08 October 2017

El 9 de octubre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre


El 9 de octubre Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 34 a 36:
Naciones, ¡acérquense a escuchar! Pueblos, ¡presten atención! ¡Que lo oiga la tierra, y todo lo que hay en ella; el mundo, y todo lo que él produce! El Señor está enojado con todas las naciones, airado con todos sus ejércitos. Él los ha destruido por completo, los ha entregado a la matanza. Serán arrojados sus muertos, hedor despedirán sus cadáveres, su sangre derretirá las montañas. Se desintegrarán todos los astros del cielo y se enrollará el cielo como un pergamino; toda la multitud de astros perderá su brillo, como lo pierde la hoja marchita de la vid, o los higos secos de la higuera. Mi espada se ha embriagado en el cielo; miren cómo desciende en juicio sobre Edom, pueblo que he condenado a la destrucción total. La espada del Señor está bañada en sangre, en la sangre de cabras y corderos; cubierta está de grasa, de la grasa de los riñones de carneros. y una gran matanza en tierra de Edom. Y con ellos caerán los búfalos, los terneros y los toros. Su tierra quedará empapada en sangre, y su polvo se llenará de grasa. Porque el Señor celebra un día de venganza, un año de desagravio para defender la causa de Sión. Los arroyos de Edom se volverán ríos de brea, su polvo se convertirá en azufre y ardiente brea se volverá su tierra. Ni de día ni de noche se extinguirá, y su humo subirá por siempre. Quedará desolada por todas las generaciones; nunca más transitará nadie por ella. Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo; anidarán allí el búho y el cuervo. el cordel del caos y la plomada de la desolación. Sus nobles no tendrán allí nada que pueda llamarse reino; todos sus príncipes desaparecerán. Los espinos invadirán sus palacios; las ortigas y las zarzas, sus fortalezas. y nido de avestruces. Las fieras del desierto se juntarán con las hienas, y las cabras monteses se llamarán unas a otras; allí también reposarán las aves nocturnas y encontrarán un lugar de descanso. Allí el búho anidará y pondrá sus huevos; bajo sus alas incubará y cuidará a sus crías. También allí se reunirán los buitres, cada cual con su pareja. Consulten el libro del Señor y lean: Ninguno de estos animales faltará; cada cual tendrá su pareja. El Señor mismo ha dado la orden, y su Espíritu los ha de reunir. Él les ha asignado sus lugares; su mano les señaló su territorio. Ellos los poseerán para siempre, y morarán allí por todas las generaciones. Se alegrarán el desierto y el sequedal; se regocijará el desierto y florecerá como el azafrán. Florecerá y se regocijará: ¡gritará de alegría! Se le dará la gloria del Líbano, y el esplendor del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas temblorosas; digan a los de corazón temeroso: "Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos." Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal. La arena ardiente se convertirá en estanque, la tierra sedienta en manantiales burbujeantes. Las guaridas donde se tendían los chacales, serán morada de juncos y papiros. Habrá allí una calzada que será llamada Camino de santidad. No viajarán por ella los impuros, ni transitarán por ella los necios; será sólo para los que siguen el camino. No habrá allí ningún león, ni bestia feroz que por él pase; ¡Allí no se les encontrará! ¡Por allí pasarán solamente los redimidos! Y volverán los rescatados por el Señor, y entrarán en Sión con cantos de alegría, coronados de una alegría eterna. Los alcanzarán la alegría y el regocijo, y se alejarán la tristeza y el gemido. En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó y tomó todas las ciudades fortificadas de Judá. Desde Laquis el rey de Asiria envió a su comandante en jefe, al frente de un gran ejército, para hablar con el rey Ezequías en Jerusalén. Cuando el comandante se detuvo en el acueducto del estanque superior, en el camino que lleva al Campo del Lavandero, salió a recibirlo Eliaquín hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf. El comandante en jefe les dijo: Díganle a Ezequías que así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿En qué se basa tu confianza? Tú dices que tienes estrategia y fuerza militar, pero éstas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías, que te rebelas contra mí? Mira, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían. Y si tú me dices: ‘Nosotros confiamos en el Señor, nuestro Dios, ¿no se trata acaso, Ezequías, del Dios cuyos altares y santuarios paganos tú mismo quitaste, diciéndoles a Judá y a Jerusalén: ‘Deben adorar solamente ante este altar? "Ahora bien, Ezequías, haz este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te doy dos mil caballos, si tú consigues otros tantos jinetes para montarlos. ¿Cómo podrás rechazar el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes? ¿Acaso he venido a atacar y a destruir esta tierra sin el apoyo del Señor? ¡Si fue él mismo quien me ordenó: Marcha contra este país y destrúyelo! Eliaquín, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe: Por favor, hábleles usted a sus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hable en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha. Pero el comandante en jefe respondió: ¿Acaso mi señor me envió a decirles estas cosas sólo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como ustedes tendrán que comerse su excremento y beberse su orina! Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz en cuello gritó en hebreo: ¡Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria! Así dice el rey: No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede librarlos! No dejen que Ezequías los persuada a confiar en el Señor, diciendo: ‘Sin duda el Señor nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria! "No le hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: Hagan las paces conmigo, y ríndanse. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo, hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos. "No se dejen seducir por Ezequías cuando dice: El Señor nos librará. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria? ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos? ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el Señor librar de mis manos a Jerusalén? Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: "No le respondan." Entonces Eliaquín hijo de Jilquías, administrador del palacio, el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf, con las vestiduras rasgadas en señal de duelo, fueron a ver a Ezequías y le contaron lo que había dicho el comandante en jefe.




Salmo 149:



¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Canten al Señor un cántico nuevo, alábenlo en la comunidad de los fieles. Que se alegre Israel por su creador; que se regocijen los hijos de Sión por su rey. Que alaben su nombre con danzas; que le canten salmos al son de la lira y el pandero. Porque el Señor se complace en su pueblo; a los humildes concede el honor de la victoria. Que se alegren los fieles por su triunfo; que aun en sus camas griten de júbilo. Que broten de su garganta alabanzas a Dios, y haya en sus manos una espada de dos filos para que tomen venganza de las naciones y castiguen a los pueblos; para que sujeten a sus reyes con cadenas, a sus nobles con grilletes de hierro; para que se cumpla en ellos la sentencia escrita. ¡Ésta será la gloria de todos sus fieles! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!



Proverbios 18:



El egoísta busca su propio bien; contra todo sano juicio se rebela. Al necio no le complace el discernimiento; tan sólo hace alarde de su propia opinión. Con la maldad, viene el desprecio, y con la vergüenza llega el oprobio. Las palabras del hombre son aguas profundas, arroyo de aguas vivas, fuente de sabiduría. No está bien declarar inocente al malvado y dejar de lado los derechos del justo. Los labios del necio son causa de contienda; su boca incita a la riña. La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal. Los chismes son deliciosos manjares; penetran hasta lo más íntimo del ser. El que es negligente en su trabajo confraterniza con el que es destructivo. Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo. Ciudad amurallada es la riqueza para el rico, y éste cree que sus muros son inexpugnables. Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar. En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero quién podrá levantar al abatido? El corazón prudente adquiere conocimiento; los oídos de los sabios procuran hallarlo. Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante. El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta. El echar suertes pone fin a los litigios y decide entre las partes en pugna. Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela. Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla. En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor. El pobre habla en tono suplicante; el rico responde con aspereza. Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.




El Libro de Lucas Capítulo 18 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 18
(33 d.C.)
LA ORACIÓN PERSEVERANTE



Y les propuso Él también una Parábola, sobre la necesidad que siempre deben orar (sin una vida de oración apropiada, la Fe no puede ser ejercitada, independientemente de cuánto lo afirman algunos) y no desmayar (no se desanime; crea y siga en oración);
2 Diciendo, Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre (pero, sin embargo, una pobre viuda, sin tener influencia, pudo someter al juez a su voluntad):
3 Había también en aquella ciudad una viuda; la cual venía a él diciendo, Hazme justicia de mi adversario (hágame justicia).
4 Pero él no quiso por algún tiempo (al principio, él no le prestó atención): mas después de esto dijo dentro de sí, Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre;
5 Todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que por venir continuamente, me acabe la paciencia (quiere decir que cada vez que el juez alzaba la cabeza, allí estaba ella, ¡y le concedió todo lo que ella le pidió!).
6 Y dijo el Señor, Oíd lo que dice el juez injusto (si ese juez pudo escuchar la petición de una suplicante a quien él no tenía ningún interés, ¿acaso no escuchará Dios la oración repetida de alguien que Él ama con un amor profundo y perdurable?).
7 ¿Y Dios no hará justicia a Sus escogidos (especialmente al considerar que Dios no es injusto, como era ese juez), que claman a Él día y noche (sigan en oración), se tardará Él mucho en responderles? (Aunque el juez se demoró debido a su egoísta indiferencia, Dios a veces se demora debido a un propósito omnisciente, depende en lo que se pidió, y si tiene Fe o no.)
8 Os digo que los defenderá rápidamente (es la certeza que Dios contestará la oración, y en comparación con el hombre, Él contestará "rápidamente"). Empero cuando el Hijo del Hombre viniere, ¿hallará Fe en la Tierra? (Al tomar en cuenta que la Iglesia ha sido quitada del mundo, en la Segunda Venida no habrá mucha Fe en el mundo; sin embargo, esto no se detendrá ni impedirá la Segunda Venida.)
EL FARISEO Y EL PUBLICANO
9 Y dijo también a ciertos que confiaban en sí (auto-justificados, auto-suficientes) como justos, y menospreciaban a los otros (la maldición inseparable de la auto-justicia es el desprecio a los demás), esta Parábola:
10 Dos hombres subieron al Templo a orar (sólo a uno oiría Dios, quien probablemente sería lo contrario de lo que la mayoría de los hombres elegirían); el uno Fariseo (un fundamentalista, que afirmaba creer toda la Biblia), y el otro Publicano (un recaudador de impuestos, al cual Israel lo consideraba como traidores y, por eso, no merecían la Salvación).
11 El Fariseo en pie oraba consigo de esta manera (quiere decir que su Oración no iba más allá de sí mismo; aunque fuera dirigida hacia Dios, no fue oída por Dios), Dios, Te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este Publicano (él se colocaba en un nivel mucho más alto que el Publicano; realmente no le pidió nada al Señor, y exactamente es lo que recibió; por lo que a él se refería, lo tenía todo, "no tengo necesidad de ninguna cosa" [Apoc. 3:17]).
12 Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo (el Versículo 11 describe la justicia relativa y este Versículo describe las obras de justicia, ambas rechazadas por el Señor).
13 Mas el Publicano, estando lejos (quiere decir que tuvo reparos en acercarse al Templo como no lo tuvo el Fariseo), no quería ni aun alzar los ojos al Cielo (se refiere a que se dio cuenta y confesó cuán inmundo realmente era), sino que se daba golpes en su pecho, diciendo, Dios sé propicio a mí pecador (al instante trajo resultados porque la súplica se basaba en la Expiación y no en la auto-justicia; cada tarde a las 3:00 de la tarde se ofrecía el Cordero como propiciación por los pecados de ese día; el Publicano imploraba perdón y aceptación a causa del mérito de aquella sangre expiatoria; esto presagió la Muerte Expiatoria del Cordero de Dios, Quien era en Sí Mismo la Propiciación, es decir, el "Propiciatorio").
14 Os digo, que éste descendió a su casa justificado (declarado un hombre justo; no hay distintos grados en la Justificación; ¡es justificado totalmente, o no es justificado en absoluto!) más bien que el otro (el Fariseo que dependió en su auto-justicia no fue justificado y, por lo tanto, perdido): porque cualquiera que se ensalza, será humillado (rechazado); y él que se humilla, será ensalzado (declara la base para la aceptación por Dios).
NIÑOS PEQUEÑOS
15 Y traían a él los niños para que los tocase: mas viéndolo los Discípulos, les reprendían (erróneamente pensaban que Jesús no debería molestarse con eso).
16 Mas Jesús llamándolos (llamaba a los padres con sus niños), dijo, Dejad a los niños venir a Mí, y no los impidáis: porque de los tales es el Reino de Dios (Jesús ofrece un ejemplo práctico; un niño pequeño completamente depende de sus padres o sus tutores; igualmente, debemos depender totalmente del Señor en la misma manera).
17 De cierto os digo, Que cualquiera que no recibiere el Reino de Dios como un niño, no entrará en él (el mayor obstáculo para entrar al "Reino de Dios" es que muchos se niegan a humillarse delante de Dios; es el factor del orgullo, que es lo contrario de niños pequeños).
EL JOVEN NOBLE RICO
18 Y Le preguntó un cierto principal, diciendo, Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la Vida Eterna? (En vista de que esto se detalla tres veces [Mat. 19:16; Marc. 10:17; Luc. 18:18] nos enseña que el Espíritu Santo anhela que se preste atención al mensaje. En primer lugar, la Vida Eterna no puede ser heredada, es un regalo gratis de Dios a base de la Fe en Cristo y Su Obra Expiatoria.)
19 Y Jesús le dijo, ¿Por qué Me llamas bueno? (Él realmente no concluyó que Jesús era el Mesías, que es lo que la palabra "bueno" denota.) ninguno hay bueno, sino Sólo Dios (esto destruyó el mito de su creencia; en realidad, él se creyó "bueno").
20 Los Mandamientos sabes, No adulterarás, No matarás, No hurtarás, No dirás falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre (¿por qué tomó Jesús este método, sabiendo que nadie podría guardar todos los Mandamientos todo el tiempo? ¡Sólo Cristo pudo! Jesús se dirigió a él de esta manera a fin de mostrarle que su razón para la Salvación era errónea; si estas cosas fueron las que lo Salvaron, ¿por qué estaba él todavía inseguro?).
21 Y él dijo, Todas estas cosas he guardado desde mi juventud (él servía como su propio juez, que es siempre una seña de la auto-justicia; y aún así, como se registra en Marcos, Jesús "lo amó," denotando un sentimiento más allá del amor normal que Dios tiene para los hombres).
22 Y Jesús oído esto, le dijo, Aún te falta una cosa (precisamente Jesús da en el meollo de la cuestión): vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el Cielo: y ven, sígueme (no tiene la intención esta declaración de Cristo de instituir un programa de caridad para los pobres; tan necesario como sea, no es el tema de esta conversación; las posesiones materiales de este hombre se pusieron entre él y la obediencia al Señor; en consecuencia eran un obstáculo, y cuales sean sus posesiones, él tenía que ponerlas a un lado; es decir, si deseaba la Vida Eterna).
23 Entonces él oídas estas cosas, se puso muy triste: porque era muy rico (manifiesta la actitud del corazón de millones de personas; quieren al Señor pero no desean pagar el precio que el Señor exige; aquel precio es abandonar todo en favor de Cristo).
ADVERTENCIA
24 Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo, ¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! (Se produjo una conmoción entre Sus Discípulos, porque los Judíos de la época de Jesús creían que la riqueza significaba el favor de Dios.)
25 Porque más fácil es entrar un camello por el ojo de una aguja (significa una aguja literal), que para un rico entrar en el Reino de Dios (la riqueza no necesariamente es un mal; es la dependencia en estas cosas que constituye el mal).
26 Y los que lo oían dijeron, ¿Y quién podrá ser salvo? (Esta pregunta expresa el hecho de que su idea de la Salvación era una confusión total, aun como es en la actualidad.)
27 Y Él les dijo, Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios (la Salvación en cualquier caso es imposible para el hombre; sin embargo, es posible con Dios, y Jesús es aquella Salvación).
CONSAGRACIÓN
28 Entonces Pedro dijo, He aquí, nosotros hemos dejado las posesiones nuestras, y te hemos seguido (la declaración de Pedro parece indicar que al principio cuando se propusieron seguir a Cristo, ellos pensaron que esto les conducirían a grandes riquezas terrenales; pero se dieron cuenta que malentendieron muchas cosas).
29 Y Él les dijo, De cierto os digo, Que nadie hay que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios (Dios no le va a deber nada al hombre),
30 Que no haya de recibir mucho más (muchas veces más) en este tiempo (ante el Cielo), y en el siglo venidero la vida eterna (servir a Dios es lo más grandioso que una persona jamás podría hacer).
MUERTE Y RESURRECCIÓN
31 Y Jesús tomando a los Doce, les dijo, He aquí, subimos a Jerusalén (que Le llevará al final de Su Ministerio terrenal), y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los Profetas en relación con el Hijo del Hombre (corresponde a muchas cosas, pero sobre todo la Crucifixión).
32 Porque será entregado a los Gentiles (lo que sería hecho tendría que ser hecho por Roma, ya que los Judíos no tenían autoridad para crucificar a nadie), y será escarnecido, e injuriado, y escupido (¿cómo es posible que ellos pudieran odiarlo?).
33 Y después que Le azotarán (Le golpearán), Le matarán (la Crucifixión): más al tercer día resucitará (Su Resurrección).
34 Pero ellos nada de estas cosas entendían (Sus Palabras cayeron en saco roto): y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía (la razón de esto era que ellos habían elaborado en sus mentes un Plan de Dios, que era lo contrario de la Palabra de Dios).
EL MENDIGO CIEGO
35 Y aconteció, que acercándose Él a Jericó (Mateo y Marcos hablan de Jesús que se va de Jericó cuando ocurrió esta sanidad; sin embargo, no hay ninguna discrepancia ni contradicción; Lucas simplemente dice que cuando Jesús entraba en Jericó, en ese determinado momento un ciego estaba sentado a la orilla de la carretera, al otro lado de Jericó), un cierto ciego estaba sentado junto al camino mendigando (Jesús trataría con él finalmente):
36 El cual cuando oyó la gente que pasaba, preguntó que era aquello (se refiere a más tarde después de haber entrado Jesús en la ciudad, y en realidad, ya se marchaba).
37 Y le dijeron, que pasaba Jesús Nazareno (sería la mayor noticia que jamás había escuchado).
38 Entonces dio voces, diciendo (indica su desesperación y determinación), Jesús, Hijo de David (es un saludo Mesiánico, el cual significa que independiente de lo que los otros podrían haber dicho, Bartimeo creyó que Jesucristo era el Mesías), ten misericordia de mí (parece que era una petición bien pensada; si Jesús realmente pasaría por su camino, esto es lo que él Le diría; en realidad es la primera ocasión registrada de Jesús en camino a Jericó).
39 Y los que iban delante, le reprendían que callase (en otras palabras, le dijeron "cállese"): mas él clamaba mucho más (duplicó sus esfuerzos), Hijo de David, ten misericordia de mí (era una petición que Cristo no negaría).
40 Jesús entonces parándose (se está quieto), mandó traerle a Sí (Jesús que responde a la Fe): y cuando él llegó, le preguntó,
41 Diciendo, ¿Qué quieres que te haga? (¡Qué pregunta!) Y él dijo, Señor, que recobre la vista (una de las versiones dice, "Que nuestros ojos sean abiertos para poder verte," porque Mateo dijo que habían dos ciegos [Mat. 20:29-34]).
42 Y Jesús le dijo, Recobre la vista: tu Fe te ha hecho salvo (quiere decir que no sólo fue sanado, sino Salvado también).
43 Y luego vio, y Le seguía, Glorificando a Dios (la tradición dice que él siguió a Cristo a Jerusalén, y fue un Creyente leal en la Iglesia Primitiva; ¡y no me extraña!): y todo el pueblo, cuando lo vio, dio a Dios alabanza (a propósito, este hombre no sólo fue Salvo y sanado, él ya no era un mendigo, sino más bien un Hijo de Dios).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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