25 October 2021

El 25 de octubre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre



El 25 de octubre Lectura Bíblica Diaria:

Jeremías 16 a 18:
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar. Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mis piedades. Morirán en esta tierra grandes y pequeños; no se enterrarán, ni los plañirán, ni se rasgarán ni se raerán los cabellos por ellos; ni partirán pan por ellos en el luto para consolarlos de sus muertos; ni les darán a beber vaso de consolaciones por su padre o por su madre. Asimismo no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos a comer o a beber. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo haré cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda voz de gozo y toda voz de alegría, y toda voz de esposo y toda voz de esposa. Y acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia Jehová contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Qué maldad es la nuestra, o qué pecado es el nuestro, que hemos cometido contra Jehová nuestro Dios? Entonces les dirás: Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses ajenos, y los sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a mí y no guardaron mi ley; y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí. Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido, y allá serviréis a dioses ajenos de día y de noche; porque no os mostraré clemencia. No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres. He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán, y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por todo collado, y por las cavernas de los peñascos. Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos. Pero primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos, y de sus abominaciones llenaron mi heredad. Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho. ¿Hará acaso el hombre dioses para sí? Mas ellos no son dioses. Por tanto, he aquí les enseñaré esta vez, les haré conocer mi mano y mi poder, y sabrán que mi nombre es Jehová. El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares, mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes de Asera, que están junto a los árboles frondosos y en los collados altos, sobre las montañas y sobre el campo. Todos tus tesoros entregaré al pillaje por el pecado de tus lugares altos en todo tu territorio. Y perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que para siempre arderá. Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensato. Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario. ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas. Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza. He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora! Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia. No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo. Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble quebrantamiento. Así me ha dicho Jehová: Vé y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén, y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas. Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo, y de meterla por las puertas de Jerusalén. Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo, como mandé a vuestros padres. Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, sino endurecieron su cerviz para no oír, ni recibir corrección. No obstante, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día de reposo, sino que santificareis el día de reposo, no haciendo en él ningún trabajo, entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre. Y vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de tierra de Benjamín, de la Sefela, de los montes y del Neguev, trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa de Jehová. Pero si no me oyereis para santificar el día de reposo, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de reposo, yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará. Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle. Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras. Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón. Por tanto, así dijo Jehová: Preguntad ahora a las naciones, quién ha oído cosa semejante. Gran fealdad ha hecho la virgen de Israel. ¿Faltará la nieve del Líbano de la piedra del campo? ¿Faltarán las aguas frías que corren de lejanas tierras? Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado, para poner su tierra en desolación, objeto de burla perpetua; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y meneará la cabeza. Como viento solano los esparciré delante del enemigo; les mostraré las espaldas y no el rostro, en el día de su perdición. Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna de sus palabras. Oh Jehová, mira por mí, y oye la voz de los que contienden conmigo. ¿Se da mal por bien, para que hayan cavado hoyo a mi alma? Acuérdate que me puse delante de ti para hablar bien por ellos, para apartar de ellos tu ira. Por tanto, entrega sus hijos a hambre, dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a espada en la guerra. Oigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y a mis pies han escondido lazos. Pero tú, oh Jehová, conoces todo su consejo contra mí para muerte; no perdones su maldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro; y tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu enojo.


Salmo 15:



¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte? Sólo el de conducta intachable, que practica la justicia y de corazón dice la verdad; que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino; que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; que cumple lo prometido aunque salga perjudicado; que presta dinero sin ánimo de lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente. El que así actúa no caerá jamás.





Proverbios 3:



Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro. Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar! Con la mano derecha ofrece larga vida; con la izquierda, honor y riquezas. Sus caminos son placenteros y en sus senderos hay paz. Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! Con sabiduría afirmó el Señor la tierra, con inteligencia estableció los   cielos. Por su conocimiento se separaron las aguas, y las nubes dejaron caer su rocío. Hijo mío, conserva el buen juicio; no pierdas de vista la discreción. Te serán fuente de vida, te adornarán como un collar. Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán. Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa. No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. Nunca digas a tu prójimo: "Vuelve más tarde; te ayudaré mañana", si hoy tienes con qué ayudarlo. No urdas el mal contra tu prójimo, contra el que ha puesto en ti su confianza. No entres en pleito con nadie que no te haya hecho ningún daño. No envidies a los violentos, ni optes por andar en sus caminos. Porque el Señor aborrece al perverso, pero al íntegro le brinda su amistad. La maldición del Señor cae sobre la casa del malvado; su bendición, sobre el hogar de los justos. El Señor se burla de los burlones, pero muestra su favor a los humildes. Los sabios son dignos de honra, pero los necios sólo merecen deshonra.




El Libro de Juan Capítulo 10 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN JUAN

CAPÍTULO 10
(32 d.C.)
EL BUEN PASTOR




DE cierto, de cierto, os digo, El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas (¡hay una "puerta," y solamente una "puerta!"), mas sube por otra parte, el tal es ladrón y asaltante (usa un "camino" de otra manera que el de Cristo; Él Solo es la Puerta).
2 Mas El que entra por la Puerta (el Camino), el Pastor de las Ovejas es (Jesús Solo es el Verdadero Pastor).
3 A Éste abre el portero (quiere decir que la Ley, el Portero, de inmediato Lo dejó entrar porque Él había guardado perfectamente la Ley, y en realidad era el Único Quien había cumplido tal cosa); y las Ovejas oyen Su Voz (quiere decir que las Verdaderas Ovejas oyen la Voz del Verdadero Pastor): y a Sus Ovejas llama por nombre (se refiere a la relación que automáticamente le lleva a la Salvación), y las saca (se refiere a encontrar un pasto adecuado; el que realmente quiere saber la Palabra de Dios será guiado a toda la Verdad [Jn. 16:13]).
4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias (Él es Dueño así como también es Pastor de las ovejas, y tiene, por lo tanto, por decirlo así, un doble amor por nosotros), va delante de ellas (Él lo tiene todo planeado), y las Ovejas Le siguen: porque conocen Su Voz (el corazón verdadero siempre conocerá Su Voz, y el corazón falso seguirá a otros).
5 Mas al extraño no seguirán, antes huirán de él (se refiere a "ladrones y asaltantes y falsos profetas" [Mat. 7:15-20]): porque no conocen la voz de los extraños (las Verdaderas Ovejas no pueden ser engañadas).
6 Esta Parábola les dijo Jesús: mas ellos no entendieron qué era lo que les decía (los Fariseos no entendieron porque no eran las Verdaderas Ovejas).
EXPLICACIÓN
7 Les volvió, pues, Jesús a decir, De cierto, de cierto, os digo, Yo soy la Puerta de las Ovejas (¡"Yo soy," exclusivo de todos los demás! sólo hay "Una Puerta," y aquella "Puerta" es Cristo).
8 Todos los que antes de Mí vinieron, ladrones son y asaltantes (¡pertenece a cualquiera y a todos antes o después de Cristo, quienes afirman tener el camino de la Salvación sin Cristo!): mas no los oyeron las Ovejas (no se puede engañar a las Verdaderas Ovejas).
9 Yo soy la Puerta (una declaración enfática; la Iglesia no es la puerta a Cristo, como los Católicos enseñan, sino que Cristo es la Puerta a la Iglesia): el que por Mí entrare, será Salvo (como la "Puerta," Jesús es el "Salvador"), y entrará y saldrá, y hallará pastos (ellos entraban por seguridad y salían por pasto).
10 El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir (se refiere a Satanás y sus emisarios que promueven el proselitismo que conduce a un camino falso de la Salvación): Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (la Fuente de esta "Vida" es Cristo; todos los Verdaderos Creyentes la tienen; no obstante, la disfrutan únicamente por una Fe constante en Cristo y en la Cruz).
11 Yo soy el buen Pastor (se refiere a Jesús muriendo por las Ovejas; el "Buen Pastor" muere por las Ovejas, el "Gran Pastor" vive por las Ovejas [Heb. 13:20], y el "Príncipe de los Pastores" viene por las Ovejas [I Ped. 5:4]): el buen Pastor Su vida da por las Ovejas (la Cruz: Su "Vida," si se da para las Ovejas, garantizaría "Vida Eterna"; la "Cruz"  siempre es el punto Central del Cristianismo).
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor (el que se hace pasar por pastor, pero realmente no lo es), de quien no son propias las Ovejas (las Verdaderas Ovejas no le pertenecen a los falsos pastores), ve al lobo que viene, y deja las Ovejas, y huye (el propósito del "asalariado" es trasquilar a las Ovejas, no es proteger a las Ovejas), y el lobo las arrebata, y esparce las Ovejas (la destrucción le espera a aquéllos que siguen a los falsos pastores).
13 Así que, el asalariado huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado de las Ovejas (los falsos apóstoles no tienen una verdadera preocupación por las Ovejas, sino sólo por otras cosas, sobre todo el dinero).
14 Yo soy el buen Pastor, y conozco Mis Ovejas (el Señor aprueba a aquéllos que son Suyos porque confían en Él para la Salvación), y las Mías Me conocen (Yo conozco a Mis  Ovejas y ellos Me conocen).
15 Como el Padre Me conoce, y Yo conozco al Padre (¡en efecto, Jesús reclama la omnisciencia tal como Dios, ya que Él es Dios!): y pongo Mi vida por las Ovejas (nuevamente se refiere a la Crucifixión).
16 También tengo otras Ovejas que no son de este redil (denota a la Iglesia Gentil): aquéllas también Me conviene traer, y oirán Mi Voz (el Señor usó al Apóstol Pablo para ayudar a fundar la Iglesia Gentil); y habrá un rebaño (un rebaño compuesto de Judíos y de Gentiles), y un Pastor (el Señor Jesucristo).
17 Por eso me ama el Padre (lo que Cristo cumplió tiene un valor especial en el Corazón de Dios), porque Yo pongo Mi Vida (la intención de la Encarnación era "entregar Su Vida" a propósito), para volverla a tomar (la Resurrección).
18 Nadie Me la quita, mas Yo la pongo de Mí Mismo (Su Muerte no fue una ejecución ni un asesinato, fue un Sacrificio; la idea es que Él permitió que Su Muerte ocurriera). Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar (lo que Él hizo fue por su propia voluntad; Él no se salió del camino de la obediencia, ya que murió como Le fue ordenado). Este Mandamiento recibí de Mi Padre (Dios el Padre Le dio la libertad de acción para hacer lo que Él deseara, y Su deseo fue hacer la Voluntad de Dios; por eso Él a propósito entregó Su Vida).
DIVISIÓN
19 Y volvió a haber división entre los Judíos por estas palabras (expresa la realidad de la división, aunque la causa de la división era por el liderazgo religioso de Israel).
20 Y muchos de ellos decían, Demonio tiene (la política de los Fariseos y Escribas que afirmaban que Jesús reprendía a los demonios por el poder de Satanás), y está fuera de sí (afirmaba que Él estaba loco); ¿para qué Le oís? (Los Fariseos procuraban disuadir a la gente a no prestarle atención a Cristo.)
21 Decían otros, Estas palabras no son de endemoniado (demonio). ¿Puede el demonio  abrir los ojos de los ciegos? (La respuesta es obvia, "No.")
EL MESÍAS
22 Y se hacía la Fiesta de la Dedicación en Jerusalén, y era invierno (esta cierta Fiesta fue designada por Judas Macabeo para conmemorar la purificación del Templo, después de que Antíoco Epífanes lo profanó; ocurrió en Diciembre, y realmente no era una Fiesta Bíblica).
23 Y Jesús andaba en el Templo por el portal de Salomón.
24 Y Le rodearon los Judíos (lo hicieron en una forma amenazante y exigieron una respuesta inmediata), y Le dijeron, ¿Hasta cuándo nos has de turbar el alma? (No era Cristo Quién los hizo dudar, sino su propia incredulidad.) Si Tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente (en realidad, Él ya se los había dicho en todas las maneras posibles y concebibles).
25 Les respondió Jesús, Os lo he dicho, y no creéis (se refiere a sus expectativas de un tipo de Mesías, un papel que Jesús no desempeñaría): las obras que Yo hago en Nombre de Mi Padre, ellas dan testimonio de Mí (este "testimonio" era Bíblico y, por lo tanto, dirigió a Israel a la Biblia [Isa. 61:1]);
26 Mas vosotros no creéis, porque no sois de Mis Ovejas, como os he dicho (ellos no eran Sus Ovejas porque no desearon ser Sus Ovejas; la decisión era suya, y tomaron esa decisión debido a su incredulidad).
27 Mis Ovejas oyen Mi Voz (Cristo es la Cabeza de la Iglesia, no los hombres), y Yo las conozco (el conocimiento perfecto y absoluto, aun a base individual), y Me siguen (lo que harán las Verdaderas Ovejas):
28 Y Yo les doy Vida Eterna (lleva consigo una promesa que no se puede igualar en ninguna otra parte bajo ninguna otra circunstancia); y no perecerán para siempre (quiere decir que el Creyente jamás tiene que temer que Dios cambiaría de opinión con respecto a su Salvación), ni nadie las arrebatará de Mi Mano (se refiere a cualquiera y todas las fuerzas exteriores; sin embargo, si se desea, puede apartarse de Su Mano, que desgraciadamente es lo que millones han hecho).
29 Mi Padre que Me las dio, mayor que todos es (el Poder de Dios es capaz de guardar a cualquiera y a todos, lo que Él hace mediante el Espíritu por lo que Cristo hizo en la Cruz, y nuestra Fe en aquella Obra Terminada); y nadie las puede arrebatar de la Mano de Mi Padre (cuando se tiene a Cristo, se tiene al mismo tiempo al Padre, y la protección del Padre).
30 Yo y el Padre somos Uno (el Texto Griego dice, "somos Uno"; estas simples palabras destruyen la enseñanza de aquéllos que desmienten la distinción de las personas de la Deidad, y de aquéllos que pone en duda la Deidad de Cristo).
LOS JUDÍOS
31 Entonces volvieron a tomar piedras los Judíos para apedrearle (¡así era la respuesta del "pueblo escogido de Dios" a la "Dádiva escogida de Dios," el Señor Jesucristo!).
32 Les respondió Jesús, Muchas buenas obras os he mostrado de Mi Padre (sanar a los enfermos, echar fuera a los demonios, curar a los leprosos, etc.); ¿por cuál obra de esas Me apedreáis? (¡Efectivamente es una buena pregunta!)
33 Le respondieron los Judíos, diciendo, Por buena obra no te apedreamos (al mismo tiempo quiere decir que los Judíos no tenían respeto por Sus "Buenas Obras," y en realidad, ellos Le hubieran impedido si tuvieran el poder de hacerlo); sino por la blasfemia (la verdad es que ellos eran los blasfemadores, no Cristo); y porque Tú, siendo hombre, te haces Dios (¡es cierto que Él era Hombre, pero al mismo tiempo era   Dios!).
LA DEIDAD
34 Les respondió Jesús, ¿No está escrito en vuestra Ley (el Señor presenta una ilustración de entre muchas en Las Escrituras acerca de la unión entre el hombre y Dios que radica en el centro mismo de su Ley; al usar Jesús la palabra "vuestra," Él no indicaba que la Ley no era Suya; en realidad no hay sombra de falta de respeto en la Ley por el pronombre, sino que se usa de cierto sentido que Sus oyentes pueden identificarse con ella), Yo dije, dioses sois? (Del Sal. 82:6; la palabra "dioses" se usaba en el sentido de magistrados y Profetas designados y activados por la Palabra de Dios. En este caso, no se refería a la Deidad.)
35 Si dijo, dioses, a aquéllos a los cuales fue hecha Palabra de Dios (nuevamente, "dioses" como aquí se usaba se refiere a "Magistrados y Jueces," etc.), y La Escritura no puede ser quebrantada (es el estándar en que nuestro Señor consideraba Las Escrituras);
36 ¿A quien el Padre Santificó y envió al mundo (por el propósito de la Redención de la humanidad), vosotros decís, Tú blasfemas (¡presenta efectivamente un cargo muy serio!), porque dije, Hijo de Dios soy? (Él se presenta en una dignidad mucho mayor de lo que ellos aspiraban del Mesías.)
37 Si no hago Obras de Mi Padre, no Me creáis (Él les dice que debían juzgarlo basándose en los Milagros que Él había realizado, en efecto, diciéndoles que todo lo que Él hizo, Dios Le había ordenado hacer).
38 Mas si las hago (se refiere al cumplimiento de estas Obras Sobresalientes), aunque a Mí no creáis, creed a las Obras (en realidad dice que ellos no tenían ninguna excusa); para que conozcáis y creáis que el Padre está en Mí, y Yo en el Padre (además explica el Versículo 30, "Yo y Mi Padre somos Uno").
JESÚS
39 Y procuraban otra vez prenderle (se refiere a sus esfuerzos, pero sin lograrlo): mas Él se salió de sus manos (Reynolds dijo, "Se facilitaba Su fuga por el extraño poder moral que Él podía ejercer para que los asaltos físicos sobre Él fueran en vano. Ellos estiraron sus manos pero se bajaron sin hacer daño alguno, verificando la declaración solemne del Versículo 18."),
40 Y se volvió al otro lado del Río Jordán, a aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se estuvo allí (Le quedaban unos tres meses y medio de Ministerio a nuestro Señor antes de la Crucifixión).
41 Y muchos venían a Él (ellos vinieron en el modo correcto), y decían, Juan, a la verdad, ninguna señal hizo: mas todo lo que Juan dijo de Éste, era verdad (Lo aceptaron como Señor y Salvador).
42 Y muchos creyeron allí en Él (reconocieron el pecado y la necesidad de perdón, que, sin duda, manifestó una Verdadera Fe diferente a la carnalidad de Jn. 2:23 y 8:30).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.



 

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