14 September 2014

El 15 de Setiembre Lectura Bíblica Diaria



El 15 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:

Job 24 a 26:


"Si los tiempos no se esconden del Todopoderoso, ¿por qué no los perciben quienes dicen conocerlo? Hay quienes no respetan los linderos, y pastorean ganado robado; a los huérfanos los despojan de sus asnos; a las viudas les quitan en prenda sus bueyes; apartan del camino a los necesitados; a los pobres del país los obligan a esconderse. Como asnos salvajes del desierto, se afanan los pobres por encontrar su presa, y el páramo da de comer a sus hijos. En campos ajenos recogen forraje, y en las viñas de los malvados recogen uvas. Por no tener ropa, se pasan la noche desnudos; ¡no tienen con qué protegerse del frío! Las lluvias de las montañas los empapan; no teniendo más abrigo, se arriman a las peñas. Al huérfano se le aparta de los pechos de su madre; al pobre se le retiene a cambio de una deuda. Por no tener ropa, andan desnudos; aunque cargados de trigo, van muriéndose de hambre. Exprimen aceitunas en las terrazas; pisan uvas en las cubas, pero desfallecen de sed. De la ciudad se eleva el clamor de los moribundos; la garganta de los heridos reclama ayuda, ¡pero Dios ni se da por enterado! "Hay quienes se oponen a la luz; no viven conforme a ella ni reconocen sus caminos. Apenas amanece, se levanta el asesino y mata al pobre y al necesitado; apenas cae la noche, actúa como ladrón. Los ojos del adúltero están pendientes de la noche; se dice a sí mismo: No habrá quien me vea, y mantiene oculto el rostro. Por la noche, entra el ladrón a casa ajena, pero se encierra durante el día; ¡de la luz no quiere saber nada! Para todos ellos, la mañana es oscuridad; prefieren el horror de las tinieblas." "Los malvados son como espuma sobre el agua; su parcela está bajo maldición; ya no van a trabajar a los viñedos. Y así como el calor y la sequía arrebatan con violencia la nieve derretida, así el sepulcro arrebata a los pecadores. Su propia madre se olvida de ellos; los gusanos se los comen; nadie vuelve a recordarlos, ¡son desgajados como árboles! Maltratan a la estéril, a la mujer sin hijos; jamás buscan el bien de la viuda. Pero Dios, con su poder, arrastra a los poderosos; cuando él se levanta, nadie tiene segura la vida. Dios los deja sentirse seguros, pero no les quita la vista de encima. Por algún tiempo son exaltados, pero luego dejan de existir; son humillados y recogidos como hierba, ¡son cortados como espigas! ¿Quién puede probar que es falso lo que digo, y reducir mis palabras a la nada?" A esto respondió Bildad de Súah: "Dios es poderoso e infunde temor; él pone orden en las alturas de los cielos. ¿Pueden contarse acaso sus ejércitos? ¿Sobre quién no alumbra su luz? ¿Cómo puede el hombre declararse inocente ante Dios? ¿Cómo puede alegar pureza quien ha nacido de mujer? Si a sus ojos no tiene brillo la luna, ni son puras las estrellas, mucho menos el hombre, simple gusano; ¡mucho menos el hombre, miserable lombriz!" Pero Job intervino: "¡Tú sí que ayudas al débil! ¡Tú sí que salvas al que no tiene fuerza! ¡Qué consejos sabes dar al ignorante! ¡Qué gran discernimiento has demostrado! ¿Quién te ayudó a pronunciar tal discurso? ¿Qué espíritu ha hablado por tu boca?" "Un estremecimiento invade a los muertos, a los que habitan debajo de las aguas. Ante Dios, queda el sepulcro al descubierto; nada hay que oculte a este destructor. Dios extiende el cielo sobre el vacío; sobre la nada tiene suspendida la tierra. En sus nubes envuelve las aguas, pero no revientan las nubes con su peso. Cubre la faz de la luna llena al extender sobre ella sus nubes. Dibuja el horizonte sobre la faz de las aguas para dividir la luz de las tinieblas. Aterrados por su reprensión, tiemblan los pilares de los cielos. Con un soplo suyo se despejan los cielos; con su poder Dios agita el mar. Con su sabiduría descuartizó a Rahab; con su mano ensartó a la serpiente escurridiza. ¡Y esto es sólo una muestra de sus obras, un murmullo que logramos escuchar! ¿Quién podrá comprender su trueno poderoso?"



Salmo 125:
Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre. Como rodean las colinas a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, desde ahora y para siempre. No prevalecerá el cetro de los impíos sobre la heredad asignada a los justos, para que nunca los justos extiendan sus manos hacia la maldad. Haz bien, Señor, a los que son buenos, a los de recto corazón. Pero a los que van por caminos torcidos deséchalos, Señor, junto con los malhechores. ¡Que haya paz en Israel!




Proverbios 25:


Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes como alto es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la plata, y de allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia del rey al malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille ante gente importante. no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que te oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada. Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca son las buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, contaminado pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien comer mucha miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.



El Libro de Marcos Capítulo 10 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS




CAPÍTULO 10
(33 d.C.)
TOCANTE AL MATRIMONIO
Y EL DIVORCIO




Y PARTIÉNDOSE de allí (de Capernaum), vino a los términos (fronteras) de
Judea y tras el Jordán (el lado oriental del Río Jordán; Él no volverá a esta región, pero será crucificado en Jerusalén): y volvió el pueblo a juntarse a Él (era el tiempo de la Pascua y muchas personas estaban en camino a Jerusalén); y de nuevo les enseñaba como solía (necesitaban Su Enseñanza tanto, pero sólo Su Muerte los pondrá en libertad).
2 Y llegándose los Fariseos (habían Fariseos en la muchedumbre, que llegaban a Jerusalén), Le preguntaron, ¿Es lícito al marido repudiar a su mujer? (La pregunta del divorcio y del casarse otra vez era la gran controversia de aquel entonces en Israel.) para tentarle.
3 Mas Él respondiendo les dijo, ¿Qué os mandó Moisés? (Los llevaba a la Palabra, pero no como esperaban — no los dirigía a la Ley de Moisés.)
4 Y ellos dijeron, Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiarla ([Deut. 24:1], pero malinterpretaban a Moisés, justo como muchos hacen).
5 Y respondiendo Jesús les dijo, Por la dureza de vuestro corazón os escribió este Mandamiento (el Señor no niega que Moisés permitió el divorcio; tal mandamiento él no hizo; por consiguiente, cuando los Fariseos se abrigaban bajo el reconocimiento temporal de un mal necesario, era lo mismo que admitir que no habían crecido más que la estatura moral de sus padres).
6 Pero al principio de la Creación, varón y hembra los hizo Dios (no a partir del principio de la Creación en sí, sino más bien, a partir del principio de la Creación de la humanidad).
7 Por esta causa (tiene que ver con el modo en que el hombre y la mujer fueron creados y, por lo tanto, del modo que deben vivir) dejará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará a su mujer (completamente desacredita el estilo de la vida homosexual);
8 Y los que eran dos (los dos), serán hechos una carne (una de las razones por las cuales el adulterio y la fornicación son tan malos): así que no son más dos, sino una sola carne (la Voluntad de Dios cuando alcanza su conclusión lógica y hermosa).
9 Pues lo que Dios juntó (coloca el sello de la aprobación de Dios en la unión matrimonial; y hablamos de la familia nuclear de marido, esposa y niños), no lo aparte el hombre (hay sólo dos bases Bíblicas para el divorcio y el casarse de nuevo: A. Fornicación [Mat. 5:32]; y, B. Abandono a base de motivos espirituales [1 Cor. 7:14-15]).
10 Y en casa (donde evidentemente se habían detenido para pasar la noche en el camino a Jerusalén) volvieron Sus Discípulos a preguntarle de lo mismo (el asunto del divorcio y del casarse de nuevo).
11 Y Él les dice (corresponde al matrimonio después del divorcio), Cualquiera que repudiare a su mujer (se refiere al divorcio), y se casare con otra, comete adulterio contra ella (se refiere a no tener ninguna base Bíblica; en hacer tal, él comete el pecado no sólo contra Dios, sino también contra su esposa).
12 Y si la mujer repudiare a su marido (divorcio) y se casare con otro, comete adulterio (otra vez, no tiene ninguna base Bíblica; tal constituye el pecado de adulterio).

JESÚS BENDICE A LOS NIÑOS
13 Y Le presentaban niños para que los tocase (esta costumbre encuentra su simbolismo en Gén. 48:14-15): y Sus Discípulos reprochaban a los que los presentaban (indica una paradoja; los Discípulos reprochaban fuertemente a la gente de traer sus niños a Jesús, mientras Jesús bendecía fuertemente a los que fueron llevados a Él).
14 Y viéndolo Jesús (vio lo que los Discípulos hacían), se enojó (fue movido con fuerte indignación), y les dijo, Dejad a los niños venir a Mí, y no se lo estorbéis: porque de los tales es el Reino de Dios (comenzar la crianza de un niño en lo correcto, para asegurar su Salvación [Prov. 22:6]).
15 De cierto os digo, Cualquiera que no recibiere el Reino de Dios como un niño (la simplicidad del niño pequeño es el modelo y la regla para cada uno que desea, por la Gracia de Cristo, obtener el Reino del Cielo), no entrará en él (indica una doble negativa en el Griego, y por consiguiente, indica una negación enfática).
16 Y tomándolos en los Brazos, poniendo las Manos sobre ellos, los bendecía (Él los bendecía de una manera fervorosa).
EL NOBLE JOVEN RICO
17 Y saliendo Él para seguir su camino (la próxima mañana salía de la casa, e iba hacia Jerusalén), vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de Él (él no está pidiendo por ayuda física, sino ayuda espiritual), Le preguntó, Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna? (En primer lugar, nadie puede heredar la vida eterna. Es gratis, que se le otorga al aceptar a Cristo [Rom. 10:9-10, 13].)
18 Y Jesús le dijo, ¿Por qué Me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Quien es Dios (no tiene el propósito de indicar que Cristo Mismo no era bueno, sino más bien para que la palabra "bueno" sea colocada en su perspectiva apropiada; ¡Cristo es Dios!).
19 Los Mandamientos sabes (tiene el propósito de dirigir al hombre joven a la Palabra de Dios, tanto en un sentido positivo como negativo; positivo, porque la Palabra sola tiene la respuesta; y negativo, porque le mostrará como un espejo en lo que él se equivoca), No adulteres, No mates, No hurtes, No digas falso testimonio, No defraudes, Honra a tu padre y a tu madre.
20 Él entonces respondiendo Le dijo, Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud (no hay vida eterna alguna en guardar los Mandamientos, tan maravillosos como son; si fuere así, él no buscaría la satisfacción de la conciencia).
21 Entonces Jesús mirándole lo amó, y le dijo (lo amó a pesar de que él realmente no había guardado los Mandamientos, como estaba afirmando; ¡y por supuesto, Jesús sabía esto!), Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el Cielo (pone el dedo directamente sobre el problema del hombre): y ven, toma tu Cruz, y sígueme (sin explicación, Cristo dice al hombre joven aquí, y a todos los otros en realidad, que la Salvación está en la Cruz sola; y es sólo por y a través de la Cruz, que podamos seguir realmente a Cristo).
22 Mas él, entristecido por esta palabra (corresponde la actitud de múltiples de millones; ¡ellos, como él, desean la Salvación, pero en sus propios términos!), se fue triste: porque tenía muchas posesiones (la única posesión que realmente importa es la Vida Eterna).
UNA ADVERTENCIA
A LOS RICOS
23 Entonces Jesús mirando alrededor, dice a Sus Discípulos (con una mirada inquisitiva Él mira a Sus Discípulos), ¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! (No son las riquezas que constituyen el pecado, sino la actitud hacia ellas.)
24 Y los Discípulos se espantaron de Sus Palabras (los Judíos de aquel tiempo pensaban que la riqueza era la aprobación de Dios; al mismo tiempo, pensaban que la pobreza era Su desaprobación). Pero Jesús respondiendo, les volvió a decir, Hijos (usaba esta palabra, Él los llevaba una vez más a Su disertación acerca de la recepción del Reino de Dios como un niño pequeño; un niño no trata de agarrar las cosas sino sólo recibir por Fe), ¡cuán difícil es entrar en el Reino de Dios, los que confían en las riquezas! (Como dicho, es la confianza en las riquezas, que constituye el pecado.)
25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el Reino de Dios (la palabra que Jesús usa aquí para "aguja," no se refiere a un hueco en la pared como algunos piensan, sino más bien el tipo de aguja que se usa con el hilo).
26 Y ellos se espantaban más, diciendo dentro de sí, ¿Y quién podrá salvarse? (Indica su teología que es completamente volteada.)
27 Entonces Jesús mirándolos dice (sabía que Su declaración produciría este tipo de reacción), Para los hombres es imposible (ya sea rico o pobre, es imposible ser salvo sin Dios), pero no para Dios: porque para Dios todas las cosas son posibles (sólo por Dios, es el proceso de la Salvación posible).
LAS RECOMPENSAS DE
LA CONSAGRACIÓN
28 Entonces Pedro comenzó a decirle, He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido (por esta declaración, Pedro muestra que ellos todavía pensaban en términos materiales en vez de riquezas espirituales).
29 Y respondiendo Jesús y dijo, De cierto os digo (incluye a todos los Creyentes, no sólo los Doce), Que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o heredades, por causa de Mí, y del Evangelio (para muchos, Jesús es sólo un medio a un fin, en otras palabras, conseguir lo que quieren con respecto a cosas materiales; Él completamente desacredita esto aquí; al contrario, Él dice aquí que todo tiene que estar puesto en lugar secundario a Cristo),
30 Que recibirá cien tantos ahora en este tiempo (se refiere a esta vida presente), casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y heredades (tenemos el uso de estas cosas, y de esto solo, debemos estar preocupados en su uso y no en las cosas mismas), con persecuciones (desgraciadamente, la mayor parte de la persecución vendrá de la Iglesia); y en el siglo venidero la vida eterna (el mundo por venir es eterno, y hay que tener la vida eterna para entrar a aquel mundo. ¡Eso solo es lo que vale!).
31 Empero muchos primeros serán postreros; y los postreros primeros (Israel, aunque primero, será último, porque rechazó a Cristo; la Iglesia, aunque última, será primera porque aceptó a Cristo).
OTRA VEZ JESÚS HABLA DE SU
MUERTE Y RESURRECCIÓN VENIDERA
32 Y estaban en el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante de ellos (demuestra a Cristo que camina delante de Sus Discípulos, y con un objetivo y motivo): y se asombraban (había algo acerca de Él que ya era diferente — una gran tristeza); y Le seguían con miedo (se refiere no sólo de los Discípulos, pero también, de todos quienes estaban cerca de Él). Entonces volviendo a tomar a los Doce aparte (aparte de los demás), les comenzó a decir las cosas que Le habían de acontecer (Él ya les había dicho esto varias veces, pero todavía no entendieron),
33 Diciendo, He aquí, subimos a Jerusalén (habían ido a Jerusalén varias veces en el pasado, pero esta vez sería diferente); y el Hijo del Hombre será entregado a los Principales Sacerdotes, y a los Escribas (traicionado por Judas); y Le condenarán a muerte (el Sanedrín dictaría sentencia sobre Él), y Le entregarán a los Gentiles (a los Romanos):
34 Y Le escarnecerán, y Le azotarán, y escupirán en Él (tanto Judíos como Gentiles lo harían), y Le matarán (la Crucifixión): mas al tercer día Él resucitará (predice Su Resurrección, justo como Él ya se les dijo varias veces antes; pero realmente no lo creyeron).
LA PETICIÓN DE SANTIAGO Y JUAN
35 Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron a Él (Mateo afirma que Salomé, la madre de ellos, evidentemente viajaba con ellos, quiso hacer una petición [Mat. 20:20], los hijos la motivaban a presentarla), diciendo, Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos (constituye la petición más egoísta; ¿con qué frecuencia nos acercamos a Él de la misma manera?).
36 Y Él les dijo, ¿Qué queréis que os haga? (¡En efecto, Él interroga a cada Creyente con la misma pregunta!)
37 Y ellos le dijeron, Danos que en Tu Gloria nos sentemos el uno a Tu Diestra, y el otro a Tu Izquierda (se refiere a las posiciones más codiciadas; hablaban de la "Gloria," mientras Él hablaba de la "muerte").
38 Entonces Jesús les dijo, No sabéis lo que pedís (caracteriza tantas peticiones hechas por los Creyentes): ¿podéis beber del vaso que Yo bebo, o ser bautizados del bautismo de que Yo soy bautizado? (¡Las dos preguntas significan la Cruz!)
39 Y ellos dijeron, Podemos (una simple profesión de valor moral, no una afirmación de poder espiritual; realmente no sabían lo que decían). Y Jesús les dijo, A la verdad, del vaso que Yo bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados (corresponde no sólo a los Doce, pero a todos quienes siguen a Cristo, y para siempre — la Cruz exige esto):
40 Mas que os sentéis a Mi Diestra y a Mi Siniestra, no es Mío darlo (las posiciones en el Reino están determinadas únicamente por la Voluntad de Dios); sino a quienes está preparado (Jerónimo dijo, "Nuestro Señor no dice, ‘Tú no te sentarás,’ no sea que Él les avergüence a los dos; tampoco Él dice, ‘Tú te sentarás,’ no sea que los demás tuvieran envidia; sino que al extender el galardón a todos, Él los anima a contender por ello").
41 Y cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse con Santiago y con Juan (Los hijos de Zebedeo querían ser los primeros y ¡los diez no querían ser los últimos! Así era la energía de la naturaleza carnal en cada uno de los Doce).
42 Mas Jesús llamándolos, les dice, Sabéis que los que se ven ser jefes entre los Gentiles, se enseñorean de ellos (el camino del mundo); y los que entre ellos son grandes, tienen sobre ellos potestad (en el mundo, la posición mayor, lleva la autoridad mayor).
43 Mas no será así entre vosotros (el camino del mundo, no es el camino del Señor): antes cualquiera que quisiere hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor (siervo):
44 Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse el primero (ocupar la posición mayor), será siervo de todos (en el Reino de Dios la grandeza del individuo procede del lugar más humilde que él ocupa como siervo de todos).
45 Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido (declara a Cristo como el ejemplo), mas para servir (para ser un siervo), y dar Su vida en rescate por muchos (Él es el Mismísimo Dios del Mismísimo Dios, pero se encarnó en carne humana y hecho Siervo a la humanidad; ¡qué reprensión a Sus Discípulos, y a nosotros!).
LA SANIDAD DE BARTIMEO
EL CIEGO
46 Entonces vienen a Jericó (es el único lugar donde hace mención que Él estuvo en Jericó; sería un día impresionante para algunos): y saliendo Él de Jericó y Sus Discípulos y una gran compañía, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo (sugiere la posibilidad de que Bartimeo era de una familia prominente), estaba sentado junto al camino mendigando (simbólico de todos los hijos de la raza caída de Adán).
47 Y oyendo que era Jesús el Nazareno (sin duda alguna, él había orado por este momento), comenzó a dar voces (quiere decir en el Griego que él seguía clamando repetidas veces, una y otra vez a Jesús), y decir, Jesús, Hijo de David (un título que se refería al Mesías; el ciego mendigo sabía que Él era el Mesías, pero los líderes religiosos no lo sabían), ten misericordia de mí (él rogaba con la petición correcta).
48 Y muchos le reprendían que callase (la palabra "reprender" es fuerte, que significa "censurar severamente"; en otras palabras, le decía, y en términos concretos, "cállese"): mas él daba mayores voces (declara que la demanda de ellos tenía el efecto opuesto en él), Hijo de David, ten misericordia de mí.
49 Entonces Jesús parándose (la Fe causó que Cristo se parara; ¡hará lo mismo hoy en día!), mandó llamarle. Y llaman al ciego, diciéndole, Ten confianza, levántate; Él te llama (debe ser el mensaje de cada Creyente a cada alma perdida).
50 Él entonces, echando su manto (era un tipo de ropa sólo para los mendigos; durante el día él lo extendía, para que la gente tirara monedas sobre ello, y lo utilizaba como frazada por la noche; él sabía que no lo necesitaría más), se levantó, y vino a Jesús (si todo el mundo viniera a Jesús, recibirían mucho más que Bartimeo [la vista espiritual]).
51 Y respondiendo Jesús, le dice, ¿Qué quieres que te haga? (Es el interrogante hecho a todos los Creyentes. Nuestra respuesta revela nuestra condición espiritual.) Y el ciego Le dice, Maestro, que recobre la vista.
52 Y Jesús le dijo, Ve, tu Fe te ha salvado ("salvado" en el Griego es "sózo," quiere decir, "salvar"; se utiliza para significar sanidad física o Salvación espiritual; por consiguiente, la indicación es que Bartimeo no sólo fue sanado, ¡sino también salvo!). Y luego recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino (la tradición dice que él siguió a Jesús a Jerusalén, y se convirtió en un Discípulo ferviente en la Iglesia Primitiva).



Primera Corintios Capítulo 13:


Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4


Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:


Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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