30 January 2011

El 29 de Enero Lectura Bíblica Diaria:


El 29 de Enero Lectura Bíblica Diaria:


Números 3 a 5:
Así quedó registrada la familia de Aarón y Moisés cuando el Señor habló con Moisés en el monte Sinaí. Los nombres de los hijos de Aarón son los siguientes: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Ellos fueron los aaronitas ungidos, ordenados al sacerdocio. Nadab y Abiú murieron en presencia del Señor cuando, en el desierto de Sinaí, le ofrecieron sacrificios con fuego profano. Como Nadab y Abiú no tuvieron hijos, sólo Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en vida de su padre Aarón. El Señor le dijo a Moisés: "Trae a la tribu de Leví y preséntasela a Aarón. Los levitas le ayudarán en el ministerio. Desempeñarán sus funciones en lugar de Aarón y de toda la comunidad, encargándose del servicio del santuario en la Tienda de reunión. Cuidarán allí de todos los utensilios de la Tienda de reunión y desempeñarán sus funciones en lugar de los israelitas, encargándose del servicio del santuario. Pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Entre los israelitas, serán ellos los que estén totalmente dedicados a mí. A Aarón y a sus hijos les asignarás el ministerio sacerdotal. Pero cualquiera que se acerque al santuario y no sea sacerdote, será condenado a muerte." El Señor le dijo a Moisés: "Yo mismo he escogido a los levitas de entre los israelitas, como sustitutos de todo primogénito. Los levitas son míos, porque míos son todos los primogénitos. Cuando exterminé a todos los primogénitos de Egipto, consagré para mí a todo primogénito de Israel, tanto de hombres como de animales. Por lo tanto, son míos. Yo soy el Señor." El Señor le dijo a Moisés en el desierto de Sinaí: "Haz un censo de los levitas por clanes y por familias patriarcales, tomando en cuenta a todo varón mayor de un mes." Moisés llevó a cabo el censo, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. Hijos de Leví: Guersón, Coat y Merari. Clanes guersonitas: Libní y Simí. Clanes coatitas: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. Clanes meraritas: Majlí y Musí. Éstos son los clanes levitas, según sus familias patriarcales. De Guersón procedían los clanes de Libní y de Simí. Éstos eran los clanes guersonitas. El total de los varones censados mayores de un mes llegó a siete mil quinientos. Los clanes guersonitas acampaban al oeste, detrás del santuario. El jefe de la familia patriarcal de los guersonitas era Eliasaf hijo de Lael. En lo que atañe a la Tienda de reunión, los guersonitas tenían a su cargo la tienda que cubría el santuario, su toldo, la cortina que estaba a la entrada, el cortinaje del atrio y la cortina a la entrada del atrio que rodea el santuario y el altar, como también las cuerdas y todo lo necesario para su servicio. De Coat procedían los clanes de Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. Éstos eran los clanes coatitas, que tenían a su cargo el santuario. El total de los varones mayores de un mes llegó a ocho mil seiscientos. Los clanes coatitas acampaban al sur del santuario. El jefe de la familia patriarcal de los coatitas era Elizafán hijo de Uziel. Tenían a su cargo el arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios del santuario con los que ministraban, y la cortina de la entrada, como también todo lo necesario para su servicio. El jefe principal de los levitas era Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, a quien se designó como jefe de los que tenían a su cargo el santuario. De Merari procedían los clanes de Majlí y Musí. Éstos eran los clanes meraritas. El total de los varones censados mayores de un mes llegó a seis mil doscientos. El jefe de la familia patriarcal de los meraritas era Zuriel hijo de Abijaíl. Los clanes meraritas acampaban al norte del santuario. Tenían a su cargo el armazón del santuario, es decir, sus travesaños, postes y bases, junto con todos sus utensilios y todo lo necesario para su servicio. También cuidaban de los postes que estaban alrededor del atrio, junto con sus bases, estacas y cuerdas. Moisés, Aarón y sus hijos acampaban delante del santuario, es decir, al este de la Tienda de reunión, por donde sale el sol, ya que tenían a su cargo el santuario en representación de los israelitas. Pero cualquiera que, sin ser sacerdote, se acercaba al santuario, era condenado a muerte. Moisés y Aarón censaron a los levitas, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. El total de los levitas mayores de un mes censados por clanes llegó a veintidós mil. El Señor le dijo a Moisés: "Haz un censo de todos los primogénitos israelitas mayores de un mes, y registra sus nombres. Apártame a los levitas en sustitución de todos los primogénitos israelitas, así como el ganado de los levitas en sustitución de todas las primeras crías del ganado de los israelitas. Yo soy el Señor." Moisés hizo el censo de todos los primogénitos israelitas, conforme a lo que el Señor le había mandado. El total de los primogénitos mayores de un mes, anotados por nombre, llegó a veintidós mil doscientos setenta y tres. El Señor le dijo a Moisés: "Apártame a los levitas en sustitución de todos los primogénitos de los israelitas, así como el ganado de los levitas en sustitución del ganado de los israelitas. Los levitas son míos. Yo soy el Señor. "Para rescatar a los doscientos setenta y tres primogénitos israelitas que exceden al número de levitas, recaudarás cinco monedas de plata por cabeza, según la moneda oficial del santuario, que pesa once gramos. Esa suma se la entregarás a Aarón y a sus hijos, como rescate por los israelitas que exceden a su número." Moisés recaudó el dinero del rescate de los israelitas que excedían al número de los rescatados por los levitas. En total recaudó mil trescientas sesenta y cinco monedas de plata, según la moneda oficial del santuario. Luego entregó ese dinero a Aarón y a sus hijos, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Hagan un censo, por clanes y por familias patriarcales, de los levitas que descienden de Coat. Incluye en él a todos los varones de treinta a cincuenta años de edad que sean aptos para trabajar en la Tienda de reunión. "El ministerio de los coatitas en la Tienda de reunión consiste en cuidar de las cosas más sagradas. Cuando los israelitas deban ponerse en marcha, Aarón y sus hijos entrarán en el santuario y descolgarán la cortina que lo resguarda, y con ella cubrirán el arca del pacto. Después la cubrirán con piel de delfín y con un paño púrpura, y le colocarán las varas para transportarla. "Sobre la mesa de la presencia del Señor extenderán un paño púrpura y colocarán los platos, las bandejas, los tazones y las jarras para las libaciones. También estará allí el pan de la ofrenda permanente. Sobre todo esto extenderán un paño escarlata. Luego cubrirán la mesa con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarla. "Con un paño púrpura cubrirán el candelabro y sus lámparas, cortapabilos, ceniceros y utensilios que sirven para suministrarle aceite. Después cubrirán el candelabro y todos sus accesorios con piel de delfín, y lo colocarán sobre las andas. "Extenderán un paño púrpura sobre el altar de oro, lo cubrirán con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarlo. "Envolverán en un paño púrpura todos los utensilios con los que ministran en el santuario, los cubrirán con piel de delfín, y luego los colocarán sobre las andas. "Al altar del holocausto le quitarán las cenizas y lo cubrirán con un paño carmesí. Sobre el altar pondrán todos los utensilios que usan en su ministerio: ceniceros, tenedores, tenazas, aspersorios y todos los utensilios del altar. Luego lo cubrirán con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarlo. "Cuando Aarón y sus hijos hayan terminado de cubrir el santuario y todos sus accesorios, los israelitas podrán ponerse en marcha. Entonces vendrán los coatitas para transportar el santuario, pero sin tocarlo para que no mueran. También transportarán los objetos que están en la Tienda de reunión. "En cambio, Eleazar hijo de Aarón estará a cargo del aceite para el candelabro, del incienso aromático, de la ofrenda permanente de cereal y del aceite de la unción. Además, cuidará del santuario y de todos sus utensilios." El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Asegúrense de que los clanes de Coat no vayan a ser eliminados de la tribu de Leví. Para que no mueran cuando se acerquen a las cosas más sagradas, deberán hacer lo siguiente: Aarón y sus hijos asignarán a cada uno lo que deba hacer y transportar. Pero los coatitas no mirarán ni por un momento las cosas sagradas; de lo contrario, morirán." El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Hagan también un censo de los guersonitas por clanes y por familias patriarcales. Incluyan a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión. "El ministerio de los clanes guersonitas consiste en encargarse del transporte. Llevarán las cortinas del santuario, la Tienda de reunión, su toldo, la cubierta de piel de delfín que va encima, y la cortina de la entrada a la Tienda de reunión. También transportarán el cortinaje del atrio y la cortina que está a la entrada del atrio que rodea el santuario y el altar, junto con las cuerdas y todos los utensilios necesarios para su servicio. Deberán ocuparse de todo lo relacionado con éstos. Todo su trabajo, ya sea transportando los utensilios o sirviendo en la Tienda, deberán hacerlo bajo la dirección de Aarón y de sus hijos. De ellos será la responsabilidad de todo el transporte. El servicio de los clanes de Guersón en la Tienda de reunión será supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón. "Haz un censo de los meraritas por clanes y por familias patriarcales. Incluye a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión. Su trabajo en la Tienda de reunión consistirá en transportar el armazón del santuario, es decir, sus travesaños, postes y bases, lo mismo que los postes que están alrededor del atrio, sus bases, estacas y cuerdas, como también todos los utensilios necesarios para su servicio. Asígnale a cada uno los objetos que deberá transportar. El servicio de los clanes de Merari en la Tienda de reunión será supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón." Moisés, Aarón y los líderes de la comunidad hicieron un censo de los coatitas por clanes y por familias patriarcales. El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. El total de los censados por clanes llegó a dos mil setecientos cincuenta hombres. Éste fue el total de los censados entre los clanes de Coat para servir en la Tienda de reunión, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor por medio de Moisés. Se hizo un censo de guersonitas por clanes y por familias patriarcales. El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. El total de los censados por familias patriarcales llegó a dos mil seiscientos treinta hombres. Éste fue el total de los censados entre los clanes de Guersón para servir en la Tienda de reunión, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor. Se hizo un censo de los meraritas por clanes y por familias patriarcales. El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. El total de los censados por clanes llegó a tres mil doscientos hombres. Éste fue el total de los censados entre los clanes de Merari, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor por medio de Moisés. Moisés, Aarón y los líderes de Israel hicieron un censo de todos los levitas por clanes y por familias patriarcales. El total de los varones de treinta a cincuenta años, que eran aptos para servir en la Tienda de reunión y transportarla, llegó a ocho mil quinientos ochenta. Conforme al mandato del Señor por medio de Moisés, a cada uno se le asignó lo que tenía que hacer y transportar. Así fueron censados, según el mandato que Moisés recibió del Señor. El Señor le dijo a Moisés: "Ordénales a los israelitas que expulsen del campamento a cualquiera que tenga una infección en la piel, o padezca de flujo venéreo, o haya quedado ritualmente impuro por haber tocado un cadáver. Ya sea que se trate de hombres o de mujeres, los expulsarás del campamento para que no contaminen el lugar donde habito en medio de mi pueblo." Y los israelitas los expulsaron del campamento, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "El hombre o la mujer que peque contra su prójimo, traiciona al Señor y tendrá que responder por ello. Deberá confesar su pecado y pagarle a la persona perjudicada una compensación por el daño causado, con un recargo del veinte por ciento. Pero si la persona perjudicada no tiene ningún pariente, la compensación será para el Señor y se le entregará al sacerdote, junto con el carnero para expiación del culpable. Toda contribución que los israelitas consagren para dársela al sacerdote, será del sacerdote. Lo que cada uno consagra es suyo, pero lo que se da al sacerdote es del sacerdote." El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Supongamos que una mujer se desvía del buen camino y le es infiel a su esposo acostándose con otro; supongamos también que el asunto se mantiene oculto, ya que ella se mancilló en secreto, y no hubo testigos ni fue sorprendida en el acto. Si al esposo le da un ataque de celos y sospecha que ella está mancillada, o le da un ataque de celos y sospecha de ella, aunque no esté mancillada, entonces la llevará ante el sacerdote y ofrecerá por ella dos kilos de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda ni le pondrá incienso, puesto que se trata de una ofrenda por causa de celos, una ofrenda memorial de cereal para señalar un pecado. "El sacerdote llevará a la mujer ante el Señor, pondrá agua pura en un recipiente de barro, y le echará un poco de tierra del suelo del santuario. Luego llevará a la mujer ante el Señor, le soltará el cabello y pondrá en sus manos la ofrenda memorial por los celos, mientras él sostiene la vasija con las aguas amargas de la maldición. Entonces el sacerdote pondrá a la mujer bajo juramento, y le dirá: Si estando bajo la potestad de tu esposo no te has acostado con otro hombre, ni te has desviado hacia la impureza, estas aguas amargas de la maldición no te dañarán. Pero si estando bajo la potestad de tu esposo te has desviado, mancillándote y acostándote con otro hombre aquí el sacerdote pondrá a la mujer bajo el juramento del voto de maldición, que el Señor haga recaer sobre ti la maldición y el juramento en medio de tu pueblo, que te haga estéril, y que el vientre se te hinche. Cuando estas aguas de la maldición entren en tu cuerpo, que te hinchen el vientre y te hagan estéril. Y la mujer responderá: ¡Amén! ¡Que así sea! "El sacerdote escribirá estas maldiciones en un documento, que lavará con las aguas amargas. Después hará que la mujer se beba las aguas amargas de la maldición, que entrarán en ella para causarle amargura. "El sacerdote recibirá de ella la ofrenda por los celos. Procederá a mecer ante el Señor la ofrenda de cereal, la cual presentará sobre el altar; tomará de la ofrenda un puñado de cereal como memorial, y lo quemará en el altar. Después hará que la mujer se beba las aguas. Cuando ella se haya bebido las aguas de la maldición, y éstas entren en ella para causarle amargura, si le fue infiel a su esposo y se mancilló, se le hinchará el vientre y quedará estéril. Así esa mujer caerá bajo maldición en medio de su pueblo. Pero si no se mancilló, sino que se mantuvo pura, entonces no sufrirá daño alguno y será fértil. "Ésta es la ley en cuanto a los celos, cuando se dé el caso de que una mujer, estando bajo la potestad de su esposo, se desvíe del buen camino y se mancille a sí misma, o cuando al esposo le dé un ataque de celos y sospeche de su esposa. El sacerdote llevará a la mujer a la presencia del Señor y le aplicará esta ley al pie de la letra. El esposo quedará exento de culpa, pero la mujer sufrirá las consecuencias de su pecado."



Salmo 111:
Álef - ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Bet - en la asamblea, en compañía de los rectos. Guímel - Grandes son las obras del Señor; Dálet - estudiadas por los que en ellas se deleitan. He - Gloriosas y majestuosas son sus obras; Vav - su justicia permanece para siempre. Zayin - Ha hecho memorables sus maravillas. Jet - ¡El Señor es clemente y compasivo! Tet - Da de comer a quienes le temen; Yod - siempre recuerda su pacto. Caf - Ha mostrado a su pueblo el poder de sus obras Lámed - al darle la heredad de otras naciones. Mem - Las obras de sus manos son fieles y justas; Nun - todos sus preceptos son dignos de confianza, Sámej - inmutables por los siglos de los siglos, Ayin - establecidos con fidelidad y rectitud. Pe - Pagó el precio del rescate de su pueblo Tsade - y estableció su pacto para siempre. Qof - ¡Su nombre es santo e imponente! Resh - El principio de la sabiduría es el temor del Señor; Shin - buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. Tav - ¡Su alabanza permanece para siempre!



Proverbios 6:
Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino, si has hecho tratos para responder por otro, si verbalmente te has comprometido, enredándote con tus propias palabras, entonces has caído en manos de tu prójimo. Si quieres librarte, hijo mío, éste es el camino: Ve corriendo y humíllate ante él; procura deshacer tu compromiso. No permitas que se duerman tus ojos; no dejes que tus párpados se cierren. Líbrate, como se libra del cazador la gacela, como se libra de la trampa el ave. ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría! No tiene quien la mande, ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos. Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño? Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos... ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez como un hombre armado! El bribón y sinvergüenza, el vagabundo de boca corrupta, hace guiños con los ojos, y señas con los pies y con los dedos. El malvado trama el mal en su mente, y siempre anda provocando disensiones. Por eso le sobrevendrá la ruina; ¡de repente será destruido, y no podrá evitarlo! Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Grábatelos en el corazón; cuélgatelos al cuello. Cuando camines, te servirán de guía; cuando duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo. El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida. Te protegerán de la mujer malvada, de la mujer ajena y de su lengua seductora. No abrigues en tu corazón deseos por su belleza, ni te dejes cautivar por sus ojos, pues la ramera va tras un pedazo de pan, pero la adúltera va tras el hombre que vale. ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones. Pero al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa se destruye a sí mismo. No sacará más que golpes y vergüenzas, y no podrá borrar su oprobio. Porque los celos desatan la furia del esposo, y éste no perdonará en el día de la venganza. No aceptará nada en desagravio, ni se contentará con muchos regalos.





El Libro de Efesios Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS

CAPÍTULO 6
(64 d.C.)
DEBERES DE LOS HIJOS


HIJOS, obedeced en el Señor a vuestros padres: porque esto es justo. (Quiere decir estar bajo autoridad. Además, se refiere a los padres que conocen a Dios. Si no, ellos tienen que obedecer lo más que se pueda, sin violar Las Escrituras.)
2 Honra a tu padre y a tu madre (es de mucha importancia ya que el Gobierno de la familia está diseñado de modo que es una imitación del Gobierno de Dios); (que es el primer Mandamiento con Promesa;)
3 Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la Tierra ([Deut. 5:16; Éx. 20:12], como debe ser obvio, el hecho de no obedecer trae consigo un castigo).

LOS PADRES

4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos (los padres deben criar a sus hijos en amor y no lo contrario): sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor (criarlos de acuerdo a los caminos del Señor, es decir, Su Palabra).

SIERVOS Y AMOS

5 Siervos (esclavos), obedeced a vuestros amos según la carne (los amos de los esclavos eran patrones en cuanto a la tarea de ese momento, pero eso nada más; el Señor era el Amo del alma y del espíritu del individuo, y también del bienestar eterno) con temor y temblor (en realidad, se refiere al temor y temblor delante del Señor), con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo (considere la orden del amo de los esclavos como una orden de Cristo);
6 No sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres (se refiere al trabajo que desempeña sólo cuando está presente el patrón, pero no hace lo que debe cuando él no está presente); sino como Siervos de Cristo (ellos deben considerarse como siervos de Cristo, no de los hombres, este espíritu le rendirá excelente servicio al hombre), haciendo de ánimo la Voluntad de Dios (es la Voluntad de Dios que nosotros nos comportemos como Cristo);
7 Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres (todo empleado, independientemente de quien fuese su patrón, debe desempeñar su tarea, sea la que fuera, como si la hiciera para el Señor):
8 Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. (Incluso aunque el servicio concienzudo no siempre será recompensado por los patrones terrenales, definitivamente el Señor no lo pasará por alto.)
9 Y vosotros, amos, haced a ellos lo mismo, dejando las amenazas (quiere decir que los Amos Cristianos, del cual, sin duda, hubieron algunos, han de tratar a sus esclavos Cristianos, o a cualquier esclavo, respecto a eso con bondad y respeto): sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los Cielos (pasar por alto tanto el patrón como el empleado, en el uso de la terminología de hoy en día); y que no hay acepción de personas con Él. (Él considera que ninguno es más importante que el otro.)

LA GUERRA ESPIRITUAL

10 Por lo demás, Hermanos míos, confortaos en el Señor (estén continuamente fortalecidos, lo que se logra cuando coloca su Fe en la Cruz), y en el poder de Su Fortaleza. (Este poder está disponible a nosotros. La Fuente es el Espíritu Santo, pero el medio es la Cruz [I Cor. 1:18].)
11 Vestíos de toda la armadura de Dios (no sólo una parte, sino toda), para que podáis estar firmes contra las asechanzas del Diablo. (Se refiere a las “estratagemas” de Satanás.)
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne (nuestros enemigos no son humanos; sin embargo, Satanás constantemente usa a los seres humanos para llevar a cabo su obra nefanda), sino contra principados (los principados o seres del rango y orden más altos en el reino de Satanás), contra poderes (el rango directamente debajo de los “Principados”), contra señores del mundo (seres humanos que actúan como emisarios de Satanás para cumplir sus órdenes), contra gobernadores de estas tinieblas (aquellos que llevan a cabo las instrucciones de los “Poderes”), contra malicias espirituales en puestos altos. (Se refiere a los espíritus demoníacos.)

LOS RECURSOS

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios (debido a lo que enfrentamos), para que podáis resistir en el día malo (se refiere a resistir y oponerse a los poderes de las tinieblas), y estar firmes, habiendo acabado todo. (Se refiere al Creyente que no cede, ni un centímetro.)
14 Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de Verdad (la Verdad de la Cruz), y vestidos de la coraza de Justicia (la Justicia de Cristo, la cual recibimos estrictamente por medio y a través de la Cruz).
15 Y calzados los pies con el apresto del Evangelio de Paz (la paz se concreta por la Cruz también);
16 Sobre todo, tomando el escudo de la Fe (siempre haciendo la Cruz el Objeto de su Fe, que es la única Fe que Dios reconocerá, y la única Fe que Satanás reconocerá), con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Representa las tentaciones con las cuales Satanás azota a los Santos.)
17 Y tomad el Casco de la Salvación (tiene que ver con la renovación de la mente, que se logra cuando tiene entendimiento de que todo lo que recibimos del Señor, nos llega a través de la Cruz), y la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (la Palabra de Dios es la Historia de Cristo y la Cruz):
18 Orando en todo tiempo con todo ruego y súplica en el Espíritu (un incesante ruego hasta que la oración sea contestada [Luc. 18:1-8]), y velando en ello (siendo sensible a lo que el Espíritu desea) con toda perseverancia (no se detenga) y suplicación (peticiones y ruegos) por todos los Santos (los Santos orando por otros Santos);
19 Y por mí (oren por mí), para que me sea dada palabra (oren para que el Señor le unja para que Predique e Instruya) en el abrir de mi boca con confianza (se refiere a ser intrépido y seguro de sí mismo en la presentación del Evangelio), para hacer notorio el Misterio del Evangelio (para Predicar e Instruir correctamente el Nuevo Convenio, que es la historia de la Cruz),
20 Por el cual soy Embajador (para Cristo) en cadenas (un prisionero): que resueltamente hable de él, como debo hablar (para que él no permitiera que la persecución le impidiera Predicar como debiera).

BENDICIÓN FINAL

21 Mas para que también vosotros sepáis mis negocios, y cómo lo paso, todo os lo hará saber Tíquico, Hermano amado y Fiel Ministro en el Señor (por lo visto, Tíquico estaba con Pablo por un lapso de tiempo mientras estaba encarcelado en Roma; él le informaría a los Efesios acerca de la condición de Pablo):
22 Al Cual os he enviado para esto mismo, para que entendáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones.
23 Paz sea a los Hermanos, y Amor con Fe (indica el Amor que brota de la Fe, que siempre mantiene la Cruz como su Objeto), de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. (Se refiere al hecho de que todo lo que los Creyentes reciben de Dios el Padre es por medio del Señor Jesucristo, la Cruz siendo el medio de tales cosas.)
24 Gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo en sinceridad. (Si el Amor es sincero, será basado estrictamente en la Cruz de Cristo.) Amén.



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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