13 March 2014

El 13 de Marzo Lectura Bíblica Diaria




El 13 de marzo Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 30 a 32:
El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, profetiza y adviérteles: "Así dice el Señor: Giman: ‘¡Ay de aquel día! El día del Señor se acerca, sí, ya se acerca el día. Día cargado de nubarrones, día nefasto para los pueblos. Vendrá una espada contra Egipto y Etiopía será presa de la angustia. Cuando caigan heridos los egipcios, serán saqueadas sus riquezas y destruidos sus cimientos. Etiopía, Fut, toda Arabia y Lidia caerán a filo de espada, lo mismo que los hijos del país del pacto. "Así dice el Señor; esto afirma el Señor omnipotente: Caerán los aliados de Egipto, se derrumbará el orgullo de su poder. Desde Migdol hasta Asuán caerán a filo de espada. Sus ciudades quedarán en ruinas, entre las más desoladas de las tierras. Cuando yo le prenda fuego a Egipto y sean destrozados todos sus aliados, sabrán que yo soy el Señor. "En aquel día saldrán en barcos mis mensajeros para aterrorizar a la confiada Etiopía; en el día de Egipto, que ya está a la puerta, les sobrevendrá la angustia. "Así dice el Señor omnipotente: " Por medio de Nabucodonosor, rey de Babilonia, acabaré con la opulencia de Egipto. Nabucodonosor y su ejército, el más poderoso de las naciones, vendrán a destruir el país. y llenarán de cadáveres el país. Secaré los canales del Nilo, y entregaré el país en manos de gente malvada. desolaré el país y cuanto haya en él. Yo, el Señor, lo he dicho. "Así dice el Señor omnipotente: "Voy a destruir a todos los ídolos de Menfis; pondré fin a sus dioses falsos. Haré que cunda el pánico por todo el país, y no habrá más príncipes en Egipto. Devastaré a Patros, le prenderé fuego a Zoán, y dictaré sentencia contra Tebas. "Desataré mi ira sobre Sin, la fortaleza de Egipto, y extirparé la riqueza de Tebas. Le prenderé fuego a Egipto, y Sin se retorcerá de dolor. Se abrirán brechas en Tebas, y Menfis vivirá en constante angustia. Los jóvenes de On y de Bubastis caerán a filo de espada, y las mujeres irán al cautiverio. Cuando yo haga pedazos el yugo de Egipto, el día se oscurecerá en Tafnes. Así llegará a su fin el orgullo de su fuerza. Egipto quedará cubierto de nubes, y sus hijas irán al cautiverio. Éste será su castigo, y así Egipto sabrá que yo soy el Señor." El día siete del mes primero del año undécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, yo le he quebrado el brazo al faraón, rey de Egipto. Nadie se lo ha vendado ni curado para que recobre su fuerza y pueda empuñar la espada. Por eso, así dice el Señor: Estoy contra el faraón, rey de Egipto. Le quebraré los dos brazos, el sano y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano. Voy a dispersar a los egipcios entre las naciones; voy a esparcirlos entre los países. Fortaleceré a su vez los brazos del rey de Babilonia: pondré mi espada en sus manos y quebraré los brazos del faraón. Entonces él gemirá ante su enemigo como herido de muerte. Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y haré que desfallezcan los brazos del faraón. Y cuando ponga yo mi espada en manos del rey de Babilonia, y él la extienda contra Egipto, se sabrá que yo soy el Señor. Dispersaré por las naciones a los egipcios; los esparciré entre los países. Entonces sabrán que yo soy el Señor. " El día primero del mes tercero del año undécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, dile al faraón y a toda su gente: "¿Quién se puede comparar con tu grandeza? Fíjate en Asiria, que alguna vez fue cedro del Líbano, con bello y frondoso ramaje; su copa llegaba hasta las nubes. Las aguas lo hicieron crecer; las corrientes profundas lo nutrieron. Sus ríos corrían en torno a sus raíces; sus acequias regaban todos los árboles del campo. Así el cedro creció más alto que todos los árboles. Gracias a las abundantes aguas, se extendió su frondoso ramaje. Todas las aves del cielo anidaban en sus ramas. parían bajo su follaje. vivían bajo su sombra. Era un árbol imponente y majestuoso, de ramas extendidas; sus raíces se hundían hasta las aguas caudalosas. Ningún cedro en el jardín de Dios se le podía comparar; ningún pino ostentaba un follaje parecido, ni tenían su fronda los castaños. se le comparaba en hermosura. Yo lo hice bello y con un ramaje majestuoso. En el Edén, jardín de Dios, era la envidia de todos los árboles. "Por eso, así dice el Señor omnipotente: ‘Por cuanto el árbol creció tan alto, y ufano de su altura irguió su copa hasta las nubes, yo lo he desechado; lo he dejado en manos de un déspota invasor, para que lo trate según su maldad. Los extranjeros más crueles lo han talado, abandonándolo a su suerte. Sus ramas han caído en los montes y en los valles; yacen rotas por todas las cañadas del país. Huyeron y lo abandonaron todas las naciones que buscaban protección bajo su sombra. Ahora las aves del cielo se posan sobre su tronco caído, y los animales salvajes se meten entre sus ramas. Y esto es para que ningún árbol que esté junto a las aguas vuelva a crecer tanto; para que ningún árbol, por bien regado que esté, vuelva a elevar su copa hasta las nubes. Todos están destinados a la muerte, a bajar a las regiones profundas de la tierra y quedarse entre los mortales que descienden a la fosa. " Así dice el Señor omnipotente: El día en que el cedro bajó al abismo, hice que el mar subterráneo se secara en señal de duelo. Detuve sus corrientes, y contuve sus ríos; por él cubrí de luto al Líbano, y todos los árboles del campo se marchitaron. Cuando lo hice bajar al abismo, junto con los que descienden a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas. Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron con él al abismo, junto con los que habían muerto a filo de espada. Ningún árbol del Edén se le podía comparar en grandeza y majestad. No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los paganos, junto con los que murieron a filo de espada. ¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos! Lo afirma el Señor omnipotente. " El día primero del mes duodécimo del año duodécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, entona este lamento dedicado al faraón, rey de Egipto: "Pareces un león entre las naciones; pareces un monstruo marino chapoteando en el río; con tus patas enturbias el agua y revuelves sus corrientes. "Así dice el Señor omnipotente: " ‘Aunque estés entre numerosos pueblos, tenderé sobre ti mi red y te atraparé con ella. Te arrastraré por tierra, y en pleno campo te dejaré tendido. todas las aves del cielo. se sacien todas las bestias salvajes. Desparramaré tu carne por los montes, y con tu carroña llenaré los valles. Con tu sangre empaparé la tierra hasta la cima de las montañas; con tu sangre llenaré los cauces de los ríos. Cuando te hayas consumido, haré que el cielo se oscurezca y se apaguen las estrellas; cubriré el sol con una nube, y no brillará más la luna. Por ti haré que se oscurezcan todos los astros luminosos de los cielos, y que tu país quede envuelto en las tinieblas. Lo afirma el Señor omnipotente. " Cuando yo haga que la noticia de tu destrucción llegue hasta tierras que tú no conocías, haré temblar a muchas naciones. También haré que por tu causa muchos pueblos queden consternados. Cuando yo esgrima mi espada delante de ellos, sus reyes se estremecerán. En el día de tu debacle, en todo momento temblarán de miedo por temor a perder la vida. " Así dice el Señor omnipotente: La espada del rey de Babilonia vendrá contra ti. Haré que tu pueblo numeroso caiga a filo de espada, empuñada por los guerreros más crueles entre las naciones. Ellos arrasarán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será derrotada. Voy a destruir a todo el ganado que pasta junto a las aguas abundantes, y éstas nunca más serán enturbiadas por hombres ni animales. Entonces dejaré que las aguas se asienten y que corran tranquilas, como el aceite. Lo afirma el Señor omnipotente. Cuando convierta en desolación la tierra de Egipto, y la despoje de todo lo que hay en ella, y hiera a todos lo que la habitan, entonces sabrán que yo soy el Señor. "Éste es el lamento que las ciudades de las naciones entonarán sobre Egipto y toda su multitud. Lo afirma el Señor omnipotente." En el día quince del mes duodécimo del año duodécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, entona un lamento sobre las multitudes de Egipto, y junto con las ciudades de las naciones más poderosas hazlas descender con los que bajan a la fosa, a las regiones más profundas. Pregúntales: ¿Se creen acaso más privilegiados que otros? ¡Pues bajen y tiéndanse entre los paganos! Y caerán entre los que murieron a filo de espada. Ya tienen la espada en la mano: ¡que se arrastre a Egipto y a sus multitudes! En medio del abismo, los guerreros más fuertes y valientes hablarán de Egipto y de sus aliados. Y dirán: ¡Ya han descendido a la fosa! ¡Yacen tendidos entre los paganos que murieron a filo de espada! "Allí está Asiria, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes yacen muertos, víctimas de la espada. Ahora están sepultados en lo más profundo de la fosa, ¡tendidos alrededor de su tumba! "Allí está Elam, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes bajaron como paganos a lo más profundo de la fosa. Yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. A Elam le han preparado una cama en medio de los muertos, entre los paganos que murieron a filo de espada y que ahora rodean su tumba. Ellos sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero ahora yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. Allí quedaron, entre gente que murió asesinada. "Allí están Mésec y Tubal, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos son paganos, muertos a filo de espada porque sembraron el terror en la tierra de los vivientes. No yacen con los héroes caídos de entre los paganos, que bajaron al abismo con sus armas de guerra y que tienen sus espadas bajo la cabeza. El castigo de sus pecados cayó sobre sus huesos, porque estos héroes sembraron el terror en la tierra de los vivientes. "Ahí estarás tú, Egipto, en medio de los paganos, quebrado y sepultado junto con los que murieron a filo de espada. "Allí está Edom, con sus reyes y príncipes. A pesar de todo su poder, también ellos yacen tendidos junto a los que murieron a filo de espada. Yacen entre los paganos, con los que descendieron a la fosa. "Allí están todos los príncipes del norte, y todos los de Sidón. A pesar del terror que sembraron con su poderío, también ellos bajaron, envueltos en deshonra, con los que murieron a filo de espada. Son paganos, y ahora yacen tendidos entre los que murieron a filo de espada, en medio de los que descendieron a la fosa. "El faraón los verá y se consolará de la muerte de toda su gente, pues él y todo su ejército morirán a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente. "Aunque yo hice que el faraón sembrara el terror en la tierra de los vivientes, él y todo su ejército serán sepultados entre los paganos, con los que murieron a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente."


Salmos 91 Nueva Versión Internacional:
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: "Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío." Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía. Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará. No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido. Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección, ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos. Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna. Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes! "Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación."


Proverbios 25 Nueva Versión Internacional:
Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes como alto es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la plata, y de allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia del rey al malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille ante gente importante. no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que te oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada. Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca son las buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, contaminado pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien comer mucha miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.


El Libro de Los Hechos Capítulo 23 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 23
(60 d.C.)
EL SANEDRÍN
ENTONCES Pablo, poniendo los ojos en el Concilio (es claro que se refiere a los setenta y unos miembros del Sanedrín, y el Sumo Sacerdote Ananías que presidía como Presidente), dice, Varones Hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido toda mi vida delante de Dios hasta el día de hoy (quiere decir que lo que sea que estaba haciendo, lo pensó justo en ese mismo momento, ya sea cierto o no).
2 El Sumo Sacerdote, Ananías, mandó entonces a los que estaban delante de él, que le hiriesen en la boca (este hombre odiaba a Pablo; se hace mención en la historia que él fue comisionado unos nueve años antes de esto por influencia política; gobernó como un tirano en Jerusalén, y era un glotón según el Talmud Judío; los Zelotes lo mataron en el año 66 d.C. por sus simpatías con los Romanos).
3 Entonces Pablo le dijo, Dios te herirá a ti, pared blanqueada (en efecto, dice, "tú blanqueaste la pared," quiere decir que encubría un corazón negro): ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme a la Ley, y contra la Ley me mandas herir? (Pablo conoce la Ley de Moisés mejor que los miembros del Sanedrín.)
4 Y los que estaban presentes dijeron, ¿Al Sumo Sacerdote de Dios maldices? (Pablo no sabía que este hombre era el Sumo Sacerdote.)
5 Y Pablo dijo, No sabía, hermanos, que era el Sumo Sacerdote (era muy difícil en esa época para un visitante que iba a Jerusalén, como era Pablo, saber quién era el Sumo Sacerdote; los Romanos nombraban a alguien de Sumo Sacerdote y después lo desechaban a su gusto, el Sanedrín hacía lo mismo, en otras palabras, para ser el Sumo Sacerdote ya no tenía que ser descendiente de Aarón, como lo debiera ser según Las Escrituras): pues escrito está, Al Príncipe de tu pueblo no maldecirás (Éx. 22:28).
6 Entonces Pablo, sabiendo que la una parte era de Saduceos, y la otra de Fariseos (no se sabe cómo se le ocurrió esta información), clamó en el Concilio, Varones hermanos, yo soy Fariseo, hijo de Fariseo (expresa que Pablo se había afiliado a ese partido antes de su conversión, y su Padre también): de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado (la Fe Cristiana está edificada alrededor de Cristo, Su Muerte en la Cruz y Su Resurrección Corporal; los hombres están perdidos si no colocan su fe en la Cruz y la Resurrección).
7 Y cuando hubo dicho esto, fue hecha disensión entre los Fariseos y los Saduceos: y la multitud fue dividida (se refiere al Sanedrín, pero tipifica la mayoría de la Iglesia en la actualidad).
8 Porque los Saduceos dicen que no hay Resurrección, ni Ángel, ni espíritu (eran los modernistas de esa época): mas los Fariseos confiesan ambas cosas (eran los fundamentalistas de esa época, quiere decir que declaraban creer en la Biblia entera).
9 Y se levantó un gran clamor: y levantándose los Escribas de la parte de los Fariseos, contendían diciendo, Ningún mal hallamos en este hombre (la situación se decidió basándose en la Doctrina, y no a causa de Pablo): que si espíritu le ha hablado, o Ángel, no resistamos a Dios.
10 Y habiendo grande disensión, el Comandante, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado de ellos, mandó venir soldados, y arrebatarle de en medio de ellos, y llevarle a la fortaleza (describe que la situación estaba completamente fuera de control).
11 Y la noche siguiente, se le presentó el Señor, le dijo (expone que Jesucristo se le apareció a Pablo otra vez [Hch. 22:8, 14, 18; I Cor. 9:1; 15:8; II Cor. 12:1-4]), Confía, Pablo (era claro que en ese momento Pablo se hallaba muy desalentado, y por eso necesitaba la amonestación de Cristo): que como has testificado de Mí en Jerusalén, así te conviene testificar también en Roma (a pesar del odio y los esfuerzos de sus enemigos, los Judíos en Jerusalén no podían quitarle la vida, lo cual no lo lograron).
LOS JUDÍOS
12 Y venido el día, algunos de los Judíos se juntaron, e hicieron voto bajo de maldición (su "maldición" era una maldición religiosa, que procuró poner a Dios en una posición donde Él tendría que hacer su voluntad; ¡ese concepto era ridículo!), diciendo que ni comerían ni beberían hasta que hubiesen muerto a Pablo (¡así es la religión!).
13 Y eran más de cuarenta los que se juramentaron con este complot.
14 Los cuales se fueron a los Principales Sacerdotes y a los Ancianos, y dijeron, Nosotros hemos hecho voto debajo de maldición, que no hemos de gustar nada hasta que hayamos muerto a Pablo (ahora buscaban cómo hacer oficial sus esfuerzos).
15 Ahora pues, vosotros, con el Concilio, requerid al comandante que le saque mañana a vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta: y nosotros, antes que él llegue, estaremos preparados para matarle (expresa lo profundo de la infamia al cual la religión del corazón carnal puede hundir a las personas cultas y religiosas).
EL COMPLOT DESCUBIERTO
16 Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas (presenta al Sobrino de Pablo y todo lo que sabemos de su familia además de las referencias en Rom. 16:7, 11, 21), fue, y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo (no se sabe cómo obtuvo este conocimiento).
17 Y Pablo, llamando a uno de los Centuriones, dice, Lleva a este joven al Comandante: porque tiene cierto aviso que darle.
18 Él (el Centurión) entonces tomándole (el Sobrino de Pablo), le llevó al Comandante, y dijo, El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese a ti este joven, que tiene algo que hablarte.
19 Y el Comandante, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó, ¿Qué es lo que tienes que decirme? (Describe el esfuerzo sincero del Comandante Principal de conseguir la Verdad de todos estos asuntos.)
20 Y él dijo, Los Judíos han concertado rogarte que mañana saques a Pablo al Concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.
21 Mas tú no los creas: porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto debajo de maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto: y ahora están apercibidos esperando tu promesa (un complot, sin saberlo, es probable que el Comandante hubiera estado de acuerdo si el joven no le hubiera advertido; en realidad, lo que hacían los Judíos estaba en contra de la Ley Romana).
22 Entonces el Comandante despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto (se cree, aunque no está declarado, que el joven fue a contarle a Pablo que el Comandante dio su aprobación de buen grado, lo cual sin duda animó mucho a Pablo).
CESAREA
23 Y llamados dos Centuriones, mandó que disponiese para la hora tercera de la noche (a las 9:00 de la noche) doscientos soldados, que fuesen hasta Cesarea, y setenta de a caballo, y doscientos lanceros;
24 Y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo (es probable que habían colocado al Apóstol al lado de uno de los Centuriones en medio de la fuerza armada), le llevasen en salvo a Félix el Gobernador (no era precisamente un hombre de buena disposición a quien Pablo tendría que contestar).
25 Y escribió una carta en estos términos:
26 Claudio Lisias (el Comandante Romano) al Excelentísimo Gobernador Félix: Salud.
27 A este hombre, apresado de los Judíos, y que iban ellos a matar: yo conseguí librarlo acudiendo con la tropa, habiendo entendido que era Romano.
28 Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al Concilio de ellos (el Sanedrín):
29 Y hallé que le acusaban de cuestiones de la Ley de ellos (la Ley de Moisés), y que ningún crimen tenía digno de muerte o de prisión.
30 Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían preparado los Judíos, luego al punto (de inmediato) le he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante de ti lo que tienen contra él. Pásalo bien.
31 Y los soldados, tomando a Pablo como les era mandado, le llevaron de noche a Antípatris (aproximadamente 60 kilómetros [cuarenta millas] de Jerusalén, y unos treinta kilómetros [veinte millas] de distancia a Cesarea; a lo mejor los soldados marcharon por quince horas sin parar).
32 Y al día siguiente, dejando a los de a caballo que fuesen con él (la infantería de unos cuatrocientos Soldados regresó a Jerusalén, mientras la caballería que consistía de unos setenta jinetes, acompañó a Pablo el resto del camino a Cesarea), se volvieron a la fortaleza:
33 Y cuando llegaron a Cesárea, y dieron la carta al Gobernador (la carta escrita por el Comandante Romano), presentaron también a Pablo delante de él.
34 Y el Gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era (el lugar de origen de Pablo). Y entendiendo que de Cilicia (esto automáticamente le dio jurisdicción al Gobernador; el hecho de que Pablo era ciudadano Romano de esta importante Provincia, significó que Félix no podía ignorarlo);
35 Te oiré (le hablaba a Pablo), dijo, cuando vinieren tus acusadores (miembros o representantes del Sanedrín). Y mandó que le guardasen en el Pretorio de Herodes (parte del Palacio lujoso construido por Herodes el Grande; sirvió como Edificio de Congreso, como también residencia oficial de los Gobernadores Romanos; desde luego, habían celdas de prisión dentro de sus límites).


1 Corintios 13 Nueva Versión Internacional:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4 Nueva Versión Internacional:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8 Nueva Versión Internacional:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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