19 October 2017

El 20 de octubre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre


El 20 de octubre Lectura Bíblica Diaria:

Jeremías 1 a 3:
Éstas son las palabras de Jeremías hijo de Jilquías. Jeremías provenía de una familia sacerdotal de Anatot, ciudad del territorio de Benjamín. La palabra del Señor vino a Jeremías en el año trece del reinado de Josías hijo de Amón, rey de Judá. También vino a él durante el reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, y hasta el fin del reinado de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá; es decir, hasta el quinto mes del año undécimo de su reinado, cuando la población de Jerusalén fue deportada. La palabra del Señor vino a mí: "Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones." Yo le respondí: "¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!" Pero el Señor me dijo: "No digas: Soy muy joven, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte." Lo afirma el Señor. Luego extendió el Señor la mano y, tocándome la boca, me dijo: "He puesto en tu boca mis palabras. Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, "para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar." La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: "¿Qué es lo que ves, Jeremías?" "Veo una rama de almendro", respondí. "Has visto bien dijo el Señor, porque yo estoy alerta para que se cumpla mi palabra." La palabra del Señor vino a mí por segunda vez, y me dijo: "¿Qué es lo que ves?" "Veo una olla que hierve y se derrama desde el norte", respondí. Entonces el Señor me dijo: "Desde el norte se derramará la calamidad sobre todos los habitantes del país. Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte afirma el Señor. "Vendrán, y cada uno pondrá su trono a la entrada misma de Jerusalén; vendrán contra todos los muros que la rodean, y contra todas las ciudades de Judá. Yo dictaré sentencia contra mi pueblo, por toda su maldad, porque me han abandonado; han quemado incienso a otros dioses, y han adorado las obras de sus manos. "Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No temas ante ellos, pues de lo contrario yo haré que sí les temas. Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce, contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus autoridades y sus sacerdotes, y contra la gente del país. Pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para librarte", afirma el Señor. La palabra del Señor vino a mí: "Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor: "Recuerdo el amor de tu juventud, tu cariño de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas. Israel estaba consagrada al Señor, era las primicias de su cosecha; todo el que comía de ella sufría las consecuencias, les sobrevenía la calamidad ", afirma el Señor. ¡Escuchen la palabra del Señor, descendientes de Jacob, tribus todas del pueblo de Israel! Así dice el Señor: "¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados, que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras lo que nada vale, y en nada se convirtieron. Nunca preguntaron: ¿Dónde está el Señor que nos hizo subir de Egipto, que nos guió por el desierto, por tierra árida y accidentada, por tierra reseca y tenebrosa, por tierra que nadie transita y en la que nadie vive? Yo los traje a una tierra fértil, para que comieran de sus frutos y de su abundancia. Pero ustedes vinieron y contaminaron mi tierra; hicieron de mi heredad algo abominable. Nunca preguntaron los sacerdotes: ¿Dónde está el Señor? Los expertos en la ley jamás me conocieron; los pastores se rebelaron contra mí, los profetas hablaron en nombre de Baal y se fueron tras dioses que para nada sirven. Por eso, aún voy a entablar un litigio contra ustedes, y también litigaré contra los hijos de sus hijos afirma el Señor. "Crucen a las costas de Chipre, y miren; envíen mensajeros a Cedar, e infórmense bien; fíjense si ha sucedido algo semejante: ¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses, a pesar de que no son dioses? ¡Pues mi pueblo ha cambiado al que es su gloria, por lo que no sirve para nada! ¡Espántense, cielos, ante esto! ¡Tiemblen y queden horrorizados! afirma el Señor. "Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ¿Acaso es Israel un esclavo? ¿Nació en la esclavitud? ¿Por qué entonces lo saquean? Los leones rugieron contra él, lanzaron fuertes gruñidos. Dejaron desolado su país, sus ciudades fueron incendiadas, y ya nadie las habita. "Para colmo de males, los de Menfis y los de Tafnes te raparon la cabeza. ¿No te ha pasado todo esto por haber abandonado al Señor tu Dios, mientras él te guiaba por el camino? Y ahora, ¿qué sacas con ir a Egipto a beber agua del Nilo? ¿Qué sacas con ir a Asiria a beber agua del Éufrates? Tu maldad te castigará, tu infidelidad te recriminará. es abandonar al Señor tu Dios y no sentir temor de mí afirma el Señor, el Señor *Todopoderoso. "Desde hace mucho quebraste el yugo; te quitaste las ataduras y dijiste: ¡No quiero servirte! Sobre toda colina alta, y bajo todo árbol frondoso, te entregaste a la prostitución. Yo te planté, como vid selecta, con semilla genuina. ¿Cómo es que te has convertido en una vid degenerada y extraña? Aunque te laves con lejía, y te frotes con mucho jabón, ante mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad afirma el Señor omnipotente. "¿Cómo puedes decir: No me he contaminado, ni me he ido tras los baales? ¡Considera tu conducta en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho! ¡Camella ligera de cascos, que no puedes quedarte quieta! ¡Asna salvaje que tiras al monte! Cuando ardes en deseos, olfateas el viento; cuando estás en celo, no hay quien te detenga. Ningún macho que te busque tiene que fatigarse: cuando estás en celo, fácilmente te encuentra. "No andes con pies descalzos, que te lastimas, ni dejes que la garganta se te reseque. Pero tú insistes: ¡No tengo remedio! Amo a dioses extraños, y tras ellos me iré. "El pueblo de Israel se avergonzará, junto con sus reyes y autoridades, sacerdotes y profetas, como se avergüenza el ladrón cuando lo descubren. A un trozo de madera le dicen: Tú eres mi padre, y a una piedra le repiten: Tú me has dado a luz. Me han vuelto la espalda; no me quieren dar la cara. Pero les llega la desgracia y me dicen: ¡Levántate y sálvanos! ¿Dónde están, Judá, los dioses que te fabricaste? ¡Tienes tantos dioses como ciudades! ¡Diles que se levanten! ¡A ver si te salvan cuando caigas en desgracia! "¿Por qué litigan conmigo? afirma el Señor. "En vano castigo a mi pueblo, pues rechaza mi corrección. Cual si fuera un león feroz, la espada de ustedes devoró a sus profetas. "Pero ustedes, los de esta generación, presten atención a la palabra del Señor: ¿Acaso he sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres, nunca más volveremos a ti? ¿Acaso una joven se olvida de sus joyas, o una novia de su atavío? ¡Pues hace muchísimo tiempo que mi pueblo se olvidó de mí! ¡Qué mañosa eres para conseguir amantes! ¡Hasta las malas mujeres han aprendido de ti! Tienes la ropa manchada de sangre, de sangre de gente pobre e inocente, a los que nunca sorprendiste robando. Por todo esto te voy a juzgar: por alegar que no has pecado, por insistir en tu inocencia, por afirmar: ¡Dios ya no está enojado conmigo! ¡Con qué ligereza cambias de parecer! Pues también Egipto te defraudará, como te defraudó Asiria. Saldrás de allí con las manos en la nuca, porque el Señor ha rechazado a aquellos en quienes confías, y no prosperarás con ellos. "Supongamos que un hombre se divorcia de su mujer, y que ella lo deja para casarse con otro. ¿Volvería el primero a casarse con ella? ¡Claro que no! Semejante acción contaminaría por completo la tierra. Pues bien, tú te has prostituido con muchos amantes, y ya no podrás volver a mí afirma el Señor. "Fíjate bien en esas lomas estériles: ¡Dónde no se han acostado contigo! Como un beduino en el desierto, te sentabas junto al camino, a la espera de tus amantes. con tus infames prostituciones. Por eso se demoraron las lluvias, y no llegaron los aguaceros de primavera. Tienes el descaro de una prostituta; ¡no conoces la vergüenza! No hace mucho me llamabas: Padre mío, amigo de mi juventud, ¿vas a estar siempre enojado? ¿Guardarás rencor eternamente? Y mientras hablabas, hacías todo el mal posible." Durante el reinado del rey Josías el Señor me dijo: "¿Has visto lo que ha hecho Israel, la infiel? Se fue a todo monte alto, y allí, bajo todo árbol frondoso, se prostituyó. Yo pensaba que después de hacer todo esto ella volvería a mí. Pero no lo hizo. Esto lo vio su hermana, la infiel Judá, y vio también que yo había repudiado a la apóstata Israel, y que le había dado carta de divorcio por todos los adulterios que había cometido. No obstante, su hermana, la infiel Judá, no tuvo ningún temor, sino que también ella se prostituyó. "Como Israel no tuvo ningún reparo en prostituirse, contaminó la tierra y cometió adulterio al adorar ídolos de piedra y de madera. A pesar de todo esto, su hermana, la infiel Judá, no se volvió a mí de todo corazón, sino que sólo fingió volverse", afirma el Señor. El Señor me dijo: "La apóstata Israel ha resultado ser más justa que la infiel Judá. Ve al norte y proclama este mensaje: "¡Vuelve, apóstata Israel! afirma el Señor. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso afirma el Señor. Tan sólo reconoce tu culpa, y que te rebelaste contra el Señor tu Dios. has brindado a dioses extraños tus favores, y no has querido obedecerme afirma el Señor. "¡Vuélvanse a mí, apóstatas afirma el Señor, porque yo soy su esposo! De ustedes tomaré uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los traeré a Sión. Les daré pastores que cumplan mi voluntad, para que los guíen con sabiduría y entendimiento. "En aquellos días, cuando ustedes se hayan multiplicado y sean numerosos en el país, ya no se dirá más: Arca del pacto del Señor. Nadie pensará más en ella ni la recordará; nadie la echará de menos ni volverá a fabricarla afirma el Señor. "En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Señor. Todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar el nombre del Señor, y ya no volverán a obedecer ciegamente a su malvado corazón. "En aquellos días la tribu de Judá se unirá al pueblo de Israel, y juntos vendrán del país del norte, a la tierra que di como herencia a sus antepasados. "Yo mismo dije: "¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo, y darte una tierra codiciable, la heredad más hermosa de las naciones! Yo creía que me llamarías Padre mío, y que nunca dejarías de seguirme. Pero tú, pueblo de Israel, me has sido infiel como una mujer infiel a su esposo", afirma el Señor. Se escucha un grito en las lomas estériles, la súplica angustiosa del pueblo de Israel, porque han pervertido su conducta, se han olvidado del Señor su Dios. "¡Vuélvanse, apóstatas, y los curaré de su infidelidad!" "Aquí estamos, a ti venimos, porque tú eres el Señor nuestro Dios. Ciertamente son un engaño las colinas, y una mentira el estruendo sobre las montañas. está la salvación de Israel. Desde nuestra juventud, la vergonzosa idolatría se ha engullido el esfuerzo de nuestros antepasados: sus rebaños y su ganado, sus hijos y sus hijas. ¡Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra desgracia! ¡Nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra el Señor nuestro Dios! Desde nuestra juventud y hasta el día de hoy, no hemos obedecido al Señor nuestro Dios."




Salmo 10:



Lámed - ¿Por qué, Señor, te mantienes distante?p¿Por qué te escondes en momentos de angustia? Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menosprecia al Señor. El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. Todas sus empresas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. Y se dice a sí mismo: "Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas." Pe - Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. Ayin - Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. Se dice a sí mismo: "Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada." Qof - ¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas? Resh - Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. Shin - ¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. Tav - Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.



Proverbs 29:



El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio. Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los impíos gobiernan, el pueblo gime. El que ama la sabiduría alegra a su padre; el que frecuenta rameras derrocha su fortuna. Con justicia el rey da estabilidad al país; cuando lo abruma con tributos, lo destruye. El que adula a su prójimo le tiende una trampa. Al malvado lo atrapa su propia maldad, pero el justo puede cantar de alegría. El justo se ocupa de la causa del desvalido; el malvado ni sabe de qué se trata. Los insolentes conmocionan a la ciudad, pero los sabios apaciguan los ánimos. Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, nada arreglará. Los asesinos aborrecen a los íntegros, y tratan de matar a los justos. El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla. Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen. Algo en común tienen el pobre y el opresor: a los dos el Señor les ha dado la vista. El rey que juzga al pobre según la verdad afirma su trono para siempre. La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su madre. Cuando prospera el impío, prospera el pecado, pero los justos presenciarán su caída. Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará muchas satisfacciones. Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley! No sólo con palabras se corrige al siervo; aunque entienda, no obedecerá. ¿Te has fijado en los que hablan sin pensar? ¡Más se puede esperar de un necio que de gente así! Quien consiente a su criado cuando éste es niño, al final habrá de lamentarlo. El hombre iracundo provoca peleas; el hombre violento multiplica sus crímenes. El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido. El cómplice del ladrón atenta contra sí mismo; aunque esté bajo juramento, no testificará. Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado. Muchos buscan el favor del gobernante, pero la sentencia del hombre la dicta el Señor. Los justos aborrecen a los malvados, y los malvados aborrecen a los justos.




El Libro de Juan Capítulo 5 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚNSAN JUAN



CAPÍTULO 5
(31 d.C.)
EL ESTANQUE DE BETESDA




DESPUÉS de estas cosas era un Día de Fiesta de los Judíos (aunque Las Escrituras no nos lo dice, muchos creen que era la Pascua; si es correcto, Jesús tenía un poco más de un año ya en Su Ministerio público); y subió Jesús a Jerusalén (la expresa intención de guardar esta "Fiesta").
2 Y hay en Jerusalén a la puerta de las ovejas un estanque (debiera traducirse, "por la puerta de las ovejas"), que en Hebraico es llamado Betesda, el cual tiene cinco portales (quiere decir, "casa de gracia y misericordia"; era en cierto modo un hospital público).
3 En éstos yacía multitud de enfermos impotentes, ciegos, cojos, lisiados (una descripción perfecta de la humanidad; a raíz de la Caída, el hombre es "impotente," incapaz de salvarse a sí mismo), que estaban esperando el movimiento del agua.
4 Porque un Ángel descendía a cierto tiempo al estanque, y revolvía el agua (no fue dado por Juan como folclore, sino más bien como un hecho): y el que primero descendía en el estanque después del movimiento del agua, era sano de cualquier enfermedad que tuviese (al entrar los príncipes terrenales en una ciudad siempre acudían a las casas de los nobles y de los ricos, pero los Pies del Príncipe de los príncipes inmediatamente se dirigía a los lugares de miseria y sufrimiento, los frutos del pecado).
5 Y estaba allí un cierto hombre (la sanidad del hombre impotente hace contraste entre el poder vivificador de Cristo con la impotencia de la Ley; la Ley exigía esfuerzo de parte del pecador para obtener la vida que se le prometió; pero el hombre no tiene fuerza alguna [Rom. 5:6]) que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo (un tipo perfecto de Israel, el cual por su pecado quedaba incapacitado, encerrado en un desierto por 38 años; la similitud no es una coincidencia).
6 Cuando Jesús vio a éste echado (un cuadro de Israel de la época de Jesús, pero también, de toda la humanidad), y entendió que ya había mucho tiempo (nuevamente se refiere a Israel), le dice, ¿Quieres ser sano? (¡Sin lugar a dudas, es uno de los interrogantes más importantes de todos los tiempos! El hombre no es "sano," y de hecho no se puede ser "sano" sin Jesús. Aquí es donde se reside la contención.)
7 Señor, Le respondió el hombre impotente, No tengo hombre que me meta en el estanque, cuando el agua fuere revuelta (su dependencia en el hombre, la cual sólo le traía nada más que desilusión): porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido (el Amor, sin duda, seleccionó a este hombre como el más miserable, necesitado e incapacitado de entre toda esta compañía lamentable; y la sabiduría le escogió como un vaso de instrucción a la Nación).
8 Le dice Jesús, Levántate, toma tu lecho, y anda (bastaba una sola palabra de Jesús).
9 Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y se iba (se le dio la fuerza, este hecho fue demostrado cuando el hombre cargó su lecho): y era Sábado aquel día (¡y qué Sábado de descanso, alivio y gozo para este hombre!).
10 Entonces los Judíos decían a aquel que había sido sanado (como podemos ver, no había gozo por su sanidad y liberación, sino más bien lo contrario, como hace siempre la religión), Sábado es: no te es lícito llevar tu lecho (señalaba solamente a las leyes del hombre, y no a las Leyes de Dios; Jesús no prestaba ninguna atención a las leyes inventadas por el hombre, sin importar cuán numerosas eran).
11 Les respondió, El Que me sanó (el hombre usaba a Jesús como su autoridad, que es lo que él debería hacer), Él Mismo me dijo, Toma tu lecho y anda (Sábado o no, era un mandato que él deseaba obedecer; se refería a la Sanidad y la Salvación de su cuerpo físico).
12 Le preguntaron entonces, ¿Quién es el que te dijo, Toma tu lecho y anda?
13 Y el que había sido sanado, no sabía quién fuese (parece que después de la sanidad, Jesús salió inmediatamente, para no crear una escena; en consecuencia, el hombre no conocía en realidad Quién era el que le había sanado): porque Jesús se había apartado de la gente, que estaba en aquel lugar (Él lo hizo porque conocía bien el odio de los líderes y el resultado de Su quebrantamiento de las leyes hechas por el hombre; quizá este es el motivo por el cual Él no se quedó para sanar a otros; de todos modos, fue el Espíritu Santo que Le dijo lo que Él debiera hacer).
14 Después le halló (el hombre que Él sanó) Jesús en el Templo, y le dijo (Jesús le buscaba, y por cierto motivo), He aquí, has sido sanado (se refiere a la experiencia de la Salvación, así como la sanidad física): no peques más, para que no te venga alguna cosa peor (primeramente nos dice que su enfermedad de hace 38 años le vino debido al pecado; también, nos indica que la desobediencia al Señor puede abrir la puerta para "cosas peores").
15 Él se fue, y dio aviso a los Judíos, que Jesús era El Que le había sanado (algunos afirmaban que este hombre era un ingrato; sin embargo, él no tenía ningún modo de darse cuenta de la animosidad de los líderes religiosos en contra de Jesús, probablemente por eso pensó que estaba haciendo lo correcto).
16 Y por esta causa los Judíos perseguían a Jesús (la oposición de la jerarquía religiosa solamente aumentará de ahora en adelante), y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el Sábado (es irónico; los líderes religiosos de Israel quisieron matar al Señor en el Nombre del Señor; ¡nada más demuestra lo ciego que eran!).
LA IGUALDAD CON DIOS
17 Y Jesús les respondió (fue una confrontación cara a cara), Mi Padre hasta ahora trabaja, y Yo también trabajo (dice dos cosas: 1. Él reclama la igualdad con Dios, y que Él era Dios; y, 2. La "Obra" misma del Padre y del Hijo era liberar a la humanidad, física o espiritualmente, o ambos, que trajeron el Verdadero Sábado al alma del hombre, que era la intención desde un principio).
18 Entonces, por tanto, más procuraban los Judíos matarle (quiere decir que Él ni siquiera buscaba ningún tipo de acuerdo con estos hipócritas, sino más bien reforzaba Su posición hasta tal punto que nadie tenía absolutamente duda alguna en cuanto a lo que Él decía o hacía), porque no sólo quebrantaba el Sábado (Él realmente no había quebrantado el Sábado, pero sólo una de sus reglas necias que se originó con el hombre mismo), sino que también a Su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios (una acusación que Jesús no rechazó, porque Él se hizo semejante a Dios, y con razón).
19 Respondió entonces Jesús y les dijo, De cierto, de cierto, os digo, No puede el Hijo hacer nada de Sí Mismo (declara la Humanidad de Cristo, en que Él se deja libremente a un lado la expresión de Su Deidad pero nunca pierde Su posesión de ella), sino lo que viere hacer el Padre (Su sumisión total al Padre, que como Hombre Él tenía que hacer y en realidad lo hizo): porque todo lo que Él hace, esto también hace el Hijo juntamente (que se puso como ejemplo de humildad y dependencia, del cual seriamente le hace falta a la familia humana).
20 Porque el Padre ama al Hijo (la obediencia del Hijo se basa en el amor que el Padre tiene para el Hijo), y Le muestra todas las cosas que Él hace (claramente dice que todo lo que Jesús hizo el Padre le dijo que hiciera): y mayores obras que éstas Le mostrará, para que vosotros os maravilléis (tiene que ver con los Versículos 28 y 29, que hablan de la Resurrección venidera).
21 Porque como el Padre levanta los muertos, y les da vida (la Verdad de la Resurrección de Vida venidera); así también (lo hace espiritualmente vivo) el Hijo a los que quiere da vida (describe la verdad de que la Salvación no es de quien se la determina [en el sentido de que la Salvación resultaría a raíz de determinarla por las obras, etc.], pero de Dios Quien es Misericordioso).
22 Porque el Padre a nadie juzga (no juzgue al que ha venido a Cristo, porque todo pecado ha sido resuelto en Cristo), mas todo el Juicio dio al Hijo (Cristo es el Salvador hoy, pero será el Juez mañana):
23 Para que todos honren al Hijo, como honran al Padre (afirma igualdad con Dios en cuanto al honor [Heb. 2:7-9]). El que no honra al Hijo, no honra al Padre que Le envió (declara claramente que si se deshonra a Jesús, ¡también el Padre queda deshonrado!).
24 De cierto, de cierto, os digo, El que oye Mi Palabra (la Palabra de la Cruz [Jn. 3:14-15]), y cree Al Que Me ha enviado (si no cree en Jesús, no puede creer en Dios; tener al Hijo es tener al Padre), tiene Vida Eterna (independiente de Cristo, no hay vida espiritual), y no vendrá a condenación (Cristo tomó la condenación en la Cruz); mas pasó de muerte a vida (Nacido de Nuevo).
25 De cierto, de cierto, os digo (una declaración de la autoridad más alta, y Jesús es aquella Autoridad), Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la Voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán (tiene un significado doble: 1. Se refiere a la gente Salva, por ello, pasa de la muerte espiritual a la Vida Espiritual; y, 2. Se refiere a la Resurrección de Vida venidera, cuando todos los Santos serán Resucitados).
26 Porque como el Padre tiene Vida en Sí Mismo (se refiere a Dios como la Fuente Eterna de Vida, la Fuente Máxima); así dio también al Hijo que tuviese Vida en Sí Mismo (Jesús dice que Él no es simplemente un participante en esta "Vida," pero de hecho es también, la Fuente de Vida y, en verdad, la Fuente Máxima exactamente como el Padre; en consecuencia, otra vez Él afirma Su Deidad);
27 Y también Le dio Poder de hacer juicio (el "Tribunal de Cristo," que será para todos los Creyentes, y también, el "Juicio del Gran Trono Blanco," que será para todos los que no son salvos), en cuanto es el Hijo del Hombre (Él pagó el precio en la Cruz del Calvario, y por el mérito de tal, Él también será el "Juez").
28 No os maravilléis de esto (estas declaraciones dadas por Cristo, dejaron a los líderes religiosos de Israel atónitos): porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán Su Voz (habla de la Resurrección de Vida y la Resurrección de Condenación; otra vez, estas declaraciones proclaman a Cristo como el Señor tanto de la vida como de la muerte),
29 Y saldrán (describe las dos Resurrecciones como veremos, y según Su "Voz"); los que hicieron bien, a Resurrección de Vida (pertenece a la Primera Resurrección, o comúnmente se refiere como, "El Arrebatamiento" [I Tes. 4:13-18]); mas los que hicieron mal, a Resurrección de Condenación (esta última Resurrección ocurrirá aproximadamente mil años después de la Primera Resurrección de Vida [Dan. 12:2; Apoc., cap. 20]).
30 No puedo Yo de Mí Mismo hacer nada (en Su Humanidad, Él recibió toda Autoridad del Padre): como oigo, juzgo (el Juicio que Él pronunció resultó de lo que Él oyó en Su Oído, como se Lo dio el Padre [Isa. 50:4]): y Mi Juicio es Justo (es perfecto, porque esto viene del Trono de Dios); porque no busco Mi Voluntad, mas la Voluntad del que Me envió, del Padre (declara el hecho que el conocimiento humano del Hijo es la base para el Juicio del Padre, que se pronunciará absolutamente y finalmente por labios humanos del Hijo de Dios; Él sólo buscaba la Voluntad del Padre y sólo tenemos que buscar la Voluntad del Padre, que está en Su Palabra).
31 Si yo doy testimonio de Mí Mismo (en cuanto a Quién y Lo Que soy), Mi testimonio no es verdadero (si Yo Solo atestiguo; pero como veremos, hay también otros testimonios).
32 Otro es el que da testimonio de Mí (se refiere a Juan el Bautista); y sé que el testimonio que da de Mí, es verdadero (el testimonio de Juan acerca de Cristo llevaba la Autoridad de la Palabra de Dios).
33 Vosotros enviasteis a Juan (se refiere a los acontecimientos de Jn. 1:19-27), y él dio testimonio a la verdad (indica las cosas que Juan les dijo cuando ellos preguntaron si él era el Mesías).
34 Empero Yo no tomo el testimonio de hombre (en efecto, dice, "aunque el testimonio de Juan sea verdadero, no usaré el testimonio de ningún hombre"): mas digo esto, para que vosotros seáis Salvos (en efecto, Jesús le dijo a los líderes religiosos de Israel que ellos no son salvos).
35 Él era antorcha que ardía y alumbraba (Juan el Bautista era "una luz," pero él no era "la Luz," es Únicamente Cristo): y vosotros quisisteis regocijaros por un poco a su luz (los líderes religiosos de Israel estaban dispuestos durante un breve período a escuchar a Juan, pero cuando ellos vieron que el empuje principal de su Ministerio consistía en presentar a Jesús como el Hijo de Dios y el Cordero de Dios, ellos se alejaron de él).
36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan (de ningún modo degrada el testimonio de Juan): porque las obras que el Padre Me dio que cumpliese (los Milagros y el Calvario), las mismas obras que Yo hago, dan testimonio de Mí, que el Padre me haya enviado (todas las sanidades y milagros, que no se podían negar).
37 Y El que Me envió, el Padre, Él ha dado testimonio de Mí (es el Padre, Quien por el Espíritu Santo dio a Cristo el Poder de hacer estas cosas [Luc. 4:18-19]). Ni nunca habéis oído Su Voz, ni habéis visto Su Parecer (en esencia, Jesús dice que estos Judíos creyeron que Dios existió, aunque ellos nunca oyeron Su Voz ni vieron Su Forma; por lo tanto, ¿por qué no creyeron en El Que fue enviado por el Padre, que es precisamente lo que demostraban los Milagros y las Liberaciones?).
38 Ni tenéis Su Palabra permanente en vosotros (si ellos realmente conocieran a Dios como lo afirmaban, Su Palabra permanecerían en ellos, y por lo tanto, creerían en el Hijo, porque la Palabra habló del Hijo): porque Al Que Él envió, a Éste vosotros no creéis (el rechazo de Cristo por los líderes religiosos de Israel demostró no sólo ignorancia de Dios, sino hostilidad hacia Él).
LAS ESCRITURAS
39 Escudriñad Las Escrituras (una orden imperativa, no es solamente una sugerencia); porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la Vida Eterna (debiera haberse traducido, "Ustedes afirman que creen en Las Escrituras, entonces crean lo que éstas dicen acerca de Mí"): y ellas son las que dan testimonio de Mí (la historia entera de la Biblia es "Cristo y Él Crucificado").
40 Y no queréis venir a Mí, para que tengáis Vida (la Vida está en Cristo; para tener aquella Vida, hay que aceptar lo que Cristo hizo en la Cruz).
41 Gloria de los hombres no recibo (Él buscó honor únicamente de Dios; ¡ese debe ser nuestro criterio también!).
42 Mas Yo os conozco, que no tenéis Amor de Dios en vosotros (si alguien es verdaderamente Salvo, entonces tendrá verdaderamente el Amor de Dios).
43 Yo he venido en Nombre de Mi Padre, y no Me recibís (la verdadera razón por la cual ellos no Lo recibieron es porque no conocían al Padre, a pesar de sus afirmaciones): si otro viniere en su propio nombre, a aquél recibiréis (en realidad se refiere al Anticristo venidero, como también a todos los otros Mesías falsos; poco después del Arrebatamiento de la Iglesia, Israel recibirá a un Mesías falso, que afirmarán que él es el que ellos buscaban desde hace ya mucho tiempo; ¡descubrirán para su consternación, cuán equivocados estaban!).
LA INCREDULIDAD
44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues tomáis la gloria los unos de los otros (Dios no ministra para el orgullo del hombre, ni modifica la verdad para complacerlo y nutrirlo), y no buscáis la gloria que viene de Dios sólo? (Para buscar y recibir este honor, que se representa en la Manifestación y la Operación del Espíritu Santo, la mayor parte del tiempo incurrirá la ira del establecimiento religioso; en consecuencia, la mayoría de los Predicadores buscan el honor que viene de los hombres.)
45 No penséis que Yo os tengo de acusar delante del Padre (quiere decir que ya ellos son acusados): el que os acusa es Moisés, en quien vosotros esperáis (ellos afirmaban que guardaban la Ley de Moisés, pero en realidad no era cierto).
46 Porque si vosotros creyeseis a Moisés, creeríais a Mí (a pesar de sus afirmaciones, no guardaban la Ley; porque si ellos la guardaran entonces creerían a Cristo): porque de Mí (Gén. 3:15; 17:18; 49:10; Deut. 18:5-18; Luc. 24:27, 44, etc.) escribió él (Moisés).
47 Y si a sus escritos no creéis (sin rodeos les echa en cara que a pesar de sus afirmaciones al contrario, ellos eran, de hecho, incrédulos; ¡todo el mecanismo religioso era sólo un espectáculo! en el fondo ellos no creían en la Biblia más que los paganos), ¿cómo creeréis a Mis Palabras? (Esta pregunta declara la unidad de Cristo y Las Escrituras.)


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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