13 February 2019

El 13 de febrero Lectura Bíblica Diaria

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El 13 de febrero Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 66 a Jeremías 1 a 2:

Así dice el Señor: "El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué casa me pueden construir? ¿Qué morada me pueden ofrecer? Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir afirma el Señor. "Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra. Pero los que sacrifican toros son como los que matan hombres; los que ofrecen corderos son como los que desnucan perros; los que presentan ofrendas de grano son como los que ofrecen sangre de cerdo, y los que queman ofrendas de incienso son como los que adoran ídolos. Ellos han escogido sus propios caminos, y se deleitan en sus abominaciones. Pues yo también escogeré aflicciones para ellos y enviaré sobre ellos lo que tanto temen. Porque nadie respondió cuando llamé; cuando hablé, nadie escuchó. Más bien, hicieron lo malo ante mis ojos y optaron por lo que no me agrada." ¡Escuchen la palabra del Señor, ustedes que tiemblan ante su palabra!: "Así dicen sus hermanos que los odian y los excluyen por causa de mi nombre: ¡Que el Señor sea glorificado, para que veamos la alegría de ustedes! Pero ellos serán los avergonzados. Una voz resuena desde la ciudad, una voz surge del templo: que da a sus enemigos su merecido. "Antes de estar con dolores de parto, Jerusalén tuvo un hijo; antes que le llegaran los dolores, dio a luz un varón. ¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto jamás cosa igual? ¿Puede una nación nacer en un solo día? ¿Se da a luz un pueblo en un momento? Sin embargo, Sión dio a luz sus hijos cuando apenas comenzaban sus dolores. ¿Podría yo abrir la matriz, y no provocar el parto? dice el Señor. ¿O cerraría yo el seno materno, siendo que yo hago dar a luz? dice tu Dios. Mas alégrense con Jerusalén, y regocíjense  por ella, todos los que la aman; salten con ella de alegría, todos los que por ella se conduelen. Porque ustedes serán amamantados y saciados, y hallarán consuelo en sus pechos; beberán hasta saciarse, y se deleitarán en sus henchidos senos." Porque así dice el Señor: "Hacia ella extenderé la paz como un torrente, y la riqueza de las naciones como río desbordado. Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos, mecidos en sus rodillas. Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes; en Jerusalén serán consolados." Cuando ustedes vean esto, se regocijará su corazón, y su cuerpo florecerá como la hierba; el Señor dará a conocer su poder entre sus siervos, y su furor entre sus enemigos. ¡Ya viene el Señor con fuego! ¡Sus carros de combate son como un torbellino! Descargará su enojo con furor, y su reprensión con llamas de fuego. Con fuego y con espada juzgará el Señor a todo mortal. ¡Muchos morirán a manos del Señor! "Juntos perecerán los que se santifican y se purifican para entrar en los jardines, siguiendo a uno que va al frente, y los que comen carne de cerdo, ratas y otras cosas abominables afirma el Señor. "Yo, por causa de sus acciones y sus ideas, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria. "Les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Pul, Lidia (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, y a las costas lejanas que no han oído hablar de mi fama ni han visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones. Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos dice el Señor. Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al templo del Señor. Y de  ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas dice el Señor. "Porque así como perdurarán en mi presencia el cielo nuevo y la tierra nueva que yo haré, así también perdurarán el nombre y los descendientes de ustedes afirma el Señor. Sucederá que de una luna  nueva a otra, y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí dice el Señor. Entonces saldrán y contemplarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. "Porque no morirá el gusano que los devora, ni se apagará el fuego que los consume: ¡repulsivos serán a toda la humanidad!"
Jeremiah 1-2:
Éstas son las palabras de Jeremías hijo de Jilquías. Jeremías provenía de una familia sacerdotal de Anatot, ciudad del territorio de Benjamín. La palabra del Señor vino a Jeremías en el año trece del reinado de Josías hijo de Amón, rey de Judá. También vino a él durante el reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, y hasta el fin del reinado de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá; es decir, hasta el quinto mes del año undécimo de su reinado, cuando la población de Jerusalén fue deportada. La palabra del Señor vino a mí: "Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones." Yo le respondí: "¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!" Pero el Señor me dijo: "No digas: Soy muy joven, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte." Lo afirma el Señor. Luego extendió el Señor la mano y, tocándome la boca, me dijo: "He puesto en tu boca mis palabras. Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, "para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar." La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: "¿Qué es lo que ves, Jeremías?" "Veo una rama de almendro", respondí. "Has visto bien dijo el Señor, porque yo estoy alerta para que se cumpla mi palabra." La palabra del Señor vino a mí por segunda vez, y me dijo: "¿Qué es lo que ves?" "Veo una olla que hierve y se derrama desde el norte", respondí. Entonces el Señor me dijo: "Desde el norte se derramará la calamidad sobre todos los habitantes del país. Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte afirma el Señor. "Vendrán, y cada uno pondrá su trono a la entrada misma de Jerusalén; vendrán contra todos los muros que la rodean, y contra todas las ciudades de Judá. Yo dictaré sentencia contra mi pueblo, por toda su maldad, porque me han abandonado; han quemado incienso a otros dioses, y han adorado las obras de sus manos. "Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No temas ante ellos, pues de lo contrario yo haré que sí les temas. Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce, contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus autoridades y sus sacerdotes, y contra la gente del país. Pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para librarte", afirma el Señor. La palabra del Señor vino a mí: "Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor: "Recuerdo el amor de tu juventud, tu cariño de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas. Israel estaba consagrada al Señor, era las primicias de su cosecha; todo el que comía de ella sufría las consecuencias, les sobrevenía la calamidad ", afirma el Señor. ¡Escuchen la palabra del Señor, descendientes de Jacob, tribus todas del pueblo de Israel! Así dice el Señor: "¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados, que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras lo que nada vale, y en nada se convirtieron. Nunca preguntaron: ¿Dónde está el Señor que nos hizo subir de Egipto, que nos guió por el desierto, por tierra árida y accidentada, por tierra reseca y tenebrosa, por tierra que nadie transita y en la que nadie vive? Yo los traje a una tierra fértil, para que comieran de sus frutos y de su abundancia. Pero ustedes vinieron y contaminaron mi tierra; hicieron de mi heredad algo abominable. Nunca preguntaron los sacerdotes: ¿Dónde está el Señor? Los expertos en la ley jamás me conocieron; los pastores se rebelaron contra mí, los profetas hablaron en nombre de Baal y se fueron tras dioses que para nada sirven. Por eso, aún voy a entablar un litigio contra ustedes, y también litigaré contra los hijos de sus hijos afirma el Señor. "Crucen a las costas de Chipre, y miren; envíen mensajeros a  Cedar, e infórmense bien; fíjense si ha sucedido algo semejante: ¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses, a pesar de que no son dioses? ¡Pues mi pueblo ha cambiado al que es su gloria, por lo que no sirve para nada! ¡Espántense, cielos, ante esto! ¡Tiemblen y queden horrorizados! afirma el Señor. "Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ¿Acaso es Israel un esclavo? ¿Nació en la esclavitud? ¿Por qué entonces lo saquean? Los leones rugieron contra él, lanzaron fuertes gruñidos. Dejaron desolado su país, sus ciudades fueron incendiadas, y ya nadie las habita. "Para colmo de males, los de Menfis y los de Tafnes te raparon la cabeza. ¿No te ha pasado todo esto por haber abandonado al Señor tu Dios, mientras él te guiaba por el camino? Y ahora, ¿qué sacas con ir a Egipto a beber agua del Nilo? ¿Qué sacas con ir a Asiria a beber agua del Éufrates? Tu maldad te castigará, tu infidelidad te recriminará. es abandonar al Señor tu Dios y no sentir temor de mí afirma el Señor, el Señor Todopoderoso. "Desde hace mucho quebraste el yugo; te quitaste las ataduras y dijiste: ¡No quiero servirte! Sobre toda colina alta, y bajo todo árbol frondoso, te entregaste a la prostitución. Yo te planté, como vid selecta, con semilla genuina. ¿Cómo es que te has convertido en una vid degenerada y extraña? Aunque te laves con lejía, y te frotes con mucho jabón, ante mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad afirma el Señor omnipotente. "¿Cómo puedes decir: No me he contaminado, ni me he ido tras los baales? ¡Considera tu conducta en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho! ¡Camella ligera de cascos, que no puedes quedarte quieta! ¡Asna salvaje que tiras al monte! Cuando ardes en deseos, olfateas el viento; cuando estás en celo, no hay quien te detenga. Ningún macho que te busque tiene que fatigarse: cuando estás en celo, fácilmente te encuentra. "No andes con pies descalzos, que te lastimas, ni dejes que la garganta se te reseque. Pero tú insistes: ¡No tengo remedio! Amo a dioses extraños, y tras ellos me iré. "El pueblo de Israel se avergonzará, junto con sus reyes y autoridades, sacerdotes y profetas, como se avergüenza el ladrón cuando lo descubren. A un trozo de madera le dicen: Tú eres mi padre, y a una piedra le repiten: Tú me has dado a luz. Me han vuelto la espalda; no me quieren dar la cara. Pero les llega la desgracia y me dicen: ¡Levántate y sálvanos! ¿Dónde están, Judá, los dioses que te fabricaste? ¡Tienes tantos dioses como ciudades! ¡Diles que se levanten! ¡A ver si te salvan cuando caigas en desgracia! "¿Por qué litigan conmigo? afirma el Señor. "En vano castigo a mi pueblo, pues rechaza mi corrección. Cual si fuera un león feroz, la espada de ustedes devoró a sus profetas. "Pero ustedes, los de esta generación, presten atención a la palabra del Señor: ¿Acaso he sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres, nunca más volveremos a ti? ¿Acaso una joven se olvida de sus joyas, o una novia de su atavío? ¡Pues hace muchísimo tiempo que mi pueblo se olvidó de mí! ¡Qué mañosa eres para conseguir amantes! ¡Hasta las malas mujeres han aprendido de ti! Tienes la ropa manchada de sangre, de sangre de gente pobre e inocente, a los que nunca sorprendiste robando. Por todo esto te voy a juzgar: por alegar que no has pecado, por insistir en tu inocencia, por afirmar: ¡Dios ya no está enojado conmigo! ¡Con qué ligereza cambias de parecer! Pues también Egipto te defraudará, como te defraudó Asiria. Saldrás de allí con las manos en la nuca, porque el Señor ha rechazado a aquellos en quienes confías, y no prosperarás con ellos.


Salmos 62:
Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector. ¡Jamás habré de caer! ¿Hasta cuándo atacarán todos ustedes a un hombre para derribarlo? Es como un muro inclinado, ¡como una cerca a punto de derrumbarse! Sólo quieren derribarlo de su lugar de preeminencia. Se complacen en la mentira: bendicen con la boca, pero maldicen con el corazón. Selah. Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer. Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios! Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah. Una quimera es la gente de humilde cuna, y una mentira la gente de alta alcurnia; si se les pone juntos en la balanza, todos ellos no pesan nada. No confíen en la extorsión ni se hagan ilusiones con sus rapiñas; y aunque se multipliquen sus riquezas, no pongan el corazón en ellas. Una cosa ha dicho Dios, y dos veces lo he escuchado: Que tú, oh Dios, eres poderoso; que tú, Señor, eres todo amor; que tú pagarás a cada uno según lo que merezcan sus obras.


Proverbios 27:
No te jactes del día de mañana, porque no sabes lo que el día traerá. No te jactes de ti mismo; que sean otros los que te alaben. Pesada es la piedra, pesada es la arena, pero más pesada es la ira del necio. Cruel es la furia, y arrolladora la ira, pero ¿quién puede enfrentarse a la envidia? Más vale ser reprendido con franqueza que ser amado en secreto. Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa. Al que no tiene hambre, hasta la miel lo empalaga; al hambriento, hasta lo amargo le es dulce. Como ave que vaga lejos del nido es el hombre que vaga lejos del hogar. El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo. No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre. No vayas a la casa de tu hermano cuando tengas un problema. Más vale vecino cercano que hermano distante. Hijo mío, sé sabio y alegra mi corazón; así podré responder a los que me desprecian. El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. Toma la prenda del que salga fiador por un extraño; reténla en garantía si la entrega por la mujer ajena. El mejor saludo se juzga una impertinencia cuando se da a gritos y de madrugada. Gotera constante en un día lluvioso es la mujer que siempre pelea. Quien la domine, podrá dominar el viento y retener aceite en la mano. El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre. El que cuida de la higuera comerá de sus higos, y el que vela por su amo recibirá honores. En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona. El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos. En el crisol se prueba la plata; en el horno se prueba el oro; ante las alabanzas, el hombre. Aunque al necio lo muelas y lo remuelas, y lo machaques como al grano, no le quitarás la necedad. Asegúrate de saber cómo están tus rebaños; cuida mucho de tus ovejas; pues las riquezas no son eternas ni la fortuna está siempre segura. Cuando se limpien los campos y brote el verdor, y en los montes se recoja la hierba, las ovejas te darán para el vestido, y las cabras para comprar un campo; tendrás leche de cabra en abundancia para que se alimenten tú y tu familia, y toda tu servidumbre.


Juan 15:


CAPÍTULO 15
(33 d.C.)
LA VID VERDADERA

YO soy la Vid Verdadera (el Verdadero Israel, como Él es la Verdadera Iglesia, y el Verdadero Hombre; más expresamente, Él Solo es la Fuente de Vida), y Mi Padre es el Viñador (se refiere a Dios el Padre no simplemente como el Viñador, sino también el Dueño por así decirlo).
2 Todo pámpano (Creyente) que en Mí (para tener la Salvación, debemos estar “en Cristo” que se refiere a la confianza en lo que Él hizo en la Cruz) no lleva fruto (el Espíritu Santo Solo puede producir el fruto dentro de nuestras vidas, y Él hace tal por la Obra Terminada de Cristo, que exige que la Cruz sea siempre el Objeto de nuestra Fe), le quitará (si el Creyente rechaza la Cruz, al final, será quitado del Cuerpo de Cristo): y todo aquel que lleva fruto (tiene algún entendimiento de Cristo y la Cruz), le limpiará (usa cualquier medio necesario para que la Cruz sea el Objeto total de la Fe de la persona), para que lleve más fruto (sólo cuando la Cruz sea el Objeto total de la Fe de la persona puede el Espíritu Santo realizar Su Obra de producir el fruto apropiado [Rom. 8:1-2, 11]).
3 Ya vosotros sois limpios por la Palabra que os he hablado (la respuesta, como siempre, se encuentra en la Palabra de Dios; la Historia de la Biblia es “Jesucristo y Él Crucificado”).
4 Estad en Mí (fije su mirada exclusivamente en Él, y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz), y Yo en vosotros (si permanecemos correctamente en Él, lo cual sólo podemos hacer por medio de hacer siempre la Cruz el Objeto de nuestra Fe, por lo tanto Él permanecerá en nosotros sin falta). Como el pámpano (Creyente) no puede llevar fruto de sí mismo (¡no puede Santificarse a sí mismo! ¡es imposible!), si no estuviere en la Vid (permanecer en Él se refiere al hecho de que entendemos que cada solución que buscamos, cual sea la necesidad, se encuentra sólo en Cristo y la Cruz; nunca debemos separar a Cristo de la Cruz [I Cor. 1:23; 2:2]); así ni vosotros, si no estuviereis en Mí.
5 Yo soy la Vid (no es la Iglesia, ni un Predicador en particular, ni siquiera una Doctrina concreta, sino Cristo Solo), vosotros los pámpanos (los Creyentes): el que está en mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto (lo volvemos a decir; el Creyente tiene que entender que todo lo que recibimos de Dios proviene exclusivamente mediante Cristo y la Cruz; ya que eso es el caso, la Cruz debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe; entonces el Espíritu Santo puede crecer Su fruto dentro de nuestras vidas; ¡no se puede hacer de ninguna otra forma!): porque sin Mí (lo que Él hizo por nosotros en la Cruz) nada podéis hacer (el Creyente debe leer aquella frase una y otra vez).
6 El que en Mí no estuviere (rehusa aceptar la Cruz, lo que significa que él sirve a “otro Jesús” [II Cor. 11:4]), será echado fuera como mal pámpano (es quitado de la Fuente de la Vida), y se secará (sin la Fe apropiada en Cristo y la Cruz, el Creyente al final se marchita); y los recogen, y los echan en el fuego, y arden (¡la implicación es asombrosa! si la Fe apropiada en Cristo y en la Cruz no se mantiene, el resultado final es el Infierno eterno).
7 Si estuviereis en Mí (mantenga su Fe afianzada en Cristo y en la Cruz), y Mis Palabras estuvieren en vosotros (de hecho, la totalidad de la Palabra de Dios es la Historia “de Cristo y la Cruz”), pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho (la Fe apropiada en Cristo y la Cruz desea sólo la Voluntad de Dios, cuya Voluntad ya responde para que se lleve a cabo).
8 En esto es glorificado Mi Padre (que los Creyentes coloquen total y completamente su Fe exclusiva en Cristo y la Cruz), en que llevéis mucho fruto (Jesús no murió en vano, sino que Su Muerte en la Cruz producirá “mucho fruto”); y seáis así Mis Discípulos (Luc. 9:23-24).
9 Como el Padre me amó (el Padre Celestial nos ama como corresponde, al permanecer en Cristo), también Yo os he amado (el Buen Pastor da Su Vida por las ovejas): estad en Mi Amor (podemos seguir en Su Amor, con tal que sigamos en nuestra Fe, cuya Fe tiene que hacer siempre la Cruz su Objeto).
10 Si guardareis Mis Mandamientos (sólo cuando el Espíritu Santo obra en nosotros, lo que Él hace según nuestra Fe en Cristo y la Cruz), estaréis en Mi Amor (se puede cumplir sólo en la manera que ya se mencionó); como Yo también he guardado los Mandamientos de Mi Padre, y estoy en Su Amor (el Mandamiento del Padre en cuanto a Cristo era que Él tenía que ir a la Cruz [Mat. 16:21-24]; Su Mandamiento a nosotros es que siempre mantengamos a Cristo Solo y la Cruz el Objeto de nuestra Fe [Jn. 6:53]).
11 Estas cosas os he hablado, para que Mi Gozo esté en vosotros (Su Gozo permanece en nosotros, sólo cuando nuestra Fe está correctamente puesta en Él y la Cruz), y vuestro gozo sea cumplido (el Cristiano no puede experimentar una “plenitud de gozo” hasta que tenga un buen entendimiento de la Cruz, lo que significa que hasta entonces es que comprende bien a Cristo).
12 Este es Mi Mandamiento, Que os améis los unos a los otros (solamente cuando tengamos un buen entendimiento de la Cruz), como Yo os he amado (Él nos amó tanto que dio Su Vida por nosotros).
13 Nadie tiene mayor amor que este (la personificación del amor), que ponga alguno su vida por sus amigos (describe la Cruz, como es evidente).
14 Vosotros sois Mis amigos (en consecuencia, entrego Mi Vida por vosotros), si hiciereis las cosas que Yo os Mando (como se expresó antes, solamente podemos hacer lo que Él Manda, cuando permitimos que el Espíritu Santo tenga libertad en nuestras vidas, lo cual es por medio de hacer siempre la Cruz el Objeto de nuestra Fe).
15 Ya no os llamaré siervos (la Fe en Cristo y la Cruz Sola puede elevar al Creyente a una nueva condición); porque el siervo no sabe lo que hace su señor (cuando se coloca incorrectamente la fe, el Señor no puede confiar en nosotros): mas os he llamado amigos; porque todas las cosas que oí de Mi Padre, os di a conocer (¡por lo tanto, no tenemos excusa!).
16 No me elegisteis vosotros a Mí, mas Yo os elegí a vosotros (en realidad, no es que nosotros encontramos al Señor; la verdad es que Él nos encuentra), y os he puesto (nos ha elegido para algún propósito) para que vayáis y llevéis fruto (como se expresó anteriormente, sólo se puede hacer esto por medio de mirar siempre a la Cruz [Gál. 6:14]), y vuestro fruto permanezca (mientras que nuestra Fe permanezca en la Cruz, el fruto permanecerá): para que todo lo que pidiereis del Padre en Mi Nombre (usar Su Nombre siempre se refiere a la victoria que Él ganó en la Cruz), Él os lo dé.
17 Esto os Mando, Que os améis los unos a los otros (si coloca la Fe incorrectamente, no hay amor, ni siquiera podrá haber amor).

EL ODIO

18 Si el mundo os aborrece (es definitivo que será así, si usted hace a Cristo y la Cruz el Objeto de su Fe), sabed que a Mí Me aborreció antes que a vosotros (¿Por qué? El mundo rehusa admitir debido a su perversidad a que Dios tuvo que hacerse hombre y morir en una Cruz a fin de que los hombres pudieran ser Salvos. Por lo tanto, Cristo carga el peso de aquella animosidad).
19 Si fuerais del mundo (contempla un camino de otra manera que Cristo y la Cruz), el mundo amaría lo suyo (el mundo ama a los suyos, y los suyos aman al mundo): mas porque no sois del mundo (rehusa aceptar las soluciones propuestas por el mundo), antes Yo os elegí del mundo (nos extrajo del sistema del mundo para llevarnos al camino del Señor), por eso os aborrece el mundo (el mundo nos odia porque desmentimos sus soluciones propuestas, y afirmamos que Cristo es la única respuesta; lo cual perturba el orgullo del hombre).
20 Acordaos de la palabra que Yo os he dicho, No es el siervo mayor que su Señor ([Jn. 13:16], en ese pasaje trata acerca de la humildad; en este pasaje trata con respecto a la oposición). Si a Mí Me han perseguido (y realmente fue así), también a vosotros perseguirán (la mayor parte de la persecución vendrá del mundo de religión); si han guardado Mi Palabra (no lo hicieron), también guardarán la vuestra (significa que el mundo no aceptará nuestra solución de Cristo y Él Crucificado).
21 Mas todo esto os hará por causa de Mi Nombre (el Nombre que es ensalzado con más amor, y al mismo tiempo con más contención, es el Nombre de Jesús), porque no conocen Al Que Me ha enviado (a pesar de las afirmaciones de las religiones del mundo, si ellos rechazan a Cristo, significa que no conocen a Dios).
22 Si no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado (el pecado de rechazar a Cristo, es el mayor pecado de todos): mas ahora no tienen excusa de su pecado (quiere decir que desde el acontecimiento de la Cruz, el mundo no tiene excusa alguna).
23 El que Me aborrece también a Mi Padre aborrece (de todas las maneras posibles, Jesús volvía a declarar varias veces que era imposible separarlo del Padre o el Padre de Él).
24 Si no hubiese hecho entre ellos Obras cuales ningún otro ha hecho, no tendrían pecado (Su Predicación, Enseñanza y Milagros revelaron claramente Quién era Él): mas ahora las han visto, y Me aborrecen tanto a Mí y a Mi Padre (la condena más horrible que se puede pronunciar en los seres mortales).
25 Mas para que se cumpla la Palabra que está escrita en su Ley (no significa que ellos fueron obligados a hacer esta cosa, sino que se predijo que lo harían), Que sin causa Me aborrecieron (Sal. 35:19; 69:4).
26 Empero cuando viniere el Consolador (el Ayudador), El Cual (el Espíritu Santo) Yo os enviaré del Padre (presenta a Jesús como el Bautizador con el Espíritu Santo [Mat. 3:11; Jn. 1:31-33]), aun el Espíritu de Verdad (tiene que ver con la veracidad de la Palabra de Dios; el Espíritu Santo supervisó su redacción, desde Moisés que comenzó con el Libro de Génesis, hasta la conclusión que recibió Juan en la Isla de Patmos), el cual procede del Padre (el Padre enviando al Espíritu Santo en nombre de Jesús y por la Autoridad de Jesús), Él dará testimonio de Mí (de Quién Cristo es [Dios] y Lo Que Cristo hizo — la Cruz).
27 Y vosotros daréis testimonio (los Apóstoles), porque estáis conmigo desde el principio (se refiere a ellos que observan todo lo que Él hizo y dijo [Ef. 2:20]).


1 Corintios 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta* sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conferme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e  intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero."* Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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