El 28 de diciembre Lectura Bíblica Diaria
Mensaje de la Cruz-capítulo-3
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El 28 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:
Génesis 24 a 26:
Salmo 79:
Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia; han profanado tu santo templo, han dejado en ruinas a Jerusalén. Han entregado los cadáveres de tus siervos como alimento de las aves del cielo; han destinado los cuerpos de tus fieles para comida de los animales salvajes. Por toda Jerusalén han derramado su sangre, como si derramaran agua, y no hay quien entierre a los muertos. Nuestros vecinos hacen mofa de nosotros; somos blanco de las burlas de quienes nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Arderá tu celo como el fuego? ¡Enójate con las naciones que no te reconocen, con los reinos que no invocan tu nombre! Porque a Jacob se lo han devorado, y al país lo han dejado en ruinas. No nos tomes en cuenta los pecados de ayer; ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos! Oh Dios y salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados. ¿Por qué van a decir las naciones: "¿Dónde está su Dios?" Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos. Que lleguen a tu presencia los gemidos de los cautivos, y por la fuerza de tu brazo salva a los condenados a muerte. Señor, haz que sientan nuestros vecinos, siete veces y en carne propia, el oprobio que han lanzado contra ti. Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado, te alabaremos por siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas.
Proverbios 5:
Hijo mío, pon atención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento. De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. No toma ella en cuenta el camino de la vida; sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce. Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel; para que no sacies con tu fuerza a gente extraña, ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos. Porque al final acabarás por llorar, cuando todo tu ser se haya consumido. Y dirás: "¡Cómo pude aborrecer la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! No atendí a la voz de mis maestros, ni presté oído a mis instructores. Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad." Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial. ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles y tus corrientes de aguas por las plazas públicas? Son tuyas, solamente tuyas, y no para que las compartas con extraños. ¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo! ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena? Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas. Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez.
El Libro de Primera Corintios Capítulo 9 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
CAPÍTULO 9
(59 d.C.)
EL APOSTOLADO DE PABLO
¿NO soy Apóstol? (La idea no es tanto defender su Apostolado, como demostrar cómo él había renunciado sus propios derechos a fin de ser un buen ejemplo a los demás.) ¿No soy libre? (Ya que es libre, él tiene libertad, pero no usó esa libertad en cada caso, así como lo discutirá más adelante.) ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? (Se refiere a la Visión en el Camino a Damasco [Hch. 9:3, 17; 22:7-8].) ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? (¡La Fruta era abundante!)
2 Si a los otros no soy Apóstol (algunos en la Iglesia Primitiva no tenían una buena opinión del Apostolado de Pablo), a vosotros ciertamente lo soy (los Corintios sabían, o al menos deberían de haber sabido que, él era un Apóstol): porque el sello de mi Apostolado sois vosotros en el Señor (Pablo usa un ejemplo que era indiscutible).
UNA VIDA NORMAL
3 Esta es mi respuesta a los que me preguntan (aquellos que ponían en duda su Ministerio),
4 Qué ¿no tenemos potestad de comer y de beber? (Él podía haberles pedido ayuda financiera. Él tenía el derecho, pero no lo hizo, aunque otros que no tenían ningún derecho lo hicieron.)
5 ¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer también como los otros Apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? (Al parecer, las Iglesias ayudaban a los otros Apóstoles con los gastos, pero Pablo no pedía nada.)
6 ¿O sólo yo y Bernabé (Pablo mencionó a Bernabé después de la disputa [Hch., cap. 15] demuestra que el Apóstol le tenía mucho amor y estima) no tenemos potestad de no trabajar? (Dejar el trabajo manual, lo que hacía para ganarse la vida.)
7 ¿Quién jamás peleó a sus expensas? (Si un soldado se suponía recibir víveres y sueldo del Gobierno al que él prestaba servicio, se suponía lo mismo para un Ministro del Evangelio.) ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
8 ¿Digo esto según los hombres? (Pablo fundamentaba su caso de que sus declaraciones no eran simplemente sus propios pensamientos, sino eran de Dios.) ¿No dice esto también la Ley? (Se refiere a la Ley de Moisés, y lo veremos en el siguiente Versículo.)
SOSTENIMIENTO
9 Porque en la Ley de Moisés está escrito (Deut. 25:4), No pondrás bozal al buey que trilla (presenta básicamente lo que Jesús dijo en Lucas 10:7). ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes? (¡Si el Señor tiene cuidado por una bestia humilde, y de seguro que es así, ¿cuánto más cuidado tendría Él a aquellos que llevan Su Evangelio al mundo?!)
10 ¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros está escrito: porque con esperanza ha de arar él que ara; y él que trilla, con esperanza de recibir el fruto.
11 Si nosotros os sembramos lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? (El pronombre nosotros declara que el argumento se aplica no sólo al propio caso de Pablo, sino también a todos los Predicadores del Evangelio.)
12 Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no más bien nosotros? (Parece que estos otros Maestros, quienesquiera que fueran, fueron bien pagados, mientras que Pablo no recibió nada.) Mas no hemos usado de esta potestad (este privilegio); antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al Evangelio de Cristo (lo que siempre debería ser lo principal en el corazón y la mente de todo Predicador del Evangelio).
13 ¿No sabéis que los que trabajan en el Santuario, comen del Santuario? (La economía antigua de Dios, la cual Pablo está usando como ejemplo.) ¿Y que los que sirven al Altar, del Altar participan? (Ciertas porciones de los Sacrificios dados a los Sacerdotes [Núm. 18:8-13; Deut. 18:1].)
14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el Evangelio, que vivan del Evangelio. (La idea, como es obvia, es que los que Ministran en asuntos espirituales deben ser sostenidos económicamente por los que reciben el beneficio de su Ministerio.)
15 Mas yo de nada de esto me aproveché (él tenía el derecho de ser sostenido económicamente, pero nunca ejerció ese derecho, salvo de una manera muy limitada): ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo (además, él no está haciendo estas declaraciones para que la gente le enviara ofrendas): porque tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana ésta mi gloria. (En esencia, él preferiría morir antes que rebajarse a ese nivel. Hacer tal cosa sería manipulación, lo cual el Señor nunca puede bendecir.)
16 Pues bien que Anuncio el Evangelio, no tengo por qué gloriarme (en sí; aunque él es un Apóstol, no sirve de nada jactarse de estos dones): porque me es impuesta necesidad (Predicar el Evangelio no es nada más una alternativa para él, sino más bien un Mandato del Señor); ¡y ay de mí, si no Predico el Evangelio! (Era una gran obligación moral.)
17 Por lo cual, si lo hago de voluntad, premio tendré (la recompensa viene del Señor): mas si por fuerza, la dispensación me ha sido encargada. (La palabra dispensación quiere decir administración o mayordomía. En efecto, se refiere anteriormente a la Parábola de los Talentos [Mat. 25:14-30]. En otras palabras, no se debe valorar la Predicación del Evangelio de ninguna otra manera salvo a que hagamos lo mejor. De lo contrario, perderemos la recompensa.)
18 ¿Cuál, pues, es mi recompensa? (Es distinta a la recompensa del Versículo 17.) Que Predicando el Evangelio puedo ofrecer el Evangelio de Cristo gratuitamente (nunca debe poner un precio en el Evangelio), para no usar mal de mi poder en el Evangelio. (El Predicador debe estar muy seguro que él no vaya a explotar a la gente, sino que la edifique.)
LA POLÍTICA DE PABLO
19 Por lo cual, siendo libre para con todos (Cristo es Señor y Maestro, no hombre), me he hecho aún siervo de todos (una sumisión voluntaria, la cual es el Camino del Espíritu) por ganar al mayor número posible. (Es el Camino de Dios. ¡Los hombres dominan, pero el Señor sirve! Debemos emular a nuestro Señor.)
20 Heme hecho a los Judíos como Judío, por ganar a los Judíos (Pablo describe las concesiones inocentes que surgen de la condescendencia inofensiva y generosa de un espíritu caritativo); a los que están sujetos a la Ley (aunque yo no sea sujeto a la Ley,) como sujeto a la Ley, para poder ganar a los que están sujetos a la Ley (cuando hizo que Timoteo fuera circuncidado, es un ejemplo perfecto [Hch. 16:3]);
21 A los que son sin Ley (los Gentiles), como si yo fuera sin Ley, (no estando yo sin Ley de Dios, mas bajo la Ley de Cristo,) (estar bajo la Ley de Cristo satisface cada Ley de Dios; es la Fe simple en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz) para poder ganar a los que estaban sin Ley (ganar a los Gentiles).
22 Me he hecho a los débiles débil, para poder ganar a los débiles (Pablo no se aprovechaba de sus libertades Cristianas simplemente para no causar que los Cristianos débiles tropezaran): me he hecho todo para todos, para que de todos modos pueda ayudar a salvar a algunos. (Como se dijo, se está refiriendo a las concesiones inocentes, nunca de transigir el Evangelio.)
23 Y esto hago por causa del Evangelio (el Evangelio de Cristo siendo el único medio de la Salvación, debe tomar primer lugar en todas las cosas), por hacerme juntamente participante del mismo. (Éste es el amor que todo Predicador debe manifestarse.)
LAS CONDICIONES
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, mas uno lleva el premio? Corred de tal manera, que lo obtengáis. (En los eventos atléticos, sólo uno recibe el premio. Sin embargo, todos los que corren para Cristo, espiritualmente hablando, ganan una Corona. ¡No hay perdedores!)
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene (el Apóstol está diciendo que hemos de permitir que el atleta que se esfuerza y se entrena para ganar una corona pasajera sea una lección a los Cristianos en cuanto a la diligencia). Y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible. (Si ellos hacen tal para lo corruptible, ¿cuánto más debemos nosotros hacer lo mismo para lo incorruptible?)
26 Así que, yo de esta manera corro, no como a cosa incierta (todos los Creyentes que corren y continúan corriendo, en el sentido espiritual, tienen por seguro que ganarán); de esta manera peleo, no como quien hiere el aire (ahora el Apóstol cambia la metáfora de correr en una carrera a la del boxeo; él no está luchando inútilmente, sino más bien la lucha buena de la Fe, que se refiere a la Fe exclusivamente fijada en la Cruz; desgraciadamente, muchos de los Cristianos en este empeño Espiritual hacen un esfuerzo ineficaz):
27 Antes sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre (es lo que él hace al comprender que la victoria está en la Cruz): no sea que, habiendo Predicado a otros, yo mismo venga a ser un náufrago. (Aunque el hombre sea un Predicador del Evangelio, si no tiene su mirada exclusivamente en Cristo y la Cruz, y siempre hace de la Cruz el énfasis, terminaría como un náufrago, es decir, desaprobado. El Señor tiene un camino de victoria, que es el mismo tanto para los Predicadores como para los laicos. Es Jesucristo y Él Crucificado.)
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
El 28 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:
Génesis 24 a 26:
CAPÍTULO 24
(1857 a.C.)
ELIEZER
1 y ABRAHAM era viejo, y bien entrado en
días; y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo. (Abraham
tenía ahora unos 140 años, y en realidad viviría hasta la edad de 175 [25:7].
Él vivió unos 35 años después de que Isaac se casó, y vivió para ver a Esaú y
Jacob ya adultos.
Los Capítulos 22 al 24 presentan
un panorama admirable. En el Capítulo 22, el hijo fue ofrecido; en el Capítulo
23, Sara es puesta a un lado, lo cual representa a Israel puesto a un lado; y
en el Capítulo 24, se envía al siervo para buscar una novia para el que había
sido, como fue, como figura recibido de entre los muertos.
Cuando pasamos al Nuevo Testamento, observamos una notable
similitud: 1. El rechazo y la muerte de Cristo, corresponde al sacrificio de
Isaac; 2. El dejar a un lado Israel según la carne, que corresponde con la
muerte de Sara; y 3. El llamado de la Iglesia para ocupar la posición alta de
la Esposa del Cordero, tipificado por una esposa para Isaac.)
2 Y dijo Abraham a un siervo suyo, el más viejo
de su casa (Eliezer), que era el que
gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora
tu mano debajo de mi muslo (Eliezer, en cierto sentido, es Tipo del
Espíritu Santo; al poner la mano debajo del muslo del Patriarca, que era la
fuente de posteridad, señala hacia los descendientes futuros de Abraham, y en
particular a Cristo, la Simiente Prometida; por lo tanto el juramento era
equivalente a un juramento por Aquel que iba a venir, es decir Cristo),
3 Y te juramentaré por el SEÑOR, Dios de los
cielos y Dios de la Tierra, que no has de tomar mujer para mi hijo de las hijas
de los Cananeos entre los cuales yo habito (éstos
eran descendientes de Cam y no Sem, con el último siendo el linaje del cual
Cristo vendría, y sólo a través de ese linaje [9:26]);
4 Sino que irás a mi tierra y a mi parentela (los descendientes de Sem), y tomarás mujer para mi hijo Isaac (típico del Espíritu Santo que aparta a los Creyentes como la Novia de
Cristo, de Quien Isaac era un Tipo).
5 Y el siervo (Eliezer)
le respondió (a Abraham): Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a
esta tierra; ¿volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste?
6 Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá (de ninguna manera debía llevar a Isaac a esa tierra particular donde su
esposa se encontrara; la Tierra Prometida era su hogar, y la oportunidad para
la tentación no debe ponerse en su camino).
7 El SEÑOR,
Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi
parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu simiente daré esta tierra; Él enviará Su
Ángel delante de ti, y tú tomarás de allá mujer para mi hijo (el SEÑOR enviaría un Ángel que precedería a Eliezer, y por lo tanto
preparara el camino).
8 Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti,
serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo (las instrucciones fueron específicas: Isaac tenía que permanecer en
Canaán, y la mujer tendría que venir a Canaán para estar con él).
9 Entonces el siervo puso su mano debajo del
muslo de Abraham su SEÑOR (como lo había demandado Abraham), y le juró
sobre este asunto.
LA ORACIÓN
10 Y el siervo tomó diez camellos de los camellos
de su SEÑOR, y se fue (el número «diez» representa completez; la
Salvación de nuestro SEÑOR es una Salvación completa); pues tenía a su
disposición todos los bienes de su SEÑOR (todos
los bienes de nuestro Padre Celestial están en la Mano del Espíritu Santo, de
Quien Eliezer es un Tipo); y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de
Najor (el Espíritu Santo vino a esta Tierra en el Día de
Pentecostés en una dimensión nueva, de la cual Mesopotamia era un Tipo).
11 E hizo arrodillar los camellos fuera de la
ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen
las doncellas por agua (el «pozo de agua» es Tipo del «Agua
Viviente»).
12 Y dijo: Oh SEÑOR,
Dios de mi SEÑOR Abraham, dame, te ruego, concédeme hoy que tenga un
buen encuentro, y haz misericordia con mi SEÑOR Abraham (Eliezer no confía en sus propios instintos ni su sabiduría personal; sino que
busca dirección del SEÑOR, siempre consciente del significado de su viaje).
13 He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y
las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua;
14 Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba; y
ella respondiere: Bebe, y también daré
de beber a tus camellos; que sea ésta la que Tú has destinado para Tu siervo
Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi SEÑOR (la «señal,» por así decirlo, no es sencilla ni fácil; los camellos beben
muchísima agua, y para que una joven sacara suficiente agua para satisfacer la
sed de diez camellos, y que lo hiciera voluntariamente, y sin que le fuera
pedido, tendría que ser el SEÑOR).
REBECA
15 Y aconteció que antes que él acabase de hablar,
he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca, esposa de Najor,
hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro (aquí tenemos la primera mención de Rebeca, quien será la esposa de Isaac,
y que desempeñará un papel muy prominente en el gran Plan de Dios).
16 Y la doncella era de muy hermoso aspecto,
virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y
llenó su cántaro, y se volvía (un Tipo de la Iglesia que participa del
Agua de Vida).
17 Entonces el siervo (Eliezer) corrió hacia ella, y dijo: Te ruego
que me des a beber un poco de agua de tu cántaro.
18 Y ella respondió: Bebe, SEÑOR mío; y se dio prisa a bajar su
cántaro sobre su mano, y le dio a beber.
19 Y cuando acabó de darle a beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta
que acaben de beber. (La mayoría de los pozos en aquellos días
eran abastecidos por un manantial, donde había una serie de gradas para llegar
hasta donde estaba el agua; por consiguiente, subir caminando por estas gradas
llevando uno o dos cántaros de piel de cabra llenos de agua no era una tarea
fácil, sobre todo para satisfacer la sed de diez camellos.)
20 Y ella se dio prisa, y vació su cántaro en la
pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos
(un Tipo de la Iglesia que da el «Agua de Vida» a un
mundo perdido).
21 Y el hombre estaba maravillado de ella,
callando, para saber si el SEÑOR había prosperado o no su viaje («maravillado de ella» significa que el «la miraba con mucha ansiedad o
cuidado»).
22 Y fue que como los camellos acabaron de beber,
le presentó el hombre un pendiente de oro (una
joya para su frente) que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez
(un valor cerca de $5,000 en moneda actual; un Tipo de
los «dones» dados por el Espíritu Santo a la Iglesia),
23 Y dijo: ¿De
quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay
en la casa de tu padre lugar para hospedarnos? (presenta
la pregunta que hace el Espíritu Santo a todo pecador que cree).
24 Y ella respondió: Soy hija de Betuel, hijo de Milca, el cual dio
a luz ella a Najor (Rebeca menciona la madre de su padre para
demostrar que era descendiente de una esposa nacida de alto rango, y no de una
concubina).
25 Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho
forraje, y lugar para hospedarse (Rebeca dijo: «Hay lugar»; el Espíritu Santo espera la misma respuesta de
nosotros).
26 El hombre entonces se inclinó, y adoró al SEÑOR.
27 Y dijo: Bendito sea el SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, que no apartó su misericordia y su
verdad de mi amo, guiándome el SEÑOR en
el camino a casa de los hermanos de mi amo (la
oración de Eliezer demuestra que él entendió el significado de todo esto).
28 Y la doncella corrió, e hizo saber en casa de
su madre estas cosas.
29 Y Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán,
el cual corrió afuera al hombre, a la fuente (Rebeca
era testigo de lo que ella había experimentado, lo cual trajo a otros a
Eliezer; nosotros también debemos ser testigos).
30 Y fue que cuando vio el pendiente y los
brazaletes en las manos de su hermana, que decía (¿ve
el mundo en nosotros la Justicia y la Santidad, de los cuales estos regalos
eran un Tipo?): Así me habló
aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba junto a los camellos a la fuente (la Biblia dice que Labán «vio» y «oyó;» ¡el mundo debe «ver» y debe
«oír»!).
31 Y le dijo: Ven, bendito del SEÑOR; ¿por qué estás afuera?
Yo he limpiado la casa, y el lugar para los camellos (muchas
personas quieren los «dones» del Espíritu, pero no quieren dar lugar a los
camellos, es decir, aquello que ellos consideran una imposición; pero si vamos
a tener los «dones,» debemos hacer lugar para lo demás).
32 Entonces el hombre (Eliezer)
vino a casa, y él (Labán) desató los camellos;
y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los pies de los hombres
que con él venían (con Eliezer).
ELIEZER
33 Y le pusieron delante (a
Eliezer) qué comer; pero él dijo: No comeré hasta que os haya expuesto mi
comisión. Y él (Labán) le dijo: Habla (la
«Cena de las Bodas del Cordero» no puede comenzar hasta que la comisión del
Espíritu Santo haya sido completada, que es obtener la Novia de Cristo).
34 Entonces dijo: Yo soy siervo de Abraham (él tiene mucho cuidado de decir exactamente lo que Abraham dijo; nosotros
también debemos tener cuidado en presentar fielmente la Palabra del SEÑOR, y no
errar al presentarla).
35 Y el SEÑOR ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha
engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas,
camellos y asnos (después que Eliezer se identifica, él exalta
a Abraham, igual como siempre hace el Espíritu Santo, de Quien Eliezer era un
Tipo, respecto a Dios el Padre y Dios el Hijo).
36 Y Sara, la mujer de mi amo, dio a luz en su
vejez un hijo a mi SEÑOR, quien le ha dado todo cuanto tiene (el Padre Celestial ha dado todas las cosas al «Hijo»).
37 Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás mujer para mi hijo de las hijas de
los Cananeos, en cuya tierra habito;
38 Sino que irás a la casa de mi padre, y a mi
parentela, y tomarás mujer para mi hijo (Israel
sería aquella esposa, pero había echado a perder su posición, la Iglesia toma
ahora el lugar de Israel, al menos durante la Dispensación de la Gracia).
39 Y yo dije: Quizás la mujer no querrá seguirme.
40 Entonces él me respondió: El SEÑOR, en Cuya presencia he andado (ha ordenado mi conducta), enviará Su Ángel contigo, y prosperará tu camino; y tomarás mujer para mi
hijo de mi linaje y de la casa de mi padre (bajo el Nuevo Pacto, ahora tenemos la ayuda constante
del Espíritu Santo [Jn. 14:16], que es aún mucho mayor que la ayuda de los
Ángeles).
41 Entonces serás libre de mi juramento, cuando
hubieres llegado a mi parentela; y si no te la dan (si no
permiten que la doncella se vaya), serás libre de mi juramento.
42 Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije: SEÑOR,
Dios de mi SEÑOR Abraham, si Tú prosperas hoy mi camino por el cual ando;
43 He aquí yo estoy junto a la fuente de agua;
sea, pues, que la doncella que saliere por agua, a la cual dijere: Dame a beber, te ruego, un poco de agua de tu
cántaro;
44 Y ella me respondiere, bebe tú (Eliezer y los que con él están), y también para tus camellos sacaré
agua; ésta sea la mujer que destinó el SEÑOR para el hijo de mi SEÑOR.
45 Y antes que acabase de hablar en mi corazón, he
aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro; y descendió a la fuente,
y sacó agua; y le dije: Te ruego que me
des a beber.
46 Y con prontitud ella bajó su cántaro de encima
de sí, y dijo: Bebe, y también a tus
camellos daré a beber. Y bebí, y dio también de beber a mis camellos.
47 Entonces le pregunté, y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de
Betuel, hijo de Najor, que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente
sobre su nariz (en su frente), y brazaletes sobre
sus manos.
48 Y me incliné, y adoré al SEÑOR, y bendije al SEÑOR, Dios de mi SEÑOR Abraham, que me había
guiado por camino recto para tomar la hija del hermano de mi SEÑOR para su
hijo.
49 Ahora pues, si vosotros hacéis misericordia y
verdad con mi SEÑOR declarádmelo; y si no, declarádmelo; y echaré a la diestra
o a la siniestra.
EL VIAJE DE REBECA
50 Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron:
Del SEÑOR ha salido esto; no podemos
hablarte malo ni bueno. (Obviamente ellos reconocieron la Mano del SEÑOR
en todas estas cosas, y se portaron debidamente.)
51 He aquí Rebeca está delante de ti; tómala y
vete, y sea mujer del hijo de tu SEÑOR, como lo ha dicho el SEÑOR. (El viaje que ella emprendería sería de unos 1.127 kilómetros [700 millas]
de distancia. Era un viaje muy largo en aquellos días, y probablemente ellos no
verían a Rebeca otra vez.)
52 Y aconteció que como el siervo de Abraham oyó
sus palabras, se inclinó a tierra al SEÑOR.
(Puede notarse que, Eliezer con mucha frecuencia adora al
SEÑOR, teniendo cuidado de darle gracias.)
53 Y sacó el siervo vasos de plata y vasos de oro
y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su
madre. (Al tomar en cuenta cuán rico era Abraham, y cuán
importante este evento, el valor de todo esto era, sin duda, asombroso. Así son
los dones espirituales de la Iglesia, hecho posible por medio de Cristo y lo
que Él hizo en la Cruz, y nos fueron entregados por el Espíritu Santo. Él nos
ha dado «cosas preciosas».)
54 Y comieron y bebieron él y los varones que
venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, y (Eliezer) dijo: Enviadme a mi SEÑOR (¡dadme
permiso para salir!).
55 Entonces respondió su hermano y su madre: Espere la doncella con nosotros a lo menos
diez días, y después irá.
56 Y él les dijo: No me detengáis, pues que el SEÑOR ha
prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi SEÑOR (sabiendo que su misión es urgente, Eliezer está ansioso por emprender el
viaje).
57 Ellos respondieron entonces: Llamemos la doncella y preguntémosle.
58 Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón (esta es la pregunta que el Espíritu Santo hace a todos lo que van a ser
parte de la Novia de Cristo)? Y ella respondió: Sí, iré. (Ella
estaba dejando su familia y, como dicho, posiblemente jamás los vería otra vez.
Cuando venimos a Cristo, nosotros, en efecto, también, tenemos que dejar
nuestra familia, nuestros amigos, y todo, por esa razón. Nuestra respuesta debe
ser tan rápida como fue la respuesta de Rebeca, «¡Sí, iré!»)
59 Entonces despidieron a Rebeca su hermana, y a
su nodriza, y al siervo de Abraham y a sus hombres.
60 Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Nuestra hermana eres, sé madre de millares de
miríadas, y posea tu simiente la puerta de sus enemigos. (Poco se daban cuenta que las cosas maravillosas que pronunciaron, de
hecho, se cumplirían. Cada una de las personas que ha venido a Cristo es una
parte de estos «millares de miríadas». Además, su «Descendencia», el SEÑOR
Jesucristo, ha «poseído la puerta» de todos los enemigos, significando victoria
total en todo aspecto).
61 Se levantó entonces Rebeca y sus doncellas, y
se subieron sobre los camellos, y siguieron al hombre (también
nosotros, debemos seguir al Espíritu Santo en todo lo que nos guíe, y siempre
sin excepción alguna, Él nos guiará a Cristo); y el siervo (Eliezer) tomó a Rebeca, y se fue.
ISAAC Y REBECA
62 Y venía Isaac del pozo del Viviente que me ve;
porque él habitaba en la tierra del Néguev.
63 Y había salido Isaac a orar al campo, a la hora
de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían (mientras oraba, él miró vio la caravana de camellos que se aproximaba).
64 Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y
descendió del camello (Rebeca se encontraría con Isaac en su
lugar de oración)
65 Porque había preguntado al siervo (Eliezer), ¿Quién es este Varón que viene por el campo hacia
nosotros? Y el siervo había respondido: Este
es mi SEÑOR. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió (el SEÑOR
ha ordenado este matrimonio y todos los matrimonios que Él dispone tienen buen
resultado; Rebeca era hermosa, era virgen y, sobre todo, era la Voluntad del SEÑOR
para Isaac).
66 Entonces el siervo contó a Isaac todo lo que
había hecho (¡qué hermosa historia!).
67 Y la introdujo Isaac a la carpa de su madre
Sara, y tomó a Rebeca por mujer; y la amó; y se consoló Isaac después de la
muerte de su madre. (En aquellos días, la antigua ceremonia
matrimonial consistía solamente de tomar la novia ante testigos. La palabra
«muerte» fue agregada aquí por los traductores. No estaba en el Texto original.
Es como si el Espíritu Santo no concluiría este bello y gozoso relato con una
nota de tristeza.)
CAPÍTULO 25
(1800 a.C.)
CETURA
1 y
ABRAHAM tomó otra mujer, cuyo nombre fue Cetura (Sara
había envejecido y fenecido [Heb. 9:13], es decir, el Pacto Judaico de obras,
Cetura, la Gentil, aparece ahora con sus hijos; de este modo, representa el
futuro),
2 La cual le dio a luz a Zimrán, y a Jocsán, y a
Medán, y a Madián, y a Isbac, y a Súaj.
3 Y Jocsán engendró a Sabá, y a Dedán. E hijos de
Dedán fueron Asurim, y Letusim, y Leudim.
4 E hijos de Madián: Efá, y Éfer, y Janoc, y Abidá, y Eldá. Todos
éstos fueron hijos de Cetura. (Es probable que Abraham tenía entre 140 y
150 años cuando le nacieron estos hijos. Por lo tanto, concluimos que el rejuvenecimiento
dado a Abraham por el SEÑOR, respecto al nacimiento de Isaac, duró por muchos
años más. ¡Con Dios todas las cosas son posibles! Cumplido ya esto, las
naciones de la Tierra [que Cetura y sus hijos representaban] serán levantadas
como hijos de Abraham y recibirán su herencia, que, por supuesto, habla de la
Iglesia.)
5 Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac (sólo el hijo del Espíritu puede ser heredero de las Promesas).
6 Y a los hijos de sus concubinas dio Abraham
dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente,
a la tierra oriental (hay una vasta diferencia entre los meros
«dones» y la totalidad de la herencia; lo mismo es cierto en el sentido natural
o literal; los que siguen el camino de la Cruz no pueden tener compañerismo con
aquéllos que siguen el camino de la carne).
MUERTE Y SEPULTURA DE ABRAHAM
7 Y estos fueron los días de vida que vivió
Abraham: ciento setenta y cinco años.
8 Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena
vejez, anciano y llenó de días y fue unido a su pueblo. (Abraham nació unos dos años después de la muerte de Noé, y era
contemporáneo de Sem, hijo de Noé, por muchos años. Pocos hombres en la
historia, si alguno, han influenciado al mundo como lo hizo Abraham. Lo que
caracterizó su persona y vida fue la Fe, y hablamos de la Fe en Cristo y lo que
Cristo haría para redimir a los hijos caídos de la raza perdida de Adán. Se
puede decir de él como se dice de Pablo: «Ha peleado la buena batalla, ha
acabado la carrera, y ha guardado la fe» [II Tim. 4:7-8].)
9 Y los sepultaron Isaac e Ismael sus hijos en la
cueva de Macpela, en la heredad de Efrón, hijo de Zojar hitita, que está frente
a Mamré; (Es agradable leer que Isaac e Ismael
estuvieron juntos frente al sepulcro de su padre, que nos habla de reflejos
proféticos. En realidad esto acontecerá en la Edad del Reino venidero.)
10 La heredad que compró Abraham de los hijos de
Het; allí fue Abraham sepultado, y Sara su mujer. (Este
lugar de sepultura sólo perteneció a Abraham y Sara cuando murieron; sin
embargo, aquel lugar de sepultura declara a todos que un día la totalidad de la
tierra, que después sería llamada «Israel», pertenecería a él; y aun será así,
en la Edad del Reino venidero).
11 Y sucedió, después de muerto Abraham, que Dios bendijo
a Isaac su hijo; y habitó Isaac junto al pozo de Lajai Roí («pozo del Viviente que me ve;» Dios bendijo a Isaac, pero no se menciona
si Dios bendijo a los demás hijos de Abraham).
LOS Descendientes DE ISMAEL
12 Y estas son las generaciones de Ismael, hijo de
Abraham, que le dio a luz Agar, la Egipcia, sierva de Sara (Ismael tuvo toda la oportunidad de servir a Dios, pero, lamentablemente,
él escogió otra senda).
13 Estos, pues, son los nombres de los hijos de
Ismael, por sus nombres, por sus linajes: el primogénito de Ismael, Nebayot;
luego Cedar, y Adbel, y Mibsán,
14 Y Mismá, y Dumá, and Masá,
15 Hadar, y Temá, y Jetur, y Nafis, y Cedema.
16 Estos son los hijos de Ismael, y estos sus
nombres, por sus aldeas y por sus campamentos; doce príncipes con sus familias.
17 Y estos fueron los años de la vida de Ismael,
ciento treinta y siete años; y exhaló el espíritu Ismael, y murió; y fue unido
a su pueblo.
18 Y habitaron desde Javilá hasta Sur, que está
enfrente de Egipto viniendo a Asiria; y murió en presencia de todos sus
hermanos. (Ismael fue la cabeza
del pueblo Árabe, quien lamentablemente, al menos por la mayor parte, escogió
también una senda por la cual no mantuvo una fe firme. Al rechazar a Cristo,
como siempre es el caso, una deidad falsa llenó el vacío. Esa deidad falsa fue
Mahoma, de quien el pueblo Árabe ha sido esclavo desde entonces hasta ahora.
Porque no hay libertad fuera de Cristo.)
ESAÚ Y JACOB
19 Y estas son las generaciones de Isaac, hijo de
Abraham. Abraham engendró a Isaac (Isaac nació del Espíritu),
20 Y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por
mujer a Rebeca, hija de Betuel, el Siro (Arameo) de Padán Aram, hermana de
Labán Siro (Arameo) («Labán Siro» se menciona aquí simplemente
porque él desempeñará un papel muy prominente con respecto a Jacob, el hijo de
Rebeca).
21 Y oró Isaac al SEÑOR por su mujer, que era
estéril (Por veinte años Satanás estorbó el
nacimiento de Jacob); y lo aceptó el SEÑOR,
y concibió Rebeca su mujer (Dios anuló la malicia de
Satanás para enfatizar una vez más la gran verdad que Él muestra las riquezas
de Su Gracia y Gloria donde la naturaleza está muerta; es un principio en la
vida espiritual que la naturaleza no está dispuesta a aprender).
22 Y los hijos combatían dentro de ella (tenía mellizos en su vientre; dos energías luchando dentro de ella, el uno
que creía y el otro que no creía, y estaban presentes aún antes de que
nacieran; es como las dos naturalezas, la naturaleza pecaminosa y la Naturaleza
Divina, dentro del Creyente); y dijo: Si es
así, ¿para qué vivo yo (se puede parafrasear: «Si, como respuesta
a la oración, Dios está por darme el gozo de ser madre, ¿por qué estoy bajo
tanta presión física hasta el punto de peligro de muerte»; ciertamente le debió
parecer perplejo a ella que tal respuesta a la oración estaba acompañada de tal
sufrimiento misterioso)? Y fue a consultar al SEÑOR.
23 Y le respondió el SEÑOR: Dos naciones hay en
tu vientre, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas (estas dos naciones eran los Edomitas y los Israelitas; desde el tiempo del
nacimiento Esaú y Jacob estarían separadas, divididas, incluso rivales, porque
no tendrían nada en común); Y un pueblo será más fuerte que el otro pueblo (Jacob, quien era el menor, sería el más fuerte, pero sólo por medio del SEÑOR); y el mayor
servirá al menor (toda persona nace con una naturaleza
pecaminosa, que lo hace el «mayor»; la Naturaleza Divina llega al Creyente en
la conversión, y es el menor; sin embargo, si seguimos el patrón de Dios de
vivir victorioso, que es Jesucristo y Él Crucificado, «el mayor servirá al
menor,» significando que la naturaleza Divina será victoriosa sobre la
naturaleza pecaminosa).
24 Cuando se cumplieron sus días para dar a luz,
he aquí mellizos en su vientre.
25 Y salió el primero rubio, y todo él velludo
como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú (su
nombre significa «velludo», que habla de sensualidad).
26 Y después salió su hermano, trabada su mano al talón
de Esaú (Jacob agarrando el talón de Esaú al nacer
describe al Creyente que intenta ganar la supremacía espiritual por medio de la
carne y no por el Espíritu, que caracterizó a Jacob por muchos años); y fue
llamado su nombre Jacob (significa «que toma por el talón» o
«suplantador»). Y era Isaac de sesenta años cuando ella los dio a luz.
LA PRIMOGENITURA
27 Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la
caza, hombre del campo; Jacob empero era varón quieto, que habitaba en carpas (el Hebreo original declara a Esaú como un hombre salvaje e indisciplinado,
y Jacob como un individuo tranquilo y maduro; él era sensible, diligente,
responsable y pacífico).
28 Y amó Isaac a Esaú (prefirió
a Esaú sobre Jacob, lo que declara una falla de carácter en Isaac, que le
traería mucha pena; el Espíritu Santo en la Epístola a los Hebreos llama a Esaú
una «persona profana», o sea, «un perverso» porque él vendió su primogenitura), porque
comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob (ella se acordó de la predicción del Versículo 23).
29 Y guisó Jacob un potaje (un guiso); y volviendo Esaú del campo cansado,
30 Dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de
este potaje rojo; pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom (padre de los Edomitas).
31 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu
primogenitura. (La primogenitura de
ese entonces se trataba básicamente de lo espiritual, para lo cual Esaú no
tenía respeto ni interés. Tenía que ver con la herencia terrenal de Canaán,
pero acontecería centenares de años en el futuro. Se refería a la posesión de
la Bendición del Pacto, que incluía su simiente que sería como las estrellas
del cielo y todas las familias de la Tierra serían bendecidas en él. Además, la
capacidad de ser el progenitor de la Simiente Prometida, que era la Bendición
mayor de todas, y se refería a Cristo. El primogénito debía recibir la
primogenitura y Esaú era el primogénito.)
32 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me
servirá la primogenitura? (Esaú trocó la riqueza futura y eterna por
una necesidad presente y temporal, no tenía interés alguno por las cosas
espirituales, por lo tanto la primogenitura no significaba nada para él.)
33 Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a
Jacob su primogenitura. (Jacob, con su carácter deplorable, todavía
valorizaba la bendición divina y eterna; y, si él se hubiera puesto en las
Manos de Dios, la profecía hecha a su madre antes de su nacimiento habría sido
cumplida en él, sin la degradación y sufrimiento que sus intrigas le trajeron.)
34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de
las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó, y se fue. Así menospreció Esaú
la primogenitura. (El corazón natural no estima las cosas de
Dios, como vemos la evidencia en lo que eligió Esaú. Para el corazón natural,
las Promesas de Dios son algo vago, sin valor, sin poder, simplemente porque no
se conoce a Dios. Los impíos no le dan valor a lo que no pueden ver. Así fue
con Esaú.)
CAPÍTULO 26
(1804 a.C.)
ISAAC
1 y
HUBO hambre en la tierra, además de la primera hambre que fue en los días de
Abraham (para Satanás no es difícil derrumbar la fe
de un Creyente; un asunto tan pequeño como una escasez es suficiente). Y se fue
Isaac a Abimelec rey de los Filisteos, en Guerar («Abimelec»
es un título, parecido a «Presidente» o « Faraón»; por lo tanto no era el mismo
hombre con quien trató Abraham, unos 80 o más años atrás).
2 Y se le apareció el SEÑOR, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra
que yo te diré (si para la Vida
Espiritual de un Cristiano es desastroso bajar a «Egipto», también es peligroso
bajar a «Guerar», porque es un lugar que está a la mitad del camino a Egipto).
3 Habita en esta tierra (la
Tierra de Promesa), y estaré contigo, te bendeciré (la
Bendición era condicional, él debía permanecer en la «Tierra Prometida», igual como
en el sentido espiritual la Bendición en el presente es condicional); porque a
ti y a tu simiente daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que juré
a Abraham tu padre. (Horton dice: «La razón por la cual Isaac
pudo heredar la Promesa y disfrutar la Presencia y Bendición de Dios fue porque
Abraham obedeció a Dios, cumplió con todo lo que Dios demandó de él, y guardó Sus
requisitos, mandamientos, reglas e instrucciones». Muchas veces, nuestras
bendiciones se basan en la obediencia de otra persona. No debemos olvidar eso,
pensando que es por nuestra gran fe.)
4 Y multiplicaré tu simiente como las estrellas
del cielo, y daré a tu simiente todas estas tierras; y todas las naciones de la
Tierra serán benditas en tu simiente (básicamente, el SEÑOR reafirma la Promesa que Él había hecho a Abraham,
y ahora da a Isaac),
5 Por cuanto oyó Abraham Mi Voz, y guardó Mi
Precepto, Mis Mandamientos, Mis Estatutos y Mis Leyes. (En
esencia, el SEÑOR le está diciendo a Isaac que si él desea continuar
disfrutando de las Bendiciones de Dios, debe continuar obrando en fe y
obediencia como lo hizo su padre Abraham. Desafortunadamente, la mayoría de la
Iglesia moderna está intentando cambiar esta «instrucción».)
ABIMELEC
6 Así que habitó, pues, Isaac en Guerar. (No hay indicación que el SEÑOR le dijera a Isaac que fuera a Guerar. Mas
bien indica que él fue allí siguiendo lo que sentía. Los eventos son prueba.)
7 Y los hombres de aquel lugar preguntaron acerca
de su mujer; y él respondió: Es mi
hermana; (el Patriarca habla con engaño, exactamente
como lo hizo su padre Abraham. Es cierto que Isaac sabía en detalle del
episodio de su padre en Egipto, lo incorrecto de esa acción. Entonces, ¿Por qué
hizo él lo mismo?) Porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; que tal vez, él dijo, los hombres
del lugar me matarían por causa de Rebeca; porque ella era de hermoso aspecto. (El hijo de Dios nunca debe actuar a raíz del «temor» sino siempre desde
una posición de «fe».)
8 Y sucedió que, después que él estuvo allí
muchos días, Abimelec, rey de los Filisteos, mirando por una ventana, vio a
Isaac, que jugaba con Rebeca su mujer. (Su
engaño fue descubierto. El SEÑOR siempre deja una «ventana».)
9 Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer; ¿Cómo,
pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le
respondió: Porque dije: Quizá moriré por
causa de ella. (De nuevo, el emisario principal de Dios en
la Tierra es humillado. Porque, el pecado siempre avergüenza).
10 Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto?
Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído
sobre nosotros el pecado. (Matthew Henry dijo: «En cuanto a esa
mentira de Isaac respecto a Rebeca, no hay que imitar, ni aun excusar. La
imparcialidad del historiador sagrado lo registra para nuestra amonestación, y
para demostrar que la Justicia no es por la Ley, sino por la Fe en Cristo».)
11 Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo,
diciendo: El que tocare a este hombre o
a su mujer, de cierto morirá. (El pecado de Isaac fue mayor que el pecado
de su padre Abraham. Y aunque ningún pecado tiene excusa, Isaac tuvo delante de
sí este ejemplo desagradable, por lo tanto no había excusa por lo que hizo.)
12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó en
aquel año cien veces lo sembrado; y lo bendijo el SEÑOR. (Con esto nos damos cuenta que Dios bendijo materialmente a Isaac, pero
también vemos una vasta diferencia entre las bendiciones materiales y las
Bendiciones Espirituales.)
13 Y el varón se engrandeció, y fue adelantando y
engrandeciéndose, hasta hacerse muy
poderoso (nunca podemos juzgar que la relación de
una persona con el SEÑOR es correcta basado en que son prósperas).
14 Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha
servidumbre; y los Filisteos le tuvieron envidia. (Como
Isaac, un hombre puede llegar a ser rico en «Guerar», pero no indica que Jehová
le apareció a Isaac en Guerar. Se le apareció antes de que él se fuera allá [en
Lajai Roí] y de hecho, la misma noche del día que él partió.)
15 Y todos los pozos que había abierto los siervos
de Abraham su padre en sus días, los Filisteos los habían cerrado, y llenado de
tierra (lo hicieron después de la llegada de Isaac).
16 Y dijo Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más
poderoso que nosotros te has hecho.
ISAAC, EXCAVADOR DE POZOS
17 E Isaac se fue de allí; y acampó en el valle de
Guerar, y habitó allí. (Encontramos que Isaac todavía no estaba en
el lugar donde el SEÑOR quería que estuviera. Él todavía está en Guerar, que es
un país Filisteo. ¿A cuántos vemos rodeados de las Bendiciones de Dios, pero no
tienen la Presencia de Dios?)
18 Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que
habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los Filisteos habían
tapado, después de la muerte de Abraham (estos
pozos habían sido tapados mucho tiempo atrás); y los llamó por
los nombres que su padre los había llamado (los
pozos en aquella región del mundo, tanto en ese entonces como ahora, son de
suma importancia).
19 Y los siervos de Isaac cavaron en el valle, y
hallaron allí un pozo de aguas vivas.
20 Y los pastores de Guerar (los Filisteos) riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra; por eso llamó el nombre
del pozo Esek (rencilla), porque habían
altercado con él (muchas veces la oposición que recibimos,
aunque el que se opone está equivocado, pero algunas veces, el SEÑOR usa estas
cosas, para ampliar Su Causa en nuestra vida).
21 Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre
él; y llamó su nombre Sitna (odio).
22 Y se apartó de allí, y abrió otro pozo y no riñeron
por él; y llamó su nombre Rejobot (hay amplio espacio); y dijo: Porque ahora nos ha hecho ensanchar el SEÑOR y fructificaremos en la tierra. (A pesar de que no hay rencilla por este pozo en particular, Isaac parece
entender que todavía no está exactamente donde Dios quiere que esté.)
23 Y de allí subió a Berseba. (Si Isaac en el comienzo hubiera buscado la voluntad de Dios respecto a su
lugar de residencia, se habría evitado muchos años de contienda y rencilla. El SEÑOR
quería que el Patriarca estuviera en Berseba.)
24 Y se le apareció el SEÑOR aquella misma noche (inmediatamente cuando salió Isaac de Guerar y se fue a Berseba, que era
donde el SEÑOR quería que estuviera, «El SEÑOR se le apareció la misma noche»), y le dijo:
Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, que Yo estoy contigo, y Yo te
bendeciré, y multiplicaré tu simiente por amor de Abraham Mi siervo. (El SEÑOR tenía el propósito de que Isaac imitara a su padre, por eso, Él
ensalza a Abraham como un ejemplo. Además, se refiere a Abraham, aunque muerto,
pero no como alguien que ha dejado de existir. De hecho, Abraham en ese momento
estaba en el Paraíso, junto con Abel, Enoc, Noé y probablemente muchos otros.)
25 Y edificó allí un Altar (esto tipificaba a Cristo y el precio que Él pagaría; o sea, «Jesucristo y
El Crucificado» de eso se trataba todo, y es de todo lo que se trata en la
actualidad ; Isaac no construyó un Altar en Guerar, porque la Cruz y la
desobediencia no concuerdan), e invocó el Nombre del SEÑOR (hay
una diferencia en invocar el Nombre del SEÑOR cuando se está fuera de la
Voluntad de Dios y cuando se está en el centro mismo de la Voluntad de Dios;
esta «invocación» se basa en la fe y la victoria, y se recompensará de igual
modo), y tendió allí su carpa (porque allí estaba el SEÑOR); y abrieron
allí los siervos de Isaac un pozo (la palabra Hebrea que se
emplea aquí significa que ellos abrieron el pozo, que había sido tapado o
cerrado por violencia o negligencia).
EL PACTO
26 Entonces Abimelec vino a él desde Guerar, y Ajuzat,
amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército (ahora
Abimelec busca la paz con Isaac, porque el temor del SEÑOR está sobre Isaac).
27 Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues que me habéis
aborrecido, y me echasteis de entre vosotros? (Williams
dice: «Es cuando Isaac se separa por completo de los hombres de Guerar que
ellos vienen buscando bendición de Dios a través de él. Todo el tiempo que él
habitó entre ellos, no se registra que ellos se acercaran a él de este modo.
Esta es una de las muchas lecciones en la Biblia que le enseña al Cristiano que
la mejor manera de ayudar al mundo es cuando se vive separado del mismo.»)
28 Y ellos respondieron: Hemos visto que el SEÑOR
está contigo (la Mano del SEÑOR está ahora sobre Isaac
para poder y protección, que no había sido así anteriormente; fue muy obvio
incluso para los enemigos del Patriarca); y dijimos: Haya
ahora juramento entre nosotros, entre nosotros y ti, y haremos alianza contigo (un pacto para resolver la contienda),
29 Que no nos hagas mal, como nosotros no te hemos
tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te enviamos en paz: Tú eres ahora el bendito del SEÑOR. (Abimelec tuvo suficiente inteligencia para darse cuenta que Isaac era el
«bendito de Jehová,» y que él debe actuar como corresponde. Desafortunadamente,
muchos en la Iglesia moderna no tienen ni siquiera discernimiento espiritual
como ese príncipe pagano de antaño.)
30 Entonces él les hizo banquete, y comieron y
bebieron (el pacto fue hecho).
31 Y se levantaron de madrugada, y juraron el uno
al otro; e Isaac los despidió, y ellos partieron de él en paz.
32 Y en aquel mismo día sucedió que vinieron los
siervos de Isaac, y le dieron nuevas acerca del pozo que habían abierto, y le
dijeron: Agua hemos hallado. (El agua aquí es simbólica del Agua de vida
que el SEÑOR Jesucristo proporcionará, a la «Simiente» de Abraham, Isaac y
Jacob.)
33 Y lo llamó Seba (que
quiere decir «el pozo del juramento;» simbólico del Pacto hecho por el SEÑOR
con Abraham respecto a la Redención); por cuya causa el nombre de aquella
ciudad es Berseba hasta este día.
LAS ESPOSAS DE ESAÚ
34 Y cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por
mujer a Judit hija de Beerí el hitita, y a Basemat hija de Elón el hitita (estas doncellas eran del linaje de Cam y Canaán, que fueron maldecidos
[9:25-26]; en ese momento el SEÑOR solamente reconoció el linaje de Sem, porque
a través de Sem vendría el Mesías).
35 Y fueron amargura de espíritu a Isaac y a
Rebeca.
Salmo 79:
Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia; han profanado tu santo templo, han dejado en ruinas a Jerusalén. Han entregado los cadáveres de tus siervos como alimento de las aves del cielo; han destinado los cuerpos de tus fieles para comida de los animales salvajes. Por toda Jerusalén han derramado su sangre, como si derramaran agua, y no hay quien entierre a los muertos. Nuestros vecinos hacen mofa de nosotros; somos blanco de las burlas de quienes nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Arderá tu celo como el fuego? ¡Enójate con las naciones que no te reconocen, con los reinos que no invocan tu nombre! Porque a Jacob se lo han devorado, y al país lo han dejado en ruinas. No nos tomes en cuenta los pecados de ayer; ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos! Oh Dios y salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados. ¿Por qué van a decir las naciones: "¿Dónde está su Dios?" Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos. Que lleguen a tu presencia los gemidos de los cautivos, y por la fuerza de tu brazo salva a los condenados a muerte. Señor, haz que sientan nuestros vecinos, siete veces y en carne propia, el oprobio que han lanzado contra ti. Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado, te alabaremos por siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas.
Proverbios 5:
Hijo mío, pon atención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento. De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. No toma ella en cuenta el camino de la vida; sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce. Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel; para que no sacies con tu fuerza a gente extraña, ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos. Porque al final acabarás por llorar, cuando todo tu ser se haya consumido. Y dirás: "¡Cómo pude aborrecer la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! No atendí a la voz de mis maestros, ni presté oído a mis instructores. Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad." Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial. ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles y tus corrientes de aguas por las plazas públicas? Son tuyas, solamente tuyas, y no para que las compartas con extraños. ¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo! ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena? Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas. Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez.
El Libro de Primera Corintios Capítulo 9 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
CAPÍTULO 9
(59 d.C.)
EL APOSTOLADO DE PABLO
¿NO soy Apóstol? (La idea no es tanto defender su Apostolado, como demostrar cómo él había renunciado sus propios derechos a fin de ser un buen ejemplo a los demás.) ¿No soy libre? (Ya que es libre, él tiene libertad, pero no usó esa libertad en cada caso, así como lo discutirá más adelante.) ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? (Se refiere a la Visión en el Camino a Damasco [Hch. 9:3, 17; 22:7-8].) ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? (¡La Fruta era abundante!)
2 Si a los otros no soy Apóstol (algunos en la Iglesia Primitiva no tenían una buena opinión del Apostolado de Pablo), a vosotros ciertamente lo soy (los Corintios sabían, o al menos deberían de haber sabido que, él era un Apóstol): porque el sello de mi Apostolado sois vosotros en el Señor (Pablo usa un ejemplo que era indiscutible).
UNA VIDA NORMAL
3 Esta es mi respuesta a los que me preguntan (aquellos que ponían en duda su Ministerio),
4 Qué ¿no tenemos potestad de comer y de beber? (Él podía haberles pedido ayuda financiera. Él tenía el derecho, pero no lo hizo, aunque otros que no tenían ningún derecho lo hicieron.)
5 ¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer también como los otros Apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? (Al parecer, las Iglesias ayudaban a los otros Apóstoles con los gastos, pero Pablo no pedía nada.)
6 ¿O sólo yo y Bernabé (Pablo mencionó a Bernabé después de la disputa [Hch., cap. 15] demuestra que el Apóstol le tenía mucho amor y estima) no tenemos potestad de no trabajar? (Dejar el trabajo manual, lo que hacía para ganarse la vida.)
7 ¿Quién jamás peleó a sus expensas? (Si un soldado se suponía recibir víveres y sueldo del Gobierno al que él prestaba servicio, se suponía lo mismo para un Ministro del Evangelio.) ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
8 ¿Digo esto según los hombres? (Pablo fundamentaba su caso de que sus declaraciones no eran simplemente sus propios pensamientos, sino eran de Dios.) ¿No dice esto también la Ley? (Se refiere a la Ley de Moisés, y lo veremos en el siguiente Versículo.)
SOSTENIMIENTO
9 Porque en la Ley de Moisés está escrito (Deut. 25:4), No pondrás bozal al buey que trilla (presenta básicamente lo que Jesús dijo en Lucas 10:7). ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes? (¡Si el Señor tiene cuidado por una bestia humilde, y de seguro que es así, ¿cuánto más cuidado tendría Él a aquellos que llevan Su Evangelio al mundo?!)
10 ¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros está escrito: porque con esperanza ha de arar él que ara; y él que trilla, con esperanza de recibir el fruto.
11 Si nosotros os sembramos lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? (El pronombre nosotros declara que el argumento se aplica no sólo al propio caso de Pablo, sino también a todos los Predicadores del Evangelio.)
12 Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no más bien nosotros? (Parece que estos otros Maestros, quienesquiera que fueran, fueron bien pagados, mientras que Pablo no recibió nada.) Mas no hemos usado de esta potestad (este privilegio); antes lo sufrimos todo, por no poner ningún obstáculo al Evangelio de Cristo (lo que siempre debería ser lo principal en el corazón y la mente de todo Predicador del Evangelio).
13 ¿No sabéis que los que trabajan en el Santuario, comen del Santuario? (La economía antigua de Dios, la cual Pablo está usando como ejemplo.) ¿Y que los que sirven al Altar, del Altar participan? (Ciertas porciones de los Sacrificios dados a los Sacerdotes [Núm. 18:8-13; Deut. 18:1].)
14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el Evangelio, que vivan del Evangelio. (La idea, como es obvia, es que los que Ministran en asuntos espirituales deben ser sostenidos económicamente por los que reciben el beneficio de su Ministerio.)
15 Mas yo de nada de esto me aproveché (él tenía el derecho de ser sostenido económicamente, pero nunca ejerció ese derecho, salvo de una manera muy limitada): ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo (además, él no está haciendo estas declaraciones para que la gente le enviara ofrendas): porque tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana ésta mi gloria. (En esencia, él preferiría morir antes que rebajarse a ese nivel. Hacer tal cosa sería manipulación, lo cual el Señor nunca puede bendecir.)
16 Pues bien que Anuncio el Evangelio, no tengo por qué gloriarme (en sí; aunque él es un Apóstol, no sirve de nada jactarse de estos dones): porque me es impuesta necesidad (Predicar el Evangelio no es nada más una alternativa para él, sino más bien un Mandato del Señor); ¡y ay de mí, si no Predico el Evangelio! (Era una gran obligación moral.)
17 Por lo cual, si lo hago de voluntad, premio tendré (la recompensa viene del Señor): mas si por fuerza, la dispensación me ha sido encargada. (La palabra dispensación quiere decir administración o mayordomía. En efecto, se refiere anteriormente a la Parábola de los Talentos [Mat. 25:14-30]. En otras palabras, no se debe valorar la Predicación del Evangelio de ninguna otra manera salvo a que hagamos lo mejor. De lo contrario, perderemos la recompensa.)
18 ¿Cuál, pues, es mi recompensa? (Es distinta a la recompensa del Versículo 17.) Que Predicando el Evangelio puedo ofrecer el Evangelio de Cristo gratuitamente (nunca debe poner un precio en el Evangelio), para no usar mal de mi poder en el Evangelio. (El Predicador debe estar muy seguro que él no vaya a explotar a la gente, sino que la edifique.)
LA POLÍTICA DE PABLO
19 Por lo cual, siendo libre para con todos (Cristo es Señor y Maestro, no hombre), me he hecho aún siervo de todos (una sumisión voluntaria, la cual es el Camino del Espíritu) por ganar al mayor número posible. (Es el Camino de Dios. ¡Los hombres dominan, pero el Señor sirve! Debemos emular a nuestro Señor.)
20 Heme hecho a los Judíos como Judío, por ganar a los Judíos (Pablo describe las concesiones inocentes que surgen de la condescendencia inofensiva y generosa de un espíritu caritativo); a los que están sujetos a la Ley (aunque yo no sea sujeto a la Ley,) como sujeto a la Ley, para poder ganar a los que están sujetos a la Ley (cuando hizo que Timoteo fuera circuncidado, es un ejemplo perfecto [Hch. 16:3]);
21 A los que son sin Ley (los Gentiles), como si yo fuera sin Ley, (no estando yo sin Ley de Dios, mas bajo la Ley de Cristo,) (estar bajo la Ley de Cristo satisface cada Ley de Dios; es la Fe simple en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz) para poder ganar a los que estaban sin Ley (ganar a los Gentiles).
22 Me he hecho a los débiles débil, para poder ganar a los débiles (Pablo no se aprovechaba de sus libertades Cristianas simplemente para no causar que los Cristianos débiles tropezaran): me he hecho todo para todos, para que de todos modos pueda ayudar a salvar a algunos. (Como se dijo, se está refiriendo a las concesiones inocentes, nunca de transigir el Evangelio.)
23 Y esto hago por causa del Evangelio (el Evangelio de Cristo siendo el único medio de la Salvación, debe tomar primer lugar en todas las cosas), por hacerme juntamente participante del mismo. (Éste es el amor que todo Predicador debe manifestarse.)
LAS CONDICIONES
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, mas uno lleva el premio? Corred de tal manera, que lo obtengáis. (En los eventos atléticos, sólo uno recibe el premio. Sin embargo, todos los que corren para Cristo, espiritualmente hablando, ganan una Corona. ¡No hay perdedores!)
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene (el Apóstol está diciendo que hemos de permitir que el atleta que se esfuerza y se entrena para ganar una corona pasajera sea una lección a los Cristianos en cuanto a la diligencia). Y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible. (Si ellos hacen tal para lo corruptible, ¿cuánto más debemos nosotros hacer lo mismo para lo incorruptible?)
26 Así que, yo de esta manera corro, no como a cosa incierta (todos los Creyentes que corren y continúan corriendo, en el sentido espiritual, tienen por seguro que ganarán); de esta manera peleo, no como quien hiere el aire (ahora el Apóstol cambia la metáfora de correr en una carrera a la del boxeo; él no está luchando inútilmente, sino más bien la lucha buena de la Fe, que se refiere a la Fe exclusivamente fijada en la Cruz; desgraciadamente, muchos de los Cristianos en este empeño Espiritual hacen un esfuerzo ineficaz):
27 Antes sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre (es lo que él hace al comprender que la victoria está en la Cruz): no sea que, habiendo Predicado a otros, yo mismo venga a ser un náufrago. (Aunque el hombre sea un Predicador del Evangelio, si no tiene su mirada exclusivamente en Cristo y la Cruz, y siempre hace de la Cruz el énfasis, terminaría como un náufrago, es decir, desaprobado. El Señor tiene un camino de victoria, que es el mismo tanto para los Predicadores como para los laicos. Es Jesucristo y Él Crucificado.)
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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