05 February 2022

El 5 de febrero Lectura Bíblica Diaria

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El 5 de febrero Lectura Bíblica Diaria:



Números 24 a 26: 
 Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto; y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. Entonces tomó su parábola, y dijo:
Dijo Balaam hijo de Beor,
Y dijo el varón de ojos abiertos; Dijo el que oyó los dichos de Dios,
El que vio la visión del Omnipotente;
Caído, pero abiertos los ojos: ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob,
Tus habitaciones, oh Israel! Como arroyos están extendidas,
Como huertos junto al río,
Como áloes plantados por Jehová,
Como cedros junto a las aguas. De sus manos destilarán aguas,
Y su descendencia será en muchas aguas;
Enaltecerá su rey más que Agag,
Y su reino será engrandecido. Dios lo sacó de Egipto;
Tiene fuerzas como de búfalo.
Devorará a las naciones enemigas,
Desmenuzará sus huesos,
Y las traspasará con sus saetas. Se encorvará para echarse como león,
Y como leona; ¿quién lo despertará?
Benditos los que te bendijeren,
Y malditos los que te maldijeren. Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces. Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra. Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo: Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo? He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días. Y tomó su parábola, y dijo:
Dijo Balaam hijo de Beor,
Dijo el varón de ojos abiertos; Dijo el que oyó los dichos de Jehová,
Y el que sabe la ciencia del Altísimo,
El que vio la visión del Omnipotente;
Caído, pero abiertos los ojos: Lo veré, mas no ahora;
Lo miraré, mas no de cerca;
Saldrá ESTRELLA de Jacob,
Y se levantará cetro de Israel,
Y herirá las sienes de Moab,
Y destruirá a todos los hijos de Set. Será tomada Edom,
Será también tomada Seir por sus enemigos,
E Israel se portará varonilmente. De Jacob saldrá el dominador,
Y destruirá lo que quedare de la ciudad. Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo:
Amalec, cabeza de naciones;
Mas al fin perecerá para siempre. Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo:
Fuerte es tu habitación;
Pon en la peña tu nido; Porque el ceneo será echado,
Cuando Asiria te llevará cautivo. Tomó su parábola otra vez, y dijo:
¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas? Vendrán naves de la costa de Quitim,
Y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber;
Mas él también perecerá para siempre. Entonces se levantó Balaam y se fue,
y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino. Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor. Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión. Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano; y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil. Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel. Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él; y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel. Y el nombre del varón que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón. Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Hostigad a los madianitas, y heridlos, por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor. Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto. Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas. Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta. Los hijos de Falú: Eliab. Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová; y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento. Mas los hijos de Coré no murieron. Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos. Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos. Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos. Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas; de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos. Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos. Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín. Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos. Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias. Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos. Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias. De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos. Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. Y el nombre de la hija de Aser fue Sera. Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos. Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos. Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres. A los más darás mayor heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados. Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán. Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño. Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas. Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram. La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana. Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová. De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel. Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.


Psalms 54:
Sálvame, oh Dios, por tu nombre; defiéndeme con tu poder. Escucha, oh Dios, mi oración; presta oído a las palabras de mi boca. Pues gente extraña me ataca; tratan de matarme los violentos, gente que no toma en cuenta a Dios. Selah. Pero Dios es mi socorro; el Señor es quien me sostiene, y hará recaer el mal sobre mis adversarios. Por tu fidelidad, Señor, ¡destrúyelos! Te presentaré una ofrenda voluntaria y alabaré, Señor, tu buen nombre; pues me has librado de todas mis angustias, y mis ojos han visto la derrota de mis enemigos.


Proverbs 19:
Más vale pobre e intachable que necio y embustero. El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre. La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo se irrita contra el Señor. Con las riquezas aumentan los amigos, pero al pobre hasta su amigo lo abandona. El testigo falso no quedará sin castigo; el que esparce mentiras no saldrá bien librado. Muchos buscan congraciarse con los poderosos; todos son amigos de quienes reparten regalos. Si al pobre lo aborrecen sus parientes, con más razón lo evitan sus amigos. Aunque los busca suplicante, por ninguna parte los encuentra. El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. El testigo falso no quedará sin castigo; el que difunde mentiras perecerá. No va bien con el necio vivir entre lujos, y menos con el esclavo gobernar a los príncipes. El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa. Rugido de león es la ira del rey; su favor es como rocío sobre el pasto. El hijo necio es la ruina del padre; la mujer pendenciera es gotera constante. La casa y el dinero se heredan de los padres, pero la esposa inteligente es un don del Señor. La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre. El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo; el que descuida su conducta morirá. Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones. Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte. El iracundo tendrá que afrontar el castigo; el que intente disuadirlo aumentará su enojo. Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio. El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor. De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser pobre que mentiroso. El temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas. El perezoso mete la mano en el plato, pero es incapaz de llevarse el bocado a la boca. Golpea al insolente, y se hará prudente el inexperto; reprende al entendido, y ganará en conocimiento. El que roba a su padre y echa a la calle a su madre es un hijo infame y sinvergüenza. Hijo mío, si dejas de atender a la corrección, te apartarás de las palabras del saber. El testigo corrupto se burla de la justicia, y la boca del malvado engulle maldad. El castigo se dispuso para los insolentes, y los azotes para la espalda de los necios.




Juan 7:
CAPÍTULO 7
(32 d.C.)
LA FIESTA DE LOS
TABERNÁCULOS

Y PASADAS estas cosas andaba Jesús en Galilea (abarca aproximadamente seis meses de tiempo, de la Pascua en Abril a la Fiesta de los Tabernáculos en Octubre): que no quería andar en Judea, porque los Judíos procuraban matarle (se refiere a Jerusalén y a Judea; éstos eran los líderes religiosos de la Nación, y hay que hacer una distinción entre ellos y la multitud de la gente).
2 Y estaba cerca la Fiesta de los Judíos, la de los Tabernáculos.
3 Y Le dijeron Sus hermanos (se refiere a Santiago, José, Simón y Judas [Mat. 13:55]), Pásate de aquí, y vete a Judea, para que también Tus Discípulos vean las obras que haces (una declaración de sarcasmo; por el uso de las palabras, “Tus Discípulos,” estaban diciendo que ellos [Sus hermanos] no eran Sus Discípulos, y quisieron que todos supieran que ellos no tenían asociación alguna con Su grupo).
4 Que ninguno que procura ser claro, hace algo en oculto (muy bien se daban cuenta de la animosidad de los líderes religiosos en contra de Jesús; por eso no podían evitar saber que Él se expondría si fuera allá en esta oportunidad). Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo (muy similar a las tentaciones ofrecidas por Satanás en el desierto [Mat. 4:1-11]).
5 Porque ni aun Sus hermanos creían en Él (de haberse presentado Su madre, Sus hermanos y hermanas como leprosos morales en necesidad de limpieza de sus pecados, ellos se hubieran dado cuenta Quién y Lo Que era Él, porque el conocimiento de las realidades espirituales sólo se llega al alma a través de un corazón convencido de pecado, no por el intelecto religioso).
6 Les dice entonces Jesús, Mi tiempo aún no ha venido (Él se refería al tiempo de Su Crucifixión, lo cual sucedería en unos seis meses; ellos no entendieron esto, y tampoco Sus Discípulos más allegados): mas cualquier tiempo siempre es bueno para vosotros (Su declaración expresa que las ideas de ellos eran similares a las del mundo y, por lo tanto, del Diablo).
7 No puede el mundo aborreceros a vosotros (el pensar de ellos en ese momento estaba de acuerdo con el pensar del mundo, lo cual era de Satanás); mas a Mí Me aborrece (el mundo de la religión), porque Yo doy testimonio de él, que sus obras son malas (corresponde mayormente a cualquier cosa en el sentido religioso que no es según Las Escrituras).
8 Vosotros subid a esta Fiesta (pertenece al hecho de que la mayoría de la gente que asistía a esta fiesta no entendieron casi el verdadero significado espiritual de esta Fiesta); Yo no subo aún a esta Fiesta, porque Mi tiempo aún no es cumplido (Su momento para cumplir lo que esta Fiesta representaba todavía no había llegado, y no llegará hasta el Milenio).
9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó aún en Galilea (esperó por dos o tres días antes de irse por fin a Jerusalén).
10 Mas cuando Sus hermanos hubieron subido, entonces Él también subió a la Fiesta (insinuúa que Jesús no quiso viajar con Sus hermanos, al darse cuenta de su hostilidad, aunque Sus otros motivos por la demora tenían más validez), no en público, sino como en secreto (declara que fue hecho por razones específicas).
11 Y Le buscaban los Judíos en la Fiesta, y decían, ¿Dónde está Aquél? (Se refiere a la jerarquía religiosa de Israel. Para estar seguro, ellos no Le buscaban por los motivos correctos.)
12 Y había grande murmullo de Él entre la gente (corresponde a los comentarios tanto negativos como positivos): porque unos decían, Bueno es: y otros decían, No; antes engaña a las gentes (el grupo último, sin lugar a dudas, intentaba conseguir el favor de  los líderes religiosos de Israel, quienes estaban en contra de Cristo).
13 Más ninguno hablaba abiertamente de Él (se mostraba favorable) por miedo de los Judíos.

EL TEMPLO

14 Y había pasado la mitad de la Fiesta cuando subió Jesús al Templo, y enseñaba.
15 Y se maravillaban los Judíos (se refería a la clase gobernante y culta), diciendo, ¿Cómo sabe Éste letras, no habiendo aprendido? (Se refería a los grandes institutos teológicos en Jerusalén. A pesar de su oposición a Él, el efecto inmediato de Su Mensaje dio gran asombro. A pesar de sí mismos, ellos estaban conmovidos por lo que Él decía y cómo lo decía.)
16 Les respondió Jesús, y dijo, Mi Doctrina no es Mía, sino de Aquél que Me envió (una afirmación mucho mayor que cualquiera de los Profetas de la Antigüedad; en otras palabras, Su Doctrina es de Dios).
17 El que quisiere hacer Su Voluntad (dispuesto a hacer la Voluntad de Dios), conocerá de la Doctrina, si viene de Dios, o si Yo hablo de Mí Mismo (si verdaderamente usted conociera a Dios, e intentara hacer Su Voluntad, al instante reconocerá Mis Palabras como la Verdad, por ello sabrá que son de Dios).
18 El que habla de sí mismo su propia gloria busca (se refiere a aquéllos que hablan acerca del origen del hombre, ya sea de ellos mismos o de otros): mas el que busca Su Gloria Del Que Le envió (procura traer Gloria a Dios), Éste es verdadero, y no hay en Él injusticia (Cristo dice que Él es Verdadero y Justo porque Él procura que toda la Gloria sea para Dios).
19 ¿No os dio Moisés la Ley, y aún ninguno de vosotros hace la Ley? (Ellos afirmaban que guardaban la Ley, y Jesús, en efecto, les echa en cara que eran mentirosos.) ¿Por qué Me procuráis matar? (Era en sí una acusación en contra de sus afirmaciones de guardar la Ley, porque la Ley prohibía el asesinato.)
20 Respondió la gente y dijo, Demonio tienes (quienes dijeron esto eran la gente, y no los líderes religiosos): ¿quién Te procura matar? (Ellos ignoraban lo del complot, y por lo tanto, estaban asombrados por Su declaración.)
21 Jesús respondió y les dijo, Una obra hice, y todos os maravilláis (Él se refería a la sanidad de un hombre en el Sábado, la cual fue realizado un año y medio antes; es muy posible que los líderes religiosos habían planteado el tema).
22 Cierto, Moisés os dio la Circuncisión (quiere decir que el Señor le dijo a Moisés que incluyera la Circuncisión en la Ley) (no porque sea de Moisés, mas de los padres;) (quiere decir que en realidad tuvo su comienzo con Abraham [Gén. 17:9-14]) y en Sábado circuncidáis al hombre (Jesús señala que si la Circuncisión fuera legal en el Día Sábado, cuánto más legal sería una acción que le beneficiaría mucho a una persona, tal como una sanidad).
23 Si recibe el hombre la Circuncisión en Sábado, para que la Ley de Moisés no sea quebrantada; ¿os enojáis Conmigo porque en Sábado hice sano por completo a un hombre? (El interrogante quería decir que Jesús, Quién realmente era el cumplimiento de estas Leyes, y a Quién ellas en un principio señalaron, había cumplido lo que esas Leyes simbolizaban, pero no podrían desempeñar.)
24 No juzguéis según lo que parece (en efecto dice, “si ustedes piensan que no han violado el Sábado en la Circuncisión, entonces ¿cómo pueden pensar que Yo he quebrantado el Sábado cuando he sanado a uno de ustedes que estaba impotente hacía treinta y ocho años?”), mas juzgad justo juicio (dice que el Juicio debe hacerse según la Palabra de Dios completa, y no solamente tomar una sola porción y pervirtirla para su propia satisfacción).
25 Decían entonces unos de los de Jerusalén (concierne a los originarios de esa ciudad), ¿No es Éste Al Que buscan para matarlo? (Significa que el complot de matar a Jesús por las autoridades religiosas no era un secreto completo, al menos a aquéllos en Jerusalén.)
26 Y, he aquí, habla en público, y no le dicen nada (Cristo no retuvo nada, y los gobernantes en ese momento no Le dijeron nada simplemente debido a las muchedumbres masivas que Le escuchaban). ¿Si habrán entendido verdaderamente los principales, que Éste es el Cristo? (Declara qué extensa y cuán detallada era la idea de la Venida de Cristo.)
27 Más Éste, sabemos de dónde es (fue dicho en un sentido negativo; ellos aclaraban que conocían a Su familia, el lugar de Su niñez, etc.; ellos no Le respetaron): y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea (un error común de aquella época acerca del Mesías; la Biblia enseñaba todo lo contrario).
28 Entonces clamaba Jesús en el Templo, enseñando y diciendo, Y a Mí Me conocéis, y sabéis de dónde soy (en efecto, dice “ustedes piensan que Me conocen, y de dónde vengo, pero en realidad no saben”): y no he venido de Mí Mismo; mas El Que Me envió es verdadero (en efecto, dice “Me conocen como Jesús de Nazaret; y aún no Me conocen, ya que no conocen Al Que Me envió; pero Yo soy de Él y Él Me envió”), Al Cual vosotros no conocéis (a pesar de todas sus afirmaciones y gran demostración de religión, Él con franqueza les dice que ellos no conocen a Dios).
29 Yo Le conozco (ellos eran de la misma esencia): porque de Él soy, y Él Me envió (Él es del Padre de un modo y posición única, como ninguno de los Profetas ni los Ángeles eran).
30 Entonces procuraban prenderle (éstos eran los líderes religiosos de Israel, y estaban tan enfurecidos, tan enojados y facultados por Satanás y Lo odiaban): mas ninguno Le echó mano en Él, porque aún no había venido Su hora (el Espíritu Santo orquestaba acontecimientos para detener a estos sinvergüenzas; pues no era todavía el tiempo que Jesús había de ser Crucificado, iba a ocurrir seis meses más tarde).
31 Y muchos del pueblo creyeron en Él (de ningún modo se remitió a las autoridades religiosas, sino a la muchedumbre reunida para la Fiesta de los Tabernáculos, que habían venido de todas partes de Israel y hasta de otras partes del Imperio Romano), y decían, El Cristo cuando viniere, ¿hará más señales que las que Éste hace? (Las evidencias del Poder de Dios en la liberación de la gente fueron obvias a todos. En consecuencia, los líderes religiosos estaban ahora entre la espada y la pared.)
32 Los Fariseos oyeron a la gente que murmuraba de Él estas cosas (constituía un grupo diferente al de los gobernantes, pero al igual Le oponían); y los Principales Sacerdotes y los Fariseos enviaron oficiales para que Le prendiesen (estos dos grupos se unían contra Él).
33 Y Jesús dijo, Aún un poco de tiempo estaré con vosotros (en efecto, Jesús estaba diciendo que en unos seis meses, lo que en realidad sería en la siguiente Pascua, Él se convertiría en el Cordero Pascual para todos los hombres), e iré Al Que Me envió (¡de regreso a Dios el Padre, que en realidad fue lo que ocurrió!).
34 Me buscaréis, y no Me hallaréis (cuando ellos Lo necesitarían desesperadamente, lo que sería unos treinta y siete años en el futuro cuando Tito destruiría su ciudad y el mismo Templo en donde ellos ahora se encuentran): y donde Yo estaré, vosotros no podréis venir (en realidad quiere decir que ellos ya pueden venir, pero no lo harían debido a su incredulidad y rebelión).
35 Entonces los Judíos dijeron entre sí, ¿A dónde se ha de ir Éste que no Le hallemos? (Son mentes oscurecidas por la incredulidad, y por lo tanto, lanzan sentidos irónicos y confusos en Sus Palabras, a fin de echar un aire de desprecio a Su respuesta.) ¿Se ha de ir a los esparcidos entre los Gentiles, y a enseñar a los Gentiles? (Su pregunta constituyó el desprecio expresado de la mente de los Judíos por un seudo-Mesías Quién le falló a Su Propio Pueblo y aquí en los Atrios de la Casa del Señor, en cambio acudiría a los Gentiles. Sin embargo, aunque para ellos era el insulto de todos los insultos, de todos modos estaban más cerca a la Verdad que ellos jamás se atreverían a darse cuenta.)
36 ¿Qué dicho es Éste que dijo, Me buscaréis, y no Me hallaréis; y donde Yo estaré, vosotros no podréis venir? (Por el mismo contenido de su composición, su sarcasmo declara el sentido espiritual de estar completamente perdido en ellos.)

LA FIESTA

37 Más en el postrer día grande de la Fiesta (se refirió al octavo día de la Fiesta de los Tabernáculos), Jesús se ponía en pie y clamaba, diciendo, Si alguno tiene sed, venga a Mí, y beba (presenta la invitación más grande que jamás se haya dado al hombre mortal).
38 El que cree en Mí (no es “en hacer algo,” sino más bien, en “creer”), como dice La Escritura (se refiere a la Palabra de Dios que es la Historia de Cristo y Él Crucificado; todos los Sacrificios señalaron a Cristo y lo que Él haría en la Cruz, así como la totalidad del Tabernáculo y del Templo y todos sus enseres), ríos de Agua Viva (se refiere a Cristo directamente, y a los Creyentes indirectamente) correrán de su vientre (de su ser interior).
39 (Y esto dijo del Espíritu (el Espíritu Santo) que habían de recibir los que creyesen en Él (comenzaría en el Día de Pentecostés): pues aún no había venido el Espíritu Santo (Él ya había llegado); porque Jesús no estaba aún glorificado.) (El tiempo del cual Juan escribió era poco antes de la Crucifixión. Cuando Jesús murió en la Cruz y fue Resucitado tres días más tarde, Él se levantó con un Cuerpo Glorificado, que era una de las señales que todo pecado ya se había expiado, ahora se abría paso para que el Espíritu Santo llegara en una dimensión nueva.)

DIVISIÓN

40 Entonces algunos de la multitud, oyendo este dicho, decían (ya que el Monte del Templo estaba repleto de gente de esa época, centenares de personas escucharon a Jesús y, también, se sintió el poder de lo que Él dijo), Verdaderamente Éste es el Profeta (probablemente se refiere a Deut. 18:15).
41 Otros decían, Éste es el Cristo (esto significa “El Ungido,” que solo, al menos de esta manera, se refirió al Mesías). Algunos empero decían, ¿De Galilea ha de venir el Cristo? (Declara que ellos no conectaron Bíblicamente a Galilea con el Mesías. Ellos claramente pasaban por alto la predicción notable en Isaías 9:1.)
42 ¿No dice La Escritura, Que de la Simiente de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, vendrá el Cristo? (Cristo era de la Simiente de David, y nació en Belén. Sin embargo, parece que ellos en cierto modo malentendieron la predicción de Miqueas, pensaron que el Mesías haría de este pequeño pueblo su residencia. ¡Eso no fue lo que dijo el Profeta Miqueas!)
43 Así que había división entre la gente acerca de Él (la “división” fue debida a la falta de entendimiento de Las Escrituras, además del deseo de algunas personas de ganar la aprobación de los líderes religiosos [Jn. 7:48]).
44 Y algunos de ellos querían prenderle (Lo habrían de arrestar); mas ninguno echó sobre Él manos (era evidente que fueron impedidos de alguna manera por el Espíritu Santo).
45 Y los oficiales vinieron a los Principales Sacerdotes y a los Fariseos (los oficiales que habían enviado para arrestarlo, como está bosquejado en el Versículo 32); y ellos les dijeron, ¿Por qué no Le trajisteis? (Significa que ellos tenían toda la intención de que Él fuera arrestado.)
46 Los oficiales respondieron, Nunca ha hablado hombre así como este Hombre (¡Era precisamente el Espíritu Santo que ellos sentían y percibían, aunque ellos casi no lo entendieron!).
47 Entonces los Fariseos les respondieron (parece indicar que estos hombres eran los espíritus principales en este asalto a Jesús), ¿Estáis también vosotros engañados? (Aunque esto fue dirigido a estos oficiales, era en realidad su problema.)
48 ¿Ha creído en Él alguno de los principales, o de los Fariseos? (Los Fariseos le interrogaban a estos oficiales.)
49 Mas estos comunales que no saben la Ley, malditos son (debiera traducirse, “pero esta gentuza ignorante, en la lengua vulgar de la gente, no versado en la Ley, son un montón de malditos”; ¡es lo que los líderes religiosos pensaban de la gente!).
50 Les dice Nicodemo (presenta a este miembro ostentoso del Sanedrín, quien excedía en sumo grado a los Fariseos, quien a propósito ahora defiende a Jesús) (el que vino a Él de noche, el cual era uno de ellos,) (Se refiere a unos tres años antes; Él era uno de los gobernantes.)
51 ¿Juzga nuestra Ley a hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho? (Aunque débil y tímido parezca esta súplica de Nicodemo, era preciosa para el Señor, y por lo tanto, con honor el Espíritu Santo hace mención de esto.)
52 Respondieron y le dijeron (a Nicodemo), ¿Eres tú también Galileo? Escudriña y ve: que de Galilea nunca se levantó Profeta (ellos no comprobaron los hechos; Jesús nació en Belén, no en Galilea; también, si ellos buscaran en Las Escrituras, hubieran descubierto que Jonás, Oseas, Elías, Eliseo y otros eran del Reino del Norte y no de Judea). 53 Y fuese cada uno a su casa (aunque estos hombres tenían casas donde podían retirarse, Jesús no tenía ni siquiera dónde poner Su Cabeza; entonces el siguiente Versículo dice que Él “se fue al Monte de los Olivos”).


 
1 Corinthians 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me  sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte;   pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.


Hebrews 10:35-12:4
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha  preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos,  hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;


Romans 8:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

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