31 August 2017

El 1 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre
SonLifeTV.com/español
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1



El 1 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:


Nehemías 5 a 7:

Los hombres y las mujeres del pueblo protestaron enérgicamente contra sus hermanos judíos, pues había quienes decían: "Si contamos a nuestros hijos y a nuestras hijas, ya somos muchos. Necesitamos conseguir trigo para subsistir." Otros se quejaban: "Por conseguir trigo para no morirnos de hambre, hemos hipotecado nuestros campos, viñedos y casas." Había también quienes se quejaban: "Tuvimos que empeñar nuestros campos y viñedos para conseguir dinero prestado y así pagar el tributo al rey. Y aunque nosotros y nuestros hermanos somos de la misma sangre, y nuestros hijos y los suyos son iguales, a nosotros nos ha tocado vender a nuestros hijos e hijas como esclavos. De hecho, hay hijas nuestras sirviendo como esclavas, y no podemos rescatarlas, puesto que nuestros campos y viñedos están en poder de otros." Cuando oí sus palabras de protesta, me enojé muchísimo. Y después de reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes: ¡Es inconcebible que sus propios hermanos les exijan el pago de intereses! Convoqué además una gran asamblea contra ellos, y allí les recriminé: Hasta donde nos ha sido posible, hemos rescatado a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos a los paganos. ¡Y ahora son ustedes quienes venden a sus hermanos, después de que nosotros los hemos rescatado! Todos se quedaron callados, pues no sabían qué responder. Yo añadí: Lo que están haciendo ustedes es incorrecto. ¿No deberían mostrar la debida reverencia a nuestro Dios y evitar así el reproche de los paganos, nuestros enemigos? Mis hermanos y mis criados, y hasta yo mismo, les hemos prestado dinero y trigo. Pero ahora, ¡quitémosles esa carga de encima! Yo les ruego que les devuelvan campos, viñedos, olivares y casas, y también el uno por ciento de la plata, del trigo, del vino y del aceite que ustedes les exigen. Está bien respondieron ellos, haremos todo lo que nos has pedido. Se lo devolveremos todo, sin exigirles nada. Entonces llamé a los sacerdotes, y ante éstos les hice jurar que cumplirían su promesa. Luego me sacudí el manto y afirmé: ¡Así sacuda Dios y arroje de su casa y de sus propiedades a todo el que no cumpla esta promesa! ¡Así lo sacuda Dios y lo deje sin nada! Toda la asamblea respondió: ¡Amén! Y alabaron al Señor, y el pueblo cumplió lo prometido. Desde el año veinte del reinado de Artajerjes, cuando fui designado gobernador de la tierra de Judá, hasta el año treinta y dos, es decir, durante doce años, ni mis hermanos ni yo utilizamos el impuesto que me correspondía como gobernador. En cambio, los gobernadores que me precedieron habían impuesto cargas sobre el pueblo, y cada día les habían exigido comida y vino por un valor de cuarenta monedas de plata. También sus criados oprimían al pueblo. En cambio yo, por temor a Dios, no hice eso. Al contrario, tanto yo como mis criados trabajamos en la reconstrucción de la muralla y no compramos ningún terreno. A mi mesa se sentaban ciento cincuenta hombres, entre judíos y oficiales, sin contar a los que llegaban de países vecinos. Era tarea de todos los días preparar un buey, seis ovejas escogidas y algunas aves; y cada diez días se traía vino en abundancia. Pero nunca utilicé el impuesto que me correspondía como gobernador, porque ya el pueblo tenía una carga muy pesada. ¡Recuerda, Dios mío, todo lo que he hecho por este pueblo, y favoréceme! Sambalat, Tobías, Guesén el árabe y el resto de nuestros enemigos se enteraron de que yo había reconstruido la muralla, y de que se habían cerrado las brechas (aunque todavía no se habían puesto las puertas en su sitio). Entonces Sambalat y Guesén me enviaron este mensaje: "Tenemos que reunirnos contigo en alguna de las poblaciones del valle de Ono." En realidad, lo que planeaban era hacerme daño. Así que envié unos mensajeros a decirles: "Estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir. Si bajara yo a reunirme con ustedes, la obra se vería interrumpida." Cuatro veces me enviaron este mensaje, y otras tantas les respondí lo mismo. La quinta vez Sambalat me envió, por medio de uno de sus siervos, el mismo mensaje en una carta abierta, que a la letra decía: "Corre el rumor entre la gente y Guesén lo asegura de que tú y los judíos están construyendo la muralla porque tienen planes de rebelarse. Según tal rumor, tú pretendes ser su rey, y has nombrado profetas para que te proclamen rey en Jerusalén, y se declare: ¡Tenemos rey en Judá! Por eso, ven y hablemos de este asunto, antes de que todo esto llegue a oídos del rey." Yo envié a decirle: "Nada de lo que dices es cierto. Todo esto es pura invención tuya." En realidad, lo que pretendían era asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra. "Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!" Fui entonces a la casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mehitabel, que se había encerrado en su casa. Él me dijo: "Reunámonos a puerta cerrada en la casa de Dios, en el interior del templo, porque vendrán a matarte. ¡Sí, esta noche te quitarán la vida!" Pero yo le respondí: ¡Yo no soy de los que huyen! ¡Los hombres como yo no corren a esconderse en el templo para salvar la vida! ¡No me esconderé! Y es que me di cuenta de que Dios no lo había enviado, sino que se las daba de profeta porque Sambalat y Tobías lo habían sobornado. En efecto, le habían pagado para intimidarme y hacerme pecar siguiendo su consejo. De este modo podrían hablar mal de mí y desprestigiarme. "¡Dios mío, recuerda las intrigas de Sambalat y Tobías! ¡Recuerda también a la profetisa Noadías y a los otros profetas que quisieron intimidarme!" La muralla se terminó el día veinticinco del mes de elul. Su reconstrucción había durado cincuenta y dos días. Cuando todos nuestros enemigos se enteraron de esto, las naciones vecinas se sintieron humilladas, pues reconocieron que ese trabajo se había hecho con la ayuda de nuestro Dios. En aquellos días los nobles de Judá se mantuvieron en estrecho contacto con Tobías, pues muchos judíos estaban aliados con él en vista de que era yerno de Secanías hijo de Araj, y de que su hijo Johanán era yerno de Mesulán hijo de Berequías. En mi presencia hablaban bien de mí, pero luego le comunicaban todo lo que yo decía. Tobías, por su parte, trataba de intimidarme con sus cartas. Una vez que se terminó la reconstrucción de la muralla y se colocaron sus puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas. A mi hermano Jananí, que era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos, lo puse a cargo de Jerusalén, junto con Jananías, comandante de la ciudadela. A los dos les dije: "Las puertas de Jerusalén se abrirán cuando ya haya salido el sol, y volverán a cerrarse y se asegurarán con sus barras cuando los porteros estén en sus puestos. Además, los habitantes de Jerusalén montarán guardia, unos en sus puestos y otros frente a su propia casa." La ciudad ocupaba una gran extensión, pero tenía pocos habitantes porque no todas las casas se habían reconstruido. Mi Dios puso en mi corazón el deseo de reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo, para registrarlos según su descendencia; y encontré el registro genealógico de los que habían regresado en la primera repatriación. Allí estaba escrito: La siguiente es la lista de la gente de la provincia, es decir, de aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se había llevado cautivos, y a quienes se les permitió regresar a Jerusalén y a Judá. Cada uno volvió a su propia ciudad, bajo el mando de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvay, Nehúm y Baná. Ésta es la lista de los israelitas que regresaron: de Parós, 2.172 de Sefatías, 372 de Araj, 652 de Pajat Moab, es decir, los de Jesúa y de Joab, 2.818 de Elam, 1.254 de Zatú, 845 de Zacay, 760 de Binuy, 648 de Bebay, 628 de Azgad, 2.322 de Adonicán, 667 de Bigvay, 2.067 de Adín, 655 de Ater, es decir, los de Ezequías, 98 de Jasún, 328 de Bezay, 3 de Jarif, 112 de Gabaón, 95 de Belén y de Netofa, 188 de Anatot, 1 de Bet Azmávet, 42 de Quiriat Yearín, Cafira y Berot, 743 de Ramá y de Gueba, 721 de Micmás, 122 de Betel y de Hai, 123 del otro Nebo, 52 del otro Elam, 1.254 de Jarín, 320 de Jericó, 345 de Lod, Jadid y Ono, 721 de Sená, 3.930 De los sacerdotes descendientes de Jedaías, de la familia de Jesúa, 973 de Imer, 1.052 de Pasur, 1.247 de Jarín, 1.017 De los levitas descendientes de Jesúa y de Cadmiel, que pertenecían a la familia de Hodavías, 74 De los cantores descendientes de Asaf, 148 De los porteros descendientes de Salún, Ater, Talmón, Acub, Jatitá y Sobay, 138 Los servidores del templo eran descendientes de Zijá, Jasufá, Tabaot, Querós, Sigajá, Padón, Lebaná, Jagabá, Salmay, Janán, Guidel, Gajar, Reaías, Rezín, Necoda, Gazán, Uza, Paseaj, Besay, Meunín, Nefisesín, Bacbuc, Jacufá, Jarjur, Baslut, Mejidá, Jarsa, Barcós, Sísara, Temá, Neziaj y Jatifá. Los descendientes de los servidores de Salomón eran de las familias de Sotay, Soféret, Peruda, Jalá, Darcón, Guidel, Sefatías, Jatil, Poquéret Hasebayin y Amón. Los servidores del templo y de los descendientes de los servidores de Salomón, 392 Los siguientes regresaron de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer, pero no pudieron demostrar ascendencia israelita: De los descendientes de Delaías, Tobías y Necoda, 642 De entre los sacerdotes, tampoco pudieron demostrar su ascendencia israelita los siguientes: los descendientes de Jabaías, Cos y Barzilay (este último se casó con una de las hijas de un galaadita llamado Barzilay, del cual tomó su nombre). Éstos buscaron sus registros genealógicos, pero como no los encontraron, fueron excluidos del sacerdocio. A ellos el gobernador les prohibió comer de los alimentos sagrados hasta que un sacerdote decidiera su suerte por medio del urim y el tumim. El número total de los miembros de la asamblea ascendía a cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, sin contar a esclavos y esclavas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Tenían además setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros. Algunos jefes de familia entregaron al tesoro donativos para la obra: el gobernador entregó al tesoro ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales; los jefes de familia entregaron ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata, y el resto del pueblo entregó ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales. Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, la gente del pueblo, los servidores del templo y los demás israelitas se establecieron en sus propias ciudades. Al llegar el mes séptimo, los israelitas ya estaban establecidos en sus ciudades.


Salmo 112:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Álef - Dichoso el que teme al Señor, Bet - el que halla gran deleite en sus mandamientos. Guímel - Sus hijos dominarán el país; Dálet - la descendencia de los justos será bendecida. He - En su casa habrá abundantes riquezas, Vav - y para siempre permanecerá su justicia. Zayin - Para los justos la luz brilla en las tinieblas. Jet - ¡Dios es clemente, compasivo y justo! Tet - Bien le va al que presta con generosidad, Yod - y maneja sus negocios con justicia. Lámed - El justo será siempre recordado; Caf - ciertamente nunca fracasará. Mem - No temerá recibir malas noticias; Nun - su corazón estará firme, confiado en el Señor. Sámej - Su corazón estará seguro, no tendrá temor, Ayin - y al final verá derrotados a sus adversarios. Pe - Reparte sus bienes entre los pobres; Tsade - su justicia permanece para siempre; Qof - su poder será gloriosamente exaltado. Resh - El malvado verá esto, y se irritará; Shin - rechinando los dientes se irá desvaneciendo. Tav - ¡La ambición de los impíos será destruida!



Proverbios 12:
El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. El hombre bueno recibe el favor del Señor, pero el intrigante recibe su condena. Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos. La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos. En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño. Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo. Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen. Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia. Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan. El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña. El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente. Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera. En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto. Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa. Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo. El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto. El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades. El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante. En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz. Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia. El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad. El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra. El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición. El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.



El Libro de Mateo Capítulo 24 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO

CAPÍTULO 24
(33 d.C.)
LA DESTRUCCIÓN PREDICHA
DEL TEMPLO

Y SALIDO Jesús, se iba del Templo (cuando Él se fue, Dios se fue): y se llegaron Sus Discípulos para mostrarle los edificios del Templo (esta estructura era una de las más hermosas del mundo de aquel entonces).
2 Y respondiendo Él les dijo, ¿Veis todo esto? (Interrogación hecha por Cristo en respuesta a los comentarios hechos por Sus Discípulos acerca de la hermosura del Templo.) De cierto os digo, Que no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruida (fue cumplido con exactitud total; ocurrió en el año 70 d.C.).
LAS SEÑALES DEL FIN
DE LA EDAD
3 Y sentándose Él en el Monte de los Olivos (el sitio venidero de Jerusalén por los Romanos algunos treinta y siete años más tarde, comenzó en este punto exacto donde Cristo se sentó), se llegaron a Él los Discípulos en privado (fuera del alcance del oído de muchos Peregrinos en la ciudad para la Pascua), diciendo, Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? (Tiene que ver aquí con la declaración que Él acababa de dar referente a la destrucción del Templo.) Y ¿qué señal habrá de Tu Venida (se refiere a la Segunda Venida), y del fin del mundo? (Debía haber sido traducido la "edad.")
4 Y respondiendo Jesús les dijo (ahora dará el futuro de Israel y cómo tendrá su efecto en la totalidad del mundo), Mirad que nadie os engañe (clasifica el engaño como el arma más poderoso de Satanás).
5 Porque vendrán muchos en Mi Nombre (se refiere básicamente al tiempo inmediatamente antes de la Gran Tribulación venidera, y especialmente la primera mitad), diciendo, Yo Soy el Cristo; y a muchos engañarán (el mayor de éstos será el Anticristo, quien afirmará ser el Mesías).
6 Y oiréis de guerras, y rumores de guerras (han abundado desde el comienzo, pero se acelerará durante la primera mitad de la Gran Tribulación): mirad que no os turbéis (tocante a los Verdaderos Creyentes): porque es necesario que todo esto acontezca (en la actualidad estamos muy cerca al inicio del cumplimiento de lo que Jesús dijo), mas aún no es el fin (el fin será en la Segunda Venida).
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino: y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos, en diferentes lugares (pocos son los lugares en el mundo, si existe, que serán exentos de estos juicios).
8 Y todas estas cosas son el principio de dolores (la primera mitad de la Gran Tribulación).
9 Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán (corresponde al punto medio de la Gran Tribulación cuando el Anticristo, quien Israel creerá que es el Mesías, se manifestará tal lo que es): y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de Mi Nombre (ninguna nación vendrá a su rescate; Israel odia a Cristo, pero Cristo es la razón por la cual el mundo odia a Israel).
10 Y muchos entonces serán escandalizados (algunos Judíos aceptarán a Cristo, que será una ofensa a otros), y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán (los Judíos que aceptan a Cristo, serán el blanco mismo de esta animosidad).
11 Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos (ayudarán al Anticristo).
12 Y por haberse multiplicado la maldad (el Anticristo llamado "el hombre de pecado" [II Tes. 2:3]), el amor de muchos se enfriará (algunos que aceptan a Cristo, Le darán la espalda a Él).
13 Mas el que perseverare hasta el fin (se refiere al fin de la Gran Tribulación), éste será salvo (habla de la supervivencia y no de la Salvación del Alma).
14 Y será predicado este Evangelio del Reino (se refiere al mismo tipo del Evangelio predicado por Cristo y Pablo) en todo el mundo, por testimonio a todas las naciones (no a cada individuo, sino a todas las naciones; esto está muy cerca de cumplirse); y entonces vendrá el fin (la Segunda Venida).
LA ABOMINACIÓN DE
LA DESOLACIÓN
15 Por tanto, cuando viereis la abominación de la desolación, que fue dicha por Daniel el Profeta, que estará en el Lugar Santo (se refiere al Anticristo que invade a Israel, y que asume el control del Templo), (el que lee, entienda:) (Se lee en la Palabra de Dios [Dan. 8:9-14; 9:27; 11:45; 12:1, 7, 11].)
16 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes (cuando el Anticristo invada a Israel en el punto medio de la Gran Tribulación):
17 Y el que esté sobre el terrado, no descienda a tomar algo de su casa (los techos de las casas son planos en esa parte del mundo; durante el verano, la gente a menudo duerme encima de la casa; se refiere a la necesidad del apuro):
18 Y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar sus vestidos.
19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! (La necesidad de escapar será tan urgente, que será difícil para las mujeres embarazadas y madres con los bebés pequeños.)
20 Orad, pues, que vuestra huída no sea en invierno (mal tiempo) ni en el Sábado (corresponde a la estricta observancia religiosa del Sábado, no se permite viajar):
GRAN TRIBULACIÓN
21 Porque habrá entonces gran tribulación (los últimos tres años y medio), cual no fue desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás (lo peor que el mundo jamás haya conocido, y será tan malo que nunca será repetido).
22 Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva (se refiere a Israel que está por extinguirse): mas por causa de los escogidos (los de Israel), aquellos días serán acortados (por la Segunda Venida).
23 Entonces, si alguno os dijere, He aquí, está el Cristo, o allí; no creáis (no sean engañados).
24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas (el Anticristo y el falso profeta [Apoc., cap. 13]), y darán señales grandes y prodigios (que será ofrecida como prueba); de tal manera, que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos (procurará engañar a Israel).
25 He aquí, os lo he dicho antes (tiene la intención de poner énfasis en la seriedad del asunto).
26 Así que, si os dijeren, He aquí, en el desierto está; no salgáis: he aquí, él está en las cámaras; no creáis (el Versículo siguiente relatará la manera de Su Venida, lo que eliminará a todos los que pretenden).
LA VENIDA DEL HIJO
DEL HOMBRE
27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente (tiene la intención de declarar el acontecimiento más catastrófico que el mundo jamás haya conocido); así será también la Venida del Hijo del Hombre (nadie tendrá que preguntar, si éste es realmente Cristo; ¡será más que obvio!).
28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto (se refiere a la Batalla de Armagedón), allí se juntarán las águilas (debiera traducirse, "allí se reunirán los buitres" [se refiere a Ezeq. 39:17]).
29 Y luego después de la aflicción de aquellos días (se refiere al tiempo inmediatamente antes de la Segunda Venida) el sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre (la luz de estos orbes será débil en comparación a la Luz del Hijo de Dios), y las estrellas caerán del Cielo (una exhibición de fuegos artificiales Divinos en la Segunda Venida), y las potencias de los Cielos serán conmovidas (obrará con el Hijo de Dios contra el Anticristo, en la Segunda Venida).
30 Se mostrará la señal del Hijo del Hombre en el Cielo (corresponde a la Segunda Venida, que ocurrirá en medio de estos acontecimientos estremecedores de la Tierra y del Cielo): y entonces lamentarán todas las tribus de la Tierra (corresponde a todas las naciones del mundo que posiblemente verán este fenómeno por Televisión), y verán al Hijo del Hombre (denota a Cristo y Su Cuerpo humano, Glorificado) que vendrá sobre las nubes del Cielo con grande Poder y Gloria (presta creencia al pensamiento que la mayoría del mundo lo verá por Televisión cuando Él haga Su descenso).
31 Y enviará a Sus Ángeles (ellos serán visibles) con gran voz de trompeta (que anunciará la reunión de Israel), y juntarán a Sus escogidos (Israel) de los cuatro vientos, de un extremo del Cielo hasta el otro (se reunirán a todos los Judíos de todas partes del mundo y los traerán a Israel).
LA PARÁBOLA DE LA HIGUERA
32 De la higuera aprended la Parábola (la Biblia indica tres árboles, el higo, la aceituna, y la vid, como representación de la Nación de Israel, nacional, espiritual y dispensacionalmente [épocas de dispensaciones]); Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan (tiene la intención de servir como ilustración de Israel nacionalmente), sabéis que el verano está cerca (se refiere a Israel como la Señal Profética más grande de todos, diciéndonos que ahora estamos viviendo en el último de los Últimos Días):
33 Así también vosotros (señala a la Iglesia moderna), cuando viereis todas estas cosas (que ya presentamos como se refiere a Israel), sabed que está cercano, a las puertas (el cumplimiento de las Profecías de los Últimos Días).
34 De cierto os digo, Que no pasará esta generación (la generación de Judíos que estarán vivos a principios de la Gran Tribulación; también, esto fue una predicción de Cristo, que independientemente de los problemas que Israel afrontara, hasta partir de Su día, ellos sobrevivirían), hasta que todo esto suceda (no hay duda alguna, será cumplida).
35 El Cielo y la Tierra pasarán (no se refiere a la aniquilación, sino más bien un cambio de una condición o estado a otro), pero Mis Palabras no pasarán (¡lo que la Palabra de Dios dice, será!).
36 Pero del día y hora nadie sabe, ni aun los Ángeles de los Cielos, sino Mi Padre sólo.
LA DESTRUCCIÓN DE
LOS MALVADOS
37 Mas como los días de Noé, así será la Venida del Hijo del Hombre (los hombres de los días de Noé eran insensibles a las Profecías que predecían el diluvio venidero, y así también los hombres serán ciegos a estas Profecías que anuncian la Venida del Hijo del Hombre).
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento (se refiere a una carencia absoluta de preocupación con respecto al Mensaje de Noé de un diluvio venidero), hasta el día que Noé entró en el Arca (significa que ellos lo vieron construir el Arca, y le oyeron predicar la Justicia durante muchos años, pero no prestaron atención),
39 Y no comprendieron hasta que vino el diluvio (no creyeron el Mensaje hasta que el agua comenzó a subir rápido), y llevó a todos (todos ellos se ahogaron, y en consecuencia, eternamente perdidos); así será también la Venida del Hijo del Hombre (la similitud con los tiempos de Noé).
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado (no se refiere al Arrebatamiento de la Iglesia como muchos creen, sino más bien a la pérdida terrible de vida durante la Gran Tribulación).
41 Dos mujeres estarán moliendo a un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad pues (una advertencia a Israel que se prepare): porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor (los Creyentes saben que la Segunda Venida ocurrirá durante la Batalla de Armagedón [Zac., cap. 12] pero Israel no redimido no se dará cuenta).
43 Pero comprended esto, que si el padre de la familia supiese a qué hora el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa (tan inesperado como éste, igualmente será la Venida del Señor).
44 Por tanto, también vosotros estad apercibidos: porque el Hijo del Hombre ha de venir a la hora que no pensáis (¡cuando Israel, durante la Batalla de Armagedón, habrá perdido toda esperanza, Jesús vendrá!).
LA PARÁBOLA DEL SIERVO
FIEL Y EL SIERVO INFIEL
45 ¿Quién pues es el siervo fiel y prudente (se refiere a todos los Creyentes para siempre), el cual puso su Señor sobre Su casa (en este caso, la Iglesia) para que les dé alimento a su tiempo? (Los Predicadores llamados por Dios son responsables de alimentar correctamente la grey.)
46 Bienaventurado aquel siervo, el cual, cuando Su Señor viniere, le hallare haciendo así (se refiere a la fidelidad hasta el Arrebatamiento).
47 De cierto os digo, Le pondrá como gobernador sobre todos Sus bienes (se refiere a los Santos Resucitados que son hechos los "gobernadores" en la Edad del Reino venidero, y los fieles de Israel colocados en la misma capacidad como la primera Nación en el mundo).
48 Y si aquel siervo malo dijere en su corazón Mi Señor se tarda en Su venida (exactamente lo que muchos en la Iglesia moderna dicen ahora);
49 Y comenzare a herir a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos (no sólo por estar en el mundo, sino por ser también, del mundo);
50 Vendrá el Señor de aquel siervo en el día que no lo espera, y a la hora que no sabe (no están listos para el Arrebatamiento; la mayor parte de la Iglesia moderna, tristemente, cae en esta categoría),
51 Y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas (a pesar de su profesión): allí será el lloro y el crujir de dientes (perderá su alma, e irá a un Infierno eterno; la mayoría de la Iglesia moderna, triste y desgraciadamente, caen en esta categoría; ¡ellos son religiosos pero perdidos!).

Primera Corintios Capítulo 13: Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4 Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home