El 7 de noviembre Lectura Bíblica Diaria
Lamentaciones 4 - 5 a Ezequiel 1:
¡Cómo se ha ennegrecido el oro, cómo ha cambiado el oro puro! Esparcidas están las piedras sagradas por las esquinas de todas las calles. Los hijos preciados de Sion, que valían su peso en oro puro, ¡cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero! Aun los chacales dan las ubres, dan de mamar a sus crías; pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como los avestruces en el desierto. La lengua del niño de pecho se le pega al paladar por la sed; los pequeños piden pan, pero no hay quien lo reparta. Los que comían manjares andan desolados por las calles; los que se criaron entre púrpura abrazan estercoleros. La iniquidad de la hija de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, que fue derribada en un instante sin que manos actuaran contra ella. Sus consagrados eran más puros que la nieve, más blancos que la leche, más rojizos de cuerpo que los corales, como el zafiro su apariencia. Más negro que el hollín es su aspecto, no se les reconoce por las calles; se ha pegado su piel a sus huesos, se ha marchitado, se ha vuelto como madera. Más dichosos son los que mueren a espada que los que mueren de hambre, que se consumen, extenuados, por falta de los frutos de los campos. Las manos de mujeres compasivas cocieron a sus propios hijos, que les sirvieron de comida a causa de la destrucción de la hija de mi pueblo. El SEÑOR ha cumplido su furor, ha derramado su ardiente ira; y ha encendido un fuego en Sion que ha consumido sus cimientos. No creyeron los reyes de la tierra, ni ninguno de los habitantes del mundo, que pudieran entrar el adversario y el enemigo por las puertas de Jerusalén. A causa de los pecados de sus profetas y de las iniquidades de sus sacerdotes, quienes derramaron en medio de ella la sangre de los justos, vagaron ciegos por las calles, manchados de sangre, sin que nadie pudiera tocar sus vestidos. ¡Apartaos! ¡Inmundos! gritaban de sí mismos. ¡Apartaos, apartaos, no toquéis! Así que huyeron y vagaron; entre las naciones se decía: No seguirán residiendo entre nosotros. La presencia del SEÑOR los dispersó, no volverá a mirarlos. No honraron a los sacerdotes, ni tuvieron piedad de los ancianos. Aun nuestros ojos desfallecían, buscar ayuda fue inútil. En nuestro velar hemos aguardado a una nación incapaz de salvar. Ponían trampas a nuestros pasos para que no anduviéramos por nuestras calles. Se acercó nuestro fin, se cumplieron nuestros días, porque había llegado nuestro fin. Nuestros perseguidores eran más veloces que las águilas del cielo; por los montes nos persiguieron, en el desierto nos tendieron emboscadas. El aliento de nuestras vidas, el ungido del SEÑOR, fue atrapado en sus fosos, aquel de quien habíamos dicho: A su sombra viviremos entre las naciones. Regocíjate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en la tierra de Uz; también a ti pasará la copa, te embriagarás y te desnudarás. Se ha completado el castigo de tu iniquidad, hija de Sion: no volverá El a desterrarte; mas castigará tu iniquidad, hija de Edom; pondrá al descubierto tus pecados. Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido; mira y ve nuestro oprobio. Nuestra heredad ha pasado a extraños, nuestras casas a extranjeros. Hemos quedado huérfanos, sin padre, nuestras madres, como viudas. Por el agua que bebemos tenemos que pagar, nuestra leña nos llega por precio. Sobre nuestros cuellos están nuestros perseguidores; no hay descanso para nosotros, estamos agotados. A Egipto y a Asiria nos hemos sometido para saciarnos de pan. Nuestros padres pecaron, ya no existen, y nosotros cargamos con sus iniquidades. Esclavos dominan sobre nosotros, no hay quien nos libre de su mano. Con peligro de nuestras vidas conseguimos nuestro pan, enfrentándonos a la espada del desierto. Nuestra piel quema como un horno, a causa de los ardores del hambre. Violaron a las mujeres en Sion, a las vírgenes en las ciudades de Judá. Los príncipes fueron colgados de sus manos, los rostros de los ancianos no fueron respetados. Los jóvenes trabajaron en el molino, y los muchachos cayeron bajo el peso de la leña. Los ancianos se han apartado de las puertas, los jóvenes de su música. Ha cesado el gozo de nuestro corazón, se ha convertido en duelo nuestra danza. Ha caído la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, pues hemos pecado! Por esto está abatido nuestro corazón, por estas cosas se nublan nuestros ojos, por el monte Sion que está asolado; las zorras merodean en él. Mas tú, oh SEÑOR, reinas para siempre, tu trono permanece de generación en generación. ¿Por qué te olvidas para siempre de nosotros, y nos abandonas a perpetuidad? Restáuranos a ti, oh SEÑOR, y seremos restaurados; renueva nuestros días como antaño, a no ser que nos hayas desechado totalmente, y estés enojado en gran manera contra nosotros.
Ezequiel 1:
En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado. (En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los caldeos, el Señor le dirigió la palabra, y su mano se posó sobre él.) De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente. También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes, cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas. Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de ternero y brillaban como el bronce bruñido. En sus cuatro costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas, y las alas se tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de frente. Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de toro; y por detrás, de águila. Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos se cubrían el cuerpo. Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar. Estos seres vivientes parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos. Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo. Miré a los seres vivientes de cuatro caras, y vi que en el suelo, junto a cada uno de ellos, había una rueda. Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir, brillaban como el topacio y tenían la misma forma. Su estructura era tal que cada rueda parecía estar encajada dentro de la otra. Las ruedas podían avanzar en las cuatro direcciones sin tener que volverse. Las cuatro ruedas tenían grandes aros y estaban llenas de ojos por todas partes. Cuando los seres vivientes avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo, y cuando se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas. Los seres iban adonde el espíritu los impulsaba, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Cuando los seres se movían, las ruedas también se movían; cuando se detenían, las ruedas también se detenían; cuando se elevaban del suelo, las ruedas también se elevaban. Las ruedas hacían lo mismo que ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Sobre las cabezas de los seres vivientes había una especie de bóveda, muy hermosa y reluciente como el cristal. Debajo de la bóveda las alas de estos seres se extendían y se tocaban entre sí, y cada uno de ellos tenía otras dos alas con las que se cubría el cuerpo. Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como el tumultuoso ruido de un campamento militar. Cuando se detenían, replegaban sus alas. Luego, mientras estaban parados con sus alas replegadas, se produjo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas. Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano. De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado de fuego. De su cintura para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor a su alrededor. El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba.
Salmo 28:
Proverbios 16:
El Libro de Los Hechos Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 2
(33 d.C.)
PENTECOSTÉS
Y CUANDO se cumplieron los Días de Pentecostés (la Fiesta de Pentecostés, una de las siete grandes Fiestas ordenadas por Dios y en que participaba Israel cada año; ocurría cincuenta días después de la Pascua), estaban todos unánimes juntos (no en el Aposento Alto donde ellos se reunían antes, sino más bien en el Templo [Luc. 24:53; Hch. 2:46]).
2 Y de repente vino un estruendo del Cielo como de un viento recio que corría (muestra la venida del Espíritu Santo en una nueva dimensión, todo hecho posible por la Cruz), el cual llenó toda la casa (el Templo) donde estaban sentados (estaban probablemente en el Atrio de los Gentiles).
3 Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego (el único registro de tal en el Nuevo Testamento, y era el cumplimiento de la Profecía de Juan el Bautista acerca de Jesús [Mat. 3:11]), que se asentó sobre cada uno de ellos (se refiere a todos los que estaban allí, no sólo los Doce Apóstoles; el número exacto no se conoce).
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo (todos fueron llenos, no sólo los Apóstoles; como resultado de la Cruz, el Espíritu Santo podía entrar ahora en los corazones y vidas de todos los Creyentes para morar permanentemente [Jn. 14:16]), y comenzaron a hablar en otras lenguas (la evidencia física inicial que una persona ha sido Bautizado con el Espíritu, y fue predicho por el Profeta Isaías [Isa. 28:9-12], y por Cristo [Marc. 16:17; Jn. 15:26; 16:13]), como el Espíritu les daba que hablasen (quiere decir que ellos no lo iniciaron, sino que lo inició el Espíritu; como veremos, éstas eran lenguas conocidas en algún lugar en el mundo, pero no por el orador).
5 Moraban entonces en Jerusalén Judíos, varones religiosos, de todas las naciones debajo del Cielo (los Judíos en esa época fueron dispersados por todas partes del Mundo Romano, y miles de personas llegaban de cada nación para guardar la Fiesta).
6 Y hecho este estruendo (las multitudes que estaban en el Templo oyeron y vieron lo que ocurría, y también, comenzaban a contarlo a los demás), se juntó la multitud (lo que pasaba atraía una multitud), y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua (quiere decir que estos Judíos espectadores oyeron a esta gente que hablaba en muchas lenguas distintas, de hecho, lenguas de la nación de su origen, de dondequiera que llegaron, que da por sentado que esto no era un bullicio o balbuceo como algunos afirman).
7 Y estaban atónitos y maravillados (casi siempre tenía que ver con el hablar en otras lenguas), diciendo, He aquí, ¿no son Galileos todos estos que hablan? (Significa que el acento Galileo era distinto y conocido [Marc. 14:70; Luc. 22:59].)
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos? (Demuestra otra vez que esto no era bullicio, ni mera cháchara, ni balbuceo, sino más bien una lengua conocida en alguna parte del mundo, pero no era la lengua nativa de la misma persona que hablaba.)
9 Partos y Medos, y Elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10 En Frigia y Panfilia, en Egipto y en las partes de África que está de la otra parte de Cirene, y Romanos extranjeros, tanto Judíos como convertidos,
11 Cretenses y Árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las Maravillas de Dios (nos enseña lo que realmente es el hablar en lenguas, una declaración de las ・Obras Maravillosas de Dios・).
12 Y estaban todos atónitos y perplejos (debería haberse traducido, ・y quedaron perplejos;・ ellos no tenían ninguna respuesta racional para su perplejidad), diciendo los unos a los otros, ¿Qué quiere ser esto? (Este interrogante se hizo más con asombro que en espera de una respuesta.)
13 Mas otros burlándose, decían (ellos se mofaron; ya sea por gesto o por palabra, se mofaron del Testimonio de lo que se dio por el Espíritu Santo), Que están llenos de mosto (era realmente una acusación de que estaban ebrios, es decir, "intoxicados"; algunos se asombraron y otros "se mofaron," lo que ocurre hasta hoy día).
PEDRO
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los Once, alzó su voz, y les habló diciendo (Pedro iba a predicar el Mensaje inaugural de la Iglesia en ese Día de Pentecostés), Varones Judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras (probablemente se predicó el Mensaje en el Pórtico de Salomón, parte del Atrio de los Gentiles; donde los debates y cosas parecidas se celebraban frecuentemente):
15 Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis (en efecto, dice que estaban ebrios, pero no en la forma normal), siendo la hora tercera del día (a las 9:00 de la mañana).
16 Mas esto es lo que fue dicho por el Profeta Joel (por favor observe que Pedro no dijo, ・esto cumple lo dicho por el Profeta Joel,・ sino más bien, ・esto es lo que...・ que significa que esto continuará);
17 Y será en los postreros días, dice Dios (proclama que estos ・postreros días・ que comenzaron en el Día de Pentecostés, y seguirán a través de la Gran Tribulación venidera), Derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne (habla de toda la gente en todas partes y, por lo tanto, no se limitaban por alguna localidad geográfica particular; también, no se limitaban con respecto a raza, color o credo): Y vuestros hijos y vuestras hijas Profetizarán (incluye ambos géneros); y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos soñarán sueños (todo dado por el Espíritu Santo; la lengua Hebrea indica, ・tanto los varones jóvenes como ancianos verán visiones, y tanto los ancianos como los jóvenes soñarán sueños・; también se aplica a los dos géneros):
18 Y de cierto sobre Mis siervos y sobre Mis siervas en aquellos días Derramaré de Mi Espíritu (tiene la intención de dirigirse deliberadamente a dos clases de personas a quienes se daban muy poco estatus en el pasado, a los esclavos y a las mujeres); y Profetizarán (pertenece a uno de los ・Dones del Espíritu・ [I Cor. 12:8-10]):
19 Y daré prodigios arriba en el Cielo, y señales abajo en la Tierra; sangre y fuego y vapor de humo (pertenece al hecho de que estos ・días de Mi Espíritu・ abarcarán la totalidad de la Edad de la Iglesia, hasta en la Gran Tribulación venidera; aquel límite de tiempo ya alcanza casi dos mil años):
20 El sol se volverá en tinieblas, y la luna en sangre (no tiene la intención de ser literal, sino más bien que la luna va a parecer como sangre roja como resultado de las condiciones atmosféricas), antes que venga el Día del Señor, grande y manifiesto (la Segunda Venida):
21 Y será que todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo (Joel 2:30-32; presenta una de las declaraciones más gloriosas que jamás se haya dicho; esto incluye tanto a Judíos como a Gentiles igualmente).
22 Varones Israelitas, oíd estas palabras (el Mensaje inaugural de la Iglesia); Jesús Nazareno, Varón aprobado de Dios entre vosotros (Jesús siempre tiene que ser el tema de nuestro Mensaje; Él fue aprobado por Dios, pero no por los hombres) en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por Él en medio de vosotros (lo que Pedro sabía directamente, porque él estaba allí), como también vosotros sabéis (tantas cosas sucedieron que no había absolutamente excusa alguna para que ellos no lo supieran):
23 A Éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios (era el Plan de Dios que Jesús muriera en la Cruz; sin embargo, esto no era el Plan de Dios para que los líderes religiosos de Israel hicieran esta cosa; era de su propia maquinación y selección), prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole (¡presenta un cargo tan serio que es imposible describirlo! sin embargo, si ellos buscaran la misericordia y el perdón, Dios les perdonaría, como lo veremos):
24 Al cual Dios levantó (tiene que ver con la Resurrección), sueltos los dolores de la muerte (la muerte no podía sujetarlo porque Él expió todo pecado, la paga del pecado es muerte [Rom. 6:23]): por cuanto era imposible ser detenido de ella (la muerte hubiera gustado retenerlo en su apretón, pero no se pudo porque Él le quitó su derecho legal; como se dijo, Él expió todo pecado, que derrotó la muerte, a Satanás y a todos los principados y potestades [Col. 2:14-15]).
25 Porque David dice de Él (Sal. 16:8-11), Veía al Señor siempre delante de Mí, porque está a Mi Diestra, no seré conmovido (por la Cruz, Cristo merecía esta posición a la Diestra del Padre, que habla de poder y autoridad, todo de nuestra parte [Heb. 1:3]):
26 Por lo cual Mi corazón se alegró (tiene que ver con Cristo que se regocijaba acerca de la garantía de Su Padre y la protección en cuanto a Su descenso al mundo de la muerte; Él sabía que el Padre Lo sacaría), y se gozó Mi lengua (se refiere a las cosas que Él dijo con respecto a Su Resurrección [Mat. 16:21; 17:23; 20:17-19; Marc. 8:31]); Y aun Mi carne descansará en esperanza (se refiere a apoyarse en las Promesas de Dios acerca de la Resurrección):
27 Que no dejarás Mi Alma en el Infierno (no era la parte ardiente del Infierno [Luc. 16:19-31]), Ni Tú (Dios El Padre) darás a Tu Santo que vea corrupción (Su Cuerpo físico, sin pecado, no vio ninguna corrupción, que normalmente acompaña la muerte; de hecho, fue glorificado y levantado de entre los muertos).
28 Me hiciste notorios los caminos de la Vida (presenta a Cristo como el Patrón de comportamiento, y también presenta no solamente la Resurrección de Sí Mismo, sino la de todos los Creyentes); Me llenarás de gozo con Tu presencia (el Rostro de Dios resplandeció realmente sobre Cristo, y resplandece sobre nosotros también, porque estamos ・en Cristo・).
29 Varones hermanos, se os puede libremente decir del Patriarca David (muestra la única oportunidad en Las Escrituras en que se refirió a David como un "Patriarca"), que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy (se incluyó aquí para disipar las nociones erróneas sostenidas por los Fariseos y los líderes religiosos de Israel acerca del Mesías).
30 Empero siendo Profeta (tiene que ver con muchas de las Profecías que David declaró en los Salmos en cuanto a Cristo), y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne (II Sam. 7:11-16), Él (Dios) levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono (para sentarse en el Trono de David, que no se ha cumplido todavía, pero de seguro va a cumplirse en la Edad del Reino venidero; todo esto demuestra la Encarnación, Dios que se hace Hombre y lo hace por el linaje de David);
31 Viéndolo (David) antes, habló de la Resurrección de Cristo (dice a los líderes religiosos de Israel que David claramente Profetizó que Jesús resucitaría de entre los muertos [Sal. 16:8-11]), que Su Alma no fue dejada en el Infierno (como se declaró, Él no fue al lado ardiente del Infierno, sino más bien al Paraíso [Luc. 16], y así también a algunas prisiones particulares en aquella región infernal [I Ped. 3:19-20]), ni Su carne vio corrupción (Él no fue atormentado en el Infierno como algunos lo enseñan, tampoco había descomposición alguna en Su Cuerpo físico; sino que fue Glorificado).
32 A este Jesús (Al que Crucificaron) resucitó Dios (habla del Jesús físico y no de cierto espíritu), de lo cual todos nosotros somos testigos (Pedro les dice que a pesar de lo que digan, todo Israel sabe que Jesús fue resucitado de entre los muertos).
33 Así que, levantado por la Diestra de Dios (Cristo es exaltado ahora, no sólo como Creador, sino también como Salvador, que fue hecho posible por la Cruz), y recibiendo del Padre la Promesa del Espíritu Santo (demuestra que Jesús fue aceptado por el Padre porque el Espíritu Santo fue enviado de regreso, justo como fue Prometido [Jn. 16:7]), ha derramado esto que vosotros veis y oís (ellos vieron a la gente y oyeron que hablaban en lenguas).
34 Porque David no subió a los Cielos (Pedro dijo esto para demostrar que David no declaró estas Profecías acerca de él mismo, sino más bien acerca de Aquel que había de venir, es decir, el Señor Jesucristo; desde luego, algunos de los líderes religiosos de Israel declaraban que estas Profecías se relacionaban con David, y no tuvieron nada que ver con Jesús, lo que Pedro rechaza rotundamente): empero él (David) dice, Dijo el Señor a Mi Señor (Dios el Padre Le dijo a Dios el Hijo), Siéntate a Mi Diestra ([Sal. 110:1] aquí es donde Jesús mora ahora [Heb. 1:3]),
35 Hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus Pies (todo hecho posible por la Cruz [Col. 2:14-15] pero no será efectuado completamente hasta la conclusión de la Edad del Reino [Apoc., cap. 20; I Cor. 15:24-25]).
36 Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel (Pedro se dirigió directamente hacia los líderes religiosos de Israel, y es inspirado por el Espíritu Santo), que a éste Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo (Jesús era y es "Jehová" y, también, el "Mesías" de Israel).
EL RESULTADO
37 Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón (el Poder de convicción del Espíritu Santo), y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles, Varones hermanos, ¿qué haremos? (declaraba que esta gente, quienquiera que sea, estaba deseosa de ponerse bien con Dios.)
38 Y Pedro les dice, Arrepentíos (admitir que Dios tiene razón, y nosotros estamos equivocados), y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo (por la autoridad de aquel Nombre; no existe ninguna fórmula bautismal en el Libro de los Hechos; Cristo dio la única fórmula en Mat. 28:19) para perdón de los pecados (debiera traducirse, ・a causa de la remisión de los pecados・; se Bautiza en Agua porque los pecados ya fueron remitidos a raíz de la Fe en Cristo, y no porque los pecados debieran ser remitidos), y recibiréis el Don del Espíritu Santo (el arrepentimiento garantiza la Salvación, que prepara al Creyente para que esté listo a ser Bautizado con el Espíritu Santo; el Creyente no es Bautizado con el Espíritu automáticamente en la conversión; es una experiencia que le sigue a la Salvación, y siempre está acompañada con el hablar en otras lenguas [Hch. 2:4; 10:44-46; 19:1-7]).
39 Porque para vosotros (dirigido a muchos de los Judíos que estaban de pie en el Templo escuchando a Pedro ese día) es la Promesa (del Bautismo con el Espíritu Santo), y para vuestros hijos (quiere decir que este gran derramamiento no se detuvo con el derramamiento inicial, sino que continúa), y para todos los que están lejos (significa que no es sólo para aquellos en Jerusalén, sino para el mundo entero también), para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (aquel "Llamado" es a ・quienquiera・ [Jn. 7:37-39; Apoc. 22:17]).
40 Y con otras muchas palabras testificaba y exhortaba (nos explica que sólo tenemos cierta parte del Mensaje de Pedro), diciendo, Sed salvos de esta perversa generación (es un llamado al Arrepentimiento).
41 Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados (algunos creyeron lo que Pedro dijo, entregaron sus corazones a Dios y se arrepintieron de sus pecados; entonces ellos fueron Bautizados en Agua): y fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas (durante el primer Día de Pentecostés, el Día en que se entregó la Ley, unos tres mil hombres murieron [Éx. 32:28]; durante este Día de Pentecostés, como resultado de la Cruz, unas tres mil personas fueron salvas).
LA IGLESIA PRIMITIVA
42 Y perseveraban en la Doctrina de los Apóstoles (aquella Doctrina se encuentra en el Versículo 38), y en la comunión, y en el partimiento del pan (tenía que ver con la celebración de la Cena del Señor, que se llevó a cabo en un ambiente probablemente mucho más informal que en la actualidad), y en las oraciones (simplemente quiere decir que era una Iglesia de oración).
43 Y toda persona tenía temor (se refiere al Movimiento y la Operación del Espíritu Santo; viendo las cosas que el Espíritu hacía, todos tenían un sentir de admiración reverencial, maravilla y temor): y muchas maravillas y señales eran hechas por los Apóstoles (el Espíritu Santo hizo esto a fin de dar a la Iglesia un gran principio; todo esto siguió, justo como tiene la intención de seguir, pero teniendo como una base más limitada, como lo explica la última parte del Libro de los Hechos).
44 Y todos los que creían estaban juntos (como resultado de la gran animosidad de los Judíos contra los seguidores de Cristo, los Creyentes tuvieron que unirse), y tenían todas las cosas comunes (como resultado de miles que perdieron sus empleos a raíz de la persecución, aquellos que tenían bienes materiales compartieron con aquellos que no tenían);
45 Y vendían las posesiones, y las haciendas (ellos vendieron cosas que de veras no necesitaban, a fin de que pudieran ayudar a aquellos que estaban en gran necesidad), y las repartían a todos, según lo que cada uno necesitaba (representaba una comunidad Cristiana como resultado de la gran persecución que estaba cerca).
46 Y perseverando unánimes cada día en el Templo (en cierto modo, el Templo fue convertido en una Iglesia, que de seguro causaba mucha irritación a las autoridades religiosas), y partiendo el pan en las casas (quiere decir que la Iglesia en sí estaba realmente resguardada en casas por todas partes en Jerusalén), comían juntos con alegría y con sencillez de corazón (ellos tenían gozo que la persecución no les iba a molestar),
47 Alabando a Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo (Jerusalén en conjunto estaba impresionado favorablemente por lo que vieron con respecto a estos seguidores de Cristo). Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos (muchos venían al Señor).
Primera Corintios Capítulo 13:
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