23 August 2022

El 23 de agosto Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 23 de agosto Lectura Bíblica Diaria:

Zacarías 8-10:
8 Vino a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé a Sion con gran celo, y con gran ira la celé. Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días. Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas. Así dice Jehová de los ejércitos: Si esto parecerá maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en aquellos días, ¿también será maravilloso delante de mis ojos? dice Jehová de los ejércitos. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol; y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo. Porque antes de estos días no ha habido paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz para el que salía ni para el que entraba, a causa del enemigo; y yo dejé a todos los hombres cada cual contra su compañero. Mas ahora no lo haré con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos. Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto. Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí, así al contrario he pensado hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis. Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová. Vino a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades; y vendrán los habitantes de una ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo también iré. Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros. 9 La profecía de la palabra de Jehová está contra la tierra de Hadrac y sobre Damasco; porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel. También Hamat será comprendida en el territorio de éste; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias. Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles, he aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida de fuego. Verá Ascalón, y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada. Habitará en Asdod un extranjero, y pondré fin a la soberbia de los filisteos. Quitaré la sangre de su boca, y sus abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo. Entonces acamparé alrededor de mi casa como un guarda, para que ninguno vaya ni venga, y no pasará más sobre ellos el opresor; porque ahora miraré con mis ojos. Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra. Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua. Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble. Porque he entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré a tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente. Y Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará trompeta, e irá entre torbellinos del austro. Jehová de los ejércitos los amparará, y ellos devorarán, y hollarán las piedras de la honda, y beberán, y harán estrépito como tomados de vino; y se llenarán como tazón, o como cuernos del altar. Y los salvará en aquel día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra. Porque ¡cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes, y el vino a las doncellas. 10 Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno. Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor. Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra. De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo apremiador. Y serán como valientes que en la batalla huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados. Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová. Yo los llamaré con un silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como fueron antes. Bien que los esparciré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y volverán. Porque yo los traeré de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará. Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto. Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová. 


Salmo 103:
 
Salmo de David.

Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés,
Y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto,
Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su señorío.
Bendice, alma mía, a Jehová.


Proverbios 3:
Hijo mío, no te olvides de mi ley,
Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida
Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
Atalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión
Ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo,
Y refrigerio para tus huesos. Honra a Jehová con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia,
Y tus lagares rebosarán de mosto. No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga,
Como el padre al hijo a quien quiere. Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha;
En su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos,
Y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
Y bienaventurados son los que la retienen. Jehová con sabiduría fundó la tierra;
Afirmó los cielos con inteligencia. Con su ciencia los abismos fueron divididos,
Y destilan rocío los cielos. Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
Guarda la ley y el consejo, Y serán vida a tu alma,
Y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente,
Y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes, no tendrás temor,
Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino,
Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, Porque Jehová será tu confianza,
Y él preservará tu pie de quedar preso. No te niegues a hacer el bien a quien es debido,
Cuando tuvieres poder para hacerlo. No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve,
Y mañana te daré,
Cuando tienes contigo qué darle. No intentes mal contra tu prójimo
Que habita confiado junto a ti. No tengas pleito con nadie sin razón,
Si no te han hecho agravio. No envidies al hombre injusto,
Ni escojas ninguno de sus caminos. Porque Jehová abomina al perverso;
Mas su comunión íntima es con los justos. La maldición de Jehová está en la casa del impío,
Pero bendecirá la morada de los justos. Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,
Y a los humildes dará gracia. Los sabios heredarán honra,
Mas los necios llevarán ignominia.
 
El Libro de Mateo Capítulo 15 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO

CAPÍTULO 15
(32 d.C.)
CRISTO REPRENDE A LOS
ESCRIBAS Y A LOS FARISEOS

ENTONCES llegaron a Jesús ciertos Escribas y Fariseos, de Jerusalén, diciendo (casi toda la oposición a Cristo vino de los líderes religiosos),
2 ¿Por qué Tus Discípulos traspasan la tradición de los ancianos? (Su confianza estaba en las reglas hechas por los hombres en lugar de la Palabra de Dios.) porque no se lavan las manos cuando comen pan (no tenía ningún sentido sanitario; esta tradición enseñaba que un espíritu malo podía sentarse en las manos de la gente, y cuando las manos se lavaban, el espíritu malo se quitaba).
3 Y Él respondiendo, les dijo (declara a Cristo que los atrajo de nuevo a la Palabra de Dios), ¿Por qué también vosotros traspasáis el Mandamiento de Dios por vuestra tradición? (Él no hizo caso de su tradición porque no era según Las Escrituras. Él entonces les dice que sus tradiciones estaban causándoles quebrantar el Mandamiento de Dios.)
4 Porque Dios mandó, diciendo, Honra a tu padre y a tu madre: y, el que maldijere al padre o a la madre, que muera irremisiblemente (Éx. 20:12; 21:17).
5 Mas vosotros decís (en contradicción directa a lo que Dios ha mandado), Cualquiera que dijere al padre o a la madre: Es ofrenda mía a Dios (dedica su propiedad al Templo de modo que no tuvieran que cuidar a sus padres envejecidos, y entonces un sacerdote deshonesto se lo daría de nuevo a ellos, después de tomar un porcentaje), todo aquello con que pudiera valerte (que hace ganancia ilegal de las cosas de Dios, cual aumentaba su pecado);
6 No deberá honrar a su padre o a su madre con socorro, será absuelto (libre de cualquier responsabilidad). Así habéis invalidado el Mandamiento de Dios por vuestra tradición.
7 Hipócritas (fue dicho echándolo en sus caras), bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo,
8 Este pueblo con su boca se acerca a Mí, y de labios Me honra; mas su corazón está lejos de Mí (esto define bien a un hipócrita).
9 Mas en vano Me honran (¡la adoración que no fue aceptada por Dios indicativa también de mucha de la Iglesia moderna!), enseñando por doctrinas los mandamientos de hombres (cualquier cosa que se agrega o se quita de la Palabra de Dios).
LAS COSAS QUE PROFANEN
10 Y llamando a sí las gentes, les dijo (lo hizo delante de los Escribas y de los Fariseos), Oíd, y entended (lo que luego Él dirá, será lo contrario de lo que fue dicho por los Escribas y los Fariseos):
11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre (Cristo destacaba la atención de las mentes de la gente de las cosas externas a la condición verdadera del corazón).
12 Entonces llegándose Sus Discípulos, Le dijeron (tiene que ver con un tiempo de contemplación privada con respecto a las cosas dichas por Cristo), ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta palabra se ofendieron (se escandalizaron)? (Como lo dijo un piadoso de antaño, "si la ofensa se presenta a raíz de la declaración de la Verdad, es más oportuno que la ofensa le esté permitida presentarse en lugar de que la Verdad fuera abandonada.")
13 Mas respondiendo Él, dijo (Él no permaneció en silencio, sino declaró más Su posición), Toda planta que no plantó mi Padre Celestial, será desarraigada (quiere decir que la doctrina de los Fariseos no era de origen divino, sino de origen terrenal; el día se aproxima cuando la cizaña será quitada de entre el trigo).
14 Dejadlos (no significa que no va a enfrentar su error, sino significa que sólo porque son ofendidos no debe ser un estorbo para predicar la Verdad): son ciegos guías de ciegos (una designación aplicada a todos los que no estaban siguiendo la Palabra de Dios). Y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo (una absoluta conclusión garantizada).
15 Y respondiendo Pedro le dijo, Decláranos esta Parábola (dénos más explicación).
16 Y Jesús dijo, ¿Aún también vosotros sois sin entendimiento? (El gran motivo de la necesidad de que sea lleno del Espíritu, y guiado por el Espíritu [Rom. 8:14].)
17 ¿No entendéis aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina? (Explica el hecho de que el comer alimentos no tiene nada que ver con el lado espiritual del hombre.)
18 Mas lo que sale de la boca del corazón sale; y esto contamina al hombre (no todo lo que sale de la boca de un hombre es profano, sino solamente lo que procede de un corazón malvado).
19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias (indica la depravación del corazón humano no convertido, la cual era la condición en que se encontraban los Fariseos, a pesar de su religiosidad):
20 Estas cosas son las que contaminan al hombre: mas comer con las manos sin lavar no contamina al hombre (Satanás es un maestro que pone énfasis en lo insignificante, en vez del problema verdadero).
LA SANIDAD DE LA HIJA
DE LA CANANEA
21 Y saliendo Jesús de allí (se fue de Capernaum), se fue a las riberas (las fronteras) de Tiro y de Sidón.
22 Y, he aquí, una mujer Cananea (una Gentil) que había salido de aquellos términos (las fronteras), clamaba (la mujer estaba desesperada), diciéndole, Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio (un espíritu maligno).
23 Mas Él no le respondió palabra alguna (ser un Gentil, su petición era incorrecta, dirigiéndose a Él como "Hijo de David"; solamente en aquel entonces los Judíos disfrutaban del privilegio de utilizar ese término). Entonces llegándose Sus Discípulos Le rogaron, diciendo, Despáchala; pues da voces tras nosotros (una traducción mejor sería, "haz algo por ella").
24 Y Él respondiendo, dijo, No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Su Misión, por lo menos en Su Primera Venida, fue exclusivamente para los Judíos).
25 Entonces ella vino y Le adoró, diciendo, Señor, socórreme (estaba cambiando su posición).
26 Y respondiendo Él dijo, No está bien (correcto) tomar el pan de los hijos (lo que perteneció a los Judíos), y echarlo a los perrillos (los Gentiles fueron visto como "perros," entonces en efecto, Él ponía en prueba su Fe).
27 Y ella dijo, Sí, Señor: mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores (cuando ella tomó el lugar de un "perro," así que admitía que ella no tenía reclamo alguno, echándose sobre Su Gracia como Señor, Él inmediatamente respondió, tal como Él lo hará actualmente).
28 Entonces respondiéndola Jesús dijo, Oh mujer, grande es tu Fe: sea hecho contigo como quieres. Y fue sanada su hija desde aquella hora (siempre el Señor responde a la Fe; solamente dos personas fueron descritas como personas con "gran Fe"; el primero fue el Centurión Gentil [Mat. 8:5-10], y ahora esta mujer Gentil).
JESÚS SANA A LOS ENFERMOS
29 Y partido Jesús de allí, vino junto al Mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí (probablemente en el lado noreste del Mar de Galilea).
30 Y llegaron a Él grandes multitudes (pudiera haber sido varios millares de gente), que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos y otros muchos enfermos, y los echaron a los Pies de Jesús; y los sanó (Él los sanó a todos):
31 De manera que se maravillaban las gentes, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos y ver los ciegos: y glorificaron al Dios de Israel.
JESÚS ALIMENTA
A CUATRO MIL
32 Y Jesús llamando a Sus Discípulos, dijo, Tengo compasión de la gente, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer: y enviarlos sin comer no quiero, para que no desmayen en el camino (probablemente diez mil o más, habían tenido muy poco de comer durante los tres días y noches pasados).
33 Entonces Sus Discípulos Le dicen, ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a tan gran compañía? (¿No recordaron el gran Milagro que Él llevó a cabo hace poco tiempo antes de esta misma naturaleza? ¡Tan rápido olvidamos nosotros también!)
34 Y Jesús les dice, ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron, Siete, y unos pocos pececillos.
35 Y mandó a las multitudes que se recostasen sobre la tierra.
36 Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, partió y dio a Sus Discípulos, y los Discípulos a la multitud (los Discípulos tenían que seguir recurriendo a Jesús por nuevas provisiones para la necesidad de la multitud; no tenían sus propios recursos; ellos dependían totalmente de Él; es lo que Él nos está enseñando).
37 Y comieron todos, y se saciaron (quedaron satisfechos): y recogieron lo que sobró de los pedazos siete canastas llenas.
38 Y eran los que habían comido cuatro mil hombres, sin las mujeres y los niños (probablemente cerca de diez mil personas).
39 Entonces, despedida la multitud (pero los despidió satisfechos física y espiritualmente), subió en el barco, y vino a las riberas de Magdala (una ciudad pequeña situada a unos quince kilómetros [diez millas] al sur de Capernaum).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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