15 March 2024

El 15 de marzo Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 15 de marzo Lectura Bíblica Diaria:


Josué 22 a 24:
22 Entonces Josué llamó a los rubenitas, a los gaditas, y a la media tribu de Manasés, y les dijo: Vosotros habéis guardado todo lo que Moisés siervo de Jehová os mandó, y habéis obedecido a mi voz en todo lo que os he mandado. No habéis dejado a vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios. Ahora, pues, que Jehová vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como lo había prometido, volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras posesiones, que Moisés siervo de Jehová os dio al otro lado del Jordán. Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma. Y bendiciéndolos, Josué los despidió, y se fueron a sus tiendas. También a la media tribu de Manasés había dado Moisés posesión en Basán; mas a la otra mitad dio Josué heredad entre sus hermanos a este lado del Jordán, al occidente; y también a éstos envió Josué a sus tiendas, después de haberlos bendecido. Y les habló diciendo: Volved a vuestras tiendas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, con oro, y bronce, y muchos vestidos; compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos. Así los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, se volvieron, separándose de los hijos de Israel, desde Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de sus posesiones, de la cual se habían posesionado conforme al mandato de Jehová por conducto de Moisés. Y llegando a los límites del Jordán que está en la tierra de Canaán, los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí un altar junto al Jordán, un altar de grande apariencia. Y los hijos de Israel oyeron decir que los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés habían edificado un altar frente a la tierra de Canaán, en los límites del Jordán, del lado de los hijos de Israel. Cuando oyeron esto los hijos de Israel, se juntó toda la congregación de los hijos de Israel en Silo, para subir a pelear contra ellos. Y enviaron los hijos de Israel a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés en tierra de Galaad, a Finees hijo del sacerdote Eleazar, y a diez príncipes con él: un príncipe por cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la casa de sus padres entre los millares de Israel. Los cuales fueron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, y les hablaron diciendo: Toda la congregación de Jehová dice así: ¿Qué transgresión es esta con que prevaricáis contra el Dios de Israel para apartaros hoy de seguir a Jehová, edificándoos altar para ser rebeldes contra Jehová? ¿No ha sido bastante la maldad de Peor, de la que no estamos aún limpios hasta este día, por la cual vino la mortandad en la congregación de Jehová, para que vosotros os apartéis hoy de seguir a Jehová? Vosotros os rebeláis hoy contra Jehová, y mañana se airará él contra toda la congregación de Israel. Si os parece que la tierra de vuestra posesión es inmunda, pasaos a la tierra de la posesión de Jehová, en la cual está el tabernáculo de Jehová, y tomad posesión entre nosotros; pero no os rebeléis contra Jehová, ni os rebeléis contra nosotros, edificándoos altar además del altar de Jehová nuestro Dios. ¿No cometió Acán hijo de Zera prevaricación en el anatema, y vino ira sobre toda la congregación de Israel? Y aquel hombre no pereció solo en su iniquidad. Entonces los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés respondieron y dijeron a los cabezas de los millares de Israel: Jehová Dios de los dioses, Jehová Dios de los dioses, él sabe, y hace saber a Israel: si fue por rebelión o por prevaricación contra Jehová, no nos salves hoy. Si nos hemos edificado altar para volvernos de en pos de Jehová, o para sacrificar holocausto u ofrenda, o para ofrecer sobre él ofrendas de paz, el mismo Jehová nos lo demande. Lo hicimos más bien por temor de que mañana vuestros hijos digan a nuestros hijos: ¿Qué tenéis vosotros con Jehová Dios de Israel? Jehová ha puesto por lindero el Jordán entre nosotros y vosotros, oh hijos de Rubén e hijos de Gad; no tenéis vosotros parte en Jehová; y así vuestros hijos harían que nuestros hijos dejasen de temer a Jehová. Por esto dijimos: Edifiquemos ahora un altar, no para holocausto ni para sacrificio, sino para que sea un testimonio entre nosotros y vosotros, y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz; y no digan mañana vuestros hijos a los nuestros: Vosotros no tenéis parte en Jehová. Nosotros, pues, dijimos: Si aconteciere que tal digan a nosotros, o a nuestras generaciones en lo por venir, entonces responderemos: Mirad el símil del altar de Jehová, el cual hicieron nuestros padres, no para holocaustos o sacrificios, sino para que fuese testimonio entre nosotros y vosotros. Nunca tal acontezca que nos rebelemos contra Jehová, o que nos apartemos hoy de seguir a Jehová, edificando altar para holocaustos, para ofrenda o para sacrificio, además del altar de Jehová nuestro Dios que está delante de su tabernáculo. Oyendo Finees el sacerdote y los príncipes de la congregación, y los jefes de los millares de Israel que con él estaban, las palabras que hablaron los hijos de Rubén y los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien todo ello. Y dijo Finees hijo del sacerdote Eleazar a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés: Hoy hemos entendido que Jehová está entre nosotros, pues que no habéis intentado esta traición contra Jehová. Ahora habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Jehová. Y Finees hijo del sacerdote Eleazar, y los príncipes, dejaron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad, y regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos de Israel, a los cuales dieron la respuesta. Y el asunto pareció bien a los hijos de Israel, y bendijeron a Dios los hijos de Israel; y no hablaron más de subir contra ellos en guerra, para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad pusieron por nombre al altar Ed; porque testimonio es entre nosotros que Jehová es Dios. 23 Aconteció, muchos días después que Jehová diera reposo a Israel de todos sus enemigos alrededor, que Josué, siendo ya viejo y avanzado en años, llamó a todo Israel, a sus ancianos, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales, y les dijo: Yo ya soy viejo y avanzado en años. Y vosotros habéis visto todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por vuestra causa; porque Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros. He aquí os he repartido por suerte, en herencia para vuestras tribus, estas naciones, así las destruidas como las que quedan, desde el Jordán hasta el Mar Grande, hacia donde se pone el sol. Y Jehová vuestro Dios las echará de delante de vosotros, y las arrojará de vuestra presencia; y vosotros poseeréis sus tierras, como Jehová vuestro Dios os ha dicho. Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra; para que no os mezcléis con estas naciones que han quedado con vosotros, ni hagáis mención ni juréis por el nombre de sus dioses, ni los sirváis, ni os inclinéis a ellos. Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy. Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro. Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como él os dijo. Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios. Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas naciones que han quedado con vosotros, y si concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y ellas con vosotros, sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado. Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas. Pero así como ha venido sobre vosotros toda palabra buena que Jehová vuestro Dios os había dicho, también traerá Jehová sobre vosotros toda palabra mala, hasta destruiros de sobre la buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado, si traspasareis el pacto de Jehová vuestro Dios que él os ha mandado, yendo y honrando a dioses ajenos, e inclinándoos a ellos. Entonces la ira de Jehová se encenderá contra vosotros, y pereceréis prontamente de esta buena tierra que él os ha dado. 24 Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios. Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac. A Isaac di Jacob y Esaú. Y a Esaú di el monte de Seir, para que lo poseyese; pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto. Y yo envié a Moisés y a Aarón, y herí a Egipto, conforme a lo que hice en medio de él, y después os saqué. Saqué a vuestros padres de Egipto; y cuando llegaron al mar, los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el Mar Rojo con carros y caballería. Y cuando ellos clamaron a Jehová, él puso oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, el cual los cubrió; y vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después estuvisteis muchos días en el desierto. Yo os introduje en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, los cuales pelearon contra vosotros; mas yo los entregué en vuestras manos, y poseísteis su tierra, y los destruí de delante de vosotros. Después se levantó Balac hijo de Zipor, rey de los moabitas, y peleó contra Israel; y envió a llamar a Balaam hijo de Beor, para que os maldijese. Mas yo no quise escuchar a Balaam, por lo cual os bendijo repetidamente, y os libré de sus manos. Pasasteis el Jordán, y vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo los entregué en vuestras manos. Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco. Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis. Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos. Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios. Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. El pueblo entonces dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos. Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos. Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem. Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová. Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios. Y envió Josué al pueblo, cada uno a su posesión. Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel. Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José. También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.

Salmo 41:
Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus adversarios. El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor. Yo he dicho: "Señor, compadécete de mí; sáname, pues contra ti he pecado." Con saña dicen de mí mis enemigos: "¿Cuándo se morirá? ¿Cuándo pasará al olvido?" Si vienen a verme, no son sinceros; recogen calumnias y salen a contarlas. Mis enemigos se juntan y cuchichean contra mí; me hacen responsable de mi mal. Dicen: "Lo que le ha sobrevenido es cosa del demonio; de esa cama no volverá a levantarse." Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla. Pero tú, Señor, compadécete de mí; haz que vuelva a levantarme para darles su merecido. En esto sabré que te he agradado: en que mi enemigo no triunfe sobre mí. Por mi integridad habrás de sostenerme, y en tu presencia me mantendrás para siempre. Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y amén.


Proverbios 4:
Escuchen, hijos, la corrección de un padre; dispónganse a adquirir inteligencia. Yo les brindo buenas enseñanzas, así que no abandonen mi instrucción. Cuando yo era pequeño y vivía con mi padre, cuando era el niño consentido de mi madre, mi padre me instruyó de esta manera: "Aférrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no olvides mis palabras ni te apartes de ellas. No abandones nunca a la sabiduría, y ella te protegerá;  ámala, y ella te cuidará. La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará; te pondrá en la cabeza una hermosa diadema; te obsequiará una bella corona." Escucha, hijo mío; acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán. Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud. Cuando camines, no encontrarás obstáculos; cuando corras, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar; cuídala bien, que ella es tu vida. No sigas la senda de los perversos ni vayas por el camino de los malvados. ¡Evita ese camino! ¡No pases por él! ¡Aléjate de allí, y sigue de largo! Los malvados no duermen si no hacen lo malo; pierden el sueño si no hacen que alguien caiga. Su pan es la maldad; su vino, la violencia. La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud. Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan! Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo. Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas. Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos. No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.


El Libro de HEBREOS Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
HEBREOS
CAPÍTULO 11
(64 d.C.)
LA DEFINICIÓN DE LA FE



ES pues la Fe la sustancia (la escritura de propiedad) de las cosas que se esperan (una declaración de la acción de Fe), la demostración de las cosas que no se ven. (La Fe no está basada en los sentidos, lo cual causan incertidumbre, sino más bien en la Palabra de Dios.)
2 Porque por ella (por la Fe, y como veremos, esta es la Fe en la Cruz) alcanzaron testimonio los Antiguos (la aprobación del Señor).
3 Por la Fe entendemos haber sido constituidos los mundos por la Palabra de Dios (se refiere a la Creación, junto con todo lo relacionado con la Creación), siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía. (Dios comenzó de la nada, por ello, con sólo pronunciar palabras empieza a existir lo indispensable para la creación del Universo.)
LOS PATRIARCAS
4 Por Fe Abel ofreció a Dios mayor Sacrificio que Caín (inmediatamente declara el hecho de que el Objeto de nuestra Fe debe ser "Jesucristo y Él Crucificado" [I Cor. 2:2]), por la cual alcanzó testimonio de que era Justo (expresa el hecho de que la Justicia viene exclusivamente de Cristo, y es obtenida por la Cruz que es el Objeto de nuestra Fe), dando Dios testimonio a sus ofrendas (se refiere al hecho de que el Sacrificio del Cordero que representó a Cristo fue aceptado por Dios; en los albores de las épocas era "la Cruz," y es todavía "la Cruz"): y difunto, aún habla por ella (habla de aquella sola que Dios aceptará).
5 Por Fe Enoc fue trasladado para no ver muerte (Dios transfirió a Enoc al Cielo en su cuerpo físico mientras aún estaba vivo); y no fue hallado, porque lo trasladó Dios (se refiere a su traslado que era un hecho muy conocido en aquella época): y antes que fuese trasladado, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. (Él agradó a Dios porque puso su Fe exclusivamente en Cristo y la Cruz.)
6 Empero sin Fe (en Cristo y la Cruz; en cualquier momento cuando se menciona la Fe, siempre y sin excepción, la raíz de su significado es que su Objeto es Cristo y la Cruz; de lo contrario, es la fe que Dios no aceptará) es imposible agradar a Dios (la fe en algo además de Cristo y la Cruz disgusta mucho al Señor): porque es necesario que el que a Dios se allega, crea que Le hay (pone la Fe como el fundamento y el principio de la manera por la cual Dios trata con la raza humana), y que Él (Dios) es galardonador de los que Le buscan (búsquelo sobre la premisa de Cristo y Él Crucificado).
7 Por Fe Noé, habiendo recibido respuesta de cosas que aún no se veía (el Señor dijo a Noé que Él iba a enviar un diluvio a la Tierra), con temor (tener reverencia), preparó el arca en que su casa se salvase (él hizo exactamente lo que Dios le dijo que hiciera); por la cual Fe condenó al mundo (la Justicia de Cristo siempre está en desacuerdo con la auto-justicia), y fue hecho heredero de la Justicia que es por la Fe (Fe en Cristo y la Cruz).
ABRAHAM
8 Por Fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por herencia (su posteridad recibiría la herencia); y salió sin saber adónde iba. (Aunque él sabía adónde ir [Canaán], no sabía nada acerca del lugar.)
9 Por Fe habitó en la Tierra Prometida (el Griego dice "la Tierra de la Promesa," al hablar de cierta Promesa) como en tierra ajena (vivió en esta tierra no como dueño, sino como residente extranjero), morando en Tiendas de campaña con Isaac y Jacob, coherederos de la misma Promesa (lo que Dios le prometió a Abraham, Él se lo prometió también a aquéllos que lo seguirían, incluso a nosotros en la actualidad):
10 Porque esperaba una ciudad con fundamentos (Abraham sabía que todo esto conduciría a un lugar Celestial), el Arquitecto y Constructor de la cual es Dios. (En efecto, se refiere a Cristo como el gran Arquitecto, Diseñador y Fabricador de todas las creaciones materiales [Jn. 1:3; Ef. 3:9] y además de todas las creaciones morales [Col. 1:15-18].)
11 Por Fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir simiente (se refiere a Isaac), y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad (ella dio luz a este hijo que tuvo que ver con el Redentor venidero, el Señor Jesucristo, Quien moriría en la Cruz a fin de Redimir a la humanidad perdida), porque creyó ser Fiel El Que (Dios) lo había prometido. (Aunque no siempre somos fieles, Dios siempre es Fiel.)
12 Por lo cual también de uno, y éste ya casi muerto (se refiere a la desesperación de la situación de Abraham, lo cual produjo la multitud; ¡Dios hizo exactamente lo que Él dijo que haría!), salieron como las estrellas del Cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. (La Fe Verdadera es inconmensurable y, por ello, produce resultados inconmensurables.)
13 Conforme a la Fe murieron todos éstos (creer que Cristo vendría y pagaría el precio a fin de que la humanidad pudiera ser redimida) sin haber recibido las Promesas (Cristo no vino cuando ellos estaban vivos), sino mirándolas de lejos (seguían creyendo, a pesar de que las Promesas estaban "lejanas"), y creyéndolas (intercambiaron lo que podían ver por lo que no podían ver), y saludándolas (reclamaban esas Promesas como propias, aunque estaban "lejanas"), y confesando que eran peregrinos y extranjeros sobre la Tierra. (Es lo mismo con los Creyentes modernos.)
14 Porque los que esto dicen claramente dan a entender que buscan una patria. (Se refiere a lo que no está aquí, y no tiene ninguna referencia a lo que está aquí.)
15 Que si se acordaran de aquella de donde salieron (nunca se volvieron atrás), cierto tenían tiempo para volverse. (Nunca se les ocurrió volver a la antigua vida. Habían recibido una visión de Jesús y las cosas del mundo habían perdido su brillo.)
16 Empero (desde la visión) deseaban la mejor, es a saber, la Celestial (todo esto es alcanzable sólo por medio de lo que Jesús hizo en la Cruz, y nuestra Fe en aquella Obra Terminada): por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos (porque se han encomendado a Dios por su Fe): porque les había preparado una ciudad (no que Él lo hará, sino que Él ya lo ha hecho).
17 Por Fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue probado (aunque Dios detuvo el acontecimiento, en la mente de Abraham ya fue hecho): y ofrecía al unigénito el que había recibido las Promesas (el Señor ya le había dicho a Abraham que Él enviaría al Redentor a este mundo a fin de redimir la humanidad, entonces Él le muestra al Patriarca "cómo" iba a ocurrir; era por muerte, es decir, un "Sacrificio"),
18 Habiéndole sido dicho, En Isaac te será llamada simiente (se refiere al hecho de que la posteridad de Abraham iba a ser nombrada por Isaac, no Ismael [Gén. 21:12]):
19 Pensando que aun de los muertos, es Dios poderoso para levantar (el Señor le había dicho a Abraham que ofreciera a Isaac como Sacrificio; el Patriarca procedió a obedecer, y Dios lo detuvo en el último momento; pero en su mente, él ya había ofrecido a Isaac, pensando que Dios lo resucitaría de la muerte, porque era a través de Isaac que el Redentor vendría); de donde también le volvió a recibir por figura. (El Griego en efecto dice, "y en el sentido figurado, él realmente recibió a Isaac devuelto de la muerte.")
20 Por Fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas que habían de ser. (Isaac bendijo a sus dos hijos porque su Fe miró más allá de la muerte.)
21 Por Fe Jacob, muriéndose, bendijo a cada uno de los hijos de José (corresponde a Manasés y Efraín, engendrados por José en Egipto); y adoró (y por muchos motivos, pero principalmente debido al Redentor Quien iba a venir a través de su posteridad) apoyando sobre la punta de su bordón. (Se esculpieron en este bordón todos los grandes acontecimientos de los años pasados, que, en efecto, era "la Palabra de Dios." De este modo, él se apoyaba en "la Palabra de Dios.")
22 Por Fe José, muriéndose, se acordó de la partida de los hijos de Israel (él sabía lo que Dios tenía en reserva para Israel); y dio Mandamiento acerca de sus huesos. (Él estaba en Egipto cuando murió, pero su corazón estaba en Canaán. Cuando los Hijos de Israel fueran liberados de Egipto en el futuro, que así fue, ellos se llevarían los huesos de José a la Tierra Prometida. Su Fe sabía que así sería.)
23 Por Fe Moisés, nacido, fue escondido de sus padres por tres meses, porque le vieron hermoso niño (el Griego dice, "él era hermoso con respecto a Dios"); y no temieron el mandamiento del rey. (Faraón había mandado a matar a todos los hijos varones de los Israelitas al nacer. ¡A ellos les pareció que Dios protegería a sus hijos, y Él cumplió!)
MOISÉS
24 Por Fe Moisés, hecho ya grande (cuando alcanzó la edad de 40 años [Éx. 2:11]), rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón (en efecto, rechazó la posición del Faraón de Egipto, a la cual lo habían capacitado porque era adoptado de la hija del Faraón);
25 Escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios (indica la alternativa que Moisés escogió; Él intercambió lo temporal por lo Eterno), que gozar de los placeres pasajeros del pecado (hubo que elegir, la aflicción o los placeres del pecado);
26 Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los Egipcios (él calculó que el oprobio iba a producir mayor ganancia que el trono de Egipto): porque puso su mirada a lo lejos en la recompensa. (Por costumbre, Moisés "apartaba la mirada" de los tesoros en Egipto, y fijaba intencionadamente su mirada en la Recompensa Divina.)
27 Por Fe dejó a Egipto (lo que, en sentido espiritual, todo Creyente debe hacer), no temiendo la ira del rey (Faraón trató de matarlo en aquel momento [Éx. 2:15]): porque se sostuvo, como viendo al Invisible. (Se refiere a Cristo, Quien Moisés vio por Fe.)
28 Por Fe celebró la Pascua (quiere decir que él "instituyó la Pascua" según la Palabra del Señor) y el derramamiento de la Sangre (se refiere a la Sangre del Cordero Pascual en los dinteles y postes de las puertas de las casas [Éx. 12:22]), para que El Que mataba a los primogénitos no los tocase. (La casa de todo Israelita estaba a salva esa noche porque se había untado la sangre a los postes de la puerta, un Tipo de la Sangre de Cristo untado a nuestros corazones, lo cual detiene el Juicio de Dios.)
RAHAB
29 Por Fe ellos (los Hijos de Israel) pasaron el Mar Rojo como por tierra seca (el cuerpo de agua que se convierte en un templo para Israel, pero fue una tumba para Egipto; la Fe que salpicó la sangre y la incredulidad que rechazó su refugio determinó este gran golfo entre ellos): lo cual probando los Egipcios, fueron sumergidos. (Dios, Quien abrió el Mar Rojo a los Israelitas, lo cerró para ahogar a los Egipcios, por ello destruyendo por completo su ejército.)
30 Por Fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días (expresa obediencia).
31 Por Fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los incrédulos (aunque Jericó fue totalmente destruido, Rahab fue salvada debido a su Fe en el Dios de Israel), habiendo recibido a los espías con paz. (Ella indagó quiénes eran ellos, y en vez de entregarlos al Rey de Jericó, procuró conocer al Dios de Israel.)
EJEMPLOS
32 ¿Y qué más digo? (Quiere decir que ya se ha dicho bastante como para invitar a todos que quieran examinar por sí mismos Las Escrituras.) Porque el tiempo me faltará  contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté; de David también, y de Samuel, y de los Profetas:
33 Que por Fe ganaron Reinos, obraron Justicia, alcanzaron Promesas, taparon las bocas de leones,
34 Apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de cuchillo, convalecieron de enfermedades, fueron hechos fuertes en batallas, trastornaron campos de extraños.
35 Las mujeres recibieron sus muertos por Resurrección otra vez: unos fueron estirados, no aceptando el rescate; para ganar mejor Resurrección (la Resurrección proporcionada por Cristo):
36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles:
37 Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a cuchillo: anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados (la Fe en Cristo y la Cruz garantiza Milagros de Liberación, o Milagros de Resistencia si es, de hecho, lo que el Señor desea; ¡no se puede hacer de ninguna otra manera!);
38 (De los cuales el mundo no era digno:) (Se refiere al hecho de que unos cuantos Cristianos Verdaderos en este mundo son de mucho mayor valor que todo el resto del mundo junto, y en todo sentido.) errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la Tierra. (Se refiere al destino de algunos Creyentes; no todo el tiempo, sino parte del tiempo.)
39 Y todos estos (los Santos del Antiguo Testamento), aprobados por testimonio de la Fe (Juzgados de acuerdo al Espíritu Santo), no recibieron la Promesa (¡el Mesías no vino durante su época, pero ellos tenían Fe en que al final Él vendría, y así fue lo que pasó!):
40 Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros (Dios se lo había prometido a Abraham al principio [Gén. 22:14]), para que ellos (los Santos del Antiguo Testamento) no fuesen perfeccionados (hace hincapié en Cristo Quien lo hizo todo posible para los Santos del Antiguo Testamento y además para los Santos del Nuevo Testamento) sin nosotros (la Iglesia).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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