16 November 2014

El 16 de noviembre Lectura Bíblica Diaria





El 16 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 26-28:


El día primero del mes primero del año undécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Tiro ha dicho de Jerusalén: Las puertas de las naciones se han derrumbado. Sus puertas se me han abierto de par en par, y yo me estoy enriqueciendo mientras ellas yacen en ruinas. Por eso, así dice el Señor omnipotente: Tiro, yo me declaro contra ti, y así como el mar levanta sus olas, voy a hacer que contra ti se levanten muchas naciones. Destruirán los muros de Tiro, y derribarán sus torres. Hasta los escombros barreré de su lugar; ¡la dejaré como roca desnuda! ¡Quedará en medio del mar como un tendedero de redes! Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. Tiro será despojo de las naciones, y sus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Entonces sabrán que yo soy el Señor. "Así dice el Señor omnipotente: Desde el norte voy a traer contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes. Vendrá con un gran ejército de caballos, y con carros de guerra y jinetes. Tus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Y Nabucodonosor construirá contra ti muros de asedio, levantará rampas para atacarte y alzará sus escudos. Atacará tus muros con arietes, y con sus armas destruirá tus torres. Cuando el rey de Babilonia entre por tus puertas, como se entra en una ciudad conquistada, sus caballos serán tan numerosos que te cubrirán de polvo, y tus muros temblarán por el estruendo de su caballería y sus carros. Con los cascos de sus caballos pisoteará todas tus calles; matará a tu pueblo a filo de espada, y tus sólidas columnas caerán por tierra. Además, saquearán tus riquezas y robarán tus mercancías. Derribarán tus muros, demolerán tus suntuosos palacios, y arrojarán al mar tus piedras, vigas y escombros. Así pondré fin al ruido de tus canciones, y no se volverá a escuchar la melodía de tus arpas. Te convertiré en una roca desnuda, en un tendedero de redes, y no volverás a ser edificada. Yo, el Señor, lo he dicho. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. "Así le dice el Señor omnipotente a Tiro: Las naciones costeras temblarán ante el estruendo de tu caída, el gemido de tus heridos y la masacre de tus habitantes. Todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, se quitarán los mantos y se despojarán de las vestiduras bordadas. Llenos de pánico se sentarán en el suelo; espantados por tu condición temblarán sin cesar, y sobre ti entonarán este lamento: "¡Cómo has sido destruida, ciudad famosa, habitada por gente del mar! ¡Tú en el mar eras poderosa! ¡Con tus habitantes infundías terror a todo el continente! Ahora, en el día de tu caída, tiemblan los pueblos costeros, y las islas que están en el mar se aterrorizan ante tu debacle. "Así dice el Señor omnipotente: Te convertiré en lugar de ruinas, como toda ciudad deshabitada. Haré que te cubran las aguas caudalosas del océano. Te haré descender con los que descienden a la fosa; te haré habitar en lo más profundo de la tierra, en el país de eternas ruinas, con los que descienden a la fosa. No volverás a ser habitada ni reconstruida en la tierra de los vivientes. Te convertiré en objeto de espanto, y ya no volverás a existir. Te buscarán, pero jamás podrán encontrarte. Lo afirma el Señor omnipotente." El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, dedícale este canto fúnebre a Tiro, ciudad asentada junto al mar y que trafica con pueblos de muchas costas lejanas: "Así dice el Señor omnipotente: "Tú, ciudad de Tiro, pretendes ser hermosa y perfecta. Tu dominio está en alta mar, tus constructores resaltaron tu hermosura. Con pinos del monte Senir hicieron todos tus entablados. armaron tu mástil. Con encinas de Basán construyeron tus remos, y con cipreses de Chipre ensamblaron tu cubierta, la cual fue decorada con incrustaciones de marfil. Con lino bordado de Egipto hicieron tus velas, y éstas te sirvieron de bandera. telas moradas y rojas para tu toldo. Oh, Tiro, tus remeros vinieron de Sidón y de Arvad. A bordo iban tus propios timoneles, los más expertos hombres de mar. Los hábiles veteranos de Guebal repararon los daños en la nave. negociaron con tus mercancías. Hombres de Persia, Lidia y Fut militaron en tu ejército. Te adornaron con escudos y cascos; ¡sacaron a relucir tu esplendor! "Los de Arvad, junto con tu ejército, defendían los muros que te rodean, y los de Gamad estaban apostados en tus torres. A lo largo de tus muros colgaban sus escudos, haciendo resaltar tu hermosura. Era tal tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo. A cambio de tu mercadería, ella te ofrecía plata, hierro, estaño y plomo. También Grecia, Tubal y Mésec negociaban contigo, y a cambio de tus mercancías te ofrecían esclavos y objetos de bronce. La gente de Bet Togarma te pagaba con caballos de trabajo, caballos de montar y mulos. Los habitantes de Rodas también comerciaban contigo. Concretabas negocios con muchas islas del mar, las cuales te pagaban con ébano y colmillos de marfil. Por los muchos productos que tenías, Siria comerciaba contigo y a cambio te entregaba topacio, telas teñidas de púrpura, telas bordadas, lino fino, corales y rubíes. Judá e Israel también comerciaban contigo. Te ofrecían trigo de Minit, pasteles, miel, aceite y bálsamo. Por la gran cantidad de tus productos, y por la abundancia de tu riqueza, también Damasco comerciaba contigo. Te pagaba con vino de Jelbón y lana de Sajar. A cambio de tus mercancías, los danitas y los griegos te traían de Uzal hierro forjado, canela y caña aromática. Dedán te vendía aparejos para montar. Tus clientes eran Arabia y todos los príncipes de Cedar, quienes te pagaban con corderos, carneros y chivos. También eran tus clientes los comerciantes de Sabá y Ragama. A cambio de mercancías, te entregaban oro, piedras preciosas y los mejores perfumes. Jarán, Cané, Edén y los comerciantes de Sabá, Asiria y Quilmad negociaban contigo. Para abastecer tus mercados te vendían hermosas telas, mantos de color púrpura, bordados, tapices de muchos colores y cuerdas muy bien trenzadas. Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías. " Cargada de riquezas, navegabas en alta mar. Tus remeros te llevaron por los mares inmensos, en alta mar el viento del este te hizo pedazos. El día de tu naufragio se hundirán en el fondo del mar tu riqueza, tu mercancía y tus productos, tus marineros y tus timoneles, los que reparan tus naves y tus comerciantes, tus soldados y toda tu tripulación. Al grito de tus timoneles temblarán las costas. Todos los remeros abandonarán las naves; marineros y timoneles bajarán a tierra. Por ti levantarán la voz y llorarán con amargura; se echarán ceniza sobre la cabeza, y se revolcarán en ella. Por tu culpa se raparán la cabeza, y se vestirán de luto. Llorarán por ti con gran amargura, y con angustiosos gemidos. Entonarán sentidos lamentos, y en tono de amarga queja dirán: ‘¿Quién en medio de los mares podía compararse a Tiro? Cuando desembarcaban tus productos muchas naciones quedaban satisfechas. Con tus muchas riquezas y mercancías, enriquecías a los reyes de la tierra. Pero ahora el mar te ha hecho pedazos, ¡yaces en lo profundo de las aguas! se hundieron contigo. Por ti están horrorizados todos los habitantes de las costas; sus reyes tiemblan de miedo, y en su rostro se dibuja el terror. Atónitos se han quedado los comerciantes de otros países; ¡tu fin ha llegado!, ¡nunca más volverás a existir! " El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor omnipotente: "En la intimidad de tu arrogancia dijiste: ‘Yo soy un dios. sentado en un trono de dioses. ¡Pero tú no eres un dios, aunque te creas que lo eres! ¡Tú eres un simple mortal! ¿Acaso eres más sabio que Daniel? ¿Acaso conoces todos los secretos? Con tu sabiduría y tu inteligencia has acumulado muchas riquezas, y en tus cofres has amontonado mucho oro y mucha plata. Eres muy hábil para el comercio; por eso te has hecho muy rico. te has vuelto muy arrogante. Por eso, así dice el Señor omnipotente: " Ya que pretendes ser tan sabio como un dios, haré que vengan extranjeros contra ti, los más feroces de las naciones: desenvainarán la espada contra tu hermosura y sabiduría, y profanarán tu esplendor. Te hundirán en la fosa, y en alta mar sufrirás una muerte violenta. Y aun así, en presencia de tus verdugos, ¿te atreverás a decir: ¡Soy un dios!? ¡Pues en manos de tus asesinos no serás un dios sino un simple mortal! Sufrirás a manos de extranjeros la muerte de los incircuncisos, porque yo lo he dicho. Lo afirma el Señor omnipotente. " El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, entona una elegía al rey de Tiro y adviértele que así dice el Señor omnipotente: "Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro, y especialmente preparados para ti desde el día en que fuiste creado. Fuiste elegido querubín protector, porque yo así lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego. Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en ti. Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia, y pecaste. Por eso te expulsé del monte de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín protector, te borré de entre las piedras de fuego. A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te arrojé por tierra, y delante de los reyes te expuse al ridículo. Has profanado tus santuarios, por la gran cantidad de tus pecados, ¡por tu comercio corrupto! un fuego que te devorara. te eché por tierra y te reduje a cenizas. Al verte, han quedado espantadas todas las naciones que te conocen. Has llegado a un final terrible, y ya no volverás a existir. " El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, encara a Sidón y profetiza contra ella. Adviértele que así dice el Señor omnipotente: "Aquí estoy, Sidón, para acusarte y para ser glorificado en ti. Cuando traiga sobre ti un justo castigo, y manifieste sobre ti mi santidad, se sabrá que yo soy el Señor. Mandaré contra ti una peste, y por tus calles correrá la sangre; por la espada que ataca por todos lados los heridos caerán en tus calles, y se sabrá que yo soy el Señor. Los israelitas no volverán a sufrir el desprecio de sus vecinos, que duele como aguijones y punza como espinas, ¡y se sabrá que yo soy el Señor! "Así dice el Señor omnipotente: Cuando yo reúna al pueblo de Israel de entre las naciones donde se encuentra disperso, le mostraré mi santidad en presencia de todas las naciones. Entonces Israel vivirá en su propio país, el mismo que le di a mi siervo Jacob. Allí vivirán seguros, y se construirán casas y plantarán viñedos, porque yo ejecutaré un justo castigo sobre los vecinos que desprecian al pueblo de Israel. ¡y se sabrá que yo soy el Señor su Dios! "



Salmo 37:
Álef - No te irrites a causa de los impíospni envidies a los que cometen injusticias; porque pronto se marchitan, como la hierba; pronto se secan, como el verdor del pasto. Bet - Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y manténte fiel. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Guímel - Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Dálet - Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados. He - Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal. Porque los impíos serán exterminados, pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra. Vav - Dentro de poco los malvados dejarán de existir; por más que los busques, no los encontrarás. Pero los desposeídos heredarán la tierra y disfrutarán de gran bienestar. Zayin - Los malvados conspiran contra los justos y crujen los dientes contra ellos; pero el Señor se ríe de los malvados, pues sabe que les llegará su hora. Jet - Los malvados sacan la espada y tensan el arco para abatir al pobre y al necesitado, para matar a los que viven con rectitud. Pero su propia espada les atravesará el corazón, y su arco quedará hecho pedazos. Tet - Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados; porque el brazo de los impíos será quebrado, pero el Señor sostendrá a los justos. Yod - El Señor protege la vida de los íntegros, y su herencia perdura por siempre. En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia. Caf - Los malvados, los enemigos del Señor, acabarán por ser destruidos; desaparecerán como las flores silvestres, se desvanecerán como el humo. Lámed - Los malvados piden prestado y no pagan, pero los justos dan con generosidad. Los benditos del Señor heredarán la tierra, pero los que él maldice serán destruidos. Mem - El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano. Nun - He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan. Prestan siempre con generosidad; sus hijos son una bendición. Sámej - Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás dónde vivir. Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados. Ayin - Los justos heredarán la tierra, y por siempre vivirán en ella. Pe - La boca del justo imparte sabiduría, y su lengua emite justicia. La ley de Dios está en su corazón, y sus pies jamás resbalan. Tsade - Los malvados acechan a los justos con la intención de matarlos, pero el Señor no los dejará caer en sus manos ni permitirá que los condenen en el juicio. Qof - Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean destruidos, tú lo verás con tus propios ojos. Resh - He visto al déspota y malvado extenderse como cedro frondoso. Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo. Shin - Observa a los que son íntegros y rectos: hay porvenir para quien busca la paz. Pero todos los pecadores serán destruidos; el porvenir de los malvados será el exterminio. Tav - La salvación de los justos viene del Señor; él es su fortaleza en tiempos de angustia. El Señor los ayuda y los libra; los libra de los malvados y los salva, porque en él ponen su confianza.


Proverbios 25:
Éstos son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de Ezequías, rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes como alto es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la plata, y de allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia del rey al malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te des importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille ante gente importante. no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que te oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada. Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca son las buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, contaminado pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien comer mucha miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.




El Libro de Los Hechos Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES




CAPÍTULO 11
(41 d.C.)
LA CUESTIÓN GENTIL



Y OYERON los Apóstoles y los hermanos que estaban en Judea (se refiere a los Once además de Pedro, y también a otros), que también los Gentiles habían recibido la Palabra de Dios (corre rápido esta clase de noticias).
2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén (presenta un tiempo de gran significado), contendían contra él (esto significa, por lo menos en el comienzo, que ellos no aceptaban la explicación de Pedro, les parecía que él era inmundo por asociarse con los Gentiles) los que eran de la Circuncisión (Creyentes Judíos),
3 Diciendo, ¿Por qué has entrado a hombres incircuncisos (los Gentiles), y has comido con ellos? (No hay nada en la Ley de Moisés que prohíbe comer con los Gentiles; esto fue añadido por los hombres, no por Dios.)

LA DEFENSA DE PEDRO

4 Entonces comenzando Pedro (expone que el Apóstol era muy paciente, y es por una causa; hay que acordarse de que el Señor había sido paciente con él), les declaró por orden lo pasado, diciendo (lo describe tomando poco a poco el episodio entero),
5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando: y vi en rapto de entendimiento una Visión, un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del Cielo, y venía hasta mí (declara lo que vio, y de que sabía lo que estaba destinado para él):
6 En el cual cuando puse los ojos, consideré y vi animales terrestres de cuatro pies, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
7 Y oí una Voz que me decía, Levántate, Pedro; mata y come (no era una sugerencia, sino más bien un Mandato; por lo tanto, tenía la intención de que se obedeciera).
8 Y dije, Señor, no: porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
9 Entonces la Voz me respondió del Cielo por segunda vez (él no vio una forma, sino que sólo oyó una Voz), Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
10 Y esto fue hecho por tres veces: y volvió todo a ser tomado arriba en el Cielo.

LOS GENTILES Y EL EVANGELIO

11 Y, he aquí, luego sobrevinieron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí de Cesarea.
12 Y el Espíritu (el Espíritu Santo) me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y vinieron también conmigo estos seis Hermanos (él ahora deduce cuántos fueron con él), y entramos en casa de un varón (la casa de Cornelio):
13 El cual nos contó cómo había visto un Ángel en su casa, que se paró, y le dijo, Envía a Jope, y haz venir a un Simón que tiene por sobrenombre Pedro (todo esto revela que Dios obra por medio de los hombres);
14 El cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa (expresa inequívocamente que ellos no fueron salvos antes de que Pedro viniera y predicara el Evangelio, aunque Cornelio había realizado muchas buenas obras).
15 Y apenas comencé a hablar (había avanzado un poco con el Mensaje), cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio (habla de Cornelio y su casa de que fueron Bautizados con el Espíritu, exactamente como los Apóstoles y los otros durante el Día de Pentecostés).
16 Entonces me acordé de la Palabra del Señor, como dijo (pertenece a algo que Pedro no había mencionado en el acontecimiento actual), Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis Bautizados con el Espíritu Santo (Hch. 1:5; Mat. 3:11).
17 Así que, si Dios les dio (a los Gentiles) el mismo Don (la Salvación y el Bautismo del Espíritu Santo) también como a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo (el requisito); ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? (No ir sería desobedecer a Dios.)
18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios (no sólo reprimieron sus propios pensamientos de oposición, sino que también glorificaron a Dios por lo que había obrado), diciendo, De manera que también a los Gentiles ha dado Dios Arrepentimiento para Vida (expone claramente que les dieron esa “Vida” estrictamente por la Fe, la cual no se incluyó nada de los rituales y Ceremonias del Judaísmo).

ANTIOQUÍA

19 Y los que habían sido esparcidos por causa de la tribulación que sobrevino en tiempo de Esteban (tiene que ver con lo que pasó en Hechos, cap. 8, hace unos seis o siete años antes), anduvieron hasta Fenicia (el Líbano), y Cipro, y Antioquía (una ciudad en Siria), no hablando a nadie la Palabra, sino sólo a los Judíos (pertenecía básicamente a la proclamación de Jesús como el Mesías de Israel y el Salvador del mundo, y de que Él había resucitado de entre los muertos).
20 Y de ellos había unos varones Ciprios y Cirenences (insinúa que eran los que habían llegado tarde a Antioquía), los cuales cuando entraron en Antioquía, hablaron a los Griegos (corresponde a los Gentiles, no a los Judíos que hablaban el Griego como algunos afirman), anunciando el Evangelio del Señor Jesús (indica que los Judíos que les predicaron no exigían que ellos también guardasen la Ley de Moisés).
21 Y la Mano del Señor era con ellos (significa que Dios se complació de que se predicaba el Evangelio a estos Gentiles): y creyendo, gran número se convirtió al Señor (entregaron sus corazones y vidas al Señor Jesucristo).
22 Y llegó la fama de estas cosas a oídos de la Iglesia que estaba en Jerusalén (que era entonces la Sede de la Iglesia; estas “noticias” eran las buenas nuevas): y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía (¡Bernabé era un hombre recto!; por lo tanto, fueron guiados por el Espíritu para enviarlo allí).
23 El cual, cuando llegó, y vio la gracia de Dios (se refiere a que Bernabé vio las vidas cambiadas de estos Gentiles), se regocijó; y exhortó a todos a que permaneciesen en su firme propósito de corazón, fieles al Señor (sea guiado por el Espíritu Santo).
24 Porque era varón bueno (esto es lo que dijo el Espíritu Santo), y lleno del Espíritu Santo y de Fe (describe a Bernabé de la misma manera que a Esteban [Hch. 6:5]): y muchas personas fueron agregadas al Señor (muchos Judíos y los Gentiles venían a Cristo).
25 Después partió Bernabé a Tarso a buscar a Saulo (es uno de los Versículos más importantes en la totalidad de la Palabra de Dios; el Espíritu Santo lo guió a hacer esto; también, el Texto implica que él tuvo un poco de dificultad en la búsqueda de Pablo; fue cerca del año 43 d.C., unos diez años después de la Crucifixión):
26 Y hallado, le trajo a Antioquía. Y reuniéndose todo un año allí con la Iglesia, y enseñaron a mucha gente (podría haber señalado el comienzo de la enseñanza del Nuevo Convenio como Cristo se la dio a Pablo). Y los Discípulos fueron llamados Cristianos primeramente en Antioquía (del mundo exterior, recibieron el nombre de “Cristianos,” como seguidores de Cristo, y lo aceptaron [Hch. 26:28; I Ped. 4:16]).
27 Y en aquellos días descendieron de Jerusalén Profetas a Antioquía (es probable que se refiera al final del año que pasó Pablo y Bernabé en Antioquía).
28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo (se refiere a Agabo que da una Declaración Profética, como también lo hizo en Hch. 21:10), daba a entender por el Espíritu, que había de haber una gran hambre en toda la Tierra habitada (el mundo conocido de aquel día): la cual hubo en tiempo de Claudio (el Espíritu Santo los informó de esto por algun motivo, como lo veremos).
29 Entonces los Discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar una colaboración de socorro a los hermanos que habitaban en Judea (había ya gran privación en Jerusalén debido a millares de Creyentes excomulgados de la Sinagoga, y ahora esta sequía añadía más tensión, como era obvio):
30 Lo cual asimismo hicieron, enviándolo a los Ancianos por mano de Bernabé y de Saulo (llevaron la ofrenda a Jerusalén).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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