morada es inaccesible); a Quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver (se refiere al hecho de que "la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios" [I Cor. 15:50]): Al Cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. (Los grandes nombres y títulos que el Espíritu Santo, a través de Pablo, ha asignado a Cristo, e incluyen definitivamente Su Deidad, más que todo dirige toda la atención a Su gran Obra de Redención que Él llevó a cabo en la Cruz del Calvario.)
EL USO DE LAS RIQUEZAS
17 A los ricos de este mundo (limita las riquezas a este mundo efímero, y muestra de que puede ser rico en este mundo y no en el otro mundo) manda (a los Creyentes) que no sean altivos (orgullosos), ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas (presenta el hecho de que es muy difícil tener grandes riquezas sin confiar hasta cierto punto en ellas), sino en el Dios Vivo, Que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos (¡Dios es la Fuente, no el dinero!);
18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras (use el dinero para extender el Evangelio al mundo), dadivosos, que con facilidad comuniquen (buscando el Evangelio Verdadero, lo cual puede ser apoyado, y lo que ellos apoyarán);
19 Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir (depositando tesoros en el más allá), que echen mano a la Vida Eterna. (Debiera traducirse, "para que puedan asirse de esta Vida que es realmente la Verdadera.")
BENDICIÓN FINAL
20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado (se refiere al depósito de la Verdad entregado a él; en efecto, sería la totalidad del Nuevo Convenio como le fue dado a Pablo; ¡qué responsabilidad!), evitando las profanas pláticas de vanas cosas (corresponde a lo que es sin Piedad y sin sustancia), y los argumentos de la falsamente llamada ciencia (debiera traducirse, "y las oposiciones del conocimiento falsamente llamado," y se refiere a los Gnósticos):
21 La cual profesando algunos, se han desviado de la Fe (le han dado las espaldas a Cristo y la Cruz). La Gracia sea contigo. Amén. (La Gracia siempre estará en el Creyente que coloca su Fe exclusivamente en Cristo y Su Obra Terminada.) (La Epístola a Timoteo fue escrita de Laodicea, que es metrópoli de la Frigia Pacatiana.)
Primera Corintios Capítulo 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
Romanos 8:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía. Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude. Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca. Como león rapaz y rugiente. He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma,
Del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré. Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros,descendencia toda de Israel. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó. De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen. Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre. Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma. La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
Proverbios 16:
El hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Toda obra del Señor tiene un propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre! El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes. Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal. Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia. Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia. El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. La sentencia está en labios del rey; en el veredicto que emite no hay error. Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya. El rey detesta las malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia. El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad. La ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla. El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata. El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va. Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! Al sabio de corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el saber. Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de los necios es su propia necedad. El sabio de corazón controla su boca; con sus labios promueve el saber. Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula. El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego devorador. El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal camino. El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los labios ya lo ha cometido. Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia. Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.
El Libro de I Timoteo Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A
TIMOTEO
CAPÍTULO 6
(65 d.C.)
LOS SIERVOS
QUE todos los siervos (esclavos) que están debajo del yugo de servidumbre (el yugo de esclavitud), tengan a sus señores por dignos de toda honra (en la época de Pablo, los esclavos eran comunes, posiblemente integraban a la mayoría de la población; independientemente de que el amo sea bueno o malo, los esclavos Cristianos debían laborar y hacer su trabajo tal como si lo hicieran para el Señor Mismo, y no para los hombres), para que no sea blasfemado el Nombre del Señor y la Doctrina. (Todo lo que el esclavo hacía, y todo lo que nosotros hacemos, debe hacerse teniendo en mente que Cristo está presente.)
LOS MAESTROS
2 Y los que tienen amos fieles, no los tengan en menos, por ser Hermanos (porque son iguales en Cristo; no quiere decir que el esclavo no debe tener en cuenta a su amo Cristiano); antes sírvanles mejor (literalmente quiere decir en el Griego, "es todavía más esclavo para ellos"), por cuanto son fieles y amados, y partícipes del beneficio. (Se refiere al hecho de que si un esclavo Cristiano había de mostrar obediencia y favor a un amo que no fuera Creyente, del mismo modo debieran hacerlo, ¡cuánto más debieran demostrar lo mismo a un Amo que ya es un Creyente y, por lo tanto, muy amado del Señor!) Esto enseña y exhorta (sugiere la delicadeza del asunto).
EL DINERO
3 Si alguno enseña otra cosa (indica el hecho de que algunos estaban enseñando lo contrario a la enseñanza de Pablo), y no asiente a sanas Palabras de nuestro Señor Jesucristo (Luc. 20:25; Mat. 5:44; 11:28-30), y a la Doctrina que es conforme a la Piedad (se refiere a la enseñanza acerca de la actitud apropiada del individuo hacia Dios);
4 Es un orgulloso (el falso maestro), y no sabe nada (a pesar de sus afirmaciones), y enloquece acerca de cuestiones y contiendas de palabras (la discusión inútil que ha destruido a Iglesias enteras, y hasta a denominaciones enteras), de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas (declara los resultados de estas preguntas inútiles presentadas por los falsos maestros),
5 Disputas perversas de hombres corruptos de entendimiento (debiera traducirse, "de hombres corrompidos en sus mentes"), y privados de la Verdad (se refiere al hecho de que una vez ellos habían poseído la Verdad, lo cual es la Cruz, pero que se habían desviado a otras cosas), que tienen la Piedad por fuente de ganancia (debiera traducirse, "suponiendo que la Piedad sea una manera o fuente de ganancia"): apártate de los tales (no tengan ningún trato con estos Predicadores).
6 Empero gran ganancia (ganancia verdadera) es la Piedad con contentamiento (contentos con lo que tenemos, lo que significa que estamos agradecidos a Dios por lo que tenemos).
7 Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. (Se refiere a las posesiones mundanas. La única cosa que una persona puede mantener es su Fe, si es Fe verdadera, que se refiere a la Fe en Cristo y la Cruz.)
8 Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, seamos contentos con esto. (El Señor nunca puede bendecir la codicia de un avaro.)
9 Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas (se refiere al sacrificio del principio), que hunden a los hombres en perdición y muerte. (Se refiere al destrozo y la ruina de la mente y el cuerpo, pero más en particular a la ruina horrible del alma eterna.)
10 Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males (no hay ningún mal concebible que le puede suceder a los hijos e hijas de los hombres, lo que no pudiera ser resultado de la codicia — el amor al oro y a las riquezas): el cual codiciando algunos, se descaminaron de la Fe (se refiere a los Creyentes que han perdido de vista la Fe Verdadera, la cual es la Cruz, y se han aventurado en una fe falsa, intentando de usarla para ganar mucho dinero), y fueron traspasados de muchos dolores. (El resultado final de dirigirse en esa dirección; ¡Qué quede claro que la Palabra de Dios es Verdadera, y lo que dice se llevará a cabo con toda seguridad!)
LA FE
11 Mas tú, Oh hombre de Dios, huye de estas cosas (el Espíritu Santo está claro inequívocamente en Su Mandato; podemos seguir al Señor, o podemos seguir otras cosas; ¡No podemos seguir a ambos!); y sigue la Justicia, la Piedad, la Fe, la Caridad (Amor), la Paciencia, la Mansedumbre. (En cierto modo, es el Fruto del Espíritu, o al menos lo que el Espíritu Solo puede causar en nuestras vidas, lo que Él hace por la Cruz que siempre es el Objeto de nuestra Fe.)
12 Pelea la buena batalla de la Fe (en esencia, es la única lucha que estamos llamados a participar; todo ataque por Satanás contra el Creyente, independientemente de su forma, tiene el propósito de destruir o debilitar nuestra Fe seriamente; él quiere quitar nuestra Fe en la Cruz a otras cosas), echa mano de la Vida Eterna (hacemos esto al comprender que toda la Vida viene de Cristo, y el medio es la Cruz), a la cual asimismo eres Llamado (Llamado para seguir a Cristo), habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos. (No se refiere a una ocasión particular, sino a toda su vida para Cristo.)
13 Te mando delante de Dios (en esencia, el cargo está por pasar pronto a este Predicador joven), que da vida (hace vivir) a todas las cosas (presenta a Cristo como el Preservador en vez del Creador), y de Jesucristo ("Te encargo ante Cristo"), que testificó la buena profesión frente a Poncio Pilato (la confesión de Cristo era la confesión modelo para todos los mártires, en tanto que esta era una confesión resuelta de la Verdad, a pesar de tener la sentencia de muerte ante Sus Ojos);
14 Que guardes el Mandamiento sin mancha ni reproche (el Evangelio de Cristo y Él Crucificado de ninguna manera debe estar comprometido), hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo (la declaración se refiere al Arrebatamiento y a la Segunda Venida):
15 La cual a Su tiempo (un período contundente, predeterminado de Dios) mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores (la Segunda Venida; se refiere al hecho de que no habrá absolutamente duda alguna en cuanto a la identidad de Aquél que se aparecerá);
16 Quien sólo tiene inmortalidad (en cierto modo, dice que Dios es la Fuente de toda inmortalidad), que habita en Luz inaccesible (la Persona de Dios está totalmente oculta por Su Morada, la cual es Luz; y esta Morada es inaccesible); a Quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver (se refiere al hecho de que "la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios" [I Cor. 15:50]): Al Cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. (Los grandes nombres y títulos que el Espíritu Santo, a través de Pablo, ha asignado a Cristo, e incluyen definitivamente Su Deidad, más que todo dirige toda la atención a Su gran Obra de Redención que Él llevó a cabo en la Cruz del Calvario.)
EL USO DE LAS RIQUEZAS
17 A los ricos de este mundo (limita las riquezas a este mundo efímero, y muestra de que puede ser rico en este mundo y no en el otro mundo) manda (a los Creyentes) que no sean altivos (orgullosos), ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas (presenta el hecho de que es muy difícil tener grandes riquezas sin confiar hasta cierto punto en ellas), sino en el Dios Vivo, Que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos (¡Dios es la Fuente, no el dinero!);
18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras (use el dinero para extender el Evangelio al mundo), dadivosos, que con facilidad comuniquen (buscando el Evangelio Verdadero, lo cual puede ser apoyado, y lo que ellos apoyarán);
19 Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir (depositando tesoros en el más allá), que echen mano a la Vida Eterna. (Debiera traducirse, "para que puedan asirse de esta Vida que es realmente la Verdadera.")
BENDICIÓN FINAL
20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado (se refiere al depósito de la Verdad entregado a él; en efecto, sería la totalidad del Nuevo Convenio como le fue dado a Pablo; ¡qué responsabilidad!), evitando las profanas pláticas de vanas cosas (corresponde a lo que es sin Piedad y sin sustancia), y los argumentos de la falsamente llamada ciencia (debiera traducirse, "y las oposiciones del conocimiento falsamente llamado," y se refiere a los Gnósticos):
21 La cual profesando algunos, se han desviado de la Fe (le han dado las espaldas a Cristo y la Cruz). La Gracia sea contigo. Amén. (La Gracia siempre estará en el Creyente que coloca su Fe exclusivamente en Cristo y Su Obra Terminada.) (La Epístola a Timoteo fue escrita de Laodicea, que es metrópoli de la Frigia Pacatiana.)
Primera Corintios Capítulo 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
Romanos 8:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
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