07 June 2017

El 8 de junio Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 8 de junio Lectura Bíblica Diaria:

Deuteronomio 11 a 13:
"Amen al Señor su Dios y cumplan siempre sus ordenanzas, preceptos, normas y mandamientos. Recuerden hoy que fueron ustedes, y no sus hijos, los que vieron y experimentaron la disciplina del Señor su Dios. Ustedes vieron su gran despliegue de fuerza y de poder, y los hechos y señales que realizó en Egipto contra el faraón y contra todo su país. Ustedes vieron lo que hizo contra el ejército de los egipcios, y cómo desató las aguas del Mar Rojo sobre sus caballos y carros de guerra, cuando éstos los perseguían a ustedes. El Señor los destruyó para siempre. "Recuerden también lo que él hizo por ustedes en el desierto, hasta que llegaron a este lugar. Además, vieron lo que les hizo a Datán y Abirán, hijos de Eliab el rubenita, pues en presencia de todo el pueblo hizo que la tierra se abriera y se los tragara junto con sus familias, sus carpas y todo lo que les pertenecía. Ciertamente ustedes han visto con sus propios ojos todas las maravillas que el Señor ha hecho. "Por eso, cumplan todos los mandamientos que hoy les mando, para que sean fuertes y puedan cruzar el Jordán y tomar posesión de la tierra, y para que vivan mucho tiempo en esa tierra que el Señor juró dar a los antepasados de ustedes y a sus descendientes, tierra donde abundan la leche y la miel. Esa tierra, de la que van a tomar posesión, no es como la de Egipto, de donde salieron; allá ustedes plantaban sus semillas y tenían que regarlas como se riega un huerto. En cambio, la tierra que van a poseer es tierra de montañas y de valles, regada por la lluvia del cielo. El Señor su Dios es quien la cuida; los ojos del Señor su Dios están sobre ella todo el año, de principio a fin. "Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al Señor su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma, entonces él enviará la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino y el aceite. También hará que crezca hierba en los campos para su ganado, y ustedes comerán y quedarán satisfechos. "¡Cuidado! No se dejen seducir. No se descarríen ni adoren a otros dioses, ni se inclinen ante ellos, porque entonces se encenderá la ira del Señor contra ustedes, y cerrará los cielos para que no llueva; el suelo no dará sus frutos, y pronto ustedes desaparecerán de la buena tierra que les da el Señor. Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades. Así, mientras existan los cielos sobre la tierra, ustedes y sus descendientes prolongarán su vida sobre la tierra que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría. "Si ustedes obedecen todos estos mandamientos que les doy, y aman al Señor su Dios, y siguen por todos sus caminos y le son fieles, entonces el Señor expulsará del territorio de ustedes a todas esas naciones. Así podrán desposeerlas, aunque sean más grandes y más fuertes que ustedes. Todo lugar donde planten el pie será de ustedes; su territorio se extenderá desde el desierto hasta el monte Líbano, y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo. Nadie podrá hacerles frente. Por dondequiera que vayan, el Señor su Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante ustedes, como se lo ha prometido. "Hoy les doy a elegir entre la bendición y la maldición: bendición, si obedecen los mandamientos que yo, el Señor su Dios, hoy les mando obedecer; maldición, si desobedecen los mandamientos del Señor su Dios y se apartan del camino que hoy les mando seguir, y se van tras dioses extraños que jamás han conocido. Cuando el Señor su Dios los haya hecho entrar en la tierra que van a poseer, ustedes bendecirán al monte Guerizín y maldecirán al monte Ebal. Esos montes están al otro lado del Jordán, hacia el oeste, en el territorio de los cananeos que viven en el Arabá, en la vecindad de Guilgal, junto a las encinas de Moré. Ustedes están a punto de cruzar el Jordán y entrar a tomar posesión de la tierra que les da el Señor su Dios. Cuando la hayan tomado y ya estén viviendo allí, cuiden de obedecer todos los preceptos y las normas que hoy les mando. "Éstos son los preceptos y las normas que tendrán cuidado de poner en práctica mientras vivan en la tierra que el Señor y Dios de sus antepasados les ha dado en posesión: Destruirán por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que ustedes van a desposeer, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso. "Demolerán sus altares, harán pedazos sus piedras sagradas, les prenderán fuego a sus imágenes de la diosa Aserá, derribarán sus ídolos y borrarán de esos lugares los nombres de sus dioses. "No harán lo mismo con el Señor su Dios, sino que irán y lo buscarán en el lugar donde, de entre todas las tribus de ustedes, él decida habitar. Allí llevarán ustedes sus holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias, y los primogénitos de sus ganados y rebaños. Allí, en la presencia del Señor su Dios, ustedes y sus familias comerán y se regocijarán por los logros de su trabajo, porque el Señor su Dios los habrá bendecido. "Ustedes no harán allí lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece, pues todavía no han entrado en el reposo ni en la herencia que les da el Señor su Dios. Pero ustedes cruzarán el río Jordán y vivirán en la tierra que el Señor su Dios les da en herencia; él los librará de sus enemigos que los rodean, y ustedes vivirán seguros. Y al lugar donde el Señor su Dios decida habitar llevarán todo lo que les he ordenado: holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, y las ofrendas más selectas que le hayan prometido al Señor. Y se regocijarán en la presencia del Señor su Dios, junto con sus hijos e hijas, con sus esclavos y esclavas, y con los levitas que vivan en las ciudades de ustedes, pues ellos no tendrán ninguna posesión ni herencia. "Cuando ofrezcas holocaustos, cuídate de no hacerlo en el lugar que te plazca. Los ofrecerás sólo en el lugar que el Señor elija en una de tus tribus, y allí harás todo lo que yo te ordeno. Sin embargo, siempre que lo desees podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades, según el Señor tu Dios te haya bendecido. Podrás comerla, estés o no ritualmente puro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo. Pero no deberás comer la sangre, sino que la derramarás en la tierra como si fuera agua. "No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino o de tu aceite, ni los primogénitos de tus ganados y de tus rebaños, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones. Disfrutarás de ellos en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él elija. Así también lo harán tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, y los levitas que vivan en tus ciudades, y te alegrarás ante el Señor tu Dios por los logros de tu trabajo. Cuídate de no abandonar al levita mientras vivas en tu tierra. "Cuando el Señor tu Dios haya extendido tu territorio, según te lo ha prometido, y digas: ¡Cómo quisiera comer carne!, podrás comer toda la carne que quieras. Si queda demasiado lejos el lugar donde el Señor tu Dios decida habitar, podrás sacrificar animales de tus ganados y rebaños, según mis instrucciones, y comer en tus pueblos todo lo que quieras. Come de su carne como si fuera carne de gacela o de ciervo. Estés o no ritualmente puro, podrás comerla. Pero asegúrate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida. No debes comer la vida con la carne. En lugar de comerla, derrámala en la tierra como si fuera agua. No comas la sangre, para que te vaya bien a ti y a tu descendencia, pues estarás haciendo lo recto a los ojos del Señor. "Las cosas que hayas consagrado, y las ofrendas que hayas prometido, prepáralas y llévalas al lugar que el Señor habrá de elegir. Tanto la carne como la sangre de tus holocaustos las ofrecerás sobre el altar del Señor tu Dios. Derramarás la sangre sobre el altar, pero podrás comer la carne. "Ten cuidado de obedecer todos estos mandamientos que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios. "Ante tus propios ojos el Señor tu Dios exterminará a las naciones que vas a invadir y desposeer. Cuando las hayas expulsado y te hayas establecido en su tierra, después de haberlas destruido cuídate de no seguir su ejemplo y caer en la trampa de inquirir acerca de sus dioses. No preguntes: ¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses, para que yo pueda hacer lo mismo? No adorarás de esa manera al Señor tu Dios, porque al Señor le resulta abominable todo lo que ellos hacen para honrar a sus dioses. ¡Hasta quemaban a sus hijos e hijas en el fuego como sacrificios a sus dioses! "Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni quitar nada. "Cuando en medio de ti aparezca algún profeta o visionario, y anuncie algún prodigio o señal milagrosa, si esa señal o prodigio se cumple y él te dice: Vayamos a rendir culto a otros dioses, dioses que no has conocido, no prestes atención a las palabras de ese profeta o visionario. El Señor tu Dios te estará probando para saber si lo amas con todo el corazón y con toda el alma. Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él. Condenarás a muerte a ese profeta o visionario por haberte aconsejado rebelarte contra el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto y te rescató de la tierra de esclavitud. Así extirparás el mal que haya en medio de ti, porque tal profeta habrá intentado apartarte del camino que el Señor tu Dios te mandó que siguieras. "Si tu propio hermano, o tu hijo, o tu hija, o tu esposa amada, o tu amigo íntimo, trata de engañarte y en secreto te insinúa: Vayamos a rendir culto a otros dioses, dioses que ni tú ni tus padres conocieron, dioses de pueblos cercanos o lejanos que abarcan toda la tierra, no te dejes engañar ni le hagas caso. Tampoco le tengas lástima. No te compadezcas de él ni lo encubras, ni dudes en matarlo. Al contrario, sé tú el primero en alzar la mano para matarlo, y que haga lo mismo todo el pueblo. Apedréalo hasta que muera, porque trató de apartarte del Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, la tierra donde eras esclavo. Entonces todos en Israel oirán esto y temblarán de miedo, y nadie intentará otra vez cometer semejante maldad. "Si de alguna de las ciudades que el Señor tu Dios te da para que las habites llega el rumor de que han surgido hombres perversos que descarrían a la gente y le dicen: Vayamos a rendir culto a otros dioses, dioses que ustedes no han conocido, entonces deberás inquirir e investigar todo con sumo cuidado. Si se comprueba que tal hecho abominable ha ocurrido en medio de ti, no dudes en matar a filo de espada a todos los habitantes de esa ciudad. Destrúyelos junto con todo lo que haya en ella, incluyendo el ganado. Lleva todo el botín a la plaza pública, y préndele fuego a la ciudad y a todo el botín. Será una ofrenda totalmente quemada para el Señor tu Dios. La ciudad se quedará para siempre en ruinas, y no volverá a ser reedificada. No te apropies de nada que haya sido consagrado a la destrucción. De ese modo, el Señor alejará de ti el furor de su ira, te tratará con misericordia y compasión, y hará que te multipliques, tal como se lo juró a tus antepasados. Así será, siempre y cuando obedezcas todos estos mandamientos que te ordeno hoy, y hagas lo recto ante el Señor tu Dios.


Salmo 26:
Hazme justicia, Señor, pues he llevado una vida intachable; ¡en el Señor confío sin titubear! Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón. Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas; aborrezco la compañía de los malvados; no cultivo la amistad de los perversos. Con manos limpias e inocentes camino, Señor, en torno a tu altar, proclamando en voz alta tu alabanza y contando todas tus maravillas. Señor, yo amo la casa donde vives, el lugar donde reside tu gloria. En la muerte, no me incluyas entre pecadores y asesinos, entre gente que tiene las manos llenas de artimañas y sobornos. Yo, en cambio, llevo una vida intachable; líbrame y compadécete de mí. Tengo los pies en terreno firme, y en la gran asamblea bendeciré al Señor.


Proverbios 20:
El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente! Rugido de león es la furia del rey; quien provoca su enojo se juega la vida. Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito. El perezoso no labra la tierra en otoño; en tiempo de cosecha buscará y no hallará. Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente. Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza? Justo es quien lleva una vida sin tacha; ¡dichosos los hijos que sigan su ejemplo! Cuando el rey se sienta en el tribunal, con su sola mirada barre toda maldad. ¿Quién puede afirmar: "Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado"? Pesas falsas y medidas engañosas: ¡vaya pareja que el Señor detesta! Por sus hechos el niño deja entrever si su conducta será pura y recta. Los oídos para oír y los ojos para ver: ¡hermosa pareja que el Señor ha creado! No te des al sueño, o te quedarás pobre; manténte despierto y tendrás pan de sobra. "¡No sirve, no sirve!", dice el comprador, pero luego va y se jacta de su compra. Oro hay, y abundan las piedras preciosas, pero aún más valiosos son los labios del saber. Toma la prenda del que salga fiador de un extraño; reténla en garantía si la da en favor de desconocidos. Tal vez sea agradable ganarse el pan con engaños, pero uno acaba con la boca llena de arena. Afirma tus planes con buenos consejos; entabla el combate con buena estrategia. El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más. Al que maldiga a su padre y a su madre, su lámpara se le apagará en la más densa oscuridad. La herencia de fácil comienzo no tendrá un final feliz. Nunca digas: "¡Me vengaré de ese daño!" Confía en el Señor, y él actuará por ti. El Señor aborrece las pesas falsas y reprueba el uso de medidas engañosas. Los pasos del hombre los dirige el Señor. ¿Cómo puede el hombre entender su propio camino? Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido. El rey sabio avienta como trigo a los malvados, y los desmenuza con rueda de molino. El espíritu humano es la lámpara del Señor, pues escudriña lo más recóndito del ser. La misericordia y la verdad sostienen al rey; su trono se afirma en la misericordia. La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas. Los golpes y las heridas curan la maldad; los azotes purgan lo más íntimo del ser.


El Libro de II Timoteo Capítulo 4 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A
TIMOTEO



CAPÍTULO 4
(66 d.C.)
ÚLTIMO MANDATO



REQUIERO yo pues (tiene el peso de una afirmación legal) delante de Dios, y del Señor Jesucristo (debiera traducirse, "Nuestro Dios, aun Cristo Jesús), Que ha de juzgar a los vivos (los que viven) y los muertos (se refiere al hecho de que todos los Creyentes comparecerán ante el Tribunal de Cristo) en su manifestación y en Su Reino (el Segundo Advenimiento);
2 Que Prediques la Palabra (se refiere al cuerpo entero de la Verdad revelada, lo cual significa la totalidad de la Palabra de Dios); que instes a tiempo, y a destiempo (expresa la idea del Predicador que se mantiene en preparación constante para proclamar la Palabra); redarguye (el Predicador debe tratar con el pecado, tanto en la vida de sus oyentes inconversos como en los Santos a quienes él Ministra, y debe hacerlo con certeza y denuedo), reprende (una sugerencia en algunos casos de pena inminente), exhorta con toda paciencia y Doctrina. (Nos dice que "redarguye" y "reprende" hay que hacerse con delicadeza. Además, la "paciencia" se refiere a una delicadeza y suavidad que debe aplicarse aun cuando el Mensaje es rechazado. Sin embargo, la "Doctrina" no debe cambiar, aunque sea rechazada.)
3 Porque vendrá tiempo cuando ni sufrirán la sana Doctrina ("la Doctrina sana" pertenece a principios primordiales: la Salvación del pecador y la Santificación del Santo; la Cruz es la respuesta para ambos, y es la única respuesta para ambos); antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias (se refiere a las personas que tienen oídos que tienen "comezón" por la palabra suave y agradable, y quieren recompensar generosamente al hombre que se compromete para hacerlo; los oyentes de este tipo han rechazado la Verdad y prefieren oír la mentira);
4 Y apartarán de la Verdad el oído (aquéllos que siguen a los falsos maestros no sólo se tapan los oídos a la Verdad, sino que procuran siempre mantener los oídos tapados para que nunca estén en contacto con la Verdad), y se volverán a las fábulas. (Si no es "el Mensaje de la Cruz," entonces son "fábulas" [I Cor. 1:18].)
5 Pero tú sé serio y vigilante en todo (conlleva la idea de mirar a su propia vida, el Ministerio y la Doctrina que proclamamos), soporta las aflicciones (conlleva la idea de no permitir que las privaciones, dificultades o inquietudes obstaculicen el desenvolvimiento del Ministerio; es una orden absoluta dada con chasquido militar y brusquedad; Wuest dice, "Cómo necesitamos hoy ese mandato en el Ministerio de la Palabra. Qué 'blando' somos a veces, temeroso de proclamar abiertamente la Verdad y de nuestra posición en cuanto a la doctrina errónea, temeroso de ser rechazados por nuestros compañeros, el disgusto Eclesiástico de los presuntos líderes religiosos o hasta la eliminacion de nuestros ingresos financieros inmediatos." ["Yo prefiero andar solo con Jesús que estar en una muchedumbre, sin Su compañerismo"]), haz la obra de Evangelista (siga intentando alcanzar a la gente para que se salve), cumple tu Ministerio (¿concuerda esto con la Palabra de Dios?).
PABLO
6 Porque yo ya estoy para ser ofrecido (la palabra "ya" significa que el Espíritu Santo le había dicho al Apóstol que ya era tiempo; la palabra "ofrecido" se refiere a la Ofrenda de Bebida vertida sobre el Sacrificio que estaba por ofrecerse, lo que en efecto, era la parte menor vertido sobre la parte más importante; sólo el que se consideraba menos que el menor de todos los Santos podía escribir en esa humildad tan profunda), y el tiempo de mi partida está cercano. (Indica el hecho de que el siervo del Señor es inmortal hasta que haya cumplido su trabajo.)
7 He peleado la buena batalla (debiera traducirse, "He peleado la buena batalla" puesto que algunas versiones dicen, "He peleado una buena batalla"; Pablo batallaba contra el pecado hasta el final, y estaba fijándose en la victoria perfecta), he acabado la carrera (había sido fiel en llevar a cabo lo que le había encomendado), he guardado la Fe (el depósito de la Verdad en cuanto al significado de la Cruz y la Resurrección de Cristo, del cual el Señor le había confiado a Pablo):
8 Por lo demás, me está guardada la Corona de Justicia (la Corona del Vencedor), la cual me dará el Señor, Juez Justo, en aquel día (en el Tribunal de Cristo): y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su venida. (La Corona del Vencedor será para todos quienes consideran preciosa Su aparición.)
INSTRUCCIONES
9 Procura venir pronto a mí (Timoteo estaba en Éfeso, aproximadamente 1.609 kilómetros [1.000 millas] de Roma; por consiguiente, fue un viaje de varias semanas; ya sea si el joven Apóstol podía llegar a tiempo o no, no se sabe):
10 Porque Demas me ha desamparado, amando este siglo, y se ha ido a Tesalónica (expresa un Comentario triste con respecto al que había sido dotado con esa excelente oportunidad); Crescente a Galacia (sólo se menciona aquí; la tradición dice que él fundó la Iglesia en Francia), Tito a Dalmacia (Yugoslavia moderna).
11 Lucas sólo está conmigo (presenta al que escribió el Evangelio que lleva su nombre, como también el Libro de los Hechos). Toma a Marcos, y tráele contigo (Juan Marcos, quien escribió el Evangelio de Marcos, el sobrino de Bernabé): porque me es útil para el Ministerio. (Manifiesta un gran elogio de parte del Apóstol acerca de Marcos.)
12 A Tíquico envié a Éfeso. (Se cree que Tíquico llevó esta misma Epístola, el último escrito por Pablo, a Timoteo y quizás fue instruido para reemplazar a Timoteo en Éfeso, mientras tanto venía el joven Apóstol a Roma.)
13 Trae, cuando vinieres, la capa que dejé en Troas en casa de Carpo (es muy posible que era verano cuando Pablo escribió esta Epístola, y si él sobrevivía hasta el invierno, necesitaría esta capa), y los Libros, mayormente los Pergaminos (se refiere a los Libros del Antiguo Testamento).
14 Alejandro el calderero me ha causado muchos males (es la Obra de Dios que Pablo lamenta, que le hace mencionar a esta persona): el Señor le pague conforme a sus hechos (sin el Arrepentimiento, al final el Juicio vendrá sin duda sobre todos aquellos que intentan impedir la Obra de Dios, y hacerlo con el propósito de obstaculizar al obrero de Dios):
15 Guárdate tú también de él (presenta a este individuo como instrumento de Satanás; a propósito, él vivía en Éfeso donde Timoteo estaba ya Ministrando); que en grande manera ha resistido a nuestras palabras (una fuerte oposición en contra de nuestro Mensaje de la Cruz).
16 En mi primera defensa ninguno me ayudó, antes me desampararon todos (cuando uno está desalentado y alguien que desee hacerle alguna cosa negativa a él o a ella sin temor de ser reprendido o censurado por haberlo hecho, sino prefiere ser aplaudido, muy pronto se da cuenta exactamente cuántos Verdaderos Cristianos realmente existen; ¡desgraciadamente, no hay muchos!): no les sea imputado. (El Apóstol le suplica al Señor por estos débiles y desconcertados amigos suyos, quienes sólo por temor y no por rencor a la causa, lo habían abandonado, por eso no se los tome en cuenta sus acciones.)
17 Mas el Señor me ayudó, y me esforzó (revela el hecho de que el Apóstol experimentó un grado extraño de la Presencia del Señor durante este tiempo); para que por mí fuese cumplida la predicación (para que él pudiera dar una proclamación completa del Evangelio delante de Nerón, sin transigir el Mensaje en absoluto), y todos los Gentiles oyesen (en su defensa delante de Nerón, la sala del proceso estaba lleno de Gentiles, dignatarios importantes de todas partes del Imperio Romano; de los labios de Pablo, se oía el Evangelio): y fui librado de la boca del león. (Esta frase ha sido debatida casi a partir del tiempo que fue pronunciada por Pablo. No se refiere a ser librado de Nerón, porque él no fue absuelto. Además, no tuvo la menor influencia de que él sería lanzado a los leones, como se creen algunos, porque los ciudadanos Romanos, lo que Pablo era, no sufrieron tal destino. Probablemente se refirió a toda la situación a mano, y los esfuerzos de Satanás para dificultar el Mensaje de Pablo, lo que Satanás no era capaz de hacer.)
18 Y el Señor me librará de toda obra mala (se refiere al Versículo anterior), y me preservará para Su Reino Celestial (aunque fue exclamado en el futuro, realmente se aplica a la totalidad de su vida): al cual sea Gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Presenta al Apóstol que se prorrumpe en una atribución de alabanza al Señor Quien él ha amado tanto desde hacía tanto tiempo y, en todos sus problemas y perplejidades, nunca lo había dejado sin amigos.)
BENDICIÓN FINAL
19 Saluda (acoge) a Priscila y a Aquila (los primeros dos amigos de Pablo), y a la casa de Onesíforo. (Presenta al mismo Hermano mencionado en II Timoteo 1:16.)
20 Erasto se quedó en Corinto (probablemente quiere decir que se regresó a aquella ciudad, que, en efecto, era su cuna): y a Trófimo dejé en Mileto enfermo.
21 Procura venir antes del invierno (por eso llevaba la capa). Eubulo te saluda, y Pudente, y Lino, y Claudia, y todos los Hermanos. (Presenta a algunos Cristianos en Roma cuyos nombres han sido inmortalizados por estar incluidos en la Carta de Pablo.)
22 El Señor Jesucristo sea con tu espíritu (invoca el Nombre de Resurrección de nuestro Señor). La Gracia sea con vosotros. Amén. (La Primera Epístola escrita por Pablo fue Primera Tesalonicenses dirigida a la Iglesia. Esta última fue dirigida a un Predicador. Este hecho nos indica que para que la Iglesia esté en lo correcto, el Predicador debe primero estar en lo correcto.) (La Segunda Epístola a Timoteo, el cual fue el primer Obispo Ordenado en Éfeso, fue escrita de Roma, cuando Pablo fue presentado la segunda vez a César Nerón.)


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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