25 March 2014

El Día 25 de Marzo Lectura Bíblica Diaria




El Día 25 de marzo Lectura Bíblica Diaria:
Hosea 6 a 8:


¡Vengan, volvámonos al Señor! Él nos ha despedazado, pero nos sanará; nos ha herido, pero nos vendará. Después de dos días nos dará vida; al tercer día nos levantará, y así viviremos en su presencia. Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra. "¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? El amor de ustedes es como nube matutina, como rocío que temprano se evapora. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas; los herí con las palabras de mi boca. ¡Mi sentencia los fulminará como un relámpago! Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos. Son como Adán: han quebrantado el pacto, ¡me han traicionado! Galaad es una ciudad de malhechores; sus pisadas dejan huellas de sangre. Una pandilla de sacerdotes está al acecho en el camino a Siquén, y como banda de salteadores, comete toda clase de infamias. En el reino de Israel he visto algo horrible: y se mancilla Israel. "¡A ti también, Judá, te espera la cosecha de tu maldad! "Cuando cambie yo la suerte de mi pueblo, cuando sane yo a Israel, la perversidad de Efraín y la maldad de Samaria quedarán al descubierto. Porque ellos cometen fraudes; mientras el ladrón se mete en las casas, una banda de salteadores roba en las calles. No se ponen a pensar que yo tomo en cuenta todas sus maldades. Sus malas acciones los tienen cercados, y las tengo muy presentes. "Con su maldad deleitan al rey; con sus mentiras, a las autoridades. Parecen un horno encendido cuyo fuego no hace falta atizar desde que el panadero prepara la harina hasta que la masa fermenta. ¡Todos ellos son adúlteros! En la fiesta del rey las autoridades se encienden bajo los efectos del vino, y el rey pierde su dignidad codeándose con la plebe. Como el horno, se les prende el corazón, dispuesto para la intriga. Su ira se adormece por la noche, pero se reaviva por la mañana. Todos ellos arden como un horno; devoran a sus gobernantes. Caen todos sus reyes, pero ninguno de ellos me invoca. "Efraín se mezcla con las naciones; parece una torta cocida de un solo lado. Los extranjeros le minan las fuerzas, pero él ni cuenta se da. Su pelo se ha encanecido, pero él ni cuenta se da. La arrogancia de Israel testifica en su contra, pero él no se vuelve al Señor su Dios; a pesar de todo esto, no lo busca. "Efraín es como una paloma torpe y sin entendimiento, que unas veces pide ayuda a Egipto y otras, recurre a Asiria. Pero tan pronto como lo hagan, lanzaré mi red sobre ellos; los derribaré como a las aves del cielo, ¡siete veces los castigaré por sus pecados! ¡Ay de ellos, que de mí se alejaron! ¡Que sean destruidos por rebelarse contra mí! Yo bien podría redimirlos, pero ellos no me hablan con la verdad. No me invocan de corazón, sino que se lamentan echados en sus camas. y se ponen en mi contra. Yo adiestré y fortalecí sus brazos, pero ellos maquinan maldades contra mí. No se vuelven al Altísimo; son como un arco engañoso. por sus palabras insolentes, y en la tierra de Egipto se burlarán de ellos. "¡Da el toque de trompeta! ¡Un águila se cierne sobre la casa del Señor! y se han rebelado contra mi ley, y ahora vienen a suplicarme: ¡Dios de Israel, te conocemos! Pero Israel ha rechazado el bien, así que un enemigo lo perseguirá. Establecen reyes que yo no apruebo, y escogen autoridades que no conozco. para su propia destrucción. Samaria, ¡arroja el becerro que tienes por ídolo! Contra ustedes se ha encendido mi ira. ¿Hasta cuándo estarán sin purificarse? Oye, Israel: Ese becerro no es Dios; es obra de un escultor. será hecho pedazos. "Sembraron vientos y cosecharán tempestades. y no producirá harina; si acaso llegara a producirla, se la tragarían los extranjeros. Pues a Israel se lo han tragado, y hoy es de poca estima entre las naciones. Los israelitas subieron a Asiria; se apartaron como terco asno salvaje, y Efraín se ha comprado amantes. Pero aunque se los compre entre las naciones, de allí volveré a reunirlos; y comenzarán a retorcerse bajo la opresión de un rey poderoso. "Efraín edificó muchos altares para expiar sus pecados, pero éstos se han convertido en altares para pecar. Yo podría escribirles mi ley muchas veces, pero ellos la verían como algo extraño. Me han ofrecido sacrificios y ofrendas, y se han comido la carne, pero eso a mí no me agrada. Voy ahora a tomar en cuenta sus perversidades, y castigaré sus pecados; ¡y tendrán que regresar a Egipto! Israel se olvidó de su Hacedor y se edificó palacios; Judá multiplicó las ciudades amuralladas; pero yo lanzaré sobre sus ciudades y fortalezas un fuego que las consuma."




Salmo 103:


Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos. Dio a conocer sus caminos a Moisés; reveló sus obras al pueblo de Israel. El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro. El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo: sacudida por el viento, desaparece sin dejar rastro alguno. Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra. El Señor ha establecido su trono en el cielo; su reinado domina sobre todos. Alaben al Señor, ustedes sus ángeles, paladines que ejecutan su palabra y obedecen su mandato. Alaben al Señor, todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad. Alaben al Señor, todas sus obras en todos los ámbitos de su dominio. ¡Alaba, alma mía, al Señor!



Proverbios 6:
Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino, si has hecho tratos para responder por otro, si verbalmente te has comprometido, enredándote con tus propias palabras, entonces has caído en manos de tu prójimo. Si quieres librarte, hijo mío, éste es el camino: Ve corriendo y humíllate ante él; procura deshacer tu compromiso. No permitas que se duerman tus ojos; no dejes que tus párpados se cierren. Líbrate, como se libra del cazador la gacela, como se libra de la trampa el ave. ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría! No tiene quien la mande, ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos. Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño? Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos... ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez como un hombre armado! El bribón y sinvergüenza, el vagabundo de boca corrupta, hace guiños con los ojos, y señas con los pies y con los dedos. El malvado trama el mal en su mente, y siempre anda provocando disensiones. Por eso le sobrevendrá la ruina; ¡de repente será destruido, y no podrá evitarlo! Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Grábatelos en el corazón; cuélgatelos al cuello. Cuando camines, te servirán de guía; cuando duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo. El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida. Te protegerán de la mujer malvada, de la mujer ajena y de su lengua seductora. No abrigues en tu corazón deseos por su belleza, ni te dejes cautivar por sus ojos, pues la ramera va tras un pedazo de pan, pero la adúltera va tras el hombre que vale. ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones. Pero al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa se destruye a sí mismo. No sacará más que golpes y vergüenzas, y no podrá borrar su oprobio. Porque los celos desatan la furia del esposo, y éste no perdonará en el día de la venganza. No aceptará nada en desagravio, ni se contentará con muchos regalos.



El Libro de Los Romanos Capítulo 7 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
ROMANOS
CAPÍTULO 8
(60 d.C.)
LA VIDA EN EL ESPÍRITU


AHORA pues, ninguna condenación (culpa) hay para los que están en Cristo Jesús (se refiere anteriormente a Romanos 6:3-5 y nosotros siendo Bautizados en Su Muerte, que habla de la Crucifixión), los que no andan conforme a la carne (que dependen en la fuerza personal y la capacidad de sí mismo o grandes esfuerzos religiosos para vencer el pecado), mas conforme al Espíritu (el Espíritu Santo trabaja exclusivamente dentro de los límites legales de la Obra Terminada de Cristo; nuestra Fe en aquella Obra Terminada, es decir, "la Cruz," garantiza la ayuda del Espíritu Santo, que garantiza la Victoria).
2 Porque la Ley (lo que estamos a punto de dar es una Ley de Dios, ideado por el Carácter Divino en la eternidad pasada [I Ped. 1:18-20]; esta Ley, de hecho, es "el Orden Prescrito de Dios para la Victoria") del Espíritu (el Espíritu Santo, es decir, "la manera que el Espíritu obra") de Vida (la vida viene de Cristo, pero por el Espíritu Santo [Jn. 16:13-14]) en Cristo Jesús (cuando Pablo usa este término o uno de sus derivados, él se refiere, sin fallar, a lo que Cristo hizo en la Cruz, lo que hace que esta "vida" sea posible) me ha librado (me otorgaba Victoria total) de la Ley del pecado y de la muerte (éstas son las dos Leyes más poderosas en el Universo; la "Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús" sola es más fuerte que la "Ley del Pecado y de la Muerte"; significa que si el Creyente intenta vivir para Dios por alguna manera aparte de la Fe en Cristo y la Cruz, él está condenado al fracaso).
3 Lo que la Ley no pudo hacer porque no pudo contra la naturaleza pecaminosa, por cuanto era débil por la carne (aquellos bajo la Ley tenían sólo su fuerza de voluntad, que es de modo deplorable insuficiente; entonces a pesar de cómo se esfuerzan en su intento, eran incapaces de guardar la Ley en aquel entonces, y la misma inhabilidad persiste actualmente; toda persona que trata de vivir para Dios por un sistema de leyes está condenada al fracaso, porque el Espíritu Santo no funcionará en esa capacidad), Dios enviando a Su Hijo (se refiere a la condición indefensa del hombre, incapaz de salvarse e incapaz de guardar hasta una Ley simple y, por lo tanto, en extrema necesidad de un Salvador) en semejanza de carne de pecado (significa que Cristo era en realidad humano, se conformó en apariencia a la carne que está caracterizada por el pecado, sin embargo libre del pecado), y a causa del pecado (para expiar el pecado, destruir su poder, y salvar y Santificar a sus víctimas), condenó al pecado en la carne (destruyó el poder del pecado al dar Su Cuerpo Perfecto como Sacrificio a favor del pecado, que lo hizo posible para que el pecado fuese derrotado en nuestra carne; todo fue posible por medio de la Cruz):
4 Para que la Justicia de la Ley fuese cumplida en nosotros (la Ley que cumple su realización completa en nosotros sólo puede ser hecha por la Fe en Cristo, y lo que Cristo ha hecho por nosotros en la Cruz), que no andamos conforme a la carne (no según nuestra propia fuerza y capacidad), mas conforme al Espíritu (la palabra "andar" se refiere a la manera en la cual ordenamos nuestra vida; cuando colocamos nuestra Fe en Cristo y la Cruz, al entender que todas las cosas nos vienen de Dios por medio de la Cruz, siempre haciéndola el Objeto de nuestra Fe, el Espíritu Santo puede obrar entonces poderosamente dentro de nosotros, que produce el Fruto del Espíritu; ¡es lo que "andamos conforme al Espíritu" realmente significa!).
5 Porque los que viven conforme a la carne se ocupan de las cosas que son de la carne (se refiere a los Creyentes que tratan de vivir para el Señor por medios además de la Fe en la Cruz de Cristo); mas los que viven conforme al Espíritu, de las cosas del Espíritu (aquellos que colocan su Fe en Cristo y la Cruz, lo hacen exclusivamente; hacen lo que el Espíritu desea, que solo puede traer la Victoria).
EL CONTRASTE


6 Porque la mente puesta en la carne es muerte (no se refiere a mirar demasiado la Televisión, como algunos piensan, sino más bien cuando se procura vivir para Dios fuera de Su Orden Prescrito; los resultados serán el pecado y la separación de Dios); mas la intención del Espíritu es vida y paz (el Orden Prescrito de Dios es la Cruz; exige nuestra Fe constante en aquella Obra Terminada, que es el Camino del Espíritu Santo).
7 Por cuanto la mente puesta en la carne es enemistad contra Dios (otra vez, se refiere al intento de vivir para Dios por medios además de la Cruz, que coloca a uno "contra Dios"): porque no se sujeta a la Ley de Dios, ni tampoco puede (en su forma más simple quiere decir que lo que está haciendo, fuera lo que fuera, no está en el orden prescrito de Dios, que es la Cruz).
8 Así que los que están en la carne no pueden agradar a Dios (se refiere al Creyente que intenta vivir su Vida Cristiana por medios además de la Fe en Cristo y la Cruz).
9 Mas vosotros no estáis en la carne (en cierto sentido de la palabra hace la pregunta, "ya que usted es un Creyente y ya no confía en la carne, ¿por qué recurre a la carne?"), sino en el Espíritu (como Creyente, ya tiene el privilegio de ser guiado y autorizado por el Espíritu Santo; sin embargo, Él hará tal para nosotros sólo sobre la condición de nuestra Fe en la Obra Terminada de Cristo), si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros (si usted es realmente salvo). Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, tal no es de Él (Pablo dice que la obra del Espíritu en nuestras vidas fue hecha posible por lo que hizo Cristo en el Calvario, y la Resurrección).
10 Empero si Cristo está en vosotros (Él está en usted por el Poder y la Persona del Espíritu [Gál. 2:20]), el cuerpo a la verdad está muerto a causa del pecado (quiere decir que el cuerpo físico está incapacitado debido a la Caída; por consecuencia, se le presenta una tarea infructuosa al Creyente que intenta vencer por fuerza de voluntad); mas el Espíritu vive a causa de la Justicia (sólo el Espíritu Santo puede hacer lo que hemos de ser, lo que significa que no lo podemos hacer por nosotros mismos; otra vez, Él realiza todo lo que tiene que hacer dentro de los límites de la Obra Terminada de Cristo).
11 Y si el Espíritu (el Espíritu Santo) de Aquél (de Dios) que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros (y Él definitivamente lo hace), El Que levantó a Cristo Jesús de los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales (nos da poder en nuestros cuerpos mortales para que podamos vivir una vida victoriosa) por Su Espíritu Que mora en vosotros (tenemos el mismo poder en nosotros, por el Espíritu, que resucitó a Cristo de los muertos, y está disponible sólo sobre la premisa de la Cruz y nuestra Fe en aquel Sacrificio).
12 Así que, Hermanos (quiere decir que Pablo se dirige a los Creyentes), deudores somos (se refiere a lo que le debemos a Jesucristo por lo que Él ha hecho en la Cruz por nosotros), no a la carne (no le debemos nada a nuestra propia capacidad, quiere decir que tal no puede salvarnos ni darnos la victoria), para que vivamos conforme a la carne ("vivamos conforme a la carne" se refiere a nuestras obras, que Dios nunca puede aceptar, y que nunca pueden traernos la victoria, sino más bien sólo la derrota).
13 Porque si viviereis conforme a la carne (según su propia fuerza y capacidad, que está fuera del Orden Prescrito de Dios), moriréis (usted no podrá vivir una vida Cristiana victoriosa); mas si por el Espíritu (por el Poder del Espíritu Santo) mortificáis las obras de la carne (que el Espíritu Santo Solo puede hacer), viviréis (andará en victoria; pero otra vez, a pesar de correr el riesgo de repetir demasiado, nunca debemos olvidar que el Espíritu obra integral y completamente dentro de los límites de la Cruz de Cristo; significa que siempre debemos hacer la Cruz el Objeto de nuestra Fe, dándole libertad de acción para obrar).
LA LIBERACIÓN


14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios (el Espíritu siempre nos guiará a la Cruz), los tales son hijos de Dios (vivimos como hijos de Dios, que se refiere a la victoria total en cada aspecto de nuestras vidas; si la naturaleza pecaminosa domina a una persona, seguramente él no vive como un hijo de Dios).
15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre (cuando trata de vivir de acuerdo a un sistema de obras y leyes sólo logrará estar en "esclavitud") para estar otra vez en temor (semejante vida crea un clima perpetuo de temor en el corazón de ese Creyente); mas habéis recibido el Espíritu de Adopción (el Espíritu Santo nos ha adoptado en la Familia de Dios), por el cual clamamos, Abba, Padre (el Espíritu Santo facilita al Hijo de Dios para que pueda llamar a Dios "Padre," que se logra a causa de Jesucristo).
16 Porque el mismo Espíritu (Él Mismo) da testimonio a nuestro espíritu (quiere decir que constantemente Él nos dice y atestigua ciertas cosas) que somos Hijos de Dios (significa que ya lo somos, y hemos de disfrutar todos los privilegios como tal; solamente si entendemos que todos estos privilegios nos vienen de Dios, por el medio de la Cruz):
17 Y si hijos (Hijos de Dios), también herederos (un privilegio); herederos de Dios (el enriquecimiento más alto de todos), y coherederos de Cristo (todo lo que le pertenece a Cristo nos pertenece por medio de la Cruz, que fue realizado para nosotros); si empero padecemos juntamente con Él (no se refiere al simple sufrimiento, más bien sufriendo "con Él," referente a Su sufrimiento en la Cruz que nos trajo la victoria total), para que juntamente con Él seamos glorificados (Él ha sido glorificado, y seremos glorificados; todo hecho posible por la Cruz).
18 Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece (se refiere al mundo y su condición debido a la Caída) no es de comparar con la gloria venidera (la gloria de la época del futuro venidero no tendrá nada que ver con la miseria de esta época presente) que en nosotros ha de ser manifestada (nuestra gloria será una gloria reflectora, que viene de Cristo).
19 Porque el continuo anhelar de las criaturas (debiera haberse traducido, "porque la esperanza ardiente de la Creación") espera la manifestación de los hijos de Dios (referente a la Resurrección de Vida por venir).
20 Porque las criaturas (la Creación) fue sometida a vanidad (la Caída de Adán señaló la caída de la Creación), no de grado (la Creación no pecó, justo como tal no pueda pecar, pero se hizo sujeto al resultado del pecado que es la muerte), mas por causa Del Que las sujetó con Esperanza (se refiere a Dios como Quien dictó la sentencia debido a la Caída de Adán, pero al mismo tiempo nos dio una "Esperanza"; aquella "Esperanza" es Cristo, Quien rectificará todas las cosas),
21 De que también las mismas criaturas (la Creación) serán libradas (expresa que esta "Esperanza" facilita el efecto de aquella Liberación, que Él hizo por la Cruz) de la esclavitud de la corrupción (indica mortalidad, es decir, "muerte") en la libertad gloriosa de los Hijos de Dios (¡cuando el hombre cayó, la Creación cayó! cuando el hombre sea liberado, también la Creación será liberada, y se expresa en la palabra "también").
22 Porque sabemos que todas las Criaturas (todo fue afectado por la rebelión de Satanás y la Caída de Adán) gimen a una, y a una están gimiendo con dolores de parto hasta ahora (se refiere al deseo común de los elementos de la Creación para traerlos a su perfección original).
23 Y no sólo ellas (la Creación, y todo lo que ésta incluye), mas también nosotros mismos (se refiere a los Creyentes), que tenemos las Primicias del Espíritu (aunque Jesús, trató con todo lo que se perdió a causa de la Caída, en la Cruz, sólo tenemos una parte de aquella posesión ahora, mas el resto vendrá con la Resurrección), aun nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos (declara el hecho obvio de que todo lo que Jesús pagó en la Expiación todavía no se ha realizado totalmente), esperando la Adopción (debiera traducirse, "esperando el cumplimiento del proceso, que la Adopción en la Familia de Dios garantiza"), es a saber, la Redención de nuestro cuerpo (la glorificación de nuestro cuerpo físico que ocurrirá en la Resurrección).
24 Porque en esperanza somos salvos (quiere decir que la mayor parte de nuestra Salvación está aún en el futuro): mas la esperanza que se ve, no es esperanza (declara de otro modo la gran Verdad que lo que la Salvación proporciona no se le ha dado todo al Creyente): porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? (En efecto, sin rodeos nos dice que lo que viene está por encima de nuestras mejores expectativas que lo que está aquí en el presente, que es incomparable.)
25 Empero si lo que no vemos esperamos (claramente nos dice que más y mucho más, está por venir), por paciencia esperamos (explica la certidumbre de Su llegada, porque el Espíritu Santo ha prometido que así será).
26 Y asimismo también el Espíritu (el Espíritu Santo) ayuda nuestra flaqueza (la ayuda que nos da por el Espíritu Santo fue posible en su totalidad por medio y a través de lo que Jesús hizo en la Cruz): porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos (señala el significado de la oración, pero también sin el Espíritu Santo, todo es en vano): sino que el mismo Espíritu (Él Mismo) pide por nosotros (Él solicita o intercede de nuestra parte) con gemidos indecibles (no son gemidos del Espíritu Santo, sino que son nuestros, que se relaciona a lo que viene del corazón y no se puede decir adecuadamente en palabras).
27 Mas El Que escudriña los corazones (Dios el Padre), sabe cuál es el intento del Espíritu (lo que el Espíritu quiere que sea hecho, y no lo que nosotros queremos que sea hecho), porque conforme a la Voluntad de Dios, Él (el Espíritu Santo) intercede por los Santos (la meta principal del Espíritu es realizar la Voluntad de Dios en nuestras vidas, no nuestros deseos personales; en otras palabras, el Espíritu no es un botones glorificado).
LOS VENCEDORES


28 Y sabemos que a quienes aman a Dios (la primera condición), todas las cosas les obran juntas para bien (pero sólo si llenan ciertas condiciones), es a saber, a los que conforme al propósito son llamados (significa que es "Su Propósito, y no el nuestro," que es la segunda condición; de otro modo, todas las cosas no se realizarán para nuestro bien).
29 Porque a los que antes Él (Dios) conoció, también Él (el conocimiento previo de Dios) predestinó, para que fuesen hechos conformes a la Imagen de Su Hijo (nunca es la persona que está predestinada, sino más bien el Plan), para que Él (Jesús) sea el Primogénito entre muchos Hermanos (no significa que Jesús Nació de Nuevo como un pecador, como algunos lo enseñan, más bien que Él es el Padre del Plan de Salvación, después de haber pagado el precio en la Cruz, que hizo todo esto posible).
30 Y a los que Él (Dios) predestinó (conformar a la Imagen de Su Hijo), a éstos también llamó (sin aquel "Llamado," el hombre no puede ser salvo; tristemente, muchos rechazan "el Llamado" [Prov. 1:24-33]): y a los que llamó, a estos también justificó (aquellos que respondieron fielmente al Llamado): y a los que justificó, a estos también glorificó (glorificará en la Resurrección; la Justificación garantiza que será hecho).
31 ¿Pues qué diremos a esto? (Se refiere al sufrimiento que se sobrelleva en la actualidad [vv. 17-18] en comparación con "la Gloria que será revelada en nosotros.") Si Dios es por nosotros (debiera traducirse, "puesto que Dios está por nosotros"), ¿quién contra nosotros? (Es quien puede estar contra nosotros lo que realmente importará.)
32 Él Que aun a Su Propio Hijo no perdonó (corresponde a la Gran Dádiva de Dios, es decir, el Señor Jesucristo), antes Le entregó por todos nosotros (la Cruz), ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? (Podemos tener todas las cosas que pertenecen a la Vida y a la Piedad, por las cuales pagó Jesús en la Cruz, es decir si nuestra Fe está siempre en Cristo y la Cruz [II Ped. 1:3-7].)
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? (En efecto, quiere decir, "¿Quién declarará a aquellos culpables a quienes Dios declara Justos?") Dios es el que Justifica (es Dios Quien pone las reglas para la Justificación, no el hombre).
34 ¿Quién es él que condenará? (Ningún hombre tiene el derecho de condenar el Plan de la Justificación de Dios.) Cristo es El Que murió (si alguien condena a un Creyente que confía únicamente en Cristo para la Justificación y la Santificación, él condena al mismo tiempo a Cristo y Su Muerte en la Cruz), mas aun, El Que también resucitó (la Resurrección ratificó el hecho de que Jesús era el Sacrificio Perfecto, y que Dios lo aceptó como tal), Quien además está a la Diestra de Dios (se refiere a la exaltación de Cristo), El Que también intercede por nosotros (a la Mano Derecha de Dios, que demuestra que Su Sacrificio ha sido aceptado, que garantiza la intercesión por nosotros).
35 ¿Quién nos apartará del Amor de Cristo? (Habla del Amor de Cristo por el Creyente, en vez del Amor del Creyente por Cristo.) ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Somos protegidos contra toda influencia exterior, pero no de nosotros mismos. Si una persona quisiera, él puede separarse del Amor de Cristo cuando rechaza la Cruz.)
36 Como está escrito (Sal. 44:22), Por causa de Ti somos muertos todo el tiempo (el mundo siempre estaba opuesto a Cristo y lo que Él hizo en la Cruz; desgraciadamente, también la mayoría de la Iglesia); somos estimados como ovejas del matadero (la manera que el mundo nos mira; en sus ojos, somos merecedores sólo para la degollación).
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores (es una Santa arrogancia de la Victoria y la fuerza de Cristo) por medio de Aquél que nos amó (Él nos amó tanto que dio Su Vida en la Cruz, que solo nos hace "más que vencedores").
38 Por lo cual estoy convencido (el Apóstol ha afrontado las cosas de las cuales El ahora habla) de que ni la muerte, ni la vida, ni Ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura, nos podrá apartar del Amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (este Amor de Dios que se extiende a nosotros fue hecho posible únicamente por Cristo, y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz; otra vez, este es el Amor de Dios por nosotros, que nunca vacila porque estamos "en Cristo Jesús").


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes,* pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.Romanos 8:Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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