19 March 2015

El 19 de marzo Lectura Bíblica Diaria






El 19 de marzo Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 48 a Daniel 2:
"Éstos son los nombres de las tribus, partiendo desde la frontera norte y comenzando con la tribu de Dan, de este a oeste, y desde el Mediterráneo, pasando por Hetlón, hasta Lebó Jamat y Jazar Enán, que es la parte al sur de Damasco y Jamat: "Debajo de Dan, de este a oeste, está la porción de territorio de Aser. "Debajo de Aser, de este a oeste, está la porción de territorio de Neftalí. "Debajo de Neftalí, de este a oeste, está la porción de territorio de Manasés. "Debajo de Manasés, de este a oeste, está la porción de territorio de Efraín. "Debajo de Efraín, de este a oeste, está la porción de territorio de Rubén. "Debajo de Rubén, de este a oeste, está la porción de territorio de Judá. "Debajo de Judá, de este a oeste, está la porción de territorio que reservarás. Será de doce mil quinientos metros de ancho, y de este a oeste su longitud será la misma que la de los otros territorios. En medio de esta porción estará el santuario. "La parcela que ustedes deben reservar para el Señor tendrá doce mil quinientos metros de largo por diez mil metros de ancho. Dentro de esta parcela sagrada, a los sacerdotes les corresponderá una sección exclusiva que medirá doce mil quinientos metros por el norte, y cinco mil metros por el sur. En medio de ella se levantará el santuario del Señor. Esta sección estará destinada a los sacerdotes consagrados, descendientes de Sadoc, que cuando se descarrió el pueblo de Israel se encargaron de mi servicio y no se descarriaron, como los levitas. Por eso, a los sacerdotes les corresponderá una sección santísima de la parcela consagrada al Señor, junto al territorio de los levitas. También los levitas tendrán una parcela de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, a lo largo del territorio de los sacerdotes. En total, la parcela reservada tendrá doce mil quinientos metros de largo por diez mil metros de ancho. Como parcela escogida del país, no se podrá vender, permutar ni expropiar ninguna parte de ella, pues está consagrada al Señor. "La sección restante de doce mil quinientos metros de largo por dos mil quinientos metros de ancho es terreno profano. Se dedicará al uso común de la ciudad, para la construcción de viviendas y para pastizales. La ciudad quedará en el centro, y medirá dos mil doscientos cincuenta metros de largo por el lado norte, y lo mismo por sus lados sur, este y oeste. Los pastizales de la ciudad medirán ciento veinticinco metros de ancho alrededor de toda la ciudad. A los costados de la ciudad quedará una sección, junto a la parcela consagrada al Señor, que tendrá cinco mil metros de largo por la parte este, y otros tantos por el oeste. Todo lo que allí se produzca servirá de alimento para los trabajadores de la ciudad. La cultivarán los trabajadores de la ciudad, sin importar a qué tribu pertenezcan. Toda la parcela consagrada, incluso lo que pertenece a la ciudad, formará un cuadrado de doce mil quinientos metros por lado. "El terreno que quede a ambos lados de la parcela consagrada y de la que pertenece a la ciudad, será para el príncipe. A él le tocará una parcela de doce mil quinientos metros por el lado este, hasta la frontera oriental, y doce mil quinientos metros por el oeste, hasta la frontera occidental. Todo esto quedará paralelo a las otras secciones. En el centro estarán la parcela consagrada y el santuario del templo. Así mismo, la propiedad de los levitas y la de la ciudad se ubicarán entre las fronteras de Judá y Benjamín, en medio de la parcela que le corresponde al príncipe. "En cuanto a las demás tribus, a Benjamín le tocará una sección de este a oeste. "Debajo de Benjamín, a Simeón le tocará una sección de este a oeste. "Debajo de Simeón, a Isacar le tocará una sección de este a oeste. "Debajo de Isacar, a Zabulón le tocará una sección de este a oeste. "Debajo de Zabulón, a Gad le tocará una sección de este a oeste. "Debajo de Gad, partiendo de este a oeste, la frontera irá desde Tamar hasta el oasis de Meribá Cades y el arroyo de Egipto, y hasta el mar Mediterráneo. "Éste es el territorio que ustedes repartirán por sorteo entre las tribus de Israel, y que será su herencia. Así quedará distribuido el territorio. Lo afirma el Señor omnipotente. "Éstas son las salidas de la ciudad: "Por el norte, la ciudad medirá dos mil doscientos cincuenta metros. Las puertas de la ciudad tendrán los nombres de las tribus de Israel. Al norte habrá tres puertas: la de Rubén, la de Judá y la de Leví. "Por el este, la ciudad medirá dos mil doscientos cincuenta metros, y tendrá tres puertas: la de José, la de Benjamín y la de Dan. "Por el sur, la ciudad medirá dos mil doscientos cincuenta metros, y tendrá tres puertas: la de Simeón, la de Isacar y la de Zabulón. "Por el oeste, la ciudad medirá dos mil doscientos cincuenta metros, y tendrá tres puertas: la de Gad, la de Aser y la de Neftalí. "El perímetro urbano será de nueve mil metros. "Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: AQUÍ HABITA EL Señor."
Daniel 1 a 2:
En el año tercero del reinado del rey Joacim de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió. El Señor permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor. Junto con él, cayeron en sus manos algunos de los utensilios del templo de Dios, los cuales Nabucodonosor se llevó a Babilonia y puso en el tesoro del templo de sus dioses. Además, el rey le ordenó a Aspenaz, jefe de los oficiales de su corte, que llevara a su presencia a algunos de los israelitas pertenecientes a la familia real y a la nobleza. Debían ser jóvenes apuestos y sin ningún defecto físico, que tuvieran aptitudes para aprender de todo y que actuaran con sensatez; jóvenes sabios y aptos para el servicio en el palacio real, a los cuales Aspenaz debía enseñarles la lengua y la literatura de los babilonios. El rey les asignó raciones diarias de la comida y del vino que se servía en la mesa real. Su preparación habría de durar tres años, después de lo cual entrarían al servicio del rey. Entre estos jóvenes se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de Judá, y a los cuales el jefe de oficiales les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego. Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey, así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse. Y aunque Dios había hecho que Daniel se ganara el afecto y la simpatía del jefe de oficiales, éste se vio obligado a responderle a Daniel: "Tengo miedo de mi señor el rey, pues fue él quien te asignó la comida y el vino. Si el rey llega a verte más flaco y demacrado que los otros jóvenes de tu edad, por culpa tuya me cortará la cabeza." El jefe de oficiales le ordenó a un guardia atender a Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Por su parte, Daniel habló con ese guardia y le dijo: "Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer sólo verduras, y de beber sólo agua. Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros." El guardia aceptó la propuesta, y los sometió a una prueba de diez días. Al cumplirse el plazo, estos jóvenes se veían más sanos y mejor alimentados que cualquiera de los que participaban de la comida real. Así que el guardia les retiró la comida y el vino del rey, y en su lugar siguió alimentándolos con verduras. A estos cuatro jóvenes Dios los dotó de sabiduría e inteligencia para entender toda clase de literatura y ciencia. Además, Daniel podía entender toda visión y todo sueño. Cumplido el plazo fijado por el rey Nabucodonosor, y conforme a sus instrucciones, el jefe de oficiales los llevó ante su presencia. Luego de hablar el rey con Daniel, Ananías, Misael y Azarías, no encontró a nadie que los igualara, de modo que los cuatro entraron a su servicio. El rey los interrogó, y en todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino. Fue así como Daniel se quedó en Babilonia hasta el primer año del rey Ciro. En el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños que lo perturbaron y no lo dejaban dormir. Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos de su reino, para que le dijeran lo que había soñado. Una vez reunidos, y ya en presencia del rey, éste les dijo: Tuve un sueño que me tiene preocupado, y quiero saber lo que significa. Los astrólogos le respondieron: ¡Que viva Su Majestad por siempre! Estamos a su servicio. Cuéntenos el sueño, y nosotros le diremos lo que significa. Pero el rey les advirtió: Mi decisión ya está tomada: Si no me dicen lo que soñé, ni me dan su interpretación, ordenaré que los corten en pedazos y que sus casas sean reducidas a cenizas. Pero si me dicen lo que soñé y me explican su significado, yo les daré regalos, recompensas y grandes honores. Así que comiencen por decirme lo que soñé, y luego explíquenme su significado. Los astrólogos insistieron: Si Su Majestad les cuenta a estos siervos suyos lo que soñó, nosotros le diremos lo que significa. Pero el rey les contestó: Mi decisión ya está tomada. Eso ustedes bien lo saben, y por eso quieren ganar tiempo. Si no me dicen lo que soñé, ya saben lo que les espera. Ustedes se han puesto de acuerdo para salirme con cuestiones engañosas y mal intencionadas, esperando que cambie yo de parecer. Díganme lo que soñé, y así sabré que son capaces de darme su interpretación. Entonces los astrólogos le respondieron: ¡No hay nadie en la tierra capaz de hacer lo que Su Majestad nos pide! ¡Jamás a ningún rey se le ha ocurrido pedirle tal cosa a ningún mago, hechicero o astrólogo! Lo que Su Majestad nos pide raya en lo imposible, y nadie podrá revelárselo, a no ser los dioses. ¡Pero ellos no viven entre nosotros! Tanto enfureció al rey la respuesta de los astrólogos, que mandó ejecutar a todos los sabios de Babilonia. Se publicó entonces un edicto que decretaba la muerte de todos los sabios, de modo que se ordenó la búsqueda de Daniel y de sus compañeros para que fueran ejecutados. Cuando el comandante de la guardia real, que se llamaba Arioc, salió para ejecutar a los sabios babilonios, Daniel le habló con mucho tacto e inteligencia. Le dijo: "¿Por qué ha emitido el rey un edicto tan violento?" Y una vez que Arioc le explicó cuál era el problema, Daniel fue a ver al rey y le pidió tiempo para poder interpretarle su sueño. Después volvió a su casa y les contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías cómo se presentaba la situación. Al mismo tiempo, les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo en cuanto a ese sueño misterioso, para que ni él ni sus amigos fueran ejecutados con el resto de los sabios babilonios. Durante la noche, Daniel recibió en una visión la respuesta al misterio. Entonces alabó al Dios del cielo y dijo: "¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios! Suyos son la sabiduría y el poder. Él cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes. A los sabios da sabiduría, y a los inteligentes, discernimiento. Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz! A ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey!" Entonces Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey le había dado la orden de ejecutar a los sabios de Babilonia, y le dijo: No mates a los sabios babilonios. Llévame ante el rey, y le interpretaré el sueño que tuvo. Inmediatamente Arioc condujo a Daniel a la presencia del rey, y le dijo: Entre los exiliados de Judá he hallado a alguien que puede interpretar el sueño de Su Majestad. El rey le preguntó a Daniel, a quien los babilonios le habían puesto por nombre Beltsasar: ¿Puedes decirme lo que vi en mi sueño, y darme su interpretación? A esto Daniel respondió: No hay ningún sabio ni hechicero, ni mago o adivino, que pueda explicarle a Su Majestad el misterio que le preocupa. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios. Ese Dios le ha mostrado a usted lo que tendrá lugar en los días venideros. Éstos son el sueño y las visiones que pasaron por la mente de Su Majestad mientras dormía: Allí, en su cama, Su Majestad dirigió sus pensamientos a las cosas por venir, y el que revela los misterios le mostró lo que está por suceder. Por lo que a mí toca, este misterio me ha sido revelado, no porque yo sea más sabio que el resto de la humanidad, sino para que Su Majestad llegue a conocer su interpretación y entienda lo que pasaba por su mente. "En su sueño Su Majestad veía una estatua enorme, de tamaño impresionante y de aspecto horrible. La cabeza de la estatua era de oro puro, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos eran de bronce, y las piernas eran de hierro, lo mismo que la mitad de los pies, en tanto que la otra mitad era de barro cocido. De pronto, y mientras Su Majestad contemplaba la estatua, una roca que nadie desprendió vino y golpeó los pies de hierro y barro de la estatua, y los hizo pedazos. Con ellos se hicieron añicos el hierro y el barro, junto con el bronce, la plata y el oro. La estatua se hizo polvo, como el que vuela en el verano cuando se trilla el trigo. El viento barrió con la estatua, y no quedó ni rastro de ella. En cambio, la roca que dio contra la estatua se convirtió en una montaña enorme que llenó toda la tierra. "Éste fue el sueño que tuvo Su Majestad, y éste es su significado: Su Majestad es rey entre los reyes; el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la majestad y la gloria. Además, ha puesto en manos de Su Majestad a la humanidad entera, a las bestias del campo y a las aves del cielo. No importa dónde vivan, Dios ha hecho de Su Majestad el gobernante de todos ellos. ¡Su Majestad es la cabeza de oro! "Después de Su Majestad surgirá otro reino de menor importancia. Luego vendrá un tercer reino, que será de bronce, y dominará sobre toda la tierra. Finalmente, vendrá un cuarto reino, sólido como el hierro. Y así como el hierro todo lo rompe, destroza y pulveriza, este cuarto reino hará polvo a los otros reinos. "Su Majestad veía que los pies y los dedos de la estatua eran mitad hierro y mitad barro cocido. El hierro y el barro, que Su Majestad vio mezclados, significan que éste será un reino dividido, aunque tendrá la fuerza del hierro. Y como los dedos eran también mitad hierro y mitad barro, este reino será medianamente fuerte y medianamente débil. Su Majestad vio mezclados el hierro y el barro, dos elementos que no pueden fundirse entre sí. De igual manera, el pueblo será una mezcla que no podrá mantenerse unida. "En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos. Tal es el sentido del sueño donde la roca se desprendía de una montaña; roca que, sin la intervención de nadie, hizo añicos al hierro, al bronce, al barro, a la plata y al oro. El gran Dios le ha mostrado a Su Majestad lo que tendrá lugar en el futuro. El sueño es verdadero, y esta interpretación, digna de confianza. Al oír esto, el rey Nabucodonosor se postró ante Daniel y le rindió pleitesía, ordenó que se le presentara una ofrenda e incienso, y le dijo: ¡Tu Dios es el Dios de dioses y el soberano de los reyes! ¡Tu Dios revela todos los misterios, pues fuiste capaz de revelarme este sueño misterioso! Luego el rey puso a Daniel en un puesto prominente y lo colmó de regalos, lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe de todos sus sabios. Además, a solicitud de Daniel, el rey nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su parte, permaneció en la corte real.


Salmo 97:
¡El Señor es rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas! Oscuros nubarrones lo rodean; la rectitud y la justicia son la base de su trono. El fuego va delante de él y consume a los adversarios que lo rodean. Sus relámpagos iluminan el mundo; al verlos, la tierra se estremece. Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera. Los cielos proclaman su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. Sean avergonzados todos los idólatras, los que se jactan de sus ídolos inútiles. ¡Póstrense ante él todos los dioses! Señor, por causa de tus juicios Sión escucha esto y se alegra, y las ciudades de Judá se regocijan. Porque tú eres el Señor Altísimo, por encima de toda la tierra. ¡Tú estás muy por encima de todos los dioses! El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos. La luz se esparce sobre los justos, y la alegría sobre los rectos de corazón. Alégrense en el Señor, ustedes los justos, y alaben su santo *nombre.


Proverbios 31:
Los dichos del rey Lemuel. Oráculo mediante el cual su madre lo instruyó: "¿Qué pasa, hijo mío? ¿Qué pasa, hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa, fruto de mis votos al Señor? No gastes tu vigor en las mujeres, ni tu fuerza en las que arruinan a los reyes. "No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, no sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos. Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; ¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas! "¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!" Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar Álef - Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Bet - Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Guímel - Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Dálet - Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. He - Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento. Vav - Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Zayin - Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Jet - Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Tet - Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Yod - Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Caf - Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Lámed - Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. Mem - Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. Nun - Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar. Sámej - Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes. Ayin - Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Pe - Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Tsade - Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Qof - Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: Resh - "Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas." Shin - Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. Tav - ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!


El Libro de Los Romanos Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
ROMANOS


CAPÍTULO 2
(60 d.C.)
LOS CRÍTICOS


POR lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas (indica que este segmento está dirigido a los Judíos): porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo (en efecto, dice que Dios juzga a quien juzga a otro en la misma forma que él ha juzgado, por lo tanto, "se condena a sí mismo" [Mat. 7:1-2]); porque lo mismo haces, tú que juzgas (en efecto, dice que los Judíos no eran mejor que los Gentiles, a quienes ellos constantemente reprendían).

EL JUICIO DE DIOS


2 Mas sabemos que el Juicio de Dios es según Verdad (declara lo que nunca es de la presunción) contra los que hacen tales cosas (revela un Juicio perfecto, porque proviene de la Verdad).
3 ¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas a los que hacen tales cosas, y haces las mismas (tú, el Judío), que tú escaparás del Juicio de Dios? (Muchos Judíos creían que el privilegio de nacimiento como Judío les aseguraría su entrada en el Reino [Mat. 3:8-9].)
4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad y paciencia y longanimidad (demuestra al Judío que desprecia estas cosas, creyendo que ellos se las merecían); ignorando que su benignidad te guía (intenta guiarle) al Arrepentimiento?
5 Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido (habla de una dureza hacia Dios, cuando se rehusa a arrepentirse), atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del Justo Juicio de Dios (el Juicio aumentaba, y finalmente estalló sobre los Judíos; hablamos del año 70 d.C.);
6 El cual pagará a cada uno conforme a sus obras (¡cosechamos lo que sembramos!):
7 A los que perseverando en hacer el bien (describe a aquellos que no confían en lugar o posición para su Salvación, sino más bien en Cristo), buscan gloria y honra e inmortalidad, la Vida Eterna (habla de lo que proviene exclusivamente de Dios):
8 Mas a los que son contenciosos (conlleva la idea de contender con Dios), y no obedecen a la Verdad (intenta concebir otra manera que la de Cristo y Él Crucificado), antes obedecen a la injusticia, enojo e ira (lo contrario de la Verdad),
9 Tribulación y angustia, sobre toda persona humana que obra lo malo (indica los resultados naturales del acto antinatural del pecado), del Judío primeramente (requiere que sea más responsable), y también del Griego (¡dará cuenta también!);


NO HACE ACEPCIÓN
DE PERSONAS

10 Mas gloria, y honra, y paz, a cualquiera que obra el bien (expresa la lógica de Dios, declara que si se hacen ciertas cosas, las mismas resultarán), al Judío primeramente, y también al Griego (vuelve a darse para mostrar el lugar de prominencia con respecto al Judío, pero que ellos lo echaron a perder):
11 Porque no hay acepción de personas para con Dios (traducido literalmente, se lee el Versículo, "porque no hay una recepción de cara en la Presencia de Dios"; significa que Dios no recibe o acepta la cara de nadie, sin tener en cuenta quienes sean).
12 Porque todos los que sin Ley pecaron, sin Ley también perecerán (aunque el Señor no considere a los Gentiles responsables de la Ley de Moisés relativo a la época del Antiguo Testamento, esto de ninguna manera significa que Él no los hará responsables de su pecado; el hecho es que el pecado no se revoca en todo caso debido a la ignorancia): y todos los que en la Ley pecaron, por la Ley serán juzgados (en efecto, coloca al Judío en una situación más responsable e incluso temerosa);
13 (Porque no los oidores de la Ley son justos para con Dios (el hecho de tener la Ley, o aun el oír de la Ley, no salva a nadie), mas los hacedores de la Ley serán justificados (se usa de esta manera por Pablo para hacer hincapié en algo importante; él no estaba diciendo que al guardar la Ley de Moisés se logrará la justificación; de hecho, a raíz de la condición caída del hombre, no se podía guardar la Ley).
14 Porque los Gentiles que no tienen Ley (la Ley de Moisés), naturalmente haciendo lo que es de la Ley (su conciencia les revela cierto aspecto del bien y del mal), los tales, aunque no tengan Ley, ellos son Ley a sí mismos (en el Juicio del Gran Trono Blanco, Dios Juzgará el mundo Gentil que existió antes de la Ley según el conocimiento que ellos tenían; otra vez, esto no tiene nada que ver con la Salvación; la ignorancia nunca ha traído la Salvación):
15 Mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones (quiere decir que nadie, quienquiera que sea y dondequiera que esté, está ausente de toda la Luz), dando testimonio juntamente sus conciencias (pero pueden estar cauterizadas), y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros;) (La conciencia no demuestra ser un guía seguro, como se declara aquí.)
16 En el día que Juzgará el Señor lo encubierto de los hombres (da fin a cualquier idea de que el Juicio será sobre cualquier otra base; aunque muchas otras cosas, como la conciencia, pueden ser testigo, aun así Jesús Solo es el criterio), conforme a mi Evangelio, por Jesucristo (Jesucristo y Él Crucificado).


LA CULPA


17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío (insinúa favor especial de Dios), y estás reposado en la Ley (presenta el cuadro de una confianza ciega y mecánica en la Ley Mosaica la cual no podía salvar, y nunca tuvo el propósito de salvar), y te glorías en Dios (se enorgullecían de quiénes ellos eran),
18 Y sabes Su Voluntad (Israel tenía la Palabra literal de Dios, la cual ninguna otra Nación en el mundo tenía durante esa época), y apruebas lo mejor (ellos habían comprobado la Palabra repetidas veces), instruido por la Ley (en esencia, quiere decir que ellos fueron instruidos por la misma Boca de Dios);
19 Y confías que eres guía de los ciegos (Dios destinó a los Judíos para ser los guías de los Gentiles, para guiarlos al Señor), luz de los que están en tinieblas (era siempre la Voluntad de Dios que Su Palabra, Voluntad y Camino, se le diera a la humanidad entera),
20 Enseñador de los necios (el mundo Gentil era necio en su adoración a sus dioses de invención humana), maestro de niños (presenta el Espíritu Santo que mira a los Filósofos Griegos como nada más que niños), que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la Ley (los Judíos tenían la Palabra de Dios, que los adelantó años luz del resto de la humanidad):
21 Tú pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? (Los Judíos se burlaban del mundo Gentil, pero poco se aplicaban a la Ley, al menos como ellos debían.) ¿Tú, que predicas que no se ha de robar, robas? (¡La mayoría de ellos lo hicieron!)
22 ¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras? (¡Muchos lo hicieron!) ¿Tú, que abominas los ídolos, cometes sacrilegio? (En cierto modo, el Espíritu Santo por medio de Pablo coloca a Israel en la misma condición que el mundo Gentil.)
23 ¿Tú, que te jactas de la Ley, con infracción de la Ley deshonras a Dios? (En otras palabras, debido a poseer la Ley y no guardar la Ley, ellos deshonraban a Dios, aun más que los Gentiles.)
24 Porque el Nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los Gentiles (declara que los Judíos eran un oprobio al Señor al vivir en contradicción abierta a su propia profesión), como está escrito (Isa. 52:5).
25 Porque la Circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la Ley (en otras palabras, la Circuncisión no les aprovechaba nada si ellos violaban la Ley de Dios): mas si eres rebelde a la Ley, tu Circuncisión es hecha incircuncisión (declara el hecho de que los ritos religiosos, no importa si fueron dados por Dios, no contienen ninguna característica de la Salvación).
26 De manera que, si el incircunciso (el Gentil) guardare las Justicias de la Ley (por medio de Jesucristo), ¿no será tenida su incircuncisión por Circuncisión? (Revela que al poner la confianza en Jesús satisface las demandas de la Ley, y por ello, asegura la "Justicia de la Ley," que de hecho, es el único modo que puede ser asegurada.)
27 Y el que en su cuerpo es incircunciso, guardando perfectamente la Ley, ¿te juzgará a ti (revela los resultados obvios de la vida cambiada por la Fe en Cristo), que con la letra y con la Circuncisión eres rebelde a la Ley? (Habla de los Judíos quienes, fuera de Cristo, intentan guardar la letra de la Ley participando en todos sus Rituales, pero siguen transgrediendo la Ley. En otras palabras, lo que ellos hacen no cambia sus vidas.)


UNA DEFINICIÓN

28 Porque no es Judío, el que lo es solamente por fuera (completamente destruye la Salvación nacional); ni la Circuncisión es la que es solamente por fuera en la carne (el simple Ritual no es del todo una Circuncisión verdadera, y espiritualmente no proporciona nada):
29 Mas es Judío, el que lo es en lo interior (es sólo la obra realizada interiormente por Cristo que constituye la Salvación); y la Circuncisión es la del corazón, en espíritu (se refiere al "corazón" del individuo cambiado, que se ha cumplido en el espíritu y se habla de ser "Nacido de Nuevo"), no en letra (se refiere a las reglas y las regulaciones de la Ley de Moisés, o incluso las de la Iglesia); la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios (mantener los Rituales religiosos gana la alabanza de los hombres, pero no de Dios; los hombres pueden alabar en verdad a Dios sólo cuando aceptan sinceramente a Cristo, que quiere decir confiar verdaderamente en Cristo y no en los Rituales religiosos del hombre).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac."* Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes,* pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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