15 November 2018

El 15 de noviembre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
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El 15 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 23-25:

El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, te cuento que había dos mujeres, hijas de una misma madre. Desde jóvenes se dejaron manosear los senos; en Egipto se prostituyeron y dejaron que les acariciaran sus pechos virginales. La mayor se llamaba Aholá, y la menor, Aholibá. Me uní a ellas, y me dieron hijos e hijas. (Aholá representa a Samaria, y su hermana Aholibá, a Jerusalén.) Mientras Aholá me pertenecía, me fue infiel y se enamoró perdidamente de sus amantes los asirios, todos ellos guerreros vestidos de púrpura, gobernadores y oficiales, jóvenes apuestos y hábiles jinetes. Como una prostituta, se entregó a lo mejor de los asirios; se contaminó con todos los ídolos malolientes que pertenecían a sus amantes. Jamás abandonó la prostitución que había comenzado a practicar en Egipto. Desde su juventud, fueron muchos los que se acostaron con ella; fueron muchos los que acariciaron sus pechos virginales y se apasionaron con ella. Por eso la entregué en manos de sus amantes, los asirios, con quienes ella se apasionó. Y ellos la desnudaron, le quitaron sus hijos y sus hijas, y a ella la mataron a filo de espada. Fue tal el castigo que ella recibió, que su caso se volvió una advertencia para las mujeres. "Aunque su hermana Aholibá vio esto, dio rienda suelta a sus pasiones y se prostituyó aún más que su hermana. Ella también se enamoró perdidamente de los asirios, todos ellos gobernadores y oficiales, guerreros vestidos con mucho lujo, hábiles jinetes, y jóvenes muy apuestos. Yo pude darme cuenta de que ella se había contaminado y seguido el ejemplo de su hermana. Pero Aholibá llevó más allá sus prostituciones. Vio en la pared figuras de caldeos pintadas de rojo, con cinturones y amplios turbantes en la cabeza. Todos ellos tenían aspecto de oficiales, y se parecían a los babilonios originarios de Caldea. Al verlos, se enamoró de ellos perdidamente y envió mensajeros a Caldea. Los babilonios vinieron y se acostaron con ella en el lecho de sus pasiones. A tal punto la contaminaron con sus prostituciones que se hastió de ellos. Pero exhibiendo su desnudez, practicó con descaro la prostitución. Entonces me hastié de ella, como antes me había hastiado de su hermana. Pero ella multiplicó sus prostituciones, recordando los días de su juventud cuando en Egipto había sido una prostituta. Allí se había enamorado perdidamente de sus amantes, cuyos genitales eran como los de un asno y su semen como el de un caballo. Así echó de menos la lujuria de su juventud, cuando los egipcios le manoseaban los senos y le acariciaban sus pechos virginales. "Por eso, Aholibá, así dice el Señor omnipotente: Voy a incitar contra ti a tus amantes, de los que ahora estás hastiada. De todas partes traeré contra ti a los babilonios y a todos los  caldeos, a los de Pecod, Soa y Coa, y con ellos a los asirios, todos ellos jóvenes apuestos, gobernantes y oficiales, guerreros y hombres distinguidos, montados a caballo. Vendrán contra ti con muchos carros y carretas, y con una multitud de ejércitos, cascos y escudos. Les encargaré que te juzguen, y te juzgarán según sus costumbres. Descargaré sobre ti el furor de mi ira, y ellos te maltratarán con saña. Te cortarán la nariz y las orejas, y a tus sobrevivientes los matarán a filo de espada. Te arrebatarán a tus hijos y a tus hijas, y los que aún queden con vida serán consumidos por el fuego. Te arrancarán tus vestidos y te quitarán tus joyas. Así pondré fin a tu lujuria y a tu prostitución, que comenzaste en Egipto. Ya no desearás esas cosas ni te acordarás más de Egipto. "Así dice el Señor omnipotente: Voy a entregarte en manos de los que odias, en manos de quienes te hartaron. Ellos te tratarán con odio y te despojarán de todas tus posesiones. Te dejarán completamente desnuda, y tus prostituciones quedarán al descubierto. Tu lujuria y tu promiscuidad son la causa de todo esto, porque te prostituiste con las naciones y te contaminaste con sus ídolos malolientes. Por cuanto has seguido los pasos de tu hermana, en castigo beberás la misma copa. "Así dice el Señor omnipotente: " Beberás la copa de tu hermana, una copa grande y profunda. Llena está de burla y escarnio, llena de embriaguez y dolor. Es la copa de ruina y desolación; ¡es la copa de tu hermana Samaria! La beberás hasta las heces, la romperás en mil pedazos, y te desgarrarás los pechos porque yo lo he dicho. Lo afirma el Señor omnipotente. "Por eso, así dice el Señor omnipotente: Por cuanto me has olvidado y me has dado la espalda, sufrirás las consecuencias de tu lujuria y de tus prostituciones. " El Señor me dijo: "Hijo de hombre, ¿acaso no juzgarás   a Aholá y a Aholibá? ¡Échales en cara sus actos detestables! Ellas han cometido adulterio, y tienen las manos manchadas de sangre. Han cometido adulterio con sus ídolos malolientes, han sacrificado a los hijos que me dieron, y los han ofrecido como alimento a esos ídolos. Además, me han ofendido contaminando mi santuario y, a la vez, profanando mis sábados. El mismo día que sacrificaron a sus hijos para adorar a sus ídolos malolientes, entraron a mi santuario y lo profanaron. ¡Y lo hicieron en mi propia casa! "Y por si fuera poco, mandaron traer gente de muy lejos. Cuando esa gente llegó, ellas se bañaron, se pintaron los ojos y se adornaron con joyas; luego se sentaron en un diván lujoso, frente a una mesa donde previamente habían colocado el incienso y el aceite que me pertenecen. Podía escucharse el bullicio de una multitud: eran los sabeos, que venían del desierto. Adornaron a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas sobre la cabeza. Pensé entonces en esa mujer desgastada por sus adulterios: Ahora van a seguir aprovechándose de esa mujer prostituida. Y se acostaron con ella como quien se acuesta con una prostituta. Fue así como se acostaron con esas mujeres lascivas llamadas Aholá y Aholibá. Pero los hombres justos les darán el castigo que merecen las mujeres asesinas y adúlteras, ¡porque son unas adúlteras, y tienen las manos manchadas de sangre! "En efecto, así dice el Señor: ¡Que se convoque a una multitud contra ellas, y que sean entregadas al terror y al saqueo! ¡Que la multitud las apedree y las despedace con la espada! ¡Que maten a sus hijos y a sus hijas, y les prendan fuego a sus casas! Yo pondré fin en el país a esta conducta llena de lascivia. Todas las mujeres quedarán advertidas y no seguirán su ejemplo. Sobre estas dos hermanas recaerá su propia lascivia, y pagarán las consecuencias de sus pecados de idolatría. Entonces sabrán que yo soy el Señor omnipotente." El día diez del mes décimo del año noveno, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, de este mismo día, porque el rey de Babilonia se ha puesto en marcha contra Jerusalén. Cuéntale una parábola a este pueblo rebelde, y adviértele que así dice el Señor omnipotente: "Coloca la olla sobre el fuego y échale agua. Agrégale pedazos de carne, los mejores trozos de pata y de lomo, y lo mejor de los huesos. Toma luego la oveja más gorda y amontona leña debajo de ella, para que hierva bien el agua y se cuezan bien los huesos. "Porque el Señor omnipotente dice: " ¡Ay de la ciudad sanguinaria! ¡Ay de esa olla herrumbrada, cuya herrumbre no se puede quitar! Saca uno a uno los trozos de carne, tal como vayan saliendo. La ciudad está empapada en su sangre, pues ella la derramó sobre la roca desnuda; no la derramó por el suelo, para impedir que el polvo la cubriera. Sobre  la roca desnuda he vertido su sangre, para que no quede cubierta. Así haré que se encienda mi ira, y daré lugar a mi venganza. "Porque así dice el Señor omnipotente: " ¡Ay de la ciudad sanguinaria! Yo también amontonaré la leña. ¡Vamos, apilen la leña y enciendan el fuego! ¡Cocinen la carne y preparen las especias, y que se quemen bien los huesos! ¡Pongan la olla vacía sobre las brasas, hasta que el bronce esté al rojo vivo! ¡Que se fundan en ella sus *impurezas, y se consuma su herrumbre! ¡Aunque esa olla está tan oxidada que ya ni con fuego se purifica! "Jerusalén, yo he querido purificarte de tu infame lujuria, pero no has dejado que te purifique. Por eso, no quedarás limpia hasta que se apacigüe mi ira contra ti. Yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Yo mismo actuaré, y no me voy a retractar. No tendré compasión ni me arrepentiré. Te juzgaré conforme a tu conducta y a tus acciones. Lo afirma el Señor omnipotente. " El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, voy a quitarte de golpe la mujer que te deleita la vista. Pero no llores ni hagas lamentos, ni dejes tampoco que te corran las lágrimas. Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos. Átate el turbante, cálzate los pies, y no te cubras la barba ni comas el pan de duelo." Por la mañana le hablé al pueblo, y por la tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente hice lo que se me había ordenado. La gente del pueblo me preguntó: "¿No nos vas a explicar qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?" Yo les contesté: "El Señor me dirigió la palabra y me ordenó advertirle al pueblo de Israel que así dice el Señor omnipotente: Voy a profanar mi santuario, orgullo de su fortaleza, el templo que les deleita la vista y en el que depositan su afecto. Los hijos y las hijas que ustedes dejaron morirán a filo de espada, y ustedes harán lo mismo que yo: no se cubrirán la barba ni comerán el pan de duelo. Llevarán el turbante sobre la cabeza y se calzarán los pies. No llorarán ni harán lamentos, sino que se pudrirán a causa de sus pecados y gemirán unos con otros. Ezequiel les servirá de señal, y ustedes harán lo mismo que él hizo. Cuando esto suceda, sabrán que yo soy el Señor omnipotente. "Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite su fortaleza, su alegría y su gozo, el templo que les deleita la vista, el deseo de su corazón, y a sus hijos e hijas, vendrá un fugitivo a comunicarte la noticia. Ese mismo día se te soltará la lengua y dejarás de estar mudo. Entonces podrás hablar con el fugitivo; servirás de señal para ellos, y sabrán que yo soy el Señor." El Señor me  dirigió la palabra: "Hijo de hombre, encara a los amonitas y profetiza contra ellos. Diles que presten atención a la palabra del Señor omnipotente: Por cuanto ustedes se burlaron cuando vieron que mi santuario era profanado, y que el país de Israel era devastado y que a los habitantes de Judá se los llevaban al exilio, yo los entregaré a ustedes al poder de los pueblos del oriente. Ellos armarán sus campamentos y establecerán entre ustedes sus moradas; comerán los frutos y beberán la leche de ustedes. Convertiré a Rabá en un pastizal de camellos, y a Amón en un corral de ovejas. Entonces sabrán ustedes que yo soy el Señor. "Así dice el Señor omnipotente: Por cuanto ustedes los amonitas aplaudieron y saltaron de alegría, y maliciosamente se rieron de Israel, yo voy a extender mi mano contra ustedes y los entregaré a las naciones como despojo. Los arrancaré de entre los pueblos, y los destruiré por completo. Entonces sabrán que yo soy el Señor. " "Así dice el Señor omnipotente: Por cuanto Moab y Seír dicen: Judá es igual a todas las naciones, voy a abrir el flanco de Moab. De un extremo a otro la dejaré sin Bet Yesimot, Baal Megón y Quiriatayin, ciudades que son su orgullo. Entregaré a Moab y a los amonitas en manos de los pueblos del oriente, y de los amonitas no quedará ni el recuerdo. Además, castigaré a Moab. Entonces sabrán que yo soy el Señor." "Así dice el Señor omnipotente: Edom se ha vengado completamente de Judá, y de esta manera resulta más grave su culpa. Por eso, así dice el Señor omnipotente: Extenderé mi mano contra Edom, y exterminaré a *hombres y animales. Lo dejaré en ruinas. Desde Temán hasta Dedán, todos morirán a filo de espada. Por medio de mi pueblo Israel me vengaré de Edom. Mi pueblo hará con Edom lo que le dicten mi ira y mi furor. Así conocerán lo que es mi venganza. Lo afirma el Señor omnipotente." "Así dice el Señor omnipotente: Los filisteos se vengaron con alevosía; con profundo desprecio intentaron destruir a Judá por causa de una antigua enemistad. Por eso, así dice el Señor omnipotente: Extenderé mi mano contra los filisteos. Exterminaré a los quereteos, y destruiré a los que aún quedan en la costa del mar. Mi venganza contra ellos será terrible. Los castigaré con mi ira. Y cuando ejecute mi venganza, sabrán que yo soy el Señor."


Salmo 36:
Dice el pecador: "Ser impío lo llevo en el corazón." No hay temor de Dios delante de sus ojos. Cree que merece alabanzas y no halla aborrecible su pecado. Sus palabras son inicuas y engañosas; ha perdido el buen juicio y la capacidad de hacer el bien. Aun en su lecho trama hacer el mal; se aferra a su mal camino y persiste en la maldad. Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes. Tu justicia es como las altas montañas; tus juicios, como el gran océano. Tú, Señor, cuidas de hombres y animales; ¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa; les das a beber de tu río de deleites. Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz. Extiende tu amor a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón. Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me desarraigue la mano del impío. Vean cómo fracasan los malvados: ¡caen a tierra, y ya no pueden levantarse!


Proverbios 24:
No envidies a los malvados, ni procures su compañía; porque en su corazón traman violencia, y no hablan más que de cometer fechorías. Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros. El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza. La guerra se hace con buena estrategia; la victoria se alcanza con muchos consejeros. La sabiduría no está al alcance del necio, que en la asamblea del pueblo nada tiene que decir. Al que hace planes malvados lo llamarán intrigante. Las intrigas del necio son pecado, y todos aborrecen a los insolentes. Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza. Rescata a los que van rumbo a la muerte; detén a los que a tumbos avanzan al suplicio. Pues aunque digas, "Yo no lo sabía", ¿no habrá de darse cuenta el que pesa los corazones? ¿No habrá de saberlo el que vigila tu vida? ¡Él le paga a cada uno según sus acciones! Come la miel, hijo mío, que es deliciosa; dulce al paladar es la miel del panal. Así de dulce sea la sabiduría a tu alma; si das con ella, tendrás buen futuro; tendrás una esperanza que no será destruida. No aceches cual malvado la casa del justo, ni arrases el lugar donde habita; porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará; los malvados, en cambio, se hundirán en la desgracia. No te alegres cuando caiga tu enemigo, ni se regocije tu corazón ante su desgracia, no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, y aparte de él su enojo. No te alteres por causa de los malvados, ni sientas envidia de los impíos, porque el malvado no tiene porvenir; ¡la lámpara del impío se apagará! 30 Hijo mío, teme al Señor y honra al rey, y no te juntes con los rebeldes, porque de los dos recibirás un castigo repentino ¡y quién sabe qué calamidades puedan venir! También éstos son dichos de los sabios: No es correcto ser parcial en el juicio. Maldecirán los pueblos, y despreciarán las naciones, a quien declare inocente al culpable. Pero bien vistos serán, y bendecidos, los que condenen al culpable. Una respuesta sincera es como un beso en los labios. Prepara primero tus faenas de cultivo y ten listos tus campos para la siembra; después de eso, construye tu casa. No testifiques sin razón contra tu prójimo, ni mientas con tus labios. No digas: "Le haré lo  mismo que me hizo; le pagaré con la misma moneda." Pasé por el campo del perezoso, por la viña del falto de juicio. Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno, y el lindero de piedras estaba en ruinas. Guardé en mi corazón lo observado, y de lo visto saqué una lección: Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos... ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez, como un hombre armado!


El Libro de Los Hechos Capítulo 10 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES



CAPÍTULO 10
(41 d.C.)
CORNELIO




Y HABÍA un varón en Cesarea llamado Cornelio (presenta el principio de uno de los grandes puntos decisivos de la historia), centurión de la compañía que se llamaba la Italiana (responsable de unos cien hombres),
2 Piadoso (¡pero no salvo!) y temeroso de Dios con toda su casa (¡pero no salvo!), y que hacía muchas limosnas al pueblo (¡pero no salvo!), y oraba a Dios siempre (¡pero no salvo! todo esto era estupendo, y de seguro el Señor lo tomaba cuenta; pero no salvaba al hombre, al igual hoy en día no salva a nadie; ser religioso no constituye la Salvación; tiene que haber una aceptación de Cristo y Su Obra Terminada, si quiere ser salvo [Jn. 3:16; Rom. 10:9-10, 13]).
3 Éste vio en visión claramente, como a la hora novena del día (asimismo no lo salvó), que un Ángel de Dios entraba a él (¡esto tampoco lo salvó!), y le decía, Cornelio (¡aunque el Ángel conociera su nombre, esto no lo salvó!).
4 Y él (Cornelio), puestos en él (el Ángel) los ojos, espantado, dijo, ¿Qué es, Señor? (El título "Señor," por la manera en la cual Cornelio lo usó, no se refiere a la Deidad, sino más bien se refiere a respeto u honor.) Y (el Ángel) le dijo, Tus oraciones y tus limosnas han subido en memoria a la Presencia de Dios (un corazón que busca encontrará al Señor).
5 Envía pues ahora hombres a Jope (proclama el Ángel diciéndole a Cornelio lo que ha de hacer para poder oír el Evangelio, ya que él mismo no le podía presentar el Evangelio; ese privilegio se le da al hombre y no a los Ángeles), y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro (por medio de Pedro, el Señor abrirá la puerta al mundo Gentil, que por ellos Cristo murió):
6 Éste posa en casa de un Simón, curtidor, que tiene su casa junto al mar (presenta, como debiera ser obvio, el Señor siempre sabe exactamente donde está Su Pueblo): él   te dirá lo que te conviene hacer (todo lo que él había hecho antes, por muy recomendable que sea, no lo salvó).
7 E ido el Ángel que hablaba con Cornelio (señala el principio de este escenario que sacudirá al mundo), llamó dos de sus criados, y un devoto soldado de los que le asistían (tiene que ver con los tres que fueron a traer a Pedro; estaba a unos cincuenta y seis kilómetros [treinta y cinco millas] de Cesarea a Jope);
8 A los cuales, después de habérselo contado todo (sin duda, se refirió a la visitación del Ángel, y lo que el Ángel había dicho), los envió a Jope.
LA VISIÓN
9 Y al día siguiente, yendo de camino ellos, y llegando cerca de la ciudad (es posible que quiere decir que ellos salieron de Cesarea poco después de recibir las instrucciones de Cornelio el día anterior), Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta (a las 12:00 del mediodía):
10 Y aconteció que le vino una gran hambre, y quiso comer (expresa que estuvo a punto de dejar de orar e ir a almorzar): pero mientras disponían, le sobrevino un éxtasis (un estado en el cual no está consciente de su entorno, y sólo ve lo que se le demuestra),
11 Y vio el Cielo abierto (antes de Jesús, el Cielo había estado cerrado; ¡debido a la Cruz, está abierto ahora!), y que descendía un cierto vaso, como un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la Tierra (una lección práctica):
12 En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la Tierra, y reptiles, y aves del cielo (al parecer todos eran animales y aves inmundos como en la lista que se encuentra en Lev., cap. 11).
13 Y le vino una Voz (proclama el Señor que ahora le habla a Pedro), Levántate, Pedro; mata y come (literalmente en el Texto Griego dice, "sacrifica y come").
14 Entonces Pedro dijo, Señor, no (Pedro ahora tiene que aprender una lección); porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás (se refiere a lo que es profanado y prohibido según la Ley de Moisés [Lev. 11; Deut. 14; Marc. 7:2]).
15 Y volvió la voz hacia él la segunda vez (declara una corrección dirigida a Pedro por el Señor), Lo que Dios limpió, no lo llames tú común (va directo al mismo corazón de las creencias Judías presentes; como dicho, el Señor le da Pedro una lección práctica, declarando que lo que Él hizo en la Cruz era tanto para el mundo Gentil como para el mundo Judío, con los Gentiles simbolizados por los animales inmundos).
16 Y esto fue hecho tres veces (intenta recalcar el significado de lo que se está diciendo): y el vaso volvió a ser recogido en el Cielo (la Visión se terminó).
17 Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto (revela que, en esta etapa, Pedro no sabía realmente lo que el Señor le decía), he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta (pronto se daría cuenta de lo que la Visión significaba, y entendería perfectamente lo que el Señor le estaba diciendo),
18 Y llamando, preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí (¡especificaba enérgicamente, para que sólo Pedro bastara!).
19 Y estando Pedro pensando en la Visión (intentaba entender lo que el Señor le había    dicho), le dijo el Espíritu (el Espíritu Santo), He aquí, tres hombres te buscan.
20 Levántate, pues, y desciende (pertenece a Pedro que está en el tejado, que en aquel tiempo al igual ahora, en aquella zona es plano), y no dudes ir con ellos (no vacile ni demore en obedecer): porque Yo los he enviado (ahora él comienza a entender lo que el Señor le estaba diciendo).
21 Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que eran enviados por Cornelio; dijo, He aquí, yo soy el que buscáis: ¿cuál es la causa por la que habéis venido? (El Espíritu Santo no le dijo a Pedro lo que ellos querían ni el motivo de su llegada. Él sólo le dijo a Pedro que fuera con ellos, "no dudando nada.")
22 Y ellos dijeron, Cornelio, el Centurión (le describe de inmediato a Pedro que este hombre es un Gentil), varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la Nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un Santo Ángel, de hacerte venir a su casa, y oír de ti palabras (lo que Cornelio ha de oír a fin de ser salvo; Pedro había sido elegido para entregar aquellas "Palabras," y ahora dependía de Cornelio para "oírlas").
23 Entonces metiéndolos dentro, los hospedó (nos dice que ya Pedro sabe lo que la Visión significaba, o por lo menos tiene una buena idea). Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos, y le acompañaron algunos de los Hermanos de Jope (seis Hermanos Judíos lo acompañaron [Hch. 11:1-18; 15:7]).
PEDRO
24 Y al otro día entraron en Cesarea (es probable que habían pasado la noche en Apolonia, que estaba a mediado del camino junto a la costa). Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y los amigos íntimos (es posible que hubiera mucha gente).
25 Y como Pedro entró, salió Cornelio a recibirle (esta reunión quizás ocurrió afuera de la casa, en la puerta), y derribándose a sus pies, le adoró (no necesariamente significa que Cornelio adoraba a Pedro, sino que nada más estaba adorando, en vista de que el pronombre "le" fue añadido por los traductores).
26 Mas Pedro hizo que se levantara (mejor traducido, "pero Pedro lo levantó"), diciendo, Levántate; yo mismo también soy hombre (él no debe postrarse ante él ni adorarle).
27 Y (Pedro) hablando con él (describe a Pedro que se pone al mismo nivel de Cornelio), entró, y halló a muchos que se habían juntado (insinúa que ellos se quedaron pasmados cuando lo vieron).
28 Y les dijo, Vosotros sabéis que es abominable a un varón Judío juntarse o llegarse al extranjero (le revela algo que sabían muy bien todos los Gentiles que residían en Israel no importa cuánto tiempo han residido ahí); mas me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo (nos dice que Pedro ahora entiende totalmente lo que significaba la Visión, con respecto al gran lienzo bajado del Cielo).
29 Por lo cual, llamado, he venido sin dudar (quiere decir que no hizo ninguna pregunta, sino que obedeció como el Espíritu Santo le dijo que hiciera): así que pregunto, ¿por qué causa me habéis hecho venir? (En realidad él ya lo sabía, pero quiso escuchar a Cornelio.)
30 Entonces Cornelio dijo, Cuatro días hace que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena estando orando en mi casa (a las 3:00 de la tarde), he aquí, un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente (el Ángel que resplandecía con la Presencia de Dios),
31 Y dijo, Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la Presencia de Dios (Dios recuerda tanto lo bueno como lo malo; ¡a Su Tiempo, por consiguiente, Él recompensará según lo bueno y lo malo!).
32 Envía pues a Jope, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro (se menciona por segunda vez, que nos indica la importancia de esto); éste posa en casa de Simón, curtidor, junto al mar: el cual venido, te hablará (se refiere al Camino de la Salvación aclarado por Pedro; significa que Dios usa a los hombres en esta capacidad, y no a los Ángeles).
33 Así que, luego envié a ti (insinúa que fue efectuado en menos de una hora); y tú has hecho bien en venir (quiere decir que estaban tan contentos que Pedro había llegado, y que había venido lo más pronto posible). Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la Presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha Mandado (¡ellos estaban listos!).
LOS GENTILES
34 Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo (proclama una verdad profunda, tan simple como era; el Evangelio romperá ahora los límites del Judaísmo, a pesar de los esfuerzos del hombre para hacer lo contrario), En verdad hallo que Dios no hace acepción de personas (Pedro no tiene la intención de insinuar que esta Verdad es nueva, porque no la es [II Sam. 14:14], pero hasta ese momento Pedro la había aplicado sólo a los Judíos, no a los Gentiles):
35 Sino que en cualquier nación (el Evangelio es para todos) el que Le teme y obra justicia, es acepto a Él (el pronombre "Él" se refiere a Cristo; Dios aceptó el Sacrificio de Cristo en la Cruz, y todos los que aceptan a Cristo y la Cruz son aceptados con "Él").
36 Envió Palabra Dios a los Hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo (esta es la Paz que resulta de la Justificación, que viene al instante cuando se acepta a Cristo): (Éste es el Señor de todos:) (Jesucristo es el Señor porque Él ha hecho posible la Salvación para todos aquéllos que creen [Fil. 2:11].)
37 Vosotros sabéis (se refiere a la Vida, el Ministerio, la Muerte, la Resurrección y la Ascensión de Cristo) lo que fue divulgado por toda Judea, comenzando desde Galilea después del Bautismo que Juan predicó (Juan presentó a Cristo);
38 Cuanto a Jesús de Nazaret, cómo Lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con Poder (como Hombre, Cristo necesitaba el Espíritu Santo, de seguro ¡nosotros Lo necesitamos también! desde luego, todo lo que Él hizo fue por el Poder del Espíritu): El Cual anduvo haciendo bienes (todo lo que Él hizo era bueno), y sanando a todos los oprimidos del Diablo (sólo Cristo podía hacer esto, y los Creyentes pueden hacer lo mismo únicamente al revestirlos Cristo del Poder por el Espíritu); porque Dios estaba con Él (Dios está con nosotros sólo cuando estamos "con Él").
39 Y nosotros (los Apóstoles y otros) somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalén (Jerusalén es deducido porque era el centro de la autoridad religiosa; entonces ellos ya no tenían excusas); Al Cual ellos mataron colgándole en un madero ("ellos" se refirió "al Sanedrín," los líderes religiosos de Israel):
40 A Éste levantó Dios al tercer día (Pedro afirma la Resurrección de Cristo), y Lo dio a conocer abiertamente (Jesús se reveló después de la Resurrección a mucha gente);
41 No a todo el pueblo (no a todo Israel), sino a los testigos que Dios antes había ordenado (a aquéllos que tenían la Fe en Él y Creyeron), es a saber, a nosotros que comimos y bebimos con Él, después que resucitó de los muertos (expresa que Jesús no era un espíritu, o una mera aparición, sino más bien un hombre real, físico y vivo).
42 Y nos Mandó que predicásemos al pueblo (presenta la Manera de Dios para difundir el Evangelio), y testificásemos que Él es El Que Dios ha puesto por Juez de vivos (los vivientes) y muertos (hoy Jesús es el Salvador, mañana Él será el Juez).
43 A Éste dan testimonio todos los Profetas (quiere decir que Él cumplió todas las Profecías), de que todos (cualquiera en el mundo) los que en Él creyeren (Cree en Quien y lo Que Él ha hecho, refiriéndose a la Cruz), recibirán perdón de pecados (libertad, liberación, perdón) por Su Nombre (Su Nombre Solo).
EL ESPÍRITU SANTO
44 Estando aún hablando Pedro estas palabras (con respecto a Creer en Él), el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían la Palabra (aunque no existe mucha información sobre esto, este es el momento cuando Cornelio y su casa aceptaron a Cristo, y fueron salvos).
45 Y se espantaron (por lo que vieron al Señor hacer, que no se podía negar) los fieles (creyeron en Cristo) que eran de la Circuncisión (los Judíos), que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el Don del Espíritu Santo (Cornelio y su casa fueron salvos, y un poco más tarde fueron Bautizados con el Espíritu Santo; ¡vaya qué reunión!).
46 Porque los oían que hablaban en lenguas (es la evidencia inicial física de que ha sido Bautizado con el Espíritu Santo; esto siempre y sin excepción acompaña el Bautismo del Espíritu), y que magnificaban a Dios (quiere decir que dejaban de hablar en lenguas momentáneamente, y luego comenzaban a elogiar a Dios en su lengua natural, magnificando Su Nombre). Entonces respondió Pedro (presenta al Apóstol que estaba por dar otro paso),
47 ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados (habían aceptado a Cristo y habían sido Bautizados con el Espíritu, por eso debían ser Bautizados en Agua, y así se hizo) éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? (Millones de Gentiles desde aquel día han sido Bautizados con el Espíritu Santo.)
48 Y les Mandó bautizar en el Nombre del Señor Jesús (simplemente quiere decir, "por la Autoridad del Señor"). Entonces le rogaron que se quedase por algunos días (¡que posiblemente lo hizo!).





Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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