19 August 2016

El 20 de agosto Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 20 de agosto Lectura Bíblica Diaria:

 
2 Crónicas 15 a 17:

 
El Espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Oded, y éste salió al encuentro de Asá y le dijo: "Asá, y gente de Judá y de Benjamín, ¡escúchenme! El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará. Por mucho tiempo Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin instrucción, pues no había sacerdote que le enseñara. Pero cuando en su tribulación se volvieron al Señor, Dios de Israel, y lo buscaron, él les permitió que lo hallaran. En aquellos tiempos no había seguridad para ningún viajero, sino que los habitantes de todos los países sufrían grandes calamidades. Las naciones y las ciudades se destrozaban unas a otras, porque Dios las castigaba con toda clase de calamidades. Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!" Cuando Asá oyó este mensaje del profeta Azarías hijo de Oded, se animó a eliminar los detestables ídolos que había en todo el territorio de Judá y Benjamín, y en las ciudades que había conquistado en los montes de Efraín. Además, restauró el altar del Señor que estaba frente al atrio del templo del Señor. Después convocó a los habitantes de Judá y de Benjamín, como también a los de Efraín, Manasés y Simeón que vivían entre ellos, pues muchos israelitas se habían unido a Asá, al ver que el Señor su Dios estaba con él. Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá. Ese día ofrecieron al Señor setecientos bueyes y siete mil ovejas del botín que habían tomado. Luego hicieron un pacto, mediante el cual se comprometieron a buscar de todo corazón y con toda el alma al Señor, Dios de sus antepasados. Al que no buscara al Señor, Dios de Israel, se le castigaría con la muerte, fuera grande o pequeño, hombre o mujer. Así lo juraron ante el Señor, a voz en cuello y en medio de gritos y toques de trompetas y de cuernos. Todos los de Judá se alegraron de haber hecho este juramento, porque lo habían hecho de todo corazón y habían buscado al Señor con voluntad sincera, y él se había dejado hallar de ellos y les había concedido vivir en paz con las naciones vecinas. Además, el rey Asá destituyó a su abuela Macá de su puesto como reina madre, porque ella había hecho una escandalosa imagen de la diosa Aserá. Asá derribó la imagen, la redujo a polvo y la quemó en el arroyo de Cedrón. Aunque no quitó de Israel los santuarios paganos, Asá se mantuvo siempre fiel al Señor, y llevó al templo de Dios el oro, la plata y los utensilios que él y su padre habían consagrado. Durante los primeros treinta y cinco años del reinado de Asá no hubo guerra. En el año treinta y seis del reinado de Asá, Basá, rey de Israel, atacó a Judá y fortificó Ramá para aislar totalmente a Asá, rey de Judá. Entonces Asá sacó plata y oro de los tesoros del templo del Señor y del palacio real, y se los envió a Ben Adad, rey de *Siria, que gobernaba en Damasco. También le envió este mensaje: "Hagamos un pacto entre tú y yo, como el que hicieron tu padre y el mío. Aquí te envío oro y plata. Anula tu pacto con Basá, rey de Israel, para que se marche de aquí." Ben Adad estuvo de acuerdo con el rey Asá y dio a los jefes de su ejército la orden de atacar las ciudades de Israel. Así conquistaron Iyón, Dan y Abel Mayin, y todos los depósitos que había en las ciudades de Neftalí. Cuando Basá se enteró, suspendió las obras de fortificación de Ramá. Entonces el rey Asá movilizó a todo Judá y se llevó de Ramá las piedras y la madera con que había estado fortificando aquella ciudad, y fortificó más bien Gueba y Mizpa. En esa ocasión el vidente Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: "Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Siria en vez de confiar en el Señor tu Dios, el ejército sirio se te ha escapado de las manos. También los cusitas y los libios formaban un ejército numeroso, y tenían muchos carros de combate y caballos, y sin embargo el Señor los entregó en tus manos, porque en esa ocasión tú confiaste en él. El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles. Pero de ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio." Asá se enfureció contra el vidente por lo que éste le dijo, y lo mandó encarcelar. En ese tiempo, Asá oprimió también a una parte del pueblo. Los hechos de Asá, desde el primero hasta el último, están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel. En el año treinta y nueve de su reinado, Asá se enfermó de los pies; y aunque su enfermedad era grave, no buscó al Señor, sino que recurrió a los médicos. En el año cuarenta y uno de su reinado, Asá murió y fue sepultado con sus antepasados. Lo sepultaron en la tumba que él había mandado cavar en la Ciudad de David, y lo colocaron sobre un lecho lleno de perfumes y diversas clases de especias aromáticas, muy bien preparadas. En su honor encendieron una enorme hoguera. Al rey Asá lo sucedió en el trono su hijo Josafat, quien se impuso a la fuerza sobre Israel. Colocó tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y guarniciones en el territorio de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asá había conquistado. El Señor estuvo con Josafat porque siguió el ejemplo inicial de su padre, pues no buscó a los baales sino al Dios de su padre, obedeció los mandamientos de Dios, y no siguió las prácticas de los israelitas. Por eso el Señor afirmó el reino en sus manos. Todo Judá le llevaba regalos, y Josafat llegó a tener muchas riquezas y recibió muchos honores. Anduvo con orgullo en los caminos del Señor, y hasta quitó de Judá los santuarios paganos y las imágenes de la diosa Aserá. En el año tercero de su reinado, Josafat envió a sus oficiales Ben Jayil, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que instruyeran a la gente en las ciudades de Judá. Con ellos fueron los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, y también los sacerdotes Elisama y Jorán. Llevaron consigo el libro de la ley del Señor para instruir a los habitantes de Judá. Así que recorrieron todas las ciudades de Judá, enseñando al pueblo. Todos los reinos de las naciones vecinas de Judá sintieron un miedo profundo hacia el Señor y no se atrevieron a declararle la guerra a Josafat. Aun algunos filisteos le llevaron a Josafat, como tributo, regalos y plata. Los árabes también le llevaron siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos. Josafat se hizo cada vez más poderoso. Construyó en Judá fortalezas y lugares de almacenamiento, y tenía muchas provisiones en las ciudades. En Jerusalén contaba con un regimiento de soldados muy valientes, cuyo registro, según sus familias patriarcales, es el siguiente: Jefes de mil soldados en Judá: Adnás, el comandante, al frente de trescientos mil soldados. Le seguía Johanán, al frente de doscientos ochenta mil soldados; le seguía Amasías hijo de Zicrí, que se ofreció voluntariamente para servir al Señor, y estaba al frente de doscientos mil soldados. De Benjamín: Eliadá, guerrero valiente, al frente de doscientos mil soldados que portaban arcos y escudos. Le seguía Jozabad, al frente de ciento ochenta mil soldados adiestrados para la guerra. Todos ellos estaban al servicio del rey, sin contar los que éste había destinado para las ciudades fortificadas de todo Judá.


Salmo 100:
Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.


Proverbios 31:
Los dichos del rey Lemuel. Oráculo mediante el cual su madre lo instruyó: "¿Qué pasa, hijo mío? ¿Qué pasa, hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa, fruto de mis votos al Señor? No gastes tu vigor en las mujeres, ni tu fuerza en las que arruinan a los reyes. "No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, no sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos. Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; ¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas! "¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!" Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar Álef - Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Bet - Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Guímel - Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Dálet - Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. He - Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento. Vav - Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Zayin - Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Jet - Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Tet - Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Yod - Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Caf - Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Lámed - Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. Mem - Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. Nun - Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar. Sámej - Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes. Ayin - Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Pe - Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Tsade - Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Qof - Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: Resh - "Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas." Shin - Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. Tav - ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!


El Libro de Mateo Capítulo 12 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO

CAPÍTULO 12
(31 d.C.)
JESÚS ES SEÑOR DEL
DÍA DE REPOSO

EN aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en Sábado; y Sus Discípulos tenían hambre, y comenzaron a coger espigas (trigo o cebada), y a comer (para arrancar la gavilla de trigo o de cebada).
2 Y viéndolo los Fariseos, Le dijeron (estos líderes religiosos, para entonces, observaban cada paso de Cristo y Sus Discípulos para poder encontrar una falta), He aquí, Tus Discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día Sábado (era una ley que ellos mismos habían inventado; la Ley de Moisés les permitió que hicieran lo que ellos hacían [Deut. 23:25]).
3 Y Él les dijo (Su defensa no era la Ley de Moisés, aunque Él podía referirse a ella, pero aun mejor, si David el Rey cuando fue rechazado pudo comer el Pan no Leudado, el Hijo de David, cuando estuviera en semejante situación podría disfrutar de un privilegio similar), ¿No habéis leído qué hizo David, teniendo él hambre y los que con él estaban;
4 Cómo entró en la Casa de Dios (el Tabernáculo), y comió los panes de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino solamente los Sacerdotes (I Sam. 21:6)?
5 O ¿no habéis leído en la Ley, que los Sábados en el Templo los Sacerdotes profanan el Sábado, y son sin culpa? (¡Los Sacerdotes hacían mucho trabajo, y aun más, en el Día Sábado en su preparación de los Sacrificios, además de otras responsabilidades, que posiblemente cualquier otro día! Y aún así no fueron acusados de quebrantar la Ley.)
6 Pues os digo (precisamente tenía la intención de demostrar la Verdad de la Palabra de Dios), Que Uno mayor que el Templo está aquí (Él estaba hablando de Sí Mismo; Él era un Profeta mayor que Moisés y un Rey mayor que David).
7 Mas si supieseis lo que esto significa, Misericordia quiero, y no sacrificio (el sacrificio fue el medio, la misericordia el fin; el sacrificio fue el camino, la misericordia la meta; Israel había perdido de vista lo que realmente significaban los sacrificios), no condenarías a los inocentes (Él y Sus Discípulos no eran culpables, y todos los que confían en Él son de igual manera inocentes).
8 Porque el Hijo del Hombre es Señor del Día de Reposo (rechazado por la Nación como el Rey Mesías, ahora Él se presentaba a Sí Mismo a ellos como Elojím el Creador del Sábado [Día de Reposo]).
LA SANIDAD EN
EL DÍA SÁBADO
9 Y partiéndose de allí (se refiere a lo siguiente que ocurrió unos días más tarde), vino a la Sinagoga de ellos (es muy probable que esto ocurrió durante los primeros dos años y medio de Su Ministerio, porque Él estaba prohibido entrar en la mayoría de las Sinagogas durante Su último año).
10 Y, he aquí, había allí un hombre que tenía una mano seca (la "mano seca" era una descripción de la condición espiritual de Israel y, también, de toda la humanidad). Y Le preguntaron, diciendo, ¿Es lícito curar en los días Sábados? por acusarle (los Fariseos carecían completamente del entendimiento y del propósito de Cristo o del Sábado).
11 Y Él les dijo (Él siempre contestó sus preguntas), ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en un hoyo en Sábado, no le eche mano, y la levante? (¡La respuesta a la pregunta era obvia!)
12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? (¡La respuesta debe haberles avergonzado! Sin embargo, el corazón endurecido no tiene vergüenza alguna.) Así que, es lícito en los Sábados hacer bien (Su pregunta y Su respuesta demostraron que los líderes religiosos de Israel valoraban más las ovejas que a los hombres; lamentablemente, ¡ese espíritu todavía persiste!).
13 Entonces dijo a aquel hombre (Él no les pidió permiso, y porque no podían controlarlo, Lo odiaban), Extiende tu mano (espiritualmente, Cristo todavía está diciendo lo mismo a todos los hombres). Y él la extendió; y fue restaurada sana, como la otra.
14 Y salidos los Fariseos, consultaron contra Él, para destruirle (Su amor solamente alborotó el odio en ellos).
LAS MULTITUDES SANADAS
15 Mas sabiéndolo Jesús (se refiere a la manera en que los Fariseos y los Herodianos tramaron contra Él), se apartó de allí (se fue a otra ciudad): y Le siguieron grandes multitudes, y Él sanaba a todos ("todos" es enfático, significando que ni una sola persona se fue sin sanidad).
16 Y Él les encargaba eficazmente que no Le descubriesen (Él no permitía que la fama de Sus milagros obstaculizara Su propósito de ofrecerse a Sí Mismo como Sacrificio por el pecado; este último era Su Misión Verdadera):
17 Para que se cumpliese lo que fue dicho por el Profeta Isaías, que dijo (Isaías está citado en los Evangelios más que cualquier otro Profeta),
18 He aquí, Mi Siervo (Él era El Siervo del Padre), al Cual he escogido (escogido por Dios y no por el hombre, por lo tanto, rechazado por el hombre); Mi Amado, en Quien se agrada Mi Alma (agradar a Dios y no al hombre, debe ser la meta de cada Creyente): Pondré Mi Espíritu sobre Él (El Espíritu Santo) y a los Gentiles anunciará juicio (habla de la Iglesia venidera, la cual está compuesta implícitamente de Gentiles).
19 No contenderá, ni voceará (no demandará Sus derechos); ni nadie oirá en las calles Su Voz (Él nunca se promoverá a Sí Mismo).
20 La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará (aunque ellos Lo rechazaron, Él no abandonará a Israel), hasta que Él saque a victoria el juicio (Israel Lo aceptará en la Segunda Venida).
21 Y en Su Nombre esperarán los Gentiles (Su nombre significa "El Salvador," y aunque los Judíos Lo rechazaron, los Gentiles Lo aceptaron).
EL HOMBRE CIEGO Y
MUDO ES SANADO
22 Entonces fue traído a Él un endemoniado (poseído por un demonio), ciego y mudo (el hombre representaba a Israel, y en realidad, a toda la humanidad): y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo hablaba y veía (los que son "Nacidos de Nuevo" pueden ya hablar espiritualmente y ver espiritualmente).
23 Y todas las gentes estaban atónitas, y decían, ¿Será Éste aquel Hijo de David? (Si sus líderes religiosos los hubieran guiado correctamente, el pueblo de Israel hubiera aceptado a Cristo.)
LA BLASFEMIA CONTRA
EL ESPÍRITU SANTO
24 Mas los Fariseos, oyéndolo (habían escuchado lo que decía la gente acerca de Jesús y Él siendo el Hijo de David, Quien en verdad lo era), decían, Éste (los Fariseos nunca se refirieron a Él ni una sola vez por Su Nombre) no echa fuera los demonios (espíritus demoníacos), sino por Beelzebú, príncipe de los demonios (no negaron Su Poder, pero declaraban que Su Poder era de Satanás).
25 Y Jesús como sabía los pensamientos de ellos (revelado a Él por el Espíritu Santo), les dijo, Todo reino dividido contra sí mismo es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá (¡La idea de la declaración es que Satanás no se opone a sí mismo! Él no posee a alguien con un espíritu maligno y después echa a ese espíritu fuera):
26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo pues permanecerá su reino? (Jesús admite aquí que Satanás sí tiene un reino, que es el reino de las tinieblas.)
27 Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios (espíritus demoníacos), ¿vuestros hijos por quién los echan? (Los Fariseos y sus discípulos decían que ellos echaban fuera a los demonios, pero en realidad no lo hacían; porque ellos mismos eran de Satanás.) por tanto, ellos serán vuestros jueces (la palabra "hijos" se refiere a los discípulos de los Fariseos; Jesús al plantear esta pregunta no negó ni afirmó que ellos, de hecho, realmente echaban fuera los demonios; Él empleó esta declaración solamente como discusión para probar Su punto).
28 Y si por el Espíritu de Dios (Jesús no echó fuera a los demonios porque Él era Dios, sino como un hombre lleno del Espíritu) yo echo fuera los demonios (espíritus demoníacos), ciertamente ha llegado el Reino de Dios a vosotros (colocó a los Fariseos en una posición indefendible; si el Espíritu de Dios realmente Le ayudaba y Él ya había puesto en claro que tal cosa no se podían hacer sin el Espíritu de Dios, entonces deben admitir que Él es el Mesías; ¡su acusación resultó prematuro, o sea les salió el tiro por la culata!).
29 Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte (Satanás se representa lo que es fuerte — más fuerte que los hombres), y saquear sus alhajas (lo que hizo Jesús en la Cruz), si primero no prendiere al hombre fuerte? (Solamente Jesús podía atar a este hombre fuerte.) y entonces saqueará su casa (en el Calvario Satanás fue derrotado totalmente [Col. 2:14-15]).
30 El que no está Conmigo, contra Mí es (es imposible tomar una posición neutral con respecto a Cristo; la palabra "contra" denota oposición intensa); y el que Conmigo no recoge, desparrama (se refiere a la Verdad de que una persona no puede estar en favor de "Cristo" y en "contra" de Sus verdaderos siervos; la Presencia de Emanuel pone en prueba todo y a todos).
31 Por tanto os digo (dirigiéndose a la declaración más temible), Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres (sólo si confiesan correctamente el pecado al Señor [I Jn. 1:9]): mas la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada a los hombres (cuando Lo acusaban de echar fuera a los demonios por el poder de Satanás, cuando en realidad Él lo hacía por el poder del Espíritu Santo, ellos blasfemaron al Espíritu de Dios; blasfemar al Espíritu Santo solamente puede cometerse por alguien que profesa conocer al Señor, como los Fariseos de antigüedad, o bien lo han conocido una vez, y después Le dieron la espalda a Él; aquéllos, los inconversos que nunca han conocido al Señor, no pueden blasfemar el Espíritu Santo simplemente porque no tienen ningún conocimiento verdadero del Espíritu).
32 Y cualquiera que hablare contra el Hijo del Hombre, le será perdonado (de nuevo, si busca el perdón): mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este mundo, ni en el venidero (¡tal persona está condenada! sin embargo, estas declaraciones no significan que un reincidente no puede regresar al Señor; pero sí significan que aquél que realmente ha blasfemado al Espíritu Santo, no tendrá deseo alguno de acercarse al Señor, pero de hecho, seguirá oponiéndose a Él; cualquier persona que desea venir al Señor, ese deseo que está puesto allí por el Espíritu Santo, puede hacer que vuelva [Apoc. 22:17]).
EL FRUTO BUENO
Y CORRUPTO
33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno; o haced el árbol corrompido, y su fruto dañado: porque por el fruto es conocido el árbol (un solo árbol no puede producir fruta buena y fruta corrompida; ya sea los Fariseos tenían razón o Él tenía razón; ¡ambos no podían tener razón! Su fruto era bueno, ya que producía vidas cambiadas; el fruto de ellos no producía nada más que corrupción).
34 Generación de víboras (Jesús llamó a los Fariseos serpientes, y lo hizo en sus caras), ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? (A raíz de ser malvados, no podían producir el fruto bueno.) porque de la abundancia del corazón habla la boca (las palabras de los hombres revelan sus pensamientos y su carácter).
35 El hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas (el "hombre bueno" de este Versículo es lo mismo que el "árbol bueno" del Versículo 33; así como el "árbol bueno" producirá la fruta buena, asimismo, el "hombre bueno" producirá el "buen tesoro" de su corazón): y el hombre malo del mal tesoro saca malas cosas (un corazón malvado no puede hacer lo contrario).
36 Mas yo os digo, Que toda palabra ociosa que hablaren los hombres (tiene que ver con afirmaciones de justicia que no existían), de ella darán cuenta en el Día del Juicio (el Juicio del Gran Trono Blanco [Apoc. 20:11-15]).
37 Porque por tus palabras serás justificado (una confesión de Cristo y del precio que Él pagó en la Cruz, justifica a cualquier persona [Rom. 5:1-2]), y por tus palabras serás condenado (una confesión de otra cosa fuera de Cristo y de la Cruz será condenada, es decir, "estará perdido eternamente").
LA SEÑAL DE JONÁS
38 Entonces respondiendo algunos de los Escribas y de los Fariseos (los Escribas eran parte de los Fariseos, porque compartían la misma doctrina), diciendo, Maestro (educador), deseamos ver de Ti señal (¡habían señales incontables! por ejemplo, acababan de ver al hombre ciego, mudo y endemoniado instantáneamente librado y sanado; la señal, sin embargo, que de hecho querían, no era la Liberación del pecado y de sus efectos, sino liberación de Roma).
39 Y Él respondió y les dijo, La generación mala y adúltera demanda señal ("adúltera" se refiere a la infidelidad espiritual de Israel a Dios; estaban cometiendo adulterio espiritual, que significa que ellos estaban adorando algo ajeno de Dios; si hubieran adorado a Dios, hubieran aceptado a Cristo); mas señal no le será dada, sino la señal del Profeta Jonás (Él hablaba de Su Muerte y Resurrección):
40 Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches; así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la Tierra tres días y tres noches (Cristo estaría muerto tres días y tres noches; durante este tiempo, Él estaría en el Paraíso y predicaría a los espíritus en prisión quienes eran los ángeles caídos [Luc. 23:43; I Ped. 3:19-20] no hay registro alguno en Las Escrituras que indica que Jesús estaba en el lado ardiente del Infierno, como algunos lo enseñan).
41 Los hombres de Nínive se levantarán en el Juicio con esta generación, y la condenarán (Jesús proclama aquí que los Gentiles de Níneve eran más justos que los Fariseos, porque ellos se arrepintieron, mientras que los Fariseos no lo hicieron; esto enfureció a estos líderes religiosos): porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y, he aquí, más que Jonás en este lugar ("esta generación" de Israel, fue visitada por nada menos que el Hijo de Dios, mientras que Níneve fue privilegiado por oír solamente al Profeta Jonás; también, Cristo realizó los milagros más grandes que jamás habían acontecidos, mientras que Jonás no realizó ninguno; Israel no tenía excusa alguna).
42 La reina del sur (la Reina de Sabá, otra Gentil) se levantará en el Juicio con esta generación, y la condenará: porque vino de los fines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón; y, he aquí, más que Salomón en este lugar (esta mujer marca un nivel más alto de la investigación y de la Fe, ya que ella viajó una gran distancia para oír la sabiduría de Salomón; por contraste, Jesús vino directamente a Israel, pero todavía no Lo recibieron, aunque Él era mucho mayor que Salomón tanto en sabiduría como en poder; ¡Qué acusación!).
EL REGRESO DE LOS
ESPÍRITUS INMUNDOS
43 Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre (se refiere a Israel, los espíritus inmundos se retiraban de Cristo), anda (el espíritu inmundo) por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla (estos espíritus de las tinieblas en realidad no fueron echados fuera de Israel, sino solamente retirados de Cristo, porque Él era el Hombre más fuerte).
44 Entonces (el espíritu inmundo) dice, Me volveré a mi casa de donde salí (lo que sucedió cuando Israel rechazó a Cristo); y cuando viene (el espíritu maligno), la halla (Israel) desocupada (vacío del Espíritu de Dios), barrida (limpio de las cosas de Dios, quiere decir que no quedaba nada de Dios), y adornada (lleno de rituales religiosos).
45 Entonces va (el espíritu maligno), y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados moran allí (lo que sucedió cuando Israel rechazó a Cristo): y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así también acontecerá a esta generación mala (por haber rechazado a Cristo, ahora Israel se encontraba peor que antes de que Él viniera; ocurre igual con la Iglesia moderna, en que escucha el Mensaje de la Cruz, y luego lo rechaza).
LA FAMILIA VERDADERA
DE CRISTO
46 Y estando Él (Cristo) aún hablando a la multitud (el Mensaje terrible que Él acaba de proclamar referente al estado presente y futuro de Israel), he aquí, Su madre y Sus hermanos estaban fuera, que Le querían hablar (Jesús estaba probablemente en una casa particular, con la casa llena de gente, sin más lugar para que otros entraran, por lo tanto, Su familia no podía llegar donde Él; su deseo de hablar con Él no era en un sentido positivo).
47 Y Le dijo uno, He aquí, Tu madre y Tus hermanos están fuera, que Te quieren hablar (tenían cosas que decirle a Él, pero pocos desearon escuchar lo que Él quería decirles a ellos; felizmente, iba a ser diferente después de Su Muerte y Resurrección).
48 Y respondiendo Él al que Le decía esto dijo, ¿Quién es Mi madre y quiénes son Mis hermanos? (Refuta totalmente las afirmaciones hechas más adelante por la Iglesia Católica.)
49 Y extendiendo Su Mano hacia Sus Discípulos (se refiere a los primeros Doce, pero no se limita a ellos, pues se refiere a cualquiera y a todos los que Le siguen a Él, como el siguiente Pasaje lo expresa), dijo, ¡He aquí, Mi madre y Mis hermanos!
50 Porque todo aquel (aumenta las dimensiones de su familia para incluir a todos los que le siguen a Él) que hiciere la Voluntad de Mi Padre que está en los Cielos (proclama los requisitos para llegar a ser parte de la Familia de Dios), ése es Mi hermano, y hermana, y madre (Él no pone importancia alguna en el nacimiento físico, sino que pone más importancia en el nacimiento espiritual).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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