El 19 de julio Lectura Bíblica Diaria
El 19 de julio Lectura Bíblica Diaria:
Aconteció que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno a su tienda, Israel! Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén. Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez perpetua. Después dijo el rey a Amasa: Convócame a los hombres de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente. Fue, pues, Amasa para convocar a los de Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado. Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad. Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab, y los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri. Y estando ellos cerca de la piedra grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido de su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con una daga en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó. Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo. Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri. Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él, diciendo: Cualquiera que ame a Joab y a David, vaya en pos de Joab. Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura. Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri. Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo siguieron también. Y vinieron y lo sitiaron en Abel-bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla. Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él. Cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo. Entonces volvió ella a hablar, diciendo: Antiguamente solían decir: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así concluían cualquier asunto. Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová? Joab respondió diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga. La cosa no es así: mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro. La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y se la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén. Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos, y Adoram sobre los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista. Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes, e Ira jaireo fue también sacerdote de David. Hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas. Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.) Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová? Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis, haré. Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de nosotros en todo el territorio de Israel, dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré. Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl. Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de Adriel hijo de Barzilai meholatita, y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días de la siega, al comenzar la siega de la cebada. Entonces Rizpa hija de Aja tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche. Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa hija de Aja, concubina de Saúl. Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando los filisteos mataron a Saúl en Gilboa; e hizo llevar de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos de los ahorcados. Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto. Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel. Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos. Habló David a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mi enemigos. Me rodearon ondas de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron. Ligaduras del Seol me rodearon; Tendieron sobre mí lazos de muerte. En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios; El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó a sus oídos. La tierra fue conmovida, y tembló, Y se conmovieron los cimientos de los cielos; Se estremecieron, porque se indignó él. Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego consumidor; Carbones fueron por él encendidos. E inclinó los cielos, y descendió; Y había tinieblas debajo de sus pies. Y cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las alas del viento. Puso tinieblas por su escondedero alrededor de sí; Oscuridad de aguas y densas nubes. Por el resplandor de su presencia se encendieron carbones ardientes. Y tronó desde los cielos Jehová, Y el Altísimo dio su voz; Envió sus saetas, y los dispersó; Y lanzó relámpagos, y los destruyó. Entonces aparecieron los torrentes de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo; A la reprensión de Jehová, Por el soplo del aliento de su nariz. Envió desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas. Me libró de poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo. Me asaltaron en el día de mi quebranto; Mas Jehová fue mi apoyo, Y me sacó a lugar espacioso; Mi libró, porque se agradó de mí. Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado. Porque yo he guardado los caminos de Jehová, Y no me aparté impíamente de mi Dios. Pues todos sus decretos estuvieron delante de mí, Y no me he apartado de sus estatutos. Fui recto para con él, Y me he guardado de mi maldad; Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y recto para con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás para con el limpio, Y rígido serás para con el perverso. Porque tú salvas al pueblo afligido, Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos. Tú eres mi lámpara, oh Jehová; Mi Dios alumbrará mis tinieblas. Contigo desbarataré ejércitos, Y con mi Dios asaltaré muros. En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová. Escudo es a todos los que en él esperan. Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de fuerza, Y quien despeja mi camino; Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas; Quien adiestra mis manos para la batalla, De manera que se doble el arco de bronce con mis brazos. Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido. Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado. Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré, Y no volveré hasta acabarlos. Los consumiré y los heriré, de modo que no se levanten; Caerán debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí, Y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Para que yo destruyese a los que me aborrecen. Clamaron, y no hubo quien los salvase; Aun a Jehová, mas no les oyó. Como polvo de la tierra los molí; Como lodo de las calles los pisé y los trituré. Me has librado de las contiendas del pueblo; Me guardaste para que fuese cabeza de naciones; Pueblo que yo no conocía me servirá. Los hijos de extraños se someterán a mí; Al oir de mí, me obedecerán. Los extraños se debilitarán, Y saldrán temblando de sus encierros. Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios de mi salvación. El Dios que venga mis agravios, Y sujeta pueblos debajo de mí; El que me libra de enemigos, Y aun me exalta sobre los que se levantan contra mí; Me libraste del varón violento. Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, Y cantaré a tu nombre. El salva gloriosamente a su rey, Y usa de misericordia para con su ungido, A David y a su descendencia para siempre.
Salmo 67:
Dios nos tenga compasión y nos bendiga;
Dios haga resplandecer su rostro sobre nosotros,
Selah.
para que se conozcan en la tierra sus caminos,
y entre todas las naciones su salvación. Que te alaben, oh Dios, los pueblos;
que todos los pueblos te alaben. Alégrense y canten con júbilo las naciones,
porque tú las gobiernas con rectitud;
¡tú guías a las naciones de la tierra!
Selah.
Que te alaben, oh Dios, los pueblos;
que todos los pueblos te alaben. La tierra dará entonces su fruto,
y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá. Dios nos bendecirá,
y le temerán todos los confines de la tierra.
Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón:
"Cansado estoy, oh Dios;
cansado estoy, oh Dios, y débil.
"Soy el más ignorante de todos los hombres;
no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría,
ni tengo conocimiento del Dios santo.
"¿Quién ha subido a los cielos
y descendido de ellos?
¿Quién puede atrapar el viento en su puño
o envolver el mar en su manto?
¿Quién ha establecido los límites de la tierra?
¿Quién conoce su nombre o el de su hijo?
"Toda palabra de Dios es digna de crédito;
Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras,
no sea que te reprenda
y te exponga como a un mentiroso.
"Sólo dos cosas te pido, Señor;
no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira;
no me des pobreza ni riquezas
sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte
y decir: ¿Y quién es el Señor?
Y teniendo poco, podría llegar a robar
y deshonrar así el nombre de mi Dios.
"No ofendas al esclavo delante de su amo,
pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias.
"Hay quienes maldicen a su padre
y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros,
pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes,
y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes
y cuchillos por mandíbulas;
para devorar a los pobres de la tierra
y a los menesterosos de este mundo.
"La sanguijuela tiene dos hijas
que sólo dicen: Dame, dame.
"Tres cosas hay que nunca se sacian,
y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril,
la tierra, que nunca se sacia de agua,
y el fuego, que no se cansa de consumir.
"Al que mira con desdén a su padre,
y rehúsa obedecer a su madre,
que los cuervos del valle le saquen los ojos
y que se lo coman vivo los buitres.
"Tres cosas hay que me causan asombro,
y una cuarta que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo,
el rastro de la serpiente en la roca,
el rastro del barco en alta mar,
y el rastro del hombre en la mujer.
"Así procede la adúltera:
come, se limpia la boca,
y afirma: Nada malo he cometido.
"Tres cosas hacen temblar la tierra,
y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey,
el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse,
y la criada que suplanta a su señora.
"Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo,
pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas,
pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta,
pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey,
pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano,
pero que habitan hasta en los palacios.
"Tres cosas hay que caminan con garbo,
y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias,
que no retrocede ante nada; el gallo engreído,el macho cabrío,
y el rey al frente de su ejército.
"Si como un necio te has engreído,
o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla,
que sonándose fuerte sangra la nariz,
y que provocando la ira se acaba peleando."
El Libro de Apocalipsis Capítulo 3 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
CAPÍTULO 3
(96 d.C.)
SARDIS
Y ESCRIBE al Ángel (Pastor) de la Iglesia en Sardis (la Iglesia de Sardis se refiere como la "Iglesia de la Reforma," que comenzó alrededor del año 1500 d.C. y más o menos continúa hasta hoy día); El Que tiene los Siete Espíritus de Dios (representa al Espíritu Santo en toda Su plenitud y capacidad), y las Siete Estrellas (se refiere a los Pastores de estas Siete Iglesias), dice estas cosas; Yo conozco tus obras que tienes nombre que vives, y estás muerto. (Nuestro Señor comienza con palabras de censura, es decir, "muerto espiritualmente.")
2 Sé vigilante (se le exhortó a esta Iglesia a examinar su condición verdadera) y confirma las otras cosas que están para morir (tienen que volver a la Cruz, o perderán su camino completamente): porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. (Sus obras estaban basadas en una Fe muerta, lo cual produce siempre obras malas.)
3 Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete (vuelva a la Cruz). Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti. (Vendrá el Juicio, pero Sardis no verá ni oirá debido a la sordera espiritual y la ceguera espiritual.)
4 Mas tienes unas pocas personas en Sardis que no han ensuciado sus vestiduras (el Señor siempre tiene a unas cuantas); y andarán conmigo en vestiduras blancas: porque son dignos. (Somos hechos dignos sólo por nuestra Fe en Cristo y la Cruz.)
5 El que venciere, será vestido de vestiduras blancas (la Justicia de Cristo, obtenida sólo por la Fe en Cristo y la Cruz); y no borraré su nombre del Libro de la Vida (confirma que los nombres pueden borrarse), y confesaré su nombre delante de Mi Padre, y delante de Sus Ángeles. (La clave a esta gran "confesión" es la Fe en Cristo y Su gran Sacrificio.)
6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. (El Espíritu dice que la Justicia no puede obtenerse sin Fe en un Sacrificio intachable.)
FILADELFIA
7 Y escribe al Ángel (Pastor) de la Iglesia en Filadelfia (se conoce como la Iglesia Misionera y tuvo su principio alrededor del año 1800, y continúa hasta hoy día); Estas cosas dice el Santo, el Verdadero, El Que tiene la llave de David, El Que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre (se refiere al hecho de que Cristo tiene autoridad total);
8 Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar (esta "puerta abierta" se refiere a la preparación del camino para enviar el Evangelio a todo el mundo): porque tienes un poco poder, y has guardado Mi Palabra, y no has negado Mi Nombre. ("Un poco poder" no es una indicación de enfermedad espiritual, sino ser pocos. Sin embargo, estos pocos [se refiere a aquellos que sinceramente conocen al Señor] han tocado el mundo con el Evangelio de Jesucristo.)
9 He aquí, Yo entregaré los de la Sinagoga de Satanás, los que se dicen ser Judíos, y no lo son, mas mienten (proclama el hecho de que Dios no reconoce los derechos espirituales de la Nación de Israel); he aquí, Yo los constreñiré a que vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que Yo te he amado. (Se refiere a la Edad del Reino venidero, cuando Cristo gobernará Personalmente la Tierra, ya con Israel restaurado. Israel entonces se postrará a los Pies de Cristo, a Quien los Gentiles aceptaron.)
10 Porque has guardado la Palabra de Mi paciencia, Yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que moran en la Tierra. (La Iglesia será arrebatada antes de la Gran Tribulación.)
11 He aquí, Yo vengo pronto (nuevamente se refiere al Arrebatamiento): retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. (El Diablo va a utilizar a hombres religiosos para tratar de apartarnos de nuestra Fe en Cristo y la Cruz.)
12 Al que venciere, Yo lo haré columna en el Templo de Mi Dios (el "vencedor" es el que confía explícitamente en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz), y nunca más saldrá fuera (se refiere a una posición permanente en la Presencia de Dios): y escribiré sobre él el Nombre de Mi Dios, y el Nombre de la ciudad de Mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo de Mi Dios, y Mi Nombre nuevo. (En la Cruz, Cristo se identificó con nuestro pecado al sufrir la penalidad de ello. Ahora Él se identifica con nuestra Bendición más excelente, como Él es la Fuente de Todo.)
13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. (El Espíritu nos dice que debemos estar listos para el Arrebatamiento, que sólo se puede lograr por una Fe constante en Cristo y Su Obra Terminada.)
LAODICEA
14 Y escribe al Ángel (Pastor) de la Iglesia en Laodicea (esta es "la Iglesia Apóstata"; no sabemos cuándo comenzó esta Iglesia, pero sí sabemos que fue comenzado; ésta es la última Iglesia a la que Cristo se dirigió, por eso significa que el Arrebatamiento está pronto por acontecer); He aquí, dice el Amén, el Testigo Fiel y Verdadero (en contraste con Su Iglesia, que no es fiel y verdadera), el principio de la Creación de Dios (Jesús es el Creador de todas las cosas);
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente (caracteriza lo que impera en la actualidad): bien que fueses frío, o caliente (a medias, no equivale para nada).
16 Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente (si la persona es tibia hacia Dios, quiere decir que él no lo ha rechazado, pero al mismo tiempo, tampoco quiere decir que lo ha aceptado; en la Mente de Dios, una reacción tibia es lo mismo que una reacción negativa), te vomitaré de Mi Boca. (No hay probabilidad de Arrepentimiento ni Restauración de parte de esta Iglesia. De hecho, existe un rechazo Divino.)
17 Porque tú dices, Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa (igualaron el aumento de los bienes materiales con las Bendiciones espirituales, lo cual no es así); y no conoces que tú eres un desgraciado, y miserable, y pobre, y ciego, y desnudo (la tragedia está en el hecho de que la Iglesia aunque se recreaba con sus riquezas materiales, no estaba consciente de su pobreza espiritual; lo que de nuevo, ¡es indicativo de la Iglesia moderna!):
18 Yo te amonesto que de Mí compres oro refinado en fuego, para que seas hecho rico (lo que necesitaban "comprar" no se podía comprar con dinero, sino sólo con la Sangre preciosa de Cristo, cuyo precio ya fue pagado; ¡pero la Iglesia moderna no está interesada!); y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez (se refiere a la Justicia que es exclusiva de Cristo y se obtiene sólo por Fe en Cristo y la Cruz; nos dice que la Iglesia de Laodicea era sumamente auto-justificada; no tenía la Justicia de Cristo, estaba "desnuda" ante el Juicio de Dios); y unge tus ojos con colirio, para que veas. (La Iglesia moderna también está ciega espiritualmente.)
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo (insinúa un remanente): sé pues celoso, y arrepiéntete. (La Iglesia moderna necesita desesperadamente arrepentirse de su rebelión contra el orden Divino de Dios [Cristo y la Cruz] y por haber seguido las fábulas inventadas ingeniosamente [II Ped. 1:16].)
20 He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo (presenta a Cristo fuera de la Iglesia): si alguno oyere Mi Voz (hay tanta bulla religiosa que se dificulta "oír Su Voz") y abriere la puerta (Cristo es la Puerta Verdadera, lo cual significa que la Iglesia ha erigido otra puerta), entraré a él, y cenaré con él, y él Conmigo. (Habiendo sido rechazado por la Iglesia, nuestro Señor recurre ahora a las personas y Él todavía está haciéndolo en la actualidad.)
21 Al que venciere, Yo le daré que se siente Conmigo en Mi Trono (el vencedor ganará el premio del Trono, lo que se logra sólo cuando la Cruz sea el Objeto de su Fe); así como Yo he vencido, y Me he sentado con Mi Padre en Su Trono. (Presenta a Cristo como nuestro Sustituto, que va delante de nosotros y haciendo por nosotros lo que no pudimos hacer por nosotros mismos.)
22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. (En lenguaje claro, el Espíritu Santo está diciendo, "vuélvase a Cristo y a la Cruz.")
Primera Corintios Capítulo 13:
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