21 May 2015

El 21 de mayo Lectura Bíblica Diaria





El 21 de mayo Lectura Bíblica Diaria:

Levítico 20 a 22:
El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Todo israelita o extranjero residente en Israel que entregue a uno de sus hijos para quemarlo como sacrificio a Moloc, será condenado a muerte. Los miembros de la comunidad lo matarán a pedradas. Yo mismo me pondré en contra de ese hombre y lo eliminaré de su pueblo porque, al entregar a uno de sus hijos para quemarlo como sacrificio a Moloc, profana mi santuario y mi santo nombre. "Si los miembros de la comunidad hacen caso omiso del hombre que haya entregado alguno de sus hijos a Moloc, y no lo condenan a muerte, yo mismo me pondré en contra de él y de su familia; eliminaré del pueblo a ese hombre y a todos los que se hayan prostituido con él, siguiendo a Moloc. "También me pondré en contra de quien acuda a la nigromancia y a los espiritistas, y por seguirlos se prostituya. Lo eliminaré de su pueblo. "Conságrense a mí, y sean santos, porque yo soy el Señor su Dios. "Obedezcan mis estatutos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor, que los santifica. "Si alguien maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte: ha maldecido a su padre o a su madre, y será responsable de su propia muerte. "Si alguien comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte. "Si alguien se acuesta con la mujer de su padre, deshonra a su padre. Tanto el hombre como la mujer serán condenados a muerte, de la cual ellos mismos serán responsables. "Si alguien se acuesta con su nuera, hombre y mujer serán condenados a muerte. Han cometido un acto depravado, y ellos mismos serán responsables de su propia muerte. "Si alguien se acuesta con otro hombre como quien se acuesta con una mujer, comete un acto abominable y los dos serán condenados a muerte, de la cual ellos mismos serán responsables. "Si alguien tiene relaciones sexuales con hija y madre, comete un acto depravado. Tanto él como ellas morirán quemados, para que no haya tal depravación entre ustedes. "Si alguien tiene trato sexual con un animal, será condenado a muerte, y se matará también al animal. "Si una mujer tiene trato sexual con un animal, se les dará muerte a ambos, y ellos serán responsables de su muerte. "Si alguien tiene relaciones sexuales con una hermana suya, comete un acto vergonzoso y los dos serán ejecutados en público. Ha deshonrado a su hermana, y sufrirá las consecuencias de su pecado. "Si alguien se acuesta con una mujer y tiene relaciones sexuales con ella durante su período menstrual, pone al descubierto su flujo, y también ella expone el flujo de su sangre. Los dos serán eliminados de su pueblo. "No tendrás relaciones sexuales ni con tu tía materna ni con tu tía paterna, pues eso significaría la deshonra de un pariente cercano y los dos sufrirían las consecuencias de su pecado. "Si alguien se acuesta con su tía, deshonra a su tío, y los dos sufrirán las consecuencias de su pecado: morirán sin tener descendencia. "Si alguien viola a la esposa de su hermano, comete un acto de impureza: ha deshonrado a su hermano, y los dos se quedarán sin descendencia. "Cumplan todos mis estatutos y preceptos; pónganlos por obra, para que no los vomite la tierra adonde los llevo a vivir. No vivan según las costumbres de las naciones que por amor a ustedes voy a expulsar. Porque ellas hicieron todas estas cosas, y yo las aborrecí. Pero a ustedes les digo: Poseerán la tierra que perteneció a esas naciones, tierra donde abundan la leche y la miel. Yo mismo se la daré a ustedes como herencia. "Yo soy el Señor su Dios, que los he distinguido entre las demás naciones. Por consiguiente, también ustedes deben distinguir entre los animales puros y los impuros, y entre las aves puras y las impuras. No se hagan detestables ustedes mismos por causa de animales, de aves o de cualquier alimaña que se arrastra por el suelo, pues yo se los he señalado como impuros. Sean ustedes santos, porque yo, el Señor, soy santo, y los he distinguido entre las demás naciones, para que sean míos. "Cualquiera de ustedes, hombre o mujer, que sea nigromante o espiritista, será condenado a muerte. Morirá apedreado, y será responsable de su propia muerte." El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los sacerdotes, hijos de Aarón: "No se contaminen tocando el cadáver de alguien de su pueblo, excepto en el caso de un pariente cercano, como su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano o una hermana soltera que, por no tener marido, dependa de él. Como jefes de su pueblo, no deben hacerse impuros ni contaminarse. "Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se despuntarán la barba ni se harán heridas en el cuerpo. Deben ser *santos para su Dios, y no profanar su nombre. Son ellos los que presentan al Señor las ofrendas por fuego, que son como el pan de su Dios. Por eso deben ser santos. "Ningún sacerdote se casará con una prostituta, ni con una divorciada, ni con una mujer que no sea virgen, porque está consagrado a su Dios. Considéralo santo, porque él ofrece el pan de tu Dios. Santo será para ti, porque santo soy yo, el Señor, que los santifico a ustedes. "La hija de un sacerdote que se hace prostituta se profana a sí misma y profana a su padre. Deberá ser quemada viva. "Aquel que sea elegido sumo sacerdote entre sus hermanos, y sobre cuya cabeza se haya derramado el aceite de la unción, y a quien se le haya conferido autoridad para llevar las vestiduras sacerdotales, no deberá andar despeinado ni rasgarse las vestiduras. "No entrará en ningún lugar donde haya un cadáver. "No deberá contaminarse, ni siquiera por su padre o por su madre. "No saldrá del santuario, para no profanar el santuario de su Dios, porque ha sido consagrado mediante el aceite de la unción divina. Yo soy el Señor. "La mujer que tome por esposa debe ser virgen. No debe casarse con una viuda, ni con una divorciada ni con una prostituta. Debe casarse con una virgen de su mismo pueblo, para que no profane su descendencia entre su pueblo. Yo soy el Señor, que lo santifica." El Señor le ordenó a Moisés que le dijera a Aarón: "Ninguno de tus descendientes que tenga defecto físico deberá acercarse jamás a su Dios para presentarle la ofrenda de pan. En efecto, no deberá acercarse nadie que tenga algún defecto físico: ninguno que sea ciego, cojo, mutilado, deforme, lisiado de pies o manos, jorobado o enano; o que tenga sarna o tiña, o cataratas en los ojos, o que haya sido castrado. Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá acercarse a presentar al Señor las ofrendas por fuego. No podrá acercarse para presentarle a su Dios la ofrenda de pan por tener un defecto. Podrá comer de la ofrenda de pan, tanto del alimento santo como del santísimo, pero por causa de su defecto no pasará más allá de la cortina ni se acercará al altar, para no profanar mi santuario. Yo soy el Señor, que santifico a los sacerdotes." Y Moisés les comunicó todo esto a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas. El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a Aarón y a sus hijos: "Traten con mucho respeto las ofrendas sagradas que me consagran los israelitas, para no profanar mi santo nombre. Yo soy el Señor." También le ordenó decirles: "Si alguno de los descendientes de Aarón está ritualmente impuro y se acerca a las ofrendas que los israelitas consagran al Señor, será eliminado de mi presencia. Yo soy el Señor. "Si un descendiente de Aarón padece de alguna enfermedad infecciosa en la piel, o de derrame seminal, deberá abstenerse de comer de las ofrendas sagradas, hasta que se purifique. Cualquiera que toque un objeto contaminado por el contacto con un cadáver, o que tenga derrame de semen, o que toque algún animal u hombre impuros, cualquiera que sea la impureza, quedará impuro hasta el anochecer. Por tanto, se abstendrá de comer de las ofrendas sagradas. Lavará su cuerpo con agua, y al ponerse el sol quedará puro. Después de esto podrá comer de las ofrendas sagradas, porque son su alimento. No deberá comer nada que sea hallado muerto o despedazado por las fieras, pues de lo contrario quedará impuro. Yo soy el Señor. "Los sacerdotes cumplirán con mis instrucciones, y así no pecarán ni sufrirán la muerte por haber profanado las ofrendas. Yo soy el Señor, que santifico a los sacerdotes. "Nadie ajeno a la familia sacerdotal comerá de las ofrendas sagradas, ni tampoco comerá de ellas ningún huésped del sacerdote, ni su jornalero. Pero sí podrá comer de ellas el esclavo comprado por un sacerdote, y el esclavo nacido en casa del mismo. Si la hija de un sacerdote se casa con alguien que no sea sacerdote, no podrá comer de las ofrendas recibidas como contribución. Pero si queda viuda o divorciada y, sin haber tenido hijos, regresa a la casa de su padre como cuando era soltera, entonces sí podrá comer del alimento de su padre. Pero nadie ajeno a la familia sacerdotal está autorizado para comerlo. "Si inadvertidamente alguien come de una ofrenda sagrada, deberá restituir la ofrenda al sacerdote y añadirle una quinta parte de su valor. "No deberán los sacerdotes profanar las ofrendas sagradas que los israelitas presentan al Señor, porque al permitir que las coman harán recaer sobre sí mismos un pecado que requiere un sacrificio por la culpa. Yo soy el Señor, que los santifico." El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas: "Si alguno de ustedes, sea israelita o extranjero residente en Israel, presenta un *holocausto al Señor para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, para que le sea aceptado deberá presentar un macho sin defecto de entre el ganado vacuno, ovino o cabrío. No presenten ningún animal que tenga algún defecto, porque no se les aceptará. "Si alguien, para cumplir un voto especial o como ofrenda voluntaria, le presenta al Señor ganado vacuno u ovino como sacrificio de comunión, para que el animal le sea aceptado no deberá tener ningún defecto. No deberán presentarle al Señor, como ofrenda por fuego, animales ciegos, cojos, mutilados, llagados, sarnosos ni tiñosos. No ofrecerán en el altar ningún animal así. Podrán presentar como ofrenda voluntaria una res o una oveja deforme o enana, pero tal ofrenda no será aceptada en cumplimiento de un voto. "No ofrecerán al Señor ningún animal con los testículos lastimados, magullados, cortados o arrancados. No harán esto en su tierra. No recibirán de manos de un extranjero animales así, para ofrecerlos como alimento del Dios de ustedes. No se les aceptarán porque son deformes y tienen defectos." El Señor le dijo a Moisés: "Cuando nazca un ternero, un cordero o un cabrito, se quedará con su madre durante siete días. Del octavo día en adelante será aceptable al Señor como ofrenda por fuego. "No degollarán el mismo día una vaca o una oveja con su cría. "Cuando sacrifiquen una ofrenda de acción de gracias al Señor, háganlo de tal modo que les sea aceptada. Deberá comerse ese mismo día, sin dejar nada para el siguiente. Yo soy el Señor. "Obedezcan mis mandamientos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor. "No profanen mi santo nombre sino reconózcanme como santo en medio de los israelitas. Yo soy el Señor, que los santifica. Yo los saqué de Egipto para ser su Dios. Yo soy el Señor."



Salmo 8:
Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: "¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?" Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; todas las ovejas, todos los bueyes, todos los animales del campo, las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!




Proverbios 2:
Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino; la sabiduría vendrá a tu corazón, y el conocimiento te endulzará la vida. La discreción te cuidará, la inteligencia te protegerá. La sabiduría te librará del camino de los malvados, de los que profieren palabras perversas, de los que se apartan del camino recto para andar por sendas tenebrosas, de los que se complacen en hacer lo malo y festejan la perversidad, de los que andan por caminos torcidos y por sendas extraviadas; te librará de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras que, olvidándose de su pacto con Dios, abandona al compañero de su juventud. Ciertamente su casa conduce a la muerte; sus sendas llevan al reino de las sombras. El que se enreda con ella no vuelve jamás, ni alcanza los senderos de la vida. Así andarás por el camino de los buenos y seguirás la senda de los justos. Pues los íntegros, los perfectos, habitarán la tierra y permanecerán en ella. Pero los malvados, los impíos, serán desarraigados y expulsados de la tierra.



El Libro de Colosenses Capítulo 4 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
COLOSENSES

CAPÍTULO 4
(64 d.C.)
AMOS

AMOS, haced lo que es justo y derecho con vuestros siervos (Amos Cristianos), sabiendo que también vosotros tenéis Amo en los Cielos (el Cristianismo depende de este gran principio).
LA ORACIÓN
2 Perseverad en oración (la oración ha de practicarse por todo Creyente), velando en ella (acostúmbrese a la oración para no dejarla) con acción de gracias (gran porción de la oración ha de consistir en acción de gracias):
3 Orando también juntamente por nosotros, que el Señor nos abra la puerta de la palabra (nos recuerda que a pesar de que la propagación del Evangelio está bajo la dirección Divina [Hch. 16:7], está también sujeta a los obstáculos Satánicos [I Tes. 2:18]), para hablar el Misterio de Cristo (corresponde a lo que antes había sido oculto, pero ya ha sido hecho totalmente conocido — la Cruz y lo que significa), por el cual aun estoy preso (se refiere al encarcelamiento de Pablo en Roma),
4 Para que lo manifieste (la predicación de Cristo), como me conviene hablar (manifiesta a Cristo como ha de manifestarse Cristo).
5 Andad en sabiduría para con los extraños (se refiere al "poner en orden su propio comportamiento" u "ordenar su propia conducta"), redimiendo el tiempo (hay que ser sabio y consagrado en las oportunidades que tengamos para presentar a Cristo).
6 Sea vuestra palabra siempre con Gracia (amable y agradable), sazonada con sal ("la sal" representa la Palabra incorruptible de Dios); para que sepáis cómo os conviene responder a cada uno (con respecto a Cristo).
HERMANOS
7 Todos mis negocios os hará saber Tíquico, Hermano amado, y fiel Ministro y consiervo en el Señor (por lo visto este Hermano estaba con Pablo en Roma, al menos por un período de tiempo):
8 El Cual os he enviado a esto mismo (al parecer, Tíquico ya se había ido de Roma para ir a Colosas), para que entienda vuestra condición, y consuele vuestros corazones (las noticias acerca del Apóstol que Tíquico llevaría; además, se le encargaron tres Epístolas: Efesios, Colosenses y la nota breve a Filemón);
9 Con Onésimo, amado y fiel Hermano, el cual es de vosotros (un esclavo fugitivo, que ya ha hallado a Cristo, acompañaba a Tíquico). Todo lo que acá pasa (Roma), os harán saber (la Iglesia en Colosas).
10 Aristarco, mi compañero en la prisión, os saluda (no se sabe si Pablo estaba hablando literal o espiritualmente acerca de este hombre que era un compañero de prisión), y Marcos, el sobrino de Bernabé (se refiere a Juan Marcos, el escritor del Evangelio que lleva su nombre entre los cuatro Evangelios; él era el hijo de la hermana de Bernabé) (acerca del cual habéis recibido mandamientos: si fuere a vosotros, recibidle;) (No se sabe exactamente lo que Pablo quiso decir aquí. Él al menos recomendaba a este joven, lo cual nos dice que el problema que tuvieron hace unos años ya fue corregido [Hch. 15:37-40.])
11 Y Jesús, el que se llama Justo, los cuales son de la Circuncisión. Éstos sólo son los que me ayudan en el Reino de Dios, y me han sido consuelo (tres Judíos: Aristarco, Marcos y Justo).
12 Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo (probablemente el fundador de la Iglesia de Colosas, quien estaba con Pablo por un período de tiempo), siempre solícito por vosotros en oraciones (se refiere a la fuerte intercesión), para que estéis firmes, perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere (la madurez espiritual).
13 Porque le doy testimonio, que tiene gran celo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis. (Fue probablemente Epafras quien fundó las tres Iglesias, ya que estas tres ciudades eran vecinas.)
14 Os saluda Lucas, el médico amado (es Lucas, el escritor del Evangelio que lleva su nombre, además del Libro de los Hechos; también nos enteramos que él era médico, aunque al parecer ya no ejercía su profesión), y Demas. (Lamentablemente, este hombre Demas, quien tuvo un buen comienzo, se desvió del camino [II Tim. 4:10].)
BENDICIÓN FINAL
15 Saludad (acoged) a los Hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas (el Pastor de la Iglesia en Laodicea), y a la Iglesia que está en su casa (casi todas las Iglesias de esa época se reunían en casas).
16 Y cuando esta Carta (Colosenses) fuere leída entre vosotros, haced que también sea leída en la Iglesia de los Laodicenses (la historia hace mención del hecho de que se hicieron muchas copias de estas Epístolas que circulaban entre las Iglesias); y la de Laodicea que la leáis también vosotros. (Claramente se refiere a una Epístola que se perdió y ya no existe para nosotros.)
17 Y decid a Arquipo: Mira que cumplas el Ministerio que has recibido del Señor. (Se refiere al mismo hombre mencionado en Filemón, Versículo 2. La tradición dice que él era el hijo de Filemón, y tal vez era el Pastor de la Iglesia en su casa en la ciudad de Colosas.)
18 La salutación de mi mano, de Pablo (él mismo escribe estas palabras de clausura). Acordaos de mis prisiones (en efecto, él pide oración para que sea liberado de la prisión). La Gracia sea con vosotros (en resumida cuentas, este es el Mensaje del Evangelio). Amén. (Enviada con Tíquico y Onésimo.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,  y no tengo amor,  vengo a ser como metal que resuena,  o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía,  y entendiese todos los misterios y toda ciencia,  y si tuviese toda la fe,  de tal manera que trasladase los montes,  y no tengo amor,  nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres,  y si entregase mi cuerpo para ser quemado,  y no tengo amor,  de nada me sirve. El amor es sufrido,  es benigno;  el amor no tiene envidia,  el amor no es jactancioso,  no se envanece; no hace nada indebido,  no busca lo suyo,  no se irrita,  no guarda rencor; no se goza de la injusticia,  mas se goza de la verdad. Todo lo sufre,  todo lo cree,  todo lo espera,  todo lo soporta. El amor nunca deja de ser;  pero las profecías se acabarán,  y cesarán las lenguas,  y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos,  y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,  entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño,  hablaba como niño,  pensaba como niño,  juzgaba como niño;  mas cuando ya fui hombre,  dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo,  oscuramente;  mas entonces veremos cara a cara.  Ahora conozco en parte;  pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe,  la esperanza y el amor,  estos tres;  pero el mayor de ellos es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
No perdáis,  pues,  vuestra confianza,  que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia,  para que habiendo hecho la voluntad de Dios,  obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá,  y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere,  no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,  sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es,  pues,  la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín,  por lo cual alcanzó testimonio de que era justo,  dando Dios testimonio de sus ofrendas;  y muerto,  aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte,  y no fue hallado,  porque lo traspuso Dios;  y antes que fuese traspuesto,  tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios;  porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,  y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé,  cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían,  con temor preparó el arca en que su casa se salvase;  y por esa fe condenó al mundo,  y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham,  siendo llamado,  obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia;  y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena,  morando en tiendas con Isaac y Jacob,  coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos,  cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara,  siendo estéril,  recibió fuerza para concebir;  y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad,  porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también,  de uno,  y ése ya casi muerto,  salieron como las estrellas del cielo en multitud,  y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido,  sino mirándolo de lejos,  y creyéndolo,  y saludándolo,  y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen,  claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron,  ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor,  esto es,  celestial;  por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos;  porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham,  cuando fue probado,  ofreció a Isaac;  y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho:  En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos,  de donde,  en sentido figurado,  también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob,  al morir,  bendijo a cada uno de los hijos de José,  y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José,  al morir,  mencionó la salida de los hijos de Israel,  y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés,  cuando nació,  fue escondido por sus padres por tres meses,  porque le vieron niño hermoso,  y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés,  hecho ya grande,  rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios,  que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios;  porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto,  no temiendo la ira del rey;  porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,  para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca;  e intentando los egipcios hacer lo mismo,  fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes,  habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo?  Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón,  de Barac,  de Sansón,  de Jefté,  de David,  así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos,  hicieron justicia,  alcanzaron promesas,  taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos,  evitaron filo de espada,  sacaron fuerzas de debilidad,  se hicieron fuertes en batallas,  pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección;  mas otros fueron atormentados,  no aceptando el rescate,  a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes,  y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados,  aserrados,  puestos a prueba,  muertos a filo de espada;  anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras,  pobres,  angustiados,  maltratados; de los cuales el mundo no era digno;  errando por los desiertos,  por los montes,  por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos,  aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe,  no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros,  para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Por tanto,  nosotros también,  teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,  despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia,  y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús,  el autor y consumador de la fe,  el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,  menospreciando el oprobio,  y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo,  para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,  combatiendo contra el pecado;



Romanos 8:
Ahora,  pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley,  por cuanto era débil por la carne,  Dios,  enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,  condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros,  que no andamos conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;  pero los que son del Espíritu,  en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte,  pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;  porque no se sujetan a la ley de Dios,  ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne,  sino según el Espíritu,  si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.  Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,  no es de él. Pero si Cristo está en vosotros,  el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,  mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros,  el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que,  hermanos,  deudores somos,  no a la carne,  para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne,  moriréis;  mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,  viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,  éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el espíritu de adopción,  por el cual clamamos:  ¡Abba,  Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios. Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo,  si es que padecemos juntamente con él,  para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad,  no por su propia voluntad,  sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción,  a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una,  y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella,  sino que también nosotros mismos,  que tenemos las primicias del Espíritu,  nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos,  esperando la adopción,  la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos;  pero la esperanza que se ve,  no es esperanza;  porque lo que alguno ve,  ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos,  con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;  pues qué hemos de pedir como conviene,  no lo sabemos,  pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,  porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios,  todas las cosas les ayudan a bien,  esto es,  a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció,  también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,  para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó,  a éstos también llamó;  y a los que llamó,  a éstos también justificó;  y a los que justificó,  a éstos también glorificó. ¿Qué,  pues,  diremos a esto?  Si Dios es por nosotros,  ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo,  sino que lo entregó por todos nosotros,  ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?  Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió;  más aun,  el que también resucitó,  el que además está a la diestra de Dios,  el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada? Como está escrito:
 Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
 Somos contados como ovejas de matadero. Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir, ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

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