16 February 2017

El 17 de Febrero Lectura Bíblica Diaria

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El 17 de Febrero Lectura Bíblica Diaria:

Jeremías 12 a 14:
Tú, Señor, eres justo cuando argumento contigo. Sin embargo, quisiera exponerte algunas cuestiones de justicia. ¿Por qué prosperan los malvados? ¿Por qué viven tranquilos los traidores? Tú los plantas, y ellos echan raíces; crecen y dan fruto. Te tienen a flor de labio, pero estás lejos de su corazón. A mí, Señor, tú me conoces; tú me ves y sabes lo que siento por ti. Arrástralos, como ovejas, al matadero; apártalos para el día de la matanza. ¿Hasta cuándo estará seca la tierra, y marchita la hierba de todos los campos? por la maldad de los que habitan el país, quienes se atreven a decir: "Dios no verá nuestro fin." "Si los que corren a pie han hecho que te canses, ¿cómo competirás con los caballos? Si te sientes confiado en una tierra tranquila, ¿qué harás en la espesura del Jordán? Aun tus hermanos, los de tu propia familia, te han traicionado y gritan contra ti. Por más que te digan cosas agradables, no confíes en ellos. "He abandonado mi casa, he rechazado mi herencia, he entregado a mi pueblo amado en poder de sus enemigos. Mis herederos se han comportado conmigo como leones en la selva. Lanzan rugidos contra mí; por eso los aborrezco. Mi heredad es para mí como un ave de muchos colores acosada por las aves de rapiña. ¡Vayan y reúnan a todos los animales salvajes! ¡Tráiganlos para que la devoren! Muchos pastores han destruido mi viña, han pisoteado mi terreno; han hecho de mi hermosa parcela un desierto desolado. La han dejado en ruinas, seca y desolada ante mis ojos; todo el país ha sido arrasado porque a nadie le importa. Sobre todas las lomas del desierto vinieron depredadores. de un extremo al otro, y para nadie habrá paz. Sembraron trigo y cosecharon espinos; ¡de nada les valió su esfuerzo! se avergonzarán de sus cosechas." Así dice el Señor: "En cuanto a todos los vecinos malvados que tocaron la heredad que le di a mi pueblo Israel, los arrancaré de sus tierras, y a la tribu de Judá la quitaré de en medio de ellos. Después que los haya desarraigado, volveré a tener compasión de ellos, y los haré regresar, cada uno a su heredad y a su propio país. Y si aprenden bien los caminos de mi pueblo y, si así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, aprenden a jurar por mi nombre y dicen: Por la vida del Señor, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo. Pero a la nación que no obedezca, la desarraigaré por completo y la destruiré", afirma el Señor. Así me dijo el Señor: "Ve y cómprate un cinturón de lino, y póntelo en la cintura, pero no lo metas en agua." Conforme a las instrucciones del Señor, compré el cinturón y me lo puse en la cintura. Entonces el Señor me dijo por segunda vez: "Toma el cinturón que has comprado y que tienes puesto en la cintura, y ve a Perat, y escóndelo allí, en la grieta de una roca." Fui entonces y lo escondí en Perat, tal como el Señor me lo había ordenado. Al cabo de muchos días, el Señor me dijo: "Ve a Perat y busca el cinturón que te mandé a esconder allí." Fui a Perat, cavé y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido, pero ya estaba podrido y no servía para nada. Entonces el Señor volvió a decirme: "Así dice el Señor: De esta misma manera destruiré el orgullo de Judá y el gran orgullo de Jerusalén. Este pueblo malvado, que se niega a obedecerme, que sigue la terquedad de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, será como este cinturón, que no sirve para nada. Porque así como el cinturón se ajusta a la cintura del hombre, así procuré que todo el pueblo de Israel y toda la tribu de Judá se ajustaran a mí afirma el Señor para que fueran mi pueblo y mi renombre, mi honor y mi gloria. ¡Pero no obedecieron! "Diles también lo siguiente: Así dice el Señor, el Dios de Israel: ‘Todo cántaro se llenará de vino. Y si ellos te dicen: ‘¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro se debe llenar de vino?, entonces les responderás que así dice el Señor: ‘Voy a llenar de vino a todos los habitantes de este país: a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes y a todos los habitantes de Jerusalén. Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No les tendré piedad ni lástima, sino que los destruiré sin compasión. Lo afirma el Señor. " ¡Escúchenme, préstenme atención! ¡No sean soberbios, que el Señor mismo lo ha dicho! Glorifiquen al Señor su Dios, antes de que haga venir la oscuridad y ustedes tropiecen contra los montes sombríos. Ustedes esperan la luz, pero Él la cambiará en densas tinieblas; ¡la convertirá en profunda oscuridad! Pero si ustedes no obedecen, lloraré en secreto por causa de su orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio. Di al rey y a la reina madre: "¡Humíllense, siéntense en el suelo, que ya no ostentan sobre su cabeza la corona de gloria!" Las ciudades del Néguev están cerradas, y no hay quien abra sus puertas. Todo Judá se ha ido al destierro, exiliado en su totalidad. Alcen los ojos y miren a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue confiado, el rebaño que era tu orgullo? ¿Qué dirás cuando el Señor te imponga como jefes a los que tú mismo enseñaste a ser tus aliados predilectos? ¿No tendrás dolores como de mujer de parto? Y si preguntas: "¿Por qué me pasa esto?", ¡por tus muchos pecados te han arrancado las faldas y te han violado! ¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, acostumbrados como están a hacer el mal! "Los dispersaré como a la paja que arrastra el viento del desierto. Esto es lo que te ha tocado en suerte, ¡la porción que he medido para ti! afirma el Señor. Ya que me has olvidado, y has confiado en la mentira, ¡yo también te alzaré las faldas hasta cubrirte el rostro y descubrir tus vergüenzas! He visto tus adulterios, tus relinchos, tu vergonzosa prostitución y tus abominaciones, en los campos y sobre las colinas. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás en tu impureza?" Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías con motivo de la sequía: "Judá está de luto y sus ciudades desfallecen; hay lamentos en el país, y sube el clamor de Jerusalén. Los nobles mandan por agua a sus siervos, y éstos van a las cisternas, pero no la encuentran. Avergonzados y confundidos, vuelven con sus cántaros vacíos y agarrándose la cabeza. El suelo está agrietado, porque no llueve en el país. Avergonzados están los campesinos, agarrándose la cabeza. Aun las ciervas, en el campo, abandonan a sus crías por falta de pastos. Parados sobre las lomas desiertas, y con los ojos desfallecientes, los asnos salvajes jadean como chacales porque ya no tienen hierba." Aunque nuestras iniquidades nos acusan, tú, Señor, actúas en razón de tu nombre; muchas son nuestras infidelidades; ¡contra ti hemos pecado! Tú, esperanza y salvación de Israel en momentos de angustia, ¿por qué actúas en el país como un peregrino, como un viajero que sólo pasa la noche? ¿Por qué te encuentras confundido, como un guerrero impotente para salvar? Señor, tú estás en medio de nosotros, y se nos llama por tu nombre; ¡no nos abandones! Así dice el Señor acerca de este pueblo: "Les encanta vagabundear; no refrenan sus pies. Por eso yo no los acepto, sino que voy a recordar sus iniquidades y a castigar sus pecados." Entonces el Señor me dijo: "No ruegues por el bienestar de este pueblo. Aunque ayunen, no escucharé sus clamores; aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré. En verdad, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste." Pero yo respondí: "¡Ah, Señor mi Dios! Los profetas les dicen que no se enfrentarán con la espada ni pasarán hambre, sino que tú les concederás una paz duradera en este lugar." El Señor me contestó: "Mentira es lo que están profetizando en mi nombre esos profetas. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Lo que les están profetizando son visiones engañosas, adivinaciones vanas y delirios de su propia imaginación. Por eso, así dice el Señor: En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que además dicen que no habrá espada ni hambre en este país, ellos mismos morirán de hambre y a filo de espada. Y el pueblo al que profetizan será arrojado a las calles de  Jerusalén a causa del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, ni a ellos ni a sus esposas, ni a sus hijos, ni a sus hijas; también les echaré encima su propia maldad. "Tú les dirás lo siguiente: "Que corran lágrimas de mis ojos día y noche, sin cesar, porque la virginal hija de mi pueblo ha sufrido una herida terrible, ¡un golpe muy duro! Si salgo al campo, veo los cuerpos de los muertos a filo de espada; si entro en la ciudad, veo los estragos que el hambre ha producido. ejercen en el país, sin conocimiento. " ¿Has rechazado por completo a Judá? ¿Detestas a Sión? ¿Por qué nos has herido de tal modo que ya no tenemos remedio? Esperábamos tiempos de paz, pero nada bueno recibimos. Esperábamos tiempos de salud, pero sólo nos llegó el terror. Reconocemos, Señor, nuestra maldad, y la iniquidad de nuestros padres;  ¡hemos pecado contra ti! En razón de tu nombre, no nos desprecies; no deshonres tu trono glorioso. ¡Acuérdate de tu pacto con nosotros! ¡No lo quebrantes! ¿Acaso hay entre los ídolos falsos alguno que pueda hacer llover? Señor y Dios nuestro, ¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo, el que manda los aguaceros? Tú has hecho todas estas cosas; por eso esperamos en ti.


Salmos 66:
¡Aclamen alegres a Dios, habitantes de toda la tierra! Canten salmos a su glorioso nombre; ¡ríndanle gloriosas alabanzas! Díganle a Dios: "¡Cuán imponentes son tus obras! que tus enemigos mismos se rinden ante ti. Toda la tierra se postra en tu presencia, y te cantan salmos; cantan salmos a tu nombre." Selah. ¡Vengan y vean las proezas de Dios, sus obras portentosas en nuestro favor! Convirtió el mar en tierra seca, y el pueblo cruzó el río a pie. ¡Regocijémonos en él! Con su poder gobierna eternamente; sus ojos vigilan a las naciones. ¡Que no se levanten contra él los rebeldes! Selah. Pueblos todos, bendigan a nuestro Dios, hagan oír la voz de su alabanza. Él ha protegido nuestra vida, ha evitado que resbalen nuestros pies. Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la plata. Nos has hecho caer en una red; ¡pesada carga nos has echado a cuestas! Las caballerías nos han aplastado la cabeza; hemos pasado por el fuego y por el agua, pero al fin nos has dado un respiro. Me presentaré en tu templo con holocaustos y cumpliré los votos que te hice, los votos de mis labios y mi boca que pronuncié en medio de mi angustia. Te ofreceré holocaustos de animales engordados, junto con el humo de ofrendas de carneros; te ofreceré toros y machos cabríos. Selah. Vengan ustedes, temerosos de Dios, escuchen, que voy a contarles todo lo que él ha hecho por mí. Clamé a él con mi boca; lo alabé con mi lengua. Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria. ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni me negó su amor!


Proverbios 31:
Los dichos del rey Lemuel. Oráculo mediante el cual su madre lo instruyó: "¿Qué pasa, hijo mío? ¿Qué pasa, hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa, fruto de mis votos al Señor? No gastes tu vigor en las mujeres, ni tu fuerza en las que arruinan a los reyes. "No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, no  sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos. Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; ¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas! "¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!" Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar Álef - Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Bet - Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Guímel - Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Dálet - Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. He - Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento. Vav - Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Zayin - Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Jet - Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Tet - Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Yod - Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Caf - Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Lámed - Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. Mem - Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. Nun - Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar. Sámej - Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes. Ayin - Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Pe - Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Tsade - Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Qof - Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: Resh - "Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas." Shin - Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. Tav - ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!


Juan 19:

CAPÍTULO 19
(33 d.C.)
LA CORONA DE ESPINAS

ASÍ que, entonces tomó Pilato a Jesús, y Le azotó (¡Pilato estaba esperanzado que al flagelar a Jesús calmaría el deseo del derramamiento de sangre! él vuelve a decepcionarse).
2 Y los soldados entretejieron de espinas una corona (las espinas del Vencedor), y la pusieron sobre Su Cabeza, y Le vistieron de una ropa de grana (probablemente Herodes se la puso a Él),
3 Y decían, ¡­Salve, Rey de los Judíos! (¡Tenía la intención de insultar no sólo a Cristo, sino también a la Nación de Israel!) y Le daban de bofetadas (siguieron golpeándole en la Cara con palmas abiertas o puños doblados).

CRUCIFÍCALE

4 Entonces Pilato salió otra vez fuera, y les dijo, He aquí, os Le traigo fuera, para que entendáis que ningún crimen hallo en Él (otra petición infructuosa a la humanidad pervertida y a la justicia del tropel enfurecido).
5 Y salió Jesús fuera, llevando la corona de espinas (de nuevo, el Gobernador tenía la esperanza de mitigar la ferocidad de la gente) y la ropa de grana. Y les dice Pilato, ¡He aquí, el Hombre! (Su petición fue en vano; ni una voz a favor de Jesús rompió el silencio.)
6 Y cuando Le vieron los Principales Sacerdotes (este Pagano, que no conoce a Dios, se compadeció al ver esto, pero el liderazgo religioso de Israel no mostró compasión en absoluto; ¡tal es la religión!), y los servidores, dieron voces diciendo, Crucifícale, crucifícale (registra las palabras más horribles que jamás hayan salido de la boca de un ser humano en cualquier momento). Les dice Pilato, Tomadle vosotros, y crucificadle: porque yo no hallo en él crimen (el Gobernador una vez más intenta exonerarse de la culpa).
7 Le respondieron los Judíos, Nosotros tenemos ley, y según nuestra ley debe morir (el Sanedrín Judío, el Cuerpo Dirigente de Israel, tanto Civil como Religioso), porque se hizo Hijo de Dios (Él no se hizo Hijo de Dios, sino que, efectivamente, era Hijo de Dios).

PILATO

8 Y cuando Pilato oyó esta palabra, tuvo más miedo (en el Griego, quiere decir estar “sumamente temeroso”).
9 Y entró otra vez en el pretorio (iba a seguir interrogando a Jesús), y dijo a Jesús, ¿De dónde eres Tú? (Pilato le estaba preguntado a Jesús si Él era Dios.) Mas Jesús no le dio respuesta (se cumplió lo que dice Isaías 53:7).
10 Entonces Le dice Pilato, ¿A mí no me hablas? (El Gobernador estaba irritado porque Jesús no lo contestaba.) ¿No sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte?
11 Respondió Jesús, Ninguna potestad tendrías contra Mí, si no te fuese dada de arriba (el grado de control ejercido por Dios): por tanto, el que a ti Me ha entregado, mayor pecado tiene (nos damos cuenta que hay pecados que son peores que otros, por eso sabemos que Dios consideraba a los Judíos más culpables que los Romanos).
12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle (acababa de decir que tenía el poder de soltar a Jesús, sin embargo es un hombre sin carácter): mas los Judíos daban voces, diciendo, Si a Éste sueltas, no eres amigo de César (¡es irónico! ellos odiaban a César; sin embargo, ¡odiaban más a su propio Mesías!): cualquiera que se hace rey, a César contradice (critica el punto más débil de Pilato; el indicio más leve de deslealtad al Emperador traería consecuencias serias).

RECHAZO FINAL

13 Entonces Pilato oyendo este dicho, llevó fuera a Jesús (sacan a Jesús del Tribunal para presentarse delante de la muchedumbre), y se sentó en el tribunal en el lugar que se dice Empedrado, y en Hebreo Gabata (era una plataforma de piedra en el Tribunal abierto delante del pretorio, el lugar de la condena final).
14 Y era la víspera de la Pascua (era realmente un Miércoles en vez del Viernes, como muchos suponen), y como la hora sexta (a las 6:00 de la madrugada): Entonces dijo a los Judíos, He aquí, vuestro Rey (aparentemente era una resignación de Pilato, se daba cuenta que sus esfuerzos tibios por salvar a Cristo no iban a ser realizados).
15 Mas ellos dieron voces, Fuera, fuera, crucifícalo (¡sólo Roma podía crucificar! ellos quieren a Jesús crucificado; esperando que esto refutaría que Él era en realidad el Hijo de Dios; ellos seguían la norma de Deut. 21:22-23). Les dice Pilato, ¿A vuestro Rey he de crucificar? (Era exactamente lo que ellos quisieron.) Respondieron los Principales Sacerdotes, No tenemos rey sino a César (eligieron a César para que fuera su rey; por César fueron destruidos).

LA CRUCIFIXIÓN

16 Así que entonces Lo entregó a ellos para que fuese crucificado (él consintió a sus deseos). Y tomaron a Jesús, y Le llevaron (lo que ellos quisieron fue lo que recibieron).
17 Y llevando Su Cruz (es la respuesta de la humanidad al único Hombre bueno que jamás vivió), salió al lugar que se dice de la Calavera, y en Hebreo, Gólgota (indudablemente se refiere a lo que en la actualidad se conoce como “el Calvario de Gordon,” nombre del General Británico que descubrió el lugar de la Crucifixión y la Tumba):
18 Donde Le crucificaron (la crucifixión era la forma más horrible de morir que jamás se podría comenzar a concebir en la mente atormentada del hombre), y con Él otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio (fue diseñado deliberadamente, Lo colocaron entre dos criminales; sin embargo, en esta situación Sus enemigos cumplieron lo profetizado en Isaías 53:9).
19 Y escribió también Pilato un título, que puso encima de la Cruz (hecho por Pilato, a pesar de los Judíos). Y el escrito era, JESÚS NAZARENO REY DE LOS JUDÍOS (aunque tenía la intención de usarse como sarcasmo, no obstante, era la Verdad, y el Espíritu Santo así lo ingenió).
20 Y muchos de los Judíos leyeron este título (cumplió su objetivo tal como Pilato lo esperaba): porque el lugar donde fue crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad (estaba directamente fuera de los límites de la ciudad y a lado de una carretera principal): y estaba escrito en Hebreo, en Griego, y en Latín.
21 Y decían a Pilato los Principales Sacerdotes de los Judíos, No escribas, Rey de los Judíos; sino, que Él dijo, Rey soy de los Judíos.
22 Respondió Pilato, Lo que he escrito, he escrito (en efecto, él estaba diciendo, “ustedes lo han acusado falsamente de sedición contra César, y saben que me han mentido en mi cara”).
23 Y cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús (la obra horripilante que se completaba al clavarlo en la Cruz), tomaron Sus Vestidos, e hicieron cuatro partes, para cada soldado una parte (se empleó a cuatro soldados en la Crucifixión; fue su paga suplementaria para llevar a cabo una tarea tan espantosa); y Su túnica: mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba abajo (el valor de esta vestimenta en particular era que no tenía costura, o sea que era una sola pieza de tela).
24 Y dijeron entre ellos, No la repartamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será (lo que Juan claramente vio y oyó con sus propios ojos y oídos; realmente aparenta que fuera el único Discípulo que se encontraba cerca de la Cruz en ese momento): para que se cumpliese La Escritura, que dice, Repartieron para sí Mis Vestidos, Y sobre Mi Vestidura echaron suertes (Sal. 22:18). Y los soldados hicieron esto (casi no se daban cuenta que estaban cumpliendo Las Escrituras).
25 Y estaban junto a la Cruz de Jesús Su Madre (el sufrimiento que ella tenía que soportar cuando miró este espectáculo es, sin duda, ¡incomprensible!), y la hermana de Su Madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26 Y cuando vio Jesús a Su Madre, y al Discípulo que Él amaba (Juan, el autor de este Evangelio), que estaba presente, dice a Su Madre, Mujer, he ahí tu hijo (por causa de Sus Propios hermanastros que no creían en Él, Jesús encargaría el cuidado de María en manos de Juan, el Amado; sin embargo, la Resurrección remediaría esto).
27 Después dice al Discípulo, He ahí tu madre (Jesús le dijo a Juan que a partir de aquel momento en adelante, él tenía que depender de María tal como si fuese su propia Madre). Y desde aquella hora el Discípulo la recibió consigo (Juan se refiere a sí mismo en tercera persona; la tradición menciona que Juan realizó en totalidad el Mandato del Maestro).

LA MUERTE

28 Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas (los últimos minutos antes de Su Muerte), para que La Escritura se cumpliese, dijo, Sed tengo (Sal. 69:21).
29 Y estaba allí un vaso lleno de vinagre (una clase de vino, que no era un producto tóxico): entonces ellos llenaron una esponja de vinagre, y rodeada a un hisopo, se la llegaron a Su Boca (era “el hisopo,” que además fue utilizado para untar la sangre sobre los postes de las puertas en Egipto en la Primera Pascua; en cierto modo, es simbólico de la Humanidad de Cristo).
30 Y cuando Jesús tomó el vinagre (la humectación de los labios y lengua, que se había secado por la pérdida de fluido del Cuerpo; probablemente Él pidió esto a fin de que pudiera decir las últimas palabras), dijo, Consumado es (las Palabras más significantes, aunque a un gran precio, que todo pecador jamás pudiera haber oído; en efecto, la deuda del mundo fue pagada; cada pizca de la Ley se cumplió). Y habiendo inclinado la Cabeza, entregó el Espíritu (Jesús no murió de Sus Heridas; Él voluntariamente entregó Su Vida, de hecho, murió cuando el Espíritu  Santo Le dijo que muriera [Heb. 9:14]).
31 Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua (la preparación de la comida de la Pascua, realizado el día antes de la Pascua verdadera), para que los cuerpos no quedasen en la Cruz en el Sábado, (pues era el gran Día del Sábado,) (no se refiere al Sábado normal de los Judíos que cae en el día Sábado, sino más bien “el Día Alto” de la Pascua, también llamado un Sábado, que ocurría en el día Jueves) rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados (las víctimas en la Cruz morían por el impacto del quebramiento de las piernas, para que pudieran bajarlos, de modo que no se quedaran en la Cruz en el Sábado).
32 Y vinieron los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con Él (se refiere a los dos ladrones).
33 Mas cuando vinieron a Jesús, como Le vieron ya muerto (ocurrió algo extraño, porque por lo general las víctimas colgadas en la Cruz duraban días sin expirar), no Le quebraron las Piernas:
34 Empero uno de los soldados Le abrió el Costado con una lanza (junto con el resto de los Versículos de este Capítulo, es esencialmente valioso afirmar más allá de la controversia la Muerte actual de Jesucristo), y luego salió sangre y agua (algunos declaran que fue el resultado de un corazón roto o quebrado).
35 Y él que lo vio, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis (Juan se refiere a sí mismo como un testigo ocular).
36 Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese La Escritura, Hueso no quebrantaréis de Él (Éx. 12:46; Núm. 9:12; Sal. 34:20; en ese momento, los Judíos se apresuraban para comer su Cordero Pascual, ni un hueso podía se quebrar legalmente, lo que era un Tipo de Cristo).
37 Y también otra Escritura dice, Mirarán al que traspasaron (Sal. 22:16-17; Zac. 12:10; Apoc. 1:7).

LA SEPULTURA

38 Después de estas cosas, José de Arimatea (era un miembro del Sanedrín Judío, junto con Nicodemo), el cual era Discípulo de Jesús (un seguidor de Cristo), pero en secreto por miedo de los Judíos (se refiere al temor de lo que los demás dirían y lo que ellos harían — es el problema de millones de personas en la actualidad), rogó a Pilato que pudiera quitar el Cuerpo de Jesús (requirió la Cruz para traer a José de Arimatea al lugar en que él adoptaría una actitud valiente y abierta por Cristo): y lo permitió Pilato (así lo dejó hacer). Entonces vino, y quitó el Cuerpo de Jesús (le frustró los planes de los Judíos para quitar el cadáver y llevárselo al Valle de Hinóm, que en realidad era un vertedero de basura).
39 Y vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche (al igual, la Cruz lo cambió), trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras (el proceso de embalsamamiento que los Judíos adinerados llevaban a cabo en esa época; ¡resultó muy costoso! al mismo tiempo, muestra que ellos no esperaban del todo que Jesús resucitara de entre los muertos).
40 Tomaron pues el Cuerpo de Jesús, y Lo envolvieron en telas de lino con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar (independientemente de sus pensamientos acerca de la Resurrección, José y Nicodemo declararon por sus acciones que ellos eran amigos de Cristo).
41 Y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un jardín (únicamente Juan menciona el “jardín”); y en el jardín un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno (entre otras cosas, previno la posibilidad de cualquier confusión o que el Cuerpo Sagrado del Señor tuviera contacto con la corrupción).
42 Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los Judíos (se refiere a la Pascua, que comenzaría a la puesta del sol); porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús (cerca del lugar de la Crucifixión).


1 Corintios 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e  intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero."* Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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