03 October 2018

El 3 de octubre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
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El 3 de octubre Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 16 a 18:
Envíen corderos al gobernante del país, desde Selá, por el desierto, y hasta el monte de la hija de Sión. Las mujeres de Moab, en los vados del Arnón, parecen aves que, espantadas, abandonan el nido. "Danos un consejo; toma una decisión. A plena luz del día, extiende tu sombra como la noche. Esconde a los fugitivos; no traiciones a los refugiados. Deja que los fugitivos de Moab encuentren en ti un refugio; ¡protégelos del  destructor!" y la destrucción se acabe, el agresor desaparecerá de la tierra. El trono se fundará en la lealtad, y un descendiente de David reinará sobre él con fidelidad: será un juez celoso del derecho y ansioso de hacer justicia. Hemos sabido que Moab es extremadamente orgulloso; hemos sabido de su soberbia, de su orgullo y arrogancia, de su charlatanería sin sentido. Por eso gimen los moabitas; todos ellos gimen por Moab. Laméntense, aflíjanse, por las tortas de pasas de Quir Jaréset. Se han marchitado los campos de Hesbón, lo mismo que las vides de Sibma. han pisoteado los viñedos más selectos, los que llegaban hasta Jazer y se extendían hacia el desierto. y llegaban hasta el mar. Por eso lloro, como llora Jazer, por los viñedos de Sibma. ¡Y a ustedes, ciudades de Hesbón y de Elalé, las empapo con mis lágrimas! por tu fruto maduro y tus cosechas. Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo. Nadie canta ni grita en los viñedos, nadie pisa la uva en los lagares; yo le puse fin al clamor en la vendimia. Por eso vibran mis entrañas por Moab como las cuerdas de un arpa; vibra todo mi ser por Quir Jaréset. Por más que acuda Moab a sus altares paganos no logrará sino fatigarse; cuando vaya a orar a su santuario, todo lo que haga será en vano. Ésta es la palabra que el Señor pronunció en el pasado contra Moab. Pero ahora el Señor dice: "Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y muy pocos y débiles serán sus  sobrevivientes." Profecía contra Damasco: "¡Miren a Damasco! ¡Ya no será una ciudad! ¡Será convertida en un montón de escombros! Abandonadas quedarán las ciudades de Aroer; serán pastizales donde los rebaños comerán sin que nadie los asuste. Efraín perderá la ciudad fortificada; Damasco se quedará sin realeza. serán para los hijos de Israel afirma el Señor Todopoderoso. "En aquel día se debilitará la gloria de Jacob y se consumirá la gordura de su cuerpo. Será como el segador que recoge la mies y cosecha el grano con su brazo; será como cuando se recoge el grano en el valle de Refayin. Pero quedarán algunos rebuscos, como cuando se sacude el olivo y dos o tres aceitunas se quedan en las ramas más altas, y tal vez cuatro o cinco en todas las ramas del árbol." Lo afirma el Señor, el Dios de Israel. En aquel día buscará el hombre a su Hacedor; fijará la mirada en el Santo de Israel. Ya no se fijará en los altares, que son obra de sus manos; ni volverá la mirada a las imágenes de Aserá, ni a los altares de incienso que sus dedos fabricaron. En aquel día las ciudades fortificadas, que fueron abandonadas por causa de los israelitas, serán como lugares abandonados que se convierten en bosques y matorrales. Todo será desolación. Porque te olvidaste del Dios de tu salvación; no te acordaste de la Roca de tu fortaleza. Por eso, aunque siembres las plantas más selectas y plantes vides importadas, aunque las hagas crecer el día que las plantes, y las hagas florecer al día siguiente, en el día del dolor y de la enfermedad incurable la cosecha se malogrará. ¡Ay del rugido de muchas naciones! ¡Braman como brama el mar! ¡Ay del clamor de los pueblos! ¡Su estruendo es como el de aguas caudalosas! Aunque esos pueblos braman como aguas encrespadas, huyen cuando él los reprende, arrastrados por el viento como la paja de los cerros, como el polvo con el vendaval. Al atardecer, ¡terror repentino! Antes del amanecer, ¡ya no existen! Tal es el destino de quienes nos despojan; eso les espera a quienes nos saquean. ¡Ay de la tierra de zumbantes langostas más allá de los ríos de *Cus, que por las aguas del río Nilo envía emisarios en barcas de papiro! Vayan, veloces mensajeros, a una nación de gente alta y lampiña; a un pueblo temido por doquier, a una nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos. Cuando sobre las montañas se alce el estandarte y suene la trompeta, ¡fíjense, habitantes del mundo!; ¡escuchen, pobladores de la tierra! Así me dijo el Señor: "Desde mi morada miraré impasible, como los candentes rayos del sol, como las nubes de rocío en el calor de la vendimia." Porque antes de la vendimia, cuando la flor se cae y madura la uva, se podarán los retoños y se arrancarán de raíz los sarmientos. Todos ellos quedarán abandonados a los buitres de las montañas y a los animales salvajes; durante el verano serán el alimento de las aves de rapiña; durante el invierno, de todos los animales salvajes. En aquel tiempo ese pueblo de alta estatura y de lampiña piel, ese pueblo temido en todas partes, esa nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos, le llevará ofrendas al Señor Todopoderoso. Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del Señor Todopoderoso.



Salmo 143:




Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme. No lleves a juicio a tu siervo, pues ante ti nadie puede alegar inocencia. El enemigo atenta contra mi vida: quiere hacerme morder el polvo. Me obliga a vivir en las tinieblas, como los que murieron hace tiempo. Ya no me queda aliento; dentro de mí siento paralizado el corazón. Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos. Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah. Respóndeme pronto, Señor, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa. Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mialma. Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. por un terreno sin obstáculos. Por tu nombre, Señor, dame vida; por tu justicia, sácame de este aprieto. Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!



Proverbios 12:




El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. El hombre bueno recibe el favor del Señor, pero el intrigante recibe su condena. Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos. La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos. En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño. Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo. Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen. Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia. Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan. El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña. El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente. Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera. En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto. Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa. Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo. El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto. El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades. El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante. En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz. Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia. El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad. El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra. El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición. El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.





El Libro de Lucas Capítulo 12 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS



CAPÍTULO 12
(33 d.C.)
LA LEVADURA




EN esto, juntándose una innumerable multitud de gente, tanto que unos a otros se pisaban, comenzó a decir a Sus Discípulos primeramente (rechazado por los líderes religiosos de Israel, Él limita Sus Palabras a Sus Discípulos, al menos en este tiempo), Guardaos de la levadura de los Fariseos, que es hipocresía (la "levadura" era las interpretaciones y tradiciones de los hombres, substituyeron la Palabra de Dios con éstas; Jesús denomina esto como la hipocresía, que es la actuación del papel de un personaje, o ser algo diferente de lo que realmente es; de hecho, toda la religión es una hipocresía, porque las reglas de los hombres, que es la religión, no puede cambiar  el corazón).
2 Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido (lo que es correcto o incorrecto será al final revelado).
3 Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas a la luz serán oídas (la doctrina incorrecta, que es tinieblas, será al final revelada a lo que realmente es por la Luz de la Palabra de Dios); y lo que hablasteis al oído en las cámaras será pregonado en los terrados (los Fariseos conspiraron en secreto para matar a Cristo; todo el mundo ya conocen sus secretos; y por eso toda la impiedad finalmente será descubierta).
4 Mas os digo, amigos Míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen  más que pueden hacer (los Creyentes no deben temer a los hombres).
5 Mas os enseñaré a quién temáis: Temed a Aquél (Dios), que después de haber quitado la vida (la vida y la muerte están en las Manos de Dios Solo), tiene poder de echar en el Infierno (el mayor temor de Dios desterraría el temor menor del hombre; ya que el hombre sólo puede tocar el cuerpo, pero Dios puede alcanzar el alma y echarlo en el Infierno); así, os digo, A Éste temed (manifiesta la segunda vez lo que está declarado, y por lo tanto, tiene la intención de que se entienda claramente).
6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas (una transacción insignificante), pues, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios? (Cada incidente y transacción, no importa cuan pequeño o aparentemente insignificante que sea, son conocidos y registrados por Dios.)
7 Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados (indica un grado de conocimiento que va más allá de la comprensión del ser humano). No temáis pues: de más estima sois que muchos pajarillos (para aquéllos que verdaderamente siguen al Señor, estas palabras deberán ser motivo de mucho consuelo para todos los Creyentes; Él conoce cada acción nuestra, y Él va a vigilar cada acción, si Le permitimos).
8 Y os digo, Que todo aquel que Me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los Ángeles de Dios (si Le confesamos delante de los hombres, no importa cuan penoso sea ese testimonio, Él nos confesará delante de los Ángeles):
9 Mas el que Me negare delante de los hombres será negado delante de los Ángeles de Dios (si Le negáramos delante de los hombres, Él nos negará delante de los Ángeles; ¡estos Pasajes le declaran a todos que Jesucristo, el pobre Galileo Rabino, es en Verdad Rey de reyes y Señor de señores!).
EL PECADO IMPERDONABLE
10 Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado (esto es, si se busca el perdón [I Jn. 1:9]): mas el que blasfemare contra el Espíritu Santo no le será perdonado (esta "blasfemia" no puede cometerse por los que no hacen profesión del Señor; significa que sólo los que profesan la religión cometen este pecado; y no hay perdón por este pecado y, de hecho, los autores de este pecado ni siquiera buscan el perdón).
LA OPOSICIÓN
11 Y cuando os trajeren a las Sinagogas, y a los Magistrados, y potestades (oficiales), no estéis solícitos cómo o qué hayáis de responder, o qué hayáis de decir (simplemente quiere decir que no debemos estar llenos de ansiedades; no quiere decir que no debe hacerse preparación alguna, sino sólo que nuestra confianza se debe poner en el Señor para disponer las respuestas adecuadas):
12 Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será necesario decir (el Creyente siempre debe buscar al Espíritu Santo por dirección y orientación).
LA CODICIA
13 Y Le dijo uno de la compañía, Maestro, di a mi hermano, que reparta conmigo la herencia (la insensibilidad y mala educación del corazón natural aquí se manifiesta; este hombre interrumpió al Señor, con una petición ridícula).
14 Mas Él le dijo, Hombre, ¿quién Me puso por juez o repartidor sobre vosotros? (Si el Señor hubiera interferido en el Gobierno Civil, Él se hubiera colocado en el poder de sus enemigos; no era Su lugar. Siempre se ocupaba de las almas, y dirigió la atención de los hombres hacia la otra vida más allá de la tumba.)
15 Y les dijo, Mirad, y guardaos de toda avaricia (el deseo de adquirir cosas malas, o intentar de obtener cosas buenas en la forma equivocada): porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (la mayoría del mundo intenta encontrar la vida en las posesiones; sin embargo, no hay "vida" en estas cosas; la "Vida" sólo se encuentra en Cristo [Jn. 14:6]).
EL NECIO RICO
16 Y les refirió una Parábola, diciendo, La heredad de un cierto hombre rico había llevado mucho (las riquezas, si se adquieren correctamente, deben ser consideradas como Bendiciones de Dios, y tratadas como corresponde):
17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo, ¿Qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos? (Dios le dio los "frutos," y en consecuencia tenían que usarse como corresponde. Sin embargo, él amontonó esos frutos, lo cual desgraciadamente, es lo que muchos hacen.)
18 Y dijo, Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores; y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes (se destinaron los bienes para usarse como "frutos" para la Gloria de Dios, que es llevar el Evangelio al mundo, pero en vez de hacer eso, él hizo todo lo opuesto).
19 Y diré a mi alma, Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, diviértete (en realidad su alma no tenía nada; de hecho, había provisto para la carne, pero no había provisto para el alma; ¿cuántos Cristianos ricos, desgraciadamente, caen en esta misma categoría?).
20 Mas le dijo Dios (¿qué es lo que Dios nos quiere decir?), Necio (el Señor le dice lo mismo a todos los que persiguen esta serie de codicia), esta noche vuelven a pedir tu alma (tarde o temprano, vendrá "esta noche"): y lo que has provisto, ¿de quién será? (Él no las entregó a Dios, y ahora "esas cosas" se van a desperdiciar.)
21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico hacia Dios (si las riquezas vienen, pueden utilizarse para uno mismo o para Dios; ¿qué será?).
LA PREOCUPACIÓN
22 Y dijo a Sus Discípulos, Por tanto os digo, No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis (no se preocupe por estas cosas).
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido (en otras palabras, preocúpese por lo espiritual, y el Señor cuidará de lo material y de lo físico).
24 Considerad los cuervos (un ave impura): que ni siembran, ni siegan; que ni tienen bodega, ni alfolí; y Dios los alimenta (no importa cuán humildes son): ¿cuánto de más estima sois vosotros que las aves? (Si el Señor alimenta a las águilas ratoneras, ¿no crees que Él también nos alimentará a nosotros? ¡Esto es, si confiamos verdaderamente en Él!)
25 ¿Y quién de vosotros podrá con afán (por ansiedad) añadir a su estatura un codo? (De toda la Creación, es solo el hombre el que se entrega a la ansiedad, el temor, la rebelión, el pecado y la incredulidad.)
26 Pues si no podéis hacer ni siquiera eso (si no podemos por la ansiedad cambiar ni las cosas más pequeñas), ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?
27 Considerad los lirios cómo crecen: no labran, ni hilan (que se trastorna en un estado de confusión mental); más os digo, que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos (el lirio permanece por la Creación de Dios, y si el Creyente hiciera lo mismo, disfrutaría la provisión de la Creación).
28 Y si así viste Dios a la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno (nos asegura del hecho de que Dios aun ha provisto para lo que es de corta duración); ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? (Se refiere a los Creyentes como seres eternos, y en consecuencia, de valor incalculable; para observar la Creación gloriosa de Dios y cómo la Cuida, y después dudar de Su Cuidado de nosotros es un insulto de gran magnitud al Señor.)
29 Vosotros, pues, no procuréis qué habéis de comer, o qué habéis de beber (confía en el Señor para estas cosas), ni estéis en mente dudosa (un estado distraído de la mente, que vacila entre la esperanza y el temor).
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo (se refiere a la economía del mundo, y no la economía de Dios): más vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas (quiere decir que ya estamos en Su Reino; por lo tanto, estamos en Su Cuidado creador).
31 Sino más bien buscad el Reino de Dios (nos indica lo que en realidad debemos buscar); y todas estas cosas os serán añadidas (cuando venimos a Cristo, dejamos la economía del mundo y entramos en la Economía de Dios, que de veras lo posterior es una economía en que nunca se declarará en quiebra).
32 No temáis (no es una sugerencia, sino más bien un Mandato), manada pequeña (expresa el Cuidado tierno del Gran Pastor a Sus Ovejas); porque Le agrada a vuestro Padre daros el Reino (éste es el Reino de Dios, y por eso, mucho mayor que los reinos de este mundo).
LAS RIQUEZAS
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna (la idea es de no amontonar y codiciar como el mundo lo hace; a la misma medida que Dios nos bendice, debemos ofrendar abundante y generosamente a Su Obra; sin embargo, debemos asegurar que es Su Obra a la cual estamos ofrendando); haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los Cielos que nunca falta, donde ladrón no llega, ni polilla corrompe (deposite tesoros en el Cielo).
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón (el tesoro aquí se acabará porque hay ladrones y corrupción; sin embargo, el tesoro allá, refiriéndose al Cielo, nunca se acabará; el "corazón" es el ser mismo de la persona; la implicación es que si no hay tesoro en el Cielo, la persona no se irá para allá cuando muere; no importa su profesión, su corazón está donde está su tesoro).
SIERVOS PREVENIDOS
35 Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas (obrar y esperar deben caracterizar al Cristiano);
36 Y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su Señor (se refiere al Arrebatamiento de la Iglesia) ha de volver de las bodas (en esencia, quiere decir "apartarse de las preparaciones para la boda"); para que cuando Él viniere, y llamare, luego Le abran (indica que debemos estar prevenido en cada momento).
37 Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando (se refiere a aquéllos que están prevenidos para el Arrebatamiento): de cierto os digo, Que Él (el Señor) se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá (indica la Cena de las Bodas del Cordero, con Jesús como el Anfitrión).
38 Y aunque venga a la segunda vigilia (a las 9:00 de la noche hasta a las 12:00 de la medianoche), o aunque venga a la tercera vigilia (a las 12:00 de la medianoche hasta a las 3:00 de la madrugada), y los hallaré así, bienaventurados son tales siervos (la idea es que debemos estar prevenidos para Su Venida en todo momento).
EL DUEÑO DE LA CASA
39 Esto empero sabed, que si supiese el dueño de la casa a qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría que entrara en su casa a robar (si alguien fielmente vigila la llegada del Señor, entonces al mismo tiempo Él estará vigilando a Satanás para que el maligno no destruya su "casa").
40 Vosotros pues también estad apercibidos: porque a la hora que no pensáis el Hijo del Hombre vendrá (desgraciadamente, la mayoría de la Iglesia moderna no cree que acontecerá el Arrebatamiento; significa que sin duda alguna va a acontecer, ¡y muy pronto!).
EL SIERVO INFIEL
41 Entonces Pedro Le dijo, Señor, ¿dices esta Parábola a nosotros, o también a todos? (Pedro dice que comenzará muy pronto un reino terrenal, con los Doce en una posición de primordial importancia en ese Reino; de hecho, Jesús les está hablando a todos.)
42 Y dijo el Señor, ¿Quién es el mayordomo fiel y sabio (algunos afirman que el "mayordomo" se refiere solamente a los ministros; sin embargo, la naturaleza misma de la palabra no se relaciona a la posición, sino a la responsabilidad, que se aplica a todos), al cual el señor pondrá sobre sus siervos, para que a tiempo les dé su ración? (Es el mayordomo quien es "fiel y sabio.")
43 Bienaventurado aquel siervo (el mayordomo y el siervo son el mismo), al cual cuando el Señor viniere, hallaré haciendo así (ser fiel en lo que el Señor nos ha llamado a desempeñar que proclama el hecho de que tal también es sabio).
44 En verdad os digo, Que Él le pondrá sobre todos Sus bienes (un gobernador en el Reino de Dios, el cual está por venir, es la recompensa que los "fieles y sabios" buscarán, y no las cosas de este mundo).
45 Mas si tal siervo dijere en su corazón, Mi Señor tarda en venir (desgraciadamente, la mayoría de la Iglesia moderna cae en esta categoría); y comenzaré a herir a los siervos y a las criadas (no amar a Dios debidamente es no amar a nuestro vecino debidamente como a nosotros mismos), y a comer y a beber, y a embriagarse (señala a los Creyentes quienes han dejado de creer y, por lo tanto, han perdido su camino, lo cual al final van a terminar perdiendo su alma; y además, completamente refuta la doctrina no Bíblica de la Seguridad Eterna Incondicional);
46 Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y a la hora que no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles (claramente señala a los Creyentes anteriores que habían dejado de creer y, por eso, morirán eternamente perdidos [Heb. 6:4-6; 10:23-29]).
47 Porque el siervo (alguien que anteriormente era Salvo) que entendió la Voluntad de su Señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a Su Voluntad (la de Dios), será azotado mucho (grados de castigo; la gente que ha conocido a Dios, pero se ha apartado de Él, sufrirán castigos más severos en la eternidad que aquéllos que tuvieron poca oportunidad, si había alguna, de conocer al Señor).
48 Mas el que no entendió (no conocía el Camino del Señor), e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco (menos azotes que su prójimo que tuvo mucha oportunidad). Porque a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él: y al que encomendaron mucho, más le será pedido (de estas Escrituras, los Católicos afirman la doctrina del purgatorio; pero del purgatorio se dice que es purgativo y no es punitivo; por lo tanto, no se aplican estos Versículos a esta doctrina errónea).
LA OPOSICIÓN
49 Yo vine a meter fuego en la Tierra (la Obra del Señor provocará la persecución; desafortunadamente, la mayor parte de esa vendrá de lo que se refiere a sí misma como la "Iglesia"); ¿y qué quiero, si ya está encendido? (Tiene que ver con la terrible oposición de los Fariseos y los Escribas contra Él, la cual señalará la posición de la Iglesia apóstata, aún como se continúa hasta esta hora.)
50 Empero me espera un bautismo con que me es necesario ser bautizado (se refiere al bautismo del sufrimiento, que se cumplirá en la Cruz); y cómo me angustio (presionado) hasta que sea cumplido.
51 ¿Pensáis que he venido a la Tierra a dar paz? No; os digo, mas división (Su Objetivo era traer la paz, pero el efecto era fuego y espada; este efecto fue causado por la corrupción de la naturaleza del hombre, porque la Presencia de Cristo trajo a la superficie lo depravado del corazón humano; la gravedad de ese mal y el odio en el corazón hacia Dios se manifestaron en la Cruz; con respecto a la "división," Cristo no es la causa de la división, sino de la ocasión para ella; la rebelión del hombre contra el Evangelio causa la división [II Cor. 2:14-17]).
52 Porque estarán de aquí en adelante cinco en una casa divididos, tres contra dos, y dos contra tres (por creer en Cristo, la "división" en las familias ha sido obvia desde esa época hasta el presente).
53 El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra (los lazos consanguíneos no son lo suficiente resistentes para apaciguar este odio; puede que esté dirigido hacia el individuo, pero en efecto está dirigido contra Cristo).
LOS FARISEOS
54 Y Él decía también a las gentes (toda la instrucción previa sólo se le había dado a Sus Discípulos), Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís, Agua viene; y es así.
55 Y cuando sopla viento desde el sur, decís, Habrá calor; y lo hay.
56 ¡Hipócritas! Sabéis examinar la faz del Cielo y de la Tierra; ¿y cómo no reconocéis este tiempo? (En estas declaraciones, el Señor advierte al pueblo de Israel del juicio que se avecinaba. Él basaba esta advertencia en dos factores, las señales y su propia conciencia moral.)
57 ¿Y por qué aun de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo? (Él los acusa de la ceguera voluntariosa en cuanto a las Profecías de Daniel, que define la aparición Misma del Mesías. Esta ceguera era más imperdonable debido a su inteligencia en la observación del tiempo. Ellos podían observar eso, pero no podían observarlo a Él, y Él era mucho más obvio que el tiempo.)
58 Pues cuando vas al Magistrado con tu adversario (en este caso, el Espíritu Santo), procura en el camino librarte de Él (en otras palabras, entrega tu vida a Dios); para que Él (el Espíritu Santo) no te arrastre al Juez (Dios el Padre), y el Juez te entregue al alguacil (los Ángeles), y el alguacil te meta en la cárcel (al Infierno).
59 Yo te digo, que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último centavo (la condición de liberación en este Versículo es inaceptable para el pecador, ya que él nunca pudiera saldar su deuda con una obediencia perfecta a la Ley de Dios; la única respuesta es Jesús; Él pagó todo el precio para que podamos ser libertados; una simple confianza en Él exime toda nuestra deuda espiritual; pero Israel Lo rechazó, así como la mayor parte del mundo Lo rechaza; por consiguiente, si no Le permiten pagar la deuda, entonces el individuo debe pagar la deuda, que es el Infierno eterno y, de hecho, nunca puede ser pagada).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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