03 March 2015

El 3 de marzo Lectura Bíblica Diaria





El 3 de marzo Lectura Bíblica Diaria:

Lamentaciones 5 a Ezequiel 2:
Recuerda, Señor, lo que nos ha sucedido; toma en cuenta nuestro oprobio. Nuestra heredad ha caído en manos extrañas; nuestro hogar, en manos de extranjeros. No tenemos padre, hemos quedado huérfanos; viudas han quedado nuestras madres. El agua que bebemos, tenemos que pagarla; la leña, tenemos que comprarla. Los que nos persiguen nos pisan los talones; estamos fatigados y no hallamos descanso. Entramos en tratos con Egipto y con Asiria para conseguir alimentos. Nuestros padres pecaron y murieron, pero a nosotros nos tocó el castigo. Ahora nos gobiernan los esclavos, y no hay quien nos libre de sus manos. Exponiéndonos a los peligros del desierto, nos jugamos la vida para obtener alimentos. La piel nos arde como un horno; ¡de hambre nos da fiebre! En Sión y en los pueblos de Judá fueron violadas casadas y solteras. A nuestros jefes los colgaron de las manos, y ni siquiera respetaron a nuestros ancianos. A nuestros mejores jóvenes los pusieron a moler; los niños tropezaban bajo el peso de la leña. Ya no se sientan los ancianos a las puertas de la ciudad; no se escucha ya la música de los jóvenes. En nuestro corazón ya no hay gozo; la alegría de nuestras danzas se convirtió en tristeza. Nuestra cabeza se ha quedado sin corona. ¡Ay de nosotros; hemos pecado! Desfallece nuestro corazón; se apagan nuestros ojos, porque el monte Sión se halla desolado, y sobre él rondan los chacales. Pero tú, Señor, reinas por siempre; tu trono permanece eternamente. ¿Por qué siempre nos olvidas? ¿Por qué nos abandonas tanto tiempo? Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos; devuélvenos la gloria de antaño. La verdad es que nos has rechazado y te has excedido en tu enojo contra nosotros.
Ezequiel 1 y 2:
En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado. (En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los caldeos, el Señor le dirigió la palabra, y su mano se posó sobre él.) De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente. También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes, cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas. Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de ternero y brillaban como el bronce bruñido. En sus cuatro costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas, y las alas se tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de frente. Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de toro; y por detrás, de águila. Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos se cubrían el cuerpo. Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar. Estos seres vivientes parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos. Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo. Miré a los seres vivientes de cuatro caras, y vi que en el suelo, junto a cada uno de ellos, había una rueda. Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir, brillaban como el topacio y tenían la misma forma. Su estructura era tal que cada rueda parecía estar encajada dentro de la otra. Las ruedas podían avanzar en las cuatro direcciones sin tener que volverse. Las cuatro ruedas tenían grandes aros y estaban llenas de ojos por todas partes. Cuando los seres vivientes avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo, y cuando se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas. Los seres iban adonde el espíritu los impulsaba, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Cuando los seres se movían, las ruedas también se movían; cuando se detenían, las ruedas también se detenían; cuando se elevaban del suelo, las ruedas también se elevaban. Las ruedas hacían lo mismo que ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Sobre las cabezas de los seres vivientes había una especie de bóveda, muy hermosa y reluciente como el cristal. Debajo de la bóveda las alas de estos seres se extendían y se tocaban entre sí, y cada uno de ellos tenía otras dos alas con las que se cubría el cuerpo. Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como el tumultuoso ruido de un campamento militar. Cuando se detenían, replegaban sus alas. Luego, mientras estaban parados con sus alas replegadas, se produjo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas. Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano. De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado de fuego. De su cintura para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor a su alrededor. El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba. Esa voz me dijo: "Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte." Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie, y pude oír al que me hablaba. Me dijo: "Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus antepasados se han rebelado contra mí hasta el día de hoy. Te estoy enviando a un pueblo obstinado y terco, al que deberás advertirle: Así dice el Señor omnipotente. Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta. Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado. Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras. Tú, hijo de hombre, atiende bien a lo que te voy a decir, y no seas rebelde como ellos. Abre tu boca y come lo que te voy a dar." Entonces miré, y vi que una mano con un rollo escrito se extendía hacia mí. La mano abrió ante mis ojos el rollo, el cual estaba escrito por ambos lados, y contenía lamentos, gemidos y amenazas.



Salmos 81 Nueva Versión Internacional:
Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob! ¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa! Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta. Éste es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob. Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto. Escucho un idioma que no entiendo: "Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto. En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah. "Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré. "Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera. "Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos, ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios! Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados. Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría."



Proverbios 15 Nueva Versión Internacional:
La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. La lengua de los sabios destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades. Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos. La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu. El necio desdeña la corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia. En la casa del justo hay gran abundancia; en las ganancias del malvado, grandes problemas. Los labios de los sabios esparcen conocimiento; el corazón de los necios ni piensa en ello. El Señor aborrece las ofrendas de los malvados, pero se complace en la oración de los justos. El Señor aborrece el camino de los malvados, pero ama a quienes siguen la justicia. Para el descarriado, disciplina severa; para el que aborrece la corrección, la muerte. Si ante el Señor están el sepulcro y la muerte, ¡cuánto más el corazón humano! Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios. El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu. El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías. Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz siempre es día de fiesta. Más vale tener poco, con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias. Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio. El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua. El camino del perezoso está plagado de espinas, pero la senda del justo es como una calzada. El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre. Al necio le divierte su falta de juicio; el entendido endereza sus propios pasos. Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan. Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna. El sabio sube por el sendero de vida, para librarse de caer en el sepulcro. El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene intactos los linderos de las viudas. El Señor aborrece los planes de los malvados, pero le agradan las palabras puras. El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá. El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad. El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos. Una mirada radiante alegra el corazón, y las buenas noticias renuevan las fuerzas. El que atiende a la crítica edificante habitará entre los sabios. Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo; atender a la reprensión es ganar entendimiento. El temor del Señor es corrección y sabiduría; la humildad precede a la honra.



El Libro de Los Hechos Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 13
(45 d.C.)
EL PRIMER VIAJE MISIONERO



HABÍA entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, Profetas y Doctores (el Espíritu Santo, como veremos, cambia el énfasis de Jerusalén a esta ciudad de Siria); Bernabé, y Simón el que se llamaba Níger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando (se refiere a la adoración), dijo el Espíritu Santo (el Espíritu Santo todavía habla, por lo menos a todos quiénes tienen una relación correcta, y todos pueden tenerla si así lo desea), Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado (expresa una Orden fuerte; en otras palabras, no es una sugerencia; el Señor hace el llamado, no el hombre).
CHIPRE
3 Entonces habiendo ayunado y orado (la Iglesia Primitiva era una Iglesia de oración; es una pena que no se puede decir lo mismo de la Iglesia moderna), y puesto las manos encima de ellos (significaba las Bendiciones de la Iglesia sobre Pablo y Bernabé), los despidieron (representa, lo que es conocido, el primer viaje Misionero a nuevos lugares para el preciso propósito de establecer nuevas Iglesias).
4 Y ellos, enviados así por el Espíritu Santo (presenta el Espíritu no sólo llamándoles, sino enviándoles también; a causa de la Cruz, el Espíritu Santo ahora tiene mucho más libertad para obrar dentro de nuestras vidas), descendieron a Seleucia; y de allí navegaron a Chipre (representaba un viaje de unos ciento cincuenta kilómetros [cien millas]; también, Chipre era el hogar de la infancia de Bernabé, donde sin duda aún tenía muchos amigos [Hch. 4:36]).
5 Y llegados a Salamina (una de las ciudades principales en la Isla de Chipre), anunciaban la Palabra de Dios en las Sinagogas de los Judíos (al llegar a una nueva ciudad, Pablo normalmente iba primero a la Sinagoga y ministraba; era al Judío primero, y después al Gentil): y tenían también a Juan en el ministerio (habla de Juan Marcos, que escribió uno de los Cuatro Evangelios que lleva su nombre; él era su ayudante).
6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos (la Capital de Chipre), hallaron un hombre mago, falso profeta, Judío, llamado Barjesús (este hombre afirmó ser de Dios, pero en realidad era de Satanás):
7 El cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente (andaba este hechicero con él; ya que era un pagano, él no comprendía la diferencia entre la hechicería y lo que era legítimo de Dios); éste, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la Palabra de Dios (las noticias de la llegada de estos hombres habían circulado por todas partes).
8 Mas les resistía Elimas el encantador (que así se interpreta su nombre) (vio una amenaza en Pablo y Bernabé), procurando apartar de la fe al procónsul (quiere decir que el Gobernador creía el Mensaje de Jesucristo, como lo presentó Pablo y Bernabé).
9 Entonces Saulo, (que también es Pablo) (presenta aquí el cambio de nombre; él se referirá como Pablo de aquí en adelante; "Pablo" es el derivado Romano del Hebreo "Saulo"), lleno del Espíritu Santo (no sólo habla de una condición continua, sino que al parecer indica una nueva Unción especial), poniendo en él los ojos (obedeció según la dirección del Espíritu Santo),
10 Dijo, O, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda Justicia (era el Don del "Discernimiento de espíritus" [I Cor. 12:10]), ¿no cesarás de trastornar los Caminos Rectos del Señor? (Expone que este hechicero que afirmaba ser de Dios no era de Dios del todo, sino más bien de Satanás.)
11 Ahora pues, he aquí, la Mano del Señor está sobre ti (mejor se hubiera traducido, "está contra ti"), y serás ciego, que no veas el sol por tiempo (indica que había oportunidad para el Arrepentimiento; en otras palabras, era un castigo remediador). Y luego cayeron en él oscuridad y tinieblas (usadas por el Espíritu Santo para enseñar a este hombre que su mensaje era "tinieblas"); y andando alrededor, buscaba quién le condujese por la mano (indica que él ahora no tenía seguidores debido a que se descubrió lo que realmente era, ¡un impostor!).
12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó (aceptó al Señor Jesucristo como su Salvador), maravillado de la Doctrina del Señor (habla de que esta "Doctrina" no era solamente retórica, sino que iba acompañada con Poder también).
13 Y partidos de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Pamphylia (los presenta regresando al continente desde la Isla de Chipre): entonces Juan, apartándose de ellos, se volvió a Jerusalén (habla de Marcos quien escribió el Evangelio que lleva su nombre; aunque el Espíritu Santo calla en cuanto al motivo por la cual Marcos hizo esto, sabemos que su marcha causó apuros en este Equipo Misionero [Hch. 15:37-39]).
PISIDIA
14 Y ellos pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia (se refiere a la Antioquía que no es la Antioquía de Siria, donde la Iglesia madre se ubicaba [Hch. 13:1]), y entrando en la Sinagoga un Día Sábado, se sentaron (hace referencia a asientos especiales, por lo tanto insinuando que ellos estaban dispuestos a hablar si los invitaran, como era la costumbre en la Sinagoga).
15 Y después de la lectura de la Ley y de los Profetas (se refiere a la costumbre), los Dirigentes de la Sinagoga enviaron a ellos, diciendo, Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad (como se mencionó, era por lo general la manera en que Pablo comenzaba su Evangelización en cualquier lugar; primero iba a la Sinagoga Judía, y luego a los Gentiles).
LA SALVACIÓN POR LA FE
16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dice, Varones Israelitas, y los que teméis a Dios (los Gentiles que asistieron a las Sinagogas Judías se les daban un lugar particular para sentarse, y los llamaban "los que teméis a Dios"), oíd (vemos la esencia del Mensaje de Pablo, pero no entra en mucho detalle en el registro de los sermones posteriores).
17 El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros Padres (presenta a Pablo comenzando su Mensaje así como Esteban lo había hecho en años anteriores), y ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.
18 Y por tiempo como de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto (su mala educación).
19 Y destruyendo siete naciones en la tierra de Canaán (se refiere a los Cananeos, Heteos, Gergeseos, Amorreos, Heveos, Perezeos y Jebuseos), les repartió por suerte la tierra de ellas (habla del Urim y Tumim; dio porciones diferentes a las distintas Tribus).
20 Y después, como por cuatrocientos y cincuenta años, les dio jueces hasta el Profeta Samuel (Samuel era el último Juez, y el primer hombre en la Oficina de Profeta).
21 Y entonces demandaron rey: y les dio Dios a Saúl, hijo de Cis, varón de la Tribu de Benjamín, por cuarenta años (quiere decir que él gobernó durante cuarenta años).
22 Y cuando Él (Dios) había quitado aquél (Saúl), les levantó por rey a David (David estaba destinado a ser el primer rey de Israel, pero la gente salió en falso, por así decirlo; ellos exigieron un rey y consiguieron a Saúl, que resultó ser un desastre); el que dio también testimonio, diciendo, He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a Mi Corazón, el cual hará todo lo que Yo quiero.
23 De la simiente de éste (la simiente de David), Dios, conforme a la Promesa, levantó a Jesús por Salvador a Israel (el Apóstol ahora introduce Al Que es la Causa y la Razón de todo; Él es el único "Salvador"):
24 Predicando Juan delante de la faz de Su venida el Bautismo de Arrepentimiento a todo el pueblo de Israel (el Ministerio de Juan el Bautista).
25 Mas como Juan cumpliese su carrera, dijo, ¿Quién pensáis que soy? No soy yo Él. Mas, he aquí, viene tras mí Uno, cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar (Juan sin rodeos anuncia que él no es el Mesías, sino que es Jesús).
26 Varones Hermanos, hijos del linaje de Abraham (los Judíos), y los que entre vosotros temen a Dios (los Gentiles), a vosotros es enviada la palabra de esta Salud (presenta a Pablo, sin apología, inclusive a los Gentiles en este gran Plan de Salvación).
27 Porque los que habitaban en Jerusalén, y sus Dirigentes (apunta a los asesinos de Cristo), no conociendo a Éste (implica una ignorancia voluntariosa que causó una ceguera voluntariosa), y las voces de los Profetas que se leen todos los Sábados (los Profetas les hablaron de Cristo, pero ellos no creyeron), las cumplieron, condenándolo (Isa., cap. 53).
28 Y sin hallar en Él causa de muerte (ellos se opusieron a Él desde un principio; Lo oyeron con mentes cerradas y, por lo tanto, taparon sus oídos), pidieron a Pilato que le matasen.
29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de Él estaban escritas (lo que los Profetas habían predicho), quitándolo del madero (habla de la Cruz; haga observación, tanto Pablo como Pedro usó el término "madero" para referirse a la Cruz; se deriva de Deut. 21:23), lo pusieron en el sepulcro.
30 Mas Dios le levantó de los muertos (así como Pablo proclamaba la Crucifixión de Jesús, ahora proclama Su Resurrección):
31 Y Él fue visto por muchos días de los que habían subido juntamente con Él de Galilea a Jerusalén (concierne a varias apariciones por un período de unos cuarenta días), los cuales son Sus testigos al pueblo (Pablo plantea el caso que hubieron demasiadas apariciones para que se negara Su Resurrección).
32 Y nosotros también os anunciamos el Evangelio (habla de las Buenas Nuevas del Evangelio, todo envuelto en Cristo) de aquella Promesa que fue hecha a los Padres (tenía sus principios en Gén. 3:15, y abarcaba la totalidad de la historia del Antiguo Testamento),
33 La cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos (quiere decir simplemente que el Señor hizo exactamente lo que Él había Prometido), a nosotros, resucitando a Jesús (la Resurrección); como también en el Salmo Segundo está escrito, Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy (se refiere a la Encarnación cuando la Segunda Persona de la Trinidad Divina tomó un cuerpo humano perfecto, a fin de que fuera ofrecido como Sacrificio para Redimir a la humanidad [Isa. 7:14; 9:6; Fil. 2:5-11]).
34 Y que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción (esta frase revela que Jesús fue resucitado de los muertos, tiene más importancia que cuando Él entró en el domicilio de la muerte; Él murió con un Cuerpo humano, normal, aunque Perfecto, pero fue resucitado con un Cuerpo Glorificado), así lo dijo, Os daré las misericordias fieles de David (en realidad se refiere al Señor Jesucristo, Que encarna todas estas grandes "Misericordias" [Isa. 55:3]).
35 Por eso dice también en otro lugar, No permitirás que Tu Santo vea corrupción (se refiere a Sal. 16:10; este pasaje, como muchos otros, derriba "la Doctrina de que Jesús murió Espiritualmente"; si Jesús se hubiera ido al Infierno ardiente cuando Él murió, y hubiera sufrido allí por tres días y noches como algunos afirman, definitivamente Él habría visto la corrupción; pero Él no fue allí).
36 Porque a la verdad David, habiendo servido en su generación conforme a la Voluntad de Dios, durmió (se refiere a la muerte de David), y fue juntado con sus Padres, y vio corrupción (demuestra que el gran Convenio Davídico perteneció al hijo mayor de David, y no a David mismo):
37 Mas Aquél que Dios levantó, no vio corrupción (este Mensaje de Pablo es muy similar al de Pedro en Hch. cap. 2).
38 Por tanto, varones Hermanos, sabed que por Éste os es anunciada remisión de pecados (presenta a Jesús como habiendo pagado el precio por la Redención del hombre, y por Él Solo puede haber "perdón de pecados"):
39 Y de todas las cosas que por la Ley de Moisés no pudisteis ser justificados (dogmáticamente y sin apología alguna, aparta la Ley de Moisés como algo vacío de la capacidad de justificar al individuo con Dios), en Éste (lo que Él hizo en la Cruz) es justificado todo aquel que creyere (La Escritura claramente dice, "todas las cosas," no sólo algunas cosas).
40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los Profetas (habla del Juicio de Dios, y claramente dice que le vendrá a los que rechazan la Verdad);
41 Mirad, O menospreciadores, y entonteceos, y desvaneceos ([Hab. 1:5] habló de Israel que rechazó a Cristo, y es verídico para todos los que rechazan a Cristo, quienquiera y dondequiera que pudieran estar): porque yo obro una obra en vuestros días, obra que no creeréis, si alguien os la contare (predice la incredulidad de la humanidad con respecto a Jesucristo como la fuente de toda la Salvación).
42 Y saliendo ellos de la Sinagoga de los Judíos (indica que algunos estaban molestos con las declaraciones de Pablo), los Gentiles les rogaron que el Sábado siguiente les hablasen estas palabras (habla de aquellos Gentiles que se refieren como "temerosos de Dios," que estaban en la Sinagoga y oyeron el Mensaje de Pablo).
43 Y despedida la congregación, muchos de los Judíos y de los religiosos prosélitos (los Gentiles que habían aceptado el Judaísmo) siguieron a Pablo y a Bernabé (deseaban oír más): los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en la Gracia de Dios (no sólo deben aceptar a Cristo, sino también seguir en Cristo).
LA OPOSICIÓN
44 Y el Sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad a oír la Palabra de Dios (durante la semana de intervalo, parece ser que los nuevos convertidos rápidamente extendían el Mensaje de la Gracia mediante Jesucristo; en consecuencia, hay una gran muchedumbre durante ese Día Sábado en particular para escuchar el Evangelio).
45 Mas los Judíos, visto el gentío, se llenaron de celos (no esperaban esta gran multitud), y se oponían a lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando (los líderes de la Sinagoga procuraban contradecir a Pablo, y blasfemaban a Cristo también).
46 Entonces Pablo y Bernabé, hablaron con valor (el Espíritu Santo les dio este valor), y dijeron, A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase la Palabra de Dios (había que dársela primero a los Judíos): pero ya que la desecháis, y os juzgáis indignos de la Vida Eterna, he aquí, nos volvemos a los Gentiles (proclama una declaración de una magnitud de gran alcance; se diría que esto era el principio de la Civilización Occidental).
47 Porque así nos ha Mandado el Señor (habla no sólo de Su Llamado Personal, sino también de la Profecía pronunciada por Isaías), diciendo, Te he puesto para Luz de los Gentiles (es tomada de Isa. 49:6, y se refiere al Mesías), para que seas Salvación hasta lo postrero de la Tierra (la Salvación ofrecida por Cristo está destinado para el mundo entero).
48 Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la Palabra del Señor (sabían que esto tenía que ver con ellos mismos, y esto trajo gran gozo, justo como se debía de hacer): y creyeron todos los que estaban ordenados para Vida Eterna (quiere decir que Dios ha designado y ha provisto la Vida Eterna para todos los que creen [Jn. 3:15-20; Rom. 1:16; 10:9-10; I Tim. 2:4; II Ped. 3:9; Apoc. 22:17]).
49 Y la Palabra del Señor era sembrada por toda aquella provincia (no dijo la Iglesia, o alguna institución religiosa, etc., sino "la Palabra del Señor"; esto nos muestra dónde se debe hacer hincapié).
50 Mas los Judíos (aquellos que se opusieron al Evangelio) concitaron mujeres piadosas y devotas (parece indicar a las mujeres entre los Prosélitos Gentiles), y a los Principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé (quiere decir que estas personas creyeron las mentiras que les dijeron acerca de estos dos), y los echaron de sus términos (no simplemente les solicitaron para que se marcharan, sino que fueron expulsados a la fuerza; no hay evidencia de ninguna violencia física, pero definitivamente hay evidencias de amenazas con violencia física).
51 Ellos entonces sacudiendo en ellos el polvo de sus pies (presenta lo que Jesús Mandó que Sus Discípulos hicieran en estas circunstancias [Mat. 10:14; Marc. 6:11; Luc. 9:5; 10:11]), vinieron a Iconio (una ciudad al sur de la Provincia Romana de Galacia).
52 Y los Discípulos estaban llenos de gozo (declara que el Espíritu Santo los informó de que el problema en Antioquía no era culpa suya; esto les trae un gran gozo), y del Espíritu Santo (quiere decir que el Espíritu de Dios era el Autor de este "gozo").



1 Corintios 13 Nueva Versión Internacional:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.



Hebreos 10:35-12:4 Nueva Versión Internacional:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8 Nueva Versión Internacional:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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