24 January 2015

El 24 de enero Lectura Bíblica Diaria





El 24 de enero Lectura Bíblica Diaria:


Levítico 15 a 17:

El Señor les ordenó a Moisés y a Aarón que les dijeran a los israelitas: "Si algún hombre tiene un derrame seminal, tal derrame es impuro, lo mismo que el hombre, ya sea que su órgano sexual emita el flujo o que el flujo obstruya el órgano. "El flujo causa impureza en los siguientes casos: "Será impura toda cama donde se acueste el afectado por el flujo, lo mismo que todo objeto sobre el que se siente. "Todo el que toque la cama del afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Todo el que se siente donde se haya sentado el afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Todo el que toque el cuerpo del afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer. "Si el afectado por el flujo escupe sobre alguien no contaminado, éste deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Toda montura sobre la que cabalgue el afectado por el flujo quedará impura. "Todo el que toque algún objeto que haya estado debajo del afectado por el flujo quedará impuro hasta el anochecer; el que transporte dicho objeto deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Si el afectado por el flujo toca a alguien sin haberse lavado las manos con agua, el que fue tocado deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Si el afectado por el flujo toca alguna vasija de barro, se romperá la vasija; si toca algún utensilio de madera, éste deberá lavarse con agua. "Si al afectado le cesa el flujo, deberá esperar siete días para el rito de su purificación. Se lavará la ropa y se bañará con agua de manantial, y así quedará puro. Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma, y se presentará ante el Señor, a la entrada de la Tienda de reunión. Allí entregará las aves al sacerdote, quien ofrecerá una como sacrificio expiatorio y la otra como *holocausto. Así, en presencia del Señor, el sacerdote hará propiciación por el afectado a causa de su flujo. "Cuando un hombre tenga una eyaculación, deberá bañarse todo el cuerpo, y quedará impuro hasta el anochecer. Toda ropa o piel sobre la que haya caído semen deberá lavarse con agua, y quedará impura hasta el anochecer. "Cuando un hombre y una mujer tengan relaciones sexuales con eyaculación, ambos deberán bañarse, y quedarán impuros hasta el anochecer. "Cuando a una mujer le llegue su menstruación, quedará impura durante siete días. "Todo el que la toque quedará impuro hasta el anochecer. "Todo aquello sobre lo que ella se acueste mientras dure su período menstrual quedará impuro. "Todo aquello sobre lo que ella se siente durante su período menstrual quedará impuro. "Todo el que toque la cama de esa mujer deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Todo el que toque algún objeto donde ella se haya sentado, deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Si alguien toca algún objeto que estuvo sobre su cama o en el lugar donde ella se sentó, quedará impuro hasta el anochecer. "Si un hombre tiene relaciones sexuales con esa mujer, se contaminará con su menstruación y quedará impuro durante siete días. Además, toda cama en la que él se acueste quedará también impura. "Cuando una mujer tenga flujo continuo de sangre fuera de su período menstrual, o cuando se le prolongue el flujo, quedará impura todo el tiempo que le dure, como durante su período. "Toda cama en la que se acueste mientras dure su flujo quedará impura, como durante su período. "Todo aquello sobre lo que se siente quedará impuro, como durante su período. "Todo el que toque cualquiera de estos objetos quedará impuro. Deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. "Cuando ella sane de su flujo, deberá esperar siete días para el rito de su purificación. Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma, y los llevará a la entrada de la Tienda de reunión, donde se los entregará al sacerdote, quien ofrecerá uno como sacrificio expiatorio y el otro como holocausto. Así, en presencia del Señor, el sacerdote hará propiciación por ella a causa de su flujo. Üstedes deben mantener apartados de la impureza a los israelitas. Así evitarán que ellos mueran por haber contaminado mi santuario, que está en medio de ellos. "Esta ley se aplicará a quien quede impuro por derrame seminal, a la que tenga flujo menstrual, al hombre y a la mujer que tenga relaciones sexuales con eyaculación, y a quien tenga relaciones sexuales con una mujer impura." El Señor le habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, quienes murieron al acercarse imprudentemente al Señor. Le dijo el Señor a Moisés: "Dile a tu hermano Aarón que no entre a cualquier hora en la parte del santuario que está detrás de la cortina, es decir, delante del propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera cuando yo aparezca en la nube por encima del propiciatorio. "Aarón deberá entrar en el santuario con un novillo para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto. Se pondrá la túnica sagrada de lino y la ropa interior de lino. Se ceñirá con la faja de lino y se pondrá la tiara de lino. Éstas son las vestiduras sagradas que se pondrá después de haberse bañado con agua. "De la comunidad de los israelitas, Aarón tomará dos machos cabríos para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto. Después de que haya ofrecido el novillo del sacrificio expiatorio como propiciación por él y por su familia, tomará los dos machos cabríos y los presentará ante el Señor, a la entrada de la Tienda de reunión. Entonces Aarón echará suertes sobre los dos machos cabríos, uno para el Señor y otro para soltarlo en el desierto. Aarón ofrecerá como sacrificio expiatorio el macho cabrío que le tocó al Señor, pero presentará vivo ante el Señor, como propiciación, el macho cabrío que soltará en el desierto; es decir, lo enviará a Azazel. "Aarón presentará el novillo para su propio sacrificio expiatorio, y hará propiciación por él y por su familia. Degollará el novillo para su propio sacrificio expiatorio; luego tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas, junto con dos puñados llenos de incienso aromático en polvo, y los llevará tras la cortina; colocará entonces el incienso sobre el fuego, en presencia del Señor, para que la nube de incienso cubra el propiciatorio que está sobre el arca del pacto. De esa manera Aarón no morirá. Después tomará un poco de la sangre del novillo y la rociará con su dedo al costado oriental del propiciatorio; la rociará delante del propiciatorio siete veces. "Luego degollará el macho cabrío del sacrificio expiatorio en favor del pueblo. Llevará su sangre detrás de la cortina, y hará con esa sangre lo mismo que hizo con la del novillo: la rociará sobre y delante del propiciatorio. Así hará propiciación por el santuario para purificarlo de las impurezas y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados. Hará lo mismo por la Tienda de reunión, que está entre ellos en medio de sus impurezas. Nadie deberá estar en la Tienda de reunión desde el momento en que Aarón entre para hacer propiciación en el santuario hasta que salga, es decir, mientras esté haciendo propiciación por sí mismo, por su familia y por toda la asamblea de Israel. "Aarón saldrá luego para hacer propiciación por el altar que está delante del Señor. Tomará sangre del novillo y del macho cabrío, y la untará sobre cada uno de los cuernos del altar, y con el dedo rociará con sangre el altar siete veces. Así lo santificará y lo purificará de las impurezas de los israelitas. "Cuando Aarón haya terminado de hacer propiciación por el santuario, la Tienda de reunión y el altar, presentará el macho cabrío vivo, y le impondrá las manos sobre la cabeza. Confesará entonces todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados. Así el macho cabrío cargará con ellos, y será enviado al desierto por medio de un hombre designado para esto. El hombre soltará en el desierto al macho cabrío, y éste se llevará a tierra árida todas las iniquidades. "Entonces Aarón entrará en la Tienda de reunión, se quitará los vestidos de lino que se puso antes de entrar en el santuario, y allí los dejará. Se bañará con agua en un lugar santo y se volverá a vestir. Después saldrá y ofrecerá su propio holocausto y el del pueblo. Así hará propiciación por sí mismo y por el pueblo. Además, quemará sobre el altar la grasa del sacrificio expiatorio. "El encargado de soltar el macho cabrío en el desierto deberá lavarse la ropa y bañarse con agua. Sólo después de hacer esto podrá volver al campamento. "El novillo del sacrificio expiatorio y el macho cabrío del sacrificio expiatorio, cuya sangre se llevó para hacer propiciación por el santuario, se sacarán del campamento, y la piel, la carne y el excremento se quemarán. El que les prenda fuego deberá lavarse la ropa y bañarse. Sólo después de hacer esto podrá volver al campamento. "Éste será para ustedes un estatuto perpetuo, tanto para el nativo como para el extranjero: El día diez del mes séptimo ayunarán y no realizarán ningún tipo de trabajo. En dicho día se hará propiciación por ustedes para purificarlos, y delante del Señor serán purificados de todos sus pecados. Será para ustedes un día de completo reposo, en el cual ayunarán. Es un estatuto perpetuo. "La propiciación la realizará el sacerdote que haya sido ungido y ordenado como sucesor de su padre. Se pondrá las vestiduras sagradas de lino, y hará propiciación por el lugar santísimo, por la Tienda de reunión y por el altar. También hará propiciación por los sacerdotes y por toda la comunidad allí reunida. "Éste les será un estatuto perpetuo: Una vez al año se deberá hacer propiciación por todos los israelitas a causa de todos sus pecados." Y se hizo tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas: "Esto es lo que ha mandado el Señor: "Cuando algún israelita sacrifique una res, un cordero o una cabra dentro o fuera del campamento, será considerado culpable de haber derramado sangre si no lleva el animal a la entrada de la Tienda de reunión y lo presenta como ofrenda al Señor ante su santuario. Por lo tanto, ese israelita será eliminado de su pueblo. El propósito de este mandamiento es que los israelitas lleven al Señor los sacrificios que suelen hacer en el campo. Deberán llevarlos al sacerdote, a la entrada de la Tienda de reunión, y ofrecérselos al Señor como sacrificios de comunión. El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada de la Tienda de reunión, y quemará la grasa como aroma grato al Señor. Y nunca más volverán a ofrecer ningún sacrificio a sus ídolos que tienen forma de machos cabríos, con los que se han prostituido. Éste es un estatuto perpetuo para ellos y para sus descendientes. "Cuando algún israelita o extranjero que viva entre ustedes ofrezca un *holocausto o sacrificio y no lo lleve a la entrada de la Tienda de reunión para ofrecerlo al Señor, el tal será eliminado de su pueblo. "Cuando algún israelita o extranjero que viva entre ustedes coma cualquier clase de sangre, yo me pondré en su contra y lo eliminaré de su pueblo. Porque la vida de toda criatura está en la sangre. Yo mismo se la he dado a ustedes sobre el altar, para que hagan propiciación por ustedes mismos, ya que la propiciación se hace por medio de la sangre. Por eso les digo: Ninguno de ustedes deberá comer sangre, ni tampoco deberá comerla el extranjero que viva entre ustedes. "Cuando un israelita o algún extranjero que viva entre ustedes cace algún animal o ave que sea lícito comer, le extraerá la sangre y la cubrirá con tierra, pues la vida de toda criatura está en su sangre. Por eso les he dicho: No coman la sangre de ninguna criatura, porque la vida de toda criatura está en la sangre; cualquiera que la coma será eliminado. "Todo nativo o extranjero que coma la carne de un animal que las fieras hayan matado o despedazado, deberá lavarse la ropa y bañarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer; después de eso quedará puro. Pero si no se lava la ropa ni se baña, sufrirá las consecuencias de su pecado."



Salmo 106:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su alabanza? Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo. Recuérdame, Señor, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación. Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad. Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad. Cuando nuestros padres estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas; no tuvieron presente tu bondad infinita y se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder. Reprendió al Mar Rojo, y éste quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto. Los salvó del poder de sus enemigos, del poder de quienes los odiaban. Las aguas envolvieron a sus adversarios, y ninguno de éstos quedó con vida. Entonces ellos creyeron en sus promesas y le entonaron alabanzas. Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes. En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios. Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora. En el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el que estaba consagrado al Señor. Se abrió la tierra y se tragó a Datán; sepultó a los seguidores de Abirán. Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas consumieron a los impíos. En Horeb hicieron un becerro; se postraron ante un ídolo de fundición. Cambiaron al que era su motivo de orgullo por la imagen de un toro que come hierba. Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto: milagros en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo. Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera. Menospreciaron esa bella tierra; no creyeron en la promesa de Dios. Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no obedecieron al Señor. Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos caer en el desierto, para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y dispersarlos por todos los países. Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida. Provocaron al Señor con sus malvadas acciones, y les sobrevino una plaga. Pero Finés se levantó e hizo justicia, y la plaga se detuvo. Esto se le acreditó como un acto de justicia para siempre, por todas las generaciones. Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al Señor, y a Moisés le fue mal por culpa de ellos, pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía. No destruyeron a los pueblos que el Señor les había señalado, sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa. Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra. Tales hechos los contaminaron; tales acciones los corrompieron. La ira del Señor se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible. Por eso los entregó a los paganos, y fueron dominados por quienes los odiaban. Sus enemigos los oprimieron, los sometieron a su poder. Muchas veces Dios los libró; pero ellos, empeñados en su rebeldía, se hundieron en la maldad. Al verlos Dios angustiados, y al escuchar su clamor, se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión. Hizo que todos sus opresores también se apiadaran de ellos. Sálvanos, Señor, Dios nuestro; vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y orgullosos te alabemos. ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, eternamente y para siempre! ¡Que todo el pueblo diga: " Amén y amén."! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!



Proverbios 1:
Proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel: para adquirir sabiduría y disciplina; para discernir palabras de inteligencia; para recibir la corrección que dan la prudencia, la rectitud, la justicia y la equidad; para infundir sagacidad en los inexpertos, conocimiento y discreción en los jóvenes. Escuche esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el entendido, para discernir el proverbio y la parábola, los dichos de los sabios y sus enigmas. El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar. Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, no vayas con ellos. Éstos te dirán: "¡Ven con nosotros! y démonos el gusto de matar a algún incauto; traguémonos a alguien vivo, como se traga el sepulcro a la gente; devorémoslo entero, como devora la fosa a los muertos. Obtendremos toda clase de riquezas; con el botín llenaremos nuestras casas. Comparte tu suerte con nosotros, y compartiremos contigo lo que obtengamos." ¡Pero no te dejes llevar por ellos, hijo mío! ¡Apártate de sus senderos! Pues corren presurosos a hacer lo malo; ¡tienen prisa por derramar sangre! De nada sirve tender la red a la vista de todos los pájaros, pero aquéllos acechan su propia vida y acabarán por destruirse a sí mismos. Así terminan los que van tras ganancias mal habidas; por éstas perderán la vida. Clama la sabiduría en las calles; en los lugares públicos levanta su voz. Clama en las esquinas de calles transitadas; a la entrada de la ciudad razona: "¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento? Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos. Como ustedes no me atendieron cuando los llamé, ni me hicieron caso cuando les tendí la mano, sino que rechazaron todos mis consejos y no acataron mis reprensiones, ahora yo me burlaré de ustedes cuando caigan en desgracia. cuando les sobrevenga el miedo, cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta y la desgracia los arrastre como un torbellino. "Entonces me llamarán, pero no les responderé; me buscarán, pero no me encontrarán. Por cuanto aborrecieron el conocimiento y no quisieron temer al Señor; por cuanto no siguieron mis consejos, sino que rechazaron mis reprensiones, cosecharán el fruto de su conducta, se hartarán con sus propias intrigas; ¡su descarrío e inexperiencia los destruirán, su complacencia y necedad los aniquilarán! Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal."



El Libro de Efesios Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS


CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO, Apóstol de Jesucristo (el Apóstol se presenta como líder de facto de la Iglesia, y es así por el Mensaje especial que lleva; el mensaje de Pablo era acerca de la Gracia) por la Voluntad de Dios (el Fundamento del Llamado de Pablo), a los Santos (lo que llega a ser instantáneamente al aceptar a Cristo) y Fieles en Cristo Jesús (siempre Fiel en hacer de la Cruz el Objeto de su Fe) que están en Éfeso (a aquellos Santos y a todos los demás también, y por todas las épocas):
2 Gracia sea a vosotros, y paz (que nos viene por medio de la Cruz), de Dios Padre nuestro (un privilegio de proporciones indecibles), y del Señor Jesucristo (proclama al Salvador en asociación con el Padre).

LAS BENDICIONES
ESPIRITUALES

3 Bendito el Dios (siempre hemos de bendecir al Señor por lo que Él ha hecho por nosotros) y Padre del Señor nuestro Jesucristo (Dios es el Padre de Cristo, según Cristo es visto en Su Humanidad), El Cual nos bendijo con toda bendición espiritual (todo beneficio de la Expiación) en lugares Celestiales en Cristo (la Bendición Divina tiene su base y razón en Cristo, es nuestra en virtud de que estamos“en Él,” porque fue efectuado en la Cruz):
4 Según nos escogió en Él (no se refiere a la persona escogida, sino más bien al propósito por el cual la persona fue escogida) antes de la fundación del mundo (el Creador, al formular sus planes para el mundo, tenía presente el propósito de la Gracia Redentora), para que fuésemos Santos y sin mancha delante de Él en Amor (el propósito del “escogido”):
5 Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos (no se refiere al individuo que fue predestinado en cuanto si será salvo o perdido, sino más bien la manera por la cual llega a ser un Hijo de Dios) por Jesucristo a Sí Mismo (por medio de la Cruz), según el puro afecto de Su Voluntad (es un acto de soberanía, pero un acto basado en amor),
6 Para alabanza de la Gloria de Su Gracia (la razón definitiva), con la cual nos hizo aceptos (hecho posible por la Cruz) en el Amado (en Cristo).
7 En El Cual (en Cristo) tenemos Redención por Su Sangre (la Sangre derramada del Hijo de Dios en la Cruz es el precio de la Redención), la remisión de pecados (una remisión de su castigo), por las riquezas de Su Gracia (las riquezas de aquella Gracia nos dio la Cruz);
8 Que Él sobreabundó en nosotros (se refiere a la Gracia de Dios que es manifestada hacia nosotros en superabundancia, de nuevo, hecho posible por la Cruz) en toda sabiduría (perspicacia) e inteligencia (para resolver los problemas de cada momento de la vida);
9 Descubriéndonos el misterio de Su Voluntad (se refiere a los propósitos secretos y consejos que Dios tiene por intención de cumplirse en Su Reino), según Su beneplácito (extendido a los Creyentes), que se había propuesto en Sí Mismo (que se originó en Su Propia Mente):
10 De reunir todas las cosas (la misma corresponde a un plan bien ordenado), en la dispensación del cumplimiento de los tiempos (la Expiación no sólo se trató acerca de la Caída del hombre, sino también de la revolución de Lucifer), así las que están en los Cielos (donde comenzó la revolución de Lucifer), como las que están en la Tierra (la Caída del hombre); aun en Cristo (hecho posible por lo que Cristo hizo en la Cruz):
11 En Él (Cristo) digo, en Quien asimismo tuvimos herencia (los mejores Textos Griegos dicen, “nosotros fuimos designados como patrimonio”; por eso, los Santos son el Patrimonio de Dios, Su Posesión a través de la Obra de Cristo en la Cruz), habiendo sido predestinados conforme al propósito de Él (pertenece a la herencia que es predestinada, no el individuo quien obtendría la herencia) Quien hace todas las cosas según el Consejo de Su Propia Voluntad (por lo tanto, es perfecta):
12 Para que seamos para alabanza de Su Gloria (declara lo que está garantizado a ser, no lo que se espera ser), nosotros que antes esperamos en Cristo. (Lograremos todo esto cuando confiemos primero en Cristo, lo que quiere decir aceptando lo que Él hizo por nosotros en la Cruz.)
13 En El Cual (Cristo) esperasteis también vosotros, que escuchasteis la Palabra de Verdad (corresponde al Mensaje de la Cruz [I Cor. 1:18]), el Evangelio de vuestra Salvación (las Buenas Nuevas provistas por la Cruz): en El Cual (Cristo) también desde que creísteis (creyeron en lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz), fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa (hecho posible por la Cruz),
14 Que es las arras (adelanto inicial) de nuestra herencia (pero con la garantía que la recibiremos en la Resurrección), para la Redención de la posesión adquirida (comprado por la Sangre de Cristo, y será completamente cumplido en la Resurrección) para alabanza de Su Gloria. (Se refiere a lo que Dios ha hecho y hará, que es una victoria de proporciones asombrantes.)

ORACIÓN

15 Por lo cual también yo, habiendo oído de vuestra Fe en el Señor Jesús (la Fe en el Señor Jesús que se ejerce día a día en la vida cotidiana), y amor para con todos los Santos (son sólo aquellos que no dependen de la Obra Terminada de la Cruz, quienes carecen del amor),
16 No ceso de dar gracias por vosotros (se usó unas veintitrés veces de una u otra forma en las Epístolas de Pablo), haciendo memoria de vosotros en mis oraciones (una práctica del Apóstol ― su vida de oración intercesora);
17 Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de Gloria (nuestro Señor en Su Humanidad era adorador y obediente a Dios el Padre), os dé Espíritu de Sabiduría y Revelación para Su conocimiento (el conocimiento de Cristo, que recibimos por la Palabra, le permite al Espíritu Santo aumentar nuestra “Sabiduría y Revelación”):
18 Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento (debiera traducirse, “los ojos de su corazón habiendo sido ilustrados con el resultado presente de que están en un estado de iluminación”); para que sepáis cuál sea la esperanza de Su vocación (en cierto modo, indica lo que realmente es la esperanza), y cuáles sean las riquezas de la gloria de Su herencia en los Santos (ya no se refiere a la herencia del Santo, sino la herencia de Dios; los Santos son aquella herencia),
19 Y cuál aquella supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos (poder para vivir una vida Santa; quienes creen en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz), por la operación del poder de Su fortaleza (obra a nuestro favor según nuestra Fe en la Obra Terminada de Cristo, y por ningún otro medio),
20 La Cual (Dios el Padre) obró en Cristo, resucitándole de los muertos (lo que Él hizo por el Poder del Espíritu Santo), y colocándole a Su Diestra en los Cielos (lugar supremo de honor, dignidad y autoridad, y significa que el Sacrificio de Cristo fue aceptado totalmente),
21 Sobre todo principado, y autoridad, y poder, y dominio (posición exaltada de Cristo), y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, mas aun en el venidero (se Le ha dado a Cristo esta posición exaltada, y la retendrá para siempre, debido a la Cruz):
22 Y sometió todas las cosas debajo de Sus Pies (en ello Él cumple el destino por el cual fue creado el hombre en el principio), y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia (Él es la autoridad absoluta y final, debido a la Cruz),
23 La cual es Su Cuerpo (la Fuente de Vida de la Iglesia está en Él, apoyada y dirigida por Su Poder, además es el instrumento por el cual Él obra), la plenitud de Aquél que lo llena todo en todo. (Puesto que Cristo era el Verdadero Israel y es el Verdadero Hombre, Él es también la Verdadera Iglesia.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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