30 November 2010

El 30 de Noviembre Lectura Bíblica Diaria


El 30 de Noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Oseas 8 a 10:
"¡Da el toque de trompeta!
¡Un águila se cierne sobre la casa del Señor!
y se han rebelado contra mi ley, y ahora vienen a suplicarme:
¡Dios de Israel, te conocemos! Pero Israel ha rechazado el bien, así que un enemigo lo perseguirá. Establecen reyes que yo no apruebo, y escogen autoridades que no conozco.
para su propia destrucción. Samaria, ¡arroja el becerro
que tienes por ídolo!
Contra ustedes se ha encendido mi ira.
¿Hasta cuándo estarán sin purificarse? Oye, Israel: Ese becerro no es Dios;
es obra de un escultor.
será hecho pedazos. "Sembraron vientos
y cosecharán tempestades.
y no producirá harina;
si acaso llegara a producirla,
se la tragarían los extranjeros. Pues a Israel se lo han tragado,
y hoy es de poca estima entre las naciones. Los israelitas subieron a Asiria;
se apartaron como terco asno salvaje,
y Efraín se ha comprado amantes. Pero aunque se los compre entre las naciones,
de allí volveré a reunirlos;
y comenzarán a retorcerse
bajo la opresión de un rey poderoso. "Efraín edificó muchos altares para expiar sus pecados, pero éstos se han convertido
en altares para pecar. Yo podría escribirles mi ley muchas veces, pero ellos la verían como algo extraño. Me hanofrecido sacrificios y ofrendas, y se han comido la carne,
pero eso a mí no me agrada. Voy ahora a tomar en cuenta sus perversidades, y castigaré sus pecados; ¡y tendrán que regresar a Egipto! Israel se olvidó de su Hacedor y se edificó palacios;
Judá multiplicó las ciudades amuralladas;
pero yo lanzaré sobre sus ciudades y fortalezas
un fuego que las consuma." No te alegres, Israel;
no hagas fiesta como las naciones.
Porque te has prostituido:
¡le has sido infiel a tu Dios!
que recibes en todos los trigales. Ni el trigo ni las uvas podrán alimentarlos;
el vino nuevo no tendrá el gusto que esperaban. No habitarán en la tierra del Señor;
y comerá inmundicias en Asiria. No le ofrecerán al Señor más libaciones de vino,
ni le serán gratos sus sacrificios.
Se les volverá pan de lágrimas;
quienes lo coman quedarán impuros.
Tal vez les sirva para matar el hambre,
pero no tendrá cabida en la casa del Señor. ¿Qué harán ustedes en los días de fiesta,
o en las peregrinaciones en honor del Señor? Aunque escapen de la destrucción,
los recogerá Egipto y los enterrará Menfis.
Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas,
y los espinos invadirán sus carpas. Han llegado los días del castigo, han llegado los días de la retribución. ¡Que lo sepa Israel!
Es tan grande tu maldad,
y tan intensa tu hostilidad,
que al profeta se le tiene por necio,
y al hombre inspirado por loco. El profeta, junto con Dios,
es el centinela de Efraín,
pero enfrenta trampas en todos sus caminos,
y hostilidad en la casa de su Dios. Han llegado al colmo de la corrupción, como en los días de Guibeá; ¡pero Dios se acordará de sus perversidades
y los castigará por sus pecados! "Cuando encontré a Israel,
fue como hallar uvas en el desierto;
cuando vi a sus antepasados,
fue como ver higos tiernos en la higuera.
y se entregaron a la vergüenza;
¡se volvieron tan detestables
como el objeto de su amor! El esplendor de Efraín saldrá volando, como un ave; no habrá más concepción ni embarazo ni nacimiento. Y aun cuando vean crecer a sus hijos,
yo los arrebataré de este mundo.
¡Ay de ellos cuando los abandone! He visto a Efraín y a Tiro plantados en una pradera.
¡Pero Efraín entregará sus hijos al verdugo!" Dales, Señor … ¿qué les darás?
¡Dales vientres que aborten y pechos resecos! "Toda su maldad comenzó en Guilgal;
allí comencé a aborrecerlos.
Por causa de sus maldades,
los expulsaré de mi casa.
No volveré a amarlos,
pues todas sus autoridades son rebeldes. Efraín se ha marchitado: su raíz se secó y no produce fruto. Aunque llegue a tener hijos, mataré el precioso fruto de su vientre." Como no lo obedecieron, mi Dios los rechazará; ¡andarán errantes entre las naciones! Israel era una vid frondosa que daba fruto a su antojo.
Pero cuanto más aumentaba su fruto,
más altares se construía;
cuanto más prosperaba su país,
más hermosas hacía sus piedras sagradas. Su corazón es escurridizo, pero tendrá que cargar con su culpa.
y devastará sus piedras sagradas. Tal vez dirán: "No hemos temido al Señor, y por eso no tenemos rey.
Pero aun si lo tuviéramos,
¿qué podría hacer por nosotros?" Hablan sólo por hablar;
juran en falso y hacen tratos;
¡por eso florecen los pleitos
como la mala yerba en el campo! Temen los moradores de Samaria por el becerro que adoran en Bet Avén.
El pueblo del becerro hará duelo por él,
lo mismo que sus sacerdotes idólatras.
Harán lamentos por su esplendor,
porque se lo llevarán al destierro. El becerro será llevado a Asiria como tributo para el gran rey.
Efraín quedará avergonzado;
Israel se avergonzará de sus ídolos. Samaria y su rey desaparecerán
como rama arrastrada por el agua. Serán destruidos sus santuarios paganos,
lugares de pecado de Israel.
¡Cardos y espinos crecerán sobre sus altares!
Entonces dirán a las montañas: "¡Cúbrannos!",
y a las colinas: "¡Caigan sobre nosotros!" "Tú, Israel, has venido pecando
desde los días de Guibeá,
y allí te has mantenido.
¡En Guibeá la guerra
tomará por sorpresa a los malvados! Cuando yo quiera, los castigaré; entonces las naciones se juntarán contra ellos
para aprisionarlos por su doble perversión. Efraín es una novilla adiestrada
a la que le gusta trillar,
pero yo no quise ponerle el yugo.
Pero ahora voy a uncir a Efraín,
y Judá tendrá que arar,
y Jacob emparejará la tierra." ¡Siembren para ustedes justicia!
¡Cosechen el fruto del amor,
y pónganse a labrar el barbecho!
¡Ya es tiempo de buscar al Señor!,
hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia. Pero ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes
y comieron el fruto de la mentira,
porque confiaron en sus carros
y en la multitud de sus guerreros. Un estruendo de guerra se levantará contra su pueblo,
y todas sus fortalezas serán devastadas,
como devastó Salmán a Bet Arbel en el día de la batalla,
cuando las madres fueron destrozadas
junto con sus hijos. Esto es lo que Betel les hizo a ustedes,
a causa de su extrema maldad.
¡Pues el rey de Israel será destruido por completo
en cuanto amanezca!


Salmo 51:
Ten compasión de mí, oh Dios,
conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad,
borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad
y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones;
siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti,
y he hecho lo que es malo ante tus ojos;
por eso, tu sentencia es justa,
y tu juicio, irreprochable. Yo sé que soy malo de nacimiento;
pecador me concibió mi madre. Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo;
en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Anúnciame gozo y alegría;
infunde gozo en estos huesos que has quebrantado. Aparta tu rostro de mis pecados
y borra toda mi maldad. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia
ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación;
que un espíritu obediente me sostenga. Así enseñaré a los transgresores tus caminos,
y los pecadores se volverán a ti. Dios mío, Dios de mi salvación,
líbrame de derramar sangre,
y mi lengua alabará tu justicia. Abre, *Señor, mis labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. Tú no te deleitas en los sacrificios
ni te complacen los holocaustos;
de lo contrario, te los ofrecería. El sacrificio que te agrada
es un espíritu quebrantado;
tú, oh Dios, no desprecias
al corazón quebrantado y arrepentido. En tu buena voluntad, haz que prospere Sión;
levanta los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
los holocaustos del todo quemados,
y sobre tu altar se ofrecerán becerros.


Proverbios 8:
¿Acaso no está llamando la sabiduría?
¿No está elevando su voz la inteligencia? Toma su puesto en las alturas,
a la vera del camino y en las encrucijadas. Junto a las puertas que dan a la ciudad,
a la entrada misma, grita a voz en cuello: "A ustedes los hombres, los estoy llamando;
dirijo mi voz a toda la humanidad. Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia!
Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento! Escúchenme, que diré cosas importantes;
mis labios hablarán con justicia. Mi boca expresará la verdad,
pues mis labios detestan la mentira. Las palabras de mi boca son todas justas;
no hay en ellas maldad ni doblez. Son claras para los entendidos,
e irreprochables para los sabios. Opten por mi instrucción, no por la plata;
por el conocimiento, no por el oro refinado. Vale más la sabiduría que las piedras preciosas,
y ni lo más deseable se le compara. "Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia
y poseo conocimiento y discreción. Quien teme al Señor aborrece lo malo;
yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
la mala conducta y el lenguaje perverso. Míos son el consejo y el buen juicio;
míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes
y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes
y todos los nobles que rigen la tierra. A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra,
la prosperidad y los bienes duraderos. Mi fruto es mejor que el oro fino;
mi cosecha sobrepasa a la plata refinada. Voy por el camino de la rectitud,
por los senderos de la justicia, enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros. "El Señor me dio la vida como primicia de sus obras,
mucho antes de sus obras de antaño. Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo. No existían los grandes mares cuando yo nací;
no había entonces manantiales de abundantes aguas. Nací antes que fueran formadas las colinas,
antes que se cimentaran las montañas, antes que él creara la tierra y sus paisajes
y el polvo primordial con que hizo el mundo. Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
y trazó el horizonte sobre las aguas,
allí estaba yo presente. Cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes del mar profundo; cuando señaló los límites del mar,
para que las aguas obedecieran su mandato;
cuando plantó los fundamentos de la tierra, allí estaba yo, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó;
¡en el género humano me deleitaba! "Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos. Atiendan a mi instrucción, y sean sabios;
no la descuiden. Dichosos los que me escuchan
y a mis puertas están atentos cada día,
esperando a la entrada de mi casa. En verdad, quien me encuentra, halla la vida
y recibe el favor del Señor. Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo;
quien me aborrece, ama la muerte."


El Libro de Los Hechos Capítulo 25 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 25
(62 d.C.)
PABLO ANTE FESTO
FESTO pues, entrado en la Provincia (se refiere a que ocupaba la posición de Gobernador en Cesarea), tres días después subió de Cesarea a Jerusalén (según la topografía, él ascendió; pero según la geografía, él descendió; Jerusalén está aproximadamente a 762 metros [2.500 pies] sobre el nivel del mar, mientras que Cesarea, situada en la costa, está sólo a unos cuantos pies sobre el nivel del mar).
2 Y vinieron a él los Principales Sacerdotes y los Dirigentes de los Judíos contra Pablo; y le rogaron (comenzaron a asediar a Festo con repetidas acusaciones contra Pablo),
3 Pidiendo gracia contra él, que le hiciese traer a Jerusalén, poniendo ellos asechanzas para matarle en el camino (expone la idea de que los mismos cuarenta hombres que al principio juraron matar a Pablo deberían ya tomar acción [Hch. 23:16]).
4 Mas Festo respondió, que Pablo estaba guardado en Cesarea, y que él mismo partiría pronto (parece indicar que el Gobernador estaba harto del odio y la hipocresía de los Judíos).
5 Los que de vosotros pueden, dijo desciendan juntamente; y si hay algún crimen en este varón, acúsenle (en efecto, les dijo que Pablo era ciudadano Romano y había que tratarlo como tal).
6 Y deteniéndose entre ellos no más de ocho ó diez días, venido a Cesarea; el siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que Pablo fuese traído (significa que el Gobernador pedía un nuevo proceso oficial; Festo podía hacer esto porque Félix nunca emitió oficialmente un fallo).
7 El cual venido, le rodearon los Judíos que habían venido de Jerusalén (desde luego algunos Judíos de Jerusalén fueron de inmediato a Cesarea para testificar en contra de Pablo), poniendo contra Pablo muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar (indudablemente eran las mismas quejas que se hizo mención unos dos años antes; ellos alegaron que de alguna manera Pablo había violado la Ley Romana que es lo que insinúa el siguiente Versículo, pero Lucas no lo especificó).
8 Alegando él por su parte, Ni contra la ley de los Judíos, ni contra el Templo, ni contra César he pecado en nada (al parecer afirmaban que Pablo había instigado una nueva religión, que, si fuese cierto, estaría en contra de la Ley Romana).
9 Mas Festo, queriendo congraciarse con los Judíos, respondiendo a Pablo, dijo (Festo tenía temor de los líderes Judíos y se daba cuenta que si ellos consentían someter este tipo de acusaciones falsas contra Pablo, no dudarían en hacer lo mismo contra él en Roma), ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? (Se refiere al compromiso del Gobernador.)
CÉSAR
10 Y Pablo dijo, Ante el tribunal de César estoy, donde conviene que sea juzgado (el Apóstol ve claramente las intenciones de esta estratagema, sabía que si iba a Jerusalén, los Judíos encontrarían alguna forma de matarlo): a los Judíos no he hecho injuria alguna, como tú sabes muy bien (declara lo que es verdad y lo que Pablo hace hincapié, ¡y con razón!).
11 Porque si alguna injuria, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no me niego morir (en efecto, Pablo no intenta tanto en salvar su vida, sino más bien declarar su inocencia): mas si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie tiene derecho de entregarme a ellos. A César apelo (quiere decir que es la Voluntad de Dios para comparecer ante César, no ante los Judíos).
12 Entonces Festo, habiendo hablado con el Consejo, respondió (se refiere al asesor legal del Consejo del Gobernador, que desde luego le informó a Festo que se conformara a Pablo de acuerdo a la Ley Romana), ¿A César has apelado? a César irás.
AGRIPA Y FESTO
13 Y pasados algunos días, el rey Agripa (corresponde al segundo hijo de Herodes Agripa que se mencionó en Hch. 12:1) y Berenice (era la hermana de Agripa) vinieron a Cesarea a saludar a Festo (para presentar sus respetos al nuevo Gobernador).
14 Y cuando estuvieron allí muchos días, Festo declaró la causa de Pablo al rey, diciendo (Festo pensó que Herodes tenía un mejor entendimiento de la Ley Judía que él, que era muy cierto), Un hombre ha sido dejado preso por Félix (habla de Pablo):
15 Sobre el cual, cuando fui a Jerusalén, vinieron a mí los Principales Sacerdotes y los Ancianos de los Judíos, pidiendo condenación contra él (quiere decir que los Judíos no querían realmente otro proceso para Pablo, sino más bien querían que Festo aceptara en serio sus acusaciones y pronunciara la pena de muerte a Pablo sin que tuviera otro proceso o investigación).
16 A los cuales respondí, que no es costumbre de los Romanos dar alguno a la muerte antes que el que es acusado tenga presentes sus acusadores (este pagano poseía más sentido común en cuanto a la justicia que los Judíos Religiosos, que eran los que debían entenderla mejor que nadie), y haya lugar de defenderse de la acusación (describe la justicia del Gobierno pagano de Roma, sin embargo, Israel que se suponía ser el escogido de Dios, no demostraba justicia alguna).
17 Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal (como es obvio, Festo hizo el recuento de este episodio al Rey Agripa), mandé traer al hombre.
18 Y estando presentes los acusadores, ningún cargo produjeron de los que yo sospechaba (realmente no entendió sus acusaciones):
19 Solamente tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su superstición (lo que realmente estaba diciendo, los de su propia religión están en su contra), y de Un Cierto Jesús (demuestra que Pablo, en su defensa, de buena gana predicó acerca de Jesús al Gobernador y a los Líderes Judíos; en este relato de Lucas, sólo hay un bosquejo breve), difunto, el cual Pablo afirmaba que estaba vivo (declara que la Resurrección era el Milagro más asombroso que el mundo jamás haya conocido; Jesús había sido Crucificado; los archivos Romanos lo confirmaban, y Festo podía corroborarlo si quería; además, los soldados Romanos aseguraron la Tumba; como se declaró, todo esto estaba documentado).
20 Y yo, dudando en cuestión semejante (sin saber cómo decidir a tales preguntas), dije, si quería ir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas.
21 Mas Pablo prefirió apelar a la autoridad de Augusto (Nerón), mandé que le guardasen hasta que le enviara a César.
22 Entonces Agripa dijo a Festo, Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él (Festo) dijo, Mañana le oirás.
23 Y al otro día, viniendo Agripa y Berenice rodeados de gran pompa, y entrando en la audiencia con los Comandantes y Principales hombres de la ciudad (el Rey y su hermana tomaron esta oportunidad de permitir a la ciudad de Cesarea ver su gloria), por mandato de Festo, fue traído Pablo (se sugerió que también Lucas asistiera ese día en particular, y fue testigo de todos los debates).
24 Entonces Festo dijo, Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros, veis a éste, por el cual toda la multitud de los Judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no conviene que viva más.
25 Mas yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y él mismo apelando a Augusto, he determinado enviarle.
26 Del cual no tengo cierta cosa que escribirle a mi señor (vuelve a referirse a Nerón; el Gobernador se queja de que va a enviar a un hombre a César para un proceso, pero no tenía idea qué decirle al Emperador sobre lo que él había hecho). Por lo que le he sacado a vosotros, y mayormente a ti, O rey Agripa, para que hecha información y yo tenga algo que escribir (espera que el Rey, que es un Judío, pudiera determinar un poco mejor los cargos).
27 Porque fuera de razón me parece enviar un preso, y no informar de las causas (el mundo Romano no halló ninguna falta en Pablo, del mismo modo Pilato no le halló ninguna falta en Jesús; ¡pero el mundo de la religión no deja de hallar faltas!).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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