02 February 2022

El 2 de febrero Lectura Bíblica Diaria

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El 2 de febrero Lectura Bíblica Diaria:


Números 15 a 17:
Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy, y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Jehová, de vacas o de ovejas; entonces el que presente su ofrenda a Jehová traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con la cuarta parte de un hin de aceite. De vino para la libación ofrecerás la cuarta parte de un hin, además del holocausto o del sacrificio, por cada cordero. Por cada carnero harás ofrenda de dos décimas de flor de harina, amasada con la tercera parte de un hin de aceite; y de vino para la libación ofrecerás la tercera parte de un hin, en olor grato a Jehová. Cuando ofrecieres novillo en holocausto o sacrificio, por especial voto, o de paz a Jehová, ofrecerás con el novillo una ofrenda de tres décimas de flor de harina, amasada con la mitad de un hin de aceite; y de vino para la libación ofrecerás la mitad de un hin, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová. Así se hará con cada buey, o carnero, o cordero de las ovejas, o cabrito. Conforme al número así haréis con cada uno, según el número de ellos. Todo natural hará estas cosas así, para ofrecer ofrenda encendida de olor grato a Jehová. Y cuando habitare con vosotros extranjero, o cualquiera que estuviere entre vosotros por vuestras generaciones, si hiciere ofrenda encendida de olor grato a Jehová, como vosotros hiciereis, así hará él. Un mismo estatuto tendréis vosotros de la congregación y el extranjero que con vosotros mora; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros, así será el extranjero delante de Jehová. Una misma ley y un mismo decreto tendréis, vosotros y el extranjero que con vosotros mora. También habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra a la cual yo os llevo, cuando comencéis a comer del pan de la tierra, ofreceréis ofrenda a Jehová. De lo primero que amaséis, ofreceréis una torta en ofrenda; como la ofrenda de la era, así la ofreceréis. De las primicias de vuestra masa daréis a Jehová ofrenda por vuestras generaciones. Y cuando errareis, y no hiciereis todos estos mandamientos que Jehová ha dicho a Moisés, todas las cosas que Jehová os ha mandado por medio de Moisés, desde el día que Jehová lo mandó, y en adelante por vuestras edades, si el pecado fue hecho por yerro con ignorancia de la congregación, toda la congregación ofrecerá un novillo por holocausto en olor grato a Jehová, con su ofrenda y su libación conforme a la ley, y un macho cabrío en expiación. Y el sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel; y les será perdonado, porque yerro es; y ellos traerán sus ofrendas, ofrenda encendida a Jehová, y sus expiaciones delante de Jehová por sus yerros. Y será perdonado a toda la congregación de los hijos de Israel, y al extranjero que mora entre ellos, por cuanto es yerro de todo el pueblo. Si una persona pecare por yerro, ofrecerá una cabra de un año para expiación. Y el sacerdote hará expiación por la persona que haya pecado por yerro; cuando pecare por yerro delante de Jehová, la reconciliará, y le será perdonado. El nacido entre los hijos de Israel, y el extranjero que habitare entre ellos, una misma ley tendréis para el que hiciere algo por yerro. Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo. Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella. Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a Moisés. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios. Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente, y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro; y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí. Haced esto: tomaos incensarios, Coré y todo su séquito, y poned fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehová mañana; y el varón a quien Jehová escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví. Dijo más Moisés a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví: ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles, y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio? Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis? Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá. ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente? Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos. Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal. Después dijo Moisés a Coré: Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante de Jehová; tú, y ellos, y Aarón; y tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno con su incensario. Y tomó cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón. Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión; entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación. Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Apartaos de entre esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación? Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram. Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él. Y él habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos sus pecados. Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos. Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová. Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra. También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Dí a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio, y derrame más allá el fuego; porque son santificados los incensarios de estos que pecaron contra sus almas; y harán de ellos planchas batidas para cubrir el altar; por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová, son santificados, y serán como señal a los hijos de Israel. Y el sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce con que los quemados habían ofrecido; y los batieron para cubrir el altar, en recuerdo para los hijos de Israel, de que ningún extraño que no sea de la descendencia de Aarón se acerque para ofrecer incienso delante de Jehová, para que no sea como Coré y como su séquito; según se lo dijo Jehová por medio de Moisés. El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová. Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová. Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros. Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y vé pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado. Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad. Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré. Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado. Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros. Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos. Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio. Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo. Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos?


Psalms 51:
Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable. Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre. Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado. Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad. Crea en mí, oh Dios, un *corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. Así enseñaré a los transgresores tus *caminos, y los pecadores se volverán a ti. Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu justicia. Abre, *Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los *holocaustos; de lo contrario, te los ofrecería. El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido. En tu buena voluntad, haz que prospere *Sión; levanta los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, los holocaustos del todo quemados, y sobre tu altar se ofrecerán becerros.



Proverbs 16:
El hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Toda obra del Señor tiene un propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre! El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes. Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal. Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia. Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia. El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. La sentencia está en labios del rey; en el veredicto que emite no hay error. Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya. El rey detesta las malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia. El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad. La ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla. El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata. El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va. Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! Al sabio de corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el saber. Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de los necios es su propia necedad. El sabio de corazón controla su boca; con sus labios promueve el saber. Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula. El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego devorador. El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal camino. El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los labios ya lo ha cometido. Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia. Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.



Juan 4 del Nuevo Testamento del Expositor:
CAPÍTULO 4
(30 d.C.)
SICAR
DE manera que cuando Jesús entendió que los Fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan (Él, al escuchar la información, demuestra Su Humanidad; aunque Él era Dios, y nunca cesó de ser Dios, Él no usó Su Poder de Deidad Personal, sino más bien fue guiado y conducido por el Espíritu Santo tal como lo hace con nosotros, o como debemos ser),
2 (Aunque Jesús no bautizaba, sino Sus Discípulos,) (Su Bautismo era igual que el de Juan, el "Bautismo de Arrepentimiento," que Sus Discípulos realizaban).
3 Dejó a Judea, y fuese otra vez a Galilea (Él obedeció la petición del Espíritu Santo).
4 Y era necesario que pasase por Samaria (también esta dirección fue instigada por el Espíritu Santo; normalmente, los Judíos que iban de Judea en camino a Galilea pasaban alrededor de Samaria, porque a ellos no les caían muy bien los Samaritanos).
5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria, que se llamaba Sicar (algunos la refieren a la ciudad antigua de Siquem), junto a la heredad que Jacob dio a José su hijo (este lugar tiene una larga historia Bíblica).
6 Y estaba allí el pozo de Jacob (este pozo se encuentra allí todavía, casi cuatro mil años después de Jacob). Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó al pozo (declara Su Humanidad; de aquí, Juan nos convence de la humanidad plena, la existencia humana definitiva de Jesús; tal como Él era "el Unigénito Hijo del Padre," Él era "la Palabra hecha carne"). Era como la hora sexta (usando la hora Judía, hubiera sido a las 12:00 del mediodía).
7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua (resultaría ser el mejor momento de su vida): y Jesús le dice, Dame de beber (debió haber asustado a la mujer, ella se dio cuenta que Jesús era Judío, porque la mayoría de los Judíos, ni le hablarían a un Samaritano, mucho menos pedirle un favor).
8 (Porque Sus Discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.) (Algunos creen que Juan era el único Discípulo que se quedó; era costumbre suya de no mencionarse a sí mismo cuando relataba estas experiencias, aunque él estuviera presente.)
9 Y la mujer Samaritana Le dice (dos corazones aislados se encuentran — el Suyo aislado por la Santidad, porque Él estaba separado de los pecadores, el de ella por el pecado, porque ella estaba separada de la sociedad), ¿Cómo Tú, siendo Judío, me pides a mí de beber, que soy mujer Samaritana? (Ella se quedó perpleja porque Él se dirigió a ella, ¡y mucho más cuando le pidió un favor!) porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos (se refiere a la hospitalidad, porque las compras y ventas acostumbradas se llevaban siempre a cabo; sin embargo, ¡Jesús no tenía esta animosidad!).
10 Respondió Jesús y le dijo, Si conocieses el Don de Dios (Jesús es ese Don y únicamente Él proporciona la Salvación), y Quien es Él que te dice, Dame de beber (ella está tan cerca a la Vida Eterna, sin embargo en ese momento, ¡está tan lejos!); tú pedirías de Él, y Él te daría Agua Viva (Él le pide agua para satisfacer Su sed física, en cambio Él le dará "Agua Viva," que se refiere a la Salvación que satisfaría para siempre su sed espiritual).
11 La mujer le dice, Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo (ella tenía razón, el pozo era muy profundo, ¡pero Él se refería al pozo espiritual!): ¿de dónde, pues, tienes el Agua Viva? (A ella le parece ¡fascinante! la frase, "Agua Viva,")
12 ¿Eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados? (Su énfasis siempre era en Jacob, como lo era en la mayoría de los Samaritanos; Jesús tendría que apartarla de eso, sin denigrar a Jacob.)
13 Respondió Jesús y le dijo, Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed (presenta una de las declaraciones más simples, comunes y a la misma vez, profundas que jamás se haya pronunciado; las cosas del mundo nunca pueden satisfacer el corazón y la vida humana, no importa cuánto adquiere):
14 Pero quienquiera que bebiere del Agua que Yo le daré, para siempre no tendrá sed ("¡quienquiera" quiere decir exactamente lo que dice! ¡Cristo aceptado aplaca para siempre la sed espiritual!): mas el Agua que Yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para Vida Eterna (todo lo que el mundo o la religión ofrece pertenece a lo externo; pero lo que Jesús da tiene que ver con el centro mismo de su ser, y es una fuente perenne).
15 La mujer Le dice, Señor, dame esta Agua (ella ya tiene un poco de entendimiento aunque no mucho, de lo que Jesús está diciendo; ella percibe que el agua del cual Él habla no es literal, sino más bien algo que es totalmente distinto), para que no tenga sed, ni venga acá a sacarla (ella ya sabe que el agua del cual Él habla no se puede sacar del pozo de Jacob).
16 Jesús le dice, Ve, llama a tu marido, y ven acá (una profesión de Fe en Cristo que ignora la cuestión del pecado, la Santidad de Dios, la espiritualidad de la adoración como algo distinto de las ceremonias sacerdotales, de la necesidad del perdón y de la condición de confiar en un Salvador Expiatorio y Revelado — tal profesión no tiene valor alguno).
17 Respondió la mujer y dijo, No tengo marido (presenta una verdad, ¡pero solamente en parte!). Le dice Jesús, Bien has dicho, No tengo marido (llega al fondo de su problema; que se trata de su vida doméstica y espiritual, y hace notar su problema y la solución);
18 Porque cinco maridos has tenido (tuvo que haberle dado un susto, especialmente considerando que ella sabía que Él no la conocía; además, los Samaritanos adoraban a cinco dioses, entonces Él le iba a mostrar que su adoración de cinco dioses paganos tenía mucho que ver con sus problemas domésticos de haber tenido cinco maridos); y el que ahora tienes no es tu marido: esto has dicho con verdad (el hombre con quien ella estaba viviendo no era su marido, es decir, "ni era uno de los cinco").
19 Le dice la mujer, Señor, me parece que Tú eres Profeta (tenía que ver con la creencia de los Samaritanos y su interpretación de Quién ha de ser el Mesías).
20 Nuestros padres adoraron en este monte (se refiere al monte Gerizim, situado a unos 80 kilómetros [50 millas] al norte de Jerusalén; en cierto sentido, ellos adoraban "este monte"), y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde es necesario adorar (ella admitió que Jesús llenaba el requisito del perfil del Gran Profeta Quien vendría como Moisés había predicho, pero ella estaba confusa ya que Él era Judío y adoraba en Jerusalén, lo que los Samaritanos creían que no era cierto).
21 Le dice Jesús, Mujer, créeme (Él le dice a ella que debe escuchar con mucho cuidado lo que Él le está diciendo, y luego debe creerle), que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre (el Calvario, que abolió todo el sistema Judaico, introduciría una nueva manera de Adoración).
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis (Él no andaba con rodeos en cuanto a Sus Palabras, con claridad diciéndole que la manera de adorar de los Samaritanos no tenía validez con Dios; desgraciadamente lo mismo se puede decir de la mayoría de personas en la actualidad): nosotros adoramos lo que sabemos: porque la Salvación viene de los Judíos (quiere decir que por medio del pueblo Judío, les vino la Palabra de Dios y el Hijo de Dios también, Quien Solo trajo la Salvación, y lo hizo yendo a la Cruz).
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad (Dios no busca Adoración Santa; Él está buscando Adoradores Santos; y como se ha declarado, el Calvario haría posible un diferente tipo de adoración, lo cual no requiere ceremonias ni rituales, etc.): porque también el Padre tales adoradores busca que adoren (mediante la palabra "busca" quiere decir que los tales no se hallan fácilmente).
24 Dios es Espíritu (simplemente quiere decir que "Dios es un Ser Espiritual"): y los que Le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (el hombre adora a Dios a través y por medio de su espíritu personal, lo cual se manifiesta por el Espíritu Santo; de otra manera no es la adoración que Dios aceptará).
25 Le dice la mujer, Sé que el Mesías ha de venir, El que es llamado el Cristo (los Samaritanos habían adoptado la palabra Hebrea "Mesías," y ellos estaban buscando Su venida; "Cristo" quiere decir "El Ungido"): cuando Él viniere, nos declarará todas las cosas (constituyó la Verdad, pero no en la manera en que esta mujer sospechaba).
26 Le dice Jesús, Yo soy, Que hablo contigo (no es nada menos que maravilloso lo poco que Jesús se reveló a Nicodemo, con la excepción de que fue una manera velada, pero franca y claramente se revela a Sí Mismo a esta mujer – ¡y ésta siendo una Samaritana! y un alma buscadora . . .).
27 Y en esto vinieron Sus Discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer (como se expresó, por lo general no habían tratos entre los Judíos y los Samaritanos, y aun más que esto, los Rabinos no conversaban en público con las mujeres ni las instruían en la Ley): mas ninguno dijo, ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? (Quiere decir que ellos reprimieron su asombro por las acciones de Jesús.)
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad (por lo tanto, una mujer llegó a ser la primera Predicadora del Evangelio a las naciones Gentiles, y su prédica era tan eficaz que se produjo un Avivamiento), y dijo a aquellos hombres (se refiere al hecho de que ella fue directamente a los líderes de la religión Samaritana en particular),
29 Venid, ved a un Hombre que me ha dicho todo lo que he hecho (el Cristianismo no es una filosofía, ni una religión; es realmente, como se mencionó, "un Hombre," el Hombre Cristo Jesús): ¿podría ser Éste el Cristo? (Su pregunta presupone que, como se mencionó, sus propios conciudadanos Samaritanos buscaban a un Mesías.)
30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él (el Espíritu Santo sabía que habían corazones sedientos en este lugar y, por eso, le indicó a Cristo que pasara por Samaria).
31 Entre tanto los Discípulos Le rogaban, diciendo, Rabí, come (ellos Le animaban que comiera, ya que estaban preocupados por Su Salud).
32 Y Él les dijo, Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis (la insensibilidad de los Discípulos a las realidades espirituales se hace evidente nuevamente en los Versículos 31 al 38; y Su "comida" y "cosecha" eran los Samaritanos, que en ese momento salían de la ciudad e iban donde Él, y creían en Él).
33 Entonces los Discípulos decían el uno al otro, ¿Si Le habrá traído alguien de comer? (A esta etapa, los Discípulos sólo podían pensar en términos carnales, mientras que Jesús hablaba casi exclusivamente en términos espirituales.)
34 Les dice Jesús, Mi comida es que haga la Voluntad Del Que Me envió (esta declaración, aunque breve, constituye totalmente la misión del hombre [Ecle. 12:13-14]), y que acabe Su Obra (¡la obra es Suya, y no la nuestra!).
35 ¿No decís vosotros, Aún hay cuatro meses hasta que llegue la cosecha? (¡La cosecha es hoy!) He aquí, os digo, Alzad vuestros ojos, y ved los campos (simplemente quiere decir que no tenemos que ir muy lejos para ver la necesidad); porque ya están blancos para la cosecha.
36 Y el que cosecha, recibe salario (los pagos son almas), y recoge fruto para vida eterna (la Salvación de un alma traerá fruto para siempre, y será agregado al mérito de los Sembradores y Cosechadores; ¡qué inversión!): para que el que siembra también goce, y el que cosecha (se refiere a todos que representan bien su papel, y sin fracasar al desempeñarlo).
37 Porque en esto es el dicho verdadero, Que uno es el que siembra, y otro es el que cosecha (Dios tiene un Ministerio especial para cada individuo; los "Sembradores" son aquéllos que lo hacen posible para que los "Cosechadores" cosechen; ¡el Predicador sólo puede cosechar lo que se ha sembrado!).
38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis (todo lo que se hace para Cristo producirá debido a la cantidad de trabajo de muchas personas diferentes): otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores (Él realmente habla de los Profetas de la Antigüedad; en Cristo, sus Profecías ahora vienen a cumplirse, y los Apóstoles cosecharán lo que ellos sembraron a través de muchos siglos; es lo mismo con nosotros en la actualidad, como se refiere tanto a los Profetas como a los Apóstoles, etc.).
LA SALVACIÓN
39 Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer, que daba testimonio (es un ejemplo perfecto del Verdadero Cristianismo en acción), diciendo, Que me dijo todo lo que he hecho (mientras que Jesús le reveló su pecado, como lo hace siempre el Evangelio, no fue en forma negativa, ni condenatoria, sino más bien para librarla del pecado; Él entonces le dio la Vida Eterna).
40 Viniendo pues los Samaritanos a Él (dirigía la palabra a los corazones dispuestos a recibir de Dios), Le rogaron que se quedase allí (una petición que no fue negada, y de hecho, una petición que nunca será negada): y se quedó allí dos días (los mejores dos días que ellos jamás verían y conocerían).
41 Y creyeron muchos más por la Palabra de Él (es lo que ocurrió durante los dos días);
42 Y decían a la mujer, Ya no creemos por tu dicho (debiera traducirse, "no sólo debido a tu dicho," porque su dicho era el testimonio que en un principio los trajo a Cristo): sino porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que verdaderamente Éste es el Salvador del mundo, el Cristo (una de las declaraciones más profundas que jamás se haya hecho, que acontece sólo una otra vez en la Biblia [I Jn. 4:14]; esto salió de los labios de los Samaritanos; desgraciadamente, hacia el final de Su Ministerio, habían algunos Samaritanos que no Le recibirían [Luc. 9:51-56]).
GALILEA
43 Y dos días después, salió de allí, y fuese a Galilea.
44 Porque el Mismo Jesús dio testimonio de que el Profeta en Su Propia Tierra no tiene honra (Él ampliaría más tarde esta declaración para decir, "y entre Sus parientes, y en Su casa" [Mat. 13:57; Marc. 6:4]).
45 Y cuando vino a Galilea, los Galileos Le recibieron (la Fe basada en las observancias externas es muy débil; aunque por muy débil que sea su Fe, Él, obediente a la Voluntad de Su Padre, actuaba en Gracia y Poder cada vez que Él veía que había Fe, sin importar que fuese poca), vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalén en el Día de la Fiesta: porque también ellos habían ido a la Fiesta (necesitaban los milagros para poder creer, la evidencia quedaba en claro que los Samaritanos necesitaban sólo Su Palabra, porque ellos tenían la mayor Fe).
EL HIJO DEL OFICIAL
46 Vino pues Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua (Su Primer Milagro). Y había en Capernaum un cierto oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo (pertenece al que era el oficial de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea).
47 Éste, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a Él (las nuevas se difundían a Capernaum de que Jesús había vuelto a Galilea, aun en Caná, solamente a unos 32 kilómetros [20 millas]), y Le rogaba que descendiese, y sanase a su hijo: porque se comenzaba a morir (contiene, escondido en el texto, la vaga idea de que debido a su lugar y posición en la estructura política de Galilea Jesús se impresionaría de quién era él, un oficial de la Corte de Herodes; de todos modos, ¡él estaba desesperado!).
48 Entonces Jesús le dijo, Si no viereis señales y milagros no creeréis (Jesús conocía el corazón del hombre y su incredulidad, por eso Él le iba a hacer hablar; Él lo llevaría a un nivel de Fe más alto, ¡para que creyera en la Palabra de Cristo!).
49 El oficial del rey Le dijo, Señor, desciende antes que mi hijo muera (se puede sentir el patetismo en la súplica de este hombre, con una reprensión leve previendo lo que Jesús estaba por decir).
50 Le dice Jesús, Ve; tu hijo vive (una declaración asombrosa, la que sorprendió a este hombre; su Fe está ya en prueba, y él aceptaría el reto). Y el hombre creyó a la Palabra que Jesús le dijo, y se fue (regresó a Capernaum).
51 Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo, Tu hijo vive (las mismas palabras que Jesús había usado).
52 Entonces él les preguntó a qué hora comenzó a estar mejor (él comparaba la hora cuando Jesús había pronunciado la Palabra y cuando su hijo fue sanado). Y le dijeron, Ayer a las siete le dejó la fiebre (si es la hora Romana, a las 7:00 de la noche del día anterior).
53 El padre entonces entendió que aquella hora, era cuando Jesús le dijo, Tu hijo vive (su Fe, por muy débil que fuera antes, fue recompensada grandemente); y creyó él, y toda su casa (todos se convertieron a Cristo).
54 Esta segunda Señal volvió Jesús a hacer (se refiere solamente a Galilea; en efecto, Él había realizado unos cuantos Milagros en los últimos días en Jerusalén [Jn. 2:23]), cuando vino de Judea a Galilea (por dondequiera que Él iba, los Milagros Le seguían, además las vidas cambiadas; ¡así era Jesús en esa época, y así es Jesús ahora!).



1 Corintios 13:1-13
« El amor » Si yo hablara lenguas humanas o angélicas, pero no tengo amor, seré como una campana que suena o un platillo que retiñe. Si profetizara, y conociera todo lo que está oculto, y entendiera todas las cosas; y si fuera tanta mi fe que pudiera trasladar montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Si diera a los pobres hasta el último de mis bienes terrenales, y aun si entregara mi cuerpo para que me quemasen vivo, pero no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente y benigno; el amor no tiene celos ni envidia; el amor no es presumido ni vanidoso; no hace nada indebido, ni es egoísta, irritable o rencoroso; no se alegra de la injusticia, mas se alegra si triunfa la verdad. El amor sufre sin desánimo, no desconfía de nada, no pierde la esperanza y soporta toda adversidad. Llegará el tiempo en que se acaben las profecías, y en que no se hablará ya en lenguas ni el saber será necesario; pero el amor nunca dejará de ser. Lo que ahora conocemos y profetizamos es parcial; pero entonces, cuando venga lo perfecto, lo parcial será eliminado. Mientras yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero cuando alcancé la edad adulta, las cosas propias de un niño quedaron atrás. De igual modo, lo que ahora conocemos es oscuro, como la imagen imprecisa de un espejo defectuoso; pero un día veremos cara a cara, con toda claridad. Mi conocimiento es hoy parcial, pero entonces conoceré perfectamente, como Dios me conoce a mí. Tres cosas hay de valor inmutable: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más importante es el amor.



Hebreos 10:35-39 

Pase lo que pase, no perdáis nunca la confianza que habéis puesto en el Señor, porque  junto con ella os espera un gran galardón. 36 Pero es preciso que perseveréis en el cumplimiento de la voluntad de Dios, si de veras deseáis recibir lo que él os tiene prometido. 37 Recordad lo que dicen las Escrituras: Todavía un poco de tiempo y vendrá el que ha de venir: no se retrasará. 38 Pero el que es justo por la fe vivirá,aunque si se volviera atrás, no me agradaría. 39 Mas nosotros no somos de los que se vuelven atrás, lo cual redundaría en nuestra perdición; sino, al contrario, somos de los que por su fe en Dios tienen garantizada la salvación del alma.
Hebreos 11:1-40 « Por la fe » La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve. 2 Los hombres de Dios que vivieron en tiempos antiguos destacaron por su fe. 3 Por la fe hemos podido entender que el universo entero surgió por la palabra de Dios, quien de lo que no se veía hizo todo lo que ahora vemos. 4 Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio excelente, mucho más valioso que el de su hermano Caín. Al Señor le agradaron las ofrendas de Abel, y lo manifestó aceptándolo como justo; y aunque han transcurrido tantos años desde su muerte, Abel sigue hablándonos por medio de la fe. 5 Por la fe Enoc, sin haber conocido la muerte, fue llevado al cielo y nadie lo volvió a ver. Dios se lo llevó, habiéndole antes manifestado que le agradaba porque confiaba en él. 6 La fe es, pues, necesaria para agradar a Dios. Por eso, todo el que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente le buscan. 7 Por la fe Noé, cuando Dios le advirtió acerca del diluvio que iba a sobrevenir, y antes de apreciarse el más leve indicio de su llegada, comenzó a construir con diligencia el arca en la que él y su familia habían de salvarse. Con su fe puso Noé de relieve el pecado y la incredulidad del resto del mundo, y obtuvo la aprobación de Dios, que por esa fe lo aceptó como justo. 8 Por la fe Abraham, cuando Dios le ordenó que abandonase su país natal, emprendió la marcha hacia el remoto lugar que el Señor iba a darle como herencia. Partió sin saber a dónde se dirigía, 9 y cuando llegó a la tierra prometida vivió por la fe como un extranjero, habitando en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, quienes también recibieron como herencia la promesa de Dios. 10 Así vivió Abraham, porque con toda confianza esperaba llegar a la ciudad celestial, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe Sara tuvo un hijo, a pesar de ser estéril y de edad avanzada. Lo dio a luz porque creyó que Dios, en su infinita fidelidad, había de cumplir su promesa. 12 De este modo surgió toda una nación a partir de Abraham, aun cuando él era demasiado anciano para tener hijos; y es tal la multitud de los que pueden llamarse descendientes suyos, que contarlos es tan imposible como contar las estrellas del cielo o los granos de arena del mar. 13 Sin embargo, todos estos hombres, aunque tenían puesta su fe en Dios, murieron sin haber visto hecho realidad lo prometido; en cambio, sí que vieron con los ojos de la fe que allá a lo lejos les esperaba el pleno cumplimiento de las promesas de Dios; por lo cual reconocieron y confesaron que este mundo no era el suyo, y que tan sólo como extranjeros y peregrinos transitaban por él. 14 Evidentemente, ellos tenían puesta la mirada en su verdadera patria, a la que anhelaban arribar; 15 de otra manera, tiempo hubiesen tenido de regresar al mismo lugar de donde un día partieron. 16 Pero no era ese su deseo, sino que cifraron todos sus anhelos en llegar a un mejor destino, la patria celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les tenía preparada la ciudad eterna. 17 Abraham, cuando fue probado, confiando en las promesas que Dios le había hecho se dispuso a ofrecer en sacrificio a Isaac, su hijo único, 18 de cuya descendencia se le había dicho que iba a surgir toda una nación. 19 Porque Abraham estaba seguro de que, aunque muriera Isaac, Dios era poderoso para levantarlo de la muerte; lo cual, en cierto sentido figurado, es lo que sucedió, pues Isaac siguió viviendo cuando ya su padre lo daba por muerto. 20 Por la fe Isaac bendijo a sus hijos Jacob y Esaú respecto de cosas que todavía estaban por venir. 21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró a Dios apoyado en el extremo de su bordón. 22 Por la fe José, al morir, se refirió al día en que Dios había de sacar de Egipto al pueblo de Israel; y persuadido de lo que decía, ordenó que llevaran con ellos sus restos mortales. 23 Por la fe, al nacer Moisés y ver sus padres que era un niño muy hermoso, decidieron ocultarlo por espacio de tres meses, desafiando de ese modo, sin temor, el decreto dictado por el rey. 24 Por la fe Moisés, ya adulto, rehusó disfrutar de los privilegios propios de un hijo de la hija del faraón, 25 y en vez de gozar los placeres efímeros del pecado, escogió ser maltratado junto con el pueblo de Dios. 26 Entendiendo que el ser vituperado como luego lo fue Cristo era una riqueza mayor que todos los tesoros egipcios, puso su mirada en la recompensa que Dios había de darle. 27 Así, por la fe salió Moisés de Egipto sin temor a la ira del rey, y se mantuvo firme, como si estuviera viendo al Invisible, a Dios, caminar a su lado. 28 Por la fe celebró la Pascua y roció el dintel de las puertas con sangre de cordero, para que el ángel mandado por Dios a destruir a los primogénitos egipcios no matase a los hebreos. 29 Y por la fe cruzó el pueblo de Israel el mar Rojo como si anduviera por tierra seca, mientras que todos los egipcios que los perseguían, al tratar de hacer lo mismo, perecieron ahogados. 30 Por la fe cayeron las murallas de Jericó después que el pueblo de Israel marchó alrededor de ellas durante siete días. 31 Por la fe Rahab, la prostituta que había recibido amistosamente a los espías israelitas, no murió junto con los demás habitantes de su ciudad, los que rehusaron obedecer a Dios. 32 ¿Qué más puedo decir? Tiempo me faltaría para referir los hechos de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y David, y también de Samuel y de los profetas. 33 Todos ellos, movidos por la fe, lograron conquistar reinos, administraron justicia rectamente y obtuvieron lo que Dios les había prometido; cerraron bocas de leones 34 y apagaron grandes incendios; escaparon de morir a mano armada, recibieron fuerzas en su debilidad, fueron poderosos en la guerra y rechazaron a ejércitos extranjeros. 35 Por la fe algunas mujeres recobraron resucitados a sus seres amados; pero hubo quienes, aunque fueron torturados hasta la muerte, rehusaron ser liberados, porque confiaban en resucitar a una vida mejor. 36 Otros fueron infamados y azotados, hechos presos y metidos en mazmorras; 37 y otros murieron apedreados, aserrados o a punta de espada; anduvieron de acá para allá, sin rumbo fijo, vestidos con pieles de oveja o de cabra, careciendo de todo, angustiados y maltratados. 38 ¡El mundo no era digno de ellos, que huían errantes por desiertos y por montes y se ocultaban en las cavernas y las cuevas de la tierra! 39 Sin embargo, a pesar de tener bien acreditada su fe, ninguno de ellos llegó a ver el cumplimiento de las promesas, 40 porque Dios no quiso que se nos adelantaran a recibir la superior recompensa que nos tenía preparada. Por cuanto todos nosotros estamos rodeados de tan gran número de testigos, despojémonos de cualquier carga que pueda impedirnos correr bien, especialmente del pecado que nos agobia y nos hace tropezar y caer. Corramos luego con perseverancia la carrera que tenemos propuesta, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y perfeccionador de la fe, a quien no le importó sufrir el oprobio de la muerte vergonzosa en una cruz, sino que aceptó morir en ella sabiendo el gozo que le esperaba. Miremos, pues, a Jesús, que ahora ocupa el lugar de honor a la derecha de Dios. 3 Cuando os sintáis cansados o decaídos, acordaos de la paciencia con que Jesús soportó el ser maltratado por sus verdugos. 4 Porque vosotros, al fin y al cabo, aún no habéis tenido que derramar vuestra sangre combatiendo contra el pecado.



Romans 8:1-39 « Vida mediante el Espíritu » Ahora pues, a quienes pertenecemos a Cristo Jesús no nos espera ya ninguna condenación, 2 porque la ley del poderoso Espíritu de vida que recibimos por medio de la fe en Cristo Jesús, nos libera de la ley del pecado y de la muerte. 3 El mero conocimiento de la ley de Dios no nos libra de las garras del pecado, porque no somos capaces de cumplirla. Por eso, a fin de darnos la salvación, envió Dios a su propio Hijo con un cuerpo humano igual en todo al nuestro (pero sin pecado), y al entregarlo en sacrificio a causa de nuestros pecados, destruyó el dominio que el pecado ejercía sobre nosotros. 4 Por lo tanto, podremos obedecer a la ley de Dios si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, en vez de obedecer los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa. 5 Los que se dejan dominar por su naturaleza pecaminosa, solo piensan en cómo complacer a su propia naturaleza; pero los que viven conforme al Espíritu Santo, piensan en las cosas propias del Espíritu. 6 Porque la intención del Espíritu es vida y paz; en cambio, la intención de la naturaleza  pecaminosa es muerte, 7 porque la intención de la naturaleza pecaminosa es rebeldía contra Dios: nunca ha obedecido a la ley de Dios ni nunca podrá obedecerla. 8 Por eso, los que viven sometidos al dominio de su propia naturaleza pecaminosa jamás podrán agradar a Dios. 9 Pero vosotros no vivís conforme a esa naturaleza, sino que estáis bajo el dominio del Espíritu, si es que verdaderamente el Espíritu de Dios habita en vosotros (digo esto para recordaros que quien en su interior no tenga el Espíritu de Cristo, no es de Cristo) 10 Pero si Cristo vive en vosotros, vuestros cuerpos ciertamente están muertos a causa del pecado, pero vuestros espíritus viven para hacer lo que es bueno y justo. 11 Y si el Espíritu de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos vive en vosotros, él mismo hará que vuestros cuerpos mortales retornen a la vida mediante el mismo Espíritu que vive en vosotros. 12 Así que, amados hermanos, no tenéis que sentiros obligados a satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. 13 Si seguís haciéndolo, estaréis perdidos y moriréis. Por el contrario, si con el poder del Espíritu Santo destruís las obras propias de la naturaleza pecaminosa,   viviréis; 14 porque los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. 15 Pensad además que vosotros no habéis recibido un espíritu que os mantenga sujetos a viejas condiciones de esclavitud y temor, sino el Espíritu mediante el cual, como hijos adoptados por Dios, podemos llamarle Padre. 16 Esto es algo que el Espíritu Santo, hablándonos desde lo profundo de nuestro propio espíritu, nos enseña y asegura: que verdaderamente somos hijos de Dios. 17 Y pues que somos sus hijos, somos también sus herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, para compartir con él las riquezas de su gloria habiendo compartido también sus sufrimientos. « La gloria futura » 18 Acerca de esto quiero hacer constar mi absoluta convicción de que nuestros sufrimientos actuales no pueden compararse con la gloria de la vida eterna que Dios nos dará. 19 Esa vida llegará el día en que Dios se revele a sus hijos, el día que la creación entera aguarda con ardiente anhelo. 20 Pues la creación, el universo creado por Dios, quedó sometida a fracaso y vaciedad, no de grado, sino porque Dios la sometió. Aunque no lo hizo sin dar lugar a la esperanza 21 de que toda ella llegará también a ser liberada de la esclavitud de la corrupción, para gozar de la misma gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Sabemos que, hasta que llegue ese día, la naturaleza entera estará padeciendo, como gimiendo con dolores de parto ante la expectativa del gran acontecimiento. 23 Y no solo ella, sino nosotros mismos, que clamamos por ser liberados de aflicciones y sufrimientos a pesar de llevar en nuestro interior el Espíritu Santo como un anticipo de la gloria venidera. Nosotros también gemimos, esperando con ansiedad el día en que nuestra adopción como hijos incluya la renovación eterna de nuestro cuerpo mortal. 24 Porque en esperanza ya hemos sido salvados, pero todavía no hemos visto la herencia prometida, aunque la aguardamos con la firme esperanza de recibirla en su debido momento. 25 Y ese esperar lo que aún no vemos, nos enseña a tener paciencia y confianza. 26 De igual manera, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra humana debilidad; porque ni siquiera sabemos qué debemos pedir ni cómo pedirlo, y es el Espíritu Santo el que ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y el Padre, que conoce hasta lo más íntimo del corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios. « Más que vencedores » 28 Sabemos también que a quienes aman a Dios y responden a su llamamiento para entrar a formar parte de su plan, todo cuanto pueda sucederles redundará en su propio beneficio. 29 Porque Dios los conoció desde el principio, y de antemano los destinó a ser semejantes a su Hijo Jesucristo, a fin de que él sea el mayor entre todos los hermanos. 30 Y a los que de antemano destinó, también los llamó, y a los que llamó los declaró justos, y los que declaró justos están incluidos en su glorioso plan de salvación. 31 Ante todo esto, ¿qué podríamos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? 32 Si él no vaciló en entregar a su Hijo en favor nuestro, ¿no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién se atreverá a acusar a los que hemos sido escogidos por Dios, si él ya nos ha perdonado y nos ha declarado justos? 34 ¿Quién podrá condenarnos? ¿Acaso Cristo, que dio su vida por nosotros, y resucitó por nosotros, y está en el cielo, en el lugar de honor, intercediendo incesantemente en nuestro favor junto a Dios Padre? 35 O también, ¿quién o qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, la angustia, las persecuciones, el hambre, la desnudez, los peligros, las amenazas de muerte?... 36 A todos esos males se refieren las Escrituras diciendo:Por ser fieles a tu causa nos persiguen a muerte sin descanso;nos tratan como a ovejas destinadas al matadero. 37 Pero, a pesar de todo, nuestra victoria es total y definitiva gracias al amor de Jesucristo. 38 Por eso estoy convencido de que nada ni nadie: ni la muerte ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y autoridades que gobiernan este mundo, ni el temor al presente o al futuro, 39 ni lo más alto ni lo más profundo, ni ninguna de las cosas creadas, podrán apartarnos del amor de Dios revelado en Cristo Jesús Señor nuestro.

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