05 November 2014

El 5 de noviembre Lectura Bíblica Diaria





El 5 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Jeremías 49 a 51:
Así dice el Señor acerca de los amonitas: "¿Acaso Israel no tiene hijos? ¿Acaso no tiene herederos? ¿Por qué el dios Moloc ha heredado Gad, y su pueblo vive en sus ciudades? Vienen días afirma el Señor en que yo haré resonar el grito de guerra contra Rabá de los amonitas; y se convertirá en un montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas. a los que de todo la despojaron afirma el Señor. "¡Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida! ¡Griten, hijas de Rabá! ¡Vístanse de luto, y hagan lamentación; corran de un lado a otro, dentro de los muros!, porque Moloc marcha al destierro, junto con sus sacerdotes y oficiales. ¿Por qué te jactas de tus valles, de tus fértiles valles, hija rebelde, que confías en tus tesoros y dices: ¿Quién me atacará?? Voy a hacer que te acose el terror por todas partes afirma el Señor Todopoderoso. Todos serán expulsados, cada uno por su lado, y nadie reunirá a los fugitivos. "Pero después de esto, cambiaré la suerte de los amonitas", afirma el Señor. Habitantes de Dedán: ¡Huyan, vuélvanse atrás! ¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le llegó la hora del castigo. Si los vendimiadores llegaran a ti, ¿no te dejarían algunos racimos? Si de noche te llegaran ladrones, ¿no se llevarían sólo lo que pudieran? Pero yo despojaré por completo a Esaú; descubriré sus escondites, y no podrá ocultarse. Sus hijos, parientes y vecinos, serán destruidos y dejarán de existir. ¡Abandona a tus huérfanos, que yo les protegeré la vida! ¡Tus viudas pueden confiar en mí!" Así dice el Señor: "Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo, la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! Juro por mí mismo afirma el Señor, que Bosra se convertirá en objeto de maldición, y en horror, oprobio y desolación. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades." He oído un mensaje del Señor. Un heraldo lo anuncia entre las naciones: "¡Reúnanse, ataquen a la ciudad! ¡Prepárense para la guerra!" "Te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer afirma el Señor. Tan espantosa será la caída de Edom, que todo el que pase junto a la ciudad quedará pasmado al ver todas sus heridas. Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas; nadie volverá a vivir allí, ni la habitará ningún ser humano afirma el Señor. "Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Edom, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?" Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Edom; escuchen lo que tiene proyectado contra los habitantes de Temán: los más pequeños del rebaño; por causa de ellos sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por el estruendo de su caída; hasta en el Mar Rojo resuenan sus gritos. Remonta vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto. Mensaje acerca de Damasco: "Jamat y Arfad están desconcertadas, pues ya saben de la mala noticia. Naufragan en el mar de la angustia, y no pueden calmarse. Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto. ¿Por qué no ha sido abandonada la ciudad famosa, la que era mi delicia? En aquel día sus jóvenes quedarán tendidos en las calles; ¡perecerán todos sus soldados! afirma el Señor Todopoderoso. Prenderé fuego al muro de Damasco, y los palacios de Ben Adad serán consumidos." Así dice el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia: "¡Vamos, ataquen a Cedar! ¡Destruyan a esa gente del oriente! Sus carpas y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus toldos, bienes y camellos. La gente les gritará: ¡Cunde el terror por todas partes! "¡Huyan, habitantes de Jazor! Escapen ya, escóndanse en lo más profundo de la tierra afirma el Señor. Nabucodonosor, rey de Babilonia, maquina planes contra ustedes; contra ustedes ha diseñado un plan. "¡Vamos, ataquen a esta nación indolente que vive del todo confiada, nación que no tiene puertas ni cerrojos, y que vive muy aislada! afirma el Señor. Sus camellos serán el botín, y su numeroso ganado, el despojo. a los que se rapan las sienes; de todas partes les traeré su ruina afirma el Señor. Jazor se convertirá en una guarida de chacales, en un lugar desolado para siempre. Ningún ser humano vivirá allí, nadie habitará en ese lugar." La palabra del Señor acerca de Elam vino al profeta Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. Así dice el Señor Todopoderoso: "Voy a quebrar el arco de Elam; voy a acabar con lo mejor de su poderío. Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos desde los cuatro confines de la tierra. Los voy a esparcir por los cuatro vientos, y no quedará nación alguna adonde no lleguen sus desterrados. Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre ellos calamidad afirma el Señor. hasta que los haya exterminado. Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales afirma el Señor. "Pero en los días venideros cambiaré la suerte de Elam", afirma el Señor. La palabra del Señor acerca de los babilonios y de su país vino al profeta Jeremías: "¡Anuncien y proclamen entre las naciones! ¡Proclámenlo, levanten un estandarte! No oculten nada, sino digan: ¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas, y aterrados sus ídolos! Porque la ataca una nación del norte, que dejará desolada a su tierra. Hombres y animales saldrán huyendo, y no habrá nadie que la habite. "En aquellos días, en aquel tiempo, la gente de Israel y de Judá irá llorando en busca del Señor, su Dios afirma el Señor. Preguntarán por el camino de Sión, y hacia allá se encaminarán. en un pacto eterno, que ya no olvidarán. "Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina, y se ha olvidado de su redil. Todos los que lo encuentran, lo devoran; No somos culpables decían sus enemigos, porque ellos pecaron contra el Señor; ¡él es morada de justicia, esperanza de sus antepasados! "¡Huyan de Babilonia; abandonen ese país! que guían a las ovejas. Porque yo movilizo contra Babilonia, una alianza de grandes naciones del norte. Se alistarán contra ella, y desde el norte será conquistada. que no vuelven con las manos vacías. Babilonia será saqueada, y todos sus saqueadores se saciarán afirma el Señor. "¡Ustedes, que saquean mi heredad, alégrense y regocíjense! ¡Salten como terneros en la pradera, relinchen como sementales! Pero la patria de ustedes quedará humillada; la que les dio la vida quedará en vergüenza. Será la última de las naciones; se convertirá en sequedal, desierto y estepa. Por el enojo del Señor no será habitada, sino que quedará en desolación. quedará pasmado al ver todas sus heridas. "¡Tomen posiciones alrededor de Babilonia, todos los que tensan el arco! ¡Dispárenle, no escatimen flechas, porque ha pecado contra el Señor! Griten en torno de ella: ¡Babilonia se rinde! ¡Cayeron sus torres, se derrumbaron sus muros! ¡Ésta es la venganza del Señor! ¡Vénguense de ella! ¡Páguenle con la misma moneda! Exterminen al que siembra en Babilonia, y al que maneja la hoz en la cosecha. Ante la espada del opresor, cada uno retorna a su pueblo, cada cual huye a su país. "Israel es como un rebaño descarriado, acosado por los leones. Primero lo devoró el rey de Asiria, y luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró todos los huesos." Por eso, así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: "Castigaré al rey de Babilonia y a su país como castigué al rey de Asiria. Haré que Israel vuelva a su prado y que se alimente en el Carmelo y en Basán. en las montañas de Efraín y Galaad. En aquellos días se buscará la iniquidad de Israel, pero ya no se encontrará. En aquel tiempo se buscarán los pecados de Judá, pero ya no se hallarán, porque yo perdonaré a los que deje con vida afirma el Señor. "¡Ataca el país de Meratayin y a los que viven en Pecod! ¡Mátalos, destrúyelos por completo! ¡Cumple con todas mis órdenes! afirma el Señor. ¡En el país hay estruendo de guerra y de impresionante destrucción! ¡Cómo ha sido quebrado y derribado el martillo de toda la tierra! ¡Babilonia ha quedado desolada en medio de las naciones! Te tendí una trampa, y en ella caíste antes de que te dieras cuenta. Fuiste sorprendida y apresada, porque te opusiste al Señor. El Señor ha abierto su arsenal, y ha sacado las armas de su ira; el Señor omnipotente, el Todopoderoso, tiene una tarea que cumplir en el país de los babilonios. ¡Atáquenla desde los confines de la tierra! ¡Abran sus graneros! ¡Amontónenla como a las gavillas! ¡Destrúyanla por completo! ¡Que no quede nada de ella! ¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues les ha llegado el día, el día de su castigo! Se oye la voz de los fugitivos, de los que escaparon de Babilonia; vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza por su templo. "Recluten contra Babilonia a los arqueros, a todos los que tensan el arco; acampen a su alrededor, y que no escape ninguno. Retribúyanle según sus obras, páguenle con la misma moneda. Porque ella ha desafiado al Señor, al Santo de Israel. Por eso en aquel día caerán sus jóvenes en las calles y perecerán todos sus soldados afirma el Señor. "Estoy contra ti, nación arrogante afirma el Señor, el Señor Todopoderoso; al fin ha llegado el día, el día de tu castigo. El arrogante tropezará y caerá, y no habrá quien lo ayude a levantarse. Prenderé fuego a todas sus ciudades, fuego que consumirá cuanto le rodea." Así dice el Señor Todopoderoso: "Israel y Judá son pueblos oprimidos; sus enemigos los tienen apresados, no los dejan en libertad. Pero su redentor es fuerte, su nombre es el Señor Todopoderoso. Con vigor defenderá su causa; traerá la paz a la tierra, pero a Babilonia, el terror. "¡Muerte a los babilonios! ¡Muerte a sus jefes y sabios! afirma el Señor. ¡Muerte a sus falsos profetas! ¡Que pierdan la razón! ¡Muerte a sus guerreros! ¡Que queden aterrorizados! ¡Muerte a sus caballos y carros! ¡Muerte a todos sus mercenarios! ¡Que se vuelvan como mujeres! ¡Muerte a sus tesoros! ¡Que sean saqueados! ¡Muerte a sus aguas! ¡Que queden secas! Porque Babilonia es un país de ídolos, de ídolos terribles que provocan la locura. "Por eso las fieras del desierto vivirán allí con las hienas; también los avestruces harán allí su morada. Nunca más volverá a ser habitada; quedará despoblada para siempre. Será como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra, y a sus ciudades vecinas; allí nadie volverá a vivir, ni la habitará ningún ser humano afirma el Señor. "Del norte viene un ejército; desde los confines de la tierra se preparan una gran nación y muchos reyes. Vienen armados con arcos y lanzas; son crueles y desalmados. Vienen montados a caballo; su estruendo es como el bramido del mar. Contra ti, bella Babilonia, contra ti marchan en formación de combate, alineados como un solo hombre. El rey de Babilonia ha escuchado la noticia, y sus brazos flaquean; de él se apodera la angustia y le vienen dolores de parto. Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Babilonia, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?" Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Babilonia, escuchen lo que tiene proyectado en contra del país de los babilonios: los más pequeños del rebaño; por causa de ellos, sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por la estruendosa caída de Babilonia; resuenan sus gritos en medio de las naciones. Así dice el Señor: "Voy a levantar un viento destructor contra Babilonia y la gente de Leb Camay. Enviaré contra Babilonia gente que la lance por los aires, que la aviente como se avienta el trigo, hasta dejarla vacía. la atacarán por todas partes. Que no tense el arquero su arco, ni se vista la coraza. No perdonen a sus jóvenes; destruyan a su ejército por completo. Caerán muertos en el país de los babilonios; serán traspasados en las calles. Aunque Israel y Judá están llenos de culpa delante del Santo de Israel, no han sido abandonados por su Dios, el Señor Todopoderoso. "¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda! No perezcan por causa de su iniquidad. de que el Señor tome venganza; ¡él le dará su merecido! En la mano del Señor que embriagaba a toda la tierra. y se enloquecieron. Pero de pronto Babilonia cayó hecha pedazos. ¡Giman por ella! Traigan bálsamo para su dolor; tal vez pueda ser curada. "Quisimos curar a Babilonia, pero no pudo ser sanada; abandonémosla, y regrese cada uno a su país, porque llega su condena hasta los cielos; ¡se eleva hasta las nubes! "¡El Señor nos ha vindicado! Vengan, que en Sión daremos a conocer lo que ha hecho el Señor, nuestro Dios. "¡Afilen las flechas! ¡Ármense con escudos! de los reyes de Media para destruir a Babilonia. Ésta es la venganza del Señor, la venganza por su templo. ¡Levanten el estandarte contra los muros de Babilonia! ¡Refuercen la guardia! ¡Pongan centinelas! ¡Preparen la emboscada! El Señor cumplirá su propósito; cumplirá su decreto contra los babilonios. Tú, que habitas junto a muchas aguas y eres rica en tesoros, has llegado a tu fin, al final de tu existencia. El Señor Todopoderoso ha jurado por sí mismo: Te llenaré de enemigos, como de langostas, y sobre ti lanzarán gritos de victoria. "Con su poder hizo el Señor la tierra; con su sabiduría afirmó el mundo; con su inteligencia extendió los cielos. Ante su trueno, braman las lluvias en el cielo, y desde los confines de la tierra hace que suban las nubes; entre relámpagos desata la lluvia, y saca de sus depósitos el viento. "Todo hombre es necio e ignorante; todo orfebre se avergüenza de sus ídolos. Sus ídolos son una mentira; no tienen aliento de vida. Son absurdos, objetos de burla; en el tiempo del juicio serán destruidos. La porción de Jacob no es como aquéllos; su Dios es el creador de todas las cosas. Su *nombre es el Señor Todopoderoso; Israel es la tribu de su heredad. "Tú eres mi mazo, mi arma de guerra; contigo destrozo naciones y reinos. Contigo destrozo jinetes y caballos; contigo destrozo aurigas y carros de guerra. Contigo destrozo hombres y mujeres; contigo destrozo jóvenes y ancianos, contigo destrozo jóvenes y doncellas. Contigo destrozo pastores y rebaños; contigo destrozo labradores y yuntas, contigo destrozo jefes y gobernantes. "Pero en presencia de ustedes les daré su merecido a Babilonia y a todos sus habitantes por todo el mal que han hecho en Sión afirma el Señor. "Estoy en contra tuya, monte del exterminio, que destruyes toda la tierra afirma el Señor. Extenderé mi mano contra ti; te haré rodar desde los peñascos y te convertiré en monte quemado. No volverán a tomar de ti piedra angular, ni piedra de cimiento, porque para siempre quedarás desolada afirma el Señor. "¡Levanten la bandera en el país! ¡Toquen la trompeta entre las naciones! ¡Convoquen contra ella a los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz! ¡Pongan al frente un general! ¡Que avancen los caballos cual plaga de langostas! ¡Convoquen contra ella a las naciones, a los reyes de Media, y a sus gobernadores y oficiales! ¡Convoquen a todo su imperio! La tierra tiembla y se sacude; se cumplen los planes de Dios contra Babilonia, al convertirla en un desierto desolado donde nadie ha de habitar. Dejaron de combatir los guerreros de Babilonia; se escondieron en las fortalezas. Sus fuerzas se agotaron; se volvieron como mujeres. y destrozados sus cerrojos. Corre un emisario tras el otro; un mensajero sigue a otro mensajero, para anunciarle al rey de Babilonia que toda la ciudad ha sido conquistada. Los vados han sido ocupados, e incendiados los esteros; llenos de pánico quedaron los guerreros." Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: "La bella Babilonia es como una era en el momento de la trilla; ¡ya le llega el tiempo de la cosecha!" "Nabucodonosor, el rey de Babilonia, me devoró, me confundió; me dejó como un plato vacío. Me tragó como un monstruo marino, con mis delicias se ha llenado el estómago para luego vomitarme. Dice Jerusalén: ¡Que recaiga sobre Babilonia la violencia que me hizo! Dice la moradora de Sión: ¡Que mi sangre se derrame sobre los babilonios! " Por eso, así dice el Señor: "Voy a defender tu causa, y llevaré a cabo tu venganza; voy a secar el agua de su mar, y dejaré secos sus manantiales. Babilonia se convertirá en un montón de ruinas, en guarida de chacales, en objeto de horror y de burla, en un lugar sin habitantes. Juntos rugen como leones; gruñen como cachorros de león. Cuando entren en calor, les serviré bebida; los embriagaré para que se diviertan. del que ya no despertarán afirma el Señor. Voy a llevarlos al matadero, como si fueran corderos; como carneros y chivos. "¡Cómo ha sido capturada Sesac! [3] ¡Cómo ha sido conquistado el orgullo de toda la tierra! en un horror para las naciones. El mar ha subido contra Babilonia; agitadas olas la han cubierto. Desoladas han quedado sus ciudades: como un sequedal, como un desierto. Nadie habita allí; nadie pasa por ese lugar. Voy a castigar al dios Bel en Babilonia; haré que vomite lo que se ha tragado. Ya no acudirán a él las naciones, ni quedará en pie el muro de Babilonia. "¡Huye de ella, pueblo mío! ¡Sálvese quien pueda de mi ardiente ira! No desfallezcan, no se acobarden por los rumores que corren por el país. Año tras año surgen nuevos rumores; cunde la violencia en el país, y un gobernante se levanta contra otro. Se acercan ya los días en que castigaré a los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada; caerán sus víctimas en medio de ella. Entonces el cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, lanzarán gritos de júbilo contra Babilonia, porque del norte vendrán sus destructores afirma el Señor. "Babilonia tiene que caer por las víctimas de Israel, así como en toda la tierra cayeron las víctimas de Babilonia. Ustedes, los que escaparon de la espada, huyan sin demora. Invoquen al Señor en tierras lejanas, y no dejen de pensar en Jerusalén." "Sentimos vergüenza por los insultos; estamos cubiertos de deshonra, porque han penetrado extranjeros en el santuario del Señor." "Por eso, vienen días en que castigaré a sus ídolos; a lo largo de todo el país gemirán sus heridos afirma el Señor. Aunque Babilonia suba hasta los cielos, y en lo alto fortifique sus baluartes, yo enviaré destructores contra ella afirma el Señor. "Se oyen clamores por la gran destrucción del país de Babilonia. El Señor la destruye por completo; pone fin a su bullicio. Rugen sus enemigos como olas agitadas; resuena el estruendo de su voz. Llega contra Babilonia el destructor; sus guerreros serán capturados, y sus arcos serán hechos pedazos. que a cada cual le da su merecido. Voy a embriagar a sus jefes y a sus sabios; a sus gobernadores, oficiales y guerreros; y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán", afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso. Así dice el Señor Todopoderoso: "Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo." Éste es el mandato que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maseías, cuando fue a Babilonia con Sedequías, rey de Judá, durante el año cuarto de su reinado. Seraías era el jefe de este viaje. Jeremías había descrito en un rollo todas las calamidades que le sobrevendrían a Babilonia, es decir, todo lo concerniente a ella. Jeremías le dijo a Seraías: "En cuanto llegues a Babilonia, asegúrate de leerles todas estas palabras. Luego diles: Señor, tú has dicho que vas a destruir este lugar, y que lo convertirás en una desolación perpetua, hasta que no quede en él un solo habitante, ni hombre ni animal. Cuando termines de leer el rollo, átale una piedra y arrójalo al Éufrates. Luego diles: Así se hundirá Babilonia, y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella. " Aquí concluyen las palabras de Jeremías.


Salmo 26:
Hazme justicia, Señor, pues he llevado una vida intachable; ¡en el Señor confío sin titubear! Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón. Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas; aborrezco la compañía de los malvados; no cultivo la amistad de los perversos. Con manos limpias e inocentes camino, Señor, en torno a tu altar, proclamando en voz alta tu alabanza y contando todas tus maravillas. Señor, yo amo la casa donde vives, el lugar donde reside tu gloria. En la muerte, no me incluyas entre pecadores y asesinos, entre gente que tiene las manos llenas de artimañas y sobornos. Yo, en cambio, llevo una vida intachable; líbrame y compadécete de mí. Tengo los pies en terreno firme, y en la gran asamblea bendeciré al Señor.



Proverbios 14:
La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye. El que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo desprecia. De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección. Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha. El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras. El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil. Manténte a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento. La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad. Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero los íntegros cuentan con el favor de Dios. Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría. La casa del malvado será destruida, pero la morada del justo prosperará. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. También de reírse duele el corazón, y hay alegrías que acaban en tristeza. El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia; el hombre bueno, el premio de sus acciones. El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va. El sabio teme al Señor y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado. El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar. Herencia de los inexpertos es la necedad; corona de los prudentes, el conocimiento. Los malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de los justos. Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los que aman al rico. Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres! Pierden el camino los que maquinan el mal, pero hallan amor y verdad los que hacen el bien. Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza. La corona del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad. El testigo veraz libra de la muerte, pero el testigo falso miente. El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos. El temor del Señor es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte. Gloria del rey es gobernar a muchos; un príncipe sin súbditos está arruinado. El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado. El malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su integridad. En el corazón de los sabios mora la sabiduría, pero los necios ni siquiera la conocen. La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos. El rey favorece al siervo inteligente, pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.



El Libro de Juan Capítulo 21 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN JUAN
CAPÍTULO 21
(33 d.C.)
JESÚS




DESPUÉS se manifestó Jesús otra vez a Sus Discípulos (Jesús solamente apareció, aparentemente, a los que eran Sus Seguidores; los Creyentes eran los únicos que podían ver Su Cuerpo Espiritual) en el Mar de Tiberias (el Mar de Galilea); y se manifestó de esta manera (la cuarta aparición del Señor, por lo menos en el contexto de Sus grandes victorias sobre varios problemas de la vida).
2 Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás, llamado el Dídimo, y Natanael, el que era de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de Sus Discípulos.
3 Les dice Simón, Voy a pescar (aunque Las Escrituras no están claras en esto, parece que esta expedición de ir a pescar no fue por recreación, sino más bien por la necesidad de ganarse la vida para sus familias; sin embargo, un Ministerio que se origina en la energía de la voluntad carnal es infructuosa; pero cuando está bajo el Gobierno de la Cabeza de la Iglesia, producirá fruto abundante). Le dicen, Vamos nosotros también contigo (los otros seis Discípulos presentes; no nos dice dónde estaban los cuatro restantes durante este tiempo). Fueron, y subieron en un barco (probablemente se refirió a uno de los barcos que Pedro y los hijos de Zebedeo usaron antes en su negocio previo de la pesca); y aquella noche no cogieron nada (ellos hacían esto para poder aumentar los ingresos, no por recreación).
EL MILAGRO
4 Y venida la mañana (ellos habían pescado toda la noche, pero sin éxito), Jesús se puso a la ribera (el comienzo de una lección muy útil): mas los Discípulos no entendieron que era Jesús (de nuevo, describe la misma experiencia que los demás tuvieron).
5 Y les dijo, Hijos, ¿tenéis algo de comer? (Esta pregunta tenía la intención de sacarlos de su ensimismamiento, porque su preocupación en ese momento era sólo en ganarse la vida para proveer a sus familias.) Le respondieron, No (fue infructuoso después de una noche entera de trabajo).
6 Y Él les dice, Echad la red a la mano derecha del barco, y hallaréis (¿qué serían sus pensamientos con respecto a la admonición de ese extraño?). Entonces la echaron (parece sugerir que Juan sospechaba que Éste era el Señor), y no la podían en ninguna manera sacar, por la multitud de los peces (esta aparición de Cristo se dirige al problema de la vida de la "preocupación").
7 Entonces aquel Discípulo, al cual amaba Jesús (Juan), dijo a Pedro, Es El Señor (sin lugar a dudas, sería uno de los mejores momentos en sus vidas). Y Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa, (porque estaba desnudo,) (no se refiere a la falta de ropa, sino más bien que él había puesto a un lado su ropa externa para que no se ensuciara) y se echó al mar (no para atender la red sobrecargada, sino más bien para llegar a Jesús con más rapidez).
8 Y los otros Discípulos vinieron con la barca (diferente que del barco principal) (porque no estaban lejos de tierra sino como doscientos codos,) (aproximadamente 91.5 metros [o sea unas 100 yardas]) trayendo la red de peces (representó una pesca fabulosa la cual sólo requirió unos cuantos minutos, en comparación a sus esfuerzos en toda la noche de lo que resultó solamente en redes vacías; ¡así es el esfuerzo con Cristo, y así es el esfuerzo sin Cristo!).
9 Y como descendieron a tierra, vieron ascuas puestas, y un pez encima de ellas, y pan (¿dónde adquirió Jesús estas provisiones? Personalmente yo creo que Él las proporcionó milagrosamente).
10 Les dice Jesús, Traed de los peces que acabáis de pescar (demuestra el hecho de que los pescados que Jesús había cocinado no llegaron de esta provisión en particular).
11 Subió Simón Pedro, y trajo la red a tierra, llena de grandes peces (insinúando que cada pez era más grande que lo normal), ciento cincuenta y tres (el Espíritu Santo dio el número exacto por un propósito y motivo; los Discípulos serían pescadores de hombres, no de pescados, por así decirlo; en consecuencia, el número dado de los pescados demuestra el hecho de que cada alma es preciosa en los Ojos de Dios, y en consecuencia enumerado): y siendo tantos, la red no se rompió (presenta un contraste de la pesca milagrosa en Lucas 5:6, donde la red se rompió; simbólicamente quiere decir que la red se rompió esa vez porque el Espíritu Santo todavía no había venido; con el Espíritu Santo, la red no se rompería).
12 Les dice Jesús, Venid y comed (como de costumbre Él funcionaba como Siervo, aunque en Su Estado Glorificado). Y ninguno de los Discípulos osaba preguntarle, ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor (desgraciadamente, muchos hoy en día se preguntan, perteneciente a ciertos fenómenos religiosos, "¿quién eres tú?"; que significa que las señales del Verdadero Evangelio están poco presentes).
13 Viene pues Jesús, y toma el pan, y les da, y asimismo del pez (el "pan" era simbólico de Él Mismo, y el pescado, es decir, "la carne," es simbólica de Su Palabra).
14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestó a Sus Discípulos, habiendo resucitado de los muertos (la tercera vez a Sus Discípulos; hay un poco de discrepancia en cuanto a cuántas veces Él se apareció, pero el hecho es que Él se le apareció a muchos después de Su Resurrección, antes de Su Ascensión).
LA COMISIÓN
15 Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro, Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas más que estos? (este interrogante se refiere a la jactancia de Pedro inmediatamente antes de la Crucifixión de que él amaba a Jesús más que los demás Discípulos [Mat. 26:31-35; Marc. 14:29]) Le dice, Sí, Señor; Tú sabes que Te amo (Jesús usó el verbo Griego "Agapao" para Amor, lo cual quiere decir "ardiente, supremo y perfecto," mientras que Pedro usó el verbo Griego "Filéo," que quiere decir "sentir cariño, tener amistad con otro"). Le dice, Apacienta Mis Corderos (se refiere a los nuevos convertidos, quienes necesitaban atención especial, y les serían confiados a Pedro).
16 Le vuelve a decir la segunda vez, Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas? (El interrogante muestra a Jesús omitiendo las palabras, "más que éstos"; sin embargo, Él sigue usando la palabra Griega fuerte "Agapao" para amor; al omitir estas palabras, Jesús aleja de Pedro su actitud arrogante.) Le responde, Sí, Señor; Tú sabes que Te amo (Pedro continúa usando el mismo verbo Griego "Filéo" para Amor como lo hizo la primera vez; no es negativo, sino más bien positivo; él por fin se da cuenta que no puede confiar en la carne). Le dice, Apacienta Mis Ovejas (Cristo usó la palabra "Ovejas," Él se refiere ahora a los Creyentes fuertes y maduros).
17 Le dice la tercera vez, Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas? (Jesús emplea ahora la palabra más débil "Filéo" para Amor, como Pedro la usaba.) Se entristeció Pedro de que le dijese la tercera vez, ¿Me amas? (Pedro comprende muy bien que Jesús Mismo ahora estaba usando la palabra menor por Amor, la cual le indica algo al Apóstol.) y Le dice, Señor, Tú sabes todas las cosas (el Apóstol ya se da cuenta que Jesús sabe todo acerca de él — lo que hacía, pensaba y sentía; Pedro también sabía que el Señor había herido Su corazón para poder entrenarle y equiparle para que tuviera el honor supremo de pastorear a las Ovejas, que para Él son las más preciosas, es decir, las Ovejas de Jn., cap. 10); Tú sabes que Te amo (y Jesús, por supuesto, sabía). Le dice Jesús, Apacienta Mis Ovejas (expresa confianza total y completa).
LA PROFECÍA
18 De cierto, de cierto te digo, Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías (se refiere a su flor de vida): mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro (predijo la fidelidad de Pedro hasta la muerte, la cual indudablemente le infundió aliento y fuerza a su corazón traspasado y, también, prohibió a los otros Discípulos de hacerle recordar desdeñosamente su cobardía anterior), y te llevará adonde no quieras (se refiere al tiempo y el día distante cuando moriría).
19 Y esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios (Tertuliano y Eusebio dijeron que el Apóstol al enfrentarse con la muerte, prefirió la crucifixión con la cabeza hacia abajo por la súplica que de ser Crucificado como su Maestro era un honor demasiado grande para alguien que había negado a su Señor). Y dicho esto, le dice (dicho a Pedro), Sígueme (con una sola palabra, el Señor corrige cada una de las faltas de Pedro, y le instituía a Su Misión sublime).
JUAN
20 Volviéndose Pedro, ve a aquel Discípulo al cual amaba Jesús, que seguía (habló de Juan, y una vez más, aun tan pronto, presenta la característica extraordinaria de Pedro de guiar en vez de seguir; ¡es difícil cambiar los viejos hábitos!); el que también se había recostado a su Pecho en la cena, y Le había dicho, Señor, ¿quién es el que Te ha de entregar? (Este interrogante muestra a Juan que se refiere a sí mismo, y nos vuelve la atención a la Última Cena.)
21 Así que Pedro vio a éste, dice a Jesús, Señor, ¿y éste, qué? (Pedro hace una pregunta que provocó su reprensión.)
22 Le dice Jesús, Si quiero que él quede hasta que Yo venga, ¿qué a ti? (En efecto, Jesús declara a Pedro que no es asunto suyo la que es la Voluntad de Dios para Juan.) Sígueme tú (el pronombre "tú" es enfático; la lección que debemos aprender de esto es que no es la gloria de alguna Iglesia, sino para la Gloria Personal del Señor Jesús; tenemos que seguirle a Él, lo cual significa que tenemos que seguir nada más que a Él; esto solo nos guardará y nos ocupará hasta a un extremo que, si lo hacemos debidamente, no nos meteríamos en los asuntos de los demás).
23 Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel Discípulo no había de morir (la manera en que Las Escrituras pueden ser malinterpretadas): más Jesús no le dijo, No morirá (se refiere a Juan que pone en claro lo que Jesús en efecto le había dicho); sino, Si quiero que él quede hasta que Yo venga ¿qué a ti? (Jesús en las palabras, "Si quiero," es el que dispone la vida humana y, además, revela Su Deidad. Jesús vino a él en la Isla de Patmos y le dio una gran Revelación, lo cual clausuró el Canon de Las Escrituras.)
EL TESTIMONIO
24 Este es aquel Discípulo que da testimonio de estas cosas (presenta a Juan como testigo ocular de todo lo que relata), y escribió estas cosas (verifica a Juan como el autor de este Evangelio): y sabemos que su testimonio es verdadero (verifica la Inspiración del Espíritu Santo sobre estos relatos de los cuales nosotros describimos como "El Evangelio según San Juan").
25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús (habla, sin lugar a dudas, de los muchos Milagros que Él hizo, algunos de los cuales no se registran en ninguno de los cuatro Evangelios), que si se escribiesen cada una por sí (facilita la creencia a la idea que Jesús había realizado muchos más Milagros que no fueron registrados), ni aun en el mundo pienso que cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén (Cristo es infinito, la Tierra finito; por lo tanto, la suposición del Versículo es lo más razonable).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels:

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home