03 January 2019

El 3 de enero Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz
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El 3 de enero Lectura Bíblica Diaria:
 

Génesis 42 a 44:




CAPÍTULO 42

(1707 a.C.)

LOS HERMANOS DE JOSÉ



     1 Y VIENDO Jacob que en Egipto había alimentos (grano), dijo a sus hijos:  ¿Por qué os estáis mirando? (en otras palabras, ¡vayan a Egipto y compren grano!)

     2 Y dijo:  He aquí, yo he oído que hay alimentos (grano) en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no nos muramos (el hambre era severa en Canaán).

     3 Y descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo (grano) en Egipto (en un viaje de esta naturaleza era más seguro viajar en grupo que uno o dos viajando solos).

     4 Pero Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo:  No sea acaso que le acontezca algún desastre (Jacob, no sólo amaba a ese joven, porque era hijo de Raquel, sino también sin duda sentía, habiendo perdido a José, que el SEÑOR protegería a Benjamín).

     5 Y vinieron los hijos de Israel a comprar (grano) entre los que venían (muchos de Canaán y lugares del Medio Oriente estaban en Egipto, también, para comprar grano); porque había hambre en la tierra de Canaán.

     6 Y José era el gobernante en aquella tierra, que vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra (ahora se cumple el sueño de José con respecto a las gavillas que se postraron delante de él [37:7]).

     7 Y José, cuando vio a sus hermanos, los reconoció, pero hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo:  ¿De donde habéis venido? Y ellos respondieron: De la tierra de Canaán a comprar alimentos. (Si José hubiera pen sado en su propia dignidad y afecto, en ese momento él se habría revelado a sus hermanos. Tal revelación, sin embargo, sólo hubiera producido confusión, pero no arrepentimiento. Él los amaba y, por lo tanto, buscaba su bienestar espiritual; y por eso, actuaba así, para traer a la memoria su pecado, y hacerles confesarlo con sus propios labios, y no sólo hacerlo en su presencia, porque él todavía les encubría quién era, pero confesarlo delante de Dios — Williams.)

     8 José había reconocido a sus hermanos, aunque ellos no lo habían reconocido.

     9 Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y les dijo:  Espías sois; para rendir informes al país del cual habéis venido (esta acusación era moralmente verídica; porque los hombres que fueron culpables de la traición, crueldad e insensatez de 34:25-29 habrían actuado igual en Egipto, si hubieron tenido el poder; sin embargo, como los eventos lo confirmarán, no eran los mismos hombres que habían sido muchos años atrás).

    10 Y ellos le respondieron:   No, SEÑOR mío; mas tus siervos han venido a comprar alimentos.

    11 Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres de verdad, tus siervos nunca fueron espías.

    12 Y él les dijo:  No; a ver lo descubierto del país habéis venido.

    13 Y ellos respondieron:  Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y el otro ya no vive.

    14 Y José les dijo:  Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías.

    15 En esto seréis probado; Vive el Faraón que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor aquí viniere. (Razonando que Jacob probablemente había transferido la primogenitura a Benjamín, quiso saber la actitud de estos hombres hacia Benjamín. Por eso «los prueba.»)



LOS HERMANOS



    16 Enviad uno de vosotros, y traiga vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad con vosotros; y si no, vive El Faraón, que sois espías.

    17 Y los puso juntos en la cárcel por tres días. (Del mismo modo, Israel estará bajo tremenda presión por el Anticristo por un período más o menos de tres años.)

    18 Y al tercer día les dijo José:  Haced esto, y vivid; yo temo a Dios (¿qué pensarían estos hombres cuando José menciona a «Elojím,» el Dios de los Hebreos? Todo esto tenía que parecerles a ellos muy extraño, porque ellos sabían que Elojím era poco conocido, si es que era conocido, fuera de su respectiva familia).

    19 Si sois hombres de verdad, quede encarcelado en prisión uno de vuestros hermanos; y vosotros id, llevad el alimento (grano) para el hambre de vuestra casa (ahora José disminuye sus exigencias, pues primero dijo que nueve de los hermanos permanecieran en Egipto, mientras que uno sería enviado a traer a Benjamín; pero ahora se limita a que sólo uno quede en Egipto, mientras que los nueve vuelven a casa).

    20 Pero habéis de traerme a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así (cuando regresen, Benjamín tiene que acompañarles).

    21 Y decían el uno al otro:  Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le oímos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia (esto es tipo de Israel que un triste día venidero, igual como los hermanos de José tendrán que pasar una profunda y escrutadora prueba, por medio de intensos y dolorosos ejercicios de conciencia).

    22 Entonces Rubén les respondió, diciendo:  ¿No os hablé yo y dije:  No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también su sangre (después de todos estos años, su conciencia todavía les molesta, ¡y con toda razón! El pecado sólo se perdona cuando es perdonado únicamente por el SEÑOR. Y no puede ser perdonado del todo hasta que sea confesado al SEÑOR).

    23 Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos (pero él les entendía).



SIMEÓN



    24 Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y le aprisionó a vista de ellos (no se nos dice por qué fue escogido Simeón; él pudiera haber sido el que ideó este terrible pecado que fue cometido contra José tantos años atrás).

    25 Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo (grano), y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino; y se hizo así con ellos (esto coincide con el sustento que el SEÑOR dará a Israel durante la Gran Tribulación [Apoc. 12:6]).

    26 Y ellos pusieron su trigo (grano) sobre sus asnos, y se fueron de allí.

    27 Y abriendo uno de ellos su saco para dar de comer a su asno en el mesón, vio (halló) su dinero que estaba en la boca de su costal (fácilmente hallado).

    28 Y dijo a sus hermanos:  Mi dinero se me ha devuelto, y aún helo aquí en mi saco. Se les sobresaltó entonces el corazón, y espantados dijeron el uno al otro:  ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios? (¡Realmente, ellos tenían razón! Era Dios Quien estaba guiando estos eventos, dándole a José instrucciones respecto a cómo debía manejar la situación; sin embargo, debido a su pecado cometido hacía unos 20 años, estaban pensando en Dios de una manera muy negativa. No es diferente en la actualidad.)



JACOB



    29 Y venidos a Jacob su padre en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acontecido, diciendo:

    30 Aquel varón, SEÑOR de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como a espías de la tierra.

    31 Y nosotros le dijimos:  Somos hombres de verdad, nunca fuimos espías.

    32 Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno no parece, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán.

    33 Y aquel varón, SEÑOR de la tierra, nos dijo:  En esto conoceré que sois hombres de verdad; dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras familias, y andad, 

    34 Y traedme a vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres de verdad; así os daré a vuestro hermano, y negociaréis en la tierra.

    35 Y aconteció que vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba la bolsa de su dinero; y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor. (Por la terminología que usan estos hombres en este momento, es obvio que ha habido un cambio en sus vidas; sin embargo, es un cambio que todavía no está completo.)



EL DOLOR



    36 Entonces su padre Jacob les dijo:  Me habéis privado de mis hijos; José no parece, ni Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis; contra mí son todas estas cosas. (Jacob cree que José está muerto; y del mismo modo, Israel cree que Jesús está muerto, negando que Él resucitó de entre los muertos.)

    37 Y Rubén habló a su padre, diciendo:  Harás morir a mis dos hijos, si no te lo (Benjamín); entrégalo en mi mano, que yo lo volveré a ti.

    38 Y él dijo:  No descenderá mi hijo con vosotros; porque su hermano ha muerto, y él sólo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor a la sepultura. (Este Versículo se refiere al gran dolor de Jacob. El Período de la Gran Tribulación se llama «el tiempo de angustia para Jacob.» Pero luego dice: «pero de ella será librado» [Jer. 30:7]. Del mismo modo, Jacob será librado de este «dolor».)



CAPÍTULO 43

(1707 a.C.)

EGIPTO



     1 Y EL HAMBRE era grande en la tierra (del mismo modo, la Gran Tribulación, que está por venir, de la cual este Versículo es un tipo, será «grande en la tierra de Israel»);

     2 Y aconteció que como acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre:  Volved y comprad para nosotros un poco de alimento (parece que el grano que ellos obtuvieron en Egipto fue usado únicamente para su alimento personal, por lo visto, los rebaños y manadas se alimentaban de otras cosas).

     3 Y respondió Judá, diciendo:  Aquel varón bien claro nos advirtió, diciendo:  No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros (Rubén es el primogénito, y debía haber tomado el mando en todos estos asuntos, pero es Judá quien en verdad ocupa la posición de liderazgo; Jesús vendrá de la Tribu de Judá).

     4 Si enviares a vuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento.

     5 Pero si no le enviares, no descenderemos, porque aquel varón nos dijo:  No veréis mi rostro sin vuestro hermano con vosotros (la habilidad de José — esa habilidad que sólo el amor puede dar — para guiar a sus hermanos paso por paso a una confesión de su pecado contra él, y en un sentido de la oscuridad de ese pecado a los ojos de Dios, es un cuadro de la acción futura del SEÑOR Jesucristo para traer a Israel a reconocer su pecado de haberle rechazado, y el resultado enorme de ese pecado contra Dios — Williams).

     6 Y dijo Israel:  ¿Por qué me hiciste tanto mal, informando al hombre que tenías otro hermano? (Ahora El Espíritu Santo se refiere a Jacob como «Israel.» Es respecto al hecho de la obediencia de Jacob de enviar a Benjamín, aunque no deseaba hacerlo. Cuando el Espíritu Santo emplea el nombre «Israel» refiriéndose a Jacob, siempre y sin excepción, se refiere a la Fe y, en un sentido, un hito en su caminar de fe.)

     7 Y ellos respondieron:  Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra parentela, diciendo:  ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Podíamos nosotros saber que había de decir:  Haced venir a vuestro hermano?

     8 Entonces Judá dijo a Israel su padre:  Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos, nosotros, y tú, y nuestros niños.

     9 Yo me comprometo por él; a mí me pedirás cuenta de él. Si yo no te lo volviere, y lo pusiere delante de ti, seré ante ti el culpable para siempre;

    10 Que si no nos hubiéramos detenido, cierto ahora hubiéramos ya vuelto dos veces (de no haber sido por este asunto crítico, llevar a Benjamín, debido a la carencia de alimentos, ya habrían regresado).

    11 Entonces su padre Israel respondió:  Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros vasos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.

    12 Y tomad en vuestras manos una doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales, quizá fue un error (todo para probar que eran hombres honestos; poco se daban cuenta en realidad de las intenciones de José).

    13 Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón (Jacob, bajo ninguna consideración hubiera permitido que Benjamín fuera a Egipto, sino habría llegado al lugar donde no tenía alternativa; esta era la Voluntad de Dios, y a veces el SEÑOR nos pone en situaciones difíciles, antes que nosotros obedezcamos esa Voluntad).

    14 Y que el Dios Todopoderoso os dé Misericordias delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo. (Al usar el título, «Dios Omnipotente», que significa «El Shaddái», el Patriarca se refiere al Dios del Pacto de Abraham [17:1]. El Shaddái significa «el que es Todo Suficiente».)

    15 Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano una cantidad doble de dinero, y a Benjamín; y se levantaron, y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José. (Él era su hermano y su salvador, pero aún no le conocieron. Del mismo modo, Israel se presentara delante de Cristo en la Segunda Venida, y no Le conocerán [Zac. 13:6].)

    16 Y cuando vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa:  Mete en casa a esos hombres, y mata a un animal (degüella a un cordero para la cena), y aderézala; porque estos hombres comerán conmigo al mediodía. (La unión de Benjamín y José señala el día cuando Cristo, como Benjamín, será el Hijo a la Diestra de Israel y, como José, Rey sobre toda la Tierra.)

    17 E hizo el hombre como José dijo; y llevó a los hombres a casa de José. (Israel será llevado un día a la casa Celestial de José. Pablo dijo eso [Rom. 11:26-27].)



EL TEMOR



    18 Y aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían:  Por el dinero que fue vuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí; para acusarnos de que le hemos robado, y para apoderarse de nosotros, y tomarnos por siervos a nosotros, y a nuestros asnos (ellos interpretaron negativamente la atención especial que les brindaban).

    19 Y se llegaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa.

    20 Y dijeron: Ay SEÑOR mío, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos.

    21 Y aconteció que como vinimos al mesón, y abrimos nuestros costales, he aquí, el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer en nuestras manos.

    22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales. 

    23 Y él respondió (el mayordomo):  Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios, y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos. (Es extraño, el mayordomo habla de Elojím, a Quien los Egipcios no conocían. La conducta de José no se puede explicar excepto sobre la base de su inspiración. Él no está fingiendo. No está jugando con los sentimientos humanos. No está meramente siguiendo lo que le dictan sus propios afectos. Él está, bajo la dirección Divina, planeando el traslado de la casa de su padre a Egipto, para que el pueblo de Dios pase por ese tiempo de prueba en la casa de servidumbre — Spence)

    24 Y metió aquel varón a aquellos hombres en casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies; y dio de comer (forraje) a sus asnos.

    25 Y ellos prepararon el regalo entretanto que venía José al mediodía, porque habían oído que allí habían de comer pan (entre más tiempo pasa, más extraño parece; seguramente, el SEÑOR de Egipto no invitaba a extraños de otras naciones de la Tierra a su casa para comer con él, ¡y sobre todo a pastores pobres! Pero aún así ellos estaban allí).



JOSÉ



    26 Y vino José a casa y ellos le trajeron el regalo que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron a él hasta tierra (de nuevo, se cumple su sueño [37:7, 9]).

    27 Entonces les preguntó él cómo estaban, y dijo:  ¿Vuestro padre el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía? (Debió haber sido extraño para los hijos de Jacob escuchar al SEÑOR de Egipto haciéndoles preguntas personales acerca de su padre y de su salud, etc.)

    28 Y ellos respondieron:  Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencias (habían pasado unos 20 años desde que José había visto a su padre, Jacob).

    29 Y alzando él sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo:  ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío. (Es la primera vez que José ve a Benjamín. Él aún no había nacido cuando José fue vendido a Egipto.)



EL LLANTO



    30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano; y procuró dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí. (La escena es conmovedora, no sólo cómo expresa los sentimientos del momento, pero se presenta a sí misma en una manera más amplia, como tipo del día venidero cuando Cristo se presentará delante de Israel. Al fin, los hijos de Jacob volverán a casa. Incluso, en toda la historia, nunca ha habido nada tan drástico como la caída de Jacob, y me refiero a la Nación de Israel y su rechazo a Cristo. Opaca todos los otros sucesos [Rom. 11:15].)

    31 Y lavó su rostro, y salió fuera, y se contuvo el llanto, y dijo:  Poned pan (sirvan la cena).



EL BANQUETE



    32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los Egipcios que con él comían; porque los Egipcios no pueden comer pan con los Hebreos, lo cual es abominación a los Egipcios. (La cena que se presenta aquí es indicativa de la que tomará lugar en la Segunda Venida, cuando tanto Judíos y Gentiles tendrán comunión con Cristo, de Quien José era un Tipo.)

    33 Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su mayoría, y el menor conforme a su minoría; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro (estaban sentados conforme a su edad, comenzando con Rubén, quien era el primogénito, hasta Benjamín, quien era el menor. ¿Cómo sabía el SEÑOR de Egipto estas cosas?, los hermanos de José deben haberse preguntado).

    34 Y él tomó viandas (la comida) de delante de sí para ellos; pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de cualquiera de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él. (El número «cinco» es el número de la Gracia de Dios. El nombre «Benjamín» significa «Mi diestra fuerte», que tipifica a Cristo. En el día venidero, cuando Israel retorne a Cristo, aunque Cristo tiene «una diestra fuerte», Él va a tratar a Israel con «Gracia», que era el significado de la comida dada a Benjamín, que fue cinco veces más que la de sus hermanos.)



CAPÍTULO 44

(1707 a.C.)

LA PRUEBA FINAL



     1 Y MANDÓ José al mayordomo de su casa, diciendo:  Llena de alimentos los costales de estos varones, cuanto pudieren llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.

     2 Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo (grano). Y él hizo como dijo José.

     3 Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos. 

     4 Habiendo ellos salido de la ciudad, y no estaban muy lejos, dijo José a su mayordomo:  Levántate, y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles:  ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? (El lector casual podría creer que José está actuando de una forma áspera con respecto a este episodio en particular; sin embargo, debido a la magnitud del pecado de estos hermanos, con la excepción de Benjamín, José tiene que asegurarse que ellos de verdad se han Arrepentido genuinamente.)

     5 ¿No es ésta en la que bebe mi SEÑOR, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.

     6 Y como él los alcanzó, les dijo estas palabras (sin duda, José le había dicho al hombre exactamente lo que él debía decir a sus hermanos).

     7 Y ellos le respondieron:  ¿Por qué dice mi SEÑOR tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.

     8 He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu SEÑOR plata ni oro?

     9 Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi SEÑOR. (¡Ellos tienen razón y también están equivocados! Tienen razón en que no habían robado la copa, pero equivocados en que no está en uno de los costales.)

    10 Y él dijo:  También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquél en quien se hallare, será mi siervo, (esclavo), y vosotros seréis sin culpa. (El mismo mayordomo que les había saludado anteriormente ahora está delante de ellos, buscando la copa que supuestamente falta. Él es el mismo que puso la copa en el costal de Benjamín, por eso sabía exactamente dónde se encontraba.)

    11 Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada uno el costal suyo.

    12 Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.

    13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno, y volvieron a la ciudad.



JUDÁ



    14 Y llegó Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra. (Cuando José retuvo a Simeón, y después a Benjamín, fue hábilmente designado para saber si ellos serían indiferentes al clamor de su hermano cautivo y a las lágrimas de un padre en luto.)

    15 Y les dijo José:  ¿Qué obra es ésta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar? 

    16 Entonces dijo Judá:  ¿Qué diremos a mi SEÑOR? ¿Qué hablaremos? ¿O con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi SEÑOR, nosotros, y asimismo aquél en cuyo costal se encontró la copa. (La angustia de Judá y los demás pone de manifiesto que ya de corazón no eran los mismos hombres que eran unos veinte años atrás. Nadie puede enseñar como Dios. Sólo Él puede producir en la conciencia el verdadero sentido del pecado, y llevar el alma hacia la profundidad de su propia condición ante la Presencia de Dios. La «iniquidad» a que se refiere Judá era la venta de su hermano muchos años antes. Ellos sólo pueden pensar en este gran pecado dominante, el rechazo a su hermano José.)

    17 Y él (José) respondió:  Nunca yo tal haga (está diciendo que él no tiene deseo de retener a todos los hermanos, solamente aquel en quien fue hallada la copa en el costal, a saber, Benjamín); el varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo (esclavo), vosotros id en paz, a vuestro padre.

    18 Entonces Judá se llegó a él, y dijo:  Ay SEÑOR mío, te ruego que hable tu siervo una palabra en oídos de mi SEÑOR, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres como el Faraón. (Este Capitulo contiene uno de los más apasionados ruegos que jamás fue hecho de un hombre a otro. Judá le presenta este ruego a José.)

    19 Mi SEÑOR preguntó a sus siervos, diciendo:  ¿Tenéis padre o hermano?

    20 Y nosotros respondimos a mi SEÑOR:  Tenemos un padre anciano, y un joven que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre y su padre lo ama. 

    21 Y tú dijiste a tus siervos:  Traédmelo y pondré mis ojos sobre él.

    22 Y nosotros dijimos a mi SEÑOR:  El joven no puede dejar a su padre, porque si le dejare, su padre morirá.

    23 Y dijiste a tus siervos:  Si vuestro hermano menor no descendiere con vosotros, no veáis más mi rostro.

    24 Aconteció pues, que como llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi SEÑOR.

    25 Y dijo nuestro padre:  Volved a comprarnos un poco de alimento.

    26 Y nosotros respondimos:  No podemos ir; si nuestro hermano fuere con nosotros, iremos; porque no podemos ver el rostro del varón, no estando con nosotros nuestro hermano el menor. 

    27 Entonces tu siervo mi padre nos dijo:  Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer;

    28 Y el uno salió de mi lado, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no le he visto.

    29 Y si tomareis también éste de delante de mí, y le aconteciere algún desastre, haréis descender mis canas con dolor a la sepultura.

    30 Ahora, pues, cuando llegare yo a tu siervo mi padre, y el joven no fuere conmigo, como su alma está ligada al alma de él,

    31 Sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor a la sepultura. 

    32 Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo:  Si no te lo volviere, entonces yo seré culpable para mi padre todos los días.

    33 Te ruego por tanto que quede ahora tu siervo por el joven por siervo (esclavo) de mi SEÑOR, y que el joven vaya con sus hermanos.
    34 Porque ¿cómo iré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.



Salmo 85:
Señor, tú has sido bondadoso con esta tierra tuya al restaurar a Jacob; perdonaste la iniquidad de tu pueblo y cubriste todos sus pecados; Selah. depusiste por completo tu enojo, y contuviste el ardor de tu ira. Restáuranos una vez más, Dios y salvador nuestro; pon fin a tu disgusto con nosotros. ¿Vas a estar enojado con nosotros para siempre? ¿Vas a seguir eternamente airado? ¿No volverás a darnos nueva vida, para que tu pueblo se alegre en ti? Muéstranos, Señor, tu amor inagotable, y concédenos tu salvación. Voy a escuchar lo que Dios el Señor dice: él promete paz a su pueblo y a sus fieles, siempre y cuando no se vuelvan a la necedad. Muy cercano está para salvar a los que le temen, para establecer su gloria en nuestra tierra. El amor y la verdad se encontrarán; se besarán la paz y la justicia. De la tierra brotará la verdad, y desde el cielo se asomará la justicia. El Señor mismo nos dará bienestar, y nuestra tierra rendirá su fruto. La justicia será su heraldo y le preparará el camino.


Proverbios 11:
El Señor aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas. Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía. En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte. La justicia endereza el camino de los íntegros,   pero la maldad hace caer a los impíos. La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos. Muere el malvado, y con él su esperanza; muere también su ilusión de poder. El justo se salva de la calamidad, pero la desgracia le sobreviene al malvado. Con la boca el impío destruye a su prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento. Cuando el justo prospera, la ciudad se alegra; cuando el malvado perece, hay gran regocijo. La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye. El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua. La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta. Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros. El fiador de un extraño saldrá perjudicado; negarse a dar fianza es vivir en paz. La mujer bondadosa se gana el respeto; los hombres violentos sólo ganan riquezas. El que es bondadoso se beneficia a sí mismo; el que es cruel, a sí mismo se perjudica. El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia. El que es justo obtiene la vida; el que persigue el mal se encamina a la muerte. El Señor aborrece a los de corazón perverso, pero se complace en los que viven con rectitud. Una cosa es segura: Los malvados no quedarán impunes, pero los justos saldrán bien librados. Como argolla de oro en hocico de cerdo es la mujer bella pero indiscreta. Los deseos de los justos terminan bien; la esperanza de los malvados termina mal. Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. La gente maldice al que acapara el trigo, pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende. El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado. El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje. El que perturba su casa no hereda más que el  viento, y el necio termina sirviendo al sabio. El fruto de la justicia es árbol de vida, pero el que arrebata vidas es violento. Si los justos reciben su pago aquí en la tierra, ¡cuánto más los impíos y los pecadores!




El Libro de Primera Corintios Capítulo 15 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

CAPÍTULO 15
(59 d.C.)
LA RESURRECCIÓN

ADEMÁS os declaro, Hermanos, el Evangelio que os he Predicado (fue a Pablo a quien se le dio el significado del Nuevo Convenio, que, en efecto, es el significado de la Cruz y la Resurrección), el cual también recibisteis (Salvación), en el cual también perseveráis (vivir una vida victoriosa);
2 Por el cual asimismo, si retenéis la Palabra que os he Predicado (Heb. 2:1), sois salvos (creer en la Resurrección es absolutamente indispensable a la Salvación), si no creísteis en vano. (Se refiere a creer en un principio y luego retroceder, lo cual hará que se pierda el alma. Desmiente la doctrina no Bíblica de la Seguridad Eterna Incondicional.)
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí (el significado del Nuevo Convenio), que Cristo fue muerto por nuestros pecados conforme a Las Escrituras ([Sal. 22:15], se refiere a la Cruz de Cristo);
4 Y que Él fue sepultado (porque Él en realidad murió, no solamente se desmayó como algunos afirman), y que resucitó al tercer día, conforme a Las Escrituras ([Isa. 53:10; Os. 6:2], la Resurrección de Cristo fue la demostración de la perfección y la eficacia de Su Expiación):
5 Y que Él apareció (después de Su Resurrección) a Cefas (Pedro), y después a los Doce (comprueba que Pablo no fue destinado para ser el Duodécimo Apóstol, como algunos afirman):
6 Después (después de aquellas apariciones) apareció a más de quinientos Hermanos juntos (muchos creen que esta aparición ocurrió en Galilea); de los cuales muchos viven aun (todavía viven), y otros son muertos (han muerto).
7 Después apareció a Santiago (el Hermano del Señor, que no creyó en Él durante Su Ministerio terrenal [Jn. 7:5]); después a todos los Apóstoles (Luc. 24:50).
8 Y el postrero de todos, como a un abortivo (ocurrió después de la Ascensión de Cristo), me apareció a mí (él no quiso decir que fue un momento inoportuno, sino que no era digno de lo que el Señor hizo por él).
9 Porque yo soy el más pequeño de los Apóstoles (no es la modestia fingida, sino más bien la humildad más profunda), que no soy digno (merecedor) de ser llamado Apóstol, porque perseguí la Iglesia de Dios (antes de su conversión).
10 Empero por la Gracia de Dios soy lo que soy (concierne el Favor o la Misericordia de Dios): y Su Gracia no ha sido en vano para conmigo (no estaba sin efecto, diciéndonos que está sin efecto con muchos); antes he trabajado más que todos ellos (la Gracia le permitió a Pablo lograr mucho porque él tenía una mayor comprensión de la Gracia que los demás, que se refiere a la Cruz, el medio de la Gracia): pero no yo, sino la Gracia de Dios que fue conmigo (la tiene todos los Creyentes que miran hacia la Cruz [I Cor. 1:17]).
11 Porque, o sea yo o sean ellos (en este caso, los otros Apóstoles), así Predicamos (lo que ellos Predicaron), y así habéis creído. (Los falsos profesores habían estado intentando desviar su Fe de la Resurrección venidera. ¡Permítale al lector entender que la Resurrección y el Arrebatamiento son lo mismo!)

LA IMPORTANCIA DE LA
RESURRECCIÓN

12 Y si Cristo es predicado que resucitó de los muertos ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay Resurrección de muertos? (Algunos en realidad negaban reconocer la Doctrina de la Resurrección.)
13 Porque si no hay Resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó (la Expiación y la Resurrección son las dos primeras piedras del Evangelio, y si niega una de ellas, entonces el Evangelio deja de existir; nuevamente, permítenos aclarar la Verdad, si usted no cree en el Arrebatamiento, entonces no cree en la Resurrección porque es lo   mismo):
14 Y si Cristo no resucitó (si incluso se dejara un pecado sin expiar, entonces Cristo no podía haber resucitado, “porque la paga del pecado es la muerte” [Rom. 6:23]; el hecho de Su Resurrección comprueba la Expiación de todo el pecado, pasado, presente y futuro, al menos a aquellos que creerán [Jn. 3:16]), vana es entonces nuestra Predicación, vana es también vuestra Fe (naderías vacías).
15 Y aun somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que Él haya levantado a Cristo: Al Cual no levantó, si en verdad los muertos no resucitan. (La Resurrección de los Santos depende completamente de la Resurrección de Cristo. La anterior garantiza lo posterior, y sin la anterior no hay posterior.)
16 Porque si los muertos no resucitan (si no hay Resurrección de los Santos), tampoco Cristo resucitó (una repetición del Versículo 13 para recalcar el argumento de que la Fe Cristiana en la Resurrección no radica en teoría filosófica, sino en hecho histórico):
17 Y si Cristo no resucitó, vuestra Fe es vana (los que no creen en la Expiación y la Resurrección tienen una fe nula); aún estáis en vuestros pecados. (Los pecados son perdonados y limpiados sólo por medio y a través de lo que Cristo hizo en la Cruz y en la Resurrección, y nuestra Fe en aquella Obra Terminada. De lo contrario, los pecados permanecen, lo que presenta una situación de proporciones calamitosas.)
18 Entonces también los que durmieron en Cristo son perdidos (perdidos para siempre).
19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres. (Lo que va a venir en la Resurrección está tan adelantado de lo que actualmente es, que no hay comparación.)

LA RESURRECCIÓN DE
LOS CREYENTES

20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos (así dice el Espíritu Santo), Primicias de los que durmieron es hecho. (La Resurrección de Cristo garantiza la Resurrección de todos los Santos.)
21 Porque por cuanto la muerte (se refiere a Adán y la Caída en el Huerto de Edén, y se trata de la muerte espiritual, la separación de Dios) entró por un hombre, también por un Hombre la Resurrección de los muertos. (El Señor Jesucristo Quien Expió todo el pecado, por ello, haciéndolo posible para el hombre de unirse nuevamente con Dios, que garantiza la Resurrección.)
22 Porque así como en Adán todos mueren (la muerte espiritual, la separación de Dios), así también en Cristo todos serán vivificados. (En el primer hombre, todos murieron. En el Segundo Hombre, todos serán vivificados, al menos a aquellos que creen [Jn. 3:16].)
23 Mas cada uno en su orden (Cristo primero, y luego todos los Creyentes más tarde): Cristo las Primicias (Él fue el Primero en resucitar de entre los muertos, para nunca más morir); luego los que son de Cristo, en Su Venida. (El Arrebatamiento de la Iglesia no tiene nada que ver con la Segunda Venida [I Tes. 4:13-18].)
24 Luego el fin (no se refiere al momento inmediato después del Arrebatamiento ni de la Segunda Venida, sino más bien cuando todo el señorío Satánico y las autoridades han sido eliminados, que ocurrirá en la conclusión del Reinado Milenario [Apoc., cap. 20]), cuando Él (Jesús) entregará el Reino a Dios y al Padre; cuando habrá quitado todo imperio, y toda potencia y potestad. (Él acabará el señorío de Satanás, etc.; el medio por el cual fue hecho posible por la Cruz y la Resurrección.)
25 Porque es menester que Él (Jesús) reine (se refiere al reinado de 1.000 años de Cristo en la Tierra después de Su regreso), hasta poner a todos sus enemigos debajo de Sus Pies (la subyugación de todos los poderes malignos, que ocurrirá en la conclusión del Reinado Milenario [Apoc., cap. 20]).
26 Y el postrer enemigo que será deshecho (abolido), será la muerte. (La muerte es el resultado del pecado [Rom. 6:23], y la Cruz se dirigió a todo pecado. Después de la Resurrección, cuando se le dé a los Santos cuerpos glorificados, será imposible pecar. Incluso durante el Reinado Milenario, el pecado todavía estará en el mundo, pero no en los Santos Glorificados. Será erradicado cuando Satanás y todos sus ángeles caídos y los espíritus demoníacos, más toda la gente que lo siguió, son echados en el Lago de Fuego, donde permanecerán para siempre [Apoc., cap. 20]. Entonces la muerte ya no existirá más.)
27 Porque todas las cosas sujetó debajo de Sus Pies (Dios el Padre ha puesto todas las cosas bajo los Pies de Jesús). Y cuando dice, Todas las cosas son sujetadas a Él, claro está exceptuado aquel que sujetó a Él todas las cosas. (Tiene referencia al hecho de que “todas las cosas” no incluyen a Dios el Padre hecho sujeto a Jesús. Dios es excluido, como debiera ser evidente.)
28 Mas luego que todas las cosas le fueren sujetas (implica que en la época de Pablo, este dominio total todavía no se había ejercido y, de hecho, hasta el momento tampoco se ha ejercido; pero el tiempo vendrá cuando sin duda alguna acontecerá, lo cual será al final del Reinado Milenario), entonces también el Mismo Hijo se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos. (No quedará ningún rastro de maldad en ninguna parte del Universo.)
29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué pues se bautizan por los muertos? (Pablo realmente está diciendo, “Es un punto infructuoso Bautizar por los muertos, lo cual de todos modos no es Bíblico, si no hay Resurrección como algunos lo enseñan.”)

IMPLICACIONES

30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? (La idea es que él no viviría una vida de riesgo constante si no hubiera Resurrección.)
31 Sí hermanos, como que sois mi gloria en Cristo Jesús Señor nuestro (los Corintos podían alegrarse en el Señor porque Pablo les había traído el Mensaje de Redención), cada día muero. (El Apóstol está refiriéndose a su vida que está en peligro constante cada día. Él no está refiriéndose a desaparecerse al pecado diariamente. Él sostenía que deberíamos de una vez morir al pecado, y luego estar muerto al pecado para siempre [Rom. 6:6-11; Gál. 2:20].)
32 Si como hombre batallé en Éfeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha si los muertos no resucitan? (No hay que tomarlo literalmente. Él en realidad dice, “arriesgo mi vida diariamente, tan cierto como aquellos que luchan contra las bestias salvajes en los estadios; además, tan cierto como estos gladiadores morirán tarde o temprano, yo también.”) Comamos y bebamos; que mañana moriremos. (Estas palabras presentan el fatalismo de aquellos que no creen en una Resurrección venidera. Por eso el Apóstol dice, si no hay Resurrección tampoco hay Esperanza.)
33 No erréis (la declaración en realidad dice, “¡no sigan siendo engañados!” significa que muchos Corintos ya habían sido engañados en creer que no había ninguna Resurrección): las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres (debiera traducirse, “las malas ocasiones corrompen morales excelentes”).
34 Velad debidamente, y no pequéis (en efecto, dice, “recobren su juicio”); porque algunos no conocen a Dios (en efecto, dice, “algunos son ignorantes de Dios y de Sus Caminos”): para vergüenza vuestra hablo. (Hablo para avergonzarles.)

EL CUERPO RESUCITADO

35 Mas dirá alguno (escéptico), ¿Cómo resucitarán los muertos? (Los escépticos usan el sarcasmo.) ¿Con qué cuerpo vendrán? (Se refiere a la forma, configuración, tamaño, etc. Los falsos profesores se burlaban de la Doctrina de la Resurrección del cuerpo humano.)
36 Necio (la contestación del Espíritu Santo a aquellos que enseñaban esta falsa doctrina), lo que tú siembras no se vivifica, si no muriere antes (Pablo lo toma de las Palabras de Cristo, cuando Él habló de la semilla que cae en la tierra y muere, y luego produce mucho fruto, lo cual es la naturaleza de la cosecha [Jn. 12:24]):
37 Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo (cuando se siembra una semillita, producirá una planta hermosa), acaso de trigo, o de otro grano (no se sabe qué planta crecerá de la semilla):
38 Mas Dios le da el cuerpo como quiso (el proceso de Resurrección está en las Manos de Dios, El Que puede hacer todas las cosas), y a cada simiente su propio cuerpo. (Esto frustra toda especulación evolutiva. Cada persona tendrá su propio cuerpo, no el de la otra. Tendrá su propio color, apariencia, etc., menos las imperfecciones.)
39 Toda carne no es la misma carne (de nuevo, un punto que claramente contradice la teoría de la evolución): mas una carne ciertamente es la de los hombres, y otra carne la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves (se refiere a que todos somos de “carne,” pero de diferentes tipos).
40 Y cuerpos hay celestiales (cuerpos celestes, como el Sol, la Luna, etc.), y cuerpos terrestres (los cuerpos terrenales, lo que se refiere a seres humanos, animales, árboles, etc.): mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales (la gloria es distinta).
41 Otra es la gloria del Sol, y otra la gloria de la Luna, y otra la gloria de las Estrellas: porque una Estrella es diferente de otra en gloria (Pablo tiene un caso, lo que veremos en el siguiente Versículo).
42 Así también es la Resurrección de los muertos. (Algunos Santos, por su mayor fidelidad, tendrán mayor gloria que otros, que es el caso del Versículo anterior.) Se siembra en corrupción (se refiere a la tumba); se levantará en incorrupción (se refiere a la Forma Glorificada y el tipo de Cuerpo que Dios proporcionará):
43 Se siembra en vergüenza (se refiere a la horrible indignidad de “polvo al polvo”); se levantará con gloria (el mismo cuerpo, pero glorificado): se siembra en flaqueza (muerte); se levantará con potencia (vida):
44 Se siembra cuerpo natural (activado por “sangre,” antes de la muerte); resucitará Cuerpo Espiritual (activado por el Espíritu Santo, no por sangre, y será de sustancia inmortal). Hay cuerpo natural (que ahora tenemos), y hay Cuerpo Espiritual. (El Cuerpo Glorificado de nuestro Señor es el ejemplo, y nuestro Cuerpo Glorificado será como el Suyo [I Jn. 3:2].)

NECESIDAD

45 Así también está escrito (Gén. 2:7), Fue hecho el primer hombre Adán en ánima viviente (el cuerpo natural); el postrer Adán (Cristo) en Espíritu vivificante. (La palabra “postrer” es usada. No hará falta otra jamás. “Vivificante” se refiere a la resurección de aquellos que confían en Él.)
46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo natural (Adán vino primero); luego lo espiritual. (Cristo, como el Último Adán, vino segundo para deshacer lo que ocurrió en la Caída.)
47 El primer hombre (Adán), es de la Tierra, terrenal (materialista): el Segundo Hombre (Cristo) que es el Señor, es del Cielo (una diferencia enorme entre el “primer hombre” y el “Segundo Hombre”).
48 Cual el terrenal, tales también los terrenales (es el cuerpo y su condición presente a la cual Pablo señala con el término “terrenal”): y cual el Celestial, tales también los Celestiales. (Cristo es “El Ser Celeste,” y todos quienes son “los Seres Celestes” se parecen a Él. Pablo sigue hablando de la Resurrección, y cómo es que será.)
49 Y como trajimos la imagen del terrenal (se refiere al hecho de que como nuestro primer padre, somos frágiles, putrefactos y moribundos), traeremos también la imagen del Celestial. (Lo que nos pareceremos en la Resurrección, es decir, “como Él.”)
50 Esto empero digo, Hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios (nuestro cuerpo físico actual como es ahora); ni la corrupción hereda la incorrupción. (“La carne y la sangre” están bajo “la corrupción,” mientras que “el Reino de Dios” está bajo “la incorrupción.”)

LA VICTORIA FINAL

51 He aquí, os digo un misterio (una Revelación nueva dada por el Espíritu Santo a Pablo acerca de la Resurrección, es decir, el Arrebatamiento); Todos ciertamente no dormiremos (en el momento de la Resurrección [el Arrebatamiento], muchos Cristianos estarán vivos), mas todos seremos transformados (tanto aquellos que están muertos como aquellos que están vivos),
52 En un momento, en un abrir y cerrar de ojos (cuánto tiempo se tomará para que ocurra este cambio), a la final trompeta (no denota por el empleo de la palabra “final” que habrá toques de trompeta sucesivos, sino más bien denota que es la clausura, refiriéndose a la Edad de la Iglesia): porque será tocada la trompeta (es la “Trompeta de Dios” [I Tes. 4:16]), y los muertos serán levantados sin corrupción (los Santos Muertos, sin la naturaleza pecaminosa), y nosotros seremos transformados (ponerse el Cuerpo Glorificado).
53 Porque es necesario que esto corruptible (la naturaleza pecaminosa) sea vestido de  incorrupción (un Cuerpo Glorificado sin la naturaleza pecaminosa), y esto mortal (sujeto a la muerte) sea vestido de inmortalidad (nunca morirá).
54 Y cuando esto corruptible (la naturaleza pecaminosa) fuere vestido de incorrupción (la Naturaleza Divina en control total por el Espíritu Santo), y esto mortal (sujeto a la muerte) fuere vestido de inmortalidad (nunca morirá), entonces se efectuará la palabra que está escrita, Sorbida es la muerte en victoria ([Isa. 25:8], las ventajas al máximo de la Cruz serán entonces nuestras, de las cuales ya tenemos sólo las Primicias [Rom. 8:23]).
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? (El Apóstol mirando el futuro, y regocijándose en esta gran victoria próxima. El pecado fue para siempre Expiado en la Cruz, que se llevó el aguijón de la muerte.) ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria? (Debido a la muerte que fue conquistada, la “tumba” no es más y, nuevamente, todo debido a lo que Cristo hizo en la Cruz [Col. 2:14-15].)
56 Ya que el aguijón de la muerte es pecado (en realidad dice, “el aguijón de la muerte es el pecado”; las palabras “el pecado” se refieren a la naturaleza pecaminosa, que ocurrió en la Caída, y tiene como resultado la muerte [Rom. 6:23]); y la potencia del pecado, la Ley. (Es la Ley de Moisés. Definió el pecado y dio énfasis en su penalidad, lo que es la muerte [Col. 2:14-15].)
57 Mas a Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo. (Esta victoria fue ganada exclusivamente en la Cruz, y la Resurrección que ratificó lo que fue hecho).
58 Así que, Hermanos míos amados, estad firmes (establecidos, con su Fe firmemente aferrada a la Cruz de Cristo) y constantes (no permitiendo que su Fe sea movida de la Cruz de Cristo), creciendo en la Obra del Señor siempre (compartiendo con los demás acerca de lo que Jesús ha hecho, en cuanto a Su gran victoria de la Cruz), sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano. (Está proclamando que la Palabra de Dios siempre traerá resultados gloriosos [I Cor. 1:18].)




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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