CAPÍTULO 48
(1689 a.C.)
LOS HIJOS DE JOSÉ
     1 Y SUCEDIÓ después de estas cosas (Hebreos
 11:21 arroja mucha luz al maravilloso Capítulo 48 de Génesis; incluso, 
en los Capítulos 48 y 49, Jacob reluce como nunca antes; si se puede 
notar, el Espíritu Santo se refiere a él repetidas veces como «Israel»; 
es la gran acción de Fe de su vida; débil y moribundo, y sin nada más 
que el bordón en que se apoyaba y adoraba, aun así otorgó una vasta e 
invisible posesión a sus nietos — Williams) el haberse dicho a José:  He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo sus dos hijos Manasés y Efraín (estos jóvenes deben haber tenido unos 18 ó 20 años en ese momento).
    
 2 Y se hizo saber a Jacob, diciendo:  He aquí tu hijo José viene a ti. 
Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama. (José
 quiere que sus dos nietos conozcan y se den cuenta que aunque ellos 
nacieron en Egipto, y todo lo que han conocido es Egipto, aun así, no 
son Egipcios, sino de la casa de Jacob, es decir, Israelitas. Tal es el 
cuadro de los Creyentes nacidos en este mundo presente, pero que no son 
de este mundo, pero del mundo venidero. Y finalmente, no hay que pasar 
por alto el significado del cambio del nombre de «Jacob» a «Israel». Por
 fe [es siempre por la Fe], el gran Patriarca, movido por el SEÑOR, 
afirmará las Promesas, y trazará el curso de Israel. Aunque en lo 
natural los ojos del Patriarca están muy oscurecidos, su Fe arde con 
gran esplendor, en realidad más brillante que nunca; por eso se le llama
 «Israel».)
     3 Y dijo a José:  El Dios Omnipotente (Jacob
 se refiere a Dios como «El Shaddái», utilizando el mismo nombre el cual
 Dios había usado al referirse a Sí Mismo, cuando le apareció al 
Patriarca en Betel, después de la triste experiencia de Siquén 
[35:7-15]) me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,
    
 4 Y me dijo:  He aquí, yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te 
pondré por estirpe de pueblos; y daré esta tierra a tu simiente después 
de ti por heredad perpetua. (Los Palestinos deberían leer estas palabras con mucho cuidado).
     5 Y
 ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de 
Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como 
Rubén y Simeón, serán míos. (Por
 esto, Jacob indicaba que estaba pasando por alto a los hijos mayores y 
asegurándose que José recibiría la doble porción de la primogenitura. Lo
 que aplicaría a Efraín y Manasés, por lo tanto Jacob, por el Espíritu 
Santo, los reclama como suyos.)
     6 Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades. (En
 Las Escrituras no hay registro que José tuvo otros hijos fuera de 
Efraín y Manasés, aunque pudiera haber tenido más. Pero si fuera, así no
 podían ser contados, con respecto a la «bendición», respecto a Efraín y
 Manasés. En otras palabras, la bendición de ellos tendría que ser la 
bendición de los dos. Todo esto es de gran importancia, porque tenía que
 ver con el surgimiento de la Nación de Israel, de la cual vendría el 
Mesías, y sería dada la Palabra de Dios. Por eso, nada en el mundo era 
más importante que esto, de aquí que el Espíritu Santo instruía a Jacob 
como correspondía.)
    
 7 Porque cuando yo venía de Padán Aram, se me murió Raquel en la tierra
 de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y
 la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén (donde
 murió Raquel es donde nacería Jesús; «que si el grano de trigo no cae 
en la tierra y muere, él sólo queda: pero si muriere, mucho fruto lleva»
 [Jn. 12:24]).
LA BENDICIÓN
     8 Y vio Israel los hijos de José, y dijo:  ¿Quiénes son éstos? (El
 hecho que Jacob inicialmente no podía discernir la presencia de los 
hijos de José muestra que la adopción de ellos a la familia teocrática 
fue impulsada, no motivada por el afecto natural impulsado al ver a 
estos jóvenes, sino por el impulso interno del Espíritu de Dios.)
    
 9 Y respondió José a su padre:  Son mis hijos, que Dios me ha dado 
aquí. Y él dijo:  Acércamelos ahora a mí, para que yo los bendiga. (La
 «bendición» consistía de la doble porción de José, con una porción dada
 a cada uno de estos hijos, que, como se dijo, contenía un significado 
desproporcionado al pensamiento natural.)
   
 10 Y los ojos de Israel estaban tan agravados de la vejez, que no podía
 ver. Les hizo, pues, llegar a él, y él los besó y abrazó. (Aunque el Patriarca estaba casi ciego, el Espíritu Santo lo llama «Israel,» porque él podía «ver» por Fe.)
    11 Y dijo Israel a José:  No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también tu simiente. (Satanás
 le había dicho al Patriarca que nunca volvería a ver a José. Pero ahora
 el Espíritu Santo dice: «No sólo has visto a José, sino también a sus 
hijos ». La verdadera Fe en Dios nunca será decepcionada.)
    12 Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra (proclama el hecho que José comprendió la tremenda importancia de lo que se decía y hacía aquí).
    13 Y los tomó José a ambos, Efraín a su diestra, a la siniestra de Israel (porque Efraín era el menor); y a Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel (porque era el mayor), y les hizo llegar a él.
    14 Entonces Israel extendió su diestra, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor (que significa por su mano derecha que la mayor parte de la bendición sería para Efraín, aunque él era el menor), y su siniestra sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede (guiado por el Espíritu Santo); aunque Manasés era el primogénito (si no fuera por el Espíritu de Dios, él hubiera recibido la porción más grande).
    15 Y bendijo a José (la
 doble porción sería para los hijos de José; justo antes de que 
bendijera Jacob a estos jóvenes, el anciano Patriarca toma su báculo, se
 sostiene para no caerse, se postra agradecido en adoración a Dios; 
Pablo lo menciona [Heb. 11:21]), y dijo:  El Dios en cuya 
presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene
 desde que yo soy hasta este día (él especifica que la bendición que está por pronunciarse era de parte solamente de Dios),
    16 El  Ángel que me liberta de todo mal (esto habla del SEÑOR como un Ángel, pero no debe confundirse con esa creación en particular),
 bendiga a estos jóvenes; y mi nombre sea llamado en ellos, y el nombre 
de mis padres Abraham e Isaac; y multiplíquense y que crezcan a producir
 grandes multitudes en medio de la Tierra. (El
 «nombre» se refería a la Promesa, mientras que «multitudes» hablaban de
 Bendición. La Promesa tenía que ver con el Redentor venidero, Quien 
efectivamente vino. La bendición se refiere a la multitud, y se ha cumplido parcialmente, pero definitivamente se cumplirá en el Milenio venidero, cuando Israel será la primera nación de la Tierra.)
    17 Entonces viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto (porque Efraín era el menor, y por lo tanto no debería normalmente recibir la porción más grande); y asió la mano de su padre, para cambiarla de sobre la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
    18 Y dijo José a su padre:  No así, padre mío, porque éste es el primogénito (Manasés es el primogénito); pon tu diestra sobre su cabeza.
   
 19 Pero su padre rehusó, y dijo:  Lo sé, hijo mío, lo sé; también él 
vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano 
menor será más grande que él, y su simiente será multitud de naciones. (El
 reino del norte de Israel, unos 800 años en el futuro, sería llamado 
«Efraín»; sin embargo, el cumplimiento mayor tiene que ver con «una 
multitud de naciones» que espera la Edad del Reino venidero.)
   
 20 Y los bendijo aquel día, diciendo:  En ti bendecirá Israel, 
diciendo: Póngate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín 
delante de Manasés.
    21 Y dijo Israel a José:  He aquí, yo muero, mas Dios será con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres (lo que ocurriría unos 240 años en el futuro).
    22 Y yo te he dado a ti una parte sobre tus hermanos, la cual tomé yo de mano del Amorreo con mi espada y con mi arco. (No
 se nos dice exactamente qué significa esta declaración de Jacob. Bien 
podría ser un conflicto con los Amorreos, del cual no se nos dice nada; 
sin embargo, podría referirse al día venidero cuando Israel derrotará a 
los que refutan su derecho a la Tierra Prometida, que tomara lugar en la
 Segunda Venida.)
CAPÍTULO 49
(1689 a.C.)
LA PROFECÍA
     1 Y LLAMÓ Jacob a sus hijos, y dijo:  Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los postreros días. (Este
 Capítulo forma una de las grandes profecías dispensacionales de la 
Palabra de Dios. Tiene que ver con los «últimos y postreros días». Es la
 primera vez que se usa esta expresión: «los postreros días.»
   
 La Profecía puede dividirse en lo siguiente:  Rubén, Simeón y Leví, la 
historia moral de Israel hasta el Primer Advenimiento; Judá, la 
aparición del Mesías y Su rechazo; Zabulón e Isacar, la dispersión y 
dominación de los Judíos entre los Gentiles; Dan, la aparición y reino 
del Anticristo. Gad, Aser y Neftalí presentan el clamor de angustia de 
los hijos electos de Israel para la Segunda Venida de Cristo. José y 
Benjamín juntos predicen la Segunda Venida, en gloria, del Mesías de 
Israel — Williams.)
     2 Juntaos y oíd, hijos de Jacob; y escuchad a vuestro padre Israel. (En
 los Versículos 1 y 2, el Espíritu Santo guía el uso de ambos nombres, 
«Jacob» e «Israel». Si bien los doce hijos se reúnen en su presencia, se
 refiere a él como «Jacob»; sin embargo, cuando se refiere a las 
profecías que se darán, se refiere a él por su nombre de príncipe, 
«Israel».)
     3 Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; principal en dignidad, principal en poder (es lo que debe haber sido Rubén).
     4 Impetuoso como las aguas, no serás el principal (Rubén no fue Profeta, Gobernador, ni gran hombre); por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado (35:22).
     5 Simeón y Leví, hermanos (culpables del mismo pecado); instrumento de ira son sus armas (34:25-29).
     6 En su secreto no entre mi alma (conspiraciones secretas para asesinar a los de Siquén); ni mi honra se junte en su compañía (Jacob no tenía parte en la matanza de los de Siquén); que en su furor mataron varón, y en su voluntad arrancaron muro (cuando
 tomaron cartas en el asunto, en lugar de seguir al SEÑOR, ellos 
estorbaron enormemente el muro protector del SEÑOR alrededor de Jacob).
     7 Maldito su furor, que fue fiero; y su ira; que fue dura; Yo los apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel. (La
 Tribu de Simeón, cuando entraron a la Tierra de Israel varios siglos en
 el futuro, no tendría herencia, pero, de hecho, tendría su parte en la 
herencia de Judá. Así también, Leví no tendría herencia del todo, sino 
que tendría su maldición convertida en bendición ya que llegaron a ser 
la Tribu Sacerdotal de Israel, pero aún dispersos por toda la nación, 
cumpliendo la profecía.)
     8 Judá, te alabarán tus hermanos (el nombre Judá significa «alabanza», y es de esta Tribu de la cual vendría el Mesías); tu mano estará en el cuello de Tus enemigos (se refiere a la gran victoria que en la Cruz Cristo ganaría sobre Satanás y todos los poderes de las tinieblas [Col. 2:14-15]); los hijos de tu Padre se inclinarán a ti (Israel lo hará en la Segunda Venida).
     9 Cachorro de león es Judá (se
 refiere a un cachorro, en el poder de su juventud, absolutamente 
invencible; Esto representa a Cristo en la flor de Su madurez, lleno del
 Espíritu Santo, sanando a los enfermos, echando fuera demonios, 
resucitando muertos y obrando portentos y maravillas, y los espíritus 
demoníacos temblando a Sus Pies); de la presa (el león está siempre en busca de la presa, la presa nunca busca al león), subiste (significa que Cristo está siempre a la ofensiva), Hijo mío (Jesús es el Hijo de Dios), se encorvó, se echó como león (un
 león imperioso, de pie sobre las patas traseras, listo para saltar al 
ataque, que, de hecho, era el símbolo de la Tribu de Judá), así como león viejo (se refiere a uno que madura hasta llegar a ser de pleno vigor y ferocidad), ¿quién Lo despertará? (¿Quién sería tan insensato como para responder a la invencibilidad absoluta de Cristo?)
    10 No será quitado el cetro de Judá (el «Cetro» se define como «un báculo de cargo y autoridad», que pertenece a Cristo), y el legislador de entre Sus Pies (se
 refiere a que Judá estaba destinado a ser el guardián de la Ley, lo que
 eran ellos; el Templo estaba en Jerusalén, que era parte de la Tribu de
 Judá, y que tenía que ver con la Ley), hasta que venga Siloh (cuando
 venga Jesús, tipificado por el nombre «Siloh», Quien, era, y es el 
Verdadero Legislador, Él cumplió la Ley en su totalidad por Su Vida y Su
 Muerte, por ello, satisfizo todas sus demandas justas); y a Él se congregarán los pueblos (el
 único camino a Dios el Padre es por Cristo el Hijo; el único camino a 
Cristo el Hijo es por medio de la Cruz; el único camino a la Cruz es por
 abnegación de sí mismo [Luc. 9:23-24]).
    11 Atando a la vid (la
 «Vid» se refiere a la fruta, y, de hecho, «la sangre de uvas,» se 
refiere a lo que Él hizo en la Cruz al derramar la Sangre de Su Vida, 
para producir este fruto [Jn. 15:1]) su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto (todo esto se refiere a la Cruz, y El que lava Sus Vestidos en vino, o sea, «en sangre»).
    12 Sus Ojos rojos del vino (Sus ojos miraban siempre hacia la Cruz) y los dientes blancos de la leche (se
 refiere a la Justicia de Cristo; es la Justicia que Él siempre ha 
tenido, y que ahora está disponible para nosotros, por lo que Él hizo en
 Sus Sufrimientos, esto es, «la sangre de uvas»).
    13 Zabulón en puertos de mar habitará. Y será para puerto de navíos (esta
 descripción de Zabulón no es tanto geográfica como ocupacional; lo más 
cercano que esta Tribu llegó al Mediterráneo fue a unos 16 kilómetros 
[10 millas]; sin embargo, las grandes vías de mercaderías de norte a 
sur, etc., pasaron por Zabulón, siendo ellos muy activos en el comercio); y su término hasta Sidón (debiera traducirse, «Y sus fronteras serán hacia Sidón»). 
    14 Isacar, asno robusto echado entre dos alforjas;
    15 Y vio (Isacar vio) que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa; y bajó su hombro para llevar (la
 Tribu de Isacar está contiguo al Río Jordán y, como resultado, fue 
favorecida con los mejores áreas agrícolas en toda Israel), y sirvió en tributo (tiene que ver con servicios agrícolas, y no se refiere a la subyugación de ninguna otra nación).
    16 Dan juzgará a su pueblo, como una de las Tribus de Israel.
   
 17 Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que 
 muerde los talones de los caballos, y hace caer por detrás al 
cabalgador de ellos (Dan
 tenía la habilidad de gobernar, pero aun así llegó a ser una serpiente 
peligrosa. Con toda certeza se puede observar que la primera 
introducción de idolatría en Israel se atribuye a la Tribu de Dan 
[Juec., Cap. 18] y, al enumerar las Tribus del Apocalipsis, Capítulo 7, 
se omite el nombre Dan.
   
 Así también, se cree que el Anticristo, quien será Judío, saldrá de la 
Tribu de Dan, una vez más se asemeja a «una víbora en el camino», una 
serpiente muy venenosa.)
    18 Tu Salvación esperé, oh SEÑOR (se refiere a la Segunda Venida).
    19 Gad, tropas lo vencerán; pero él vencerá al fin («Gad» será vencido por el Anticristo durante la Gran Tribulación, pero «vencerá al fin,» que se refiere a la Segunda Venida).
    20 El pan de Aser será grueso, y él dará deleites al rey. («Aser»
 podría bien ser la primera de las Tribus para dar la bienvenida a 
Cristo en Su Segunda Venida. La frase «dará deleites al rey», pertenece a
 una excelente presentación para  el Rey. Ese Rey es el SEÑOR 
Jesucristo.)
    21 Neftalí, cierva (cierva hembra) suelta, que dará palabras hermosas. («Neftalí» tendrá palabras maravillosas para Cristo en Su regreso. Serán palabras de arrepentimiento [Zac. 13:1].)
    22 Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro (José,
 como Judá, es un Tipo de Cristo, por consiguiente, los superlativos 
fluyentes y brillantes. Judá está descrito como Cristo en Sus 
sufrimientos; mientras que José está descrito como Cristo en Sus 
Bendiciones Milenarias).
    23 Y le causaron amargura, y le lanzaron flechas, y le aborrecieron los arqueros (todo habla de lo que hizo Israel a Cristo).
    24 Pero Su Arco se mantuvo poderoso, y los Brazos de Sus Manos se fortalecieron por las Manos del Fuerte de Jacob (a pesar de la oposición,Cristo hizo lo que Él vino a hacer, que se refiere a la Cruz), (de allí el Pastor, la Piedra de Israel,) (aquí Cristo es llamado por dos nombres, «Pastor» y la «Roca de Israel».)
    25 Del Dios de Tu Padre, el Cual Te ayudará (es Sólo Cristo Quien goza de las Bendiciones del Padre; y esas Bendiciones Le vendrán de toda forma),
 y del Omnipotente, el Cual te bendecirá con bendiciones de los cielos 
de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones 
del seno y de la matriz (debemos
 entender que Dios no bendice al hombre, de por sí, sino más bien, Él 
bendice a Cristo; si uno está en Cristo, entonces es bendecido).
    26 Las Bendiciones de Tu Padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores (antepasados) hasta el término de las colinas eternas (mientras
 duren los collados, durarán las Bendiciones de Dios; puesto que los 
collados son «eternos», significa que las Bendiciones de Dios, por medio
 de Cristo, también son eternas) serán sobre la cabeza de José (las Bendiciones estarán sobre Cristo, de Quien José era un Tipo), y sobre la cabeza de la corona de entre Sus hermanos (aunque Cristo era hombre, él estaba apartado de todos los demás hombres, y porque, también, era el Hijo de Dios).
    27 Benjamín, (la
 Tribu de Benjamín podría ser la tribu que tomará la delantera para 
oponerse al Anticristo; por eso queda claro que Jacob fue guiado en lo 
que declaró por el Espíritu de Profecía, y no por afecto natural; o él 
hubiera hablado en un tono más tierno de su hijo amado Benjamín); es lobo arrebatador (rapaz, algo tomado como presa), a la mañana comerá la presa, y a la tarde repartirá los despojos (podría suceder durante la Gran Tribulación venidera, así como la Tribu de Benjamín se opone de lleno al
Anticristo).
   
 28 Todos éstos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su 
padre les dijo, y los bendijo; a cada uno por su bendición los bendijo (aunque
 Rubén, Simeón y Leví estaban bajo las señales del desagrado de su 
padre, aún le indica que debe bendecirles, cada uno según su bendición, 
porque ninguno de ellos fue rechazado como Esaú).
   
 29 Les mandó luego, y les dijo:  Yo voy a ser reunido con mi pueblo; 
sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el 
hitita (el
 corazón del Patriarca no estaba puesto en la riqueza de su recámara 
lujosa, sino estaba muy lejos en la tierra escogida de Dios; nosotros, 
también, debemos recordar que mientras estemos en el mundo, no debemos 
ser de este mundo; nuestro tesoro está en otro lugar).
   
 30 En la cueva que está en el campo de Macpela, que está delante de 
Mamré en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham con el mismo campo 
de Efrón el hitita, para heredad de sepultura (el
 gran Patriarca nunca permitió que todo el esplendor de Egipto y su lujo
 quitara su Fe de su objetivo correcto; que era siempre Cristo y la 
Cruz).
    31 Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea. (Su
 pedido que lo sepultaran en donde Abraham e Isaac fueron sepultados 
declaraba, dentro de sí mismo, y declaraba, que todos estos reclamaban 
la tierra en su totalidad. Dios se las había prometido a ellos, y al fin
 esa Promesa será cumplida.)
    32 La compra del campo y de la cueva que está en él, fue de los hijos de Het.
LA MUERTE DE JACOB
    33 Y como acabó Jacob de dar órdenes a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y murió; y fue reunido con sus padres. (Las
 últimas horas del gran Patriarca estuvieron llenas de profecías y 
predicciones respecto a las doce Tribus de Israel, que finalmente 
traería el Redentor al mundo. Él murió cuando la Profecía fue dada, pero
 no murió hasta que fue dicho. Debe decirse que Jacob guardó la Fe que 
fue entregada a Abraham y su padre Isaac. Él no permitió que la antorcha
 cayera o se apagara. En su muerte, ardía resplandeciente y, más 
brillante que nunca antes.)
CAPÍTULO 50
(1689 a.C.)
LA SEPULTURA DE JACOB
     1 ENTONCES se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó. (José
 cerró los ojos de su padre, como fue predicho por el SEÑOR a Jacob 
[46:4]. El Versículo 1 es un cuadro de Cristo llorando sobre Israel. 
Jacob estaba muerto en lo físico, pero vivo en lo espiritual. Israel 
estaba vivo en lo físico, y muerto en lo espiritual.)
     2 Y mandó José a sus siervos médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel (El
 cuerpo de Jacob fue embalsamado, pero su alma y espíritu fueron al 
Paraíso, para estar allí con su abuelo Abraham y su padre Isaac, y todos
 los demás Creyentes que habían vivido hasta este momento).
     3 Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados (tomó todo ese tiempo para ese proceso), y lo lloraron los Egipcios setenta días (la
 muerte es un enemigo; es el último enemigo que será derrotado [I Cor. 
15:26]; Jesús quitó el aguijón de la muerte en la Cruz pero, al 
finalizar la Edad del Reino, la muerte será totalmente derrotada, y para
 siempre [Apoc., cap. 20]).
    
 4 Y pasados los días de su luto, habló José a los de la casa del 
Faraón, diciendo:  Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego
 que habléis en oídos del Faraón, diciendo (el
 hecho que José no habló personalmente con Faraón concuerda con los 
descubrimientos que muestran que los que endechaban en ese entonces no 
se afeitaban y, por lo tanto, no podían entrar en la presencia real).
    
 5 Mi padre me conjuró diciendo:  He aquí yo muero; en mi sepulcro que 
yo cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego pues 
que vaya yo ahora, y sepultaré a mi padre, y volveré (como se dijo, José estaba hablándole a Faraón por medio de miembros de la corte real). 
     6 Y el Faraón dijo:  Vé, y sepulta a tu padre, como él te conjuró.
    
 7 Entonces José subió a sepultar a su padre; y subieron con él todos 
los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de 
la tierra de Egipto (la
 grandeza del cortejo fúnebre de Jacob debió haber sido algo maravilloso
 de presenciar; es asombroso pensar de este gran Patriarca, un peregrino
 toda su vida, y llevado a su lugar de descanso por la grandeza del 
poderoso Egipto; es una de las pocas veces en la historia que el mundo 
reconoció la grandeza que estaba entre ellos),
    
 8 Y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre; 
solamente dejaron en la tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus 
vacas.
     9 Y subieron también con él carros y gente de a caballo, y se hizo un escuadrón muy grande.
   
 10 Y llegaron hasta la era de Hatad, que está al otro lado del Jordán, y
 endecharon allí con grande y muy grave lamentación; y José hizo a su 
padre duelo por siete días (ya
 estaban en la tierra de Canaán; «siete» es el número perfecto de Dios; 
como tal, habla de la perfecta Salvación, que finalmente conducirá a la 
Resurrección).
    11 Y
 viendo los moradores de la tierra, los Cananeos, el llanto en la era de
 Hatad, dijeron:  Llanto grande es éste de los Egipcios; por eso fue 
llamado su nombre Abel Mizrayin, que está al otro lado del Jordán. (Los Cananeos no entendían lo que estaba haciendo José, creían que era algún tipo de ritual respecto a los Egipcios.)
    12 Hicieron, pues, sus hijos (los hijos de Jacob) con él, según les había mandado;
   
 13 Pues lo llevaron sus hijos a la tierra de Canaán, y le sepultaron en
 la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el 
mismo campo, para heredad de sepultura, de Efrón el hitita, delante de 
Mamré (Abraham,
 Isaac y Jacob fueron muy ricos en rebaños, oro y plata; sin embargo, 
cuando murieron, lo único que se llevaron consigo fue su Fe).
JOSÉ
   
 14 Y regresó José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que subieron
 con él a sepultar a su padre, después que le hubo sepultado.
   
 15 Y viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: 
Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le 
hicimos. (Los
 hermanos de José nunca entendieron del todo quién era su hermano, o lo 
que él era. Ahora que Jacob había muerto, ellos esperaban mal de José. 
Ellos no podían, y quizá no quisieron, entender que José, siendo un Tipo
 de Cristo, les trataría, no con juicio, sino con Misericordia y 
Gracia.)
    16 Y enviaron a decir a José:  Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo (afirmaron
 que Jacob había dicho antes de morir que ellos debían pedir a José que 
los perdonara por el gran pecado que cometieron contra él).
   
 17 Así diréis a José:  Te ruego que perdones ahora la maldad de tus 
hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto ahora te rogamos
 que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre (ellos están repitiendo a José las palabras que Jacob les había dicho). Y José lloró mientras hablaban. (Con
 respecto a esto, Williams dice: «La incredulidad incurable del corazón 
se ilustra por los pensamientos crueles de los hermanos de José respecto
 a su afecto para ellos. Esta incredulidad conmovió a José a llorar; y 
en su acción y lenguaje, de nuevo él se destaca, tal vez como el Tipo de
 Cristo más extraordinario en la totalidad de la Biblia».)
    18 Y vinieron también sus hermanos, y se postraron delante de él, y dijeron:  Henos aquí por tus siervos. (Este
 Versículo registra las últimas cinco veces que los hermanos se 
postraron ante José, cumpliendo los sueños [37:5-11]. Un día, en su 
mayor cumplimiento, que será en los últimos días, Israel se rendirá a 
los Pies del SEÑOR Jesucristo, del Cual José era un Tipo.)
    19 Y les respondió José:  No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? (La
 pregunta de José, en efecto, dice: «Yo no soy el Juez y, por lo tanto, 
yo no castigo. Si hay algún castigo proporcionado, será Dios quien lo 
hace, y no yo. No tienen nada que temer de mí».)
   
 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, pero Dios lo encaminó a bien, 
para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. (Este
 Versículo contiene una de las más grandes Promesas que se encuentra en 
toda la Palabra de Dios. Dios puede tomar el mal que se planeó en contra
 del Creyente, es decir, si el Creyente confía plenamente, y lo cambia a
 bien, hasta que todo lo que queda es el bien.)
    21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón (un Tipo perfecto de Cristo).
LA MUERTE DE JOSÉ
    22 Y estuvo José en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años.
   
 23 Y vio José los hijos de Efraín hasta la tercera generación; también 
los hijos de Maquir, hijo de Manasés, fueron criados sobre las rodillas 
de José. (José
 tenía 110 años cuando murió. Él vivió en Egipto 93 años, y los 
descendientes de su padre vivieron allí 215 años. Este hombre que fue 
vendido como esclavo a Egipto llegó a ser el gobernador de la nación más
 poderosa y rica sobre la faz de la Tierra. Él fue sin duda uno de los 
Tipos más hermosos de Cristo que haya vivido.)
   
 24 Y José dijo a sus hermanos:  Yo me muero; pero Dios ciertamente os 
visitará, y os hará subir de aquella tierra a la tierra que juró a 
Abraham, a Isaac, y a Jacob. (Al
 mencionar José los nombres de su bisabuelo, su abuelo y su padre 
describen el hecho que cuando le fue entregada la antorcha de la Fe, él 
no permitió que se apagara.)
    25 E hizo jurar José a los Hijos de Israel, diciendo:  Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos. (Cuando
 los Hijos de Israel salieron de Egipto, unos 3 millones de personas, 
que sería aproximadamente 122 años más tarde, Moisés con mucho cuidado 
«tomó consigo los huesos de José» [Éx. 13:19]. Vagaron unos 40 años en 
el desierto, se suman aproximadamente 162 años desde que murió José, sin
 duda, Josué ofició la sepultura de esos huesos sagrados — sagrados 
debido a la Fe.)
   26 Y murió José de edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto. (El
 Libro de Génesis comienza con vida y termina con muerte. Comienza con 
la creación y termina con un ataúd. Comienza con un Dios viviente y 
termina con un hombre muerto, y todo debido a la Caída.)
    Salmo 87:  Los
 cimientos de la ciudad de Dios están en el santo monte. El Señor ama 
las entradas de *Sión más que a todas las moradas de Jacob. De ti, 
ciudad de Dios, se dicen cosas gloriosas: Selah. "Entre los que me 
reconocen puedo contar a Rahab y a Babilonia, a Filistea y a Tiro, lo 
mismo que a Cus. Se dice: Éste nació en Sión. " De Sión se dirá, en 
efecto: "Éste y aquél nacieron en ella. El Altísimo mismo la ha 
establecido." El Señor anotará en el registro de los pueblos: "Éste 
nació en Sión." Selah. Y mientras cantan y bailan, dicen: "En ti se 
hallan todos mis orígenes."    Proverbios 13: El
 hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no 
hace caso a la reprensión. Quien habla el bien, del bien se nutre, pero 
el infiel padece hambre de violencia. El que refrena su lengua protege 
su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. El perezoso 
ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. El 
justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra. La  
 justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al 
pecador. Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece 
ser pobre, y todo lo tiene. Con su riqueza el rico pone a salvo su vida,
 pero al pobre no hay ni quien lo amenace. La luz de los justos brilla 
radiante, pero los malvados son como lámpara apagada. El orgullo sólo 
genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. El 
dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se 
enriquece. La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido 
es un árbol de vida. Quien se burla de la instrucción tendrá su 
merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa. La 
enseñanza de los sabios es fuente de vida, y libera de los lazos de la 
muerte. El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no 
cambia. El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su 
necedad. El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable
 aporta la solución. El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y 
deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores. El 
deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. 
El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, 
saldrá mal parado. Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo 
recompensa el bien. El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las 
riquezas del pecador se quedan para los justos. En el campo del pobre 
hay abundante comida, pero ésta se pierde donde hay injusticia. No 
corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo. El justo come 
  hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.    
El Libro de Segunda Corintios Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS  
CAPÍTULO 1 
(60 d.C.) 
INTRODUCCIÓN
PABLO,
 Apóstol de Jesucristo por la Voluntad de Dios, y Timoteo el hermano (el
 Llamado del Apóstol tiene la intención por el Señor de servir como el 
líder de facto de la Iglesia, y lo hace así por el Mensaje dado al 
Apóstol; el saludo presenta un alto honor para Timoteo), a la Iglesia de
 Dios que está en Corinto (su segunda Epístola a esta Iglesia, de la 
cual tenemos un registro), juntamente con todos los Santos que están por
 toda la Acaya (se refiere a toda Grecia): 2
 Gracia (que viene por medio de la Cruz) y Paz (La Paz que resulta de la
 Obra del Espíritu Santo en la Santificación, que es el resultado de la 
Gracia) a vosotros de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo (Quien 
pagó el precio por esto en la Cruz).  ACCIÓN DE GRACIAS  3
 Bendito sea el Dios y Padre del Señor Jesucristo (presenta a Jesús como
 la Deidad y Dios como Su Propio Padre, que no puede decirse de nadie 
más), el Padre de Misericordias (Padre Misericordioso), y el Dios de 
toda consolación (alivio y consuelo); 4
 El Cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones (no niega el hecho
 de la tribulación, pero garantiza realmente el consuelo en medio de la 
tribulación), para que podamos también nosotros consolar a los que están
 en cualquier angustia, con la consolación con que nosotros somos 
consolados de Dios (consolaremos a otros de la misma forma como hemos 
sido consolados). 5
 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo 
(corresponde a la Fe puesta en la Cruz, y que experimentamos sus 
ventajas gloriosas), así abunda también por el mismo Cristo nuestra 
consolación. (Podemos ofrecer este consuelo de la Cruz a cualquier 
Creyente.) 6
 Mas si somos atribulados (la ofensa de la Cruz [Gál. 5:11]), es por 
vuestra consolación y Salud (lo que el Señor nos ha mostrado acerca de 
la Cruz será de gran beneficio suyo), la cual se experimenta en el 
sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos (ustedes 
sufrirán la ofensa de la Cruz también): o si somos consolados, es por 
vuestra consolación y Salvación. ("El Consuelo" está en la Cruz, la cual
 siempre garantiza lo que se necesita.) 7
 Y nuestra esperanza de vosotros es firme; estando ciertos que como sois
 compañeros de las aflicciones, así también lo sois de la consolación. 
(Aquellos que sufren la ofensa de la Cruz también experimentarán el 
consuelo de la Cruz.) 8
 Porque Hermanos, no queremos que ignoréis de nuestra tribulación que 
nos fue hecha en Asia (no explica exactamente lo que es), que 
sobremanera fuimos cargados sobre nuestras fuerzas de tal manera que 
estuviésemos en duda de la vida (si algo odia Satanás, es la Cruz lo que
 odia; por eso, él atacará a aquellos que Predican a “Cristo y Él 
Crucificado,” y los atacará fuertemente): 9
 Mas nosotros tuvimos en nosotros mismos respuesta de muerte (Pablo 
pensaba que él iba a morir), para que no confiemos en nosotros mismos, 
sino en Dios que levanta los muertos (la prueba tiene la intención de 
enseñar no sólo la sumisión, sino la confianza absoluta en Dios [Jer. 
17:5]): 10
 El Cual nos libró (el Creyente no puede morir hasta que el Señor 
considere que haya terminado su obra), y nos libra de tanta muerte (lo 
anterior se refería al pasado, mientras que esto se refiere al 
presente): en El Cual esperamos que aún nos librará (confiamos en el 
Señor por el futuro); 11
 Ayudándonos también vosotros con oración por nosotros (la convicción 
profunda de la eficacia de la oración intercesora de Pablo [Rom. 
15:30-31; Fil. 1:19; File., v. 22]), para que por el don hecho a 
nosotros por medio de muchos, por muchos sean hechas gracias por 
nosotros. (A él le pareció que las oraciones de estos Creyentes 
contribuyeron enormemente hacia su liberación, ¡y sin duda así sucedió!)  POSTERGACIÓN  12
 Porque nuestra gloria es esta (gloriarse en el Señor): el testimonio de
 nuestra conciencia (una conciencia buena), que con simplicidad y 
sinceridad de Dios (la sencillez de Cristo, que se refiere a la Cruz [II
 Cor. 11:3]), no con sabiduría carnal (lo que está fuera de la Cruz), 
mas con la Gracia de Dios (hecho posible por la Cruz), hemos conversado 
(comportamiento) en el mundo, y mucho más con vosotros. (Lo que la Cruz 
ha hecho posible en mi vida tiene el propósito de darle beneficio 
abundante.) 13
 Porque no os escribimos otras cosas de las que leéis, o también 
conocéis (lo que os escribimos es lo que somos); y espero que aun hasta 
el fin las conoceréis (el Mensaje del Apóstol no cambiaría, y él no 
cambiaría); 14
 Como también en parte habéis conocido (algunos en la Iglesia de Corinto
 no reconocieron el Apostolado de Pablo, por eso no reconocieron todo lo
 que él escribió como algo que procedía de Dios) que somos vuestra 
gloria (regocijándose en el hecho de que tenían a Pablo como su 
Maestro), así como también vosotros la nuestra (regocijándose en el 
hecho de que él podía enseñarles y observarlos crecer en la Gracia), 
para el Día del Señor Jesús. (Se refiere al “Tribunal de Cristo.”) 15
 Y con esta confianza quise primero ir a vosotros (el Apóstol tenía 
mucha confianza de que la mayoría en la Iglesia en Corinto lo recibirían
 favorablemente), para que tuvieseis una segunda gracia (para que él 
pudiera instruirles más acerca de la Cruz); 16
 Y por vosotros pasar a Macedonia (él había planeado detenerse cuando 
estuviera de paso en Corinto), y de Macedonia venir otra vez a vosotros 
(se refiere a una segunda visita que anhelaba hacer; en efecto, no 
realizó otra visita en ese entonces), y ser vuelto de vosotros a Judea 
(marcharse de Corinto para Judea; el nuevo plan ya no fue dividir su 
visita en Corinto, sino quedarse de una vez en aquella ciudad como se 
relata en I Cor. 16:6). 17
 Así que, al haber propuesto esto, ¿usé quizá de liviandad? (Se refiere a
 como él cambiaba su parecer con respecto a la visita propuesta a 
Corinto, por lo menos, en cuanto a la fecha.) o lo que pienso hacer, ¿lo
 pienso según la carne (desde luego algunos acusaron a Pablo de no 
conocer la Mente del Espíritu), para que haya en mí Sí y No? (¡Algunos 
estaban diciendo que su "Sí" no quería decir sí, y su "No" no quería 
decir no!) 18 Antes, Dios fiel sabe que nuestra palabra para con vosotros no es Sí y No (no es inconstante). 19
 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que por nosotros ha sido entre 
vosotros Predicado (coloca el argumento en cuanto a la integridad de 
Pablo directamente en el Evangelio que él Predicaba), por mí y Silvano y
 Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en Él (conlleva la idea de 
Alguien Que no cambia [I Sam. 15:29; Mal. 3:6]). 20
 Porque todas las Promesas de Dios son en Él (en Cristo) Sí, y en Él 
Amén (significa que estas Promesas no cambiarán), por nosotros a Gloria 
de Dios (nuestra Predicación de la Cruz a ustedes traerá Gloria a 
Dios).  21
 Y El Que (Dios) nos confirma con vosotros en Cristo (Dios es capaz de 
guardar a todas las personas que Él salva), y El Que nos ungió, es Dios 
(tenemos estos beneficios como resultado de lo que Jesús hizo en la 
Cruz); 22
 El Cual también nos ha sellado (un sello de propiedad), y dado las 
arras del Espíritu como garantía en nuestros corazones. (Es una garantía
 que Dios nos dará al final el saldo de todo lo que Él ha Prometido, lo 
que Jesús pagó en la Cruz [Rom. 8:23].) 23
 Mas yo llamo a Dios por testigo sobre mi alma (da la razón del retraso 
de su visita), que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a
 Corinto. (En cambio había optado por enviar su Primera Epístola a 
Corinto, que prepararía el camino para una visita cuando él llegara. Él 
sintió la dirección del Espíritu que así sería lo mejor para tratar con 
los problemas en Corinto.) 24
 No que nos enseñoreemos (dominación) de vuestra Fe (en realidad una 
referencia a la frase anterior “que por ser indulgente con vosotros”), 
mas somos ayudadores de vuestro gozo (más bien, él quiso ser de 
Bendición): porque por la Fe estáis firmes. (La Fe en Cristo y la Cruz 
presenta el único modo de que alguien pueda estar firme.)  
Primera Corintios Capítulo 13: 
Si
 hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más 
que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don 
de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y 
si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no 
soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
 cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano 
con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni 
jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no 
se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la 
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo 
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, 
mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y 
el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de 
manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto 
desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, 
razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de 
niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero 
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero 
entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas
 tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de 
ellas es el amor.  
Hebreos 10:35-12:4 
Así
 que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
 Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la 
voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy 
poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo 
vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero 
nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, 
sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la 
garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a 
ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo
 fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino 
de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más 
aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, 
pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, 
habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar 
la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser 
llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe
 es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios 
tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por 
la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor 
reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó
 al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por
 la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde 
recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la 
fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas
 de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, 
porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es 
arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad
 y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, 
porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este 
solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las
 estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. 
Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas 
prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran
 extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente 
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
 pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido 
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, 
es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser 
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había 
recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo 
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se 
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene 
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, 
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
 Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, 
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
 y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de 
su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio 
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién 
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron 
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
 fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del 
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
 efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del 
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la 
mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle 
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo 
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
 para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel.
 Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando
 los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las 
murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su 
alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los 
desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a 
decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  
David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, 
hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, 
apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; 
sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y 
pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la 
resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a
 golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los 
pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e 
incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la 
mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para 
allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, 
afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin 
rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos 
obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio 
el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a
 la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por 
tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande
 de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del 
pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que 
tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y 
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó
 la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está
 sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel 
que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para 
que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran 
contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su 
sangre.  
Romanos 8:
Por
 lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a 
Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según
 el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha 
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo 
liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios 
envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de 
pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así 
condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas 
demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la 
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a 
la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza;
 en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los 
deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la
 mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad 
pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es
 capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no 
pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza
 pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive 
en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del 
pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la 
justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los 
muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  
 muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su 
Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una 
obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. 
Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del 
Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque 
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y 
ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, 
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
 ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos 
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y 
coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos
 parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan 
los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en 
nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
 Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su 
propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme
 esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción 
que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de
 Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera 
dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que 
tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras 
aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de 
nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la 
esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? 
Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos 
nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a 
ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por 
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que 
examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el
 Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. 
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de 
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. 
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser 
transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
 entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los 
que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los 
glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, 
¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio 
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos 
generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que 
Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo 
Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e
 intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La 
tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el
 peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos 
amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al
 matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio
 de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la 
vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni
 los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la 
creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en 
Cristo Jesús nuestro Señor. 
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home