26 March 2014

El Día 26 de Marzo Lectura Bíblica Diaria




El Día 26 de marzo Lectura Bíblica Diaria:

Hosea 9 a 11:
No te alegres, Israel; no hagas fiesta como las naciones. Porque te has prostituido: ¡le has sido infiel a tu Dios! que recibes en todos los trigales. Ni el trigo ni las uvas podrán alimentarlos; el vino nuevo no tendrá el gusto que esperaban. No habitarán en la tierra del Señor; y comerá inmundicias en Asiria. No le ofrecerán al Señor más libaciones de vino, ni le serán gratos sus sacrificios. Se les volverá pan de lágrimas; quienes lo coman quedarán impuros. Tal vez les sirva para matar el hambre, pero no tendrá cabida en la casa del Señor. ¿Qué harán ustedes en los días de fiesta, o en las peregrinaciones en honor del Señor? Aunque escapen de la destrucción, los recogerá Egipto y los enterrará Menfis. Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas, y los espinos invadirán sus carpas. Han llegado los días del castigo, han llegado los días de la retribución. ¡Que lo sepa Israel! Es tan grande tu maldad, y tan intensa tu hostilidad, que al profeta se le tiene por necio, y al hombre inspirado por loco. El profeta, junto con Dios, es el centinela de Efraín, pero enfrenta trampas en todos sus caminos, y hostilidad en la casa de su Dios. Han llegado al colmo de la corrupción, como en los días de Guibeá; ¡pero Dios se acordará de sus perversidades y los castigará por sus pecados! "Cuando encontré a Israel, fue como hallar uvas en el desierto; cuando vi a sus antepasados, fue como ver higos tiernos en la higuera. y se entregaron a la vergüenza; ¡se volvieron tan detestables como el objeto de su amor! El esplendor de Efraín saldrá volando, como un ave; no habrá más concepción ni embarazo ni nacimiento. Y aun cuando vean crecer a sus hijos, yo los arrebataré de este mundo. ¡Ay de ellos cuando los abandone! He visto a Efraín y a Tiro plantados en una pradera. ¡Pero Efraín entregará sus hijos al verdugo!" Dales, Señor … ¿qué les darás? ¡Dales vientres que aborten y pechos resecos! "Toda su maldad comenzó en Guilgal; allí comencé a aborrecerlos. Por causa de sus maldades, los expulsaré de mi casa. No volveré a amarlos, pues todas sus autoridades son rebeldes. Efraín se ha marchitado: su raíz se secó y no produce fruto. Aunque llegue a tener hijos, mataré el precioso fruto de su vientre." Como no lo obedecieron, mi Dios los rechazará; ¡andarán errantes entre las naciones! Israel era una vid frondosa que daba fruto a su antojo. Pero cuanto más aumentaba su fruto, más altares se construía; cuanto más prosperaba su país, más hermosas hacía sus piedras sagradas. Su corazón es escurridizo, pero tendrá que cargar con su culpa. y devastará sus piedras sagradas. Tal vez dirán: "No hemos temido al Señor, y por eso no tenemos rey. Pero aun si lo tuviéramos, ¿qué podría hacer por nosotros?" Hablan sólo por hablar; juran en falso y hacen tratos; ¡por eso florecen los pleitos como la mala yerba en el campo! Temen los moradores de Samaria por el becerro que adoran en Bet Avén. El pueblo del becerro hará duelo por él, lo mismo que sus sacerdotes idólatras. Harán lamentos por su esplendor, porque se lo llevarán al destierro. El becerro será llevado a Asiria como tributo para el gran rey. Efraín quedará avergonzado; Israel se avergonzará de sus ídolos. Samaria y su rey desaparecerán como rama arrastrada por el agua. Serán destruidos sus santuarios paganos, lugares de pecado de Israel. ¡Cardos y espinos crecerán sobre sus altares! Entonces dirán a las montañas: "¡Cúbrannos!", y a las colinas: "¡Caigan sobre nosotros!" "Tú, Israel, has venido pecando desde los días de Guibeá, y allí te has mantenido. ¡En Guibeá la guerra tomará por sorpresa a los malvados! Cuando yo quiera, los castigaré; entonces las naciones se juntarán contra ellos para aprisionarlos por su doble perversión. Efraín es una novilla adiestrada a la que le gusta trillar, pero yo no quise ponerle el yugo. Pero ahora voy a uncir a Efraín, y Judá tendrá que arar, y Jacob emparejará la tierra." ¡Siembren para ustedes justicia! ¡Cosechen el fruto del amor, y pónganse a labrar el barbecho! ¡Ya es tiempo de buscar al Señor!, hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia. Pero ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes y comieron el fruto de la mentira, porque confiaron en sus carros y en la multitud de sus guerreros. Un estruendo de guerra se levantará contra su pueblo, y todas sus fortalezas serán devastadas, como devastó Salmán a Bet Arbel en el día de la batalla, cuando las madres fueron destrozadas junto con sus hijos. Esto es lo que Betel les hizo a ustedes, a causa de su extrema maldad. ¡Pues el rey de Israel será destruido por completo en cuanto amanezca! "Desde que Israel era niño, yo lo amé; de Egipto llamé a mi hijo. Pero cuanto más lo llamaba, más se alejaba de mí. y quemaba incienso a las imágenes. Yo fui quien enseñó a caminar a Efraín; yo fui quien lo tomó de la mano. que era yo quien lo sanaba. Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje con lazos de amor. Le quité de la cerviz el yugo, y con ternura me acerqué para alimentarlo. "No volverán a Egipto, sino que Asiria reinará sobre ellos, porque no quisieron volverse a mí. En sus ciudades se blandirán espadas, que destrozarán los barrotes de sus puertas y acabarán con sus planes. Mi pueblo está resuelto a renegar de mi nombre; por eso, aunque me invoquen, no los exaltaré. "¿Cómo podría yo entregarte, Efraín? ¿Cómo podría abandonarte, Israel? ¡Yo no podría entregarte como entregué a Admá! ¡Yo no podría abandonarte como a Zeboyín! Dentro de mí, el corazón me da vuelcos, y se me conmueven las entrañas. Pero no daré rienda suelta a mi ira, ni volveré a destruir a Efraín. Porque en medio de ti no está un hombre, sino estoy yo, el Dios *santo, y no atacaré la ciudad." El Señor rugirá como león, y ellos lo seguirán. Cuando el Señor lance su rugido, sus hijos vendrán temblando de occidente. "Vendrán desde Egipto, temblando como aves; vendrán desde Asiria, temblando como palomas, y yo los estableceré en sus casas afirma el Señor. "Efraín me ha rodeado de mentiras, y el reino de Israel con fraude; Judá anda errante, lejos de Dios; ¡lejos del Dios santísimo y fiel!


Salmo 104:
¡Alaba, alma mía, al Señor! Señor mi Dios, tú eres grandioso; te has revestido de gloria y majestad. Te cubres de luz como con un manto; extiendes los cielos como un velo. Afirmas sobre las aguas tus altos aposentos y haces de las nubes tus carros de guerra. ¡Tú cabalgas en las alas del viento! Haces de los vientos tus mensajeros, y de las llamas de fuego tus servidores. Tú pusiste la tierra sobre sus cimientos, y de allí jamás se moverá; la revestiste con el mar, y las aguas se detuvieron sobre los montes. Pero a tu reprensión huyeron las aguas; ante el estruendo de tu voz se dieron a la fuga. Ascendieron a los montes, descendieron a los valles, al lugar que tú les asignaste. Pusiste una frontera que ellas no pueden cruzar; ¡jamás volverán a cubrir la tierra! Tú haces que los manantiales viertan sus aguas en las cañadas, y que fluyan entre las montañas. De ellas beben todas las bestias del campo; allí los asnos monteses calman su sed. Las aves del cielo anidan junto a las aguas y cantan entre el follaje. Desde tus altos aposentos riegas las montañas; la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo. Haces que crezca la hierba para el ganado, y las plantas que la gente cultiva para sacar de la tierra su alimento: el vino que alegra el corazón, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida. Los árboles del Señor están bien regados, los cedros del Líbano que él plantó. Allí las aves hacen sus nidos; en los cipreses tienen su hogar las cigüeñas. En las altas montañas están las cabras monteses, y en los escarpados peñascos tienen su madriguera los tejones. Tú hiciste la luna, que marca las estaciones, y el sol, que sabe cuándo ocultarse. Tú traes la oscuridad, y cae la noche, y en sus sombras se arrastran los animales del bosque. Los leones rugen, reclamando su presa, exigiendo que Dios les dé su alimento. Pero al salir el sol se escabullen, y vuelven a echarse en sus guaridas. Sale entonces la gente a cumplir sus tareas, a hacer su trabajo hasta el anochecer. ¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas! Allí está el mar, ancho e infinito, que abunda en animales, grandes y pequeños, cuyo número es imposible conocer. Allí navegan los barcos y se mece Leviatán, que tú creaste para jugar con él. Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su alimento. Tú les das, y ellos recogen; abres la mano, y se colman de bienes. Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del Señor perdure eternamente; que el Señor se regocije en sus obras. Él mira la tierra y la hace temblar; toca los montes y los hace echar humo. Cantaré al Señor toda mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento. Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me alegro en el Señor. Que desaparezcan de la tierra los pecadores; ¡que no existan más los malvados! ¡Alaba, alma mía, al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!


Proverbios 7:
Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana", y a la inteligencia: "Eres de mi sangre." Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo: "Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. Por eso he venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena." Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!


El Libro de Los Romanos Capítulo 9 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOSROMANOS
CAPÍTULO 9
(60 d.C.)
EL RECHAZO
VERDAD digo en Cristo, no miento (Pablo refuta la acusación en la predicación a los Gentiles; él no está animado por la hostilidad contra los Judíos), dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo (su propio espíritu está en completa armonía con el Espíritu Santo),
2 Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón (se apenaba sobre la grave situación del Israel en esos días; estaban en este estado porque rechazaron a Cristo y la Cruz; desgraciadamente, la Iglesia, con algunas excepciones, hace lo mismo).
3 Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis Hermanos (expresado en un sentido académico que carece de cumplimiento, ya que tal es imposible), los que son mis parientes según la carne (los Judíos):
4 Que son Israelitas (el Pueblo escogido de Dios, sin embargo, rechazaron al Señor); de los cuales es la Adopción (se refiere a la selección de Israel para ser el Pueblo peculiar de Dios [Éx. 19:5]), y la Gloria (se refiere a la Presencia Divina que estaba siempre con ellos, al menos hasta que ellos rechazaron a Dios [Éx. 16:7, 10; 24:16-17; Lev. 9:6; Núm. 14:10, 21; Deut. 5:24]), y los Pactos (Dios había hecho varios Pactos o sea, Convenios con Israel, como el Abrámico, primero que todo prometiendo la Salvación por Fe [Gén. 15:6]), y la divulgación de la Ley (la Ley Mosaica), y el culto (el Tabernáculo, las ofrendas, el Sacerdocio, etc.), y las Promesas (las Promesas Mesiánicas);
5 Cuyos son los padres (se refiere básicamente a Abraham, a Isaac y a Jacob), y de los cuales es Cristo según la carne (por medio de los Judíos), El Cual es Dios sobre todas las cosas (el mismo propósito de Israel era traer al Redentor en el mundo), bendito por los siglos (Jesús es el Redentor, Quien es Dios). Amén (Verdad).
6 No que la Palabra de Dios haya fallado (aunque Israel fallara, la Palabra de Dios no falló; el Redentor vino). Porque no todos los que son de Israel, son Israelitas (tiene la intención de denunciar la Salvación nacional; en otras palabras, no es salvo sólo porque es un Israelita):
7 Ni, por ser simiente de Abraham, son todos hijos (también desacredita la teoría de la Salvación nacionalista): mas, En Isaac te será llamada simiente (Ismael no fue incluido, aunque era hijo de Abraham; significa que todas las obras de la carne son rechazadas).
LA DISTINCIÓN

8 Quiere decir, No los que son hijos de la carne, éstos son los Hijos de Dios (no son Hijos de Dios simplemente porque son Judíos): mas los que son Hijos de la Promesa son contados en los descendientes (aquellos que creen en "la Promesa," Quien es Cristo).
9 Porque la Palabra de la Promesa es esta (corresponde a la Fe, no a las obras), Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo (Abraham no es la figura principal, en realidad tampoco lo es Sara o Isaac; sólo "la Promesa," que al final se cumplirá en Cristo).
10 Y no sólo esto (él dará ahora otro ejemplo); mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre (Pablo además derriba la idea de la Salvación nacionalista, como veremos);
11 (Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho ni bien ni mal (se refiere a Esaú y Jacob, quienes eran gemelos), para que el propósito de Dios conforme a la elección (habla del conocimiento previo de Dios), no por las obras, sino por El Que llama, permaneciese;) (Declara la base entera del trato de Dios con los hombres y Su manera de operación.)
12 Le fue dicho a ella (se refiere al Señor que le habla a Rebeca, se encuentra en Génesis 25:23), El Mayor serviría al menor (en el análisis espiritual, la Naturaleza Pecaminosa, que es la más vieja en el Creyente porque el Creyente nace con tal, servirá a la Naturaleza Divina, que es la más joven; es decir, si el Creyente sigue correctamente a Cristo).
13 Como está escrito (Mal. 1:2-3), A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí (no fue hecho de forma caprichosa; Dios no amó indiscriminadamente a Jacob, tampoco Él odió indiscriminadamente a Esaú; las dos pasiones, el amor y el odio, estaban basadas en las actitudes de los dos hombres hacia Dios).
14 ¿Pues qué diremos? (Es la intención de responder a la afirmación que Dios era injusto en Su Disposición hacia Jacob y Esaú.) ¿Que hay injusticia en Dios? ¡Dios no lo quiera! (Allí no hay injusticia para con Dios, Quien, por el conocimiento previo, ve la actitud de los dos jóvenes y juzga como corresponde).
15 Mas a Moisés dice, Tendré Misericordia del que tendré Misericordia, y me Compadeceré del que me Compadeceré ([Éx. 33:19] Dios tiene Misericordia y Compasión de aquellos que cumplen Sus Condiciones).
16 Así que no es del que quiere, ni del que corre (la Misericordia y la Compasión no pueden ser ganadas o merecidas por el pecador; en consecuencia, esto completamente excluye una Salvación "de obras"), sino de Dios Quien tiene Misericordia (Dios manifiesta su Misericordia a base de la aceptación de Cristo y la Cruz por el hombre; de otro modo, no hay Misericordia alguna).
17 Porque La Escritura dice de Faraón (Éx. 9:16), Que para esto mismo te he levantado (presenta el Señor que utiliza lo que está disponible, pero no obligaba al Faraón mismo a hacerlo; en otras palabras, Dios no predestinó al Faraón para que adoptara una actitud de rebelión, ni lo dejaba para que no tuviera alternativa en el asunto), para mostrar en ti Mi Potencia, y que Mi Nombre sea anunciado por toda la Tierra (como dicho, Dios usó la terquedad de Faraón, que era la propia decisión que eligió Faraón, para glorificar Su Nombre — el Nombre de Dios).
18 De manera que del que quiere tiene Misericordia (Dios siempre tendrá misericordia de aquellos que llenan Sus Requisitos), y al que quiere, Él endurece (la terquedad hacia Dios será respondida por Dios que obliga que se establezca un escenario que hará que el corazón se ponga aun más duro; en otras palabras, si alguien quiere la dureza, entonces la recibirá).
LA JUSTICIA Y LA
MISERICORDIA

19 Me dirás pues (Pablo conoce el argumento de los Judíos), ¿Por qué, pues, se culpa Dios? (¿Por qué critica Dios al hombre?) Porque ¿quién resistirá a Su Voluntad? (¡Un número ilimitable de personas han resistido a Su Voluntad, pero nunca con éxito!)
20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? (¡El hombre critica a Dios!) Dirá el vaso de barro Al Que le labró, ¿por qué me has hecho tal? (¡El hombre quiere culpar a Dios cuando se encuentra en un aprieto!)
21 ¿O no tiene potestad el alfarero (Dios es comparado con un "Alfarero") para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza? (Él tiene el poder de hacerlo posible para que el hombre elija el honor o la deshonra. La falta nunca proviene de Dios, sino siempre del hombre. ¡Dios no es culpable simplemente porque Él le da al hombre libre albedrío, y el hombre elige el camino de la deshonra!)
22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria Su potencia (en efecto, dice, en vista de que hay vasos de deshonra; hay una necesidad Divina que Dios debiera demostrar el Poder de Su Ira, así como las riquezas de Su Misericordia), soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para muerte (aquellos que eligen la deshonra serán finalmente destruidos, pero Dios en Su paciencia los soportará por mucho tiempo, aunque Él sepa de antemano su destino):
23 Y para hacer notorias las riquezas de Su Gloria, las mostró para con los Vasos de Misericordia (corresponde a aquellos Judíos o Gentiles que aceptan "las riquezas de Su Gloria" para la Salvación), que Él ha preparado para Gloria (no significa que Dios predestinó a éstos para Salvación, sino que realmente quiere decir que aquellos que aceptaron Su Misericordia y Gracia estarían "listos para la Gloria"),
24 Los cuales también ha llamado (Dios inicia el Llamado, pero desgraciadamente muchos, si no la mayoría, niegan a responder), es a saber, a nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles? (El Señor siempre quiso que los Gentiles fueran incluidos también.)
25 Como también en Oseas dice (Os. 2:23), Llamaré al que no era Mi pueblo, pueblo Mío; y a la no amada, amada (usado por Pablo en el contexto de los Gentiles, aunque al principio fuera destinado para los Judíos).
26 Y será, que en el lugar donde les fue dicho (Os. 1:9-10), Vosotros no sois pueblo Mío: allí serán llamados Hijos del Dios Viviente (otra vez, el Apóstol toma un Pasaje que le fue dado exclusivamente a Israel, y lo ensancha para que cubriera a los Gentiles).
27 También Isaías clama tocante a Israel (Isa. 10:22), Si fuere el número de los Hijos de Israel como la arena del mar, el remanente será salva (a pesar del gran número de Israelitas a través de muchos siglos, en realidad sólo un pequeño número fue salvo; es lo mismo en la Iglesia moderna):
28 Porque Él cumplirá la obra (Palabra) (lo que Él hizo en la Cruz) con brevedad y ejecutada en Justicia (¡La Justicia de Dios lo exige! sin embargo, lo que es breve para Él no es necesariamente breve para la humanidad): porque una obra (Palabra terminante) hará dentro de poco el Señor sobre la Tierra (en comparación con la Eternidad, los seis mil años que ya hemos visto constituyen un tiempo corto).
29 Y como antes dijo Isaías (Isa. 1:9), Si el Señor de los Ejércitos (en el Hebreo la palabra es el Señor de "Sabaot" que lleva un significado de las Huestes de Ejércitos en Campaña; Dios es el Señor de todas las "Huestes de Ejércitos" del Cielo) no nos hubiera dejado simiente (el Remanente), como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra fuéramos semejantes (completamente destruidos).
30 ¿Pues qué diremos? (Pablo quiere decir algo bueno sobre la condición espiritual de los Judíos, pero no encuentra nada digno de bueno para decir.) Que los Gentiles, que no seguían Justicia (tiene referencia al hecho de que estos Paganos no buscaron a Dios ni la Justicia, de la cual su historia está repleta; eran idólatras), han alcanzado la Justicia (porque aceptaron a Cristo), es a saber, la Justicia que es por la Fe (la Fe en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz, que Israel rechazó).
31 Mas Israel, que seguía después de la Ley de Justicia (demuestra a Israel que seguía el camino equivocado, por las obras), no ha llegado a la Ley de Justicia (no podía alcanzar la Justicia por las obras; sólo puede ser alcanzado por medio de confiar en Cristo y la Cruz).
32 ¿Por qué? (¿Por cuál razón?) Porque la seguían no por fe (sólo se puede ejercer la Fe al aceptar a Cristo y la Cruz, que Israel rechazó), mas como fue por las obras de la Ley (nunca puede lograrla por su propio desempeño). Por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo (indica la necesidad de Fe en el Señor Jesucristo, El Único Quien todos los Sacrificios habían simbolizado);
33 Como está escrito (Isa. 8:14), He aquí, pongo en Sión (Israel) piedra de tropiezo, y piedra de caída (se refiere a Jesucristo; Él no era el tipo de Salvador que querían; necesitaron la Salvación del pecado, pero quisieron otra cosa): y aquel que creyere en ella no será avergonzado (demuestra que la Salvación está abierta a todos, no son a unos cuántos escogidos que están predestinados para ella, como muchos enseñan).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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