05 October 2018

El 5 de octubre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre



El 5 de octubre Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 22 a 24:
Profecía contra el valle de la Visión: ¿Qué te pasa ahora, que has subido a las azoteas, ciudad llena de disturbios, de tumultos y parrandas? Tus víctimas no cayeron a filo de espada ni murieron en batalla. Todos tus jefes huyeron juntos, pero fueron capturados sin haber disparado el arco. mientras trataban de huir. Por eso dije: "Apártense de mí; déjenme llorar amargamente. No insistan en consolarme: ¡la hija de mi pueblo ha sido destruida!" El Señor, el Señor Todopoderoso, ha decretado un día de pánico, un día de humillación y desconcierto en el valle de la Visión, un día para derribar muros y para clamar a las montañas. Montado en sus carros de combate, Elam toma la aljaba; Quir saca el escudo a relucir. Llenos de carros de combate están tus valles preferidos; apostados a la puerta están los jinetes. ¡Judá se ha quedado indefensa! en el arsenal del Palacio del bosque. Vieron que en la ciudad de David había muchas brechas, en el estanque inferior guardaron agua, contaron las casas de Jerusalén y derribaron algunas para reforzar el muro, entre los dos muros construyeron un depósito para las aguas del estanque antiguo, pero no se fijaron en quien lo hizo, ni consideraron al que hace tiempo lo planeó. En aquel día el Señor, el Señor Todopoderoso, los llamó a llorar y a lamentarse, a raparse la cabeza y a hacer duelo. ¡Pero miren, hay gozo y alegría! ¡Se sacrifican vacas, se matan ovejas, se come carne y se bebe vino! "¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!" El Señor Todopoderoso me reveló al oído: "No se te perdonará este pecado hasta el día de tu muerte. Lo digo yo, el Señor, el Señor Todopoderoso." Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso: "Ve a encontrarte con Sebna, el mayordomo, que está a cargo del palacio, y dile: "¿Qué haces aquí? ¿Quién te dio permiso para cavarte aquí un sepulcro? ¿Por qué tallas en las alturas tu lugar de reposo, y lo esculpes en la roca? "Mira, hombre poderoso, el Señor está a punto de agarrarte y arrojarte con violencia. Te hará rodar como pelota, y te lanzará a una tierra inmensa. Allí morirás; allí quedarán tus gloriosos carros de combate. ¡Serás la vergüenza de la casa de tu señor! Te destituiré de tu cargo, y serás expulsado de tu puesto. "En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Jilquías. Le pondré tu túnica, le colocaré tu cinto, y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la tribu de Judá. Sobre sus hombros pondré la llave de la casa de David; lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo. Como a una estaca, lo clavaré en un lugar firme, y será como un trono de honor para la dinastía de su padre. De él penderá toda la gloria de su familia: sus descendientes y sus vástagos, y toda la vajilla pequeña, desde los cántaros hasta las tazas. "En aquel día afirma el Señor Todopoderoso, cederá la estaca clavada en el lugar firme; será arrancada de raíz y se vendrá abajo, con la carga que colgaba de ella." El Señor mismo lo ha dicho. Profecía contra Tiro: ¡Giman, barcos de Tarsis!, porque destruidas están su casa y su puerto. les ha llegado la noticia. ¡Callen, habitantes de la costa, comerciantes de Sidón, ciudad que han enriquecido los marinos! Sobre las grandes aguas llegó el grano de Sijor; Tiro se volvió el centro comercial de las naciones; la cosecha del Nilo le aportaba ganancias. Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar, porque el mar ha dicho: "No he estado con dolores de parto ni he dado a luz; no he criado hijos ni educado hijas." Cuando la noticia llegue a Egipto, lo que se diga de Tiro los angustiará. Pasen a Tarsis; giman, habitantes de la costa. ¿Es ésta su ciudad alegre, la ciudad tan antigua, cuyos pies la han llevado a establecerse en tierras lejanas? ¿Quién planeó esto contra Tiro, la ciudad que confiere coronas, cuyos comerciantes son príncipes, y sus negociantes reconocidos en la tierra?  Lo planeó el Señor Todopoderoso para abatir la altivez de toda gloria y humillar a toda la gente importante de la tierra. Hija de Tarsis, cultiva tu tierra como en el Nilo, porque tu puerto ya no existe. El Señor ha extendido su mano sobre el mar y ha puesto a temblar a los reinos, ha ordenado destruir las fortalezas de Canaán. Él dijo: "¡Virgen violentada, hija de Sidón: no volverás a alegrarte! "Levántate y cruza hasta Chipre; ¡ni siquiera allí encontrarás descanso!" ¡Mira la tierra de los caldeos! ¡Ese pueblo ya no existe! en refugio de las fieras del desierto; levantaron torres de asalto, demolieron sus fortalezas y las convirtieron en ruinas. ¡Giman, barcos de Tarsis, porque destruida está su fortaleza! En aquel tiempo Tiro será olvidada durante setenta años, que es lo que vive un rey. Pero al cabo de esos setenta años le sucederá a Tiro lo que dice la canción de la prostituta: "Tú, prostituta olvidada, toma un arpa y recorre la ciudad; toca lo mejor que puedas, y canta muchas canciones, para que te recuerden." Al cabo de setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, la cual volverá a venderse y prostituirse con todos los reinos de la tierra. Pero sus ingresos y ganancias se consagrarán al Señor; no serán almacenados ni atesorados. Sus ganancias serán para los que habitan en presencia del Señor, para que se alimenten en abundancia y se vistan con ropas finas. Miren, el Señor arrasa la tierra y la devasta, trastorna su faz y dispersa a sus habitantes. Lo mismo les pasará al sacerdote y al pueblo, al amo y al esclavo, a la señora y a la esclava, al comprador y al vendedor, al prestamista y al prestatario, al acreedor y al deudor. La tierra queda totalmente arrasada, saqueada por completo, porque el Señor lo ha dicho. La tierra languidece y se marchita; el mundo se marchita y desfallece; desfallecen los notables de la tierra. La tierra yace profanada, pisoteada por sus habitantes, porque han desobedecido las leyes, han violado los estatutos, han quebrantado el pacto eterno. Por eso una maldición consume a la tierra, y los culpables son sus habitantes. Por eso el fuego los consume, y sólo quedan unos cuantos. Languidece el vino nuevo, desfallece la vid; gimen todos los corazones alegres. Cesó el ritmo de los tambores, se aplacó el bullicio de los que se divierten, se apagó el júbilo del arpa. Ya no beben vino mientras cantan; a los borrachos el licor les sabe amargo. La ciudad del caos yace desolada; cerrado está el acceso a toda casa. Clamor hay en las calles porque falta el vino; toda alegría se ha extinguido; el júbilo ha sido desterrado. La ciudad está en ruinas; su puerta está hecha pedazos. Así sucederá en medio de la tierra y entre las naciones, como cuando a golpes se cosechan aceitunas, como cuando se recogen rebuscos después de la vendimia. El remanente eleva su voz y grita de alegría; desde el occidente aclama la majestad del Señor. Por eso, glorifiquen al Señor en el oriente; el nombre del Señor, Dios de Israel, en las costas del mar. Desde los confines de la tierra oímos cantar: "¡Gloria al justo!" Pero yo digo: "¡Ay de mí! ¡Qué dolor, que me consumo!" Los traidores traicionan, los traidores maquinan traiciones. ¡Terror, fosa y trampa están contra ti, habitante de la tierra! Quien huya del grito de terror caerá en la fosa, y quien suba del fondo de la fosa caerá en la trampa, porque abiertas están las ventanas de lo alto, y tiemblan los cimientos de la tierra. La tierra se quiebra, se desintegra; la tierra se agrieta, se resquebraja; la tierra tiembla y retiembla. La tierra se tambalea como un borracho, se sacude como una choza. que caerá para no volver a levantarse. En aquel día el Señor castigará a los poderes celestiales en el cielo y a los reyes terrenales en la tierra. Serán amontonados en un pozo, como prisioneros entre rejas, y después de muchos días se les castigará. La luna se sonrojará y el sol se avergonzará, porque sobre el monte Sión, sobre Jerusalén, reinará el Señor Todopoderoso, glorioso entre sus ancianos.



Salmo 145:



Álef - Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Bet - Todos los días te bendeciré; por siempre alabaré tu nombre. Guímel - Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable. Dálet - Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas. He - Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad, y yo meditaré en tus obras maravillosas. Vav - Se hablará del poder de tus portentos, y yo anunciaré la grandeza de tus obras. Zayin - Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad, y se cantará con júbilo tu victoria. Jet - El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. Tet - El Señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación. Yod - Que te alaben, Señor, todas tus obras; que te bendigan tus fieles. Caf - Que hablen de la gloria de tu reino; que proclamen tus proezas, Lámed - para que todo el mundo conozca tus proezas y la gloria y esplendor de tu reino. Mem - Tu reino es un reino eterno; tu dominio permanece por todas las edades. Nun - y bondadoso en todas sus obras. Sámej - El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados. Ayin - Los ojos de todos se posan en ti, y a su tiempo les das su alimento. Pe - Abres la mano y sacias con tus favores a todo ser viviente. Tsade - El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. Qof - El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Resh - Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva. Shin - El Señor cuida a todos los que lo aman, pero aniquilará a todos los impíos. Tav - ¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre!





Proverbios 14:



La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye. El que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo desprecia. De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección. Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha. El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras. El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil. Manténte a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento. La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad. Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero los íntegros cuentan con el favor de Dios. Cada corazón conoce sus  propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría. La casa del malvado será destruida, pero la morada del justo prosperará. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. También de reírse duele el corazón, y hay alegrías que acaban en tristeza. El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia; el hombre bueno, el premio de sus acciones. El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va. El sabio teme al Señor y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado. El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar. Herencia de los inexpertos es la necedad; corona de los prudentes, el conocimiento. Los malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de los justos. Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los que aman al rico. Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres! Pierden el camino los que maquinan el mal, pero hallan amor y verdad los que hacen el bien. Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza. La corona del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad. El testigo veraz libra de la muerte, pero el testigo falso miente. El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos. El temor del Señor es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte. Gloria del rey es gobernar a muchos; un príncipe sin súbditos está arruinado. El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado. El malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su integridad. En el corazón de los sabios mora la sabiduría, pero los necios ni siquiera la conocen. La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos. El rey favorece al siervo inteligente, pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.




El Libro de Lucas Capítulo 14 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 14
(33 d.C.)
EL SÁBADO




Y ACONTECIÓ, que entrando en casa de un principal de los Fariseos un Sábado a comer pan (corresponde a un Rabino muy influyente, o hasta es posible que era un miembro del prominente Sanedrín), ellos Le acechaban (sugiere que este hombre no fuera un invitado, pero fue traído allí deliberadamente por los Fariseos a fin de acusar a Jesús de quebrantar el Sábado si Él lo sanara).
2 Y, he aquí, un cierto hombre hidrópico estaba delante de Él (tiene referencia a una enfermedad que causaba que todo el cuerpo se hinchara debido al exceso de agua).
3 Y respondiendo Jesús, habló a los Doctores de la Ley y a los Fariseos, diciendo (demuestra que Jesús al instante reconoce la situación, e inmediatamente juzga la hipocresía, que quebrantó el Sábado cuando sus propios intereses estaban comprometidos), ¿Es lícito sanar en Sábado? (Él le dio vuelta a la trampa en contra de ellos.)
4 Y ellos callaron (quiere decir que no sabían qué decir). Entonces Él (Jesús) tomándole (quiere decir que Él se enfocaba en el hombre, para que no hubiera duda alguna de lo que estaba haciendo), le sanó, y le despidió (quiere decir que su sanidad era instantánea, y fácilmente se podía observar todos; en otras palabras, aun milagrosamente, el exceso de fluido en el cuerpo del hombre desapareció; Él no "le dejó ir" hasta que los efectos de esta sanidad fueran obvios a todos los presentes);
5 Y respondiendo a ellos, dijo, ¿Su asno o su buey de cuál de vosotros caerá en algún pozo, y no lo sacará luego (inmediatamente) en Día del Sábado? (El Señor no los criticaba por haber hecho tal cosa, sino más bien su hipocresía en condenarle a Él por hacer una obra noble y grandiosa.)
6 Y no Le podían replicar a estas cosas (su silencio era la mejor sensatez; si hubieran contestado, los hubieran demostrado lo equivocado que estaban más de lo que aparentaban).
LA HUMILDAD
7 Y observando Él cómo escogían los primeros asientos a la mesa (se refiere a los invitados de esta fiesta, que es obvio eran de la clase rica), propuso una Parábola a los convidados (después que la sanidad del hombre se completó, llamaron a los invitados para que tomaran sus asientos para la fiesta; era claro que había un obvio apuro por conseguir "los asientos principales"); diciéndoles,
8 Cuando fueres convidado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar (en efecto, esto daba en el mismo corazón de estos hipócritas, que era el deseo de ser alabado como también por puesto y posición); no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado (coloca al Creyente en las Manos de Dios, en vez de las manos del egoísmo);
9 Y viniendo el que te llamó a ti y a él, te diga, Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tener el lugar último (el que busca una obstinada posición, el Señor al final lo abandonará o dejará; es una "vergüenza" que se puede evitar al permitir que el Señor haga la obra; en otras palabras, el Creyente debe abstenerse de buscar el reconocimiento).
10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el postrer lugar (es el lugar y la posición que los verdaderos llamados por Dios siempre tomarán; porque permite que el Señor trace el derrotero); para que cuando viniere Él que te llamó, te diga, Amigo, sube arriba (coloca al Señor en la posición de Líder y Guía): entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se asientan a la mesa (la idea en todo esto es que muchos no avanzan porque ellos no permiten que el Señor haga el avance, sino ellos mismos procuran hacerlo).
11 Porque cualquiera que se ensalza, será humillado (se refiere a la vanidad de exaltarse, lo que el Señor no puede tolerar; el resultado final siempre será el "rebajamiento"); y el que se humilla, será ensalzado (la humildad, que sólo se adquiere cuando tiene un buen entendimiento de la Cruz, es lo que el Señor exige para recibir el ascenso).
LA FIESTA DE LAS BODAS
12 Y dijo también al que Le había convidado (quien lo invitó a la Fiesta; la Parábola anterior fue relatado a los invitados, mientras esto se le estaba contado al anfitrión), Cuando haces comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; porque también ellos no te vuelvan a convidar, y te sea hecha tu recompensa (no es la actividad que se condena, sino más bien su propósito).
13 Mas cuando haces banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos (es decir, si usted realmente quiere hacer algo bueno para la gente):
14 Y serás bienaventurado (es una sola Promesa dada por Dios, con Su Palabra que sale como garante); porque no te pueden retribuir (la idea es que si realmente queremos que el Señor nos bendiga, debemos hacer buenas obras para la gente que no pueden, a cambio, devolvernos la misma; es semejante a Cristo, porque Él ha hecho tanto por nosotros cuando, a cambio, no pudimos hacer nada por Él): mas te será recompensado en la Resurrección de los Justos (declara el hecho de que Dios lleva la cuenta de todas las obras, y desde luego, cada buena obra, al menos lo que Él califica como "buena," será recompensado en la Resurrección, es decir, "el Tribunal de Cristo").
15 Y oyendo esto uno de los que juntamente estaban sentados a la mesa, Le dijo (demuestra una ignorancia total de lo que decía el Señor), Bienaventurado el que comerá pan en el Reino de los Cielos (la palabra "Bienaventurado," y se la dirige hacia a sí mismo, este Fariseo en voz alta anuncia su propia justicia; la respuesta del Señor será muy reveladora, como lo veremos).
LA GRAN CENA
16 Él entonces le dijo, Un cierto hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos:
17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados, Venid; que ya está todo preparado (el Mensaje era tanto de Juan el Bautista como el de Cristo acerca de la entrada en el Reino de Dios).
18 Y comenzaron todos a una a excusarse (¡Israel es expuesto así en aquel entonces, y desgraciadamente la mayoría de la Iglesia ahora!). El primero Le dijo, He comprado un terreno, y necesito salir y verla: te ruego que me excuses (la compra del terreno no estaba mal, pero el interés propio sí estaba mal).
19 Y el otro dijo, He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos: te ruego que me excuses (como el anterior que era del interés propio, éste era de la obstinación).
20 Y el otro dijo, Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir (tiene que ver con el amor propio).
21 Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su Señor (Jesús es el "Siervo," y el "Señor" es el Padre Celestial). Entonces enojado el Padre de la familia, dijo a Su siervo (demuestra la Ira Justa de Dios sobre el rechazo por Israel a la gran invitación para entrar en el Reino de Dios), Ve en seguida por las plazas y por las calles de la ciudad, y    mete acá los pobres, y los mancos, y los cojos, y los ciegos (¡esta es una descripción apta del mundo Gentil, espiritualmente hablando!; pero de aquí provino la Iglesia).
22 Y dijo el siervo, Señor, he hecho como me mandaste, y aún hay lugar (expresa la inmensidad del Mensaje del Evangelio; lo que Jesús hizo en el Calvario fue suficiente para limpiar la mancha de todo pecado, de cada ser humano en el mundo entero, y por toda la eternidad, por lo menos para los que vendrán; "aún hay lugar").
23 Y dijo el Señor al siervo (declara a Jesús como la Luz del Mundo), Ve por los caminos y por los vallados (se debe llevar el Evangelio al mundo entero), y oblígalos a entrar (el Evangelio tiene una fuerza irresistible cuando es Predicado bajo la Unción del Espíritu), para que se llene Mi casa (¡independientemente de la caída de Israel, el Plan de Dios no será frustrado; Su Casa estará llena!).
24 Porque os digo, Que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados (y no quisieran venir), gustará Mi cena (esta es la respuesta de Cristo a la declaración del hombre del Versículo 15).
EL DISCIPULADO
25 Y muchas gentes iban con Él (indica que Él salía de la casa del Fariseo, y continuaba su viaje hacia Jerusalén): y volviéndose, les dijo (Él ya estaba ansioso, al fin quería claramente dar a conocer a las multitudes lo que en realidad significaba servirle),
26 Si alguno viene a Mí (sin excepción alguna), y no aborrece (prefiere) a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida (ninguna afección debe permitirse, no importa cuan fuerte sea, en competición con Cristo o quitarle Su lugar), no puede ser Mi Discípulo (una vez más, ¡ninguna excepción!).
27 Y cualquiera que no trae su Cruz (no se refiere al sufrimiento como algunos creen, sino más bien de siempre hacer la Cruz de Cristo el Objeto de nuestra Fe; somos Salvos y victoriosos no mediante el sufrimiento, aunque a veces así sucede, o alguna otra situación similar, sino más bien por nuestra Fe, pero siempre con la Cruz de Cristo Jesús como el Objeto de nuestra Fe), y viene en pos de Mí (sólo puede seguir a Cristo por medio de la Fe en lo que Él hizo por nosotros en la Cruz; Él no reconoce ninguna otra cosa), no puede ser Mi Discípulo (¡la declaración es enfática! Si no es Fe en la Cruz de Cristo, entonces es una fe que Dios no reconoce, quiere decir que tales personas serán rechazadas [I Cor. 1:17-18, 21, 23; 2:2; Rom. 6:3-14; 8:1-2, 11, 13; Gál. 6:14; Ef. 2:13-18; Col. 2:14-15]).
CONTAR EL COSTO
28 Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre (es el ejemplo que Jesús iba a usar para explicar lo que es la vida cargando la Cruz y siguiendo a Cristo), no cuenta primero sentado los gastos (no quiere decir que podemos obtener la Salvación por nuestra propia cuenta, sino más bien que habrá que pagar un precio para aceptar a Cristo y la Cruz; lamentablemente, la mayor oposición vendrá de la Iglesia, así como vino de Israel en la época de Jesús), si tiene lo que necesita para acabarla? (Demuestra que la carrera tiene que llegar a su fin, antes de poder decir que ha participado. Completamente refuta la doctrina que no es Bíblica de la Seguridad Eterna Incondicional.)
29 Porque después, que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla (desgraciadamente, millones no termina la carrera, es decir, "la torre"), todos los que lo vieren, comiencen a burlarse de Él (en el sentido espiritual, que es lo que Jesús intenta describir, la burla de un mayor grado vendrá de Satanás mismo y de sus espíritus malos),
30 Diciendo, Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar (no sólo observa el Señor nuestro progreso constantemente, sino también Satanás y sus secuaces).
31 ¿O cuál rey, habiendo de ir a hacer guerra contra otro rey (Jesús continúa utilizando ilustraciones de la vida cotidiana las que todos conocen), sentándose primero, no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil? (Existe un gran abismo entre esta clase de invitación y la mayoría de las invitaciones que se dan hoy día con respecto a aceptar a Cristo. En la actualidad es, "¡ven a Cristo y llegarás a ser rico!" Pero el Mensaje de Jesús era y es, "ven a Cristo, y enfréntate a la oposición del mundo y a la religión organizada.")
32 De otra manera, cuando aún el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajador (desgraciadamente, la Iglesia moderna ha hecho la paz con Satanás; quiere decir que han dejado a Cristo y la Cruz; sin embargo, la "paz" que tienen es una paz falsa).
33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser Mi Discípulo (la clave de la victoria referente al mundo es el amontonar grandes recursos para sí mismo; sin embargo, la clave al conflicto espiritual es todo lo opuesto, la "renuncia de todas las cosas que posee"; se refiere a la negación de la dependencia en sí mismo, y colocar totalmente su confianza en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz).
34 Buena es la sal (la sal sazona y preserva, y así también el Verdadero Creyente): mas si aun la sal ha perdido su sabor (se refiere a la sal que ya no tiene sabor alguno y, por lo tanto, no sirve para nada), ¿con qué será sazonada? (Quiere decir que no hay alternativa para Cristo. Él y Su Palabra son la salobridad de la sal. Si ésta fuese removida de Israel, que fue lo que sucedió, por lo tanto, Israel no serviría de nada. De igual modo es lo que sucede con las personas en la actualidad.)
35 Ni para la tierra (quiere decir que si no puede servir su objetivo destinado, porque ya no posee lo que le da su intención), ni para el muladar es buena; fuera la arrojan (muchas cosas, si no se usan para su propósito, pueden usarse en otra parte; sin embargo, el Cristiano soso no cae en esa categoría, en realidad se convierte en un inútil). Quien tiene oídos para oír, oiga (quiere decir que sólo los que tienen oídos espirituales oirán lo que Él está diciendo y, por eso, pueden comprenderlo).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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