24 May 2016

El 24 de mayo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre
SonLifeTV.com/español
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
www.miradioc4.com/escuchar-en-vivo/



El 24 de mayo Lectura Bíblica Diaria:

Números 2 a 4:
El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Los israelitas acamparán alrededor de la Tienda de reunión, mirando hacia ella, cada cual bajo el estandarte de su propia familia patriarcal. "Al este, por donde sale el sol, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de  Judá, según sus escuadrones. Su jefe es Naasón hijo de Aminadab. Su ejército está integrado por setenta y cuatro mil seiscientos hombres. "A un lado de Judá acampará la tribu de Isacar. Su jefe es Natanael hijo de Zuar. Su ejército está integrado por cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Zabulón. Su jefe es Eliab hijo de Helón. Su ejército está integrado por cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. "Todos los reclutas del campamento de Judá, según sus escuadrones, suman ciento ochenta y seis mil cuatrocientos hombres, los cuales marcharán a la cabeza. "Al sur acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Rubén, según sus escuadrones. Su jefe es Elisur hijo de Sedeúr. Su ejército está integrado por cuarenta y seis mil quinientos hombres. "A un lado de Rubén acampará la tribu de Simeón. Su jefe es Selumiel hijo de Zurisaday. Su ejército está integrado por cincuenta y nueve mil trescientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Gad. Su jefe es Eliasaf hijo de Reuel. Su ejército está integrado por cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. "Todos los reclutas del campamento de Rubén, según sus escuadrones, suman ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres, los cuales marcharán en segundo lugar. "Entonces se pondrá en marcha la Tienda de reunión junto con el  campamento de los levitas que está situado en medio de los demás campamentos. Partirán en el mismo orden en que hayan acampado, cada uno en su lugar y bajo su estandarte. "Al oeste acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Efraín, según sus escuadrones. Su jefe es Elisama hijo de Amiud. Su ejército está integrado por cuarenta mil quinientos hombres. "A un lado de Efraín acampará la tribu de Manasés. Su jefe es Gamaliel hijo de Pedasur. Su ejército está integrado por treinta y dos mil doscientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Benjamín. Su jefe es Abidán hijo de Gedeoni. Su ejército está integrado por treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. "Todos los reclutas del campamento de Efraín, según sus escuadrones, suman ciento ocho mil cien hombres, los cuales marcharán en tercer lugar. "Al norte, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Dan, según sus escuadrones. Su jefe es Ajiezer hijo de Amisaday. Su ejército está integrado por sesenta y dos mil setecientos hombres. "A un lado de Dan acampará la tribu de Aser. Su jefe es Paguiel hijo de Ocrán. Su escuadrón está integrado por cuarenta y un mil quinientos hombres. "Al otro lado acampará la tribu de Neftalí. Su jefe es Ajirá hijo de Enán. Su escuadrón está integrado por cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres. "Todos los reclutas del campamento de Dan, según sus escuadrones, suman ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres, los cuales marcharán en último lugar, según sus estandartes." Éstos son los israelitas reclutados de entre las familias patriarcales. El total de reclutas por escuadrones suma seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres. Pero los levitas no están incluidos con los demás israelitas, conforme a lo que el Señor le había mandado a Moisés. Los israelitas hicieron todo lo que el Señor le mandó a Moisés: acampaban bajo sus propios estandartes, y se ponían en marcha, según sus clanes y familias patriarcales. Así quedó registrada la familia de Aarón y Moisés cuando el Señor habló con Moisés en el monte Sinaí. Los nombres de los hijos de Aarón son los siguientes: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Ellos fueron los aaronitas ungidos, ordenados al sacerdocio. Nadab y Abiú murieron en presencia del Señor cuando, en el desierto de Sinaí, le ofrecieron sacrificios con fuego profano. Como Nadab y Abiú no tuvieron hijos, sólo Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en vida de su padre Aarón. El Señor le dijo a Moisés: "Trae a la tribu de Leví y preséntasela a Aarón. Los levitas le ayudarán en el ministerio. Desempeñarán sus funciones en lugar de Aarón y de toda la comunidad, encargándose del servicio del santuario en la Tienda de reunión. Cuidarán allí de todos los utensilios de la Tienda de reunión y desempeñarán sus funciones en lugar de los israelitas, encargándose del servicio del santuario. Pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Entre los israelitas, serán ellos los que estén totalmente dedicados a mí. A Aarón y a sus hijos les asignarás el ministerio sacerdotal. Pero cualquiera que se acerque al santuario y no sea sacerdote, será condenado a muerte." El Señor le dijo a Moisés: "Yo mismo he escogido a los levitas de entre los israelitas, como sustitutos de todo primogénito. Los levitas son míos, porque míos son todos los primogénitos. Cuando exterminé a todos los primogénitos de Egipto, consagré para mí a todo primogénito de Israel, tanto de hombres como de animales. Por lo tanto, son míos. Yo soy el Señor." El Señor le dijo a Moisés en el desierto de Sinaí: "Haz un censo de los levitas por clanes y por familias patriarcales, tomando en cuenta a todo varón mayor de un mes." Moisés llevó a cabo el censo, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. Hijos de Leví: Guersón, Coat y Merari. Clanes guersonitas: Libní y Simí. Clanes coatitas: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. Clanes meraritas: Majlí y Musí. Éstos son los clanes levitas, según sus familias patriarcales. De Guersón procedían los clanes de Libní y de Simí. Éstos eran los clanes guersonitas. El total de los varones censados mayores de un mes llegó a siete mil quinientos. Los clanes guersonitas acampaban al oeste, detrás del santuario. El jefe de la familia patriarcal de los guersonitas era Eliasaf hijo de Lael. En lo que atañe a la Tienda de reunión, los guersonitas tenían a su cargo la tienda que cubría el santuario, su toldo, la cortina que estaba a la entrada, el cortinaje del atrio y la cortina a la entrada del atrio que rodea el santuario y el altar, como también las cuerdas y todo lo necesario para su servicio. De Coat procedían los clanes de Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. Éstos eran los clanes coatitas, que tenían a su cargo el santuario. El total de los varones mayores de un mes llegó a ocho mil seiscientos. Los clanes coatitas acampaban al sur del santuario. El jefe de la familia patriarcal de los coatitas era Elizafán hijo de Uziel. Tenían a su cargo el arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios del santuario con los que ministraban, y la cortina de la entrada, como también todo lo necesario para su servicio. El jefe principal de los levitas era Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, a quien se designó como jefe de los que tenían a su cargo el santuario. De Merari procedían los clanes de Majlí y Musí. Éstos eran los clanes meraritas. El total de los varones censados mayores de un mes llegó a seis mil doscientos. El jefe de la familia patriarcal de los meraritas era Zuriel hijo de Abijaíl. Los clanes meraritas acampaban al norte del santuario. Tenían a su cargo el armazón del santuario, es decir, sus travesaños, postes y bases, junto con todos sus utensilios y todo lo necesario para su servicio. También cuidaban de los postes que estaban alrededor del atrio, junto con sus bases, estacas y cuerdas. Moisés, Aarón y sus hijos acampaban delante del santuario, es decir, al este de la Tienda de reunión, por donde sale el sol, ya que tenían a su cargo el santuario en representación de los israelitas. Pero cualquiera que, sin ser sacerdote, se acercaba al santuario, era condenado a muerte. Moisés y Aarón censaron a los levitas, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. El total de los levitas mayores de un mes censados por clanes llegó a veintidós mil. El Señor le dijo a Moisés: "Haz un censo de todos los primogénitos israelitas mayores de un mes, y registra sus nombres. Apártame a los levitas en sustitución de todos los primogénitos israelitas, así como el ganado de los levitas en sustitución de todas las primeras crías del ganado de los israelitas. Yo soy el Señor." Moisés hizo el censo de todos los primogénitos israelitas, conforme a lo que el Señor le había mandado. El total de los primogénitos mayores de un mes, anotados por nombre, llegó a veintidós mil doscientos setenta y tres. El Señor le dijo a Moisés: "Apártame a los levitas en sustitución de todos los primogénitos de los israelitas, así como el ganado de los levitas en sustitución del ganado de los israelitas. Los levitas son míos. Yo soy el Señor. "Para rescatar a los doscientos setenta y tres primogénitos israelitas que exceden al número de levitas, recaudarás cinco monedas de plata por cabeza, según la moneda oficial del santuario, que pesa once gramos. Esa suma se la entregarás a Aarón y a sus hijos, como rescate por los israelitas que exceden a su número." Moisés recaudó el dinero del rescate de los israelitas que excedían al número de los rescatados por los levitas. En total recaudó mil trescientas sesenta y cinco monedas de plata, según la moneda oficial del santuario. Luego entregó ese dinero a Aarón y a sus hijos, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Hagan un censo, por clanes y por familias patriarcales, de los levitas que descienden de Coat. Incluye en él a todos los varones de treinta a cincuenta años de edad que sean aptos para trabajar en la Tienda de reunión. "El ministerio de los coatitas en la Tienda de reunión consiste en cuidar de las cosas más sagradas. Cuando los israelitas deban ponerse en marcha, Aarón y sus hijos entrarán en el santuario y descolgarán la cortina que lo resguarda, y con ella cubrirán el arca del pacto. Después la cubrirán con piel de delfín y con un paño púrpura, y le colocarán las varas para transportarla. "Sobre la mesa de la presencia del Señor extenderán un paño púrpura y colocarán los platos, las bandejas, los tazones y las jarras para las libaciones. También estará allí el pan de la ofrenda permanente. Sobre todo esto extenderán un paño escarlata. Luego cubrirán la mesa con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarla. "Con un paño púrpura cubrirán el candelabro y sus lámparas, cortapabilos, ceniceros y utensilios que sirven para suministrarle aceite. Después cubrirán el candelabro y todos sus accesorios con piel de delfín, y lo colocarán sobre las andas. "Extenderán un paño púrpura sobre el altar de oro, lo cubrirán con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarlo. "Envolverán en un paño púrpura todos los utensilios con los que ministran en el santuario, los cubrirán con piel de delfín, y luego los colocarán sobre las andas. "Al altar del *holocausto le quitarán las cenizas y lo cubrirán con un paño carmesí. Sobre el altar pondrán todos los utensilios que usan en su ministerio: ceniceros, tenedores, tenazas, aspersorios y todos los utensilios del altar. Luego lo cubrirán con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarlo. "Cuando Aarón y sus hijos hayan terminado de cubrir el santuario y todos sus accesorios, los israelitas podrán ponerse en marcha. Entonces vendrán los coatitas para transportar el santuario, pero sin tocarlo para que no mueran. También transportarán los objetos que están en la Tienda de reunión. "En cambio, Eleazar hijo de Aarón estará a cargo del aceite para el candelabro, del incienso aromático, de la ofrenda permanente de cereal y del aceite de la unción. Además, cuidará del santuario y de todos sus utensilios." El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Asegúrense de que los clanes de Coat no vayan a ser eliminados de la tribu de Leví. Para que no mueran cuando se acerquen a las cosas más sagradas, deberán hacer lo siguiente: Aarón y sus hijos asignarán a cada uno lo que deba hacer y transportar. Pero los coatitas no mirarán ni por un momento las cosas sagradas; de lo contrario, morirán." El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Hagan también un censo de los guersonitas por clanes y por familias patriarcales. Incluyan a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión. "El ministerio de los clanes guersonitas consiste en encargarse del transporte. Llevarán las cortinas del santuario, la Tienda de reunión, su toldo, la cubierta de piel de delfín que va encima, y la cortina de la entrada a la Tienda de reunión. También transportarán el cortinaje del atrio y la cortina que está a la entrada del atrio que rodea el santuario y el altar, junto con las cuerdas y todos los utensilios necesarios para su servicio. Deberán ocuparse de todo lo relacionado con éstos. Todo su trabajo, ya sea transportando los utensilios o sirviendo en la Tienda, deberán hacerlo bajo la dirección de Aarón y de sus hijos. De ellos será la responsabilidad de todo el transporte. El servicio de los clanes de Guersón en la Tienda de reunión será supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón. "Haz un censo de los meraritas por clanes y por familias patriarcales. Incluye a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión. Su trabajo en la Tienda de reunión consistirá en transportar el armazón del santuario, es decir, sus travesaños, postes y bases, lo mismo que los postes que están alrededor del atrio, sus bases, estacas y cuerdas, como también todos los utensilios necesarios para su servicio. Asígnale a cada uno los objetos que deberá transportar. El servicio de los clanes de Merari en la Tienda de reunión será supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón." Moisés, Aarón y los líderes de la comunidad hicieron un censo de los coatitas por clanes y por familias patriarcales. El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. El total de los censados por clanes llegó a dos mil setecientos cincuenta hombres. Éste fue el total de los censados entre los clanes de Coat para servir en la Tienda de reunión, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor por medio de Moisés. Se hizo un censo de guersonitas por clanes y por familias patriarcales. El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. El total de los censados por familias patriarcales llegó a dos mil seiscientos treinta hombres. Éste fue el total de los censados entre los clanes de Guersón para servir en la Tienda de reunión, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor. Se hizo un censo de los meraritas por clanes y por familias patriarcales. El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. El total de los censados por clanes llegó a tres mil doscientos hombres. Éste fue el total de los censados entre los clanes de Merari, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor por medio de Moisés. Moisés, Aarón y los líderes de Israel hicieron un censo  de todos los levitas por clanes y por familias patriarcales. El total de los varones de treinta a cincuenta años, que eran aptos para servir en la Tienda de reunión y transportarla, llegó a ocho mil quinientos ochenta. Conforme al mandato del Señor por medio de Moisés, a cada uno se le asignó lo que tenía que hacer y transportar. Así fueron censados, según el mandato que Moisés recibió del Señor.


Salmo 11:
En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: "Huye al monte, como las aves"? Vean cómo tensan sus arcos los malvados: preparan las flechas sobre la cuerda para disparar desde las sombras contra los rectos de corazón. Cuando los fundamentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo examina. El Señor examina a justos y a malvados, y aborrece a los que aman la violencia. Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.


Proverbios 5:
Hijo mío, pon atención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento. De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. No toma ella en cuenta el camino de la vida; sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce. Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel; para que no sacies con tu fuerza a gente extraña, ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos. Porque al final acabarás por llorar, cuando todo tu ser se haya consumido. Y dirás: "¡Cómo pude aborrecer la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! No atendí a la voz de mis maestros, ni presté oído a mis instructores. Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad." Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial. ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles y tus corrientes de aguas por las plazas públicas? Son tuyas, solamente tuyas, y no para que las compartas con extraños. ¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo! ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena? Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas. Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez.


El Libro de I Tesalonicenses Capítulo 3 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
TESALONISENSES



CAPÍTULO 3
(54 d.C.)
TIMOTEO



POR lo cual, no pudiendo esperar más (Pablo deseando saber la situación espiritual en Tesalónica), acordamos quedarnos solos en Atenas (Timoteo devuelto a Tesalónica, no hay mención de Silas);
2 Y enviamos a Timoteo, nuestro Hermano, y Ministro de Dios, y colaborador nuestro en el Evangelio de Cristo, a confirmaros (los Tesalonicenses requerían más instrucción, por eso Timoteo fue enviado para desempeñar la tarea) y exhortaros en vuestra Fe (estímulo y aliento para fortalecerlos a tener ánimo):
3 Para que nadie se conmueva por estas tribulaciones (se refiere al hecho de que no debemos permitir que estas cosas nos desalienten ni nos entorpezcan): porque vosotros sabéis que nosotros somos puestos para esto. (Estamos designados a las aflicciones debido a que Satanás se  opone al Evangelio.)
4 Que aun estando con vosotros, os predecíamos que habíamos de pasar tribulaciones (la Fe colocada totalmente en la Cruz de Cristo trae oposición tanto del mundo como de la Iglesia, pero sobre todo de la Iglesia), como ha acontecido, y sabéis (quiere decir que la tribulación es inevitable).
5 Por lo cual (se refiere a la persecución y su reacción), también yo, no esperando más (presenta al Apóstol que seguía repitiendo lo que ya había mencionado en los Versículos 1 y 2 para dar más énfasis), he enviado a reconocer vuestra fe (que su Fe permanezca firme en la Cruz), no sea que os haya tentado el tentador, y que nuestro trabajo haya sido en vano. (Los inducían a mover su Fe a otra cosa que no fuera la Cruz, lo que resultaría en la destrucción espiritual.)
EL INFORME
6 Empero volviendo de vosotros a nosotros Timoteo (se refiere a Timoteo que viene de Tesalónica a Corinto, donde Pablo ya se encontraba), y haciéndonos saber vuestra fe y amor (un informe excelente sobre su Fe y Amor), y que siempre tenéis buena memoria de nosotros, deseando vernos, como también nosotros a vosotros (los Tesalonicenses no se habían desviados de Pablo por los falsos maestros):
7 En ello, Hermanos, recibimos consolación de vosotros en toda nuestra necesidad y aflicción por causa de vuestra Fe (el Apóstol se sentía muy animado al saber que la Fe de ellos permanecía fuerte):
8 Porque ahora vivimos (son consolados), si vosotros estáis firmes en el Señor. (Niéguese a permitir que su Fe sea removida de la Cruz hacia otras cosas.)
9 Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros (en esencia, dice, "¡Cómo podemos agradecer a nuestro Dios por ustedes!"), por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios (lo que produce gozo en el corazón del Apóstol es el éxito en la Obra de Dios, lo cual es el Crecimiento Espiritual de estos Creyentes);
10 Orando de noche y de día con gran insistencia, que veamos vuestro rostro (tiene que ver con el deseo del Apóstol de visitar una vez más a esta Iglesia incipiente, lo cual tuvo oportunidad más tarde [Hch. 20:1-2]), y que cumplamos lo que falta a vuestra fe? (Fortalecerlos más firmemente en la Cruz, lo que debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe.)
LA ORACIÓN DE PABLO
11 Mas El Mismo Dios y Padre nuestro, y el Señor nuestro Jesucristo (la Cruz sola de Cristo ha hecho esta relación posible), encamine nuestro viaje a vosotros (se busca la Voluntad de Dios, y se abrirá camino al manifestar la Voluntad de Dios).
12 Y a vosotros multiplique el Señor, y haga abundar el amor entre vosotros, y para con todos, como es también de nosotros para con vosotros (lo cual resultará cuando la Cruz de Cristo se entienda cada vez más):
13 Para que sean confirmados vuestros corazones (estar libre de culpa ante el Tribunal de Cristo) en Santidad, irreprensibles delante de Dios nuestro Padre (se refiere al hecho de que Dios es el Juez de estas cosas), para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos Sus Santos. (Se refiere al Arrebatamiento de la Iglesia.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home