23 June 2022

El 23 de junio Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 23 de junio Lectura Bíblica Diaria:


Isaías 57-59:
57 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio. Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste. ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán. Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos. 58 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado. 59 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa. Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.

Salmo 41:
Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus adversarios. El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor. Yo he dicho: "Señor, compadécete de mí; sáname, pues contra ti he pecado." Con saña dicen de mí mis enemigos: "¿Cuándo se morirá? ¿Cuándo pasará al olvido?" Si vienen a verme, no son sinceros; recogen calumnias y salen a contarlas. Mis enemigos se juntan y cuchichean contra mí; me hacen responsable de mi mal. Dicen: "Lo que le ha sobrevenido es cosa del demonio; de esa cama no volverá a levantarse." Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla. Pero tú, Señor, compadécete de mí; haz que vuelva a levantarme para darles su merecido. En esto sabré que te he agradado: en que mi enemigo no triunfe sobre mí. Por mi integridad habrás de sostenerme, y en tu presencia me mantendrás para siempre. Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y amén.


Proverbios 4:
Escuchen, hijos, la corrección de un padre; dispónganse a adquirir inteligencia. Yo les brindo buenas enseñanzas, así que no abandonen mi instrucción. Cuando yo era pequeño y vivía con mi padre, cuando era el niño consentido de mi madre, mi padre me instruyó de esta manera: "Aférrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no olvides mis palabras ni te apartes de ellas. No abandones nunca a la sabiduría, y ella te protegerá;  ámala, y ella te cuidará. La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará; te pondrá en la cabeza una hermosa diadema; te obsequiará una bella corona." Escucha, hijo mío; acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán. Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud. Cuando camines, no encontrarás obstáculos; cuando corras, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar; cuídala bien, que ella es tu vida. No sigas la senda de los perversos ni vayas por el camino de los malvados. ¡Evita ese camino! ¡No pases por él! ¡Aléjate de allí, y sigue de largo! Los malvados no duermen si no hacen lo malo; pierden el sueño si no hacen que alguien caiga. Su pan es la maldad; su vino, la violencia. La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud. Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan! Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo. Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas. Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos. No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.


El Libro de HEBREOS Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
HEBREOS
CAPÍTULO 11
(64 d.C.)
LA DEFINICIÓN DE LA FE



ES pues la Fe la sustancia (la escritura de propiedad) de las cosas que se esperan (una declaración de la acción de Fe), la demostración de las cosas que no se ven. (La Fe no está basada en los sentidos, lo cual causan incertidumbre, sino más bien en la Palabra de Dios.)
2 Porque por ella (por la Fe, y como veremos, esta es la Fe en la Cruz) alcanzaron testimonio los Antiguos (la aprobación del Señor).
3 Por la Fe entendemos haber sido constituidos los mundos por la Palabra de Dios (se refiere a la Creación, junto con todo lo relacionado con la Creación), siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía. (Dios comenzó de la nada, por ello, con sólo pronunciar palabras empieza a existir lo indispensable para la creación del Universo.)
LOS PATRIARCAS
4 Por Fe Abel ofreció a Dios mayor Sacrificio que Caín (inmediatamente declara el hecho de que el Objeto de nuestra Fe debe ser "Jesucristo y Él Crucificado" [I Cor. 2:2]), por la cual alcanzó testimonio de que era Justo (expresa el hecho de que la Justicia viene exclusivamente de Cristo, y es obtenida por la Cruz que es el Objeto de nuestra Fe), dando Dios testimonio a sus ofrendas (se refiere al hecho de que el Sacrificio del Cordero que representó a Cristo fue aceptado por Dios; en los albores de las épocas era "la Cruz," y es todavía "la Cruz"): y difunto, aún habla por ella (habla de aquella sola que Dios aceptará).
5 Por Fe Enoc fue trasladado para no ver muerte (Dios transfirió a Enoc al Cielo en su cuerpo físico mientras aún estaba vivo); y no fue hallado, porque lo trasladó Dios (se refiere a su traslado que era un hecho muy conocido en aquella época): y antes que fuese trasladado, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. (Él agradó a Dios porque puso su Fe exclusivamente en Cristo y la Cruz.)
6 Empero sin Fe (en Cristo y la Cruz; en cualquier momento cuando se menciona la Fe, siempre y sin excepción, la raíz de su significado es que su Objeto es Cristo y la Cruz; de lo contrario, es la fe que Dios no aceptará) es imposible agradar a Dios (la fe en algo además de Cristo y la Cruz disgusta mucho al Señor): porque es necesario que el que a Dios se allega, crea que Le hay (pone la Fe como el fundamento y el principio de la manera por la cual Dios trata con la raza humana), y que Él (Dios) es galardonador de los que Le buscan (búsquelo sobre la premisa de Cristo y Él Crucificado).
7 Por Fe Noé, habiendo recibido respuesta de cosas que aún no se veía (el Señor dijo a Noé que Él iba a enviar un diluvio a la Tierra), con temor (tener reverencia), preparó el arca en que su casa se salvase (él hizo exactamente lo que Dios le dijo que hiciera); por la cual Fe condenó al mundo (la Justicia de Cristo siempre está en desacuerdo con la auto-justicia), y fue hecho heredero de la Justicia que es por la Fe (Fe en Cristo y la Cruz).
ABRAHAM
8 Por Fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por herencia (su posteridad recibiría la herencia); y salió sin saber adónde iba. (Aunque él sabía adónde ir [Canaán], no sabía nada acerca del lugar.)
9 Por Fe habitó en la Tierra Prometida (el Griego dice "la Tierra de la Promesa," al hablar de cierta Promesa) como en tierra ajena (vivió en esta tierra no como dueño, sino como residente extranjero), morando en Tiendas de campaña con Isaac y Jacob, coherederos de la misma Promesa (lo que Dios le prometió a Abraham, Él se lo prometió también a aquéllos que lo seguirían, incluso a nosotros en la actualidad):
10 Porque esperaba una ciudad con fundamentos (Abraham sabía que todo esto conduciría a un lugar Celestial), el Arquitecto y Constructor de la cual es Dios. (En efecto, se refiere a Cristo como el gran Arquitecto, Diseñador y Fabricador de todas las creaciones materiales [Jn. 1:3; Ef. 3:9] y además de todas las creaciones morales [Col. 1:15-18].)
11 Por Fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir simiente (se refiere a Isaac), y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad (ella dio luz a este hijo que tuvo que ver con el Redentor venidero, el Señor Jesucristo, Quien moriría en la Cruz a fin de Redimir a la humanidad perdida), porque creyó ser Fiel El Que (Dios) lo había prometido. (Aunque no siempre somos fieles, Dios siempre es Fiel.)
12 Por lo cual también de uno, y éste ya casi muerto (se refiere a la desesperación de la situación de Abraham, lo cual produjo la multitud; ¡Dios hizo exactamente lo que Él dijo que haría!), salieron como las estrellas del Cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. (La Fe Verdadera es inconmensurable y, por ello, produce resultados inconmensurables.)
13 Conforme a la Fe murieron todos éstos (creer que Cristo vendría y pagaría el precio a fin de que la humanidad pudiera ser redimida) sin haber recibido las Promesas (Cristo no vino cuando ellos estaban vivos), sino mirándolas de lejos (seguían creyendo, a pesar de que las Promesas estaban "lejanas"), y creyéndolas (intercambiaron lo que podían ver por lo que no podían ver), y saludándolas (reclamaban esas Promesas como propias, aunque estaban "lejanas"), y confesando que eran peregrinos y extranjeros sobre la Tierra. (Es lo mismo con los Creyentes modernos.)
14 Porque los que esto dicen claramente dan a entender que buscan una patria. (Se refiere a lo que no está aquí, y no tiene ninguna referencia a lo que está aquí.)
15 Que si se acordaran de aquella de donde salieron (nunca se volvieron atrás), cierto tenían tiempo para volverse. (Nunca se les ocurrió volver a la antigua vida. Habían recibido una visión de Jesús y las cosas del mundo habían perdido su brillo.)
16 Empero (desde la visión) deseaban la mejor, es a saber, la Celestial (todo esto es alcanzable sólo por medio de lo que Jesús hizo en la Cruz, y nuestra Fe en aquella Obra Terminada): por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos (porque se han encomendado a Dios por su Fe): porque les había preparado una ciudad (no que Él lo hará, sino que Él ya lo ha hecho).
17 Por Fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue probado (aunque Dios detuvo el acontecimiento, en la mente de Abraham ya fue hecho): y ofrecía al unigénito el que había recibido las Promesas (el Señor ya le había dicho a Abraham que Él enviaría al Redentor a este mundo a fin de redimir la humanidad, entonces Él le muestra al Patriarca "cómo" iba a ocurrir; era por muerte, es decir, un "Sacrificio"),
18 Habiéndole sido dicho, En Isaac te será llamada simiente (se refiere al hecho de que la posteridad de Abraham iba a ser nombrada por Isaac, no Ismael [Gén. 21:12]):
19 Pensando que aun de los muertos, es Dios poderoso para levantar (el Señor le había dicho a Abraham que ofreciera a Isaac como Sacrificio; el Patriarca procedió a obedecer, y Dios lo detuvo en el último momento; pero en su mente, él ya había ofrecido a Isaac, pensando que Dios lo resucitaría de la muerte, porque era a través de Isaac que el Redentor vendría); de donde también le volvió a recibir por figura. (El Griego en efecto dice, "y en el sentido figurado, él realmente recibió a Isaac devuelto de la muerte.")
20 Por Fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas que habían de ser. (Isaac bendijo a sus dos hijos porque su Fe miró más allá de la muerte.)
21 Por Fe Jacob, muriéndose, bendijo a cada uno de los hijos de José (corresponde a Manasés y Efraín, engendrados por José en Egipto); y adoró (y por muchos motivos, pero principalmente debido al Redentor Quien iba a venir a través de su posteridad) apoyando sobre la punta de su bordón. (Se esculpieron en este bordón todos los grandes acontecimientos de los años pasados, que, en efecto, era "la Palabra de Dios." De este modo, él se apoyaba en "la Palabra de Dios.")
22 Por Fe José, muriéndose, se acordó de la partida de los hijos de Israel (él sabía lo que Dios tenía en reserva para Israel); y dio Mandamiento acerca de sus huesos. (Él estaba en Egipto cuando murió, pero su corazón estaba en Canaán. Cuando los Hijos de Israel fueran liberados de Egipto en el futuro, que así fue, ellos se llevarían los huesos de José a la Tierra Prometida. Su Fe sabía que así sería.)
23 Por Fe Moisés, nacido, fue escondido de sus padres por tres meses, porque le vieron hermoso niño (el Griego dice, "él era hermoso con respecto a Dios"); y no temieron el mandamiento del rey. (Faraón había mandado a matar a todos los hijos varones de los Israelitas al nacer. ¡A ellos les pareció que Dios protegería a sus hijos, y Él cumplió!)
MOISÉS
24 Por Fe Moisés, hecho ya grande (cuando alcanzó la edad de 40 años [Éx. 2:11]), rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón (en efecto, rechazó la posición del Faraón de Egipto, a la cual lo habían capacitado porque era adoptado de la hija del Faraón);
25 Escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios (indica la alternativa que Moisés escogió; Él intercambió lo temporal por lo Eterno), que gozar de los placeres pasajeros del pecado (hubo que elegir, la aflicción o los placeres del pecado);
26 Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los Egipcios (él calculó que el oprobio iba a producir mayor ganancia que el trono de Egipto): porque puso su mirada a lo lejos en la recompensa. (Por costumbre, Moisés "apartaba la mirada" de los tesoros en Egipto, y fijaba intencionadamente su mirada en la Recompensa Divina.)
27 Por Fe dejó a Egipto (lo que, en sentido espiritual, todo Creyente debe hacer), no temiendo la ira del rey (Faraón trató de matarlo en aquel momento [Éx. 2:15]): porque se sostuvo, como viendo al Invisible. (Se refiere a Cristo, Quien Moisés vio por Fe.)
28 Por Fe celebró la Pascua (quiere decir que él "instituyó la Pascua" según la Palabra del Señor) y el derramamiento de la Sangre (se refiere a la Sangre del Cordero Pascual en los dinteles y postes de las puertas de las casas [Éx. 12:22]), para que El Que mataba a los primogénitos no los tocase. (La casa de todo Israelita estaba a salva esa noche porque se había untado la sangre a los postes de la puerta, un Tipo de la Sangre de Cristo untado a nuestros corazones, lo cual detiene el Juicio de Dios.)
RAHAB
29 Por Fe ellos (los Hijos de Israel) pasaron el Mar Rojo como por tierra seca (el cuerpo de agua que se convierte en un templo para Israel, pero fue una tumba para Egipto; la Fe que salpicó la sangre y la incredulidad que rechazó su refugio determinó este gran golfo entre ellos): lo cual probando los Egipcios, fueron sumergidos. (Dios, Quien abrió el Mar Rojo a los Israelitas, lo cerró para ahogar a los Egipcios, por ello destruyendo por completo su ejército.)
30 Por Fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días (expresa obediencia).
31 Por Fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los incrédulos (aunque Jericó fue totalmente destruido, Rahab fue salvada debido a su Fe en el Dios de Israel), habiendo recibido a los espías con paz. (Ella indagó quiénes eran ellos, y en vez de entregarlos al Rey de Jericó, procuró conocer al Dios de Israel.)
EJEMPLOS
32 ¿Y qué más digo? (Quiere decir que ya se ha dicho bastante como para invitar a todos que quieran examinar por sí mismos Las Escrituras.) Porque el tiempo me faltará  contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté; de David también, y de Samuel, y de los Profetas:
33 Que por Fe ganaron Reinos, obraron Justicia, alcanzaron Promesas, taparon las bocas de leones,
34 Apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de cuchillo, convalecieron de enfermedades, fueron hechos fuertes en batallas, trastornaron campos de extraños.
35 Las mujeres recibieron sus muertos por Resurrección otra vez: unos fueron estirados, no aceptando el rescate; para ganar mejor Resurrección (la Resurrección proporcionada por Cristo):
36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles:
37 Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a cuchillo: anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados (la Fe en Cristo y la Cruz garantiza Milagros de Liberación, o Milagros de Resistencia si es, de hecho, lo que el Señor desea; ¡no se puede hacer de ninguna otra manera!);
38 (De los cuales el mundo no era digno:) (Se refiere al hecho de que unos cuantos Cristianos Verdaderos en este mundo son de mucho mayor valor que todo el resto del mundo junto, y en todo sentido.) errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la Tierra. (Se refiere al destino de algunos Creyentes; no todo el tiempo, sino parte del tiempo.)
39 Y todos estos (los Santos del Antiguo Testamento), aprobados por testimonio de la Fe (Juzgados de acuerdo al Espíritu Santo), no recibieron la Promesa (¡el Mesías no vino durante su época, pero ellos tenían Fe en que al final Él vendría, y así fue lo que pasó!):
40 Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros (Dios se lo había prometido a Abraham al principio [Gén. 22:14]), para que ellos (los Santos del Antiguo Testamento) no fuesen perfeccionados (hace hincapié en Cristo Quien lo hizo todo posible para los Santos del Antiguo Testamento y además para los Santos del Nuevo Testamento) sin nosotros (la Iglesia).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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