El 9 de mayo Lectura Bíblica Diaria
El 9 de mayo Lectura Bíblica Diaria:
7 Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre. Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová. Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veintidós mil bueyes, y ciento veinte mil ovejas; y así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo. Y los sacerdotes desempeñaban su ministerio; también los levitas, con los instrumentos de música de Jehová, los cuales había hecho el rey David para alabar a Jehová porque su misericordia es para siempre, cuando David alababa por medio de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie. También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y la grosura de las ofrendas de paz; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho no podían caber los holocaustos, las ofrendas y las grosuras. Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto. Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días. Y a los veintitrés días del mes séptimo envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que Jehová había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel. Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado. Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos, yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel. Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis, yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla y escarnio de todos los pueblos. Y esta casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso él ha traído todo este mal sobre ellos. 8 Después de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de Jehová y su propia casa, reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado, y estableció en ellas a los hijos de Israel. Después vino Salomón a Hamat de Soba, y la tomó. Y edificó a Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de aprovisionamiento que edificó en Hamat. Asimismo reedificó a Bet-horón la de arriba y a Bet-horón la de abajo, ciudades fortificadas, con muros, puertas y barras; y a Baalat, y a todas las ciudades de provisiones que Salomón tenía; también todas las ciudades de los carros y las de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su dominio. Y a todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de Israel, los hijos de los que habían quedado en la tierra después de ellos, a los cuales los hijos de Israel no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios hasta hoy. Pero de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus oficiales y sus capitanes, y comandantes de sus carros, y su gente de a caballo. Y tenía Salomón doscientos cincuenta gobernadores principales, los cuales mandaban sobre aquella gente. Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él había edificado para ella; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová, son sagradas. Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había edificado delante del pórtico, para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los días de reposo, en las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes tres veces en el año, esto es, en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos. Y constituyó los turnos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo ordenado por David su padre, y los levitas en sus cargos, para que alabasen y ministrasen delante de los sacerdotes, cada cosa en su día; asimismo los porteros por su orden a cada puerta; porque así lo había mandado David, varón de Dios. Y no se apartaron del mandamiento del rey, en cuanto a los sacerdotes y los levitas, y los tesoros, y todo negocio; porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que se pusieron los cimientos de la casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que la casa de Jehová fue acabada totalmente. Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Elot, a la costa del mar en la tierra de Edom. Porque Hiram le había enviado naves por mano de sus siervos, y marineros diestros en el mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y tomaron de allá cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón. 9 Oyendo la reina de Sabá la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Y luego que vino a Salomón, habló con él todo lo que en su corazón tenía. Pero Salomón le respondió a todas sus preguntas, y nada hubo que Salomón no le contestase. Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada. Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú superas la fama que yo había oído. Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos siervos tuyos que están siempre delante de ti, y oyen tu sabiduría. Bendito sea Jehová tu Dios, el cual se ha agradado de ti para ponerte sobre su trono como rey para Jehová tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia. Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran cantidad de especias aromáticas, y piedras preciosas; nunca hubo tales especias aromáticas como las que dio la reina de Sabá al rey Salomón. También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron madera de sándalo, y piedras preciosas. Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las casas reales, y arpas y salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá se había visto madera semejante. Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su tierra con sus siervos. El peso del oro que venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro, sin lo que traían los mercaderes y negociantes; también todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón. Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado; asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los puso el rey en la casa del bosque del Líbano. Hizo además el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro. El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos a uno y otro lado del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos. Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno. Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada. Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales. Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios le había dado. Cada uno de éstos traía su presente, alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos, todos los años. Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén. Y tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos, y hasta la frontera de Egipto. Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los cabrahigos de la Sefela en abundancia. Traían también caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países. Los demás hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos escritos en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y en la profecía del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat? Reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años. Y durmió Salomón con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David su padre; y reinó en su lugar Roboam su hijo.
Salmo 97:
¡El Señor es rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas! Oscuros nubarrones lo rodean; la rectitud y la justicia son la base de su trono. El fuego va delante de él y consume a los adversarios que lo rodean. Sus relámpagos iluminan el mundo; al verlos, la tierra se estremece. Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera. Los cielos proclaman su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. Sean avergonzados todos los idólatras, los que se jactan de sus ídolos inútiles. ¡Póstrense ante él todos los dioses! Señor, por causa de tus juicios Sión escucha esto y se alegra, y las ciudades de Judá se regocijan. Porque tú eres el Señor Altísimo, por encima de toda la tierra. ¡Tú estás muy por encima de todos los dioses! El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos. La luz se esparce sobre los justos, y la alegría sobre los rectos de corazón. Alégrense en el Señor, ustedes los justos, y alaben su santo nombre.
Proverbios 28:
El Libro de Mateo Capítulo 9 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
CAPÍTULO 9
(31 d.C.)
JESÚS SANA A UN HOMBRE PARALÍTICO
ENTONCES entrando en el barco, pasó a la otra parte y vino a Su Propia ciudad (Capernaum).
2 Y, he aquí, Le trajeron un paralítico (paralizado), echado en una cama: y viendo Jesús la Fe de ellos (la acción de la Fe) dijo al paralítico, Confía, hijo; tus pecados te son perdonados (la enfermedad fue causada por el pecado).
3 Y, he aquí, algunos de los Escribas (expertos en la Ley de Moisés) decían dentro de sí (murmuraban entre ellos mismos), Éste blasfema (no Lo reconocieron como Señor).
4 Y viendo Jesús sus pensamientos dijo (revelado a Él por el Espíritu), ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? (¡Incredulidad!)
5 Porque, ¿qué es más fácil, decir, Tus pecados te son perdonados; o decir, Levántate, y anda? (El pecado original y el resultado correspondiente, la enfermedad.)
6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la Tierra de perdonar pecados (proclama Su Deidad), (dice entonces al paralítico,) Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa (poder para perdonar pecados y sanar).
7 Entonces él se levantó (la acción física de un resultado espiritual) y se fue a su casa.
8 Y las gentes viéndolo (la sanidad del hombre), se maravillaron, y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres (las multitudes todavía no entendían que Él era El Mesías).
EL LLAMADO DE MATEO
9 Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre, que estaba sentado al banco de los tributos públicos (Mateo era recaudador de impuestos — un Publicano), el cual se llamaba Mateo (el Espíritu lo dirigió); y le (Jesús) dijo (Mateo), Sígueme (el llamado a ser uno de los Doce). Y se levantó (inmediatamente), y Le siguió.
10 Y aconteció (después de algunos días) que estando Él sentado a la mesa (una cena) en casa (en la casa de Mateo), he aquí, que muchos Publicanos (recaudadores de impuestos) y pecadores que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y Sus Discípulos (en Sus términos, y no en los términos de aquéllos).
11 Y viendo esto los Fariseos (escuchaban de esto un poco más tarde), dijeron a Sus Discípulos, ¿Por qué come vuestro Maestro con los Publicanos y pecadores (auto-justicia)?
12 Y oyéndolo Jesús (un rato más tarde), les dijo (a Sus Discípulos), Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos (Él vino para los pecadores, lo cual incluye a todos).
13 Andad pues, y aprended qué cosa es, Misericordia quiero, y no sacrificio (el guardar los rituales, por ejemplo, los sacrificios, no salvará; el pedir la misericordia sí lo hará): porque no he venido a llamar a Justos (los que confían en sí mismos con una auto-justicia, los auto-justificados) sino pecadores al Arrepentimiento.
EL AYUNO
14 Entonces los Discípulos de Juan (Juan ahora estaba en la prisión) vienen a Él, diciendo, ¿Por qué nosotros y los Fariseos ayunamos muchas veces, y Tus Discípulos no ayunan? (Ayunaban dos veces a la semana.)
15 Y Jesús les dijo (introducción del Nuevo Convenio), ¿Pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el Esposo está con ellos? (Jesús es el Novio, no era tiempo de ayunar.) mas vendrán días cuando el Esposo será quitado de ellos (Muerte, Resurrección y Ascensión de Cristo), y entonces ayunarán (el ayuno representa algo malo que se necesita remediar, lo cual la Venida de Cristo resolverá).
16 Y nadie echa remiendo de paño nuevo (el Convenio Nuevo) en vestido viejo (el Convenio Antiguo), porque tal remiendo tira del vestido (un parche), y se hace peor la rotura (al revertir a la Ley empeorará la situación; la Cruz es el Nuevo Convenio).
17 Ni echan vino nuevo (el Nuevo Convenio) en cueros viejos (los odres): de otra manera los cueros se rompen (el vino nuevo agrieta el odre), y el vino se derrama (al revertir a la Ley frustra la Gracia [Gál. 2:21]), y se pierden (la Ley destruye la Gracia) los cueros (los odres): mas echan el vino nuevo en cueros nuevos (odres nuevos), y lo uno y lo otro se conservan juntamente (el Convenio Nuevo puede funcionar solamente por la Fe [odres nuevos] y no por la Ley).
LOS MILAGROS
18 Hablando Él estas cosas a ellos (del tema del Versículo anterior), he aquí, vino un Principal (Jairo), y Le adoraba (como Señor y Mesías), diciendo, Mi hija acaba de morir (está moribunda): mas ven y pon Tu Mano sobre ella, y vivirá.
19 Y se levantó Jesús, y le siguió (inmediatamente), y Sus Discípulos.
20 Y, he aquí, (una interrupción) una mujer, enferma de flujo de sangre (física y ceremonialmente [Lev. 15:25] probablemente de un trastorno femenino) hacía doce años, llegándose por detrás, tocó la franja (el borde) de Su Vestido (una borla azul y blanca usada en las cuatro esquinas de la ropa superior [Núm. 15:37-41]):
21 Porque decía entre sí (ya que ella no podía conseguir una audiencia privada), Si tocare solamente Su Vestido, seré salva (su Fe).
22 Mas Jesús volviéndose (respondió a su toque), y mirándola (requirió un momento para encontrarla), dijo, Confía (no te asustes), Hija (un cambio de la relación de una "mujer" a la de una "hija"), ten ánimo tu Fe te ha salvado (si Él no le toca, usted puede tocarlo a Él). Y la mujer fue salva desde aquella hora (la tradición dice que se llamaba Verónica).
23 Y llegado Jesús a la casa del Principal (Jairo, jefe de la Sinagoga), viendo los tañedores de flautas (personas que fueron contratadas para endechar, lo cual durante aquel entonces era la costumbre; ya la niña había muerto), y la gente que hacía bullicio (que hacía lamentación por la muerte de la niña),
24 Les dijo, Apartaos (salgan del cuarto donde está la niña): que la muchacha no ha muerto, sino duerme (no seguirá muerta). Y se burlaban de Él (sabían que la niña murió y concluían que Él no podría hacer nada).
25 Y como la gente fue echada fuera (no se fueron silenciosamente), entró (Él no entraría hasta que los escépticos salieran), y la tomó de la mano, y se levantó la muchacha (Él la resucitó de entre los muertos; la Vida tocó la Muerte; nadie moría ni permanecía muerto en Su Presencia).
26 Y salió esta fama por toda aquella tierra (por todas partes de Israel y aun más allá).
LOS CIEGOS SANADOS
27 Y pasando Jesús de allí (dejó la casa de Jairo), Le siguieron dos ciegos, dando voces, y diciendo, Ten misericordia de nosotros (un gemido del cual Él siempre responde), Hijo de David (el título Mesiánico).
28 Y llegado a la casa (probablemente la casa de Pedro), vinieron a Él los ciegos (sin lugar a dudas ellos oyeron que Él había resucitado a los muertos); y Jesús les dice, ¿Creéis que puedo hacer esto? (Él requirió solamente la Fe.) Ellos dicen, Sí, Señor.
29 Entonces tocó los ojos de ellos (la Luz tocó las Tinieblas), diciendo, Conforme a vuestra Fe os sea hecho (la Ley de la Fe).
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos (instantáneamente). Y Jesús les encargó rigurosamente (fuertemente), diciendo, Mirad que nadie lo sepa (su fama había crecido hasta tal punto que Israel pronto pediría a voces para hacerle Rey, pero por todas las razones malintencionadas).
31 Mas ellos salidos, divulgaron Su fama por toda aquella tierra (por lo menos extendían Su fama y no la de ellos).
EL HOMBRE MUDO SANADO
32 Y saliendo ellos (muy probable de la casa de Pedro), he aquí, Le trajeron un hombre mudo, endemoniado (un espíritu demoníaco había causado que él fuera mudo).
33 Y echado fuera el demonio (espíritu demoníaco), el mudo habló; y las gentes se maravillaron, diciendo, Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel (los espíritus demoníacos son la causa de muchas cosas).
34 Mas los Fariseos decían (el grupo religioso más fuerte en Israel, y se pusieron amargamente en contra de Cristo), Por el príncipe de los demonios (por el poder de Satanás) echa fuera los demonios (espíritus demoníacos).
35 Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando (que explica la Verdad) en las Sinagogas de ellos, y predicando (que proclama la Verdad) el Evangelio del Reino (las Buenas Nuevas), y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo ("predicar, enseñar y sanar" es el programa del Evangelio).
LA NECESIDAD DE
LOS OBREROS
36 Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas (tenía gran compasión y simpatía), porque estaban derramadas, y esparcidas, como ovejas que no tienen pastor (no había liderazgo espiritual).
37 Entonces dice a Sus Discípulos, A la verdad la Mies (almas que salvar) es mucha, mas los obreros pocos (no hay muchos Predicadores de la Justicia).
38 Rogad (intercede) pues al Señor de la Mies (Cristo es el Señor), que envíe obreros a Su Mies (la cosecha de almas es la Suya, y tiene que ser cosechada a Su manera).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
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