El 21 de diciembre Lectura Bíblica Diaria: Génesis 3 a 5: (En Biblia de Estudio del Expositor)CAPÍTULO 3
(4004 a.C.)
LA CAÍDA DEL HOMBRE
1 PERO la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho (la
palabra «astuta,» como se emplea aquí, no es negativa, sino positiva;
todo lo que Dios hizo antes de la Caída era positivo; describe las
cualidades como, rapidez de la vista, rapidez de movimiento, activo
instinto de conservación y por lo visto adaptación inteligente a su
ambiente); la cual dijo a la mujer (esto
no es una fábula; antes de la Caída la serpiente tenía limitada
capacidad de expresión; ¡a Eva no le sorprendió de que le hablara!): ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del Huerto? (La
serpiente, por lo visto, prestó sus facultades a Satanás, aunque aquí
no se menciona al Maligno. De ese modo, Satanás habló a través de la
serpiente y puso en tela de duda la Palabra de Dios.)
2 Y la mujer respondió a la serpiente (declara que Satanás dirigió su ataque contra Eva, en lugar de Adán; usó a Eva como medio para alcanzar a Adán): Del fruto de los árboles del Huerto podemos comer (la
prueba a nuestros primeros padres fue ordenada por Dios, porque el
período de prueba era esencial para su desarrollo espiritual y tomar sus
propias decisiones; pero Él no deseaba que por esa tentación ellos
cayeran, por tanto no le permitiría a Satanás tentarles de forma que
superara la capacidad humana de ellos; así ellos hubieran resistido al
tentador);
3 Pero del fruto del árbol que está en medio del Huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis (Eva citó lo que el SEÑOR había dicho de la prohibición, pero agregó, «ni le tocaréis»).
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis (declara
una pura y simple negación de la Palabra de Dios; como Dios lo había
dicho a Adán, Satanás ahora se lo dice a Eva; Jesús llamó a Satanás
mentiroso, que se refiere probablemente a este mismo momento [Jn. 8:44]);
5 Antes bien sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos (insinúa cómo alcanzar una sabiduría superior), y seréis como Dios sabiendo el bien y el mal. (En
realidad quiere decirles: «Tú serás Elojím.» Fue una promesa de
Divinidad. Dios es Omnisciente, en el sentido de que Su conocimiento del
mal es perfecto, pero no por experiencia personal. Por Su propia
Naturaleza, Él está totalmente separado de todo lo que es malo. El
conocimiento del mal que Adán y Eva aprenderían sería por medio de la
degradación moral, lo que provocaría la destrucción. Aunque era propio
desear ser como Dios, sería correcto si se hace de la manera apropiada, y
es por medio de la Fe en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz por
nosotros.)
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer (presenta la codicia de los ojos), y que era agradable a los ojos (el deseo de la carne), y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría (la soberbia de la vida), y tomó de su fruto, y comió (constituye la Caída); y dio también a su marido, el cual comió así como ella (se
refiere al hecho de que obviamente Adán era un observador de todos
estos sucesos; algunos afirman que por amor a ella él comió de la fruta
prohibida que le ofreció; sin embargo, nadie peca a causa del amor; Eva
se sometió a la tentación debido al engaño, pero «Adán no fue engañado»
[I Tim. 2:14]; él cayó por incredulidad; simplemente no creyó lo que
Dios les había dicho sobre esas cosas; si se compara el Versículo 6 con
Lucas 4:1-13; ambos presentan las tres tentaciones: «el deseo de la
carne,» «la codicia de los ojos» y «la soberbia de la vida»; el primer
hombre cae, el Segundo Hombre conquista).
7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos (se refiere a la conciencia de culpabilidad como consecuencia de su pecado), y conocieron que estaban desnudos (se refiere al hecho de que habían perdido la luz envolvente de la pureza, que anteriormente vestía sus cuerpos); entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales (los
pecadores se visten de moralidad, sacramentos y ceremonias religiosas;
son cosas tan inútiles como el delantal de hojas de higuera de Adán).
8 Y oyeron la Voz del SEÑOR Dios que se paseaba en el Huerto, al aire del día (una
vez la «Voz» del SEÑOR fue un sonido placentero; ahora es un sonido
temible, a causa de su pecado; no es que la Voz del SEÑOR había
cambiado, pues era la misma Voz que habían oído desde la creación; Él no
había cambiado, pero ellos habían cambiado); y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del Huerto (he
aquí el amanecer de una nueva era en la historia de la humanidad; el
ojo de una conciencia culpable es abierto por primera vez, y Dios y el
universo aparecen en formas nuevas y terribles).
9 Y llamó el SEÑOR Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? (Es
la primera pregunta en el Antiguo Testamento. «¿Dónde estás tú?» es la
primera pregunta en el Nuevo Testamento [Mat. 2:2]. En el Antiguo
Testamento, Dios busca al pecador; en el Nuevo Testamento, el pecador
busca a Dios.)
10 Y él (Adán) respondió: Oí Tu Voz en el Huerto, y tuve miedo (el
temor es la primera reacción del hombre caído; la conciencia de Adán de
las consecuencias del pecado es más profunda que su entendimiento del
pecado en sí), porque estaba desnudo; y me escondí (estaba
desnudo al Juicio de Dios, debido al pecado, que debe ser juzgado;
trató de ocultarse de Dios, tal como lo hacen incalculables millones,
pero nunca con éxito; Dios quería que Adán supiera que el que se esconde
de Él, no puede ocultase, y el que huye de Él nunca puede escaparse de
Él).
11 Y Dios le dijo: ¿Quién te indicó que estabas desnudo (lleva
la mente de Adán de la consecuencia al pecado que fue la causa;
mientras el hombre sienta pena solamente por los resultados de su
acción, no hay Arrepentimiento ni deseo de volver a la Presencia Divina)? ¿Acaso has comido del árbol de que Yo te mandé que no comieras? (La
forma en que fue constituida la pregunta elimina el pretexto de la
ignorancia y también señala al hecho de que el pecado se había llevado a
cabo en violación directa de la prohibición Divina [Calvino].)
12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí (en
primer lugar Adán culpó a Dios y luego culpó a Eva; él recapitula la
historia, como si, a su criterio, se tratara de una cuestión de rutina
que le obligó actuar de tal forma; el hombre sigue haciendo lo mismo
desde ese entonces).
13 Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? (Las dos preguntas, «¿Dónde estás tú?» y «¿Qué es lo que has hecho?» constituyen el problema humano.) Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí (presenta
a Eva echando la culpa a la serpiente; en cierto sentido, también culpó
a Dios, simplemente porque Dios había creado la serpiente).
EL PACTO ADÁNICO
Y LAS MALDICIONES
14 Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente (como
veremos, Dios no hace pregunta alguna a la serpiente; Dios le juzga, y
es al oír esta sentencia que la pareja culpable escucha por primera vez
la gran Promesa respecto a Cristo): Por cuanto has hecho esto, maldita serás entre todas las criaturas vivientes y entre todos los animales del campo (se refiere a este animal que posiblemente fue reducido del lugar y posición más alto en el reino animal a lo más bajo); sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida (si
de hecho la serpiente hubiera sido un instrumento involuntario en manos
de Satanás, entonces creo que el SEÑOR no habría puesto una maldición
sobre este animal).
15 Y enemistad pondré (animosidad) entre ti y la mujer (presenta
al SEÑOR en realidad hablándole ahora a Satanás, quien había usado la
serpiente; en efecto, el SEÑOR le está diciendo a Satanás, «Usaste a la
mujer para derrotar la raza humana, ahora Yo usaré a la mujer como
instrumento para traer al Redentor al mundo, Quien salvará a la raza
humana»), y entre tu simiente (la humanidad que sigue a Satanás) y la Simiente suya (el SEÑOR Jesucristo); ésta (Cristo) te herirá en la cabeza (la victoria que ganó Jesús en la Cruz [Col. 2:14-15]), y tú Le herirás en el Calcañar (los sufrimientos de la Cruz).
16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores en el parto (el
Plan original de Dios era que el marido y la mujer traerían hijos e
hijas de Dios al mundo; debido a la Caída, ellos sólo podían traer hijos
e hijas al mundo a la «semejanza de Adán» [Gén. 5:3]); con dolor darás a luz a los hijos (como consecuencia de la Caída, los hijos nacerían en un mundo de dolor); y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti (su marido, en lugar de Dios, ahora se enseñorearía de ella).
17 Y a Adán le dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer (Adán prestó atención a su esposa en lugar de Dios), y comiste del árbol de que te mandé diciendo: no comerás de él (el árbol en sí no contenía maldad en la fruta; la Caída, fue causada por la desobediencia a la Palabra de Dios); maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida (al
principio la Tierra estaba destinada a ser un paraíso, pero ahora su
plenitud se reduciría; además, la frase, «todos los días de tu vida,»
declara la sentencia de muerte, lo que significa que la vida es ahora
terminal, todo como consecuencia de la «muerte espiritual,» que era y
es, la separación de Dios).
18 Espinos y abrojos te producirá (originalmente
los espinos y los abrojos no eran parte de la creación de Dios, ello
vino como resultado de la maldición, que es el resultado del pecado del
hombre); y comerás plantas del campo (ahora éstas ya no crecerían libremente, como era la intención original, pero sólo con gran cuidado y labor);
19 En el sudor de tu rostro comerás el pan (se obtendrá el alimento por trabajos rigurosos), hasta que vuelvas a la tierra (la fuente de vida, que anteriormente estaba en Dios, se encuentra ahora en los alimentos, y lamentablemente es insuficiente); porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás (el Poder de Dios por sí solo podría mantener vivo el polvo; al no existir ya eso, el hombre vuelve al polvo).
20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva; por cuanto ella fue la madre de todos los vivientes. (Dios
le dio nombre al hombre, y lo llamó Adán, que significa «barro rojo.»
Adán nombró a la mujer, y la llamó Eva, que significa «vida.» Adán lleva
el nombre del cuerpo moribundo, Eva del alma viviente).
21 Y el SEÑOR Dios hizo a Adán y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió (al
confeccionar las túnicas de pieles, Dios, les estaba diciendo a Adán y a
Eva que las hojas de higuera eran insuficientes; además les mostraba
que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados, en este
caso, de los animales sacrificados, que eran Tipo de Cristo; en este
primer sacrificio se estableció la base de la totalidad del Plan de Dios
en cuanto a la Redención; debe notarse que fue el «SEÑOR Dios» Quien
proporcionó estos abrigos y no el hombre; lo cual nos dice que la
Salvación es enteramente de Dios y en absoluto no del hombre; la Vida de
Cristo entregada en la Cruz y ofrecida como nuestro Suplente, es lo
único que cubre el pecado; lo demás debe ser rechazado).
EXPULSIÓN DEL HUERTO
22 Y dijo el SEÑOR Dios: He aquí el hombre es como uno de Nosotros sabiendo el bien y el mal (el
SEÑOR conocía la maldad, no por experiencia personal, sino por Su
Omnisciencia; el hombre ahora conoce la maldad al hacerse malo, que es
la fuente misma de todo dolor en el mundo; el pronombre «Nosotros»
significa la Deidad: «Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu
Santo»); ahora, pues, para que no meta su mano, y tome también del Árbol de la Vida, y coma, y viva para siempre (esto hubiera sido lo peor de todo, tener seres como Adolfo Hitler viviendo para siempre, etc.).
23 Y lo echó el SEÑOR Dios del Huerto de Edén (en
efecto se trataba de un acto de misericordia; el hombre fue expulsado
del Huerto, porque si hubiera comido del Árbol de la Vida él habría
perpetuado su sufrimiento; pero el Amor de Dios por él, aunque caído y
culpable, es tan grande que Él lo acompaña en el exilio; como también, a
través de Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, Quien se entregará en
Sacrificio, el SEÑOR le mostrará a Adán y a todos los que le siguen,
cómo volver al Paraíso; lamentablemente no hay constancia de que Adán y
Eva pusieron fe alguna en el SEÑOR; y de igual modo incontables miles de
millones han seguido su ejemplo), para que labrase la tierra de que fue tomado (se refiere a un lugar de trabajo duro, no un lugar de tormento).
24 Echó (Dios), pues, fuera al hombre (implica la idea de fuerza y disgusto); y puso al oriente del Huerto de Edén Querubines (estos Querubines significaban la Santidad de Dios, lo que el hombre ya había perdido), y una espada encendida que se revolvía a todos lados, para guardar el camino del Árbol de la Vida (la «espada encendida» fue emblemática de la Gloria Divina en su actitud hacia el pecado).
CAPÍTULO 4
(4003 a.C.)
CAÍN y ABEL
1 Y CONOCIÓ Adán a su mujer Eva (es la connotación Bíblica de la unión de marido y mujer respecto al acto sexual), la cual concibió y dio a luz a Caín (el primer niño nacido de esta unión, y concluirá exactamente como el SEÑOR dijo, con «dolor»), y dijo: He adquirido varón por voluntad del SEÑOR (al usar Eva el título «SEÑOR»,
que significa «El Dios del Pacto,» y lo que se refiere a la «Simiente
de la mujer,» [Gén. 3:15], ella pensaba que Caín era el Prometido;
obviamente, no comprendía que le era imposible al hombre caído procrear
el Redentor Prometido).
2 Y después dio a luz a su hermano Abel («Abel»
significa «vanidad»; siendo Caín el mayor, muestra que Eva ya se había
desilusionado de su primogénito, indudablemente, había observado rasgos
que ella sabía que no podía ser de la Simiente Prometida; ella estaba
perdiendo la Fe en Dios). Y fue Abel pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra (ambos eran oficios honorables).
3 Y aconteció andando el tiempo (la frase utilizada aquí se refiere a un largo periodo indefinido), que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda al SEÑOR. (Probablemente
fue la primera ofrenda que trajo, aunque el SEÑOR había explicado a la
Primera Familia la necesidad del Sistema Expiatorio, si ellos iban a
tener cualquier clase de comunión con Dios y el perdón de los pecados.
Hay prueba de que Adán, al menos por un tiempo, ofrecía sacrificios.
Caín sabía el tipo de Sacrificio que el SEÑOR aceptaría, pero se rebeló
contra esa amonestación, exigiendo que Dios aceptara la labor de sus
manos, lo que Dios no podía aceptar. Así que tenemos, en Caín y Abel,
los primeros ejemplos de un hombre religioso del mundo y un hombre
genuino de Fe.)
4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de la grosura de los mismos (lo
que Dios demandaba; un sacrificio de sangre de una víctima inocente, un
cordero, que declarara el hecho que Abel reconocía su necesidad de un
Redentor, y Uno que vendrá y redimiría a la humanidad perdida; la
Ofrenda de Abel fue un Tipo de Cristo y el precio que Él pagaría en la
Cruz del Calvario para que el hombre pudiera ser redimido). Y miró el SEÑOR con agrado a Abel y a su ofrenda; (Como
dicho antes, ello era Tipo de Cristo y la Cruz, la única Ofrenda que
Dios aceptará. El Altar de Abel es hermoso a los Ojos de Dios y
repugnante a los del hombre. El altar de Caín es hermoso a los ojos del
hombre y repugnante a los de Dios. Estos «altares» existen en la
actualidad; alrededor del uno que representa a Cristo y Su obra
expiatoria, el cual pocos reconocen; y alrededor del otro, muchos. Dios
acepta el cordero inmolado y rechaza el fruto ofrecido; y puesto que la
ofrenda fue rechazada, por lo mismo, el oferente fue rechazado.)
5 Pero no miró con agrado a Caín ni a la ofrenda suya (volvamos
a decirlo, Dios no tiene respeto por ningún camino de Salvación
propuesto, aparte de «Jesucristo y Él Crucificado» [I Cor. 1:23; 2:2]). Y se enojó Caín en gran manera, y decayó su semblante (lo
que llenó a Abel de paz llenó a Caín de ira; la mente carnal muestra su
enemistad contra toda esta Verdad que alegra y satisface tanto al
corazón del Creyente).
6 Entonces el SEÑOR dijo a Caín (Dios ama a Caín, tanto como a Abel, y también desea bendecirle): ¿Por qué te has ensañado (el
Altar de Abel habla de Arrepentimiento, de Fe, de la Sangre Preciosa de
Cristo, y del Cordero de Dios sin mancha; el altar de Caín habla de
orgullo, incredulidad y justicia propia, o sea auto-justicia, lo que
siempre produce ira)? Y por qué ha decaído tu semblante (la
ira, de una forma u otra, acompaña la justicia propia, que era el
problema de Caín; la Justicia de Dios sólo se obtiene por medio de la
Cruz, mientras que la justicia propia es por dependencia en las obras),
7 Si bien hicieres, ¿no serás aceptado (si traes el sacrificio correcto, en el cual pones tu fe)? Y si no hicieres bien, el pecado (una Ofrenda por el Pecado) está a la puerta (un cordero en la puerta del Tabernáculo); con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él (el
SEÑOR le prometió a Caín dominio sobre la Tierra de aquel entonces, si
él sólo hubiera ofrecido, y puesto su confianza en el sacrificio
correcto; en el momento presente Él promete lo mismo a todos los que
confían en Cristo [Mat. 5:5]).
CAÍN ASESINA A ABEL
8 Y habló Caín a su hermano Abel; y aconteció que estando en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y le mató (el
primer asesinato; la religión de Caín era demasiado refinada como para
matar un cordero, pero no tan culta como para matar a su hermano; el
camino de Salvación de Dios llena el corazón de amor; el camino de
salvación del hombre lo inflama con odio; la «Religión» siempre ha sido
la causa principal del derramamiento de sangre).
9 Y el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? (Adán
peca contra Dios y Caín peca contra el hombre. Al unir la conducta de
ambos, el pecado se tiene en todas sus formas, y eso en la primera
página de la historia de la humanidad.) Y él respondió: No sé, ¿soy yo guarda de mi hermano (él
fue «mentiroso» al decir, «No sé»; fue «malvado y profano» al pensar
que podría ocultar su pecado de Dios; «injusto» al denegar ser guardián
de su hermano; «obstinado y desesperado» al no confesar su pecado)?
10 Y Él (Dios) le dijo: ¿Qué has hecho (se trata de los pecados del hombre, el fruto de su naturaleza pecaminosa)? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra. (Existen
evidencias Bíblicas que Caín degolló a su hermano. Y así, con el primer
derramamiento de sangre humana, surgió ese pensamiento siniestro,
conferido divinamente, que la Tierra no concederá paz al que cruelmente
ha manchado su hermosa faz con el flujo de vida del hombre.)
11 Y ahora pues, maldito seas tú de la Tierra (Caín repudió la Cruz, asesinó a su hermano, y ahora es maldecido por Dios; la primera maldición de Dios contra un ser humano), que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano (fue
el principio de lo que ha sido una saturación; desde entonces hasta
ahora, la Tierra ha estado empapada con la sangre de víctimas inocentes).
12 Cuando labrares la tierra, no te volverá a dar su fuerza (esto
indica que Caín había contaminado la habitación del hombre, y ahora, al
cultivar la tierra, ésta se le opondría como un enemigo); fugitivo y vagabundo serás en la Tierra (muestra la búsqueda, no por una mejor suerte, sino bajo el apremio de una conciencia mala).
13 Entonces dijo Caín al SEÑOR: Demasiado grande es mi castigo para ser soportado (Caín no vio la inmensidad de su pecado, sino la severidad de su castigo; en otras palabras, no hubo arrepentimiento).
14 He aquí me echas hoy de la faz de la Tierra (el pecado de Adán fue la causa de que Caín fuera echado del círculo íntimo hacia afuera); y me ocultaré de Tu Presencia (ocultarse de la Presencia de Dios es no ser considerado por Dios y no tener el cuidado de Su protección), y seré fugitivo y vagabundo en la Tierra (un errante); y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará (querrá matarme). (La
referencia de Caín a otros individuos demuestra que en unos 100 años o
más desde que Adán y Eva fueron creados, los primeros padres tuvieron
otros hijos. Para entonces, bien pudo haber varios millares de personas
en la Tierra, y sin duda fue así.)
15 Y le respondió el SEÑOR: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces sufrirá venganza (a
Caín se le permitió vivir como advertencia perpetua a los demás que no
se debe derramar la sangre de su prójimo; sin embargo, muy pocos
prestaron atención, como es en la actualidad). Entonces el SEÑOR puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que lo hallase (no dice cuál era la señal, pero obviamente, era sabido de todos).
LA PRIMERA CIVILIZACIÓN
16 Y salió Caín de la Presencia del SEÑOR (los que están en rebelión con Dios no desean en absoluto Su Presencia, y por razones obvias), y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén («Nod»
significa «andar errante»; la mayoría de la raza humana «anda errante,»
porque no conoce a Dios y, por consiguiente, no tiene paz).
17 Y conoció Caín a su mujer (terminología Bíblica para indicar el acto sexual); la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad (en
realidad significa «estaba construyendo» o «comenzaba a construir;» la
idea es que no estaba terminada. Y es lo mismo con el ser humano,
prácticamente nada se termina por completo, simplemente porque lo que
construyen no satisface), y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc (conlleva
la idea, debido al significado del nombre Enoc, que esta ciudad sería
un lugar de educación y aprendizaje — pero educación y aprendizaje sin
Dios).
18 Y a Enoc nació Irad, e Irad engendró a (fue el padre de) Mejuyael, y Mejuyael engendró a Metusael; y Metusael engendró a Lamec (todo esto aconteció unos trescientos años o más después de la creación de Adán y Eva).
19 Y tomó para sí Lamec dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra Zila (el primer caso de poligamia que se halla en la Biblia).
20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en carpas, y crían ganados.
21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que manejan arpa y órgano (parece
que Jubal fue el creador de instrumentos musicales; el oído del hombre
ahora está lleno de otros sonidos que los que proceden del Calvario, y
su mirada puesta en otros objetos fuera de Cristo Crucificado).
22 Y Zila también dio a luz a Tubal Caín, instructor de artífices de
toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal Caín fue Noamá (Tubal
Caín fue el primero en comenzar a trabajar con metales; probablemente
el nombre de «Caín» fue añadido para demostrar que éstos eran los
«Cainitas;» «Noamá» significa «hermosa»).
23 Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de
Lamec, escuchad mis dichos: Que varón he matado por mi herida, y un
joven por mi golpe.
24 Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. (Es
el primer poema inscrito en la historia de la humanidad. Como mucha de
la poesía desde ese entonces, glorifica la inmoralidad y el asesinato, y
niega la ira venidera. Desde entonces el hombre ha tratado de negar el
juicio; sin embargo, un día vendrá el juicio [Apoc. 20:11-15].)
LA SIMIENTE ESPIRITUAL RENOVADA
25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set (después
de tratar con la línea de Caín en el inicio de la corrupción de
violencia, Moisés vuelve otra vez a unos años al nacimiento de «Set;» el
Espíritu Santo señaló a «Set,» porque él era del linaje de Cristo; el
nombre «Set» significa «sustituto designado»); porque Dios, dijo ella, me ha sustituido otra simiente en lugar de Abel, a quien mató Caín. (Cuando
«Caín» nació, Eva dijo, «He adquirido varón del SEÑOR», lo que indica
que ella creyó en el Pacto de Génesis 3:15. Ahora ella emplea el término
«Dios», en efecto, afirma que ha perdido la fe en el Pacto. Como se ha
dicho, esta sería la «simiente» por la cual Cristo vendría, pero a causa
de la incredulidad, Eva no lo entendía ni lo creía.)
26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós (el
nombre «Enós» significa «hombre enfermizo, mortal, decadente»; ya se
comienza a entender los terribles resultados de la Caída). Entonces comenzaron los hombres a invocar el Nombre del SEÑOR (probablemente
se refiere al desprecio; es posible que la familia de Caín, al darse
cuenta ahora de que Set había tomado el lugar de Abel, como el
«primogénito» o el «designado», se refiere despectivamente a ellos como
el «pueblo de Dios», o el «pueblo del SEÑOR»).
CAPÍTULO 5
(4004 a.C.)
LOS DESCENDIENTES
DE ADÁN
1 ESTE es el libro de las generaciones de Adán (corresponde con la frase, «El Libro de la Generación de Jesucristo», Quien fue el Último Adán [Mat. 1:1]). El día en que creó Dios al hombre, a la Semejanza de Dios lo hizo (la
«Semejanza de Dios» es la «Gloria de Dios» [II Cor. 4:6]. Con la Caída,
el hombre perdió esa gloria; sin embargo, en la Primera Resurrección de
Vida, todo Creyente recuperará esa gloria [Rom. 8:17]);
2 Varón y hembra los creó (esto declara que la homosexualidad es un pecado grave ante los ojos de Dios); y los bendijo (la bendición se perdió como consecuencia de la Caída, pero se recuperó en Cristo), y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados (Adán, en Hebreo, es la palabra para la raza humana en general además de ser el nombre específico para el primer hombre).
3 Y vivió Adán ciento treinta años y engendró (fue padre de) un hijo a su semejanza (el
deseo de Dios originalmente era que el género humano procreara «hijos e
hijas de Dios» en el mundo; debido a la Caída, los hijos e hijas podían
ser procreados en el mundo sólo a la semejanza de su padre original,
Adán, producto de su naturaleza caída; se llama el «pecado original»), conforme a su imagen (significa que Adán ya no tenía la Imagen de Dios; la «semejanza» y la «imagen» son ahora conforme a Satanás [Jn. 8:44]); y llamó su nombre Set (aunque Set no era el Prometido, todavía, representaba un rayo de esperanza; a través de su linaje, vendría El Prometido).
4 Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años; y engendró hijos e hijas (se
deduce que por unos 800 años Adán pudo engendrar hijos y Eva concebir.
No dice exactamente el número de hijos que trajeron al mundo. Pero tuvo
que ser muchos).
5 Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y él murió (el
historial familiar de Raza Celestial, está marcada por la muerte; a
pesar de cuánto tiempo vivió un miembro de la familia, sin embargo,
estas palabras acompañan su nombre: «y murió»).
LA FAMILIA DE SET
6 Y vivió Set ciento cinco años, y engendró a (fue padre de) Enós;
7 Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas.
8 Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y él murió.
LA FAMILIA DE ENÓS
9 Y vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán.
10 Y vivió Enós después que engendró a Cainán ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas.
11 Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años; y él murió.
LA FAMILIA DE CAINÁN
12 Y vivió Cainán setenta años, y engendró a Malalel.
13 Y vivió Cainán, después que engendró a Malalel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas.
14 Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y él murió.
LA FAMILIA DE MALALEL
15 Y vivió Malalel sesenta y cinco años, y engendró a Jared.
16 Y vivió Malalel, después que engendró a Jared, ochocientos treinta años; y engendró hijos e hijas.
17 Y fueron todos los días de Malalel ochocientos noventa y cinco años; y él murió.
LA FAMILIA DE JARED
18 Y vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc (con
la excepción de Noé Enoc y Abel son los únicos dos hombres que vivieron
para Dios desde la creación hasta el diluvio. Pudo haber otros, pero la
Biblia no lo dice).
19 Después del nacimiento de Enoc, Jared vivió ochocientos años; y engendró hijos e hijas.
20 Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y él murió.
LA FAMILIA DE ENOC
21 Y vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén (al
parecer, Enoc tenía 65 años cuando se convirtió y entró en esta
comunión Divina; el nombre «Matusalén» significa: «El Diluvio
(inundación) será enviado cuando él muera»; por lo tanto, Matusalén era
un testimonio marcado y viviente que el juicio estaba por venir sobre la
Tierra debido a su terrible maldad; sin embargo, sólo Noé y su familia
creyeron; así que el diluvio vino poco menos de mil años después del
nacimiento de Matusalén).
22 Y caminó Enoc con Dios (en
la Biblia se hallan tres declaraciones con respecto a Enoc: «Él caminó
con Dios» [Gén. 5:22]; «fue testigo de Dios» [Jud., v. 14]; «agradó a
Dios» [Heb. 11:5]), después que engendró a Matusalén, trescientos años; y engendró a hijos e hijas (Enoc no tuvo una vida de aislamiento, sino una vida de separación. Es lo que se requiere de todos los Creyentes).
23 Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años (convertido a los 65 años, vivió fielmente para Dios unos 300 años).
24 Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios (Enoc
fue uno de los dos hombres en la historia que no murió, Elías fue el
otro. Él fue trasladado, como dijo Pablo, «para no ver muerte» [Heb.
11:5]).
LA FAMILIA DE MATUSALÉN
25 Y vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec (Noé le nacerá a Lamec).
26 Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec setecientos ochenta y dos años; y engendró hijos e hijas.
27 Fueron pues todos los días de Matusalén, novecientos sesenta y nueve años; y él murió (Matusalén
vivió más años que cualquier otra persona, 969 años; al parecer él
murió justo antes del diluvio de Noé; a pesar de tener un padre Piadoso,
no se hace mención de que él vivió para Dios).
LA FAMILIA DE LAMEC
28 Y vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró a un hijo;
29 Y llamó su nombre Noé (ahora se nos presenta a Noé, una de las figuras centrales de la Biblia, y de todos los tiempos. Su nombre significa «descanso»), diciendo: Éste nos consolará de nuestras obras, y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que el SEÑOR maldijo (parece
que a Lamec, el padre de Noé, se le había dado una Revelación en
relación a este niño. El consuelo que trajo, en cuanto a la maldición,
tenía que ver con el Arca, y Aquel que al fin vendría a través de este
linaje, el Hijo de Dios, Quien quitaría la mayor maldición — la
maldición de la Ley quebrantada [Gál. 3:13]).
30 Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas (pero ninguno de los hermanos y hermanas de Noé creyeron la Palabra del SEÑOR, y por consiguiente, perecieron en el diluvio).
31 Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y él murió.
LA FAMILIA DE NOÉ
32 Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, Cam y Jafet (debido
a que todo ser humano sobre la faz de la Tierra murió en el diluvio,
con la excepción de Noé y su familia, significa que toda persona que ha
vivido desde entonces es descendiente de Sem, Cam o Jafet).
Salmo 72: Oh
Dios, otorga tu justicia al rey, tu rectitud al príncipe heredero. Así
juzgará con rectitud a tu pueblo y hará justicia a tus pobres. Brindarán
los montes bienestar al pueblo, y fruto de justicia las colinas. El rey
hará justicia a los pobres del pueblo y salvará a los necesitados; ¡él
aplastará a los opresores! Que viva el rey por mil generaciones, lo
mismo que el sol y que la luna. Que sea como la lluvia sobre un campo
sembrado, como las lluvias que empapan la tierra. Que en sus días
florezca la justicia, y que haya gran prosperidad, hasta que la luna
deje de existir. Que domine el rey de mar a mar, desde el río Éufrates
hasta los confines de la tierra. Que se postren ante él las tribus del
desierto; ¡que muerdan el polvo sus enemigos! Que le paguen tributo los
reyes de Tarsis y de las costas remotas; que los reyes de Sabá y de Seba
le traigan presentes. Que ante él se inclinen todos los reyes; ¡que le
sirvan todas las naciones! Él librará al indigente que pide auxilio, y
al pobre que no tiene quien lo ayude. Se compadecerá del desvalido y del
necesitado, y a los menesterosos les salvará la vida. Los librará de la
opresión y la violencia, porque considera valiosa su vida. ¡Que viva el
rey! ¡Que se le entregue el oro de Sabá! Que se ore por él sin cesar;
que todos los días se le bendiga. Que abunde el trigo en toda la tierra;
que ondeen los trigales en la cumbre de los montes. Que el grano se dé
como en el Líbano; que abunden las gavillas como la hierba del campo.
Que su nombre perdure para siempre; que su fama permanezca como el sol.
se bendigan unas a otras; que todas ellas lo proclamen dichoso. Bendito
sea Dios el Señor, el Dios de Israel, el único que hace obras
portentosas. Bendito sea por siempre su glorioso nombre; ¡que toda la
tierra se llene de su gloria! Amén y amén. Aquí terminan las oraciones
de David hijo de Isaí.
Proverbios 29:
El que es
reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio.
Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los impíos
gobiernan, el pueblo gime. El que ama la sabiduría alegra a su padre; el
que frecuenta rameras derrocha su fortuna. Con justicia el rey da
estabilidad al país; cuando lo abruma con tributos, lo destruye. El que
adula a su prójimo le tiende una trampa. Al malvado lo atrapa su propia
maldad, pero el justo puede cantar de alegría. El justo se ocupa de la
causa del desvalido; el malvado ni sabe de qué se trata. Los insolentes
conmocionan a la ciudad, pero los sabios apaciguan los ánimos. Cuando el
sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, nada
arreglará. Los asesinos aborrecen a los íntegros, y tratan de matar a
los justos. El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe
dominarla. Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus
oficiales se corrompen. Algo en común tienen el pobre y el opresor: a
los dos el Señor les ha dado la vista. El rey que juzga al pobre según
la verdad afirma su trono para siempre. La vara de la disciplina imparte
sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su madre. Cuando
prospera el impío, prospera el pecado, pero los justos presenciarán su
caída. Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará muchas
satisfacciones. Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos
los que son obedientes a la ley! No sólo con palabras se corrige al
siervo; aunque entienda, no obedecerá. ¿Te has fijado en los que hablan
sin pensar? ¡Más se puede esperar de un necio que de gente así! Quien
consiente a su criado cuando éste es niño, al final habrá de lamentarlo.
El hombre iracundo provoca peleas; el hombre violento multiplica sus
crímenes. El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido. El
cómplice del ladrón atenta contra sí mismo; aunque esté bajo juramento,
no testificará. Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que
confía en el Señor sale bien librado. Muchos buscan el favor del
gobernante, pero la sentencia del hombre la dicta el Señor. Los justos
aborrecen a los malvados, y los malvados aborrecen a los justos.
El Libro de Primera Corintios Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
CAPÍTULO 2
(59 d.C.)
LA SABIDURÍA AUTÉNTICA
ASÍ
QUE, Hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con superioridad de
palabra, o de sabiduría (él no dependía en habilidades oratorias, ni
tampoco ahondaba en la filosofía, que era lo que estaba en furor en esa
época), para anunciaros el Testimonio de Dios (que es Cristo y Él
Crucificado).
2 Porque no me propuse saber algo entre vosotros (con
propósito e intención, Pablo no recurrió al conocimiento o la filosofía
del mundo con respecto a la Predicación del Evangelio), sino a
Jesucristo, y a Éste Crucificado (éste y sólo éste es el Mensaje que
salvará al pecador, libertará al cautivo y dará al Creyente la victoria
perpetua).
3 Y estuve yo con vosotros con (personal) flaqueza (una
expresión de dependencia completa en Dios), y mucho temor (temor de no
poder Predicar bien la Cruz) y temblor. (Él se daba cuenta del
significado de lo que Predicaba, y su insuficiencia en cuanto a su
propia persona.)
4 Y ni mi palabra ni mi Predicación fue con palabras
persuasivas de humana sabiduría (sabía que eso no iba a libertar a
nadie; la Iglesia moderna ha de aprender una lección de esto), mas con
demostración del Espíritu y de poder (lo que el Espíritu Santo puede
hacer en el corazón y vida de los Creyentes, si se Predica acerca de la
Cruz correctamente):
5 Para que vuestra Fe no esté fundada en la
sabiduría de hombres (todo camino propuesto que no sea la Cruz), mas en
Poder de Dios (hecho posible sólo por la Cruz).
6 Empero hablamos
sabiduría de Dios entre perfectos (sólo los que son maduros en lo
espiritual pueden entender la Sabiduría de Dios, que es la Cruz): y una
sabiduría, no de este siglo (la Sabiduría de Dios que pertenece a la
Salvación no tiene en absoluto ninguna relación a la sabiduría de este
mundo), ni de los príncipes de este siglo, que se deshacen (los grandes
Sabios y los Filósofos del mundo no contribuyeron nada a Pablo, como
tampoco a nosotros):
7 Mas hablamos Sabiduría de Dios en misterio, la
sabiduría oculta (la Sabiduría de Dios conduce a los pecadores al gran
Sacrificio de la historia, la ofrenda de Jesús en la Cruz del Calvario,
la cual pagó la deuda del terrible pecado del hombre, al menos para
todos aquellos que creen), la cual Dios predestinó antes de los siglos
para nuestra gloria (en la Mente de Dios, Cristo fue ofrecido en la Cruz
aun antes de la fundación del mundo [I Ped. 1:18-20]):
8 La Cual
ninguno de los príncipes de este siglo conoció (su ignorancia que es
voluntariosa, que era su juicio por haber rechazado a Cristo [Hch. 3:17;
13:27]): porque si la hubieran conocido (si ellos hubieran querido
saber), nunca hubieran Crucificado al Señor de Gloria. (Estas palabras
hacen entrar la yuxtaposición de la humillación más baja y la exaltación
más espléndida.)
EL ESPÍRITU SANTO
9 Antes como está escrito
(Isa. 64:4), Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón
del hombre (el propósito es demostrar que no podemos llegar a un
conocimiento de Dios por métodos normales de aprendizaje), son las que
Dios ha preparado para aquellos que Le aman.
10 Empero Dios nos lo
reveló a nosotros por Su Espíritu (la manera de impartición del
conocimiento espiritual, que es la Revelación): porque el Espíritu todo
lo escudriña, aun lo profundo de Dios. (El Espíritu Santo es el Único
bien capacitado para revelar a Dios porque Él es Dios, y Él es el
miembro de la Deidad Quien trata directamente con el hombre.)
11
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu
del hombre que está en él? (El espíritu del hombre puede saber ciertas
cosas acerca de otro hombre, pero en sí no puede saber nada acerca de
Dios.) Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios. (Los hombres no pueden aprender acerca de Dios por investigación
científica o por razonamiento humano, sino sólo cuando el Espíritu de
Dios se lo revela al Creyente.)
12 Y nosotros hemos recibido, no el
espíritu del mundo (que es de Satanás), sino el Espíritu que es de Dios
(en la conversión, el Creyente recibe el Espíritu de Dios); para que
conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente (la única manera en que
podemos saber realmente).
13 Lo cual también hablamos, no con doctas
palabras de humana sabiduría (sabiduría corrompida), sino con las
enseñadas del Espíritu (que es un entendimiento de la Palabra de Dios);
acomodando lo espiritual a lo espiritual (la comunicación de las
Verdades espirituales a los hombres espirituales por el Espíritu).
14
Mas el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios
(el individuo que no es Nacido de Nuevo): porque le son locura (una
falta de entendimiento): y no las puede entender (el hombre caído no
puede entender las Verdades espirituales), porque se han de examinar
espiritualmente (sólo el espíritu Regenerado del hombre puede entender
las cosas del Espíritu).
15 Empero el espiritual juzga todas las
cosas (sólo la persona espiritual está capacitada para juzgar
apropiadamente), mas él no es juzgado de nadie (se refiere al juicio que
Dios aceptará).
16 Porque ¿quién conoció la Mente del Señor? ¿Quién
le instruyó? (¡La respuesta es nadie! [Isa. 40:14].) Mas nosotros
tenemos la Mente de Cristo. (Aquellos que tienen la Mente de Cristo ven
las cosas como Dios las ve.) Primera Corintios Capítulo 13: Si
hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y
si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no
soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano
con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni
jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no
se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue,
mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y
el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de
manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto
desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de
niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero
entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas
tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de
ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no
pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes
necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de
Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo,
"el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la
fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos
de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que
tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo
que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron
aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado
por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se
ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de
Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su
ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por
la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue
hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió
testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible
agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer
que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé,
advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó
un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a
ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham,
cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como
herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó
como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña
con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque
esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y
constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que
Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque
consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo
hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las
estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.
Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas
prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor,
es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había
recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado,
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob,
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de
su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la
mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel.
Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando
los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las
murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su
alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los
desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a
decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,
David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos,
hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones,
apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada;
sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y
pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la
resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a
golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los
pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e
incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la
mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para
allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades,
afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin
rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos
obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio
el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a
la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por
tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande
de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del
pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que
tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó
la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está
sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel
que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para
que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran
contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su
sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna
condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan
según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de
él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de
la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza
pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en
condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se
ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la
naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se
cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa
sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza
pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio,
los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del
Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad
que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es
enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de
hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a
Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino
según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si
alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo
está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el
Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el
Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en
ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará
vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en
ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de
vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven
conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a
los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados
por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un
espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los
adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu
mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos
hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,
pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su
gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos
actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación
aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue
sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino
por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la
creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza,
para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que
toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y
no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias
del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra
adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en
esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es
esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que
todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así
mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos
qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que
no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones,
sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por
los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que
Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que
han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios
conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la
imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó,
también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.
¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede
estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que
Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo
Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e
intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La
tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el
peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos
amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al
matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la
vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni
los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la
creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en
Cristo Jesús nuestro Señor.
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