06 May 2015

El 6 de mayo Lectura Bíblica Diaria



El 6 de mayo Lectura Bíblica Diaria:

Éxodo 15 a 17:

Entonces Moisés y los israelitas entonaron un cántico en honor del Señor, que a la letra decía: Cantaré al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes. El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré. El Señor es un guerrero; su nombre es el Señor. El Señor arrojó al mar los carros y el ejército del faraón. se ahogaron en el Mar Rojo. Las aguas profundas se los tragaron; ¡como piedras se hundieron en los abismos! Tu diestra, Señor, reveló su gran poder; tu diestra, Señor, despedazó al enemigo. Fue tan grande tu victoria que derribaste a tus oponentes; diste rienda suelta a tu ardiente ira, y fueron consumidos como rastrojo. Bastó un soplo de tu nariz para que se amontonaran las aguas. Las olas se irguieron como murallas; ¡se inmovilizaron las aguas en el fondo del mar! "Iré tras ellos y les daré alcance alardeaba el enemigo. hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano!" Pero con un soplo tuyo se los tragó el mar; ¡se hundieron como plomo en las aguas turbulentas! ¿Quién, Señor, se te compara entre los dioses? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, hacedor de maravillas, nos impresionas con tus portentos. Extendiste tu brazo derecho, ¡y se los tragó la tierra! Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por tu fuerza los llevas a tu santa morada. Las naciones temblarán al escucharlo; la angustia dominará a los filisteos. Los jefes edomitas se llenarán de terror; temblarán de miedo los caudillos de Moab. Los cananeos perderán el ánimo, pues caerá sobre ellos pavor y espanto. Por tu gran poder, Señor, quedarán mudos como piedras hasta que haya pasado tu pueblo, el pueblo que adquiriste para ti. Tú los harás entrar, y los plantarás, en el monte que te pertenece; en el lugar donde tú, Señor, habitas; en el santuario que tú, Señor, te hiciste. ¡El Señor reina por siempre y para siempre! Cuando los caballos y los carros del faraón entraron en el mar con sus jinetes, el Señor hizo que las aguas se les vinieran encima. Los israelitas, sin embargo, cruzaron el mar sobre tierra seca. Entonces Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó una pandereta, y mientras todas las mujeres la seguían danzando y tocando panderetas, Miriam les cantaba así: Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes. Moisés les ordenó a los israelitas que partieran del Mar Rojo y se internaran en el desierto de Sur. Y los israelitas anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Llegaron a Mara, lugar que se llama así porque sus aguas son amargas, y no pudieron apagar su sed allí. Comenzaron entonces a murmurar en contra de Moisés, y preguntaban: "¿Qué vamos a beber?" Moisés clamó al Señor, y él le mostró un pedazo de madera, el cual echó Moisés al agua, y al instante el agua se volvió dulce. En ese lugar el Señor los puso a prueba y les dio una ley como norma de conducta. Les dijo: "Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud." Después los israelitas llegaron a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras, y acamparon allí, cerca del agua. Toda la comunidad israelita partió de Elim y llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí. Esto ocurrió a los quince días del mes segundo, contados a partir de su salida de Egipto. Allí, en el desierto, toda la comunidad murmuró contra Moisés y Aarón: ¡Cómo quisiéramos que el Señor nos hubiera quitado la vida en Egipto! les decían los israelitas. Allá nos sentábamos en torno a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. ¡Ustedes han traído nuestra comunidad a este desierto para matarnos de hambre a todos! Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Voy a hacer que les llueva pan del cielo. El pueblo deberá salir todos los días a recoger su ración diaria. Voy a ponerlos a prueba, para ver si cumplen o no mis instrucciones. El día sexto recogerán una doble porción, y todo esto lo dejarán preparado." Moisés y Aarón les dijeron a todos los israelitas: Esta tarde sabrán que fue el Señor quien los sacó de Egipto, y mañana por la mañana verán la gloria del Señor. Ya él sabe que ustedes andan murmurando contra él. Nosotros no somos nadie, para que ustedes murmuren contra nosotros. Y añadió Moisés: Esta tarde el Señor les dará a comer carne, y mañana los saciará de pan, pues ya los oyó murmurar contra él. Porque ¿quiénes somos nosotros? ¡Ustedes no están murmurando contra nosotros sino contra el Señor! Luego se dirigió Moisés a Aarón: Dile a toda la comunidad israelita que se acerque al Señor, pues los ha oído murmurar contra él. Mientras Aarón hablaba con toda la comunidad israelita, volvieron la mirada hacia el desierto, y vieron que la gloria del Señor se hacía presente en una nube. El Señor habló con Moisés y le dijo: "Han llegado a mis oídos las murmuraciones de los israelitas. Diles que antes de que caiga la noche comerán carne, y que mañana por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios." Esa misma tarde el campamento se llenó de codornices, y por la mañana una capa de rocío rodeaba el campamento. Al desaparecer el rocío, sobre el desierto quedaron unos copos muy finos, semejantes a la escarcha que cae sobre la tierra. Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros: "¿Y esto qué es?" Moisés les respondió: Es el pan que el Señor les da para comer. Y éstas son las órdenes que el Señor me ha dado: Recoja cada uno de ustedes la cantidad que necesite para toda la familia, calculando dos litros por persona. Así lo hicieron los israelitas. Algunos recogieron mucho; otros recogieron poco. Pero cuando lo midieron por litros, ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba: cada uno recogió la cantidad necesaria. Entonces Moisés les dijo: Nadie debe guardar nada para el día siguiente. Hubo algunos que no le hicieron caso a Moisés y guardaron algo para el día siguiente, pero lo guardado se llenó de gusanos y comenzó a apestar. Entonces Moisés se enojó contra ellos. Todas las mañanas cada uno recogía la cantidad que necesitaba, porque se derretía en cuanto calentaba el sol. Pero el día sexto recogieron el doble, es decir, cuatro litros por persona, así que los jefes de la comunidad fueron a informar de esto a Moisés. Esto es lo que el Señor ha ordenado les contestó. Mañana sábado es día de reposo consagrado al Señor. Así que cuezan lo que tengan que cocer, y hiervan lo que tengan que hervir. Lo que sobre, apártenlo y guárdenlo para mañana. Los israelitas cumplieron las órdenes de Moisés y guardaron para el día siguiente lo que les sobró, ¡y no se pudrió ni se agusanó! Cómanlo hoy sábado les dijo Moisés, que es el día de reposo consagrado al Señor. Hoy no encontrarán nada en el campo. Deben recogerlo durante seis días, porque el día séptimo, que es sábado, no encontrarán nada. Algunos israelitas salieron a recogerlo el día séptimo, pero no encontraron nada, así que el Señor le dijo a Moisés: "¿Hasta cuándo seguirán desobedeciendo mis leyes y mandamientos? Tomen en cuenta que yo, el Señor, les he dado el sábado. Por eso en el día sexto les doy pan para dos días. El día séptimo nadie debe salir. Todos deben quedarse donde estén." Fue así como los israelitas descansaron el día séptimo. Y llamaron al pan "maná". Era blanco como la semilla de cilantro, y dulce como las tortas con miel. Esto es lo que ha ordenado el Señor dijo Moisés: Tomen unos dos litros de maná, y guárdenlos para que las generaciones futuras puedan ver el pan que yo les di a comer en el desierto, cuando los saqué de Egipto. Luego Moisés le dijo a Aarón: Toma una vasija y pon en ella unos dos litros de maná. Colócala después en la presencia del Señor, a fin de conservarla para las generaciones futuras. Aarón puso el maná ante el arca del pacto, para que fuera conservado como se lo ordenó el Señor a Moisés. Comieron los israelitas maná cuarenta años, hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán, que fue su país de residencia. La medida de dos litros, a la que llamaban gómer, era la décima parte de la medida a la que llamaban efa. Toda la comunidad israelita partió del desierto de Sin por etapas, según lo había ordenado el Señor. Acamparon en Refidín, pero no había allí agua para que bebieran, así que altercaron con Moisés. Danos agua para beber le exigieron. ¿Por qué pelean conmigo? se defendió Moisés. ¿Por qué provocan al Señor? Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. ¿Para qué nos sacaste de Egipto? reclamaban. ¿Sólo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado? Clamó entonces Moisés al Señor, y le dijo: ¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Sólo falta que me maten a pedradas! Adelántate al pueblo le aconsejó el Señor y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha, que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Aséstale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo. Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel. Además, a ese lugar lo llamó Masá, y también Meribá, porque los israelitas habían altercado con él y provocado al Señor al decir: "¿Está o no está el Señor entre nosotros?" Los amalecitas vinieron a Refidín y atacaron a los israelitas. Entonces Moisés le ordenó a Josué: "Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo estaré en la cima de la colina con la vara de Dios en la mano." Josué siguió las órdenes de Moisés y les presentó batalla a los amalecitas. Por su parte, Moisés, Aarón y Jur subieron a la cima de la colina. Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero cuando los bajaba, se inclinaba en favor de los amalecitas. Cuando a Moisés se le cansaron los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que se sentara en ella; luego Aarón y Jur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes hasta la puesta del sol. Fue así como Josué derrotó al ejército amalecita a filo de espada. Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Pon esto por escrito en un rollo de cuero, para que se recuerde, y que lo oiga bien Josué: Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas." Moisés edificó un altar y lo llamó "El Señor es mi estandarte". Y exclamó: "¡Echa mano al estandarte del Señor! ¡La guerra del Señor contra Amalec será de generación en generación!"



SALMO 143:


Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme. No lleves a juicio a tu siervo, pues ante ti nadie puede alegar inocencia. El enemigo atenta contra mi vida: quiere hacerme morder el polvo. Me obliga a vivir en las tinieblas, como los que murieron hace tiempo. Ya no me queda aliento; dentro de mí siento paralizado el corazón. Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos. Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah. Respóndeme pronto, Señor, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa. Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. por un terreno sin obstáculos. Por tu nombre, Señor, dame vida; por tu justicia, sácame de este aprieto. Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!



PROVERBIOS 18:
El egoísta busca su propio bien; contra todo sano juicio se rebela. Al necio no le complace el discernimiento; tan sólo hace alarde de su propia opinión. Con la maldad, viene el desprecio, y con la vergüenza llega el oprobio. Las palabras del hombre son aguas profundas, arroyo de aguas vivas, fuente de sabiduría. No está bien declarar inocente al malvado y dejar de lado los derechos del justo. Los labios del necio son causa de contienda; su boca incita a la riña. La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal. Los chismes son deliciosos manjares; penetran hasta lo más íntimo del ser. El que es negligente en su trabajo confraterniza con el que es destructivo. Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo. Ciudad amurallada es la riqueza para el rico, y éste cree que sus muros son inexpugnables. Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar. En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero quién podrá levantar al abatido? El corazón prudente adquiere conocimiento; los oídos de los sabios procuran hallarlo. Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante. El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta. El echar suertes pone fin a los litigios y decide entre las partes en pugna. Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela. Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla. En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor. El pobre habla en tono suplicante; el rico responde con aspereza. Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.



Gálatas Capítulo 5 del Nuevo Testamento del Expositor de Jimmy Swaggart:



CAPÍTULO 5


(58 d.C.)

LA ESCLAVITUD


ESTAD, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres (fuimos libertados, y se refiere a la libertad de vivir una vida Santa a medida que mantengamos la Fe en Cristo y la Cruz), y no volváis otra vez a ser presos en el yugo de servidumbre. (Abandonar la Cruz y estar bajo la Ley de cualquier tipo garantiza de nuevo la esclavitud a la naturaleza pecaminosa.)
CRISTO SIN EFECTO 2 He aquí (“¡fíjense en mis palabras!”), yo Pablo os digo (la autoridad del Apóstol en cuanto al Mensaje que llevaba), que si os Circuncidareis, Cristo no os aprovechará nada. (Si el Creyente regresa a la Ley, y la Ley de cualquier clase, lo que Cristo hizo en la Cruz por nosotros no producirá ningún provecho en nosotros. No puede tener los dos caminos al mismo tiempo.) 3 Y otra vez vuelvo a protestar a todo hombre que se Circuncidare (algunos de los Gálatas Gentiles estaban siendo presionados por los falsos maestros para que adoptaran la Ley de Moisés, lo que significaba que tendrían que abandonar a Cristo y la Cruz, ya que no es posible enlazar los dos; también, no es posible enlazar ninguna Ley con la Gracia), que está obligado a cumplir toda la Ley (lo que por supuesto es imposible; y además, la Ley no contenía Salvación alguna). 4 Vacíos sois de Cristo (es una declaración escalofriante, y se refiere a alguien que hace cualquier otra cosa y no a Cristo y la Cruz el Objeto de su Fe), los que por la Ley os Justificáis (procura ser Justificado por la Ley); de la Gracia habéis caído (caído de la posición de Gracia, lo que significa que el Creyente confía en otra cosa en vez de la Cruz; en realidad significa, “apostatar”). 5 Porque nosotros por el Espíritu (el Espíritu Santo obra exclusivamente dentro de los parámetros del Sacrificio de Cristo; por consiguiente, Él exige que coloquemos nuestra Fe exclusivamente en la Cruz de Cristo) esperamos la Esperanza de la Justicia (lo que garantiza que al final va a venir [Rom. 6:14]) por la Fe (se refiere a la Fe en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz). 6 Porque en Cristo Jesús ni la Circuncisión vale algo, ni la incircuncisión (no tiene relación espiritual en nada); sino la Fe que obra por el Amor. (La evidencia de la Verdadera Fe es el Amor que procede de esa Fe.)
LA GRACIA
7 Vosotros corríais bien (bajo el ministerio de Pablo, los Gálatas habían comenzado bien); ¿quién os impidió para no obedecer a la verdad? (Pablo estaba refiriéndose a los falsos maestros quienes estaban intentando apartar a los Gálatas de la Cruz hacia otras cosas.) 8 Esta persuasión no es de Aquél (el Espíritu Santo) Quien os llama. (¡Lo que hacen no es Bíblico!) 9 Un poco de levadura (contaminación) leuda (contamina) toda la masa. (La introducción de una cantidad pequeña de falsas doctrinas finalmente consumirá todo el sistema de creencia.) 10 Yo confío de vosotros en el Señor, que no van a pensar de ninguna otra manera (que los Gálatas no abandonaran la Cruz por la falsa doctrina): mas el que os inquieta, llevará el juicio, quienquiera que él sea. (Al final vendrá el Juicio sobre aquellos que intenten proponer un camino de Salvación diferente de Cristo y la Cruz.) 11 Y yo, Hermanos, si aún Predico la Circuncisión, ¿por qué sufro persecución todavía? (Todo mensaje que no sea acerca de la Cruz atrae poca oposición.) pues el escándalo de la Cruz ha sido quitado. (La Cruz ofende al mundo y a la mayoría de la Iglesia. Por eso, si el Predicador deja de predicar la Cruz como el único Camino de Salvación y Victoria, entonces la oposición y la persecución cesarán. ¡Pero también la Salvación!) 12 Quisiera que fuesen también cortados los que os inquietan. (Desaparecerían de la Tierra, pero desgraciadamente los falsos maestros como abejas están plagadas en el panal.)
LA LIBERTAD
13 Porque vosotros, Hermanos, a libertad habéis sido llamados (libertad de la Ley, y para vivir una Vida Santa); solamente que no uséis la libertad como ocasión a la carne (porque están viviendo bajo la Gracia, no crean que el pecado es insignificante), sino servíos por amor los unos a los otros. (Es la preocupación constante de Pablo. ¿Cómo usará su libertad? ¿Cómo vivirá su nueva vida?) 14 Porque toda la Ley se cumple en esta sola palabra (presenta al Apóstol diciéndonos como la Ley se cumple en nuestras vidas); Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (En esto, toda la Ley está en condiciones de obedecerse completamente. Se puede cumplir y, de hecho, será cumplida, siempre y cuando el Creyente haga de la Cruz de Cristo el Objeto de su Fe. En consecuencia, el Espíritu Santo proveerá entonces el poder en nosotros para hacer lo que debemos hacer.) 15 Y si os mordéis y os coméis los unos a los otros (si el Creyente busca vivir bajo la Ley), mirad que también no os consumáis los unos a los otros. (Si el Amor está ausente, nos dice que la Cruz está ausente. Las peleas y las disputas siempre son consecuencias de la Ley.)
LA VICTORIA
16 Digo pues, Andad (pone en orden su comportamiento) en el Espíritu (lo hacemos poniendo nuestra Fe exclusivamente en Cristo y la Cruz, por medio del cual el Espíritu obra exclusivamente [Rom. 8:1-2]), y no satisfagáis el deseo perverso de la carne. (Prueba la existencia de la naturaleza pecaminosa en el Creyente. Declara la conciencia de deseos corruptos. Como es dicho, la única manera de no satisfacer la codicia de la carne es colocar nuestra Fe exclusivamente en la Cruz.) 17 Porque la carne (en este caso, los deseos de maldad) codicia contra el Espíritu (es lo opuesto del Espíritu Santo), y el Espíritu contra la carne (es Solo el Espíritu Santo, Quien puede dominar la carne; y Él lo hace, como hemos dicho repetidas veces, por nuestra Fe puesta exclusivamente en la Cruz): y estas cosas se oponen la una a la otra (estas dos no pueden armonizar, como Pablo lo ha dicho, la vieja naturaleza tiene que ser echada fuera, lo cual Solo el Espíritu Santo puede hacer): para que no hagáis lo que quisieres. (Sin el Espíritu Santo, Quien obra por medio de la Cruz, el Creyente no puede vivir una vida Santa.) 18 Mas si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la Ley. (No puede seguir al Espíritu y a la Ley al mismo tiempo, pero desgraciadamente es lo que la mayoría de los Cristianos están intentando hacer. A menos que entienda bien la Cruz con respecto a la Santificación, no puede debidamente “ser guiado por el Espíritu,” Quien obra exclusivamente dentro del marco de la Obra Terminada de Cristo.) 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son (si alguien intenta funcionar por medio de la Ley de cualquier forma, las “obras de la carne” se manifestarán en su vida); adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 Envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas (si alguien anda conforme a la carne [Rom. 8:1], uno o más de estos pecados se manifestarán en la vida de la persona; la única manera, y digo la única manera, que alguien puede andar en victoria perpetua es entender que todo lo que recibimos de Dios proviene de la Cruz; en consecuencia, la Cruz debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe; siendo éste el caso, el Espíritu Santo, Quien obra exclusivamente dentro de los confines del Sacrificio de Cristo, ejercerá Su Poder eficaz a favor nuestro, lo cual nos permite vivir una vida Santa): de las cuales os denuncio, como ya os he Anunciado (se refiere al hecho de que el Apóstol no temía llamar por su nombre pecados específicos), que los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Nos dice en términos explícitos que si nuestra Fe no está eternamente en Cristo y la Cruz, sencillamente no podremos sobrevivir. Dios no tiene dos caminos de Salvación y Victoria, solamente uno, y éste es “Jesucristo y Él Crucificado.”)
EL FRUTO DEL ESPÍRITU


22 Mas el Fruto del Espíritu (no son “frutos” sino más bien “Fruto”; debe considerarse como “entero,” que quiere decir que crecen igualmente) es amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, Fe, 23 Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay Ley. (Contra tales no se requiere Ley. Pero que el Lector sepa que este “Fruto” es del Espíritu Santo, y no del hombre. Sólo puede desarrollarse al ser “guiado por el Espíritu.” Y sólo podemos ser guiados por el Espíritu al hacer de la Cruz el Objeto de nuestra Fe.)
UNA VIDA ESPIRITUAL


24 Porque los que son de Cristo, han Crucificado la carne con las pasiones y deseos perversos. (Sólo puede realizarse por el Creyente que entienda que todo fue llevado a cabo por Cristo en la Cruz, y nosotros siendo “Bautizados en Su Muerte” [Rom. 6:3-5]. Siendo este el caso, y como dicho repetidas veces, la Cruz debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe, que sola logrará los resultados.) 25 Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu. (“Anda” se refiere a nuestro estilo de vida; este pasaje declara que tanto la vida como la santidad son obra del Espíritu Santo; y Él obra la Salvación y Él obra la Santificación; ambas son realizadas por el Principio de la Fe, y esto se refiere a la Cruz siempre siendo el Objeto de nuestra Fe; muchos se dan cuenta que han recibido Vida Espiritual, con respecto a la Salvación por medio de la Fe, pero creen que solamente se puede obtener la Santificación por obras; esto es un gran error, pues nunca trae victoria; creer en Cristo y la Cruz tanto para la Santificación, como para la Justificación, introduce a la persona a una vida de poder y victoria, que es el único camino por el cual se puede lograr.) 26 No seamos codiciosos de vanagloria (lo que es una señal de que la persona está funcionando según la Ley), irritando los unos a los otros (auto-justicia), envidiándose los unos a los otros. (Éstas son obras de la carne, y se manifestarán si nuestra Fe está en otras cosas que no sea la Cruz.)


Primera Corintios Capítulo 13:Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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