30 January 2022

El 30 de enero Lectura Bíblica Diaria

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El 30 de enero Lectura Bíblica Diaria:


Números 6 a 8:
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová, se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas. Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá. Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello. Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta. Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza. Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová. Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá. Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día. Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato. Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión, y ofrecerá su ofrenda a Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz. Además un canastillo de tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones. Y el sacerdote lo ofrecerá delante de Jehová, y hará su expiación y su holocausto; y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones. Entonces el nazareo raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz. Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada; y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante de Jehová, lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el nazareo podrá beber vino. Esta es la ley del nazareo que hiciere voto de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su nazareato. Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré. Aconteció que cuando Moisés hubo acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado, con todos sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus utensilios, entonces los príncipes de Israel, los jefes de las casas de sus padres, los cuales eran los príncipes de las tribus, que estaban sobre los contados, ofrecieron; y trajeron sus ofrendas delante de Jehová, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes un carro, y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Tómalos de ellos, y serán para el servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a cada uno conforme a su ministerio. Entonces Moisés recibió los carros y los bueyes, y los dio a los levitas. Dos carros y cuatro bueyes dio a los hijos de Gersón, conforme a su ministerio, y a los hijos de Merari dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio bajo la mano de Itamar hijo del sacerdote Aarón. Pero a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario. Y los príncipes trajeron ofrendas para la dedicación del altar el día en que fue ungido, ofreciendo los príncipes su ofrenda delante del altar. Y Jehová dijo a Moisés: Ofrecerán su ofrenda, un príncipe un día, y otro príncipe otro día, para la dedicación del altar. Y el que ofreció su ofrenda el primer día fue Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. Su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Naasón hijo de Aminadab. El segundo día ofreció Natanael hijo de Zuar, príncipe de Isacar. Ofreció como su ofrenda un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Natanael hijo de Zuar. El tercer día, Eliab hijo de Helón, príncipe de los hijos de Zabulón. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón. El cuarto día, Elisur hijo de Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur. El quinto día, Selumiel hijo de Zurisadai, príncipe de los hijos de Simeón. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Zurisadai. El sexto día, Eliasaf hijo de Deuel, príncipe de los hijos de Gad. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel. El séptimo día, el príncipe de los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud. El octavo día, el príncipe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur. El noveno día, el príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni. El décimo día, el príncipe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahiezer hijo de Amisadai. El undécimo día, el príncipe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. Y su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán. El duodécimo día, el príncipe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. Su ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; una cuchara de oro de diez siclos, llena de incienso; un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; un macho cabrío para expiación; y para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahira hijo de Enán. Esta fue la ofrenda que los príncipes de Israel ofrecieron para la dedicación del altar, el día en que fue ungido: doce platos de plata, doce jarros de plata, doce cucharas de oro. Cada plato de ciento treinta siclos, y cada jarro de setenta; toda la plata de la vajilla, dos mil cuatrocientos siclos, al siclo del santuario. Las doce cucharas de oro llenas de incienso, de diez siclos cada cuchara, al siclo del santuario; todo el oro de las cucharas, ciento veinte siclos. Todos los bueyes para holocausto, doce becerros; doce los carneros, doce los corderos de un año, con su ofrenda, y doce los machos cabríos para expiación. Y todos los bueyes de la ofrenda de paz, veinticuatro novillos, sesenta los carneros, sesenta los machos cabríos, y sesenta los corderos de un año. Esta fue la ofrenda para la dedicación del altar, después que fue ungido. Y cuando entraba Moisés en el tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y hablaba con él. Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero. Y Aarón lo hizo así; encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo mandó a Moisés. Y esta era la hechura del candelero, de oro labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero. También Jehová habló a Moisés, diciendo: Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz expiación por ellos. Así harás para expiación por ellos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados. Luego tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y tomarás otro novillo para expiación. Y harás que los levitas se acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel. Y cuando hayas acercado a los levitas delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas; y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová. Y los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas. Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas. Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los ofrecerás en ofrenda. Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel. Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí. Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario. Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con ellos los hijos de Israel. Y los levitas se purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos. Así vinieron después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos. Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión. Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán. Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.


Salmo 112:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Álef - Dichoso el que teme al Señor, Bet - el que halla gran deleite en sus mandamientos. Guímel - Sus hijos dominarán el país; Dálet - la descendencia de los justos será bendecida. He - En su casa habrá abundantes riquezas, Vav - y para siempre permanecerá su justicia. Zayin - Para los justos la luz brilla en las tinieblas. Jet - ¡Dios es clemente, compasivo y justo! Tet - Bien le va al que presta con generosidad, Yod - y maneja sus negocios con justicia. Lámed - El justo  será siempre recordado; Caf - ciertamente nunca fracasará. Mem - No temerá recibir malas noticias; Nun - su corazón estará firme, confiado en el Señor. Sámej - Su corazón estará seguro, no tendrá temor, Ayin - y al final verá derrotados a sus adversarios. Pe - Reparte sus bienes entre los pobres; Tsade - su justicia permanece para siempre; Qof - su poder será gloriosamente exaltado. Resh - El malvado verá esto, y se irritará; Shin - rechinando los dientes se irá desvaneciendo. Tav - ¡La ambición de los impíos será destruida!




Proverbios 7:
Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana", y a la inteligencia: "Eres de mi sangre." Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo: "Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. Por eso he  venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena." Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!



El Libro de Filipenses Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO y Timoteo, siervos de Jesucristo (los dos hombres vinculados a Jesucristo por lazos de amor que los constriñe), a todos los Santos en Cristo Jesús que están en Filipos (a aquellos que son “apartados” para Cristo), con los Obispos (Pastores) y Diáconos:
2 Gracia sea a vosotros, y paz, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (La Cruz hace posible estos dos atributos.)

ACCIÓN DE GRACIAS

3 Doy gracias a mi Dios en toda memoria de vosotros (no se refiere a recuerdos sin conexión, sino toda su experiencia pasada con los Filipenses),
4 Siempre en todas mis oraciones (indica que el Apóstol oraba continuamente por estas personas, incluso oraba por todas las otras Iglesias) haciendo oración por todos vosotros con gozo (Pablo no estaba intercediendo por esta Iglesia a causa de problemas, sino más bien para que continuara recibiendo la Bendición),
5 Por vuestra comunión en el Evangelio (los Filipenses apoyaban a Pablo con sus oraciones y finanzas mientras que él se ocupaba en su obra Misionera), desde el primer día hasta ahora (se refiere a la fidelidad de estos Filipenses);
6 Estando confiado de esto (su crecimiento en Cristo y su continuo sostén económico), que El Que (el Espíritu Santo) comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el Día de Jesucristo (el Arrebatamiento de la Iglesia):
7 Así como me es justo (necesario) sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio (la base de su confianza), sois todos vosotros compañeros de mi Gracia (Dios, en efecto, los había hecho Suyos).
8 Porque Dios me es testigo (Alguien que da Testimonio), de cómo os amo a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo. (Se refiere a la compasión de Cristo.)
9 Y esto ruego (Pablo oraba por todo), que vuestro amor abunde aún más y más (el Amor que es Dios) en conocimiento verdadero (el conocimiento de la Cruz) y en toda percepción (“discernimiento,” lo que es sentido moral y espiritual o sentimiento);
10 Para que discernáis lo mejor (dar aprobación al poner en prueba); que seáis sinceros (puros) y sin ofensa (nada en la vida debe ser motivo de tropiezo, sólo se logra cuando exhibe Fe en la Cruz) para el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia);
11 Llenos de Frutos de Justicia (debiera traducirse, “el Fruto de la Justicia”), que son por Jesucristo (por lo que Él hizo en la Cruz), de este modo daréis Gloria y Alabanza a Dios. (Cuando colocamos nuestra Confianza en Cristo y la Cruz, esto produce “Gloria y Alabanza a Dios.”)

TRIUNFO

12 Y quiero, Hermanos, que sepáis que las cosas que me han sucedido, han redundado más en provecho del Evangelio (Pablo escribió esta Epístola desde la prisión en Roma);
13 De manera que mis prisiones han sido célebres en Cristo (él era un preso por su relación con Cristo; la siguiente pregunta sería, “¿quién es Cristo?”) en todo el pretorio, y a todos los demás (no sólo los miembros de la Guardia Pretoriana quienes tenían la custodia de Pablo, sino el mismo Pretorio, y todos los jueces y funcionarios están incluidos en esta declaración);
14 Y muchos de los Hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones (muchos Cristianos en Roma habían sido persuadidos por el ejemplo valiente de Pablo en la prisión), se atreven mucho más a hablar la Palabra sin temor. (Se refiere al hecho de haber superado la tendencia con respecto al silencio.)
15 Y algunos, a la verdad, Predican a Cristo por envidia y porfía (en otras palabras, estuvieron en contra de Pablo en su Predicación, cualquiera que fuesen los motivos); mas algunos también por buena voluntad (algunos trataron de ayudar a Pablo en la Predicación).
16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente (tienen motivos que no son de Dios), pensando añadir aflicción a mis prisiones (estos Predicadores, quienquiera que pudieran haber sido, procuraron empeorar el encarcelamiento de Pablo):
17 Pero los otros por amor (al señalar a aquellos Predicadores que, de hecho, tenían realmente Amor; Pablo al mismo tiempo está diciendo que los Predicadores del Versículo anterior no tenían amor), sabiendo que soy puesto por la defensa del Evangelio. (El Evangelio no sólo debe ser predicado, sino también defendido contra la doctrina errónea. ¡La mayoría de los Predicadores no harán eso!)
18 ¿Qué pues? (No significa que Pablo aceptaba las actividades de estos Predicadores sinvergüenzas, sino que él no permitía que eso lo molestara.) Después de todo, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, es Anunciado Cristo (Pablo estaba bastante satisfecho de que el siervo debía ser denunciado y el Maestro anunciado; ¡al menos estaba haciendo algo bueno! aunque estos Predicadores sinvergüenzas hubieran callado a Pablo, él no hubiera correspondido de la misma forma, lo que es la actitud del Verdadero Predicador); y en esto me regocijo, y aun me regocijaré. (Expresa la idea de que algunas personas adquirieran un poco de conocimiento de Cristo, aun de estos Predicadores sinvergüenzas, que es mejor que nada.)
19 Porque sé que esto se me tornará a Salvación por vuestra oración (debiera traducirse "liberación"), y por la provisión del Espíritu de Jesucristo (Pablo se está refiriendo al Espíritu Santo, y de que Él proveerá lo que sea necesario, pero Él es capaz de hacerlo sólo por Cristo y lo que Él hizo en la Cruz, lo cual hace que todo esto sea posible; por lo tanto, la terminología que él utilizó),

CRISTO

20 Conforme a mi mira y esperanza (describe a una persona con la cabeza erguida y extendida, cuya atención se desvía de todos los otros objetos y se fija en un solo objeto), que en nada seré confundido (cualquiera fuese el resultado, su liberación o su ejecución, él mantendría su Fe en Cristo hasta el fin), antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte. (Lo que el Señor quiera es lo que el Apóstol quiere. ¡Es consagración absoluta!)
21 Porque para mí el vivir es Cristo (permitir que Pablo viva más tiempo lo hace posible seguir Predicando a Cristo), y el morir es ganancia. (Él dice que sería ganancia para él, pero no para la Obra de Dios.)
22 Mas si el vivir en la carne (se refiere a seguir viviendo en su cuerpo físico, lo que nos dice que será diferente en el Cielo), esto me será para Fruto de la obra (almas salvadas y vidas cambiadas por el Mensaje de la Cruz): no sé entonces qué escoger. (Realmente significa que si él tuviera una opción, no estuviera seguro lo que elegiría, permanecer aquí más tiempo o partir para estar con Cristo.)
23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho (se refiere a la misma presión ejercida de ambos lados; se refiere a sus deseos personales, y no necesariamente lo que el Señor deseara; sin embargo, ya lo había aclarado de que su voluntad personal es de ser envuelto en la dulce Voluntad de Dios), teniendo deseo de partir, y estar con Cristo; lo cual es mucho mejor (lo principal de todo esto es Cristo; si alguien sacara alguna otra conclusión, no captaría la idea completa):
24 Empero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. (Para Pablo poder seguir viviendo y Predicando el Evangelio sería de gran valor para la Iglesia, como sería obvio, al menos hasta que su trabajo haya terminado.)
25 Y confiado en esto (cree que el Señor le había dicho que iba a ser liberado de la prisión), sé que quedaré, que aun permaneceré con todos vosotros, para provecho vuestro y gozo de la Fe (el Apóstol está diciendo, “El Siervo del Señor es inmortal hasta que su trabajo haya concluido”);
26 Para que crezca vuestra gloria de mí en Cristo Jesús (presenta a Pablo como el instrumento humano por el cual se presentaría esta enseñanza de Jesucristo) por mi venida otra vez a vosotros. (Sin Pablo, este progreso en la Fe probablemente no se hubiera llevado a cabo.)

EXHORTACIÓN

27 Solamente que comportaos (estilo de vida) como es digno del Evangelio de Cristo (se refiere a su comportamiento; debían comportarse de una manera digna del Evangelio, y se podía lograr mirando siempre a la Cruz): para que, o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu (no desviarse de Cristo y la Cruz, hacia otras cosas), unánimes combatiendo juntamente por la Fe del Evangelio (“La Fe” es “Cristo y Él Crucificado,” y debemos esforzarnos para mantenerla en verdad; cada ataque por Satanás, y en cualquier capacidad, es contra la Cruz y nuestra Fe en aquella Obra Terminada);
28 Y en nada intimidados de los que se oponen (aquellos que Predican a otro Jesús, por otro espíritu, que presentan otro Evangelio [II Cor. 11:4]): que a ellos ciertamente es indicio de perdición, mas a vosotros de Salvación, y esto de Dios. (La Salvación de Dios, que es por Cristo y la Cruz, se evidencia por la persecución.)
29 Porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él (el mundo e incluso la mayoría de la Iglesia se oponen a la Cruz);
30 Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí (en esencia, se refiere a la lucha Cristiana de la Fe; la lucha no es tanto con el pecado, sino con mantener la Fe [I Tim. 6:12]), y ahora oís estar en mí (se refiere a su encarcelamiento actual en Roma, que era una prueba de su Fe).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.


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