El 15 de diciembre Lectura Bíblica Diaria
El Mensaje de la Cruz-capitulo-2
19 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová. Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz, para que le dijesen: Así ha dicho Ezequías: Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda. Vinieron, pues, los siervos del rey Ezequías a Isaías. E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquí pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra caiga a espada. Y regresando el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo contra Libna; porque oyó que se había ido de Laquis. Y oyó decir que Tirhaca rey de Etiopía había salido para hacerle guerra. Entonces volvió él y envió embajadores a Ezequías, diciendo: Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, Gozán, Harán, Resef, y los hijos de Edén que estaban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva? Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová. Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras; y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y por eso los destruyeron. Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios. Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído. Esta es la palabra que Jehová ha pronunciado acerca de él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén. ¿A quién has vituperado y blasfemado? ¿y contra quién has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. Por mano de tus mensajeros has vituperado a Jehová, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las alturas de los montes, a lo más inaccesible del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses más escogidos; me alojaré en sus más remotos lugares, en el bosque de sus feraces campos. Yo he cavado y bebido las aguas extrañas, he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto. ¿Nunca has oído que desde tiempos antiguos yo lo hice, y que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para hacer desolaciones, para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confundidos; vinieron a ser como la hierba del campo, y como hortaliza verde, como heno de los terrados, marchitado antes de su madurez. He conocido tu situación, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. Por cuanto te has airado contra mí, por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste. Y esto te daré por señal, oh Ezequías: Este año comeréis lo que nacerá de suyo, y el segundo año lo que nacerá de suyo; y el tercer año sembraréis, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de ellas. Y lo que hubiere escapado, lo que hubiere quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíces abajo, y llevará fruto arriba. Porque saldrá de Jerusalén remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo. 20 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo: Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro. Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Vuelve, y dí a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó. Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día? Respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados. Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás. En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió mensajeros con cartas y presentes a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo. Y Ezequías los oyó, y les mostró toda la casa de sus tesoros, plata, oro, y especias, y ungüentos preciosos, y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como en todos sus dominios. Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia. Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase. Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de Jehová: He aquí vienen días en que todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dijo Jehová. Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días. Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo. 21 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre fue Hepsiba. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas. Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalén. Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira. Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel; y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que dí a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó. Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel. Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos. Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo. Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para presa y despojo de todos sus adversarios; por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy. Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová. Los demás hechos de Manasés, y todo lo que hizo, y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y durmió Manasés con sus padres, y fue sepultado en el huerto de su casa, en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Amón su hijo. De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Mesulemet hija de Haruz, de Jotba. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre. Y anduvo en todos los caminos en que su padre anduvo, y sirvió a los ídolos a los cuales había servido su padre, y los adoró; y dejó a Jehová el Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehová. Y los siervos de Amón conspiraron contra él, y mataron al rey en su casa. Entonces el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y puso el pueblo de la tierra por rey en su lugar a Josías su hijo. Los demás hechos de Amón, ¿no están todos escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y fue sepultado en su sepulcro en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Josías su hijo.
Salmo 65:
A ti, oh Dios de Sión, te pertenece la alabanza. A ti se te deben cumplir los votos, porque escuchas la oración. A ti acude todo mortal, a causa de sus perversidades. Nuestros delitos nos abruman, pero tú los perdonaste. ¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios! Saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo. Tú, oh Dios y Salvador nuestro, nos respondes con imponentes obras de justicia; tú eres la esperanza de los confines de la tierra y de los más lejanos mares. Tú, con tu poder, formaste las montañas, desplegando tu potencia. Tú calmaste el rugido de los mares, el estruendo de sus olas, y el tumulto de los pueblos. Los que viven en remotos lugares se asombran ante tus prodigios; del oriente al occidente tú inspiras canciones de alegría. Con tus cuidados fecundas la tierra, y la colmas de abundancia. Los arroyos de Dios se llenan de agua, para asegurarle trigo al pueblo. ¡Así preparas el campo! Empapas los surcos, nivelas sus terrones, reblandeces la tierra con las lluvias y bendices sus renuevos. Tú coronas el año con tus bondades, y tus carretas se desbordan de abundancia. Rebosan los prados del desierto; las colinas se visten de alegría. Pobladas de rebaños las praderas, y cubiertos los valles de trigales, cantan y lanzan voces de alegría.
Proverbios 22:
Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación. El rico y el pobre tienen esto en común: a ambos los ha creado el Señor. El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida. Espinas y trampas hay en la senda de los impíos, pero el que cuida su vida se aleja de ellas. Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores. El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira. El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres. Despide al insolente, y se irá la discordia y cesarán los pleitos y los insultos. El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey. Los ojos del Señor protegen el saber, pero desbaratan las palabras del traidor. "¡Hay un león allá afuera! dice el holgazán. ¡En plena calle me va a hacer pedazos!" La boca de la adúltera es una fosa profunda; en ella caerá quien esté bajo la ira del Señor. La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige. Oprimir al pobre para enriquecerse, y hacerle regalos al rico, ¡buena manera de empobrecerse! Presta atención, escucha mis palabras; aplica tu corazón a mi conocimiento. Grato es retenerlas dentro de ti, y tenerlas todas a flor de labio. A ti te las enseño en este día, para que pongas tu confianza en el Señor. ¿Acaso no te he escrito treinta dichos que contienen sabios consejos? Son para enseñarte palabras ciertas y confiables, para que sepas responder bien a quien te pregunte. 1 No explotes al pobre porque es pobre, ni oprimas en los tribunales a los necesitados; porque el Señor defenderá su causa, y despojará a quienes los despojen. 2 No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los iracundos, no sea que aprendas sus malas costumbres y tú mismo caigas en la trampa. 3 No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas; porque si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes. 4 No cambies de lugar los linderos antiguos que establecieron tus antepasados. 5 ¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie.
El Libro de Los Romanos Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS ROMANOS
(60 d.C.)
EL PROPÓSITO DE DIOS
DIGO pues, ¿ha desechado Dios a Su pueblo? (Está expresado en el Texto Griego de modo que se requiere una respuesta negativa.) De ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la Tribu de Benjamín (Israelita es el título más augusto de los tres nombres).
2 No ha desechado Dios a Su pueblo al cual antes conoció (se refiere a Israel como Nación, y muchas Promesas hicieron con respecto al futuro de este pueblo antiguo). ¿O no sabéis qué dice de Elías La Escritura? (I Rey. 19:10, 14) cómo hablando con Dios contra Israel, dice (conlleva el pensamiento de que el Profeta debería haber suplicado por Israel, no contra Israel),
3 Señor, a Tus Profetas han dado muerte, y Tus Altares han derribado (la adoración verdadera de Dios de ese entonces fue abandonada, y en su lugar fueron sustituidos por ídolos [I Rey. 12:28-33]); y yo he quedado solo, y procuran matarme (de hecho, Elías no estaba solo, justo como lo veremos).
4 Mas ¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal (nos dice que la Fe Verdadera siempre se adhiere a la acción espiritual).
UN REMANENTE
5 Así también aun en este tiempo (durante la época de Pablo) han quedado un Remanente por la elección de Gracia (definitivamente habla de la Predestinación, pero no de la manera como muchos piensan; es el Remanente que se ha elegido o predestinado, no son aquellos que estarán en el Remanente).
6 Y si por Gracia (la Bondad de Dios, todo hecho posible por la Cruz), luego no es por las obras (nadie puede señalar a sus obras como base de la Salvación): de otra manera la Gracia ya no es Gracia (si las obras se mezclan con la Gracia, éstas anulan la Gracia). Y si por las obras, ya no es Gracia (las obras nunca pueden producir la Gracia): de otra manera la obra ya no es obra (por ejemplo, el Bautismo en Agua, si se procede erróneamente, anula su sentido verdadero; es cierto también para todas las otras grandes Ordenanzas del Señor).
LA REBELIÓN Y LA
INCREDULIDAD
7 ¿Qué pues? (Esto se preguntó con respecto a Israel, ¡pero también puede aplicarse a la Iglesia!) Lo que buscaba Israel, aquello no ha alcanzado (categóricamente declara que la Salvación no se puede obtener de ninguna otra manera o por otro camino que no sea por el Camino de Dios, que es la Cruz); mas la elección lo ha alcanzado (se refiere a los Judíos que no intentaron reclamar la Salvación por Mérito, sino más bien por la Gracia), y los demás fueron endurecidos (se refiere a una ceguera judicial).
8 (Como está escrito (Isa. 29:10), Les dio Dios espíritu embotado (esto es lo que ellos quisieron, ¡por lo tanto es lo que recibieron!), ojos con que no vean, y oídos con que no oigan;) (Se refiere a la incapacidad de ver aunque la evidencia sea claramente visible, u oír aunque las palabras sean claramente dichas.) hasta el día de hoy (se refiere a una condición que no se corregirá, sino que seguirá empeorando).
9 Y David dice (Sal. 69:22), Que se convierta su mesa en trampa (se refiere a su prosperidad), y en red (el resultado final de la trampa), y en tropezadero (Israel tropezó en las mismas bendiciones que fueron previstas para su mejoría), y en paga (un resultado final negativo):
10 Sus ojos sean oscurecidos, para que no vean (no quisieron ver, luego el Señor les dio lo que querían), y agóbiales siempre la espalda (se refiere a aquellos que caen bajo el agobio del cautiverio, que es exactamente lo que pasó).
LOS GENTILES
11 Digo pues, ¿han tropezado para que cayesen? (¿Para nunca levantarse otra vez?) De ninguna manera: mas por el tropiezo de ellos vino la Salvación a los Gentiles (es otra manera de expresar la formación o edificación de la Iglesia), para que fuesen provocados a celos (se remonta a la Profecía de Noé después del diluvio, Engrandezca Dios a Jafet [los Gentiles], y habite en las tiendas de Sem, es decir, Israel; Jafet recibirá las bendiciones provistas para Sem, que es exactamente lo que sucedió [Gén. 9:26-27]).
12 Y si la caída de ellos es la riqueza del mundo (la idea es que su Caída no detuvo que el Evangelio viniera al mundo; la manera en que la versión lo interpreta es como que si el mundo se ha enriquecido mucho por la Caída de Israel; ¡sin embargo, ese no es el caso!), y la pérdida de ellos la riqueza de los Gentiles (las Bendiciones que debieran ser para Israel, las recibieron los Gentiles, y nos referimos a la Iglesia, es decir, la Verdadera Iglesia); ¿cuánto más la plenitud de ellos? (En esta pregunta, Pablo insinúa que el lugar legítimo de Israel en el Reino de Dios está todavía por venir, lo cual entonces va a estar todo en orden, e Israel va a ser la gran Bendición que Dios siempre intentó que fuera.)
13 Porque a vosotros hablo, Gentiles (se refiere a las naciones que son distintas de Israel), por cuanto pues yo soy Apóstol de los Gentiles (habla del Llamamiento especial de Pablo por el Señor), mi ministerio honro (el Ministerio del Apóstol, que se refiere al Mensaje de la Gracia que afectaría a todo Creyente):
14 Por si en alguna manera provocase a celos a mi carne, e hiciese salvos a algunos de ellos (Pablo esperaba que Israel pudiera ver las Bendiciones del Señor sobre los Gentiles, y, al desear esas Bendiciones, iba a aceptar a Cristo y, por consiguiente, ser salvo).
15 Porque si el excluirlos a ellos es la reconciliación del mundo (se refiere a la Acción de Dios en apartar temporalmente a Israel como un canal para traer las Buenas Nuevas de Salvación al mundo, y en su lugar poner la Iglesia como sustituto), ¿qué será su admisión, sino vida de los muertos? (Todo es con miras de devolver a Israel al compañerismo con Él y al servicio en el Milenio venidero. Su conversión es comparada a una Resurrección.)
16 Y si el Primer Fruto es Santo (se refiere a los Patriarcas de Israel, quienes eran Abraham, Isaac y Jacob), también lo es el todo (no se refiere a los atributos personales, sino simplemente que Israel ha sido Llamado de Dios, y apartado por Dios para una tarea especial que finalmente será realizada): y si la raíz es Santa, también lo son las ramas (corresponde a su obra, su motivo de existir; están ahora mismo en la etapa en que comienzan a ser devueltos de los muertos).
17 Que si algunas de las ramas fueron quebradas (no todas las ramas, sino algunas; refiriéndose al hecho de que Israel será finalmente devuelto), y tú (se refiere a la Iglesia, es decir, los Gentiles), siendo olivo silvestre (inferior), has sido injertado entre ellas (indica el inferior que se injerta en el superior, que es totalmente contra la naturaleza), y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura del olivo (quiere decir que la vida de la Iglesia procede de la Raíz común lo que al principio se le dio a Israel de hace mucho tiempo);
18 No te jactes contra las ramas (la Iglesia no ha sustituido a Israel en el Plan de Dios, aunque la Iglesia está incluida en el Plan de Dios debido a que Israel rechazó a Cristo). Y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti (como se mencionó, la Iglesia fue injertada y edificada sobre las Promesas que originalmente se les dieron a Israel, las cuales se aplican todavía a Israel y un día serán cumplidas).
19 Pues las ramas, dirás, fueron quebradas, para que yo fuese injertada (la Iglesia tiene siempre que saber y entender que fue y es la segunda alternativa).
20 Bien; por su (Israel) incredulidad fueron quebradas (la incredulidad con respecto a Cristo y la Cruz), mas tú por la Fe estás en pie (indica que se le dio entrada a la Iglesia debido a la Fe y no por su propio mérito, y se mantiene en su posición presente por la Fe y no por su propio mérito). No te ensoberbezcas, antes teme (la razón se da en el siguiente Versículo).
21 Que si Dios no perdonó a las ramas naturales (Israel), a ti tampoco te perdonará (otra vez, se refiere a la Iglesia, como es obvio).
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios (no confunda la Bondad de Dios con la licencia): la severidad ciertamente en los que cayeron (habla del Juicio que vino sobre Israel, el Pueblo escogido de Dios); mas la bondad para contigo, si permanecieres en Su Bondad (declara la condición; la continuación de la Bondad que pertenece a la Fe persistente en Cristo y la Cruz): pues de otra manera tú también serás cortado (¿está la Iglesia moderna al borde de esto ahora mismo? ¡Apocalipsis 3:15-22 nos dice que este es el caso!).
23 Y aun ellos (Israel), si no permanecieren en incredulidad, serán injertados (la incredulidad de Israel se terminará en la Segunda Venida): que poderoso es Dios para volverlos a injertar (¡y esto Él hará!).
24 Porque si tú eres cortado de naturaleza silvestre (se refiere al mundo Gentil, y en este caso la Iglesia), y contra de lo normal fuiste injertado en el buen olivo (el inferior en el superior): ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? (Israel falló, pero el Plan no falló. Israel será al fin devuelto y Evangelizará el mundo como fue planeado al principio. Ocurrirá en la Edad del Reino venidero [Isa. 66:19].)
LA RESTAURACIÓN
25 Porque no quiero, Hermanos, que ignoréis este misterio (lo que le ha pasado a Israel), para que no os ensoberbezcáis en cuanto a vosotros mismos (los Gentiles no fueron incluidos por ningún mérito o Justicia de su parte, sino estrictamente por la Gracia de Dios); que la ceguera en parte ha acontecido en Israel (es el misterio del cual Pablo habla), hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles (se refiere a la Iglesia; de hecho, la Edad de la Iglesia está ahora mismo por clausurar).
26 Y luego todo Israel será salvo (cuando la Edad de la Iglesia se termine, y la Segunda Venida comience; entonces Israel aceptará a Cristo y será salvo): como está escrito (Isa. 27:9; 59:20-21), Vendrá de Sión el Libertador (Jesucristo será el Libertador), que quitará de Jacob la impiedad (Cristo librará a Israel del Anticristo, y lo más importante es que los librará de sus pecados):
27 Y este es mi Pacto con ellos (una Promesa), cuando quitare sus pecados (como se declaró, se realizará en la Segunda Venida [Zac. 13:1]).
28 Así que, en cuanto al Evangelio, son enemigos por causa de vosotros (se refiere al Evangelio de Jesucristo): mas en cuanto a la elección, son muy amados por causa de los padres (habla de su Llamamiento).
29 Porque sin Arrepentimiento son los Dones y el Llamamiento de Dios (los Dones y el Llamamiento de Dios no están sujetos a un cambio de opinión de Parte de Dios).
30 Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis a Dios (corresponde al mundo Gentil que vivía fuera de las Promesas de Dios durante aproximadamente 4.000 años), mas ahora habéis alcanzado Misericordia por la incredulidad de ellos (se refiere a la incredulidad de Israel, pero su incredulidad no detuvo la Misericordia otorgada a los Gentiles, que Dios había planeado desde el principio):
31 Así también éstos ahora no han creído (corresponde otra vez a Israel, y el hecho de que ellos estén aun ahora en la incredulidad; se cambiará al final), para que por la Misericordia para con vosotros (la Iglesia), ellos también alcancen Misericordia (la Misericordia que se extendió a los Gentiles al final se le devolverá a Israel también, con la totalidad del Plan de Dios que ya vuelve al punto de partida).
32 Porque Dios encerró a todos en incredulidad (tanto Judíos como Gentiles; los Judíos detestaron aceptar esta conclusión), para tener Misericordia de todos (indica la condición de Dios con que trata a la totalidad de la familia humana, tanto Judío como Gentil).
LA GRANDEZA DE DIOS
33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! (Esta profundidad está más allá de nuestra comprensión.) ¡Cuán incomprensibles son sus Juicios, e inescrutables Sus Caminos! (Ellos no pueden comprender por el intelecto, sólo por la Revelación que viene del Espíritu.)
34 Porque ¿quién entendió la Mente del Señor? (Como se mencionó, el único modo como se puede conocer la Mente del Señor es por medio de la revelación del Espíritu Santo.) ¿O quién fue Su consejero? (Tendría que ser, nadie.)
35 ¿O quién le dio a Él primero (Job 41:11), para que le sea pagado? (¡Lo que sembramos, cosechamos!)
36 Porque de Él (se refiere a la Creación), y por Él (se refiere a Su Conocimiento Perfecto), y en Él (Su Presencia está en todas partes), son todas las cosas (Él Solo es la Primera Causa): a Él sea Gloria por los siglos (Él Solo merece la Gloria). Amén (Verdad).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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